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Formas musicales clásicas<br />Las grandes obras de la música instrumental clásica responden básicamente a tres tipos o formas de composición: Sonata, concierto y sinfonía.<br />Lo esencial de la música clásica es el respeto a las formas, a la ley y a la norma, dado que, para llegar a esa perfección que pretende el Clasicismo, lo primero que hay que hacer es respetar las leyes musicales. <br />La sonata<br />Sonata (del italiano quot;
suonarequot;
, sonar), composición musical para uno o más instrumentos. Por una parte, el término forma sonata se refiere a la estructura musical de los primeros movimientos de las sonatas y de los géneros relacionados con ella en los siglos XVIII y XIX. <br />Pero también desde mediados del siglo XVIII, el término sonata ha sido utilizado generalmente para las obras de tres o cuatro movimientos para uno o dos instrumentos, como sucede en las sonatas para piano (solista) o con la sonata para violín (para violín con un instrumento de teclado). <br />Se suelen usar términos distintos al de sonata en obras que presentan la misma disposición pero que están compuestas para otras combinaciones instrumentales; por ejemplo, la sonata para orquesta se llama sinfonía, la sonata para un instrumento solista se llama concierto, y la sonata para cuarteto de cuerdas se llama cuarteto de cuerdas.<br />La sonata proveniente de algunas formas musicales anteriores, es una pieza musical para ser ejecutada por un instrumento de teclado, o por violín acompañado de teclado, integrada por tres o cuatro movimientos; de los cuales el primero es en un tiempo medianamente rápido, el intermedio lento y el final francamente rápido. Los principales autores clásicos de sonatas son Beethoven y Chopin. Una forma especial de sonata es aquella en que en vez de un único instrumento participan varios, preferentemente tres, conformando el trío.<br />El concierto<br />Con una estructura de movimientos similar a la de la sonata, el concierto es ejecutado por un instrumento solista — por lo general piano o violín, aunque los hay de instrumentos de viento como el óboe — acompañado por orquesta sinfónica. Originado en los formatos del concerto grosso (en que participaba un conjunto de instrumentos de cuerdas de los que se destacaba un grupo más pequeño o concertino)<br />El concierto clásico se fundamenta en la existencia de instrumentistas sumamente virtuosos, que a menudo eran los propios compositores. De tal manera, su estructura de diálogo y contrapunto entre el solista y la orquesta, ha dado nacimiento a piezas de extraordinaria belleza musical. Los principales autores de conciertos han sido Mozart, Beethoven, Liszt, Paganini, Tchaicowsky, Grieg, Mendelsshon, Rajmaninov, y Schumann.<br />La sinfonía<br />Sinfonía (del griego, syn, 'juntos'; phone, 'sonido'), en música, composición orquestal que suele constar de cuatro secciones contrastantes llamadas movimientos y, en algunas ocasiones, tiempos. La denominación se aplicó por primera vez en el siglo XVI a los interludios instrumentales de formas como la cantata, la ópera y el oratorio. Un ejemplo notable es la 'Sinfonía pastoral' del oratorio El Mesías (1742) de Georg Friedrich Händel. La sinfonía en su sentido moderno surge a comienzos del siglo XVIII.<br />La sinfonía es como una gran sonata para orquesta cuyo origen está en la Obertura de la ópera que tenía tres movimientos y en los experimentos instrumentales de la escuela italiana del norte, la escuela berlinesa y vienesa y la de Mannheim, que se convierten en centros de actividad sonatistica y sinfónica desde 1750 y en la que destacan compositores como Giovanni Sammartini y Johan Christian Bach.<br />También originada en formas musicales previas, y siguiendo básicamente la estructura de la sonata, la sinfonía es la culminación del arte musical instrumental. Se fundamenta en el desarrollo de la gran orquesta llamada sinfónica, en la cual se reúne un gran conjunto de instrumentos musicales — tanto de cuerdas, como de viento o de percusión — comprendiendo dos secciones de violines, y secciones de violas, violoncelos, contrabajos, flautas, óboes, clarinetes, fagotes, trompas, trompetas, trombones, tubas, timbales, percusiones y arpa. <br />En su formato más propio, se integra con tres movimientos y un final; de los cuales el primero tiene una estructura en que se exponen inicialmente un primer y luego un segundo tema, que posteriormente son desarrollados. <br />Los grandes maestros iniciales de la sinfonía fueron Haydn y Mozart, siendo su máximo exponente Beethoven en sus monumentales 9 sinfonías que constituyeron la culminación del arte musical instrumental. Sin embargo, deben mencionarse también otros grandes autores de obras sinfónicas, como Tchaicowsky, Schubert, Schumann y Mendelsshon, entre otros. <br />Compositores de barroco<br />Giovanni Gabrieli.<br />Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque de a acuerdo a un obituario de la época, al momento de su muerte tenía 56 años (o 58 años, la letra no es muy clara). Habría estudiado con su tío, Andrea Gabrieli. Siguiendo su ejemplo, durante varios años trabajó en Múnich, en la corte del duque Albrecht V, posiblemente hasta la muerte del duque en 1579. Allí habría estudiado con Orlando de Lassus, amigo de Andrea. Hacia 1584 habría sido organista suplente en San Marcos, en ausencia de Claudio Merulo, para en 1585 concursar y ganar el cargo en forma permanente. También ese año comenzó a trabajar de organista en la Scuola Grande di San Rocco. Mantendría ambos puestos hasta su muerte. A partir de la muerte de su tío le sucedió como compositor principal de San Marcos.<br />Se encargó de recopilar y editar la obra de su tío. Fruto de esos esfuerzos es la publicación de la colección Concerti en 1587 que se transformó en fuente fundamental de la música veneciana.<br />Por su parte compuso diversas obras siguiendo el estilo de su tío pero acentuando aún más los contrastes, con un mayor dramatismo y color. Al igual que otros compositores de la Escuela Veneciana, su estilo se vio notablemente influenciado por las características particulares de la iglesia de San Marco, con sus galerías separadas, por lo que los órganos y los coros se ubicaban en lados opuestos, además de la excelente acústica del lugar. Hacia 1597 publica su propia colección Sacrae symphoniae que le otorga rápida fama a nivel internacional. Se destaca la Sonata pian e forte en donde, posiblemente por primera vez, se dan indicaciones de dinámica (piano, forte) según las orquestas tocaran solas o juntas.<br />Su fama, incrementada por ediciones de su obra en Alemania, en gran parte hechas por Caspar Hassler, le atrajo gran cantidad de alumnos, fundamentalmente de ese país, entre los que se destacó Heinrich Schütz.<br />Sufriendo desde 1606 de cálculos renales, que le obligaron a dejar parte de sus responsabilidades, muere en 1612 a causa de complicaciones de la enfermedad.<br />Johann Sebastian Bach (1685-1750), que agotó todas las posibilidades de la música barroca. Su obra es la cumbre y ocaso de la música barroca, y marca el fin del periodo en Alemania y en Europa.<br />Johann Sebastian Bach<br />( HYPERLINK quot;
http://es.wikipedia.org/wiki/Alfabeto_Fon%C3%A9tico_Internacionalquot;
  quot;
Alfabeto Fonético Internacionalquot;
 IPA /joˈhan/ o /ˈjoːhan zeˈbastjan ˈbax/ en alemán) (Eisenach, Turingia, 21 de marzo de 1685 – Leipzig, 28 de julio de 1750) fue un organista, clavecinista y compositor alemán de música del Barroco, miembro de una de las familias de músicos más extraordinarias de la historia, con más de 35 compositores famosos y muchos intérpretes destacados.<br />Su reputación como organista y clavecinista era legendaria, con fama en toda Europa. Aparte del órgano y del clavecín, también tocaba el violín y la viola de gamba, además de ser el primer gran improvisador de la música de renombre.[1]<br />Su fecunda obra es considerada como la cumbre de la música barroca. Se distinguió por su profundidad intelectual, su perfección técnica y su belleza artística, y además por la síntesis de los diversos estilos internacionales de su época y del pasado y su incomparable extensión. Bach es considerado el último gran maestro del arte del contrapunto,[2] donde es la fuente de inspiración e influencia para posteriores compositores y músicos desde Mozart pasando por Schoenberg, hasta nuestros días.[1]<br />Sus obras más importantes están entre las más destacadas y trascendentales de la música clásica y de la música universal. Entre ellas cabe mencionar los Conciertos de Brandeburgo, el Clave bien temperado, la Misa en si menor, la Pasión según San Mateo, El arte de la fuga, La ofrenda musical, las Variaciones Goldberg, la Tocata y fuga en re menor, las Cantatas sacras 80, 140 y 147, el Concierto italiano, la Obertura francesa, las Suites para violonchelo solo, las Sonatas y partitas para violín solo y las Suites orquestales.[3]<br />Georg Friedrich Händel <br />(pronunciación alemana: [ ˈgeːɔɐk ˈfʁiːdʁɪç ˈhɛn.dəl ]; Halle, 23 de febrero de 1685 – Londres, 14 de abril de 1759) fue un compositor alemán, posteriormente nacionalizado inglés, considerado una de las cumbres del Barroco y uno de los más influyentes compositores de la música occidental y universal.[1] En la historia de la música, es el primer compositor moderno[2] en haber adaptado y enfocado su música para satisfacer los gustos y necesidades del público,[2] en vez de los de la nobleza y de los mecenas, como era habitual.<br />Considerado el sucesor y continuador de Henry Purcell,[3] marcó toda una era en la música inglesa[4] siendo el compositor más importante entre Purcell y Elgar en Inglaterra. Es el primer gran maestro de la música basada en la técnica de la homofonía[5] y el más grande dentro del ámbito de los géneros de la ópera seria italiana[6] y el oratorio.[7]<br />Entre sus numerosas óperas y oratorios, cabe mencionar: Agrippina (1709),[8] Rinaldo (1711),[9] Amadigi di Gaula (1715),[10] Julio César (1724),[11] Tamerlano (1724),[9] Rodelinda (1725),[9] Tolomeo (1728), Acis y Galatea (1731),[12] Poro, re dell'Indie (1731), Esther (1732),[13] Atalía (1733),[13] Orlando (1733),[9] Deborah (1733),[14] Ariodante (1735),[9] Alcina (1735),[9] El festín de Alejandro (1736),[13] Saúl (1739),[14] [13] Israel en Egipto (1739),[14] Il Allegro, il penseroso e il moderato (1740),[13] El Mesías (1741),[14] [11] [13] Samson (1743),[14] [13] Sémele (1744),[9] Hércules (1745),[13] Baltasar (1745),[13] Judas Macabeo (1746),[14] [13] Salomón (1748),[13] Susana (1749),[13] Teodora (1750)[13] y Jephtha (1751),[14] que son obras maestras de referencia obligada dentro del género.<br />Su inmenso legado musical, síntesis de los estilos alemán, italiano, francés e inglés de la primera mitad del siglo XVIII, incluye obras en prácticamente todos los géneros de su época, donde 43 óperas, 26 oratorios y un legado coral son lo más sobresaliente e importante de su producción musical.[7] [11]<br />Compositores del clasicismo<br />Wolfgangus Theophilus Mozart,<br />[](Salzburgo, Austria; 27 de enero de 1756 – Viena, Austria; 5 de diciembre de 1791), fue un compositor y pianista austriaco, maestro del Clasicismo, considerado como uno de los músicos más influyentes y destacados de la historia.<br />La obra mozartiana abarca todos los géneros musicales de su época y alcanza más de seiscientas creaciones, en su mayoría reconocidas como obras maestras de la música sinfónica, concertante, de cámara, para piano, operística y coral, logrando una popularidad y difusión universales.<br />En su niñez más temprana en Salzburgo, Mozart mostró una capacidad prodigiosa en el dominio de instrumentos de teclado y del violín. Con tan solo cinco años ya componía obras musicales y sus interpretaciones eran del aprecio de la aristocracia y realeza europea. A los diecisiete años fue contratado como músico en la corte de Salzburgo, pero su inquietud le llevó a viajar en busca de una mejor posición, siempre componiendo de forma prolífica. Durante su visita a Viena en 1781, tras ser despedido de su puesto en la corte, decidió instalarse en esta ciudad donde alcanzó la fama que mantuvo el resto de su vida, a pesar de pasar por situaciones financieras difíciles. En sus años finales, compuso muchas de sus sinfonías, conciertos y óperas más conocidas, así como su Réquiem. Las circunstancias de su temprana muerte han sido objeto de numerosas especulaciones y elevada a la categoría de mito.<br />En palabras de críticos de música como Nicholas Till, Mozart siempre aprendía vorazmente de otros músicos y desarrolló un esplendor y una madurez de estilo que abarcó desde la luz y la elegancia, a la oscuridad y la pasión —todo bien fundado por una visión de la humanidad «redimida por el arte, perdonada y reconciliada con la naturaleza y lo absoluto»—.[2] Su influencia en toda la música occidental posterior es profunda; Ludwig van Beethoven escribió sus primeras composiciones a la sombra de Mozart, de quien Joseph Haydn escribió que «la posteridad no verá tal talento otra vez en cien años».[3]<br />Wolfgang Amadeus Mozart nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo, en la actual Austria, que en esa época era un arzobispado independiente del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue el último hijo de Leopold Mozart, músico al servicio del príncipe arzobispo de Salzburgo. Leopold era el segundo maestro de capilla en la corte del arzobispo de Salzburgo y un compositor con poca relevancia, aunque fue un experimentado profesor. Su madre se llamaba Anna Maria Pertl. Debido a la altísima mortalidad infantil en la Europa de la época, de los siete hijos que tuvo el matrimonio sólo sobrevivieron Maria Anna, apodada cariñosamente Nannerl, y Wolfgang Amadeus. Fue bautizado en la catedral de San Ruperto el día después de su nacimiento con los nombres de Joannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart; a lo largo de su vida firmaría con diversas variaciones sobre su nombre original, siendo una de las más recurrentes «Wolfgang Amadè Mozart».[4]<br />La casa natal de Mozart se encuentra en la Getreidegasse n.º 9 de la ciudad de Salzburgo. Se trata de una casa que actualmente cuenta con una gran cantidad de objetos de la época e instrumentos que pertenecieron a Mozart durante su niñez. Es uno de los lugares más visitados de Salzburgo y una especie de santuario para músicos y aficionados a la música de todo el mundo.[5]<br />Leopold componía y daba clases de música. El año del nacimiento de Wolfgang publicó un exitoso tratado para la interpretación del violín titulado Versuch einer gründlichen Violinschule. Después del nacimiento de Wolfgang abandonó todo, salvo las tareas propias de su cargo, para dedicarse de manera exclusiva a la formación de su hijo. Fue exigente como padre y como profesor y en todo momento estuvo al tanto de la formación de Wolfgang, para guiarlo como hombre y como artista.<br />Nannerl y Wolfgang Amadeus mostraron desde muy pequeños facultades para la música. Nannerl comenzó a recibir clases de teclado con su padre cuando tenía siete años y su hermano, cuatro años y medio menor que ella, la miraba evidentemente fascinado. Años después de la muerte de su hermano ella rememoró:<br />A menudo pasaba mucho tiempo en el teclado, eligiendo terceras, que a él siempre le sorprendían y mostraba con placer que el sonido le gustaba. [...] En su cuarto año de edad, su padre comenzó a enseñarlo, como un juego, a interpretar unos minuetos y otras piezas en el teclado. [...] Podría tocarlo impecablemente y con la mayor delicadeza y manteniendo exactamente el tempo. [...] a la edad de cinco años ya componía pequeñas piezas, que interpretaba para su padre, al que estaban dedicadas.[4]<br />Ludwig van Beethoven<br />[](Bonn, Sacro Imperio Romano Germánico, 16 de diciembre de 1770[nota 2] – Viena, Imperio austríaco, 26 de marzo de 1827) fue un compositor, director de orquesta y pianista alemán. Su legado musical abarca, cronológicamente, desde el período clásico hasta inicios del romanticismo musical.<br />Considerado el último gran representante del clasicismo vienés (después de Christoph Willibald Gluck, Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart), Beethoven consiguió hacer trascender la música del romanticismo, influyendo en diversidad de obras musicales del siglo XIX. Su arte se expresó en numerosos géneros y aunque las sinfonías fueron la fuente principal de su popularidad internacional, su impacto resultó ser principalmente significativo en sus obras para piano y música de cámara.<br />Su producción incluye los géneros pianísticos (treinta y dos sonatas para piano), de cámara (dieciséis cuartetos de cuerda, siete tríos, diez sonatas para violín y piano), vocal (lieder y una ópera: Fidelio), concertante (cinco conciertos para piano y orquesta, uno para violín y orquesta) y orquestal (nueve sinfonías, oberturas, etc.), entre las que se encuentra el ciclo de las Nueve Sinfonías, incluyendo la Tercera Sinfonía, también llamada Eroica,[nota 3] en mi♭ mayor, la Quinta Sinfonía, en do menor y la Novena Sinfonía, en re menor (cuyo cuarto movimiento está basado en la Oda a la Alegría, escrita por Friedrich von Schiller en 1785).<br />La familia de Ludwig van Beethoven vivía bajo condiciones modestas. Su abuelo paterno, llamado también Ludwig,[nota 4] (Malinas, 1712 – 1773), era descendiente de una familia de campesinos y granjeros originarios de Brabante, en la región de Flandes (Bélgica), que se trasladaron a Bonn en el siglo XVIII. La partícula van de su nombre,[nota 5] contrario a lo que pudiera creerse, no posee orígenes nobles, mientras que Beethoven probablemente pudo haberse derivado de Betuwe, una localidad de Lieja, aunque otra hipótesis apunta a que el apellido proviene de Beeth, que quiere decir remolacha y Hoven, que es el plural de Hof, que significa granja. De esta forma, «Beethoven» vendría a significar «granjas de remolachas».