2. 1Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
2«Levántate y desciende a casa del alfarero, y allí te
haré oír mis palabras». 3Descendí a casa del alfarero,
y hallé que él estaba trabajando en el torno. 4Cuando
la vasija que estaba haciendo le salía mal, volvía a
hacer otro con el mismo barro, hasta que quedaba
como él quería 5Entonces vino a mí palabra de
Jehová, diciendo: 6« ¿No podré yo hacer con
vosotros como este alfarero, casa de Israel?, dice
Jehová. Ustedes son en mis manos como el barro en
las manos del alfarero.
Jeremías 18: 1-6
3. Los hombres pasan por un proceso académico para
convertirse en profesionales. Después de hacer una
carrera se especializan en postgrados y maestrías, y
doctorados, a fin de complementar sus conocimientos
y poder servir mejor en su área.
De igual manera. Para ser un hombre de Dios hay que
pasar por el proceso de Dios.
*Repita conmigo: "Yo soy el Barro y Dios
es el Alfarero"
4. Durante el desarrollo de este sermón me propongo
abarcar tres áreas relacionadas con el proceso por el
que pasa un hombre para convertirse en hombre de
Dios.
5. Muchas veces tenemos buenas ideas, pero no son las ideas
de Dios, por ende no debemos tomar decisiones por
nuestras buenas ideas. Necesitamos tomar decisiones
fundamentadas en la perfecta voluntad de Dios.
5Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia
inteligencia. 6Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y
él te llevará por el camino recto.
Proverbios 3:5-6
El consejo es confiar o fiarse del Señor y no en nuestra
inteligencia, ideas, capacidad o habilidades.
6. En la trayectoria de la vida cristiana encontramos cristianos cansados,
agobiados, fatigados y rendidos. Todo esto ha pasado por no esperar
paciente en Dios y dejar que el decida o escoja lo mejor para nosotros
Salmo 37:23 El Señor dirige los pasos del hombre y lo pone en el camino
que a él le agrada;
Dejar que Dios escoja por o con nosotros es la mejor decisión pues El
sabe más que nosotros lo que nos conviene Señor, yo sé que el
hombre no es dueño de su vida, que no tiene dominio sobre su
destino, estas las palabras de Jeremías. Aunque el también lo expresa
así...
Jeremías 10: 23 ¡Conozco, Jehová, que el hombre no es señor de su
camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos!
7. Nuestras vidas contienen un tesoro, pero necesitamos
dejar que Dios moldee el barro, le de forma y use el
tesoro para su gloria.
Al observar la escritura introductoria nos damos cuenta
de cinco cosas básicas que tiene que hacer para poder
terminar una vasija. El Alfarero realiza su obra de arte
mediante el siguiente proceso:
8. Toma la Tierra: Muchas veces nos sentimos fracasados,
derrotados y llega la frustración a nosotros. Pensamos casi
siempre que no nos dan la oportunidad, pero el problema
somos nosotros mismo (Tu y Yo), pues somos barro y no les
damos la oportunidad al alfarero de que nos formes, en
cambio somos: Impetuosos, altivos, arrogantes,
irrespetuosos, y desobedientes. No podremos ser usados por
Dios en esta condición. Muchas veces culpamos a otros de lo
que esta pasando, pero es que Dios – el alfarero esta
trabajando en el barro – nuestro carácter- para darle forma.
Mezcla el Barro con el Agua: Nosotros somos el barro el Espíritu
Santo es el agua. Como barro al fin necesitamos dejar que el
alfarero nos mezcle con el agua y nos ablande y de forma.
Esto es parte del proceso de Dios.
9. Lleva el barro a la Rueda: Este es el instrumento que usa
el alfarero para darle forma a la vasija, ella gira pero el
esta ahí. Aunque todo este dando vuelta a tu rededor,
no te preocupes el alfarero – Dios – esta ahí. Esta
trabajando en el barro - en tu carácter- para darle
forma, embellecerlo, hacerlo una vasija útil que el
pueda manejar... si quieres ser útil en la obra de Dios
tienes que pasar por el proceso de Dios.
Muchas veces pasamos por fuerte dolor y amargura para
resolver algún problema, cuando Dios pudo resolverlo
en menos tiempo y con menos dolor – más rápido. Las
circunstancias adversas son parte del proceso por el
que nos Dios en la rueda.
10. Lleva la Vasija al Horno: Esta parte es símbolo de muchas
pruebas, dificultades, problemas de toda índole. Es un
tiempo de fuego vivo. Pero para poder terminar la vasija, el
alfarero la tiene que llevar al horno, es allí donde se
perfecciona, y adquiere la capacidad de no romperse.
La Usa o la Pone en el Exhibidor: Siendo que el alfarero es el
creador, formador y dueño de la vasija, tiene la opción de
usarla o dejarla por un tiempo en el estante, hasta que el
crea prudente darle uso. Puede ser que esa vasija
permanezca por largo tiempo en el estante, pero será
usada cuando llegue el tiempo de Dios – el alfarero. En
Dios todo se hace acorde con el cumplimiento de los
tiempos, su tiempo.
11. Jeremías visita la casa del alfarero a petición de Dios.
Allí aprende que el alfarero rechaza de vez en
cuando alguna vasija debido a su pobre calidad. Así
actúa también Dios como soberano sobre el pueblo
de Judá. Lo que el alfarero hace, depende de la
calidad del barro; lo que hace Dios con su pueblo,
depende de la forma como éste responde al llamado
divino. El barro puede frustrar las intenciones del
alfarero y obligarlo a rehacer la vasija.
12. Lo mismo que la calidad del barro limita lo que el alfarero
puede crear, de la calidad de la gente depende lo que Dios
puede hacer con ella. Se echó a perder: Equivale a la
misma palabra hebrea usada en el caso del cinto de lino en
13.7, donde se traduce como «podrido». El barro no
satisfacía las intenciones del alfarero. Según le pareció
mejor: Podía hacer algo distinto con el barro.
Conforme el alfarero moldeaba o daba forma a la vasija de
barro en su rueda, a menudo iban apareciendo los
defectos. El alfarero tenía poder sobre el barro, para dejar
los defectos o para volver a moldear la vasija. Asimismo,
Dios tenía poder para volver a dar forma a la nación y
conformarla según sus propósitos.
13. Nuestra estrategia no debería ser volvernos inconscientes ni
pasivos (un aspecto del barro), sino con voluntad y receptivos
al impacto de Dios en nosotros. En la medida que se lo
permitimos, Dios vuelve a darnos forma para que seamos
vasijas valiosas.