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Cuentos
      para
    halloween
     Volumen II     (Grupo C)




 Colección de cuentos escritos por
alumnos/as de educación primaria.
Índice de cuentos
   Autor/a:                  Título:              Página
Irene Rodríguez…….…    La casa de terror……………... 3
Javier Tello……...……    Infierno desde la mañana…….. 5
César Cabrero…………      Terror en el coliseo…………… 7
Sofía García…………..     El misterio del castillo encantado 9
Néstor Rivero…………      Un halloween al revés………..         11
Carlos Olmedo………..     El misterio del museo….……..        16
Mario Fernández……...   La casa tenebrosa…………….            18
Celia Mª, Maroto……..   La casa de la antigua escuela...   21
Lucas de Nicolás……..   La casa encantada…………...           22
Pablo González………      La mansión prisión………….            23
Lucía Herrán…………       La ciudad encantada…………            25
Raúl                   El fantasma de Escalante…….        26
La casa de terror
Un día unos amigos decidieron ir a una casa a dormir la
noche de halloween y hacer una fiesta. Eran cuatro amigos
que se llamaban Lucía, Carmen, Miguel y Cristina.
Lo acordaron cuando se dieron cuenta de que ese día era el
cumpleaños de Lucía. Ellos miraron casas por internet y
encontraron una muy grande y bonita. Entonces decidieron
alquilarla.
Cuando llegaron a la casa lo primero que hicieron fue
decorarla con fantasmas, velas… y disfrazarse. Cuando
terminaron, la casa quedó terrorífica. Después, hasta que
llegó la noche, se quedaron en casa jugando a las cartas.
Carmen fue a
coger las cartas y
oyó un ruido
extraño,      pero
pensó que habían
sido los demás
para     asustarla.
Entonces les dijo
que salieran y, de
repente, empezó a hacer mucho aire y Carmen desapareció.
Al ver que tardaba mucho, los demás fueron a buscarla. Por
más que buscaban, no la encontraban y no sabían muy bien
qué hacer.
Decidieron llamar a la policía, pero los teléfonos no tenían
cobertura y pensaron ser ellos los policías y buscarla.
Cuando iban a entrar por la puerta de la primera habitación
la puerta se abrió sola. Entonces entraron y, de repente, la
puerta se cerró dejándolos allí encerrados. Todos tenían
mucho miedo y Lucía pensó que tal vez sería una broma.
Decidió decir en alto que dejaran de hacer el tonto y los
sacaran de allí. Entonces sucedió lo mismo que con
Carmen, y Lucía desapareció.
Cristina y Miguel se pusieron aún más nerviosos. Cristina
dijo que lo mejor era estar tranquilos. Entonces estuvieron
pensando que cómo era posible que hubieran desaparecido
Lucía y Carmen.
De la nada apareció una puerta y de pronto se abrió. Los
niños, movidos por su curiosidad, entraron por si estaban
Lucía y Carmen.
Apareció un largo pasillo que iba desde la puerta hasta
quién sabía dónde. Los niños entraron y se encontraron con
unos fantasmas y brujas que se acercaban hacia ellos con
Lucía y Carmen encerradas en una jaula minúscula. Cristina
y Miguel empezaron a gritar. Cuando se dieron cuenta de
que estaban Lucía y Carmen en la jaula dijeron a los
monstruos que las soltaran, y ellos les contestaron que no.
Entonces, los niños hicieron un plan: Cristina les distraería,
mientras, Miguel sacaba a las chicas de la jaula con una
pinza del pelo de Cristina.
El plan salió bien y cuando acabaron, los monstruos
salieron huyendo, aterrorizados de los niños, y decidieron
no volver nunca.
Ya se había hecho de noche y era hora de ir pidiendo
caramelos por las casas.
Al final tuvieron millones de caramelos y los acompañaron
con la tarta del cumpleaños de Lucía.
Al final se fueron todos a dormir tan tranquilos porque ya
no había ningún monstruo. A la mañana siguiente cada uno
se fue a su casa y decidieron que antes de alquilar una casa
irían a verla primero.
                                        Irene Rodríguez.
Infierno desde la mañana
Era el día de halloween. La profesora terminó la lección de
matemáticas y a continuación tocó la campana del recreo.
Los niños se pasaron todo el rato pensando sobre lo que
iban a soñar esa noche. Desde los más pequeños hasta los
más mayores hablaban de ello.
El recreo acabó. Pero nadie formó filas. Hasta los de 1º de
primaria creían que sabían lo que pasaría a continuación.
Pensaban que los alumnos de quinto y de sexto pondrían
canciones y bailarían coreografías. Todos iban disfrazados
de monstruos, hechiceros o demonios. Los vampiros eran
los más abundantes.
Javier y Néstor se habían pasado el rato hablando de la
noche que acechaba; pero de pronto: ¡zas! Empezaron a
caer columnas de hierro de unos cuatro metros de diámetro
que atraparon a casi todos los niños. Sólo quedaban la
mayoría de los chavales de 6º C, coincidencia o no, porque
simultánea mente el cielo oscureció, y todos pensaron que
era el fin del mundo.
De repente, en un cielo que ahora era de color carmesí, se
pudo distinguir un mensaje: V a i s a m o r i r.
Luego los árboles empezaron a arder. Todos intentaron salir
del colegio. Javier ayudó a Néstor a que saliese.
Los profesores también escaparon del “colegio infernal”,
término que utilizaron muchas persona cuando estuvieron a
salvo.
Formaron grupos para patrullar la ciudad en busca de
lugares seguros. Encontraron toda clase de cosas en su
búsqueda. Desde alimentos básicos hasta portátiles.
El grupo llamado Halcón, la mayoría de los miembros de 6º
C, encontró varios lugares seguros. Los examinaron hasta
descubrir todos los inconvenientes y ventajas hasta que el
mejor fue el lugar que había descubierto Carlos. Eran las
alcantarillas; pero eran mejor que cualquier sitio de la
ciudad.
Se preguntaban qué habría sido de sus familias. El período
de adaptación fue largo y duro. Descubrieron que habían
dependido demasiado de la electricidad. Mientras pasaba el
tiempo, aprendían a ser más autónomos.
Pero las alcantarillas dejaron de ser tan seguras. Había unos
pocos desaparecidos. Decidieron ir a buscarlos y Juan
Carlos, el líder de los Pandas (uno de los subgrupos de los
Halcón), propuso una idea para no perder a nadie: agarrar a
todos con cuerdas.
A todos les gustó la idea. Estaban equipados con linternas.
Encontraron a lo que parecía un grupo de zombis. Néstor y
Javier, que iban a la cabeza, avistaron a los zombis y los
apuntaron con las linternas. Así fue como descubrieron que
la luz era dolorosa para los zombis, ya que empezaron a
retorcerse como si de llamas se tratase.
Luego, descubrieron que los supuestos zombis eran sus
compañeros desaparecidos.
- Debemos hacer frente a la situación. Armarnos de valor y
salir ahí fuera, descubrir qué fue lo que pasó con nuestras
familias y qué fue lo que provocó el colegio infernal -
sugirió Mario.
- Tiene razón, -continuó Javier- no podemos quedarnos aquí
para siempre.
Y así fue, un día improvisaron armas y armaduras y
salieron los Halcón y los Cigüeña.
Descubrieron que todo estaba normal, que sólo había ardido
la primera quincena. Todo excepto el colegio, que estaba
completamente calcinado. Fueron ganando a los muchos
seres (monstruos, hechiceros, demonios, vampiros…) que
habitaban la Tierra. Lo último que consiguieron fue el
colegio.
Cuando conquistaron el colegio, las columnas de metal
estaban agujereas. Los profesores que quedaron estaban
ilesos. Pero ninguno de los supervivientes del colegio
recordaba nada.
