Este documento proporciona información biográfica sobre Santa Rosa de Lima. Nació en Lima, Perú en 1586 y se dedicó a una vida de piedad y virtud desde temprana edad. Ingresó a la tercera orden de Santo Domingo y vivió recluida en una cabaña donde practicaba penitencias y oración. Falleció en 1617 a la edad de 31 años. Fue canonizada en 1671 y es patrona de América, Perú y Filipinas.
1. SANTA ROSA DE LIMA, Virgen
"Rosa de Santa María"
Patrona de América, Perú y las Filipinas
Fiesta: 30 de agosto
Biografía | Escritos de la santa | Enlace recomendado
El amor Cristiano
El día en que su madre le reprendió por atender en la casa a pobres y enfermos, Santa Rosa de
Lima le contestó: "Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús. No debemos
cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Jesús".
-Catecismo de la Iglesia Católica, 2449
En Breve
Nació en Lima (Perú) el año 1586; cuando vivía en su casa, se dedicó ya a una vida de piedad y de
virtud, y, cuando vistió el hábito de la tercera Orden de santo Domingo, hizo grandes progresos en
el camino de la penitencia y de la contemplación mística. Murió el día 24 de agosto del año 1617.
Biografía
Rosa de Lima, la primera santa americana canonizada, nació de ascendencia española en la capital
del Perú en 1586. Sus humildes padres son Gaspar de Flores y María de Oliva.
2. Aunque la niña fue bautizada con el nombre de Isabel, se la llamaba comúnmente Rosa y ése fue
el único nombre que le impuso en la Confirmación el arzobispo de Lima, Santo Toribio. Rosa tomó
a Santa Catalina de Siena por modelo, a pesar de la oposición y las burlas de sus padres y amigos.
En cierta ocasión, su madre le coronó con una guirnalda de flores para lucirla ante algunas visitas y
Rosa se clavó una de las horquillas de la guirnalda en la cabeza, con la intención de hacer
penitencia por aquella vanidad, de suerte que tuvo después bastante dificultad en quitársela.
Como las gentes alababan frecuentemente su belleza, Rosa solía restregarse la piel con pimienta
para desfigurarse y no ser ocasión de tentaciones para nadie.
Santa Rosa de Lima
Una dama le hizo un día ciertos cumplimientos acerca de la suavidad de la piel de sus manos y de
la finura de sus dedos; inmediatamente la santa se talló las manos con barro, a consecuencia de lo
cual no pudo vestirse por sí misma en un mes. Estas y otras austeridades aún más sorprendentes
la prepararon a la lucha contra los peligros exteriores y contra sus propios sentidos. Pero Rosa
sabía muy bien que todo ello sería inútil si no desterraba de su corazón todo amor propio, cuya
fuente es el orgullo, pues esa pasión es capaz de esconderse aun en la oración y el ayuno. Así
pues, se dedicó a atacar el amor propio mediante la humildad, la obediencia y la abnegación de la
voluntad propia.
Aunque era capaz de oponerse a sus padres por una causa justa, jamás los desobedeció ni se
apartó de la más escrupulosa obediencia y paciencia en las dificultades y contradicciones.
Rosa tuvo que sufrir enormemente por parte de quienes no la comprendían.
El padre de Rosa fracasó en la explotación de una mina, y la familia se vio en circunstancias
económicas difíciles. Rosa trabajaba el día entero en el huerto, cosía una parte de la noche y en
esa forma ayudaba al sostenimiento de la familia. La santa estaba contenta con su suerte y jamás
hubiese intentado cambiarla, si sus padres no hubiesen querido inducirla a casarse. Rosa luchó
contra ellos diez años e hizo voto de virginidad para confirmar su resolución de vivir consagrada al
Señor.
3. Al cabo de esos años, ingresó en la tercera orden de Santo Domingo, imitando así a Santa Catalina
de Siena. A partir de entonces, se recluyó prácticamente en una cabaña que había construido en el
huerto. Llevaba sobre la cabeza una cinta de plata, cuyo interior era lleno de puntas sirviendo así
como una corona de espinas. Su amor de Dios era tan ardiente que, cuando hablaba de El,
cambiaba el tono de su voz y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que
embargaba su alma. Ese fenómeno se manifestaba, sobre todo, cuando la santa se hallaba en
presencia del Santísimo Sacramento o cuando en la comunión unía su corazón a la Fuente del
Amor.
Extraordinarias pruebas y gracias.
Dios concedió a su sierva gracias extraordinarias, pero también permitió que sufriese durante
quince años la persecución de sus amigos y conocidos, en tanto que su alma se veía sumida en la
más profunda desolación espiritual.
