2. Una revista, un periódico, una publicidad, un ticket de la
compra, un prospecto de un medicamento, una novela;
cualquier texto sirve para practicar la lectura.
Este hábito, te convertirá sin que te des cuenta en una
persona enriquecida gramaticalmente y con un
vocabulario más amplio del que disponías antes.
Estoy convencida de que una persona lectora aprende a
escribir mejor. Esto es así porque un lector habitual
repasa, inevitablemente, las formas correctas de todos
los vocablos que lee y su cerebro las percibe y las
recuerda en el momento en que las va a plasmar en un
soporte.
<< Redactar correctamente es un problema técnico que
debe resolverse correctamente antes de que se
convierta en un problema psicológico. >>
3. Deberías hacer uso de las nuevas tecnologías y los avances
informáticos para mejorar y facilitar la escritura.
Hoy en día existen instrumentos que permiten una escritura
rápida y una revisión exhaustiva del texto sin realizar
esfuerzos físicos.
¿Para qué arriesgarnos a entregar un escrito mal redactado o
con errores evidentes?
<< Por primera vez en la historia de la escritura, se puede
escribir casi a la misma velocidad con que se piensa: sin
preocuparse de las faltas. [...] Con el ordenador transcribes
en la pantalla al mismo tiempo todas tus ideas sobre un
tema. ¡Es la realización de la escritura automática de los
surrealistas! Tienes delante tu pensamiento, en bruto. >>
4. Antes de obtener un texto final, existe un proceso
básico y primordial en el que enumeras ideas clave a
través de métodos conocidos:
esquemas, listados, mapas, etc.
Si el autor no es capaz de ordenar y clasificar los
puntos clave sobre los que quiere escribir, ¿cómo
será capaz de redactar un escrito que transmita esas
ideas a los lectores?
Los procedimientos que destaca Cassany para la
práctica de la escritura y el desarrollo de la
creatividad son: los diarios personales, los mapas y
redes, los enunciados ante problemas, los torbellinos
de ideas, la fórmula de la estrella o el cubo para
explorar un tema y la escritura libre.
5. Toda persona tiene que tener unas capacidades básicas para
poder escribir y transmitir ideas.
Debemos tener claro el propósito del escrito que vamos a
realizar, lo que queremos conseguir, que reacción queremos
causar en el receptor, que tipo de personas leerán el
texto, tener en cuenta el conocimiento que tienen del tema…
Existen determinados elementos que harán que nuestro texto
sea inteligible y fácil de leer: la extensión de las frases, la
concreción del tema (cuanto más concreto más
comprensible), la ausencia de terminología específica, el uso
de un estilo llano y asequible para todos, el bajo grado de
abstracción, una sintaxis sencilla.
<< La lengua es — debe ser— lo bastante dúctil y maleable
para expresar cualquier dato con palabras comprensibles. >>
6. Respetar con la escritura al igual que se hace de palabra o de
acción es fundamental.
El lenguaje que utilicemos a la hora de crear un texto debe ser
respetuoso con todo el mundo y para ello, tenemos que
eliminar vicios impuestos por la sociedad: evitar vocablos
sexistas, redactar frases sin prejuicios, eliminar el tono
discriminatorio, ser respetuoso con colectividades, razas,
minorías étnicas, profesiones, etc.
Con el lenguaje transmitimos (aunque sea de forma
inconsciente) una ideología.
<< Se trata de eliminar del habla expresiones como un trabajo
de chinos, es un gitano, habla como un perro, etc.; o de
sustituir los negro, maricón, moro o subnormal corrientes por
los correspondientes africano (o afroamericano, caribeño,
etc.), gay, árabe y disminuido. >>
7. Estructura el texto de forma que esté ordenado, que siga una línea
argumental lógica, cronológica y jerárquica para que el lector se
quede con las ideas clave sin agobiarse, perderse o confundirse
mientras avanza en su lectura.
Un texto con un esqueleto sólido contiene una introducción, un
desarrollo / argumentación y una conclusión / resultado.
Además debemos dotar a nuestro escrito de determinadas partes
diferenciadas para que sea más fácil su lectura visual: títulos o
cabeceras, capítulos o apartados, subapartados, párrafos y frases.
<< Por un lado, la capacidad media de la memoria a corto plazo es de
15 palabras; o sea, nuestra capacidad para recordar palabras,
mientras leemos, durante unos pocos segundos, es muy limitada.
Esto significa que cuando nos encontramos con un período largo, con
incisos también extensos, nuestra memoria se sobrecarga, no puede
retener todas las palabras y perdemos el hilo de la prosa. >>
8. La utilización de ejemplos o casos reales en
nuestro texto, hace que este sea más
comprensible e incluso nos ayuda a persuadir
o influir en la opinión del lector.
9. Una buena adaptación de los puntos ortográficos
en el texto ayuda a la lectura y a la comprensión.
Saber separar los conceptos mediante
comas, usar el punto y aparte o seguido de forma
adecuada, es importante para que el escrito
adquiera una forma clara y concisa.
Los signos de puntuación mal utilizados pueden
influir cambiando completamente el significado
de un escrito.
Hay que intentar no abusar, ni prescindir de los
signos de puntuación.
10. En primer lugar, hay que construir las frases en
un estilo activo y no pasivo, para evitar
recarga y pesadez en el texto.
Otros elementos para favorecer la lectura
dinámica son: jugar con las oposiciones y los
paralelismos, conectar el discurso con la
experiencia del lector, la presentación del
texto (diversidad de tipografía, tamaños,
disposición), el uso de información gráfica,
etc.
11. Tenemos que corregir poco a poco las malas
costumbres que tenemos a la hora de
escribir.
Yo, por ejemplo, escribiendo este decálogo he
revisado todo el texto una vez escrito y he
corregido varias negaciones que había usado
y complicaban la lectura.
He evitado las construcciones con el gerundio
para no recargar y una extensión demasiado
larga de las frases.