También descubrieron que todas las demás personas del
mundo habían muerto a causa de un terremoto; pero el
colegio no había sido afectado, como si un campo de fuerza
los hubiese protegido.
Reforzaron el colegio con techos en el patio y muros de
hormigón en todas las paredes.
Su reconquista del planeta Tierra fue larga y duró
generaciones, pero esa es ya otra historia.
                                              Javier Tello.




                Terror en el coliseo
Raquel era una chica despierta y vivaracha. Le gustaba
mucho escribir historias. Ella y su familia estaban pasando
unas agradables vacaciones en Roma, visitando museos y
monumentos. Toño, su hermano, estaba bastante pesado,
pero a ella le daba igual: le encantaba visitar museos y
escuchar historias de cada uno de esos objetos.
Aquel día, estaban visitando el Coliseo. A todos les encantó
aquella maravillosa obra romana. Luis, su padre, compró
cuatro entradas para la visita guiada.
Toño se vistió de antiguo gladiador romano. Raquel iba con
su libreta anotando todo lo que veía y oía. Marta, su madre,
iba con gafas de sol, pues era un día muy soleado. Luis, con
sus gafas.
Sin duda, lo que más les fascinó fueron las catacumbas. Las
catacumbas eran grandes y espeluznantes. De pronto,
                                     oyeron unos chillidos
                                     horripilantes. Todos se
                                     asustaron. El guardia y
                                     el resto del grupo
                                     huyeron. La familia de
                                     Raquel y ella se
                                     quedaron a investigar. Y
habría sido mejor que no lo hubieran hecho. Delante de
ellos había unos fantasmas. Sí, unos tenebrosos fantasmas
con cara de pocos amigos. Eran dos esqueletos que
desprendían un brillo espantoso de color azulado. Raquel
les preguntó:
- ¿Quienes sois? ¿Qué hacéis aquí?
Los esqueletos, al verse interrogados de aquella forma,
emprendieron la huida. La familia los siguió. Fue una huida
impresionante: los fantasmas-esqueletos iban a una
velocidad vertiginosa, por lo que la familia no pudo
atraparles. Raquel se quedó pensando y al final exclamó:
- ¡Tenemos un misterio! ¡Vamos a buscar pistas!
Y así todos se vieron implicados en esa idea. Cuando
llevaban un largo rato, Toño dijo:
- Creo que aquí hay algo.
Ahí había una tela rasgada. Marta le felicitó y Luis le dio un
caramelo.
- ¿No es del taquillero? -dijo Luis, intrigado.
- Sí lo es -le contestó Marta.
Así la familia decidió llegar al fondo de este asunto.
Mientras pensaban, los fantasmas-esqueleto raptaron a
Toño. El pobre chico estaba muerto de miedo. Los
fantasmas-esqueleto intentaron llevarse también a Raquel;
pero cuando la chica sintió que la agarraban, les propinó
una patada y los fantasmas se alejaron. Pero esta vez
dejaron también una pista tan interesante como inquietante,
pues debajo de sus pies había una zapatilla medio roída.
- ¡Es del amigo del taquillero! -exclamó Marta.
Así fueron al interior del patio y ahí encontraron a Toño
atado.
Toda la familia reunida, se dirigieron a las taquillas y allí
avisaron al director, y éste con unos policías les arrestaron.
Por fin la familia pudo continuar su visita guida por el
Coliseo.
                                            César Cabrero.




       El misterio del castillo encantado
Un día, Carlos, Susana, Lidia, David y yo tuvimos la idea
de acampar al lado de un castillo abandonado.
                                      Cuenta la leyenda,
                                      que estaba encantado.
                                      Iba a ser un pequeño
                                      desafío para la noche
                                      de Halloween.
                                      El     día    anterior
                                      preparamos       todo,
antes de pasar más miedo que en toda nuestra vida.
Quedamos en el principio del camino. Cuando estuvimos
todos, partimos rumbo al Valle de las Nieblas lugar donde
se encontraba dicho castillo.
Cuando llegamos lo primero que hicimos fue montar la
tienda y colocar las cosas. Después decidimos ir a
descansar un rato.
A la hora de cenar nos despertamos, nos preparamos unos
bocadillos y nos lo comimos mientras David contaba una
historia de miedo.
Al dar las doce, nos fuimos al castillo. La puerta de la
entrada estaba cerrada y tuvimos que entrar por una
ventana .Dentro todo estaba lleno de telarañas y había
mucha humedad. De repente las
ventanas se abrieron de golpe y
resplandecieron los relámpagos
por todo el castillo.
Parece que no podíamos volver
a la tienda porque comenzó a
llover con gran fuerza.
Cuando nos íbamos a ir a la cama una voz nos gritó:
- Como no salgáis de mi castillo os comeré vivos. Jajaja.
Al oír esto, todos empezamos a gritar y las luces se
encendían y apagaban solas; las ventanas se abrían y
cerraban sin que hubiera nadie cerca.
Salimos corriendo del castillo hasta la tienda más cercana
del pueblo; allí hablamos sobre la situación.
                                 Los monstruos no existen, en
                                 eso estábamos todos de
                                 acuerdo. Entonces alguien
                                 con ayuda de la tecnología
                                 tenía que ser ese fantasma
                                 para ocultar algún secreto.
Decidimos ir al castillo al día siguiente para averiguarlo.
Al amanecer fuimos al castillo. Todo parecía tranquilo. En
una habitación descubrimos millones de cosas robadas; un
panel de control de luces y que hacía abrir y cerrar las
ventanas, y un micrófono, que estaba conectado a unos
altavoces que había en todas las habitaciones de la casa.
También había un retrato, nosotros pensamos que podía ser
el ladrón.
Al día siguiente, fuimos a la policía y le contamos todo.
Nos dijeron que nuestro fantasma era un ladrón muy
peligroso.
¡Qué desilusión, parecía un castillo encantado de verdad!
                                           Sofía García.




              Un halloween al revés
Érase una vez un halloween extraño, muy extraño.
La historia que os voy a contar no es precisamente
terrorífica; se refiere a unas fiestas especiales que se
celebran en un país que no se halla en ningún mapa: el país
de lo contrario. Me refiero a ese país extraño e inventado
por los niños, al que ellos llaman el mundo al revés. Es ese
país que los buenos usan para divertirse y los malos para
escaquearse diciendo que algo no es verdad porque estamos
en el mundo al revés.
Bueno, al grano; como os iba diciendo, en este país todo es
lo contrario y, por lo tanto, las fiestas también lo son,
incluido halloween, al que por cierto ellos llaman
neewollah (imagino que ya sabréis por qué).
El caso es que nuestro halloween nació de su neewollah, y
mi relato va a tratar de cómo el neewollah pasó a ser el
halloween actual.
Era un día lluvioso, las goteras humedecían el blanco suelo
del pasillo y las ráfagas de frío entraban sollozando y
vibrando por las ventanas como espectros atrapados en un
mundo sin paz.
Era noche de brujas.
Abajo, en el sótano, Pedro y Lucía preparaban los
decorados y comidas con mucha alegría e inquietud; pues
esa misma noche iban a celebrar su fiesta favorita:
halloween.
Iban colocando las arañas en sus telarañas, calaveras,
                           brujas, dulces y, por supuesto,
                           calabazas.
                           Sus padres estaban de compras;
                           pues iban a preparar la cena y
                           necesitaban los       ingredientes
                           correspondientes que, aparte de
                           dos coliflores y una lechuga, se
                           trataba de dulces, dulces y más
                           dulces de todo tipo.
- Por fin hemos terminado -jadeó Pedro, que tenía ganas de
llorar, aunque no sabía si de alegría o de cansancio.