El demonio la molestaba con violentas tentaciones. El único consejo que supieron darle aquellos a
quienes consultó fue que comiese y durmiese más. Más tarde, una comisión de sacerdotes y
médicos examinó a la santa y dictaminó que sus experiencias eran realmente sobrenaturales.
Rosa pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa, un empleado del
gobierno, cuya esposa le tenía particular cariño. Durante la penosa y larga enfermedad que
precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero
auméntame en la misma medida tu amor".
Dios la llamó a Sí el 24 de agosto de 1617, a los treinta y un años de edad. El capítulo, el senado y
otros dignatarios de la ciudad se turnaron para transportar su cuerpo al sepulcro.
El Papa Clemente X la canonizó en 1671.
Aunque no todos pueden imitar algunas de sus prácticas ascéticas, ciertamente nos reta a todos a
entregarnos con mas pasión al amado, Jesucristo. Es esa pasión de amor la que nos debe mover a
vivir nuestra santidad abrazando nuestra vocación con todo el corazón, ya sea en el mundo, en el
desierto o en el claustro.
4. De los escritos de santa Rosa de Lima.
El salvador levantó la voz y dijo, con incomparable majestad:
"¡Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación.
Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al
colmo de la gracia. Comprendan que, conforme al acre-
centamiento de los trabajos, se aumenta juntamente la
medida de los carismas. Que nadie se engañe: esta es
la única verdadera escala del paraíso, y fuera de la cruz
no hay camino por donde se pueda subir al cielo!"
Oídas estas palabras, me sobrevino un impetu pode-
roso de ponerme en medio de la plaza para gritar con
grandes clamores, diciendo a todas las personas, de cual-
quier edad, sexo, estado y condición que fuesen:
"Oíd pueblos, oíd, todo género de gentes: de parte de
Cristo y con palabras tomadas de su misma boca, yo os
aviso: Que no se adquiere gracia sin padecer aflicciones;
hay necesidad de trabajos y más trabajos, para conse-
guir la participación íntima de la divina naturaleza, la
gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del
alma."
Este mismo estímulo me impulsaba impetuosamente
a predicar la hermosura de la divina gracia, me angus-
tiaba y me hacía sudar y anhelar. Me parecía que ya no
podía el alma detenerse en la cárcel del cuerpo, sino que
5. se había de romper la prisión y, libre y sola, con más
agilidad se había de ir por el mundo, dando voces:
"¡Oh, si conociesen los mortales qué gran cosa es la
gracia, qué hermosa, qué noble, qué preciosa, cuántas ri-
quezas esconde en sí, cuántos tesoros, cuántos júbilos y
delicias! Sin duda emplearían toda su diligencia, afanes
y desvelos en buscar penas y aflicciones; andarían todos
por el mundo en busca de molestias, enfermedades y
tormentos, en vez de aventuras, por conseguir el tesoro
último de la constancia en el sufrimiento. Nadie se que-
jaría de la cruz ni de los trabajos que le caen en suerte,
si conocieran las balanzas donde se pesan para repartir-
los entre los hombres."
Biografía resumida de Santa Rosa de Lima
Santa Rosa nació en Lima el 30 de abril de 1586, y fue bautizada con el nombre de Isabel Flores de
Oliva . Sus padres fueron el soldado español Gaspar Flores y la costurera huanuqueña María de
Oliva. A los tres meses de nacida su madre comenzó a llamarle Rosa al verla tan hermosa como
una flor. Desde pequeña sintió una fuerte vocación religiosa, por lo que oraba y ayunaba con
mucha frecuencia.
A los diez años se trasladó con su familia al pueblo que Quives, en la sierra de Lima, y allí recibió el
sacramento de la confirmación de Santo Toribio de Mogrovejo. Sus biógrafos sostienen que su
estancia en esta localidad andina le dejó imborrables recuerdos de los sufrimientos de los
indígenas en las minas y obrajes que administraba su padre.
A los 15 años regresó a Lima, y a los 20 se incorporó como Terciaria del Convento de Santo
Domingo. Fue muy devota de Santa Catalina de Siena, y así como ella castigaba su cuerpo con
6. rudos castigos y penitencias. Creía que así acompañaba la pasión de Cristo y el sufrimiento de los
indígenas del Virreinato del Perú.
En su casa del barrio de Malambo ayudaba en la economía familiar hilando y bordando hermosas
prendas para su venta. Su madre la llamaba "linda costurera". Siempre trabajaba haciendo cantos
y alabanzas para Dios, la Virgen María y el Niño Jesús. También acudía a los hospitales para
atender a los pacientes. Incluso convenció a sus padres para cuidar a los enfermos en su propia
casa.
Falleció en Lima el 24 de agosto de 1617, a la edad de 31 años. Al parecer fue por una tuberculosis.
En 1671, el Papa Clemente X la canonizó como Santa Rosa de Santa María, Patrona de las Américas
y las islas Filipinas.