2. ‐ No, es lo que menos me gusta. No sirven para nada.
‐ ¿Cómo qué no? ¿Cuántos años tienes Robert?
‐ Tengo 7 años.
‐ ¿Y qué hora es?
‐ Son las 10 de la noche.
‐ Pues no entiendo que no te gusten las matemáticas cuando las estas utilizando
a cada momento.
‐ ¡Yo no utilizo las matemáticas para nada!
‐ ¿Y qué es el 8 y el 11?
‐ Números.
‐ ¿Y qué te enseña tu profesor en matemáticas?
‐ …números.
‐ ¡Aja! Entonces ya sabes para que sirven las matemáticas.
El Diablo de los Números desapareció, dejando solo a Robert que estaba pensando en
lo que había sucedido.
Robert se dio cuenta que las matemáticas servían para decir muchas cosas (sus años,
que hora era, que día era…), pero que su profesor nunca se las había explicado de esa
forma.
Segunda noche
En el sueño de Robert volvió a aparecer el Diablo de los Números, pero esta vez no
venía solo. Le acompañaba una persona muy alta y estirada, con una sonrisa muy
grande.
5. ‐ Buenas noches Robert. Hoy vengo acompañado de un nuevo amigo. Este es el
Número dos, a simple vista puede parecerte un cisne. De hecho, a él no le
importa que le llamen así.‐ dijo el Diablo de los Números.
‐ Hola Robert‐ dijo el Número dos‐ me han dicho que eres un niño muy
simpático.
Mientras Robert y el Número dos hablan y se reían, el Diablo de los Números ya había
empezado a escribir con su bastón en la pared:
EP D>D
‐ Robert, como niño que eres debes saber que todo número nace de otro
número.‐ dijo el Diablo de los Números.
‐ Es cierto. Yo nazco de la suma de dos unos, eso quiere decir que soy mayor que
el Número uno‐ dijo el Número dos, mientras escribía en la pared:
E@DPD
Robert se quedó en silencio pensando en lo que sus dos nuevos amigos le habían
dicho, y tan pensativo estaba que no se había dado cuenta de que en el sueño solo
quedaba él.
Cuarta noche
Robert no se encontraba bien, tenía fiebre y no pudo ir al colegio. Estaba muy cansado
y decidió dormir un rato.
Durante la siesta recibió la visita de su amigo el Diablo de los Números, que venía
dispuesto a presentarle a un nuevo amigo.
6. ‐ Hola Robert, yo soy el Número tres. A mí me conoces por el cuento de los tres
cerditos.
‐ Buenas noche Robert, nuestra visita de hoy va a ser corta‐ dijo el Diablo de los
Números, mientras escribía y dibujaba en la pared con su mágico bastón:
¿Cuántas personas ves en el dibujo Robert?‐ pregunto el Diablo de los Números
‐ Hay un niño solo, dos personas juntas y después otras tres personas juntas‐
contesto el niño.
‐ ¿Sabrías escribir con mi bastón de que números puede nacer el Número tres?‐
dijo el Diablo de los Números, mientras le daba el bastón a Robert.
Robert cogió el bastón con muchísimo cuidado, y empezó a escribir.
FPD>D>D
7. FPE>D
‐ Muy bien Robert, entonces sabemos que el Número tres nace de la suma del
dos y del uno o bien de la suma de tres unos.‐ afirmo el Diablo de los Números.
‐ Eso es correcto, pues yo soy mayor que el uno y el dos.‐ dijo el Número tres,
muy orgulloso.
Robert empezó a escribir algo en el techo, mientras sus dos amigos miraban:
DPF@E
EPF@D
‐ ¡Muy bien!‐ exclamaron el Diablo de los Números y el Número tres‐ Eso que
acabas de hacer se llama restar.
El niño se despertó con una amplia sonrisa en su cara, pues ya sabía restar.
Quinta noche
Robert ya se había curado de su gripe y hoy había vuelto al colegio. Por la noche se
metió muy rápido en la cama y sin protestar a su madre, porque tenía muchas ganas
de ver qué cosas nuevas le enseñaba su amigo el Diablo de los Números.