- Sí, pero lo hemos hecho rápido para nada -contestó Lucía.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque faltan dos horas para que lleguen papá y mamá.
- Ah, es verdad.
Entonces Pedro y Lucía subieron a su habitación y
empezaron a rebuscar en su vieja caja de juegos, para ver si
encontraban algo con lo que entretenerse. Aquel arcón
estaba frío, sucio y francamente destartalado; aunque lleno
de recuerdos, tanto materiales como sentimentales.
Rebuscando en aquel baúl encontraron algo que les
sorprendió: ¡Una calabaza!
- ¡Y qué grande! -exclamó sorprendido Pedro, que aún no
se lo creía.
- Sólo es un espejo -suspiró decepcionada Lucía.
- ¡Pero si no tenemos ninguna calabaza detrás!
- Es verdad.
- ¡Mira Lucía! ¡Se ilumina!
- Ten cuidado, me da mala espina.
Como Pedro era bastante desobediente a la hora de tratar
con su hermana, le entraron unas ganas enormes de tocar la
calabaza y, como es predecible, lo hizo.
- ¿Qué es esto?
- ¡Aaaaaaaah!
- ¡¡¡BANG!!!
Una explosión de color los aturdió y perdieron el
conocimiento. Estuvieron inconscientes unos segundos y
cuando despertaron todo parecía seguir en calma.
- ¡Vaya estruendo!
- Me duele la cabeza.
- ¿Qué habrá sido eso?
- No estoy segura.
- Vamos a ver si han llegado papá y mamá -sugirió Pedro.
- Vale, es buena idea.
Pedro y Lucía bajaron las escaleras y observaron que sus
padres aún no habían llegado. Entonces decidieron ir a la
cocina a ver la televisión hasta que llegasen; pero se
encontraron con algo que los asombró. Era una lista de la
compra, pero un poco extraña:
Al ver esto, los hermanos se sorprendieron:
- ¿Qué idioma es este?
- No es ningún idioma, sólo está escrita al revés.
- Tienes razón.
- Deberías pensar antes de hablar, Pedro.
- Vale -suspiró Pedro.
Después de un buen rato pensando en esa nota tan extraña
sin lograr llegar a ninguna conclusión, oyeron a alguien
venir:
- Ya hemos llegado -dijo una voz de repente.
- ¡Hola mamá! -dijeron los niños al unísono.
- Hola, traemos la compra -
                           contestó la madre.
                           - ¿Y papá? -dijo Pedro.
                           - Ahora viene, está metiendo el
                           coche en el garaje.
                           - ¿Queréis que os ayude? -se
                           ofreció Lucía.
                           - Tranquila, no hace falta.
- ¿Y qué hacemos? -preguntó Pedro.
- Tú vete a lavarte la cara, que la tienes muy sucia.
- Vale -aceptó Pedro a regañadientes.
Cuando Pedro bajó del baño tenía la cara limpia, aunque en
ella estaba grabada una expresión de terror.
- ¿Qué te pasa? -preguntó Lucía
- ¡Ven conmigo!
Pedro tiró del brazo a su hermana y se la llevó escaleras
arriba, hacia el baño.
- ¿Qué pasa?
- Mira el espejo.
- No veo nada raro.
- Mira bien.
- ¡La imagen se refleja al revés! -exclamó Lucía.
Los niños les preguntaron a sus padres el porqué de que la
lista de la compra y el espejo estuviesen al revés, y los
padres les contestaron que no tenían nada raro. Luego les
preguntaron si habían colocado todo el decorado para “el
neewollah”, a lo que ellos no contestaron, pues estaban muy
extrañados por lo que les acababan de decir. Luego
subieron a la habitación para hablar solos.
- ¡Qué extraño! -dijo Lucía.
- ¡Yo creo que hemos salido de nuestro mundo y hemos
viajado a otra dimensión! -opinó Pedro.
- No digas tonterías, Pedro.
- Vale, esperemos a ver qué pasa.
Más tarde, a las 10:00 comenzó la fiesta del “neewollah” y
vino un montón de gente, aunque Pedro y Lucía no tenían
ni idea de que significaba todo eso.
- ¿Qué es todo esto? -dijo Pedro.
- Creo que es una fiesta, como nuestro halloween.
                  Los chicos no sabían qué hacer, por lo que
                  subieron arriba a pensar y razonar, pero se
                  encontraron con algo terrorífico: su viejo
                  baúl parecía ahora el de una casa del terror.
                  Eran ya las 22:15 h. cuando los hermanos
                  se decidieron por fin a abrir el cofre, cosa
que, desgraciadamente, no consiguieron hacer.
De repente un fuerte golpe sonó y las luces se apagaron y
sonaron unos pasos aproximándose lentamente por la
escalera, que crujía más que nunca, ¡todos los invitados de
la fiesta estaban momificados!
Los hermanos hicieron fuerza y por fin lograron abrir el
arcón que parecía que hubiese cobrado vida, sacaron el
espejito de la calabaza y lo volvieron a tocar; pero no
funcionó.
- ¡Se acercan! -dijo Pedro, muerto de miedo.
- Tócalo tú.
- ¿Por qué?
- Porque tú lo tocaste la última vez.
- Vale.
- ¡BOOM!
De nuevo, la explosión de color los aturdió, pero esta vez
aparecieron en el comedor del mundo normal, en medio de
un círculo de gente que esperaba que ellos contaran ya el
cuento que les tocaba y obviamente, contaron su propia
historia, que Pedro decidió titular un halloween al revés.
                                            Néstor Rivero.
El misterio del museo
Se acerca el día de halloween y en la ciudad de Valladolid
el ayuntamiento ha organizado un concurso en el que están
invitados a participar todos los ciudadanos y ciudadanas de
la ciudad .Consiste en que la gente tiene que hacer una
calabaza terrorífica para ganar 10.000€.
Esta noticia llegó a los oídos de la gente de la clase de 6ºC,
del colegio Marina Escobar. Encabezados por su profesora
empezaron a trabajar en ello. El abuelo de un chico tenía en
su poder la mayor calabaza del mundo, registrada en el
libro de los Record Guiness.
Durante una semana los chicos y chicas estuvieron
trabajando sin parar hasta que el día anterior de entregar la
calabaza la terminaron. Sus ojos eran triangulares y en la
nariz se observaba dos triángulos pequeños .Como boca
tenía una línea discontinua. Dentro de la calabaza había una
gran vela. ¡Lo más sorprendente es que media más de tres
metros de diámetro!
Llegó el día y con una bolsa gigante trasladaron la calabaza
al museo donde la recogían.
Pasaban los segundos, los minutos, las horas hasta que se
decidió cual era el vencedor. El alcalde anunció:
- El cheque de 10.000€ es para… ¡la clase de 6ºC del
Marina Escobar!
De repente… ¡plasss! Una densa niebla negra cubrió todo el
museo. Del techo cayeron en cuerdas hombres que llevaban
pistolas. Agredieron al alcalde y le quitaron el cheque.
Aprovechando la situación, otros dos ladrones rompieron el
escaparate de joyas históricas y las robaron .Rápidamente
subieron a la azotea, donde les esperaba un helicóptero que
les llevaría muy lejos de ahí.
Los alumnos de aquella clase se decepcionaron mucho ya
que iban a utilizar el dinero en mejorar la actividad del
colegio. Pero ellos no se desanimaron. Fueron a la policía y
les entregaron las cintas que grabaron las cámaras
exteriores del museo.
El inspector Juan exclamó:
- ¡Para ahí! Ese logo es el de la BILEM (Banda
Internacional de Ladrones de Museos). Tenemos la
información de que su sede está en una casita de los
Pirineos.