[1]<br />En marzo de 1733, su abuelo emigró a Bonn, en donde trabajó como director y maestro de capilla de la orquesta del príncipe elector de Colonia. El 17 de septiembre de ese mismo año, contrajo matrimonio con Maria Josepha Phall, cuyos testigos fueron el organista van den Aeden y Johann Riechler. Su hijo y padre de Beethoven, Johann van Beethoven (1740 - 1792) era músico y tenor de la corte electoral. El 12 de noviembre de 1767, Johann se casó en la iglesia de San Remigio en Bonn con Maria Magdalena Keverich (19 de diciembre de 1746 - 1787), una joven viuda e hija de un cocinero de Tréveris. Por ese motivo, el matrimonio de sus padres contó con la oposición de su abuelo, que por aquel entonces ya era el prestigioso maestro de capilla de la corte y consideraba a la joven de una clase social inferior a la de su hijo.[1]<br />El matrimonio se trasladó al n.º 515 de la calle Bonngasse y dos años después, en 1769, nació su primer hijo, bautizado como Ludwig Maria van Beethoven. Sin embargo, apenas seis días después de su bautizo, el niño falleció. El 17 de diciembre de 1770, fue bautizado su segundo hijo, Ludwig van Beethoven, en la iglesia de San Remigio de Bonn, con el nombre de «Ludovicus van Beethoven» según se describe en el acta de bautismo. Su fecha de nacimiento, generalmente aceptada como el 16 de diciembre de 1770, no cuenta con documentación histórica que pueda respaldarla. Maria Magdalena tuvo aún cinco hijos más, de los que sólo sobrevivieron dos: Kaspar Anton Karl van Beethoven, bautizado el 8 de abril de 1774, y Nikolaus Johann van Beethoven, bautizado el 2 de octubre de 1776. Los biógrafos no tienen claras las fechas de nacimiento exactas de ninguno de los hijos de Maria Magdalena Keverich.[2]<br />Primeros años de vida<br />El archiduque Maximiliano Francisco de Austria (1756–1801), patrocinador financiero de Beethoven.<br />El padre de Beethoven estaba muy impresionado por el hecho de que Wolfgang Amadeus Mozart diese conciertos a los siete años y quería que su hijo siguiera sus pasos. Con la intención de hacer de Ludwig un nuevo niño prodigio, comenzó a enseñarle piano, órgano y clarinete a temprana edad.[3] Sin embargo, el estudio musical coartó el desarrollo afectivo del joven, que apenas se relacionaba con otros niños. En mitad de la noche, Ludwig era sacado de la cama para que tocara el piano a los conocidos de Johann, a quienes quería impresionar; esto causaba que estuviera cansado en la escuela. Ya era usual que dejara de asistir a clases y se quedara en casa para practicar música.<br />El padre era alcohólico, lo que supuso que perdiera el puesto de director de la orquesta de Bonn —puesto heredado del abuelo Ludwig—, y la madre estaba frecuentemente enferma. Aunque la relación con Johann fuera más bien distante, Ludwig amaba mucho a su madre, a la que denominaba su «mejor amiga».[3]<br />El 26 de marzo de 1778, cuando tenía siete años, Beethoven realizó su primera actuación en público en Colonia. Su padre afirmó que la edad de Ludwig era de seis años, para destacar, de esta manera, la precocidad de su hijo; por ello, siempre se creyó que Beethoven era más joven de lo que era en realidad. Debido a que el talento musical y pedagógico de su padre era limitado, Ludwig comenzó a recibir clases de otros profesores. Sus avances fueron significativos, sobre todo en la interpretación del órgano y la composición, guiado por músicos experimentados como Christian Gottlob Neefe. Neefe fue un profesor muy importante e influyente en su instrucción y supo valorar inmediatamente el nivel excepcional de Ludwig. Además de transmitirle conocimientos musicales, Neefe dio a conocer a Beethoven las obras de los pensadores más importantes, tanto antiguos como contemporáneos.[3]<br />En 1782, cuando contaba con once años de edad, Beethoven publicó su primera composición titulada Nueve variaciones sobre una Marcha de Ernst Christoph Dressler (WoO 63). Un año después, Neefe escribió en la Revista de Música acerca de su alumno: «Si continúa así, como ha comenzado, se convertirá seguramente en un segundo Wolfgang Amadeus Mozart».[4] En junio del siguiente año, Ludwig es contratado como músico en la corte del príncipe elector de Colonia Maximiliano Francisco, por recomendación de Neefe. Este puesto le permitió frecuentar la música de los viejos maestros de capilla, además de facilitarle la entrada en nuevos círculos sociales, en los que se encontraban algunos de los que serían amigos suyos durante toda su vida, como la familia Ries, los von Breuning (en cuya casa conoció a los clásicos y aprendió a amar la poesía y la literatura), el violinista Karl Amenda o el doctor Franz Gerhard Wegeler (con quien años más tarde viajaría a Viena).[3]<br />El primer viaje a Viena<br />Véase también: Mozart y Beethoven<br />Beethoven encuentra una vía de escape de la presión familiar en 1787 cuando, con 17 años, marcha a la capital austriaca apoyado por su mecenas, el conde Ferdinand von Waldstein, quien sufraga los gastos del viaje y, lo más importante, le convence de sus posibilidades de éxito. Parece que durante este viaje a Viena tuvo lugar un fugaz encuentro con Mozart. En relación a este encuentro, solo existen textos de discutible autenticidad. De cualquier modo, la leyenda dice que Mozart habría dicho: «Recuerden su nombre, este joven hará hablar al mundo».[3]<br />Al poco tiempo, su madre enfermó gravemente y su padre le pidió por carta que regresara a Bonn inmediatamente. Murió finalmente de tuberculosis el 17 de julio de 1787. Tras este hecho, su padre entró en una depresión y su dependencia del alcohol se incrementó, llegando a ser detenido y encarcelado por este hecho. Tras esto, el joven Ludwig tuvo que responsabilizarse de sus jóvenes hermanos y se vio obligado a mantenerlos, tocando el violín en una orquesta y dando clases de piano durante cinco años, mientras que su padre seguía preso. Su padre falleció finalmente el 18 de diciembre de 1792.[3]<br />De aprendiz a maestro<br />Franz Gerhard Wegeler (1765–1848), médico y amigo desde la infancia de Beethoven.<br />En 1792, el príncipe elector de Bonn volvió a financiarle un viaje a Viena, ciudad en la que permaneció el resto de su vida componiendo, tratando de alcanzar un reconocimiento social a su persona por medio del arte y sufriendo un mal particularmente terrible para él: la sordera. Allí, Beethoven recibió clases de composición con Joseph Haydn, de contrapunto con Johann Georg Albrechtsberger y Johann Baptist Schenk y de lírica con Antonio Salieri.[3]<br />Durante este período tuvo varios duelos musicales con otros pianistas. El primero fue en 1792, durante un viaje con la orquesta de la corte, en el cual tocó con Franz Sterkel, ejecutando obras de dicho compositor. En 1800, tuvo lugar el famoso duelo (en el palacio de Lobkowitz) en el que Daniel Steibelt lo retó a que tocasen juntos. En dicha ocasión, Beethoven tomó partituras de una obra de éste, modificándolas al mismo tiempo que las iba tocando, con tanta gracia que Steibelt declaró que no volvería a Viena mientras Beethoven viviera allí y abandonó la ciudad, radicándose en París.[3]<br />Con veinticuatro años publicó su primera obra importante: tres tríos para piano, violín y violonchelo (Opus 1) y el año siguiente, en 1795, realizó su primer concierto público en Viena como compositor profesional, en el que interpretó sus propias obras. Ese mismo año le propuso matrimonio a Magdalena Willman pero ésta se negó. Posteriormente, realizó una gira por Praga, Dresde, Leipzig, Berlín y Budapest. En 1796 publicó tres sonatas para piano (Opus 2). La corte, la nobleza y la Iglesia vienesas acogieron la música de Beethoven y se convirtieron en mecenas y protectoras del joven músico. Eran frecuentes las disputas entre estos estamentos y el compositor, debido al carácter fuerte e impulsivo del músico, pero este hecho le hizo granjearse un gran respeto en la ciudad. Entre sus mecenas se encontraban personalidades como el príncipe Karl von Lichnowsky y el barón Gottfried van Swieten.[3] Por esa época se desligó de Haydn, con el que no coincidía musicalmente pero a quien, a pesar de esto, dedicó los tres tríos.<br />En 1800, Beethoven organizó un nuevo concierto en Viena en el que realizó la presentación de su Primera Sinfonía. Su actividad musical iba en aumento y también impartió clases de piano entre las jóvenes aristócratas, con las que mantuvo romances esporádicos. Al año siguiente, Beethoven se confesó preocupado por su creciente sordera a su amigo Wegeler. En Heiligenstadt, el año siguiente escribió el conocido Testamento de Heiligenstadt, en el que expresa su desesperación y disgusto ante la injusticia de que un músico pudiera volverse sordo, algo que no podía concebir ni soportar. Incluso llegó a plantearse el suicidio, pero la música y su fuerte convicción de que podía hacer una gran aportación al género hicieron que siguiera adelante. En dicho testamento escribió que sabía que todavía tenía mucha música por descubrir, explorar y concretar.[3]<br />Su música inicial, fresca y ligera, cambió para convertirse en épica y turbulenta, acorde con los tiempos revolucionarios que vivía Europa. Eran años en que las potencias monárquicas europeas se habían aliado para derrotar a la Francia revolucionaria. En una deslumbrante campaña en el norte de Italia, en la que el ejército austríaco fue derrotado, adquirió notoriedad Napoleón Bonaparte, que se convirtió en un ídolo entre los sectores progresistas. De esta época son la Sonata para piano n.º 8, llamada Patética, y la Sonata para piano n.º 14, llamada Claro de luna. Su Tercera Sinfonía, llamada la Eroica, estaba escrita en un principio en «memoria de un gran hombre», Napoleón, que era visto en ese momento como un liberador de su pueblo. Cuando se declaró a sí mismo Emperador, Beethoven se enfureció y borró violentamente el nombre de Napoleón de la primera página de la partitura. La Eroica se estrenó finalmente el 7 de abril de 1805.[3]<br />Éxito y sufrimiento<br />Beethoven hacia 1804, en la época de la Sonata Appassionata y de Fidelio. Decidido a «agarrar el destino por el cuello», compuso en el periodo de 1802 a 1812 una serie de obras brillantes y enérgicas características de su estilo «heroico».<br />Muy pronto, Beethoven dejó de necesitar los conciertos y recitales en los salones de la corte para sobrevivir. Los editores se disputaban sus obras; además, la aristocracia austriaca, quizás avergonzada por la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart en la pobreza, le asignó una pensión anual. Debido a la pérdida de sus capacidades auditivas, se entregó a una febril actividad creadora, y, a la par, sufrió penalidades personales producidas por dos desengaños amorosos. No llegó a casarse nunca, pero se le atribuyen varios romances, sobre todo entre damas de la nobleza. Antonie von Birkenstock, casada con el banquero alemán Franz Brentano, fue uno de los grandes amores de su vida.[5]<br />Entre 1804 y 1807, estuvo enamorado de la joven y bella condesa Josephine Brunswick, viuda de Joseph Graf Deym. Su amor era correspondido por parte de la condesa pero éste no pudo concretarse debido a las rígidas restricciones sociales de la época y la estricta separación entre la nobleza y el vulgo, por lo que la relación cesó. Durante este período, Beethoven había terminado Leonore, su única ópera. Compuso hasta cuatro oberturas diferentes y finalmente cambió el nombre de dicha ópera a Fidelio, en contra de sus deseos. El 20 de noviembre de 1805 fue la fecha de la primera representación, que tuvo poca afluencia de público, ya que esa misma semana las tropas de Napoleón habían entrado por primera vez en Viena. En los años siguientes, Beethoven incrementó su actividad creadora y compuso muchas obras, entre ellas la Quinta Sinfonía, la Sinfonía Pastoral, la Obertura Coriolano y la bagatela para piano Para Elisa.[3]<br />Sus apariciones en público eran cada vez más infrecuentes. El 22 de diciembre de 1808 Beethoven dio uno de sus últimos conciertos en vivo, en una larga jornada que incluyó el estreno de la Fantasía para piano, orquesta y coro Op. 80, las sinfonías Quinta y Sexta, el Concierto para piano n.º 4 Op. 58, el aria Ah perfido! y tres movimientos de la Misa en do mayor Op. 86. Tuvo como alumno al archiduque Johann Joseph Rainer Rudolph, hermano del emperador, y eventualmente se convirtió también en su más grande benefactor. En 1809, Beethoven no estaba conforme con su situación en Viena, especialmente bajo el aspecto económico. Entonces se planteó la invitación de Jerónimo Bonaparte, para dejar Viena y trasladarse a Holanda. Su vieja amiga la condesa Anna Marie Erdödy, logró convencer a Beethoven para que se mantuviera en Viena con la ayuda de sus más ricos admiradores, entre los que se encontraban el archiduque Rudolf, el príncipe Lobkowitz y el príncipe Kinsky, que ofrecieron a Beethoven una pensión anual de 4.000 florines, lo que le permitió vivir sin preocupaciones económicas. La única condición que le pusieron fue no abandonar la ciudad de Viena, condición aceptada por el compositor. Dicha pensión lo convirtió en el primer artista y compositor independiente de la historia, ya que anteriormente los músicos y compositores (Bach, Haydn y Mozart incluidos) eran sirvientes en las casas de la aristocracia, formando parte de su personal doméstico y componiendo e interpretando según sus amos les pedían. En cambio, las condiciones del arreglo al que llegó Beethoven con sus benefactores daban libertad al compositor de componer lo que él quisiera, bajo demanda o no, y cuando él quisiera.[3]<br />El incidente de Teplice<br />El encuentro en Teplice: al parecer, cuando paseaban Beethoven y Goethe por la alameda de este balneario, se encontraron a la emperatriz con su familia. El compositor siguió su paseo sin pararse a saludar. Esta imagen es una recreación posterior de Carl Rohling.<br />En 1812, Beethoven se traslada al balneario de Teplice y durante su estancia escribió la carta Amada inmortal, que provocó multitud de especulaciones sobre su destinataria aunque nunca se ha podido averiguar con exactitud. En 1977, el musicólogo estadounidense Maynard Solomon afirmó que la carta iba dirigida a Antonie Brentano, la esposa de un mercader de Fráncfort del Meno y madre de cuatro hijos. Debido a su sentido ético y su miedo al matrimonio, Beethoven abandonó esta relación, a pesar de los conflictos emocionales que le causó.[6] En julio de ese año, Elizabeth von Arnim organizó un encuentro entre el compositor y Johann Wolfgang von Goethe. Más tarde la condesa publicó su correspondencia con Goethe y en una de sus cartas al conde Hermann von Pückler-Muskau relató cierto suceso que al parecer habría ocurrido en dicho balneario ese mismo verano, cuando Beethoven y Goethe se encontraron por primera vez. Ambos paseaban por la alameda del balneario y de pronto apareció frente a ellos la emperatriz con su familia y la corte. Goethe, al verlos, se hizo a un lado y se quitó el sombrero. En cambio, el compositor se lo caló todavía más y siguió su camino sin reducir el paso, haciendo que los nobles se hicieran a un lado para saludar. Cuando estuvieron a cierta distancia se detuvo para esperar a Goethe y decirle lo que pensaba de su comportamiento «de lacayo».<br />Según Elisabeth von Arnim, el mismo Beethoven le habría contado esta anécdota. Sin embargo, su veracidad es muy discutida y hoy existe un cierto acuerdo en considerarla, si no por completo, al menos en buena parte invento de Elisabeth. En su carta a von Pückler-Muskau, le pregunta si le gusta la historia, «Kannst du sie brauchen?» («¿Puedes utilizarla?»). Von Arnim, sin embargo, decide utilizarla ella misma y en 1839 publicó, en la revista Athenäum una carta, supuestamente de Beethoven, en la que éste contaba la anécdota. El original de esta carta no apareció nunca, sólo la copia, y algunos detalles (como la fecha) indican que Beethoven no la escribió nunca, o al menos no tal como fue transcrita. Independientemente de su autenticidad, el incidente encantó a la sociedad vienesa, que lo creyó verdadero durante mucho tiempo.[7]<br />Problemas económicos<br />La obra orquestal La victoria de Wellington fue compuesta como homenaje a la victoria sobre los ejércitos napoleónicos en la Batalla de Vitoria por parte del Duque de Wellington y alcanzó gran popularidad.<br />Beethoven había entablado contacto con el inventor Johann Mäzel, que le construyó varios instrumentos para ayudarlo con sus dificultades auditivas, como cornetas acústicas o un sistema para escuchar el piano. Su obra orquestal La victoria de Wellington fue compuesta en 1813 para ser interpretada con un panarmónico, otro de los inventos de Mäzel. Esta obra era un homenaje a la victoria sobre los ejércitos napoleónicos en la Batalla de Vitoria por parte del Duque de Wellington y alcanzó gran popularidad, además de volver verdaderamente famoso al compositor, lo que le procuró grandes ingresos. Sin embargo, él mismo la calificó como «basura» (no diría algo así de ninguna otra obra suya) y hoy está completamente olvidada. El invento de Mäzel que más impresionó al compositor fue el metrónomo, y escribió cartas de recomendación a editores y comenzó a realizar anotaciones en las partituras con los tiempos del metrónomo para que sus obras se interpretaran como él las había concebido. En esa época comenzaron los problemas económicos del compositor, ya que uno de sus mecenas, el príncipe Lobkowitz, sufrió una quiebra económica y el príncipe Kinsky falleció al caerse de su caballo, tras de lo cual sus herederos decidieron no pagar las obligaciones financieras que el príncipe había contraído con el músico.[3]<br />En 1814, acabó las Séptima y Octava Sinfonías y reformó la ópera Fidelio, que fue un gran éxito, tanto de afluencia de público como económico, al igual que el resto de conciertos que realizó en esa época. Ese mismo año tuvo lugar el Congreso de Viena, que reunió en la ciudad a numerosos mandatarios que decidían el futuro de Europa después de la derrota de Napoleón. Este fue uno de los momentos de gloria de Beethoven, ya que fue invitado en muchas ocasiones a participar en los múltiples conciertos que se dieron en las celebraciones y fue recibido con admiración y reconocimiento.[3] Algunas fuentes apuntan a que el último concierto público de Beethoven tuvo lugar el 11 de abril de ese mismo año.[8] y consistió en el estreno del Trío Op. 97, junto al violinista Ignaz Schuppanzigh y el violonchelista Joseph Lincke.