‐ Buenas noches mi querido Aprendiz a Diablo de los Números.‐ dijo el Diablo de
los Números, que estaba esperándolo sentado en una silla.
8. ‐ ¿Quién yo? ¿Soy Aprendiz a Diablo de los Números?‐ pregunto Robert
extrañado.
‐ Si, además eres muy bueno.‐ dijo mientras se levantaba de su silla.
Robert se fijó en la silla que tenía su amigo, hasta que se dio cuenta de lo que
realmente era:
‐ ¡Pero si eres un cuatro al revés!‐ exclamo Robert al ver como el Número cuatro
se ponía de pie.
‐ Exacto, pero la gente a veces me utiliza de silla por mi parecido.‐ dijo un poco
triste el Número cuatro.
‐ Robert, ¿sabrías decirme de que números nace el cuatro?‐ pregunto el Diablo
de los Números ofreciéndole su bastón.
El niño cogió sin pensárselo el bastón y comenzó a escribir:
GPD>D>D>D
GPE>D>D
GPE>E
9. GPF>D
‐ Muy bien Robert, veo que no se te escapa una.‐dijo asombrado el Diablo de los
Números‐ ¿Sabrías escribir las restas posibles?
Robert dudoso empezó a escribir despacio para no equivocarse, pues ya era Aprendiz a
Diablo de los Números.
G@FPD
G@EPE
G@DPF
‐ ¿Y sabrías hacer agrupaciones de manzanas? Quiero que amontones un grupo
con una manzana, otro con dos, con tres y por último uno con cuatro
manzanas.‐ dijo el Diablo de los Números muy seguro.
Robert quedo pensativo pues su amigo era la primera vez que le pedía que hiciera eso:
hÇt ÅtÇétÇt
WÉá ÅtÇétÇtá
10. gÜxá ÅtÇétÇtá
VâtàÜÉ ÅtÇétÇtá
‐ De esta manera te das cuenta que los números van aumentando en cantidad.‐
dijo el Diablo de los Números.
‐ Yo soy mayor que el Número uno, el Número dos, el Número tres; pero menor
que el número cinco.‐ dijo el Número cuatro.
Robert se fue alejando de ellos, ya que era hora de despertarse.
Sexta noche
Robert recibió la visita del Diablo de los Números, como de costumbre. Esta vez su
amigo traía con él un acompañante con muchas curvas, parecía una serpiente:
11. ‐ ¡Tú eres el Número cinco! Eres mi número favorito.‐ exclamo Robert.
‐ Buenas noches.‐ dijo el Número cinco‐ Como ya sabrás, yo soy mayor que el
Número uno, el Número dos, el Número tres, el Número cuatro.
‐ Robert me gustaría que escribieses de que números nace.‐ pidió el Diablo de
los Números.
Robert comenzó a escribir, el número de los que nacía su número favorito se los sabía
muy bien:
HPD>D>D>D>D
HPE>D>D>D
HPE>E>D
HPF>D>D
HPF>E
12. HPG>D
‐ Muy bien Robert, como ya te habrás dado cuenta todo número grande es la
suma de números pequeños; y los números pequeños son la resta de los
números grandes.‐ dijo el Diablo de los Números mientras escribía:
H@GPD
H@FPE
H@EPF
H@DPG
Robert se quedó solo en su sueño pensando en que había conocido a su número
favorito.
Séptima noche
Robert se quedó dormido pensando que iba a conocer a algún nuevo amigo del Diablo
de los Número, pero esta vez el apareció solo.
13.
‐ Buenas noches Robert.
‐ ¿Por qué vienes solo?
‐ No te voy a presentar más amigos, porque no tendríamos sueños suficientes.
Los número son infinitos, hay muchísimos números.
‐ ¿No se pueden contar todos?
‐ Una persona no tiene tiempo suficiente en su vida para contarlos todos Robert.
Además, tú ya conoce muchas cosas de las matemáticas y con el tiempo
conocerás muchas más.
‐ Pero si tú no me las enseñas, ¿Quién lo hará?
‐ En el colegio encontraras profesores que enseñen mucho y de manera muy
divertida. Me tengo que ir, pero antes debo darte algo.‐ dijo el Diablo de los
Números mientras le daba algo a Robert.