Hasta allí se desplazó gran parte de la policía de Valladolid.
Tras duros trayectos llegaron al hospedaje de los ladrones.
El jefe de la operación dijo:
- La foto coincide con esta casa, debemos entrar en grupos
de tres personas por la ventana derecha e izquierda. Los
diez restantes por la puerta trasera.
El jefe de la operación dio el primer paso y... ¡catapum!,
una pequeña bomba de relojería explotó, destruyendo la
casa entera. Sólo sobrevivió un oficial, que rápidamente
informó al inspector Juan que los ladrones y el dinero no
estaban ahí.
Al día siguiente los niños y niñas decidieron investigar ellos
solos. El museo quedó rastreado de punta a punta y no se
encontró nada. Un niño propuso bajar a las alcantarillas a
investigar. Al momento le siguió toda la clase .La mayoría
de la gente tenía miedo. De repente… ¡crrrrrrr!
Esos ruidos desviaron la mirada a una puerta metálica cerca
de ahí.
Entraron todos instantáneamente y se encendió la luz. Los
niños tenían mucho miedo.
- ¡Alto, manos arriba o no queda nadie vivo!
Era la banda BILEM. Un grupo de policías seguía a los
niños por si acaso. Cogieron las pistolas y ¡pum! ¡pum!,
dispararon a los pies de los ladrones. Estos se rindieron y
así se disolvió la banda.
El inspector Juan sacó una conclusión:
- Los ladrones debieron haber ido por las alcantarillas hasta
este lugar para refugiarse y esperar a que los policías dieran
el caso por perdido. Nosotros creíamos que habían montado
en el helicóptero, pero eso no fue así.
Al final los niños y niñas recuperaron el dinero y su
calabaza se expuso en el museo durante mucho tiempo.
Esta historia de halloween se recordaría durante muchos
años por los niños del colegio Marina Escobar.
                                            Carlos Olmedo.




                  La casa tenebrosa
Un día por la tarde, un grupo de amigos compuesto por:
Lucas, Adrián, Hernán y Mario quedaron con las bicis,
como todos los fines de semana.
Después de una hora de andar en bici, Adrián, que iba el
primero dirigiendo el grupo, se despistó y se confundió de
camino; pero como nadie se dio cuenta siguieron. Mario
dijo a sus amigos que tendrían que haber finalizado la ruta.
Daniel que tenía una vista de águila vio un cartel que ponía:
“Peligro”; pero pasaron de largo. De repente Lucas se
tropezó con una piedra y se cayó. Sus amigos pararon a
socorrerle.
Cuando Lucas se puso de pie anocheció y Hernán propuso
parar porque de noche es muy peligroso.
Se sentaron debajo de de un árbol, en el que estaba apoyado
un búho negro y con los ojos bizcos. Adrián fue a dar una
vuelta para ver si encontraba algo y gritó diciendo:
- ¡Socorro, auxilio!
Sus compañeros salieron corriendo en busca de los gritos
de Adrian; pero no le encontraron. Daniel vio una
alcantarilla y dijo que a lo mejor se había caído por ese
agujero.
Bajaron de uno en uno y Lucas aterrorizado dijo:
- ¡Aquí huele a muerto y a sangre!
Siguieron en dirección a la corriente, cuando Mario se
tropezó con un esqueleto. Daniel y Lucas, que eran los más
miedosos, propusieron darse la vuelta y quedarse junto al
árbol hasta que amaneciera; pero Hernán se lo impidió:
- ¡Chicos no podemos retroceder, nuestro amigo puede
correr peligro!
Recorrieron 500 metros y se encontraron con el final. Mario
tocó la pared para descansar, y por suerte descubrió una
puerta misteriosa. Mario intento abrirla; pero no pudo, así
que lo intento Daniel.
- ¡Aaaah, aaaaah! ¡Tengo una araña en mi cabeza! -gritó
Daniel.
Los amigos le calmaron y atravesaron la puerta llena de
polvo y telarañas. Encontraron enseguida la salida, pero
aparecieron en una casa terriblemente tenebrosa.
Las paredes estaban agujereadas con manchas negras. La
puerta principal tenía un cristal roto, por el que entró un
murciélago negro con las alas rojas apoyándose en la
escalera de madera.
Los niños estaban aterrorizados, porque el murciélago
presagiaba mala suerte. Hernán escuchó unos gritos que
procedían de la planta de arriba. Hernán fue el primero en
dirigirse a la escalera, pero cuando apoyó un pie se rompió
una tabla y aparecieron miles de ratones. Daniel que tenía
fobia a los ratones casi se desmaya. Subieron de uno en
uno, por temor a que se derrumbara. Todos juntos,
siguieron por el pasillo y vieron todo destrozado.
- ¡Qué miedo! -susurró Mario.
Intentaron abrir la puerta desde donde se escuchaban los
gritos, la empujaron con toda su fuerza y ésta salió
despedida.
- ¡Socorro, ayudadme! -Volvieron a escucharse los gritos.
Todos, sigilosamente, se dirigieron al armario y
encontraron a Adrián temeroso y sangriento atado de pies y
manos.
- ¡Gracias amigos, estaba seguro de que podría contar con
vosotros! -dijo emocionado Adrián.
- ¿Quién te ha llevado hasta aquí? -le preguntaron con
mucha intriga.
- Una persona similar a un vampiro, quien me empujó,
dándome con una piedra y dejándome inconsciente -replicó
Adrián.
Adrián, que conocía mejor la casa, propuso salir
velozmente tirándose desde la ventana al árbol quemado.
Justo empezaba a amanecer y corrieron a la velocidad de la
luz para alejarse de esa maldita casa.
El grupo de amigos, se dirigió hacia la carretera, donde un
anciano que les vio muy asustados les recogió y les llevó a
sus casas. Los niños les contaron lo que había sucedido a
sus madres, pero ellas les dijeron que todo había sido un
mal sueño.
                                       Mario Fernández.
La casa de la antigua escuela
Había sido un día agotador. Yo estaba en casa preparando
mi mochila para pasar un fin de semana en casa de los
abuelos de Pilar. Pilar y sus padres me recogieron y,
después de una hora de viaje, llegamos a la casa, que estaba
situada a las afueras de un pueblo.
Los padres de Pilar se acercaron al
pueblo a comprar provisiones para el
sábado y domingo, y nosotras nos
quedamos solas en casa.
Era una casa vieja y se escuchaban
ruidos por todos los sitios. Sentimos miedo y nos metimos
                             debajo de una cama.
                             De pronto el suelo de madera
                             crujió y se abrió, y caímos a un
                             lugar increíble.
                             Era una escuela antigua, donde
                             los niños gritaban y corrían
                             desesperados; nos agarraban de
la ropa y decían: "ayúdame, tengo miedo, tengo mucho
calor; sácame de aquí, por favor".
Los profesores corrían por los pasillos pidiendo auxilio.
De pronto, sobre nuestras cabezas alguien nos decía:
"vamos, salid de ahí".
Nos habíamos quedado dormidas debajo de la cama, y los
padres de Pilar nos estaban llamando.
Todo había sido un sueño.
Pero lo más sorprendente fue cuando el padre de Pilar nos
contó que esa casa había sido construida en el mismo lugar
donde, hacía muchos años, una escuela se había quemado y
todas las personas que estaban dentro habían muerto en el
incendio.
                                     Celia María Maroto.
La casa encantada
Había una vez una niña llamada Juli que vivía en una casa
muy vieja en un pueblo llamado Camporredondo. Sus
padres se habían quedado sin trabajo. Un día que se estaba
aburriendo, comenzó a leer un libro: “Los misterios de
Hallowen”.
De los muchos cuentos que había, hubo uno que llamó su
atención.