[9]<br />Tras la muerte de su hermano Kasper Karl el 15 de noviembre de 1815, tomó la decisión de acoger a su sobrino Karl, de nueve años de edad, en contra de la voluntad de su cuñada. En los años comprendidos entre 1815 y 1820, dedicó gran parte de sus energías y su tiempo a la batalla legal para ganar la custodia de su sobrino Karl. Este esfuerzo le supuso dejar prácticamente de componer (a pesar de lo cual cosechó sus dos mayores «éxitos» —la Novena Sinfonía y la Missa Solemnis— en esta época). En el testamento del hermano se le establecía a él como tutor de Karl, pero en el lecho de muerte, a petición de la cuñada, se estableció una tutoría conjunta. Ludwig, quién aborrecía a su cuñada, tuvo que llevar su causa ante la justicia. Los tribunales ordinarios no le conocían y le costaba hacer valer sus influencias, aunque finalmente ganó el caso, y desde entonces se dedicó a la formación musical de Karl con falsas esperanzas, ya que el chico no tenía dotes musicales. Uno de los profesores con los que contó su sobrino fue Carl Czerny, que posteriormente fue profesor de Franz Liszt y antes había sido alumno del propio Beethoven. Además, la relación con su hijo adoptivo no era excelente: constantemente tenía que encontrarle nuevos tutores, ya que tenía conflictos con ellos; y éste escapaba con su madre y peleaba constantemente con el tío. La preocupación por el dinero, que acompañó a Beethoven desde los días de la infancia en que tuvo que proveer para la familia, le ocupó en este periodo como nunca. Los editores no confiaban en él, pues no cumplía sus promesas de exclusividad y pedía constantemente más dinero por sus obras. Según su biógrafo, Emil Ludwig, de este periodo no hay ni una sola carta en la que no se traten, al menos tangencialmente, problemas de dinero.[10]<br />Después de 1815, Napoleón fue definitivamente derrotado y el canciller austriaco Klemens von Metternich instauró un régimen policial para impedir rebrotes revolucionarios. Beethoven fue una voz crítica del régimen. En esta época, su nombre era muy respetado en el Imperio y en Europa Occidental, sobre todo en Inglaterra, en parte gracias al éxito de La victoria de Wellington. Pero el ascenso de Gioachino Rossini y la ópera italiana, que Beethoven consideraba poco seria, lo colocó en segundo plano.<br />En 1816, realizó el primer esbozo de la Novena Sinfonía y dos años más tarde, su antiguo alumno y benefactor, el archiduque Rudolf, fue nombrado cardenal, motivo por el cual Beethoven comenzó a componer la Misa en re, aunque no estuvo terminada antes de la ceremonia de entronización. En 1822, Beethoven tuvo un encuentro con Rossini en Viena, ciudad en la que éste estaba cosechando grandes éxitos. Debido a las dificultades con el idioma y la sordera de Beethoven, el encuentro fue breve.[3]<br />Últimos años en Viena<br />Beethoven en 1823, año en que terminó su Novena Sinfonía. Retrato de Ferdinand Georg Waldmüller.<br />Beethoven pasó los últimos años de su vida casi totalmente aislado por la sordera, relacionándose solamente con algunos de sus amigos a través de los «cuadernos de conversación», que le sirvieron como medio de comunicación. Su último gran éxito fue la Novena Sinfonía, terminada en 1823. En los tres años finales, se dedicó a componer cuartetos de cuerda y la Missa Solemnis. El 13 de abril de ese año conoció a Franz Liszt, que entonces tenía once años, durante un concierto del compositor húngaro y lo felicitó por su interpretación. Años más tarde, Liszt transcribió todas las sinfonías de Beethoven para piano y fue un destacado intérprete de su obra. El estreno de la Novena Sinfonía tuvo lugar el 7 de mayo de 1824 y fue un rotundo éxito a pesar de las dificultades técnicas que entrañaba la obra. Este éxito no se tradujo en una ganancia financiera y los problemas económicos continuaron acuciando al compositor, que aunque tenía el dinero que estaba ahorrando, no lo podía utilizar ya que estaba destinado como herencia para su sobrino.[3]<br />La salud del maestro decayó inexorablemente durante su estancia en la casa de su hermano en Gneixendorf, a pesar de los cuidados de su familia. Su hermano Nikolaus Johann recordaba: «Al almuerzo comía únicamente huevos pasados por agua, pero después bebía más vino, y así a menudo padecía diarrea, de modo que se le agrandó cada vez más el vientre, y durante mucho tiempo lo llevó vendado». Tenía edemas en los pies y se quejaba continuamente de sed, dolores de vientre y pérdida de apetito.[11] En esa época, comenzó la composición de la Décima Sinfonía.<br />El 1 de diciembre de 1826, Beethoven y Karl volvieron a Viena. La premura de la decisión determinó que carecieran de un transporte adecuado y solamente pudieron conseguir un viejo carromato descubierto. El viaje resulta catastrófico para una persona en el estado en que se encontraba Beethoven, quien llevaba ropa de verano y se vio obligado a pasar la noche en una taberna de la aldea, donde la habitación no tenía calefacción ni persianas que lo protegieran del frío. Hacia la medianoche sufrió un escalofrío febril y comenzó una tos seca acompañada de sed intensa y fuertes dolores en los costados. Estando así, el maestro bebió grandes cantidades de agua helada que sólo agravaron su condición. Sin embargo, logró recuperarse de su crisis gracias a la atención del doctor Wawruch y consiguió llegar a la capital. El 20 de diciembre, se le extrajeron fluidos abdominales. Karl permaneció durante todo el mes a su lado hasta su incorporación, en enero, a su regimiento. El joven se había reconciliado totalmente con su tío tras el lamentable episodio del suicidio:[nota 6] «Mi querido padre: vivo satisfecho y sólo me pesa verme separado de ti».Beethoven en su lecho de muerte, por Josef Eduard Teltscher.<br />Casi en la miseria, a pesar de tener una gran fortuna en acciones financieras, escribió a sus amigos en Londres para pedir algún dinero. La respuesta llegó de inmediato, junto con cien libras esterlinas prestadas incondicionalmente. Cuando se difundió en Viena el estado terminal de Beethoven, todos sus antiguos amigos que aún vivían acudieron a su domicilio de la Schwarzspanierhaus para expresarle sus deseos de una pronta recuperación, aunque en realidad su propósito era despedirse del envejecido compositor.[12]<br />A pesar de los cuidados de su médico y el cariño de sus amigos, la maltrecha salud del músico, que había padecido problemas hepáticos durante toda su vida, empeoró. Esos últimos días le acompañaron Franz Schubert, quien en realidad no se atrevió a visitar al maestro, pero un amigo de ambos le mostró al moribundo las partituras de sus lieder, que Beethoven tuvo oportunidad de admirar y se le atribuye la frase: «es verdad que en este Schubert se encuentra una chispa divina», recordando el comentario que sobre él hiciera Mozart y haciendo el cumplido que no hiciera a ningún otro músico.[13] El 20 de marzo escribe: «estoy seguro de que me iré muy pronto». Y el día 23, entre los estertores del moribundo, algunas fuentes indican que exclamó: «Aplaudid amigos, comedia finita est» («La comedia ha terminado»), un final típico de la comedia del arte, aunque en 1860 Anselm Hüttenbrenner negó que Beethoven hubiera pronunciado tales palabras.[14] Esa misma tarde, tomó la pluma para designar a su sobrino Karl legatario de todos sus bienes.<br />Fallecimiento<br />El 29 de marzo de 1827, se celebró el funeral de Beethoven, al que acudieron más de 20.000 personas.<br />Al día siguiente, 24 de marzo de 1827, Beethoven recibe la extremaunción y la comunión según el rito católico. Cabe señalar que las creencias personales de Beethoven fueron muy poco ortodoxas. Esa misma tarde entra en coma para no volver a despertar hasta dos días más tarde. Su hermano Nikolaus Johann, su cuñada y su admirador incondicional Anselm Hüttenbrenner le acompañaron al final, ya que sus pocos amigos habían salido a buscar una tumba. Sus últimas palabras fueron dirigidas al vino del Rin que llegó después de mucho esperar el encargo, que se esperaba surtiera buenos efectos sobre la salud del músico: «Demasiado tarde, demasiado tarde...».[15] Hüttenbrenner relató los últimos momentos del compositor el 27 de marzo de 1827 de la siguiente forma:<br />Permaneció tumbado, sin conocimiento, desde las 3 de la tarde hasta las 5 pasadas. De repente hubo un relámpago, acompañado de un violento trueno, y la habitación del moribundo quedó iluminada por una luz cegadora. Tras ese repentino fenómeno, Beethoven abrió los ojos, levantó la mano derecha, con el puño cerrado, y una expresión amenazadora, como si tratara de decir: «¡Potencias hostiles, os desafío!, ¡Marchaos! ¡Dios está conmigo!» o como si estuviera dispuesto a gritar, cual un jefe valeroso a sus tropas «¡Valor, soldados! ¡Confianza! ¡La victoria es nuestra!». Cuando dejó caer de nuevo la mano sobre la cama, los ojos estaban ya cerrados. Yo le sostenía la cabeza con mi mano derecha, mientras mi izquierda reposaba sobre su pecho. Ya no pude sentir el hálito de su respiración; el corazón había dejado de latir.<br />Dos días después de su fallecimiento, el 29 de marzo, tuvo lugar el funeral. Se celebró en la Iglesia de la Santa Trinidad, distante un par de cuadras del domicilio de Beethoven, y en él se interpretó el Réquiem en re menor de Wolfgang Amadeus Mozart. Al mismo asistieron más de 20.000 personas, entre las que se encontraba Schubert, gran admirador suyo. El actor Heinrich Anschütz leyó la oración fúnebre, que fue escrita por el poeta Franz Grillparzer, a las puertas del cementerio de Währing, ahora Schubert Park.[3]<br />En su escritorio de trabajo, se encontró el Testamento de Heiligenstadt, redactado en 1802, en donde explica a sus hermanos el porqué de su profunda amargura. También se encontró la mencionada desgarradora carta de amor dirigida a su «Amada inmortal», a la que llama «mi ángel, mi todo, mi mismo yo».[3]<br />Franz Joseph Haydn <br />(pronunciado [ˈjoːzɛf ˈhaɪdn̩])[1] ( HYPERLINK quot;
http://es.wikipedia.org/wiki/Rohrauquot;
  quot;
Rohrauquot;
 Rohrau, cerca de Viena, Austria, 31 de marzo de 1732 – Viena, 31 de mayo de 1809) fue un compositor austriaco. Es uno de los máximos representantes del periodo clasicista, además de ser conocido como el «Padre de la sinfonía» y el «Padre del cuarteto de cuerda» gracias a sus importantes contribuciones a ambos géneros. También contribuyó en el desarrollo instrumental del trío para piano y en la evolución de la forma sonata.[2] [3]<br />Vivió durante toda su vida en Austria y desarrolló gran parte de su carrera como músico de corte para la rica y aristocrática familia Esterházy de Hungría. Aislado de otros compositores y tendencias musicales hasta el último tramo de su vida, estuvo, según dijo, «forzado a ser original».[4] En la época de su muerte, era uno de los compositores más célebres de toda Europa.[5]<br />Era hermano de Michael, que también fue considerado un buen compositor, y de Johann Evangelist, un tenor. Tuvo una estrecha amistad con Wolfgang Amadeus Mozart y fue profesor de Ludwig van Beethoven. El listado completo de las obras del compositor se puede consultar en el catálogo Hoboken, sistema de ordenación creado por Anthony van Hoboken.<br />Infancia<br />Franz Joseph Haydn nació el 31 de marzo de 1732 en Rohrau, una pequeña población cercana a Viena (Austria), en aquella época capital del Sacro Imperio Romano Germánico, y muy próxima a la frontera con Hungría. Fue el segundo de los doce hijos de Mathias Haydn y Anna Maria Koller. Su padre era fabricante y reparador de carros al servicio del conde de Harrach, el aristócrata de la población, y también sirvió como «Marktrichter», un oficio similar al de alcalde de pueblo. Su madre había trabajado previamente como cocinera en el palacio del conde Harrach. Ninguno de sus progenitores sabía leer música;[6] sin embargo, Mathias fue un entusiasta músico folclórico y había aprendido a tocar el arpa de forma autodidacta durante la época que trabajó como oficial. Según los últimos recuerdos de Haydn, su infancia con su familia fue extremadamente musical y frecuentemente cantaban juntos y con sus vecinos.[7]<br />Los padres Haydn se dieron cuenta de que su hijo tenía talento para la música y sabían que en Rohrau no tendría oportunidad de tener una educación musical adecuada. Por esta razón aceptaron la proposición de su pariente Johann Matthias Frankh, director de la escuela y maestro del coro en Hainburg, para que Joseph aprendiera en su casa y practicara como músico. Por tanto, con tan sólo seis años, Haydn se marchó con Frankh a Hainburg (a once kilómetros de distancia de su pueblo natal) y nunca más vivió con sus padres.<br />Haydn formó parte del coro de la Catedral de San Esteban de Viena durante nueve años, de 1740 a 1749.<br />La vida en casa de Frankh no fue fácil para Haydn, quien después recordaría que pasaba hambre frecuentemente[8] y era humillado constantemente por el estado asqueroso de su ropa.[9] Sin embargo, comenzó sus estudios musicales allí y pronto pudo tocar el clavecín y el violín, así como cantar las partes de tiple en el coro de la iglesia de Hainburg.<br />Existen razones para pensar que el canto de Haydn impresionó a quienes lo escucharon porque pronto atrajo la atención de Georg von Reutter,[10] el maestro de capilla de la Catedral de San Esteban de Viena, que estaba realizando un viaje por las provincias buscando nuevos talentos para el coro de niños. Haydn pasó con éxito una prueba de audición ante Reutter y en 1740 se trasladó a Viena, donde permaneció como corista durante los siguientes nueve años. A partir de 1745 su hermano menor, Michael, también se incorporó como miembro del coro.<br />Haydn vivió en la casa de Reutter junto a otros cinco chicos del coro. Recibió lecciones de latín y otras asignaturas, así como clases de canto, violín y teclado.[11] Reutter fue de poca ayuda para Haydn en las áreas de teoría musical y composición, ya que sólo le dio dos lecciones durante el tiempo que permaneció como corista.[12] Sin embargo, dado que San Esteban era uno de los principales centros de la música de Europa, Haydn fue capaz de aprender sirviendo a los músicos profesionales que había allí.[13]<br />Como Frankh anteriormente, Reutter no siempre se aseguraba de que Haydn estuviera alimentado de forma correcta. Según afirmó más tarde el biógrafo Albert Christoph Dies, Haydn se sentía motivado para cantar muy bien, con la esperanza de obtener más invitaciones a las representaciones que se realizaban ante la aristocracia, donde normalmente se servían refrigerios a los cantantes.[14]<br />Autonomía laboral<br />En 1749 Haydn alcanzó la edad en la que ya no pudo cantar los tonos agudos de las obras corales. Con este débil pretexto fue despedido de su trabajo en el coro. Se quedó en la calle sin ningún sitio al que ir.[15] Sin embargo, tuvo la suerte de encontrarse con un amigo, Johann Michael Spangler, con quien compartió durante unos meses un cuarto en la atestada buhardilla de su familia. Haydn decidió inmediatamente iniciar su carrera como músico independiente.<br />Durante esos difíciles años, Haydn desempeñó muchos trabajos diferentes: profesor de música, cantante de serenatas callejero y finalmente sirviente y acompañante del compositor italiano Nicola Porpora, de quien más tarde diría que había aprendido «los verdaderos fundamentos de la composición».[16]<br />Cuando era corista, Haydn no recibió una enseñanza seria en teoría musical y composición, lo que percibía como una gran deficiencia. Para paliarla, trabajó en ese sentido a través de ejercicios contrapuntísticos sobre el texto Gradus ad Parnassum de Johann Joseph Fux y estudió detenidamente la obra de Carl Philipp Emanuel Bach, a quien después reconocería como una importante influencia.[17]<br />Haydn sacó partido de estos años al ir adquiriendo mayores conocimientos musicales, hasta el punto que compuso sus primeros cuartetos de cuerda y su primera ópera, Der krumme Teufel, escrita para el actor cómico Johann Joseph Felix Kurz, conocido artísticamente como «Bernardon». La obra fue estrenada con éxito en 1753 pero pronto fue retirada por los censores.[18] Haydn también notó, al parecer sin enfadarse, que las obras que había dado sin recibir remuneración estaban siendo publicadas y vendidas en las tiendas musicales.[19]<br />Gracias al incremento de su reputación, Haydn pudo obtener el mecenazgo de un aristócrata, crucial para el desarrollo de la carrera de un compositor en aquella época. La condesa Thun,[20] tras ver una de las composiciones de Haydn, lo citó y contrató como su cantante y profesor de teclado.[21] El barón Carl Josef Fürnberg empleó a Haydn en su estado, Weinzierl, donde el compositor escribió el primer cuarteto para cuerdas. Fürnberg posteriormente recomendó a Haydn al conde de Morzin, quien se convirtió en 1757[22] en el primer mecenas de Haydn a tiempo completo.[23]<br />Años como maestro de capilla<br />Al final de este período, en 1759, Haydn recibió una oferta de empleo importante: la de maestro de capilla del conde de Morzin, es decir, director musical. Al mismo tiempo componía sus primeras sinfonías para orquesta y dirigía el conjunto del conde. En 1760, con la seguridad que le proporcionaba su puesto como maestro de capilla, Haydn se casó. Su esposa fue Maria Anna Aloysia Apollonia Keller (1729–1800), la hermana de Therese (n. 1733), de quien Haydn había estado previamente enamorado. Haydn y su esposa no fueron un matrimonio completamente feliz,[24] las leyes de la época no les permitieron separarse y no tuvieron hijos. Ambos tuvieron amantes; Joseph mantuvo una larga relación sentimental con una cantante de los Esterházy, Luigia Polzelli, con la que, según algunos biógrafos, tuvo uno o varios hijos.[25]<br />El conde de Morzin pronto sufrió dificultades económicas, por lo que a los dos años despidió a todos sus músicos. No obstante, Haydn encontró enseguida un empleo similar como asistente del maestro de capilla de la familia Esterházy, una de las más ricas e influyentes del Imperio austríaco y que residía en invierno en Viena y en verano en dos palacios de su propiedad, uno al sur de la capital y otro en Hungría. Cuando el viejo maestro de capilla, Gregor Werner, falleció en 1766, Haydn fue ascendido y ocupó dicho cargo.