La enfermedad de Osgood-Schlatter afecta principalmente a adolescentes entre 11 y 14 años y se caracteriza por dolor e inflamación en la inserción del tendón patelar en la tibia causada por sobrecarga repetitiva durante el crecimiento. El tratamiento incluye descanso, crioterapia, rehabilitación y fortalecimiento muscular para aliviar los síntomas y prevenir recidivas.
1. Enfermedad de Osgood-Schlatter – por Camilo Azar Saba
• Esta patología se caracteriza por un dolor en la zona baja de la rodilla y aparece al realizar
actividad física que exigen flexión y extensión de rodilla en forma persistente. Es habitual
en adolescentes, especialmente entre los 11 y 14 años. Se debe restringir o disminuir la
actividad física por un período de tiempo.
No es para alarmarse ni preocuparse, pero sí se debe poner atención cuando esta patología se
presenta en nuestros hijos, especialmente cuando practican mucho deporte o son muy activos.
La enfermedad de Osgood-Schlatter u osteocondrosis afecta mayormente a los varones (70%) por
sobre las mujeres. Lo que se observa es que produce una inflamación dolorosa en la inserción
distal del tendón patelar, en la parte frontal y superior de la tibia (tuberosidad tibial). En esta zona
se genera una inflamación por tracción del tendón patelar en la aun inmadura tuberosidad de la
tibia, lo que se manifiesta como un cuadro clínico que es doloroso.
Es muy habitual asociarla a la etapa de crecimiento del adolescente. Hay un crecimiento muy
rápido de distintas estructuras que aún no tienen una madurez suficiente para resistir las
demandas mecánicas a la cual está siendo sometida la inserción en tibia del tendón patelar. Es
decir, hay un pequeño desfase entre el crecimiento óseo y el crecimiento de las partes blandas
(tendones), y se generan pequeñas lesiones ocasionadas por la sobrecarga repetitiva, antes de que
se complete el crecimiento del menor.
Otro factor a considerar, además, es la falta de elongación de los músculos que se encuentran en
las zonas anterior y posterior del muslo respectivo lo que favorece la tracción excesiva en sus
inserciones del tendón patelar.
Síntomas
Inflamación de la zona frontal de la rodilla, que genera dolor y que empeorará al correr, saltar o
agacharse. Puede presentarse en una o ambas rodillas.
Diagnóstico
Primero existe un diagnóstico clínico por parte del médico tras evaluar al adolescente y comprobar
la zona que genera dolor. Para confirmarlo, se deben realizar radiografías para ver si existe alguna
alteración ósea u otras patologias de mayor importancia.
Exámenes
El examen clínico y radiografía, son los más habituales y que son necesarios para confirmar el
diagnóstico. Si no hay mucha claridad, se puede pedir una ecografía o resonancia magnética.
2. Tratamiento
Lo primero que debemos hacer es disminuir la carga de actividad física por un tiempo, se debe dar
el reposo necesario y así disminuir paulatinamente las molestias. Sin embargo, se le debe explicar
bien al niño que debe cuidar su rodilla y que las molestias pueden presentarse a futuro
ocasionalmente, pero que serán propias durante su etapa de crecimiento y que manejándola
adecuadamente, no generarán mayores inconvenientes.
Además de bajar las cargas de actividad física, se debe comenzar con un trabajo de rehabilitación
kinésica, acompañado de crioterapia (hielo en la zona afectada, 2 a 4 veces al día) y realizar un
trabajo de balance muscular en ambas piernas. Resultará muy importante darle flexibilidad y
elongación a la zona muscular de la parte posterior del muslo y al aparato extensor de las rodillas.
Prevención
Fundamental resultará que los adolescentes que realizan mucha actividad física, le dediquen
tiempo a la elongación en forma regular, tanto antes como después del ejercicio y así ayudar a
prevenir una serie de lesiones.
Complicación
Alguna complicación mayor tras este tipo de lesión es infrecuente. Lo más habitual es que quede
una zona aumentada de volumen y que pueda generar dolor al estar de rodilla cargado la zona
sobre alguna superficie.
Ocasionalmente persisten pequeñas zonas óseas desprendidas del núcleo de osificación de la
tuberosidad anterior de la tibia que deben ser extirpadas en la edad adulta si las molestias locales
así lo aconsejan.
Puede presentarse, además, una alteración en el núcleo de crecimiento en la zona proximal de la
tibia, que podria generar crecimiento anómalo de la tibia llevando a la rodilla a un recurvatum,
pero es muy poco habitual.
Camilo Azar Saba, médico traumatólogo Clínica MEDS.