Se trataba de una historia sobre las rutas de Camporredondo
y la casa encantada que está al final del pueblo. Juli se
levantó y salió de casa dispuesta a vivir una gran aventura.
Mientras subía por un estrecho sendero el día comenzó a
nublarse hasta tal punto que parecía que se hacía de noche
más deprisa de lo normal. Además comenzó a llover; pero
siguió avanzando. Estaba dispuesta a encontrar esa casa tan
misteriosa.
El sendero se inclinaba y se hacía cada vez más y más
estrecho. Entonces comenzó a divisar una gran casa. Era
horrorosa, con una gran chimenea, muchas ventanas,
algunas de ellas sin cristales, el tejado se había hundido en
algunas zonas. Era como si aquella casa tuviera cien años.
Realmente daba miedo.
Juli se encontraba frente a la puerta y comprobó que estaba
abierta. Entró muy despacio. Casi había anochecido y
dentro todo estaba muy oscuro. Avanzó unos pasos y de
pronto la puerta se cerró a su espalda. Estaba muerta de
miedo, pero siguió adelante. Unas velas se encendieron
como por arte de magia y fue entonces cuando descubrió a
seis niños que estaban acurrucados debajo de una mesa.
Eran Lucas, Hernán, Mario, Dani, Carlos y Adrián. Lucas
era muy bueno jugando al fútbol; Hernán, el fuerte del
grupo; Mario, el más gracioso; Carlos, el más veloz; Dani,
el inteligente, y Adrián, el escalador.
En la casa había muchos agujeros por donde caerse; pero
Lucas llevaba una calabaza muy luminosa. Entonces, un
vampiro salió de la nada, agarró a Dani y se lo llevó al
techo donde estaba la bruja, que era la dueña de la casa y
les dijo:
- Si queréis a vuestro amigo, tendréis que matar al vampiro;
pero si no lo lográis vuestro amigo morirá.
Entonces Adri se subió por las columnas de la casa,
obligando al vampiro a moverse. Lucas con la calabaza tiró
un tiro con el pié y, con la puntería que tenía, le alcanzó en
la cabeza, lo que le hizo caer; Hernán le dio un fuerte
puñetazo; Carlos, de lo rápido que era, se le llevó por
delante, y Juli acabó empujándole desde la ventana.
La bruja liberó a Dani. Juli y todos sus amigos salieron de
aquella casa y lo celebraron con una gran fiesta.
                                         Lucas de Nicolás.




                 La mansión prisión
Hace mucho tiempo, para ser exactos en 1893, sobre la
colina de Walfork se edificó una mansión tan grande como
un castillo: tres plantas, sótano, un inmenso jardín y una
gran azotea desde la que se veía todo el horizonte.
El señor Walt, propietario de la casa y alcalde de una
ciudad vecina, era un hombre adinerado y sin escrúpulos.
Una noche de halloween, sin que nadie lo viera, bajó de su
habitación y se encaminó hacia el cementerio de la
localidad. Allí desenterró a un vecino suyo y se lo llevó
hasta el sótano de la casa. Los restos del vecino eran
huesos, dientes y algunas otras cosas. Como por arte de
magia confeccionó un monstruo que lo llamó
Frankenweenie.
El monstruo tenía un estatura normal para una persona
adulta. Su cabeza era ovalada, con solo cuatro pelos. Tenía
un ojo bizco y el otro le faltaba; su nariz era chata, y tenía
un enorme grano en la punta; los dientes finalizaban en
pico, y el color de la piel era blanca, como que jamás
hubiese visto el sol. En el cuerpo tenía un brazo
desprendido del hombro y con un agujero en la palma de la
mano; sus piernas eran delgadas y huesudas.
Un tarde Frankenweenie salió del sótano con un puñal y
una pala, cansado de que el señor Walt se riera de él, y,
aprovechando que estaba distraído, le clavó en puñal en la
espalda y le dio en la cabeza con la pala.
Cuando le estaba enterrando en el jardín, pasó por allí el
cartero que, al ver la escena, se asustó tanto que echó a
correr y rápidamente buscó a los vecinos más cercanos y
comenzó a gritar: “Hay un monstruo asesino en la colina”.
La gente del pueblo quedó aterrorizada; pero con la idea de
que les pudiera matar decidieron organizarse para acabar
con el monstruo. Derribaron la puerta de la mansión con
unos troncos de árboles, prendiendo fuego a la segunda
planta y destrozaron todas las habitaciones, mas nunca
encontraron al monstruo.
Tras muchos días de búsqueda, los habitantes de la villa
quedaron desilusionados, volviendo a sus casas, y poco a
poco se fueron olvidándose de “La mansión prisión” que
era así como la llamaban.
Construyeron una muralla entre el pueblo y la mansión y,
con el paso del tiempo, la maleza se apoderó de la casa.
Frankenweenie, cada vez más viejo, solo y atormentado
depositaba flores sobre la tumba del señor Walt.
Una mañana en primavera descubrieron un cuerpo sobre la
lápida del jardín de la mansión. Al lado había crecido una
rosa que perduró tras muchos años.
                                         Pablo González.




               La ciudad encantada
Hace mucho tiempo había una ciudad maravillosa en la que
los niños y mayores jugaban y cantaban alegremente.
Un día un señor llamado Rotbar les dijo que se marchasen y
que no volvieran nunca más. Los habitantes no aceptaron
ya que eran sus tierras. Rotbar se fue; pero les dijo que
dentro de unos años volvería.
Pasaron varios años y Rotbar regresó a la ciudad con la
intención, esta vez, de quedarse con ella. Los habitantes le
dijeron que se fuera; pero él, que venía con un camión, se
los llevó a todos a un pueblo abandonado; menos a tres
niños, llamados Marta, María y Jorge.
Los niños estaban muy asustados; pero Jorge, que era muy
aventurero, les dijo que tendrían que ir al pueblo
abandonado para salvar a los ciudadanos.
Marta y María aceptaron con la condición de que si pasaba
algo, él tendría que reaccionar.
Los niños se encaminaron hacia el pueblo y, cuando
llegaron allí, se encontraron con unas tierras solitarias,
llenas de cardos y flores secas. Por ellas corrían ratas
malolientes perseguidas por gatos negros.
Los niños al ver el pueblo se quedaron alucinados. Marta
vio a Rotbar entrar dentro de una fábrica que estaba mal
hecha. Ella les dijo a María y a Jorge, que ya sabía dónde
estaba Rotbar. Fueron corriendo y entraron en la fábrica.
Allí estaban todos los habitantes atados a unos troncos y
con celo en la boca.
María, Marta y Jorge les desataron y todos fueron corriendo
a su ciudad a por unas armas para matar a Rotbar y acabar
con él.
Volvieron al pueblo abandonado y allí a golpes le mataron.
Todos muy felices regresaron a su maravillosa ciudad y
nunca más salieron de ella.
                                          Lucía Herrán.




            El fantasma de Escalante
Sucedió el año pasado en Escalante, un pueblecillo de la
costa de Cantabria.
Un padre y su hijo afirmaron haber visto a un hombre de
dos metros de alto, con un traje de fraile de la época
medieval con ojos rojos, redondos y grandes como si fueran
bombillas.
"El fantasma del fraile de Escalante", que así lo llaman, se
dirigió hacia ellos con movimientos lentos y robóticos...
Unos dicen que fue una alucinación; otros, que era un
montaje; pero quienes lo vieron aseguran que era un
fantasma de verdad: el de un fraile que vivió en la época
medieval en el monasterio de Escalante y que ahora vaga,
perdido...
                                                     Raúl.

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Cuentos terror II

  • 1. Cuentos para halloween Volumen II (Grupo C) Colección de cuentos escritos por alumnos/as de educación primaria.