<br />Como miembro del servicio de la familia Esterházy, Haydn vestía librea y seguía a la familia cuando se trasladaban a sus palacios, el más importante de ellos era el ancestral Castillo Esterházy en Eisenstadt y después el Eszterháza, un gran palacio construido en la década de 1760 en Hungría. Los Esterházy eran amantes y conocedores de la música y dieron a Haydn todo el apoyo que necesitaba para su labor, incluso su propia pequeña orquesta. Empezó a trabajar para el príncipe Pál Antal Esterházy en 1762 y, muerto éste en 1763, sirvió a su hermano Nicolás Esterházy, llamado el magnífico durante casi treinta años. En su nuevo cargo, Haydn tuvo una gran responsabilidad, que consistía en componer música para cada ocasión, dirigir la orquesta, interpretar música de cámara con miembros de la orquesta y también de la familia, así como organizar el montaje de óperas (presentaba todas las semanas dos óperas y dos conciertos, además de las obras especiales para los visitantes destacados y conciertos de música de cámara diarios en los que el propio príncipe tocaba la viola da gamba). A pesar del intenso trabajo, Haydn se consideró un hombre afortunado.[26]<br />Haydn pasaba la mayor parte del año en Eszterháza, un gran palacio propiedad de la familia Esterházy construido en la década de 1760 en Hungría.<br />Transcurrieron casi 30 años en los que Haydn trabajó en este cargo y en los que compuso un sinfín de obras. A lo largo de este tiempo, su estilo fue desarrollándose y su popularidad fue creciendo. Con el tiempo llegó a componer tantas obras para su publicación como para los Esterházy. Obras tan importantes como sus Sinfonías de París (1785–1786) o Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz (1786) fueron compuestas en aquellos años.<br />Gradualmente Haydn también comenzó a sentirse más aislado y solitario, particularmente cuando la corte se desplazaba durante la mayor parte del año a Esterháza, lejos de Viena, en lugar de permanecer en Eisenstadt, que estaba más cercano a la capital.[27] Haydn tenía muchas ganas de visitar Viena en particular porque sus amistades estaban allí.[28] De estas amistades, fue particularmente importante la estrecha y platónica relación que mantuvo con Maria Anna von Genzinger (1750–93), esposa del médico personal del príncipe Nicolás en Viena, en 1789. Haydn escribía a la señora Genzinger con frecuencia, expresándole su estado de soledad en Eszterháza y su alegría por las pocas ocasiones en las que podía visitarla en Viena; más tarde, Haydn la escribió con frecuencia desde Londres. La muerte prematura de ésta en 1793 fue un duro golpe para Haydn y puede que compusiera sus Variaciones en fa menor Hob. XVII:6 en respuesta a su muerte.[29]<br />Otro de sus amigos en Viena fue Wolfgang Amadeus Mozart, a quien Haydn conoció alrededor de 1784. Según el testimonio posterior de Michael Kelly y otros, los dos compositores interpretaron juntos cuartetos de cuerda ocasionalmente. Haydn estaba enormemente impresionado por las obras de Mozart y lo elogiaba pródigamente ante otras personas. Mozart, evidentemente, devolvió los honores que le había profesado Haydn con la dedicatoria de un conjunto de seis cuartetos de cuerda, llamados actualmente los Cuartetos de Haydn. Ambos pertenecieron a la misma Logia masónica, en Viena.[30]<br />Viajes a Londres<br />En 1790, un año después de la Revolución francesa de 1789 que conmocionó a toda Europa, murió Nicolás, el patriarca de los Esterházy, y su sucesor resultó ser un hombre sin interés por la música, que despidió a la orquesta y jubiló a Haydn. Con tal motivo, aceptó la oferta de Johann Peter Salomon, un empresario musical alemán, para viajar a Inglaterra y dirigir sus nuevas sinfonías con una gran orquesta. Su estancia en ese país entre 1791 y 1792, repetida posteriormente entre 1794 y 1795, fue un gran éxito. Los conciertos de Haydn tuvieron una asistencia masiva y el compositor alcanzó una amplia fama y tuvo considerables ingresos. Charles Burney repasó el primer concierto de la siguiente forma: «el propio Haydn lo dirigió desde el pianoforte y la visión de aquel renombrado compositor enalteció a la audiencia y provocó tal excitación, atención y placer como ningún músico había conseguido en Inglaterra».[31]<br />Musicalmente, las visitas a Inglaterra de Haydn también fueron muy importantes, ya que allí compuso algunas de sus obras más conocidas, como las Sinfonías de Londres (entre ellas la Sinfonía Sorpresa, la Sinfonía Militar, la Sinfonía Redoble de timbal y la Sinfonía Londres), el Cuarteto Reiter o el Rondo gitano para trío con piano. El único traspié ocurrido durante sus viajes a Inglaterra fue la ópera Orfeo ed Euridice, también llamada L'Anima del Filosofo, por la que contrataron a Haydn pero cuya representación fue vetada a causa de intrigas.[32] Haydn hizo muchos amigos durante su estancia en la isla y mantuvo una relación romántica con Rebecca Schroeter.<br />Entre sus visitas, Haydn dio clases de contrapunto a Ludwig van Beethoven en Viena. Beethoven se mostró insatisfecho con la labor de Haydn como profesor y buscó la ayuda de otros; la relación entre ambos fue en ocasiones tensa.[33]<br />Haydn había considerado la posibilidad de quedarse en Inglaterra, pero finalmente volvió a Viena en 1795, donde se hizo construir una gran casa en el suburbio de Gumpendorf (el actual distrito de Mariahilf)[34] y decidió dedicarse a la composición de obras sacras para coro y orquesta. Escribió dos grandes obras, los oratorios La creación y Las estaciones, así como seis misas para la familia Eszterházy, que por aquella época estaba nuevamente encabezada por un príncipe con inclinaciones musicales. También compuso música instrumental, como el Concierto para trompeta y orquesta y los últimos nueve cuartetos de cuerda, entre los que se incluían Quintos, Emperador y Amanecer.<br />A partir de 1802, una enfermedad que había tenido anteriormente volvió a aparecer y se desarrolló hasta tal punto que ya no era capaz de componer. Esto fue indudablemente muy difícil para él ya que, como reconoció, en su mente las ideas de nuevas obras fluían con facilidad. A pesar de estar bien cuidado por sus sirvientes y no faltarle de nada, así como de tener amigos y ser un músico apreciado, Haydn debió pasar sus últimos años entristecido por no poder trabajar en su música. Durante su enfermedad, a menudo se consolaba sentándose sólo al piano e interpretando Gott erhalte Franz den Kaiser, que fue compuesta por él mismo en 1797 como un gesto patriótico.[35] Esta melodía fue posteriormente usada como los himnos nacionales de Austria y Alemania.<br />En 1806 se hizo imprimir unas tarjetas para declinar las invitaciones que recibía con el siguiente texto: «Hin ist alle meine Kraft, alt und schwach bin ich» (Todas mis fuerzas se han ido, soy viejo y estoy cansado), extraído de la canción «El viejo», compuesta en 1796. Haydn falleció el 31 de mayo de 1809 a los 77 años de edad, mientras Viena era atacada por las tropas de Napoleón Bonaparte. Entre sus últimas palabras se encuentra el intento por calmar y tranquilizar a sus sirvientes cuando un disparo de cañón cayó en el vecindario.[36] «Mis niños, no tengáis miedo, donde está Haydn, no puede haber daño». Fue enterrado en el cementerio Hundsthurm en Gumpendorf, el suburbio de Viena en el que había vivido. Dos semanas después, el 15 de junio de 1809, tuvo lugar un servicio fúnebre en Schottenkirche en el que se interpretó el Réquiem de Mozart.<br />James Webster afirma sobre Haydn como personaje público lo siguiente:<br />La vida pública de Haydn ejemplificó el ideal de la Ilustración del honnête homme (hombre honesto): el hombre cuyo buen carácter y éxito mundano se permiten y justifican el uno al otro. Su modestia y probidad fueron conocidas en todos sitios. Estos rasgos no eran requisitos para el éxito como maestro de capilla, empresario y figura pública, pero contribuyeron a una recepción favorable de su música.[37]<br />Haydn fue especialmente respetado por los músicos de la corte de los Eszterházy, a los que dirigió, y mantuvo una atmósfera laboral cordial y representó con eficacia los intereses de los músicos con sus mecenas.[38]<br />Haydn tenía un gran sentido del humor, evidente en su amor por las bromas pesadas[39] que a menudo aparecen en su música y tenía muchos amigos. Durante la mayor parte de su vida se benefició de su «temperamento alegre y feliz por naturaleza»,[40] pero en los últimos años de su vida, hay evidencias de que pasó periodos de depresión, particularmente en la correspondencia con la señora Genzinger y en la biografía de Dies, basada en las visitas efectuadas a Haydn en su vejez.<br />Haydn fue un devoto católico que a menudo recurría a su rosario cuando tenía problemas durante la composición, una práctica que habitualmente encontraba efectiva.[41] Normalmente comenzaba el manuscrito de cada composición con la frase «in nomine Domini» (en nombre de Dios) y lo finalizaba con «Laus Deo» (gloria a Dios).[42] Al igual que Mozart, Haydn también fue francmasón.[43]<br />Haydn era de corta estatura, quizás como resultado de haber estado desnutrido durante la mayor parte de su juventud. No era guapo y, como muchas otras personas de la época, sobrevivió a la viruela por lo que su cara estaba picada con cicatrices de esta enfermedad. Su biógrafo Dies escribió, «no podía comprender cómo le habían podido amar tantas mujeres bonitas en su vida. No podían haber sido cautivadas por mi belleza».[44]<br />Haydn también sufrió poliposis nasal durante la mayor parte de su vida adulta y en ocasiones le impidió componer; esta fue una enfermedad que causaba debilidad y agonía a quien la padecía en el siglo XVIII.[45]<br />Porción de un manuscrito original de Haydn, actualmente en el Museo Británico, tomado de una biografía del compositor disponible en el Proyecto Gutenberg.<br />James Webster resume el papel de Joseph Haydn en la historia de la música clásica de la siguiente manera:<br />Destacó en todos los géneros musicales... Es familiarmente conocido como «el padre de la sinfonía» y, con gran justicia, podría ser considerado de igual forma respecto al cuarteto de cuerda; ningún otro compositor se acerca a su combinación de productividad, calidad e importancia histórica en estos géneros.[46]<br />Estructura y características de su música<br />Una característica fundamental en la música de Haydn es el desarrollo de estructuras más grandes en lugar de motivos muy cortos y simples, a menudo derivadas de las figuras de acompañamiento habituales. La música es con frecuencia concentrada de manera bastante formal y las partes importantes de un movimiento pueden desarrollarse rápidamente.[47]<br />La obra de Haydn fue fundamental en el desarrollo de lo que se denominó forma sonata. Sin embargo, su práctica difiere en algunos puntos de las de Mozart y Beethoven, sus coetáneos más jóvenes que también destacaron en esta forma de composición. Haydn fue particularmente aficionado a la llamada «exposición monotemática», en la que la música que establece la clave dominante es similar o idéntica al tema de apertura. Haydn también difiere de Mozart y Beethoven en sus secciones de recapitulación, donde Haydn a menudo reorganiza el orden de los temas en comparación a la exposición y utiliza un amplio desarrollo temático.[48]<br />La inventiva formal de Haydn también lo llevó a integrar la fuga en el estilo clásico y a enriquecer la forma rondó con más cohesión tonal lógica. Haydn fue también el principal exponente de la forma doble variación (variaciones alternas sobre dos temas, que a menudo son los principales y en menor medida versiones el uno del otro).<br />Quizás más que cualquier otro compositor, la música de Haydn es conocida por su humor.[49] El más famoso ejemplo es el repentino acorde agudo en el movimiento lento de su Sinfonía Sorpresa. Otras muchas bromas musicales de Haydn incluyen numerosos falsos finales (por ejemplo, en los cuartetos Op. 33. n.º 2 y Op. 50. n.º 3), y la notable ilusión rítmica en el trío del tercer movimiento op. 50 n.º 1.<br />Evolución del estilo de Haydn<br />Las primeras obras de Haydn datan del periodo en el que el estilo de composición del Barroco tardío (del que fueron máximos exponentes Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Handel) había pasado de moda. Esa era una época de exploración e incertidumbre y Haydn, nacido 18 años antes de la muerte de Bach, fue uno de los exploradores musicales de su época.[50] Un viejo contemporáneo de Haydn cuyas obras éste entendió como una importante influencia fue Carl Philipp Emanuel Bach.[17]<br />El resto de la obra de Haydn fue producido a lo largo de seis décadas (aproximadamente desde 1749 hasta 1802) y se aprecia un incremento gradual pero constante de la complejidad y sofisticación musical, que se desarrolló según Haydn fue aprendiendo de su propia experiencia o de otros de sus colegas. Se han observado varios hitos importantes, en la evolución de su estilo musical.<br />A finales de la década de 1760 y comienzos de la década de 1770 Haydn entró en un periodo estilístico conocido como Sturm und Drang (tempestad e ímpetu). Este término fue tomado del movimiento literario aparecido en la misma época, aunque parece que el movimiento musical apareció unos antes que el literario.[51] El lenguaje musical del periodo es similar al usado anteriormente, pero es desplegado en las obras con una mayor intensidad expresiva, especialmente en las obras en claves menores. James Webster describe las obras de este periodo como «más grandes, más apasionadas y más audaces».[52] Algunas de sus composiciones más famosas de esta época son la Sinfonía de los adioses, la sonata para piano en do menor (Hob. XVI/20, L. 33) y los Seis cuartetos de cuerda Op. 20 (los cuartetos «Sol»), todos ellos de 1772. En esa misma época Haydn comenzó a mostrar interés en la composición de fugas siguiendo el estilo Barroco y tres de los cuartetos de cuerda Op. 20 acaban con estas fugas.<br />Cuando el Sturm und Drang llegó a su culmen, Haydn volvió a su estilo más claramente entretenido y encendido. No hay cuartetos de ese periodo y las sinfonías incorporan algunos rasgos nuevos: el primer movimiento ahora contenía en algunas ocasiones introducciones lentas y la instrumentación a menudo incluía trompetas y timbales. Estos cambios suelen estar relacionados con un cambio importante en las funciones profesionales de Haydn, que se trasladó desde la música «pura» y fue hacia la producción de operas buffas, que eran muy populares en el siglo XVIII en Italia. Varias de estas óperas fueron obras propias de Haydn y rara vez son representadas en la actualidad. A veces Haydn recicló su música para ópera en obras sinfónicas,[53] que le ayudaron a continuar su carrera como sinfonista durante esa agitada década.<br />En 1779 tuvo lugar un importante cambio en el contrato de Haydn que le permitió publicar composiciones sin la autorización previa de su mecenas. Puede que este hecho animara a Haydn a retomar su carrera como compositor de música «pura». El cambio se hizo más espectacular en 1781, cuando Haydn publicó los seis cuartetos de cuerda Opus 33, anunciando (en una carta a los potenciales compradores) que habían sido escritos de «una forma completamente nueva y especial». Charles Rosen ha argumentado que esta aseveración por parte de Haydn no sólo habla de las ventas sino que también se refiere a un número importante de avances en la técnica compositiva de Haydn que aparecen en esos cuartetos, avances que advierten de la llegada del estilo clásico en su punto de mayor esplendor. Entre ellos se incluye una forma fluida de fraseo, en la que cada motivo emerge desde el anterior sin interrupción, la práctica de permitir que el material de acompañamiento se convirtiera en material melódico y un tipo de «contrapunto clásico» en el que cada parte instrumental mantiene su propia integridad. Estos rasgos continúan en muchos de los cuartetos que Haydn escribió después de los Opus 33.[54]<br />En la década de 1790, estimulado por sus viajes a Inglaterra, Haydn desarrolló lo que Rosen denomina como su «estilo popular», una forma de composición que, con un éxito sin precedentes, creó música que tuvo un gran apoyo popular pero manteniendo una estructura musical rigurosa y docta.[55] Un elemento importante del estilo popular fue el uso frecuente de música tradicional o un material similar. Haydn tuvo cuidado de desplegar este material en los lugares apropiados, tales como al final de las exposiciones de las sonatas o en los temas de apertura y finales. En estos lugares, el material tradicional servía como un elemento de estabilidad, ayudando a anclar la estructura más amplia.[56] El estilo popular de Haydn se puede escuchar virtualmente en todas sus obras posteriores, incluyendo las doce Sinfonías de Londres, los últimos cuartetos y tríos para piano y los dos últimos oratorios.<br />La vuelta a Viena en 1795 marcó el último punto de inflexión en la carrera del compositor. Aunque su estilo musical evolucionó poco, sus intenciones como compositor cambiaron. Mientras permaneció como sirviente, y después como ajetreado empresario, Haydn escribió sus obras rápidamente y con profusión, con frecuentes plazos de entrega. Como hombre rico, Haydn ahora sentía el privilegio de tomarse su tiempo y escribir para la posteridad. Esto se refleja en el tema de La creación (1798) y Las estaciones (1801), que abordan temas de peso como el significado de la vida y el objetivo de la humanidad y representa un intento de hacer lo sublime en la música. Las nuevas intenciones de Haydn también significaron que el compositor estaba dispuesto a pasar mucho tiempo en una única obra, ya que tardó más de un año en completar ambos oratorios. Haydn afirmó una vez que había trabajado tanto tiempo en La creación porque pensaba que sería su última obra.[57]<br />El cambio en el enfoque de Haydn fue importante en la historia de la música y otros compositores pronto siguieron su ejemplo. En particular, Ludwig van Beethoven adoptó la práctica de tomarse su tiempo en las composiciones y de fijarse grandes objetivos.[58]<br />Identificador de las obras de Haydn<br />Las obras de Haydn figuran en un catálogo elaborado por Anthony van Hoboken. Éste recibe el nombre de catálogo Hoboken y asigna a cada obra de Haydn un número de identificación, llamado número Hoboken (cuya abreviatura es H. o Hob.). Los cuartetos de cuerdas también tienen número Hoboken, pero se identifican generalmente por su número de opus, que tiene la ventaja de indicar los grupos de seis cuartetos que Haydn publicó conjuntamente, por lo que, por ejemplo, el cuarteto de cuerdas Opus 76, n.º 3 es el tercero de los seis cuartetos publicados en 1799.<br />