  • 2. Índice de cuentos Autor/a: Título: Página Irene Rodríguez…….… La casa de terror……………... 3 Javier Tello……...…… Infierno desde la mañana…….. 5 César Cabrero………… Terror en el coliseo…………… 7 Sofía García………….. El misterio del castillo encantado 9 Néstor Rivero………… Un halloween al revés……….. 11 Carlos Olmedo……….. El misterio del museo….…….. 16 Mario Fernández……... La casa tenebrosa……………. 18 Celia Mª, Maroto…….. La casa de la antigua escuela... 21 Lucas de Nicolás…….. La casa encantada…………... 22 Pablo González……… La mansión prisión…………. 23 Lucía Herrán………… La ciudad encantada………… 25 Raúl El fantasma de Escalante……. 26
  • 3. La casa de terror Un día unos amigos decidieron ir a una casa a dormir la noche de halloween y hacer una fiesta. Eran cuatro amigos que se llamaban Lucía, Carmen, Miguel y Cristina. Lo acordaron cuando se dieron cuenta de que ese día era el cumpleaños de Lucía. Ellos miraron casas por internet y encontraron una muy grande y bonita. Entonces decidieron alquilarla. Cuando llegaron a la casa lo primero que hicieron fue decorarla con fantasmas, velas… y disfrazarse. Cuando terminaron, la casa quedó terrorífica. Después, hasta que llegó la noche, se quedaron en casa jugando a las cartas. Carmen fue a coger las cartas y oyó un ruido extraño, pero pensó que habían sido los demás para asustarla. Entonces les dijo que salieran y, de repente, empezó a hacer mucho aire y Carmen desapareció. Al ver que tardaba mucho, los demás fueron a buscarla. Por más que buscaban, no la encontraban y no sabían muy bien qué hacer. Decidieron llamar a la policía, pero los teléfonos no tenían cobertura y pensaron ser ellos los policías y buscarla. Cuando iban a entrar por la puerta de la primera habitación la puerta se abrió sola. Entonces entraron y, de repente, la puerta se cerró dejándolos allí encerrados. Todos tenían mucho miedo y Lucía pensó que tal vez sería una broma. Decidió decir en alto que dejaran de hacer el tonto y los
  • 4. sacaran de allí. Entonces sucedió lo mismo que con Carmen, y Lucía desapareció. Cristina y Miguel se pusieron aún más nerviosos. Cristina dijo que lo mejor era estar tranquilos. Entonces estuvieron pensando que cómo era posible que hubieran desaparecido Lucía y Carmen. De la nada apareció una puerta y de pronto se abrió. Los niños, movidos por su curiosidad, entraron por si estaban Lucía y Carmen. Apareció un largo pasillo que iba desde la puerta hasta quién sabía dónde. Los niños entraron y se encontraron con unos fantasmas y brujas que se acercaban hacia ellos con Lucía y Carmen encerradas en una jaula minúscula. Cristina y Miguel empezaron a gritar. Cuando se dieron cuenta de que estaban Lucía y Carmen en la jaula dijeron a los monstruos que las soltaran, y ellos les contestaron que no. Entonces, los niños hicieron un plan: Cristina les distraería, mientras, Miguel sacaba a las chicas de la jaula con una pinza del pelo de Cristina. El plan salió bien y cuando acabaron, los monstruos salieron huyendo, aterrorizados de los niños, y decidieron no volver nunca. Ya se había hecho de noche y era hora de ir pidiendo caramelos por las casas. Al final tuvieron millones de caramelos y los acompañaron con la tarta del cumpleaños de Lucía. Al final se fueron todos a dormir tan tranquilos porque ya no había ningún monstruo. A la mañana siguiente cada uno se fue a su casa y decidieron que antes de alquilar una casa irían a verla primero. Irene Rodríguez.
  • 5. Infierno desde la mañana Era el día de halloween. La profesora terminó la lección de matemáticas y a continuación tocó la campana del recreo. Los niños se pasaron todo el rato pensando sobre lo que iban a soñar esa noche. Desde los más pequeños hasta los más mayores hablaban de ello. El recreo acabó. Pero nadie formó filas. Hasta los de 1º de primaria creían que sabían lo que pasaría a continuación. Pensaban que los alumnos de quinto y de sexto pondrían canciones y bailarían coreografías. Todos iban disfrazados de monstruos, hechiceros o demonios. Los vampiros eran los más abundantes. Javier y Néstor se habían pasado el rato hablando de la noche que acechaba; pero de pronto: ¡zas! Empezaron a caer columnas de hierro de unos cuatro metros de diámetro que atraparon a casi todos los niños. Sólo quedaban la mayoría de los chavales de 6º C, coincidencia o no, porque simultánea mente el cielo oscureció, y todos pensaron que era el fin del mundo. De repente, en un cielo que ahora era de color carmesí, se pudo distinguir un mensaje: V a i s a m o r i r. Luego los árboles empezaron a arder. Todos intentaron salir del colegio. Javier ayudó a Néstor a que saliese. Los profesores también escaparon del “colegio infernal”, término que utilizaron muchas persona cuando estuvieron a salvo. Formaron grupos para patrullar la ciudad en busca de lugares seguros. Encontraron toda clase de cosas en su búsqueda. Desde alimentos básicos hasta portátiles. El grupo llamado Halcón, la mayoría de los miembros de 6º C, encontró varios lugares seguros. Los examinaron hasta descubrir todos los inconvenientes y ventajas hasta que el mejor fue el lugar que había descubierto Carlos. Eran las
  • 6. alcantarillas; pero eran mejor que cualquier sitio de la ciudad. Se preguntaban qué habría sido de sus familias. El período de adaptación fue largo y duro. Descubrieron que habían dependido demasiado de la electricidad. Mientras pasaba el tiempo, aprendían a ser más autónomos. Pero las alcantarillas dejaron de ser tan seguras. Había unos pocos desaparecidos. Decidieron ir a buscarlos y Juan Carlos, el líder de los Pandas (uno de los subgrupos de los Halcón), propuso una idea para no perder a nadie: agarrar a todos con cuerdas. A todos les gustó la idea. Estaban equipados con linternas. Encontraron a lo que parecía un grupo de zombis. Néstor y Javier, que iban a la cabeza, avistaron a los zombis y los apuntaron con las linternas. Así fue como descubrieron que la luz era dolorosa para los zombis, ya que empezaron a retorcerse como si de llamas se tratase. Luego, descubrieron que los supuestos zombis eran sus compañeros desaparecidos. - Debemos hacer frente a la situación. Armarnos de valor y salir ahí fuera, descubrir qué fue lo que pasó con nuestras familias y qué fue lo que provocó el colegio infernal - sugirió Mario. - Tiene razón, -continuó Javier- no podemos quedarnos aquí para siempre. Y así fue, un día improvisaron armas y armaduras y salieron los Halcón y los Cigüeña. Descubrieron que todo estaba normal, que sólo había ardido la primera quincena. Todo excepto el colegio, que estaba completamente calcinado. Fueron ganando a los muchos seres (monstruos, hechiceros, demonios, vampiros…) que habitaban la Tierra. Lo último que consiguieron fue el colegio.
  • 7. Cuando conquistaron el colegio, las columnas de metal estaban agujereas. Los profesores que quedaron estaban ilesos. Pero ninguno de los supervivientes del colegio recordaba nada. También descubrieron que todas las demás personas del mundo habían muerto a causa de un terremoto; pero el colegio no había sido afectado, como si un campo de fuerza los hubiese protegido. Reforzaron el colegio con techos en el patio y muros de hormigón en todas las paredes. Su reconquista del planeta Tierra fue larga y duró generaciones, pero esa es ya otra historia. Javier Tello. Terror en el coliseo Raquel era una chica despierta y vivaracha. Le gustaba mucho escribir historias. Ella y su familia estaban pasando unas agradables vacaciones en Roma, visitando museos y monumentos. Toño, su hermano, estaba bastante pesado, pero a ella le daba igual: le encantaba visitar museos y escuchar historias de cada uno de esos objetos. Aquel día, estaban visitando el Coliseo. A todos les encantó aquella maravillosa obra romana. Luis, su padre, compró cuatro entradas para la visita guiada. Toño se vistió de antiguo gladiador romano. Raquel iba con su libreta anotando todo lo que veía y oía. Marta, su madre,
  • 8. iba con gafas de sol, pues era un día muy soleado. Luis, con sus gafas. Sin duda, lo que más les fascinó fueron las catacumbas. Las catacumbas eran grandes y espeluznantes. De pronto, oyeron unos chillidos horripilantes. Todos se asustaron. El guardia y el resto del grupo huyeron. La familia de Raquel y ella se quedaron a investigar. Y habría sido mejor que no lo hubieran hecho. Delante de ellos había unos fantasmas. Sí, unos tenebrosos fantasmas con cara de pocos amigos. Eran dos esqueletos que desprendían un brillo espantoso de color azulado. Raquel les preguntó: - ¿Quienes sois? ¿Qué hacéis aquí? Los esqueletos, al verse interrogados de aquella forma, emprendieron la huida. La familia los siguió. Fue una huida impresionante: los fantasmas-esqueletos iban a una velocidad vertiginosa, por lo que la familia no pudo atraparles. Raquel se quedó pensando y al final exclamó: - ¡Tenemos un misterio! ¡Vamos a buscar pistas! Y así todos se vieron implicados en esa idea. Cuando llevaban un largo rato, Toño dijo: - Creo que aquí hay algo. Ahí había una tela rasgada. Marta le felicitó y Luis le dio un caramelo. - ¿No es del taquillero? -dijo Luis, intrigado. - Sí lo es -le contestó Marta. Así la familia decidió llegar al fondo de este asunto. Mientras pensaban, los fantasmas-esqueleto raptaron a Toño. El pobre chico estaba muerto de miedo. Los fantasmas-esqueleto intentaron llevarse también a Raquel;
  • 9. pero cuando la chica sintió que la agarraban, les propinó una patada y los fantasmas se alejaron. Pero esta vez dejaron también una pista tan interesante como inquietante, pues debajo de sus pies había una zapatilla medio roída. - ¡Es del amigo del taquillero! -exclamó Marta. Así fueron al interior del patio y ahí encontraron a Toño atado. Toda la familia reunida, se dirigieron a las taquillas y allí avisaron al director, y éste con unos policías les arrestaron. Por fin la familia pudo continuar su visita guida por el Coliseo. César Cabrero. El misterio del castillo encantado Un día, Carlos, Susana, Lidia, David y yo tuvimos la idea de acampar al lado de un castillo abandonado. Cuenta la leyenda, que estaba encantado. Iba a ser un pequeño desafío para la noche de Halloween. El día anterior preparamos todo, antes de pasar más miedo que en toda nuestra vida. Quedamos en el principio del camino. Cuando estuvimos todos, partimos rumbo al Valle de las Nieblas lugar donde se encontraba dicho castillo.
  • 10. Cuando llegamos lo primero que hicimos fue montar la tienda y colocar las cosas. Después decidimos ir a descansar un rato. A la hora de cenar nos despertamos, nos preparamos unos bocadillos y nos lo comimos mientras David contaba una historia de miedo. Al dar las doce, nos fuimos al castillo. La puerta de la entrada estaba cerrada y tuvimos que entrar por una ventana .Dentro todo estaba lleno de telarañas y había mucha humedad. De repente las ventanas se abrieron de golpe y resplandecieron los relámpagos por todo el castillo. Parece que no podíamos volver a la tienda porque comenzó a llover con gran fuerza. Cuando nos íbamos a ir a la cama una voz nos gritó: - Como no salgáis de mi castillo os comeré vivos. Jajaja. Al oír esto, todos empezamos a gritar y las luces se encendían y apagaban solas; las ventanas se abrían y cerraban sin que hubiera nadie cerca. Salimos corriendo del castillo hasta la tienda más cercana del pueblo; allí hablamos sobre la situación. Los monstruos no existen, en eso estábamos todos de acuerdo. Entonces alguien con ayuda de la tecnología tenía que ser ese fantasma para ocultar algún secreto. Decidimos ir al castillo al día siguiente para averiguarlo. Al amanecer fuimos al castillo. Todo parecía tranquilo. En una habitación descubrimos millones de cosas robadas; un panel de control de luces y que hacía abrir y cerrar las ventanas, y un micrófono, que estaba conectado a unos
  • 11. altavoces que había en todas las habitaciones de la casa. También había un retrato, nosotros pensamos que podía ser el ladrón. Al día siguiente, fuimos a la policía y le contamos todo. Nos dijeron que nuestro fantasma era un ladrón muy peligroso. ¡Qué desilusión, parecía un castillo encantado de verdad! Sofía García. Un halloween al revés Érase una vez un halloween extraño, muy extraño. La historia que os voy a contar no es precisamente terrorífica; se refiere a unas fiestas especiales que se celebran en un país que no se halla en ningún mapa: el país de lo contrario. Me refiero a ese país extraño e inventado por los niños, al que ellos llaman el mundo al revés. Es ese país que los buenos usan para divertirse y los malos para escaquearse diciendo que algo no es verdad porque estamos en el mundo al revés. Bueno, al grano; como os iba diciendo, en este país todo es lo contrario y, por lo tanto, las fiestas también lo son, incluido halloween, al que por cierto ellos llaman neewollah (imagino que ya sabréis por qué). El caso es que nuestro halloween nació de su neewollah, y mi relato va a tratar de cómo el neewollah pasó a ser el halloween actual. Era un día lluvioso, las goteras humedecían el blanco suelo del pasillo y las ráfagas de frío entraban sollozando y
  • 12. vibrando por las ventanas como espectros atrapados en un mundo sin paz. Era noche de brujas. Abajo, en el sótano, Pedro y Lucía preparaban los decorados y comidas con mucha alegría e inquietud; pues esa misma noche iban a celebrar su fiesta favorita: halloween. Iban colocando las arañas en sus telarañas, calaveras, brujas, dulces y, por supuesto, calabazas. Sus padres estaban de compras; pues iban a preparar la cena y necesitaban los ingredientes correspondientes que, aparte de dos coliflores y una lechuga, se trataba de dulces, dulces y más dulces de todo tipo. - Por fin hemos terminado -jadeó Pedro, que tenía ganas de llorar, aunque no sabía si de alegría o de cansancio. - Sí, pero lo hemos hecho rápido para nada -contestó Lucía. - ¿Por qué lo dices? - Porque faltan dos horas para que lleguen papá y mamá. - Ah, es verdad. Entonces Pedro y Lucía subieron a su habitación y empezaron a rebuscar en su vieja caja de juegos, para ver si encontraban algo con lo que entretenerse. Aquel arcón estaba frío, sucio y francamente destartalado; aunque lleno de recuerdos, tanto materiales como sentimentales. Rebuscando en aquel baúl encontraron algo que les sorprendió: ¡Una calabaza! - ¡Y qué grande! -exclamó sorprendido Pedro, que aún no se lo creía. - Sólo es un espejo -suspiró decepcionada Lucía. - ¡Pero si no tenemos ninguna calabaza detrás!