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Formas musicales clásicas

  • 1. Formas musicales clásicas<br />Las grandes obras de la música instrumental clásica responden básicamente a tres tipos o formas de composición: Sonata, concierto y sinfonía.<br />Lo esencial de la música clásica es el respeto a las formas, a la ley y a la norma, dado que, para llegar a esa perfección que pretende el Clasicismo, lo primero que hay que hacer es respetar las leyes musicales. <br />La sonata<br />Sonata (del italiano quot; suonarequot; , sonar), composición musical para uno o más instrumentos. Por una parte, el término forma sonata se refiere a la estructura musical de los primeros movimientos de las sonatas y de los géneros relacionados con ella en los siglos XVIII y XIX. <br />Pero también desde mediados del siglo XVIII, el término sonata ha sido utilizado generalmente para las obras de tres o cuatro movimientos para uno o dos instrumentos, como sucede en las sonatas para piano (solista) o con la sonata para violín (para violín con un instrumento de teclado). <br />Se suelen usar términos distintos al de sonata en obras que presentan la misma disposición pero que están compuestas para otras combinaciones instrumentales; por ejemplo, la sonata para orquesta se llama sinfonía, la sonata para un instrumento solista se llama concierto, y la sonata para cuarteto de cuerdas se llama cuarteto de cuerdas.<br />La sonata proveniente de algunas formas musicales anteriores, es una pieza musical para ser ejecutada por un instrumento de teclado, o por violín acompañado de teclado, integrada por tres o cuatro movimientos; de los cuales el primero es en un tiempo medianamente rápido, el intermedio lento y el final francamente rápido. Los principales autores clásicos de sonatas son Beethoven y Chopin. Una forma especial de sonata es aquella en que en vez de un único instrumento participan varios, preferentemente tres, conformando el trío.<br />El concierto<br />Con una estructura de movimientos similar a la de la sonata, el concierto es ejecutado por un instrumento solista — por lo general piano o violín, aunque los hay de instrumentos de viento como el óboe — acompañado por orquesta sinfónica. Originado en los formatos del concerto grosso (en que participaba un conjunto de instrumentos de cuerdas de los que se destacaba un grupo más pequeño o concertino)<br />El concierto clásico se fundamenta en la existencia de instrumentistas sumamente virtuosos, que a menudo eran los propios compositores. De tal manera, su estructura de diálogo y contrapunto entre el solista y la orquesta, ha dado nacimiento a piezas de extraordinaria belleza musical. Los principales autores de conciertos han sido Mozart, Beethoven, Liszt, Paganini, Tchaicowsky, Grieg, Mendelsshon, Rajmaninov, y Schumann.<br />La sinfonía<br />Sinfonía (del griego, syn, 'juntos'; phone, 'sonido'), en música, composición orquestal que suele constar de cuatro secciones contrastantes llamadas movimientos y, en algunas ocasiones, tiempos. La denominación se aplicó por primera vez en el siglo XVI a los interludios instrumentales de formas como la cantata, la ópera y el oratorio. Un ejemplo notable es la 'Sinfonía pastoral' del oratorio El Mesías (1742) de Georg Friedrich Händel. La sinfonía en su sentido moderno surge a comienzos del siglo XVIII.<br />La sinfonía es como una gran sonata para orquesta cuyo origen está en la Obertura de la ópera que tenía tres movimientos y en los experimentos instrumentales de la escuela italiana del norte, la escuela berlinesa y vienesa y la de Mannheim, que se convierten en centros de actividad sonatistica y sinfónica desde 1750 y en la que destacan compositores como Giovanni Sammartini y Johan Christian Bach.<br />También originada en formas musicales previas, y siguiendo básicamente la estructura de la sonata, la sinfonía es la culminación del arte musical instrumental. Se fundamenta en el desarrollo de la gran orquesta llamada sinfónica, en la cual se reúne un gran conjunto de instrumentos musicales — tanto de cuerdas, como de viento o de percusión — comprendiendo dos secciones de violines, y secciones de violas, violoncelos, contrabajos, flautas, óboes, clarinetes, fagotes, trompas, trompetas, trombones, tubas, timbales, percusiones y arpa. <br />En su formato más propio, se integra con tres movimientos y un final; de los cuales el primero tiene una estructura en que se exponen inicialmente un primer y luego un segundo tema, que posteriormente son desarrollados. <br />Los grandes maestros iniciales de la sinfonía fueron Haydn y Mozart, siendo su máximo exponente Beethoven en sus monumentales 9 sinfonías que constituyeron la culminación del arte musical instrumental. Sin embargo, deben mencionarse también otros grandes autores de obras sinfónicas, como Tchaicowsky, Schubert, Schumann y Mendelsshon, entre otros. <br />Compositores de barroco<br />Giovanni Gabrieli.<br />Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque de a acuerdo a un obituario de la época, al momento de su muerte tenía 56 años (o 58 años, la letra no es muy clara). Habría estudiado con su tío, Andrea Gabrieli. Siguiendo su ejemplo, durante varios años trabajó en Múnich, en la corte del duque Albrecht V, posiblemente hasta la muerte del duque en 1579. Allí habría estudiado con Orlando de Lassus, amigo de Andrea. Hacia 1584 habría sido organista suplente en San Marcos, en ausencia de Claudio Merulo, para en 1585 concursar y ganar el cargo en forma permanente. También ese año comenzó a trabajar de organista en la Scuola Grande di San Rocco. Mantendría ambos puestos hasta su muerte. A partir de la muerte de su tío le sucedió como compositor principal de San Marcos.<br />Se encargó de recopilar y editar la obra de su tío. Fruto de esos esfuerzos es la publicación de la colección Concerti en 1587 que se transformó en fuente fundamental de la música veneciana.<br />Por su parte compuso diversas obras siguiendo el estilo de su tío pero acentuando aún más los contrastes, con un mayor dramatismo y color. Al igual que otros compositores de la Escuela Veneciana, su estilo se vio notablemente influenciado por las características particulares de la iglesia de San Marco, con sus galerías separadas, por lo que los órganos y los coros se ubicaban en lados opuestos, además de la excelente acústica del lugar. Hacia 1597 publica su propia colección Sacrae symphoniae que le otorga rápida fama a nivel internacional. Se destaca la Sonata pian e forte en donde, posiblemente por primera vez, se dan indicaciones de dinámica (piano, forte) según las orquestas tocaran solas o juntas.<br />Su fama, incrementada por ediciones de su obra en Alemania, en gran parte hechas por Caspar Hassler, le atrajo gran cantidad de alumnos, fundamentalmente de ese país, entre los que se destacó Heinrich Schütz.<br />Sufriendo desde 1606 de cálculos renales, que le obligaron a dejar parte de sus responsabilidades, muere en 1612 a causa de complicaciones de la enfermedad.<br />Johann Sebastian Bach (1685-1750), que agotó todas las posibilidades de la música barroca. Su obra es la cumbre y ocaso de la música barroca, y marca el fin del periodo en Alemania y en Europa.<br />Johann Sebastian Bach<br />( HYPERLINK quot; http://es.wikipedia.org/wiki/Alfabeto_Fon%C3%A9tico_Internacionalquot; quot; Alfabeto Fonético Internacionalquot; IPA /joˈhan/ o /ˈjoːhan zeˈbastjan ˈbax/ en alemán) (Eisenach, Turingia, 21 de marzo de 1685 – Leipzig, 28 de julio de 1750) fue un organista, clavecinista y compositor alemán de música del Barroco, miembro de una de las familias de músicos más extraordinarias de la historia, con más de 35 compositores famosos y muchos intérpretes destacados.<br />Su reputación como organista y clavecinista era legendaria, con fama en toda Europa. Aparte del órgano y del clavecín, también tocaba el violín y la viola de gamba, además de ser el primer gran improvisador de la música de renombre.[1]<br />Su fecunda obra es considerada como la cumbre de la música barroca. Se distinguió por su profundidad intelectual, su perfección técnica y su belleza artística, y además por la síntesis de los diversos estilos internacionales de su época y del pasado y su incomparable extensión. Bach es considerado el último gran maestro del arte del contrapunto,[2] donde es la fuente de inspiración e influencia para posteriores compositores y músicos desde Mozart pasando por Schoenberg, hasta nuestros días.[1]<br />Sus obras más importantes están entre las más destacadas y trascendentales de la música clásica y de la música universal. Entre ellas cabe mencionar los Conciertos de Brandeburgo, el Clave bien temperado, la Misa en si menor, la Pasión según San Mateo, El arte de la fuga, La ofrenda musical, las Variaciones Goldberg, la Tocata y fuga en re menor, las Cantatas sacras 80, 140 y 147, el Concierto italiano, la Obertura francesa, las Suites para violonchelo solo, las Sonatas y partitas para violín solo y las Suites orquestales.[3]<br />Georg Friedrich Händel <br />(pronunciación alemana: [ ˈgeːɔɐk ˈfʁiːdʁɪç ˈhɛn.dəl ]; Halle, 23 de febrero de 1685 – Londres, 14 de abril de 1759) fue un compositor alemán, posteriormente nacionalizado inglés, considerado una de las cumbres del Barroco y uno de los más influyentes compositores de la música occidental y universal.[1] En la historia de la música, es el primer compositor moderno[2] en haber adaptado y enfocado su música para satisfacer los gustos y necesidades del público,[2] en vez de los de la nobleza y de los mecenas, como era habitual.<br />Considerado el sucesor y continuador de Henry Purcell,[3] marcó toda una era en la música inglesa[4] siendo el compositor más importante entre Purcell y Elgar en Inglaterra. Es el primer gran maestro de la música basada en la técnica de la homofonía[5] y el más grande dentro del ámbito de los géneros de la ópera seria italiana[6] y el oratorio.[7]<br />Entre sus numerosas óperas y oratorios, cabe mencionar: Agrippina (1709),[8] Rinaldo (1711),[9] Amadigi di Gaula (1715),[10] Julio César (1724),[11] Tamerlano (1724),[9] Rodelinda (1725),[9] Tolomeo (1728), Acis y Galatea (1731),[12] Poro, re dell'Indie (1731), Esther (1732),[13] Atalía (1733),[13] Orlando (1733),[9] Deborah (1733),[14] Ariodante (1735),[9] Alcina (1735),[9] El festín de Alejandro (1736),[13] Saúl (1739),[14] [13] Israel en Egipto (1739),[14] Il Allegro, il penseroso e il moderato (1740),[13] El Mesías (1741),[14] [11] [13] Samson (1743),[14] [13] Sémele (1744),[9] Hércules (1745),[13] Baltasar (1745),[13] Judas Macabeo (1746),[14] [13] Salomón (1748),[13] Susana (1749),[13] Teodora (1750)[13] y Jephtha (1751),[14] que son obras maestras de referencia obligada dentro del género.<br />Su inmenso legado musical, síntesis de los estilos alemán, italiano, francés e inglés de la primera mitad del siglo XVIII, incluye obras en prácticamente todos los géneros de su época, donde 43 óperas, 26 oratorios y un legado coral son lo más sobresaliente e importante de su producción musical.[7] [11]<br />Compositores del clasicismo<br />Wolfgangus Theophilus Mozart,<br />[](Salzburgo, Austria; 27 de enero de 1756 – Viena, Austria; 5 de diciembre de 1791), fue un compositor y pianista austriaco, maestro del Clasicismo, considerado como uno de los músicos más influyentes y destacados de la historia.<br />La obra mozartiana abarca todos los géneros musicales de su época y alcanza más de seiscientas creaciones, en su mayoría reconocidas como obras maestras de la música sinfónica, concertante, de cámara, para piano, operística y coral, logrando una popularidad y difusión universales.<br />En su niñez más temprana en Salzburgo, Mozart mostró una capacidad prodigiosa en el dominio de instrumentos de teclado y del violín. Con tan solo cinco años ya componía obras musicales y sus interpretaciones eran del aprecio de la aristocracia y realeza europea. A los diecisiete años fue contratado como músico en la corte de Salzburgo, pero su inquietud le llevó a viajar en busca de una mejor posición, siempre componiendo de forma prolífica. Durante su visita a Viena en 1781, tras ser despedido de su puesto en la corte, decidió instalarse en esta ciudad donde alcanzó la fama que mantuvo el resto de su vida, a pesar de pasar por situaciones financieras difíciles. En sus años finales, compuso muchas de sus sinfonías, conciertos y óperas más conocidas, así como su Réquiem. Las circunstancias de su temprana muerte han sido objeto de numerosas especulaciones y elevada a la categoría de mito.<br />En palabras de críticos de música como Nicholas Till, Mozart siempre aprendía vorazmente de otros músicos y desarrolló un esplendor y una madurez de estilo que abarcó desde la luz y la elegancia, a la oscuridad y la pasión —todo bien fundado por una visión de la humanidad «redimida por el arte, perdonada y reconciliada con la naturaleza y lo absoluto»—.[2] Su influencia en toda la música occidental posterior es profunda; Ludwig van Beethoven escribió sus primeras composiciones a la sombra de Mozart, de quien Joseph Haydn escribió que «la posteridad no verá tal talento otra vez en cien años».[3]<br />Wolfgang Amadeus Mozart nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo, en la actual Austria, que en esa época era un arzobispado independiente del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue el último hijo de Leopold Mozart, músico al servicio del príncipe arzobispo de Salzburgo. Leopold era el segundo maestro de capilla en la corte del arzobispo de Salzburgo y un compositor con poca relevancia, aunque fue un experimentado profesor. Su madre se llamaba Anna Maria Pertl. Debido a la altísima mortalidad infantil en la Europa de la época, de los siete hijos que tuvo el matrimonio sólo sobrevivieron Maria Anna, apodada cariñosamente Nannerl, y Wolfgang Amadeus. Fue bautizado en la catedral de San Ruperto el día después de su nacimiento con los nombres de Joannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart; a lo largo de su vida firmaría con diversas variaciones sobre su nombre original, siendo una de las más recurrentes «Wolfgang Amadè Mozart».[4]<br />La casa natal de Mozart se encuentra en la Getreidegasse n.º 9 de la ciudad de Salzburgo. Se trata de una casa que actualmente cuenta con una gran cantidad de objetos de la época e instrumentos que pertenecieron a Mozart durante su niñez. Es uno de los lugares más visitados de Salzburgo y una especie de santuario para músicos y aficionados a la música de todo el mundo.[5]<br />Leopold componía y daba clases de música. El año del nacimiento de Wolfgang publicó un exitoso tratado para la interpretación del violín titulado Versuch einer gründlichen Violinschule. Después del nacimiento de Wolfgang abandonó todo, salvo las tareas propias de su cargo, para dedicarse de manera exclusiva a la formación de su hijo. Fue exigente como padre y como profesor y en todo momento estuvo al tanto de la formación de Wolfgang, para guiarlo como hombre y como artista.<br />Nannerl y Wolfgang Amadeus mostraron desde muy pequeños facultades para la música. Nannerl comenzó a recibir clases de teclado con su padre cuando tenía siete años y su hermano, cuatro años y medio menor que ella, la miraba evidentemente fascinado. Años después de la muerte de su hermano ella rememoró:<br />A menudo pasaba mucho tiempo en el teclado, eligiendo terceras, que a él siempre le sorprendían y mostraba con placer que el sonido le gustaba. [...] En su cuarto año de edad, su padre comenzó a enseñarlo, como un juego, a interpretar unos minuetos y otras piezas en el teclado. [...] Podría tocarlo impecablemente y con la mayor delicadeza y manteniendo exactamente el tempo. [...] a la edad de cinco años ya componía pequeñas piezas, que interpretaba para su padre, al que estaban dedicadas.[4]<br />Ludwig van Beethoven<br />[](Bonn, Sacro Imperio Romano Germánico, 16 de diciembre de 1770[nota 2] – Viena, Imperio austríaco, 26 de marzo de 1827) fue un compositor, director de orquesta y pianista alemán. Su legado musical abarca, cronológicamente, desde el período clásico hasta inicios del romanticismo musical.<br />Considerado el último gran representante del clasicismo vienés (después de Christoph Willibald Gluck, Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart), Beethoven consiguió hacer trascender la música del romanticismo, influyendo en diversidad de obras musicales del siglo XIX. Su arte se expresó en numerosos géneros y aunque las sinfonías fueron la fuente principal de su popularidad internacional, su impacto resultó ser principalmente significativo en sus obras para piano y música de cámara.<br />Su producción incluye los géneros pianísticos (treinta y dos sonatas para piano), de cámara (dieciséis cuartetos de cuerda, siete tríos, diez sonatas para violín y piano), vocal (lieder y una ópera: Fidelio), concertante (cinco conciertos para piano y orquesta, uno para violín y orquesta) y orquestal (nueve sinfonías, oberturas, etc.), entre las que se encuentra el ciclo de las Nueve Sinfonías, incluyendo la Tercera Sinfonía, también llamada Eroica,[nota 3] en mi♭ mayor, la Quinta Sinfonía, en do menor y la Novena Sinfonía, en re menor (cuyo cuarto movimiento está basado en la Oda a la Alegría, escrita por Friedrich von Schiller en 1785).<br />La familia de Ludwig van Beethoven vivía bajo condiciones modestas. Su abuelo paterno, llamado también Ludwig,[nota 4] (Malinas, 1712 – 1773), era descendiente de una familia de campesinos y granjeros originarios de Brabante, en la región de Flandes (Bélgica), que se trasladaron a Bonn en el siglo XVIII. La partícula van de su nombre,[nota 5] contrario a lo que pudiera creerse, no posee orígenes nobles, mientras que Beethoven probablemente pudo haberse derivado de Betuwe, una localidad de Lieja, aunque otra hipótesis apunta a que el apellido proviene de Beeth, que quiere decir remolacha y Hoven, que es el plural de Hof, que significa granja. De esta forma, «Beethoven» vendría a significar «granjas de remolachas».[1]<br />En marzo de 1733, su abuelo emigró a Bonn, en donde trabajó como director y maestro de capilla de la orquesta del príncipe elector de Colonia. El 17 de septiembre de ese mismo año, contrajo matrimonio con Maria Josepha Phall, cuyos testigos fueron el organista van den Aeden y Johann Riechler. Su hijo y padre de Beethoven, Johann van Beethoven (1740 - 1792) era músico y tenor de la corte electoral. El 12 de noviembre de 1767, Johann se casó en la iglesia de San Remigio en Bonn con Maria Magdalena Keverich (19 de diciembre de 1746 - 1787), una joven viuda e hija de un cocinero de Tréveris. Por ese motivo, el matrimonio de sus padres contó con la oposición de su abuelo, que por aquel entonces ya era el prestigioso maestro de capilla de la corte y consideraba a la joven de una clase social inferior a la de su hijo.[1]<br />El matrimonio se trasladó al n.º 515 de la calle Bonngasse y dos años después, en 1769, nació su primer hijo, bautizado como Ludwig Maria van Beethoven. Sin embargo, apenas seis días después de su bautizo, el niño falleció. El 17 de diciembre de 1770, fue bautizado su segundo hijo, Ludwig van Beethoven, en la iglesia de San Remigio de Bonn, con el nombre de «Ludovicus van Beethoven» según se describe en el acta de bautismo. Su fecha de nacimiento, generalmente aceptada como el 16 de diciembre de 1770, no cuenta con documentación histórica que pueda respaldarla. Maria Magdalena tuvo aún cinco hijos más, de los que sólo sobrevivieron dos: Kaspar Anton Karl van Beethoven, bautizado el 8 de abril de 1774, y Nikolaus Johann van Beethoven, bautizado el 2 de octubre de 1776. Los biógrafos no tienen claras las fechas de nacimiento exactas de ninguno de los hijos de Maria Magdalena Keverich.[2]<br />Primeros años de vida<br />El archiduque Maximiliano Francisco de Austria (1756–1801), patrocinador financiero de Beethoven.<br />El padre de Beethoven estaba muy impresionado por el hecho de que Wolfgang Amadeus Mozart diese conciertos a los siete años y quería que su hijo siguiera sus pasos. Con la intención de hacer de Ludwig un nuevo niño prodigio, comenzó a enseñarle piano, órgano y clarinete a temprana edad.[3] Sin embargo, el estudio musical coartó el desarrollo afectivo del joven, que apenas se relacionaba con otros niños. En mitad de la noche, Ludwig era sacado de la cama para que tocara el piano a los conocidos de Johann, a quienes quería impresionar; esto causaba que estuviera cansado en la escuela. Ya era usual que dejara de asistir a clases y se quedara en casa para practicar música.<br />El padre era alcohólico, lo que supuso que perdiera el puesto de director de la orquesta de Bonn —puesto heredado del abuelo Ludwig—, y la madre estaba frecuentemente enferma. Aunque la relación con Johann fuera más bien distante, Ludwig amaba mucho a su madre, a la que denominaba su «mejor amiga».[3]<br />El 26 de marzo de 1778, cuando tenía siete años, Beethoven realizó su primera actuación en público en Colonia. Su padre afirmó que la edad de Ludwig era de seis años, para destacar, de esta manera, la precocidad de su hijo; por ello, siempre se creyó que Beethoven era más joven de lo que era en realidad. Debido a que el talento musical y pedagógico de su padre era limitado, Ludwig comenzó a recibir clases de otros profesores. Sus avances fueron significativos, sobre todo en la interpretación del órgano y la composición, guiado por músicos experimentados como Christian Gottlob Neefe. Neefe fue un profesor muy importante e influyente en su instrucción y supo valorar inmediatamente el nivel excepcional de Ludwig. Además de transmitirle conocimientos musicales, Neefe dio a conocer a Beethoven las obras de los pensadores más importantes, tanto antiguos como contemporáneos.[3]<br />En 1782, cuando contaba con once años de edad, Beethoven publicó su primera composición titulada Nueve variaciones sobre una Marcha de Ernst Christoph Dressler (WoO 63). Un año después, Neefe escribió en la Revista de Música acerca de su alumno: «Si continúa así, como ha comenzado, se convertirá seguramente en un segundo Wolfgang Amadeus Mozart».[4] En junio del siguiente año, Ludwig es contratado como músico en la corte del príncipe elector de Colonia Maximiliano Francisco, por recomendación de Neefe. Este puesto le permitió frecuentar la música de los viejos maestros de capilla, además de facilitarle la entrada en nuevos círculos sociales, en los que se encontraban algunos de los que serían amigos suyos durante toda su vida, como la familia Ries, los von Breuning (en cuya casa conoció a los clásicos y aprendió a amar la poesía y la literatura), el violinista Karl Amenda o el doctor Franz Gerhard Wegeler (con quien años más tarde viajaría a Viena).[3]<br />El primer viaje a Viena<br />Véase también: Mozart y Beethoven<br />Beethoven encuentra una vía de escape de la presión familiar en 1787 cuando, con 17 años, marcha a la capital austriaca apoyado por su mecenas, el conde Ferdinand von Waldstein, quien sufraga los gastos del viaje y, lo más importante, le convence de sus posibilidades de éxito. Parece que durante este viaje a Viena tuvo lugar un fugaz encuentro con Mozart. En relación a este encuentro, solo existen textos de discutible autenticidad. De cualquier modo, la leyenda dice que Mozart habría dicho: «Recuerden su nombre, este joven hará hablar al mundo».[3]<br />Al poco tiempo, su madre enfermó gravemente y su padre le pidió por carta que regresara a Bonn inmediatamente. Murió finalmente de tuberculosis el 17 de julio de 1787. Tras este hecho, su padre entró en una depresión y su dependencia del alcohol se incrementó, llegando a ser detenido y encarcelado por este hecho. Tras esto, el joven Ludwig tuvo que responsabilizarse de sus jóvenes hermanos y se vio obligado a mantenerlos, tocando el violín en una orquesta y dando clases de piano durante cinco años, mientras que su padre seguía preso. Su padre falleció finalmente el 18 de diciembre de 1792.[3]<br />De aprendiz a maestro<br />Franz Gerhard Wegeler (1765–1848), médico y amigo desde la infancia de Beethoven.<br />En 1792, el príncipe elector de Bonn volvió a financiarle un viaje a Viena, ciudad en la que permaneció el resto de su vida componiendo, tratando de alcanzar un reconocimiento social a su persona por medio del arte y sufriendo un mal particularmente terrible para él: la sordera. Allí, Beethoven recibió clases de composición con Joseph Haydn, de contrapunto con Johann Georg Albrechtsberger y Johann Baptist Schenk y de lírica con Antonio Salieri.[3]<br />Durante este período tuvo varios duelos musicales con otros pianistas. El primero fue en 1792, durante un viaje con la orquesta de la corte, en el cual tocó con Franz Sterkel, ejecutando obras de dicho compositor. En 1800, tuvo lugar el famoso duelo (en el palacio de Lobkowitz) en el que Daniel Steibelt lo retó a que tocasen juntos. En dicha ocasión, Beethoven tomó partituras de una obra de éste, modificándolas al mismo tiempo que las iba tocando, con tanta gracia que Steibelt declaró que no volvería a Viena mientras Beethoven viviera allí y abandonó la ciudad, radicándose en París.[3]<br />Con veinticuatro años publicó su primera obra importante: tres tríos para piano, violín y violonchelo (Opus 1) y el año siguiente, en 1795, realizó su primer concierto público en Viena como compositor profesional, en el que interpretó sus propias obras. Ese mismo año le propuso matrimonio a Magdalena Willman pero ésta se negó. Posteriormente, realizó una gira por Praga, Dresde, Leipzig, Berlín y Budapest. En 1796 publicó tres sonatas para piano (Opus 2). La corte, la nobleza y la Iglesia vienesas acogieron la música de Beethoven y se convirtieron en mecenas y protectoras del joven músico. Eran frecuentes las disputas entre estos estamentos y el compositor, debido al carácter fuerte e impulsivo del músico, pero este hecho le hizo granjearse un gran respeto en la ciudad. Entre sus mecenas se encontraban personalidades como el príncipe Karl von Lichnowsky y el barón Gottfried van Swieten.[3] Por esa época se desligó de Haydn, con el que no coincidía musicalmente pero a quien, a pesar de esto, dedicó los tres tríos.<br />En 1800, Beethoven organizó un nuevo concierto en Viena en el que realizó la presentación de su Primera Sinfonía. Su actividad musical iba en aumento y también impartió clases de piano entre las jóvenes aristócratas, con las que mantuvo romances esporádicos. Al año siguiente, Beethoven se confesó preocupado por su creciente sordera a su amigo Wegeler. En Heiligenstadt, el año siguiente escribió el conocido Testamento de Heiligenstadt, en el que expresa su desesperación y disgusto ante la injusticia de que un músico pudiera volverse sordo, algo que no podía concebir ni soportar. Incluso llegó a plantearse el suicidio, pero la música y su fuerte convicción de que podía hacer una gran aportación al género hicieron que siguiera adelante. En dicho testamento escribió que sabía que todavía tenía mucha música por descubrir, explorar y concretar.[3]<br />Su música inicial, fresca y ligera, cambió para convertirse en épica y turbulenta, acorde con los tiempos revolucionarios que vivía Europa. Eran años en que las potencias monárquicas europeas se habían aliado para derrotar a la Francia revolucionaria. En una deslumbrante campaña en el norte de Italia, en la que el ejército austríaco fue derrotado, adquirió notoriedad Napoleón Bonaparte, que se convirtió en un ídolo entre los sectores progresistas. De esta época son la Sonata para piano n.º 8, llamada Patética, y la Sonata para piano n.º 14, llamada Claro de luna. Su Tercera Sinfonía, llamada la Eroica, estaba escrita en un principio en «memoria de un gran hombre», Napoleón, que era visto en ese momento como un liberador de su pueblo. Cuando se declaró a sí mismo Emperador, Beethoven se enfureció y borró violentamente el nombre de Napoleón de la primera página de la partitura. La Eroica se estrenó finalmente el 7 de abril de 1805.[3]<br />Éxito y sufrimiento<br />Beethoven hacia 1804, en la época de la Sonata Appassionata y de Fidelio. Decidido a «agarrar el destino por el cuello», compuso en el periodo de 1802 a 1812 una serie de obras brillantes y enérgicas características de su estilo «heroico».<br />Muy pronto, Beethoven dejó de necesitar los conciertos y recitales en los salones de la corte para sobrevivir. Los editores se disputaban sus obras; además, la aristocracia austriaca, quizás avergonzada por la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart en la pobreza, le asignó una pensión anual. Debido a la pérdida de sus capacidades auditivas, se entregó a una febril actividad creadora, y, a la par, sufrió penalidades personales producidas por dos desengaños amorosos. No llegó a casarse nunca, pero se le atribuyen varios romances, sobre todo entre damas de la nobleza. Antonie von Birkenstock, casada con el banquero alemán Franz Brentano, fue uno de los grandes amores de su vida.[5]<br />Entre 1804 y 1807, estuvo enamorado de la joven y bella condesa Josephine Brunswick, viuda de Joseph Graf Deym. Su amor era correspondido por parte de la condesa pero éste no pudo concretarse debido a las rígidas restricciones sociales de la época y la estricta separación entre la nobleza y el vulgo, por lo que la relación cesó. Durante este período, Beethoven había terminado Leonore, su única ópera. Compuso hasta cuatro oberturas diferentes y finalmente cambió el nombre de dicha ópera a Fidelio, en contra de sus deseos. El 20 de noviembre de 1805 fue la fecha de la primera representación, que tuvo poca afluencia de público, ya que esa misma semana las tropas de Napoleón habían entrado por primera vez en Viena. En los años siguientes, Beethoven incrementó su actividad creadora y compuso muchas obras, entre ellas la Quinta Sinfonía, la Sinfonía Pastoral, la Obertura Coriolano y la bagatela para piano Para Elisa.[3]<br />Sus apariciones en público eran cada vez más infrecuentes. El 22 de diciembre de 1808 Beethoven dio uno de sus últimos conciertos en vivo, en una larga jornada que incluyó el estreno de la Fantasía para piano, orquesta y coro Op. 80, las sinfonías Quinta y Sexta, el Concierto para piano n.º 4 Op. 58, el aria Ah perfido! y tres movimientos de la Misa en do mayor Op. 86. Tuvo como alumno al archiduque Johann Joseph Rainer Rudolph, hermano del emperador, y eventualmente se convirtió también en su más grande benefactor. En 1809, Beethoven no estaba conforme con su situación en Viena, especialmente bajo el aspecto económico. Entonces se planteó la invitación de Jerónimo Bonaparte, para dejar Viena y trasladarse a Holanda. Su vieja amiga la condesa Anna Marie Erdödy, logró convencer a Beethoven para que se mantuviera en Viena con la ayuda de sus más ricos admiradores, entre los que se encontraban el archiduque Rudolf, el príncipe Lobkowitz y el príncipe Kinsky, que ofrecieron a Beethoven una pensión anual de 4.000 florines, lo que le permitió vivir sin preocupaciones económicas. La única condición que le pusieron fue no abandonar la ciudad de Viena, condición aceptada por el compositor. Dicha pensión lo convirtió en el primer artista y compositor independiente de la historia, ya que anteriormente los músicos y compositores (Bach, Haydn y Mozart incluidos) eran sirvientes en las casas de la aristocracia, formando parte de su personal doméstico y componiendo e interpretando según sus amos les pedían. En cambio, las condiciones del arreglo al que llegó Beethoven con sus benefactores daban libertad al compositor de componer lo que él quisiera, bajo demanda o no, y cuando él quisiera.[3]<br />El incidente de Teplice<br />El encuentro en Teplice: al parecer, cuando paseaban Beethoven y Goethe por la alameda de este balneario, se encontraron a la emperatriz con su familia. El compositor siguió su paseo sin pararse a saludar. Esta imagen es una recreación posterior de Carl Rohling.<br />En 1812, Beethoven se traslada al balneario de Teplice y durante su estancia escribió la carta Amada inmortal, que provocó multitud de especulaciones sobre su destinataria aunque nunca se ha podido averiguar con exactitud. En 1977, el musicólogo estadounidense Maynard Solomon afirmó que la carta iba dirigida a Antonie Brentano, la esposa de un mercader de Fráncfort del Meno y madre de cuatro hijos. Debido a su sentido ético y su miedo al matrimonio, Beethoven abandonó esta relación, a pesar de los conflictos emocionales que le causó.[6] En julio de ese año, Elizabeth von Arnim organizó un encuentro entre el compositor y Johann Wolfgang von Goethe. Más tarde la condesa publicó su correspondencia con Goethe y en una de sus cartas al conde Hermann von Pückler-Muskau relató cierto suceso que al parecer habría ocurrido en dicho balneario ese mismo verano, cuando Beethoven y Goethe se encontraron por primera vez. Ambos paseaban por la alameda del balneario y de pronto apareció frente a ellos la emperatriz con su familia y la corte. Goethe, al verlos, se hizo a un lado y se quitó el sombrero. En cambio, el compositor se lo caló todavía más y siguió su camino sin reducir el paso, haciendo que los nobles se hicieran a un lado para saludar. Cuando estuvieron a cierta distancia se detuvo para esperar a Goethe y decirle lo que pensaba de su comportamiento «de lacayo».<br />Según Elisabeth von Arnim, el mismo Beethoven le habría contado esta anécdota. Sin embargo, su veracidad es muy discutida y hoy existe un cierto acuerdo en considerarla, si no por completo, al menos en buena parte invento de Elisabeth. En su carta a von Pückler-Muskau, le pregunta si le gusta la historia, «Kannst du sie brauchen?» («¿Puedes utilizarla?»). Von Arnim, sin embargo, decide utilizarla ella misma y en 1839 publicó, en la revista Athenäum una carta, supuestamente de Beethoven, en la que éste contaba la anécdota. El original de esta carta no apareció nunca, sólo la copia, y algunos detalles (como la fecha) indican que Beethoven no la escribió nunca, o al menos no tal como fue transcrita. Independientemente de su autenticidad, el incidente encantó a la sociedad vienesa, que lo creyó verdadero durante mucho tiempo.[7]<br />Problemas económicos<br />La obra orquestal La victoria de Wellington fue compuesta como homenaje a la victoria sobre los ejércitos napoleónicos en la Batalla de Vitoria por parte del Duque de Wellington y alcanzó gran popularidad.<br />Beethoven había entablado contacto con el inventor Johann Mäzel, que le construyó varios instrumentos para ayudarlo con sus dificultades auditivas, como cornetas acústicas o un sistema para escuchar el piano. Su obra orquestal La victoria de Wellington fue compuesta en 1813 para ser interpretada con un panarmónico, otro de los inventos de Mäzel. Esta obra era un homenaje a la victoria sobre los ejércitos napoleónicos en la Batalla de Vitoria por parte del Duque de Wellington y alcanzó gran popularidad, además de volver verdaderamente famoso al compositor, lo que le procuró grandes ingresos. Sin embargo, él mismo la calificó como «basura» (no diría algo así de ninguna otra obra suya) y hoy está completamente olvidada. El invento de Mäzel que más impresionó al compositor fue el metrónomo, y escribió cartas de recomendación a editores y comenzó a realizar anotaciones en las partituras con los tiempos del metrónomo para que sus obras se interpretaran como él las había concebido. En esa época comenzaron los problemas económicos del compositor, ya que uno de sus mecenas, el príncipe Lobkowitz, sufrió una quiebra económica y el príncipe Kinsky falleció al caerse de su caballo, tras de lo cual sus herederos decidieron no pagar las obligaciones financieras que el príncipe había contraído con el músico.[3]<br />En 1814, acabó las Séptima y Octava Sinfonías y reformó la ópera Fidelio, que fue un gran éxito, tanto de afluencia de público como económico, al igual que el resto de conciertos que realizó en esa época. Ese mismo año tuvo lugar el Congreso de Viena, que reunió en la ciudad a numerosos mandatarios que decidían el futuro de Europa después de la derrota de Napoleón. Este fue uno de los momentos de gloria de Beethoven, ya que fue invitado en muchas ocasiones a participar en los múltiples conciertos que se dieron en las celebraciones y fue recibido con admiración y reconocimiento.[3] Algunas fuentes apuntan a que el último concierto público de Beethoven tuvo lugar el 11 de abril de ese mismo año.[8] y consistió en el estreno del Trío Op. 97, junto al violinista Ignaz Schuppanzigh y el violonchelista Joseph Lincke.[9]<br />Tras la muerte de su hermano Kasper Karl el 15 de noviembre de 1815, tomó la decisión de acoger a su sobrino Karl, de nueve años de edad, en contra de la voluntad de su cuñada. En los años comprendidos entre 1815 y 1820, dedicó gran parte de sus energías y su tiempo a la batalla legal para ganar la custodia de su sobrino Karl. Este esfuerzo le supuso dejar prácticamente de componer (a pesar de lo cual cosechó sus dos mayores «éxitos» —la Novena Sinfonía y la Missa Solemnis— en esta época). En el testamento del hermano se le establecía a él como tutor de Karl, pero en el lecho de muerte, a petición de la cuñada, se estableció una tutoría conjunta. Ludwig, quién aborrecía a su cuñada, tuvo que llevar su causa ante la justicia. Los tribunales ordinarios no le conocían y le costaba hacer valer sus influencias, aunque finalmente ganó el caso, y desde entonces se dedicó a la formación musical de Karl con falsas esperanzas, ya que el chico no tenía dotes musicales. Uno de los profesores con los que contó su sobrino fue Carl Czerny, que posteriormente fue profesor de Franz Liszt y antes había sido alumno del propio Beethoven. Además, la relación con su hijo adoptivo no era excelente: constantemente tenía que encontrarle nuevos tutores, ya que tenía conflictos con ellos; y éste escapaba con su madre y peleaba constantemente con el tío. La preocupación por el dinero, que acompañó a Beethoven desde los días de la infancia en que tuvo que proveer para la familia, le ocupó en este periodo como nunca. Los editores no confiaban en él, pues no cumplía sus promesas de exclusividad y pedía constantemente más dinero por sus obras. Según su biógrafo, Emil Ludwig, de este periodo no hay ni una sola carta en la que no se traten, al menos tangencialmente, problemas de dinero.[10]<br />Después de 1815, Napoleón fue definitivamente derrotado y el canciller austriaco Klemens von Metternich instauró un régimen policial para impedir rebrotes revolucionarios. Beethoven fue una voz crítica del régimen. En esta época, su nombre era muy respetado en el Imperio y en Europa Occidental, sobre todo en Inglaterra, en parte gracias al éxito de La victoria de Wellington. Pero el ascenso de Gioachino Rossini y la ópera italiana, que Beethoven consideraba poco seria, lo colocó en segundo plano.<br />En 1816, realizó el primer esbozo de la Novena Sinfonía y dos años más tarde, su antiguo alumno y benefactor, el archiduque Rudolf, fue nombrado cardenal, motivo por el cual Beethoven comenzó a componer la Misa en re, aunque no estuvo terminada antes de la ceremonia de entronización. En 1822, Beethoven tuvo un encuentro con Rossini en Viena, ciudad en la que éste estaba cosechando grandes éxitos. Debido a las dificultades con el idioma y la sordera de Beethoven, el encuentro fue breve.[3]<br />Últimos años en Viena<br />Beethoven en 1823, año en que terminó su Novena Sinfonía. Retrato de Ferdinand Georg Waldmüller.<br />Beethoven pasó los últimos años de su vida casi totalmente aislado por la sordera, relacionándose solamente con algunos de sus amigos a través de los «cuadernos de conversación», que le sirvieron como medio de comunicación. Su último gran éxito fue la Novena Sinfonía, terminada en 1823. En los tres años finales, se dedicó a componer cuartetos de cuerda y la Missa Solemnis. El 13 de abril de ese año conoció a Franz Liszt, que entonces tenía once años, durante un concierto del compositor húngaro y lo felicitó por su interpretación. Años más tarde, Liszt transcribió todas las sinfonías de Beethoven para piano y fue un destacado intérprete de su obra. El estreno de la Novena Sinfonía tuvo lugar el 7 de mayo de 1824 y fue un rotundo éxito a pesar de las dificultades técnicas que entrañaba la obra. Este éxito no se tradujo en una ganancia financiera y los problemas económicos continuaron acuciando al compositor, que aunque tenía el dinero que estaba ahorrando, no lo podía utilizar ya que estaba destinado como herencia para su sobrino.[3]<br />La salud del maestro decayó inexorablemente durante su estancia en la casa de su hermano en Gneixendorf, a pesar de los cuidados de su familia. Su hermano Nikolaus Johann recordaba: «Al almuerzo comía únicamente huevos pasados por agua, pero después bebía más vino, y así a menudo padecía diarrea, de modo que se le agrandó cada vez más el vientre, y durante mucho tiempo lo llevó vendado». Tenía edemas en los pies y se quejaba continuamente de sed, dolores de vientre y pérdida de apetito.[11] En esa época, comenzó la composición de la Décima Sinfonía.<br />El 1 de diciembre de 1826, Beethoven y Karl volvieron a Viena. La premura de la decisión determinó que carecieran de un transporte adecuado y solamente pudieron conseguir un viejo carromato descubierto. El viaje resulta catastrófico para una persona en el estado en que se encontraba Beethoven, quien llevaba ropa de verano y se vio obligado a pasar la noche en una taberna de la aldea, donde la habitación no tenía calefacción ni persianas que lo protegieran del frío. Hacia la medianoche sufrió un escalofrío febril y comenzó una tos seca acompañada de sed intensa y fuertes dolores en los costados. Estando así, el maestro bebió grandes cantidades de agua helada que sólo agravaron su condición. Sin embargo, logró recuperarse de su crisis gracias a la atención del doctor Wawruch y consiguió llegar a la capital. El 20 de diciembre, se le extrajeron fluidos abdominales. Karl permaneció durante todo el mes a su lado hasta su incorporación, en enero, a su regimiento. El joven se había reconciliado totalmente con su tío tras el lamentable episodio del suicidio:[nota 6] «Mi querido padre: vivo satisfecho y sólo me pesa verme separado de ti».Beethoven en su lecho de muerte, por Josef Eduard Teltscher.<br />Casi en la miseria, a pesar de tener una gran fortuna en acciones financieras, escribió a sus amigos en Londres para pedir algún dinero. La respuesta llegó de inmediato, junto con cien libras esterlinas prestadas incondicionalmente. Cuando se difundió en Viena el estado terminal de Beethoven, todos sus antiguos amigos que aún vivían acudieron a su domicilio de la Schwarzspanierhaus para expresarle sus deseos de una pronta recuperación, aunque en realidad su propósito era despedirse del envejecido compositor.[12]<br />A pesar de los cuidados de su médico y el cariño de sus amigos, la maltrecha salud del músico, que había padecido problemas hepáticos durante toda su vida, empeoró. Esos últimos días le acompañaron Franz Schubert, quien en realidad no se atrevió a visitar al maestro, pero un amigo de ambos le mostró al moribundo las partituras de sus lieder, que Beethoven tuvo oportunidad de admirar y se le atribuye la frase: «es verdad que en este Schubert se encuentra una chispa divina», recordando el comentario que sobre él hiciera Mozart y haciendo el cumplido que no hiciera a ningún otro músico.[13] El 20 de marzo escribe: «estoy seguro de que me iré muy pronto». Y el día 23, entre los estertores del moribundo, algunas fuentes indican que exclamó: «Aplaudid amigos, comedia finita est» («La comedia ha terminado»), un final típico de la comedia del arte, aunque en 1860 Anselm Hüttenbrenner negó que Beethoven hubiera pronunciado tales palabras.[14] Esa misma tarde, tomó la pluma para designar a su sobrino Karl legatario de todos sus bienes.<br />Fallecimiento<br />El 29 de marzo de 1827, se celebró el funeral de Beethoven, al que acudieron más de 20.000 personas.<br />Al día siguiente, 24 de marzo de 1827, Beethoven recibe la extremaunción y la comunión según el rito católico. Cabe señalar que las creencias personales de Beethoven fueron muy poco ortodoxas. Esa misma tarde entra en coma para no volver a despertar hasta dos días más tarde. Su hermano Nikolaus Johann, su cuñada y su admirador incondicional Anselm Hüttenbrenner le acompañaron al final, ya que sus pocos amigos habían salido a buscar una tumba. Sus últimas palabras fueron dirigidas al vino del Rin que llegó después de mucho esperar el encargo, que se esperaba surtiera buenos efectos sobre la salud del músico: «Demasiado tarde, demasiado tarde...».[15] Hüttenbrenner relató los últimos momentos del compositor el 27 de marzo de 1827 de la siguiente forma:<br />Permaneció tumbado, sin conocimiento, desde las 3 de la tarde hasta las 5 pasadas. De repente hubo un relámpago, acompañado de un violento trueno, y la habitación del moribundo quedó iluminada por una luz cegadora. Tras ese repentino fenómeno, Beethoven abrió los ojos, levantó la mano derecha, con el puño cerrado, y una expresión amenazadora, como si tratara de decir: «¡Potencias hostiles, os desafío!, ¡Marchaos! ¡Dios está conmigo!» o como si estuviera dispuesto a gritar, cual un jefe valeroso a sus tropas «¡Valor, soldados! ¡Confianza! ¡La victoria es nuestra!». Cuando dejó caer de nuevo la mano sobre la cama, los ojos estaban ya cerrados. Yo le sostenía la cabeza con mi mano derecha, mientras mi izquierda reposaba sobre su pecho. Ya no pude sentir el hálito de su respiración; el corazón había dejado de latir.<br />Dos días después de su fallecimiento, el 29 de marzo, tuvo lugar el funeral. Se celebró en la Iglesia de la Santa Trinidad, distante un par de cuadras del domicilio de Beethoven, y en él se interpretó el Réquiem en re menor de Wolfgang Amadeus Mozart. Al mismo asistieron más de 20.000 personas, entre las que se encontraba Schubert, gran admirador suyo. El actor Heinrich Anschütz leyó la oración fúnebre, que fue escrita por el poeta Franz Grillparzer, a las puertas del cementerio de Währing, ahora Schubert Park.[3]<br />En su escritorio de trabajo, se encontró el Testamento de Heiligenstadt, redactado en 1802, en donde explica a sus hermanos el porqué de su profunda amargura. También se encontró la mencionada desgarradora carta de amor dirigida a su «Amada inmortal», a la que llama «mi ángel, mi todo, mi mismo yo».[3]<br />Franz Joseph Haydn <br />(pronunciado [ˈjoːzɛf ˈhaɪdn̩])[1] ( HYPERLINK quot; http://es.wikipedia.org/wiki/Rohrauquot; quot; Rohrauquot; Rohrau, cerca de Viena, Austria, 31 de marzo de 1732 – Viena, 31 de mayo de 1809) fue un compositor austriaco. Es uno de los máximos representantes del periodo clasicista, además de ser conocido como el «Padre de la sinfonía» y el «Padre del cuarteto de cuerda» gracias a sus importantes contribuciones a ambos géneros. También contribuyó en el desarrollo instrumental del trío para piano y en la evolución de la forma sonata.[2] [3]<br />Vivió durante toda su vida en Austria y desarrolló gran parte de su carrera como músico de corte para la rica y aristocrática familia Esterházy de Hungría. Aislado de otros compositores y tendencias musicales hasta el último tramo de su vida, estuvo, según dijo, «forzado a ser original».[4] En la época de su muerte, era uno de los compositores más célebres de toda Europa.[5]<br />Era hermano de Michael, que también fue considerado un buen compositor, y de Johann Evangelist, un tenor. Tuvo una estrecha amistad con Wolfgang Amadeus Mozart y fue profesor de Ludwig van Beethoven. El listado completo de las obras del compositor se puede consultar en el catálogo Hoboken, sistema de ordenación creado por Anthony van Hoboken.<br />Infancia<br />Franz Joseph Haydn nació el 31 de marzo de 1732 en Rohrau, una pequeña población cercana a Viena (Austria), en aquella época capital del Sacro Imperio Romano Germánico, y muy próxima a la frontera con Hungría. Fue el segundo de los doce hijos de Mathias Haydn y Anna Maria Koller. Su padre era fabricante y reparador de carros al servicio del conde de Harrach, el aristócrata de la población, y también sirvió como «Marktrichter», un oficio similar al de alcalde de pueblo. Su madre había trabajado previamente como cocinera en el palacio del conde Harrach. Ninguno de sus progenitores sabía leer música;[6] sin embargo, Mathias fue un entusiasta músico folclórico y había aprendido a tocar el arpa de forma autodidacta durante la época que trabajó como oficial. Según los últimos recuerdos de Haydn, su infancia con su familia fue extremadamente musical y frecuentemente cantaban juntos y con sus vecinos.[7]<br />Los padres Haydn se dieron cuenta de que su hijo tenía talento para la música y sabían que en Rohrau no tendría oportunidad de tener una educación musical adecuada. Por esta razón aceptaron la proposición de su pariente Johann Matthias Frankh, director de la escuela y maestro del coro en Hainburg, para que Joseph aprendiera en su casa y practicara como músico. Por tanto, con tan sólo seis años, Haydn se marchó con Frankh a Hainburg (a once kilómetros de distancia de su pueblo natal) y nunca más vivió con sus padres.<br />Haydn formó parte del coro de la Catedral de San Esteban de Viena durante nueve años, de 1740 a 1749.<br />La vida en casa de Frankh no fue fácil para Haydn, quien después recordaría que pasaba hambre frecuentemente[8] y era humillado constantemente por el estado asqueroso de su ropa.[9] Sin embargo, comenzó sus estudios musicales allí y pronto pudo tocar el clavecín y el violín, así como cantar las partes de tiple en el coro de la iglesia de Hainburg.<br />Existen razones para pensar que el canto de Haydn impresionó a quienes lo escucharon porque pronto atrajo la atención de Georg von Reutter,[10] el maestro de capilla de la Catedral de San Esteban de Viena, que estaba realizando un viaje por las provincias buscando nuevos talentos para el coro de niños. Haydn pasó con éxito una prueba de audición ante Reutter y en 1740 se trasladó a Viena, donde permaneció como corista durante los siguientes nueve años. A partir de 1745 su hermano menor, Michael, también se incorporó como miembro del coro.<br />Haydn vivió en la casa de Reutter junto a otros cinco chicos del coro. Recibió lecciones de latín y otras asignaturas, así como clases de canto, violín y teclado.[11] Reutter fue de poca ayuda para Haydn en las áreas de teoría musical y composición, ya que sólo le dio dos lecciones durante el tiempo que permaneció como corista.[12] Sin embargo, dado que San Esteban era uno de los principales centros de la música de Europa, Haydn fue capaz de aprender sirviendo a los músicos profesionales que había allí.[13]<br />Como Frankh anteriormente, Reutter no siempre se aseguraba de que Haydn estuviera alimentado de forma correcta. Según afirmó más tarde el biógrafo Albert Christoph Dies, Haydn se sentía motivado para cantar muy bien, con la esperanza de obtener más invitaciones a las representaciones que se realizaban ante la aristocracia, donde normalmente se servían refrigerios a los cantantes.[14]<br />Autonomía laboral<br />En 1749 Haydn alcanzó la edad en la que ya no pudo cantar los tonos agudos de las obras corales. Con este débil pretexto fue despedido de su trabajo en el coro. Se quedó en la calle sin ningún sitio al que ir.[15] Sin embargo, tuvo la suerte de encontrarse con un amigo, Johann Michael Spangler, con quien compartió durante unos meses un cuarto en la atestada buhardilla de su familia. Haydn decidió inmediatamente iniciar su carrera como músico independiente.<br />Durante esos difíciles años, Haydn desempeñó muchos trabajos diferentes: profesor de música, cantante de serenatas callejero y finalmente sirviente y acompañante del compositor italiano Nicola Porpora, de quien más tarde diría que había aprendido «los verdaderos fundamentos de la composición».[16]<br />Cuando era corista, Haydn no recibió una enseñanza seria en teoría musical y composición, lo que percibía como una gran deficiencia. Para paliarla, trabajó en ese sentido a través de ejercicios contrapuntísticos sobre el texto Gradus ad Parnassum de Johann Joseph Fux y estudió detenidamente la obra de Carl Philipp Emanuel Bach, a quien después reconocería como una importante influencia.[17]<br />Haydn sacó partido de estos años al ir adquiriendo mayores conocimientos musicales, hasta el punto que compuso sus primeros cuartetos de cuerda y su primera ópera, Der krumme Teufel, escrita para el actor cómico Johann Joseph Felix Kurz, conocido artísticamente como «Bernardon». La obra fue estrenada con éxito en 1753 pero pronto fue retirada por los censores.[18] Haydn también notó, al parecer sin enfadarse, que las obras que había dado sin recibir remuneración estaban siendo publicadas y vendidas en las tiendas musicales.[19]<br />Gracias al incremento de su reputación, Haydn pudo obtener el mecenazgo de un aristócrata, crucial para el desarrollo de la carrera de un compositor en aquella época. La condesa Thun,[20] tras ver una de las composiciones de Haydn, lo citó y contrató como su cantante y profesor de teclado.[21] El barón Carl Josef Fürnberg empleó a Haydn en su estado, Weinzierl, donde el compositor escribió el primer cuarteto para cuerdas. Fürnberg posteriormente recomendó a Haydn al conde de Morzin, quien se convirtió en 1757[22] en el primer mecenas de Haydn a tiempo completo.[23]<br />Años como maestro de capilla<br />Al final de este período, en 1759, Haydn recibió una oferta de empleo importante: la de maestro de capilla del conde de Morzin, es decir, director musical. Al mismo tiempo componía sus primeras sinfonías para orquesta y dirigía el conjunto del conde. En 1760, con la seguridad que le proporcionaba su puesto como maestro de capilla, Haydn se casó. Su esposa fue Maria Anna Aloysia Apollonia Keller (1729–1800), la hermana de Therese (n. 1733), de quien Haydn había estado previamente enamorado. Haydn y su esposa no fueron un matrimonio completamente feliz,[24] las leyes de la época no les permitieron separarse y no tuvieron hijos. Ambos tuvieron amantes; Joseph mantuvo una larga relación sentimental con una cantante de los Esterházy, Luigia Polzelli, con la que, según algunos biógrafos, tuvo uno o varios hijos.[25]<br />El conde de Morzin pronto sufrió dificultades económicas, por lo que a los dos años despidió a todos sus músicos. No obstante, Haydn encontró enseguida un empleo similar como asistente del maestro de capilla de la familia Esterházy, una de las más ricas e influyentes del Imperio austríaco y que residía en invierno en Viena y en verano en dos palacios de su propiedad, uno al sur de la capital y otro en Hungría. Cuando el viejo maestro de capilla, Gregor Werner, falleció en 1766, Haydn fue ascendido y ocupó dicho cargo.<br />Como miembro del servicio de la familia Esterházy, Haydn vestía librea y seguía a la familia cuando se trasladaban a sus palacios, el más importante de ellos era el ancestral Castillo Esterházy en Eisenstadt y después el Eszterháza, un gran palacio construido en la década de 1760 en Hungría. Los Esterházy eran amantes y conocedores de la música y dieron a Haydn todo el apoyo que necesitaba para su labor, incluso su propia pequeña orquesta. Empezó a trabajar para el príncipe Pál Antal Esterházy en 1762 y, muerto éste en 1763, sirvió a su hermano Nicolás Esterházy, llamado el magnífico durante casi treinta años. En su nuevo cargo, Haydn tuvo una gran responsabilidad, que consistía en componer música para cada ocasión, dirigir la orquesta, interpretar música de cámara con miembros de la orquesta y también de la familia, así como organizar el montaje de óperas (presentaba todas las semanas dos óperas y dos conciertos, además de las obras especiales para los visitantes destacados y conciertos de música de cámara diarios en los que el propio príncipe tocaba la viola da gamba). A pesar del intenso trabajo, Haydn se consideró un hombre afortunado.[26]<br />Haydn pasaba la mayor parte del año en Eszterháza, un gran palacio propiedad de la familia Esterházy construido en la década de 1760 en Hungría.<br />Transcurrieron casi 30 años en los que Haydn trabajó en este cargo y en los que compuso un sinfín de obras. A lo largo de este tiempo, su estilo fue desarrollándose y su popularidad fue creciendo. Con el tiempo llegó a componer tantas obras para su publicación como para los Esterházy. Obras tan importantes como sus Sinfonías de París (1785–1786) o Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz (1786) fueron compuestas en aquellos años.<br />Gradualmente Haydn también comenzó a sentirse más aislado y solitario, particularmente cuando la corte se desplazaba durante la mayor parte del año a Esterháza, lejos de Viena, en lugar de permanecer en Eisenstadt, que estaba más cercano a la capital.[27] Haydn tenía muchas ganas de visitar Viena en particular porque sus amistades estaban allí.[28] De estas amistades, fue particularmente importante la estrecha y platónica relación que mantuvo con Maria Anna von Genzinger (1750–93), esposa del médico personal del príncipe Nicolás en Viena, en 1789. Haydn escribía a la señora Genzinger con frecuencia, expresándole su estado de soledad en Eszterháza y su alegría por las pocas ocasiones en las que podía visitarla en Viena; más tarde, Haydn la escribió con frecuencia desde Londres. La muerte prematura de ésta en 1793 fue un duro golpe para Haydn y puede que compusiera sus Variaciones en fa menor Hob. XVII:6 en respuesta a su muerte.[29]<br />Otro de sus amigos en Viena fue Wolfgang Amadeus Mozart, a quien Haydn conoció alrededor de 1784. Según el testimonio posterior de Michael Kelly y otros, los dos compositores interpretaron juntos cuartetos de cuerda ocasionalmente. Haydn estaba enormemente impresionado por las obras de Mozart y lo elogiaba pródigamente ante otras personas. Mozart, evidentemente, devolvió los honores que le había profesado Haydn con la dedicatoria de un conjunto de seis cuartetos de cuerda, llamados actualmente los Cuartetos de Haydn. Ambos pertenecieron a la misma Logia masónica, en Viena.[30]<br />Viajes a Londres<br />En 1790, un año después de la Revolución francesa de 1789 que conmocionó a toda Europa, murió Nicolás, el patriarca de los Esterházy, y su sucesor resultó ser un hombre sin interés por la música, que despidió a la orquesta y jubiló a Haydn. Con tal motivo, aceptó la oferta de Johann Peter Salomon, un empresario musical alemán, para viajar a Inglaterra y dirigir sus nuevas sinfonías con una gran orquesta. Su estancia en ese país entre 1791 y 1792, repetida posteriormente entre 1794 y 1795, fue un gran éxito. Los conciertos de Haydn tuvieron una asistencia masiva y el compositor alcanzó una amplia fama y tuvo considerables ingresos. Charles Burney repasó el primer concierto de la siguiente forma: «el propio Haydn lo dirigió desde el pianoforte y la visión de aquel renombrado compositor enalteció a la audiencia y provocó tal excitación, atención y placer como ningún músico había conseguido en Inglaterra».[31]<br />Musicalmente, las visitas a Inglaterra de Haydn también fueron muy importantes, ya que allí compuso algunas de sus obras más conocidas, como las Sinfonías de Londres (entre ellas la Sinfonía Sorpresa, la Sinfonía Militar, la Sinfonía Redoble de timbal y la Sinfonía Londres), el Cuarteto Reiter o el Rondo gitano para trío con piano. El único traspié ocurrido durante sus viajes a Inglaterra fue la ópera Orfeo ed Euridice, también llamada L'Anima del Filosofo, por la que contrataron a Haydn pero cuya representación fue vetada a causa de intrigas.[32] Haydn hizo muchos amigos durante su estancia en la isla y mantuvo una relación romántica con Rebecca Schroeter.<br />Entre sus visitas, Haydn dio clases de contrapunto a Ludwig van Beethoven en Viena. Beethoven se mostró insatisfecho con la labor de Haydn como profesor y buscó la ayuda de otros; la relación entre ambos fue en ocasiones tensa.[33]<br />Haydn había considerado la posibilidad de quedarse en Inglaterra, pero finalmente volvió a Viena en 1795, donde se hizo construir una gran casa en el suburbio de Gumpendorf (el actual distrito de Mariahilf)[34] y decidió dedicarse a la composición de obras sacras para coro y orquesta. Escribió dos grandes obras, los oratorios La creación y Las estaciones, así como seis misas para la familia Eszterházy, que por aquella época estaba nuevamente encabezada por un príncipe con inclinaciones musicales. También compuso música instrumental, como el Concierto para trompeta y orquesta y los últimos nueve cuartetos de cuerda, entre los que se incluían Quintos, Emperador y Amanecer.<br />A partir de 1802, una enfermedad que había tenido anteriormente volvió a aparecer y se desarrolló hasta tal punto que ya no era capaz de componer. Esto fue indudablemente muy difícil para él ya que, como reconoció, en su mente las ideas de nuevas obras fluían con facilidad. A pesar de estar bien cuidado por sus sirvientes y no faltarle de nada, así como de tener amigos y ser un músico apreciado, Haydn debió pasar sus últimos años entristecido por no poder trabajar en su música. Durante su enfermedad, a menudo se consolaba sentándose sólo al piano e interpretando Gott erhalte Franz den Kaiser, que fue compuesta por él mismo en 1797 como un gesto patriótico.[35] Esta melodía fue posteriormente usada como los himnos nacionales de Austria y Alemania.<br />En 1806 se hizo imprimir unas tarjetas para declinar las invitaciones que recibía con el siguiente texto: «Hin ist alle meine Kraft, alt und schwach bin ich» (Todas mis fuerzas se han ido, soy viejo y estoy cansado), extraído de la canción «El viejo», compuesta en 1796. Haydn falleció el 31 de mayo de 1809 a los 77 años de edad, mientras Viena era atacada por las tropas de Napoleón Bonaparte. Entre sus últimas palabras se encuentra el intento por calmar y tranquilizar a sus sirvientes cuando un disparo de cañón cayó en el vecindario.[36] «Mis niños, no tengáis miedo, donde está Haydn, no puede haber daño». Fue enterrado en el cementerio Hundsthurm en Gumpendorf, el suburbio de Viena en el que había vivido. Dos semanas después, el 15 de junio de 1809, tuvo lugar un servicio fúnebre en Schottenkirche en el que se interpretó el Réquiem de Mozart.<br />James Webster afirma sobre Haydn como personaje público lo siguiente:<br />La vida pública de Haydn ejemplificó el ideal de la Ilustración del honnête homme (hombre honesto): el hombre cuyo buen carácter y éxito mundano se permiten y justifican el uno al otro. Su modestia y probidad fueron conocidas en todos sitios. Estos rasgos no eran requisitos para el éxito como maestro de capilla, empresario y figura pública, pero contribuyeron a una recepción favorable de su música.[37]<br />Haydn fue especialmente respetado por los músicos de la corte de los Eszterházy, a los que dirigió, y mantuvo una atmósfera laboral cordial y representó con eficacia los intereses de los músicos con sus mecenas.[38]<br />Haydn tenía un gran sentido del humor, evidente en su amor por las bromas pesadas[39] que a menudo aparecen en su música y tenía muchos amigos. Durante la mayor parte de su vida se benefició de su «temperamento alegre y feliz por naturaleza»,[40] pero en los últimos años de su vida, hay evidencias de que pasó periodos de depresión, particularmente en la correspondencia con la señora Genzinger y en la biografía de Dies, basada en las visitas efectuadas a Haydn en su vejez.<br />Haydn fue un devoto católico que a menudo recurría a su rosario cuando tenía problemas durante la composición, una práctica que habitualmente encontraba efectiva.[41] Normalmente comenzaba el manuscrito de cada composición con la frase «in nomine Domini» (en nombre de Dios) y lo finalizaba con «Laus Deo» (gloria a Dios).[42] Al igual que Mozart, Haydn también fue francmasón.[43]<br />Haydn era de corta estatura, quizás como resultado de haber estado desnutrido durante la mayor parte de su juventud. No era guapo y, como muchas otras personas de la época, sobrevivió a la viruela por lo que su cara estaba picada con cicatrices de esta enfermedad. Su biógrafo Dies escribió, «no podía comprender cómo le habían podido amar tantas mujeres bonitas en su vida. No podían haber sido cautivadas por mi belleza».[44]<br />Haydn también sufrió poliposis nasal durante la mayor parte de su vida adulta y en ocasiones le impidió componer; esta fue una enfermedad que causaba debilidad y agonía a quien la padecía en el siglo XVIII.[45]<br />Porción de un manuscrito original de Haydn, actualmente en el Museo Británico, tomado de una biografía del compositor disponible en el Proyecto Gutenberg.<br />James Webster resume el papel de Joseph Haydn en la historia de la música clásica de la siguiente manera:<br />Destacó en todos los géneros musicales... Es familiarmente conocido como «el padre de la sinfonía» y, con gran justicia, podría ser considerado de igual forma respecto al cuarteto de cuerda; ningún otro compositor se acerca a su combinación de productividad, calidad e importancia histórica en estos géneros.[46]<br />Estructura y características de su música<br />Una característica fundamental en la música de Haydn es el desarrollo de estructuras más grandes en lugar de motivos muy cortos y simples, a menudo derivadas de las figuras de acompañamiento habituales. La música es con frecuencia concentrada de manera bastante formal y las partes importantes de un movimiento pueden desarrollarse rápidamente.[47]<br />La obra de Haydn fue fundamental en el desarrollo de lo que se denominó forma sonata. Sin embargo, su práctica difiere en algunos puntos de las de Mozart y Beethoven, sus coetáneos más jóvenes que también destacaron en esta forma de composición. Haydn fue particularmente aficionado a la llamada «exposición monotemática», en la que la música que establece la clave dominante es similar o idéntica al tema de apertura. Haydn también difiere de Mozart y Beethoven en sus secciones de recapitulación, donde Haydn a menudo reorganiza el orden de los temas en comparación a la exposición y utiliza un amplio desarrollo temático.[48]<br />La inventiva formal de Haydn también lo llevó a integrar la fuga en el estilo clásico y a enriquecer la forma rondó con más cohesión tonal lógica. Haydn fue también el principal exponente de la forma doble variación (variaciones alternas sobre dos temas, que a menudo son los principales y en menor medida versiones el uno del otro).<br />Quizás más que cualquier otro compositor, la música de Haydn es conocida por su humor.[49] El más famoso ejemplo es el repentino acorde agudo en el movimiento lento de su Sinfonía Sorpresa. Otras muchas bromas musicales de Haydn incluyen numerosos falsos finales (por ejemplo, en los cuartetos Op. 33. n.º 2 y Op. 50. n.º 3), y la notable ilusión rítmica en el trío del tercer movimiento op. 50 n.º 1.<br />Evolución del estilo de Haydn<br />Las primeras obras de Haydn datan del periodo en el que el estilo de composición del Barroco tardío (del que fueron máximos exponentes Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Handel) había pasado de moda. Esa era una época de exploración e incertidumbre y Haydn, nacido 18 años antes de la muerte de Bach, fue uno de los exploradores musicales de su época.[50] Un viejo contemporáneo de Haydn cuyas obras éste entendió como una importante influencia fue Carl Philipp Emanuel Bach.[17]<br />El resto de la obra de Haydn fue producido a lo largo de seis décadas (aproximadamente desde 1749 hasta 1802) y se aprecia un incremento gradual pero constante de la complejidad y sofisticación musical, que se desarrolló según Haydn fue aprendiendo de su propia experiencia o de otros de sus colegas. Se han observado varios hitos importantes, en la evolución de su estilo musical.<br />A finales de la década de 1760 y comienzos de la década de 1770 Haydn entró en un periodo estilístico conocido como Sturm und Drang (tempestad e ímpetu). Este término fue tomado del movimiento literario aparecido en la misma época, aunque parece que el movimiento musical apareció unos antes que el literario.[51] El lenguaje musical del periodo es similar al usado anteriormente, pero es desplegado en las obras con una mayor intensidad expresiva, especialmente en las obras en claves menores. James Webster describe las obras de este periodo como «más grandes, más apasionadas y más audaces».[52] Algunas de sus composiciones más famosas de esta época son la Sinfonía de los adioses, la sonata para piano en do menor (Hob. XVI/20, L. 33) y los Seis cuartetos de cuerda Op. 20 (los cuartetos «Sol»), todos ellos de 1772. En esa misma época Haydn comenzó a mostrar interés en la composición de fugas siguiendo el estilo Barroco y tres de los cuartetos de cuerda Op. 20 acaban con estas fugas.<br />Cuando el Sturm und Drang llegó a su culmen, Haydn volvió a su estilo más claramente entretenido y encendido. No hay cuartetos de ese periodo y las sinfonías incorporan algunos rasgos nuevos: el primer movimiento ahora contenía en algunas ocasiones introducciones lentas y la instrumentación a menudo incluía trompetas y timbales. Estos cambios suelen estar relacionados con un cambio importante en las funciones profesionales de Haydn, que se trasladó desde la música «pura» y fue hacia la producción de operas buffas, que eran muy populares en el siglo XVIII en Italia. Varias de estas óperas fueron obras propias de Haydn y rara vez son representadas en la actualidad. A veces Haydn recicló su música para ópera en obras sinfónicas,[53] que le ayudaron a continuar su carrera como sinfonista durante esa agitada década.<br />En 1779 tuvo lugar un importante cambio en el contrato de Haydn que le permitió publicar composiciones sin la autorización previa de su mecenas. Puede que este hecho animara a Haydn a retomar su carrera como compositor de música «pura». El cambio se hizo más espectacular en 1781, cuando Haydn publicó los seis cuartetos de cuerda Opus 33, anunciando (en una carta a los potenciales compradores) que habían sido escritos de «una forma completamente nueva y especial». Charles Rosen ha argumentado que esta aseveración por parte de Haydn no sólo habla de las ventas sino que también se refiere a un número importante de avances en la técnica compositiva de Haydn que aparecen en esos cuartetos, avances que advierten de la llegada del estilo clásico en su punto de mayor esplendor. Entre ellos se incluye una forma fluida de fraseo, en la que cada motivo emerge desde el anterior sin interrupción, la práctica de permitir que el material de acompañamiento se convirtiera en material melódico y un tipo de «contrapunto clásico» en el que cada parte instrumental mantiene su propia integridad. Estos rasgos continúan en muchos de los cuartetos que Haydn escribió después de los Opus 33.[54]<br />En la década de 1790, estimulado por sus viajes a Inglaterra, Haydn desarrolló lo que Rosen denomina como su «estilo popular», una forma de composición que, con un éxito sin precedentes, creó música que tuvo un gran apoyo popular pero manteniendo una estructura musical rigurosa y docta.[55] Un elemento importante del estilo popular fue el uso frecuente de música tradicional o un material similar. Haydn tuvo cuidado de desplegar este material en los lugares apropiados, tales como al final de las exposiciones de las sonatas o en los temas de apertura y finales. En estos lugares, el material tradicional servía como un elemento de estabilidad, ayudando a anclar la estructura más amplia.[56] El estilo popular de Haydn se puede escuchar virtualmente en todas sus obras posteriores, incluyendo las doce Sinfonías de Londres, los últimos cuartetos y tríos para piano y los dos últimos oratorios.<br />La vuelta a Viena en 1795 marcó el último punto de inflexión en la carrera del compositor. Aunque su estilo musical evolucionó poco, sus intenciones como compositor cambiaron. Mientras permaneció como sirviente, y después como ajetreado empresario, Haydn escribió sus obras rápidamente y con profusión, con frecuentes plazos de entrega. Como hombre rico, Haydn ahora sentía el privilegio de tomarse su tiempo y escribir para la posteridad. Esto se refleja en el tema de La creación (1798) y Las estaciones (1801), que abordan temas de peso como el significado de la vida y el objetivo de la humanidad y representa un intento de hacer lo sublime en la música. Las nuevas intenciones de Haydn también significaron que el compositor estaba dispuesto a pasar mucho tiempo en una única obra, ya que tardó más de un año en completar ambos oratorios. Haydn afirmó una vez que había trabajado tanto tiempo en La creación porque pensaba que sería su última obra.[57]<br />El cambio en el enfoque de Haydn fue importante en la historia de la música y otros compositores pronto siguieron su ejemplo. En particular, Ludwig van Beethoven adoptó la práctica de tomarse su tiempo en las composiciones y de fijarse grandes objetivos.[58]<br />Identificador de las obras de Haydn<br />Las obras de Haydn figuran en un catálogo elaborado por Anthony van Hoboken. Éste recibe el nombre de catálogo Hoboken y asigna a cada obra de Haydn un número de identificación, llamado número Hoboken (cuya abreviatura es H. o Hob.). Los cuartetos de cuerdas también tienen número Hoboken, pero se identifican generalmente por su número de opus, que tiene la ventaja de indicar los grupos de seis cuartetos que Haydn publicó conjuntamente, por lo que, por ejemplo, el cuarteto de cuerdas Opus 76, n.º 3 es el tercero de los seis cuartetos publicados en 1799.<br />