  • 13. - Es verdad. - ¡Mira Lucía! ¡Se ilumina! - Ten cuidado, me da mala espina. Como Pedro era bastante desobediente a la hora de tratar con su hermana, le entraron unas ganas enormes de tocar la calabaza y, como es predecible, lo hizo. - ¿Qué es esto? - ¡Aaaaaaaah! - ¡¡¡BANG!!! Una explosión de color los aturdió y perdieron el conocimiento. Estuvieron inconscientes unos segundos y cuando despertaron todo parecía seguir en calma. - ¡Vaya estruendo! - Me duele la cabeza. - ¿Qué habrá sido eso? - No estoy segura. - Vamos a ver si han llegado papá y mamá -sugirió Pedro. - Vale, es buena idea. Pedro y Lucía bajaron las escaleras y observaron que sus padres aún no habían llegado. Entonces decidieron ir a la cocina a ver la televisión hasta que llegasen; pero se encontraron con algo que los asombró. Era una lista de la compra, pero un poco extraña: Al ver esto, los hermanos se sorprendieron: - ¿Qué idioma es este? - No es ningún idioma, sólo está escrita al revés. - Tienes razón. - Deberías pensar antes de hablar, Pedro. - Vale -suspiró Pedro. Después de un buen rato pensando en esa nota tan extraña sin lograr llegar a ninguna conclusión, oyeron a alguien venir: - Ya hemos llegado -dijo una voz de repente. - ¡Hola mamá! -dijeron los niños al unísono.
  • 14. - Hola, traemos la compra - contestó la madre. - ¿Y papá? -dijo Pedro. - Ahora viene, está metiendo el coche en el garaje. - ¿Queréis que os ayude? -se ofreció Lucía. - Tranquila, no hace falta. - ¿Y qué hacemos? -preguntó Pedro. - Tú vete a lavarte la cara, que la tienes muy sucia. - Vale -aceptó Pedro a regañadientes. Cuando Pedro bajó del baño tenía la cara limpia, aunque en ella estaba grabada una expresión de terror. - ¿Qué te pasa? -preguntó Lucía - ¡Ven conmigo! Pedro tiró del brazo a su hermana y se la llevó escaleras arriba, hacia el baño. - ¿Qué pasa? - Mira el espejo. - No veo nada raro. - Mira bien. - ¡La imagen se refleja al revés! -exclamó Lucía. Los niños les preguntaron a sus padres el porqué de que la lista de la compra y el espejo estuviesen al revés, y los padres les contestaron que no tenían nada raro. Luego les preguntaron si habían colocado todo el decorado para “el neewollah”, a lo que ellos no contestaron, pues estaban muy extrañados por lo que les acababan de decir. Luego subieron a la habitación para hablar solos. - ¡Qué extraño! -dijo Lucía. - ¡Yo creo que hemos salido de nuestro mundo y hemos viajado a otra dimensión! -opinó Pedro. - No digas tonterías, Pedro. - Vale, esperemos a ver qué pasa.
  • 15. Más tarde, a las 10:00 comenzó la fiesta del “neewollah” y vino un montón de gente, aunque Pedro y Lucía no tenían ni idea de que significaba todo eso. - ¿Qué es todo esto? -dijo Pedro. - Creo que es una fiesta, como nuestro halloween. Los chicos no sabían qué hacer, por lo que subieron arriba a pensar y razonar, pero se encontraron con algo terrorífico: su viejo baúl parecía ahora el de una casa del terror. Eran ya las 22:15 h. cuando los hermanos se decidieron por fin a abrir el cofre, cosa que, desgraciadamente, no consiguieron hacer. De repente un fuerte golpe sonó y las luces se apagaron y sonaron unos pasos aproximándose lentamente por la escalera, que crujía más que nunca, ¡todos los invitados de la fiesta estaban momificados! Los hermanos hicieron fuerza y por fin lograron abrir el arcón que parecía que hubiese cobrado vida, sacaron el espejito de la calabaza y lo volvieron a tocar; pero no funcionó. - ¡Se acercan! -dijo Pedro, muerto de miedo. - Tócalo tú. - ¿Por qué? - Porque tú lo tocaste la última vez. - Vale. - ¡BOOM! De nuevo, la explosión de color los aturdió, pero esta vez aparecieron en el comedor del mundo normal, en medio de un círculo de gente que esperaba que ellos contaran ya el cuento que les tocaba y obviamente, contaron su propia historia, que Pedro decidió titular un halloween al revés. Néstor Rivero.
  • 16. El misterio del museo Se acerca el día de halloween y en la ciudad de Valladolid el ayuntamiento ha organizado un concurso en el que están invitados a participar todos los ciudadanos y ciudadanas de la ciudad .Consiste en que la gente tiene que hacer una calabaza terrorífica para ganar 10.000€. Esta noticia llegó a los oídos de la gente de la clase de 6ºC, del colegio Marina Escobar. Encabezados por su profesora empezaron a trabajar en ello. El abuelo de un chico tenía en su poder la mayor calabaza del mundo, registrada en el libro de los Record Guiness. Durante una semana los chicos y chicas estuvieron trabajando sin parar hasta que el día anterior de entregar la calabaza la terminaron. Sus ojos eran triangulares y en la nariz se observaba dos triángulos pequeños .Como boca tenía una línea discontinua. Dentro de la calabaza había una gran vela. ¡Lo más sorprendente es que media más de tres metros de diámetro! Llegó el día y con una bolsa gigante trasladaron la calabaza al museo donde la recogían. Pasaban los segundos, los minutos, las horas hasta que se decidió cual era el vencedor. El alcalde anunció: - El cheque de 10.000€ es para… ¡la clase de 6ºC del Marina Escobar! De repente… ¡plasss! Una densa niebla negra cubrió todo el museo. Del techo cayeron en cuerdas hombres que llevaban pistolas. Agredieron al alcalde y le quitaron el cheque. Aprovechando la situación, otros dos ladrones rompieron el escaparate de joyas históricas y las robaron .Rápidamente subieron a la azotea, donde les esperaba un helicóptero que les llevaría muy lejos de ahí. Los alumnos de aquella clase se decepcionaron mucho ya que iban a utilizar el dinero en mejorar la actividad del
  • 17. colegio. Pero ellos no se desanimaron. Fueron a la policía y les entregaron las cintas que grabaron las cámaras exteriores del museo. El inspector Juan exclamó: - ¡Para ahí! Ese logo es el de la BILEM (Banda Internacional de Ladrones de Museos). Tenemos la información de que su sede está en una casita de los Pirineos. Hasta allí se desplazó gran parte de la policía de Valladolid. Tras duros trayectos llegaron al hospedaje de los ladrones. El jefe de la operación dijo: - La foto coincide con esta casa, debemos entrar en grupos de tres personas por la ventana derecha e izquierda. Los diez restantes por la puerta trasera. El jefe de la operación dio el primer paso y... ¡catapum!, una pequeña bomba de relojería explotó, destruyendo la casa entera. Sólo sobrevivió un oficial, que rápidamente informó al inspector Juan que los ladrones y el dinero no estaban ahí. Al día siguiente los niños y niñas decidieron investigar ellos solos. El museo quedó rastreado de punta a punta y no se encontró nada. Un niño propuso bajar a las alcantarillas a investigar. Al momento le siguió toda la clase .La mayoría de la gente tenía miedo. De repente… ¡crrrrrrr! Esos ruidos desviaron la mirada a una puerta metálica cerca de ahí. Entraron todos instantáneamente y se encendió la luz. Los niños tenían mucho miedo. - ¡Alto, manos arriba o no queda nadie vivo! Era la banda BILEM. Un grupo de policías seguía a los niños por si acaso. Cogieron las pistolas y ¡pum! ¡pum!, dispararon a los pies de los ladrones. Estos se rindieron y así se disolvió la banda. El inspector Juan sacó una conclusión:
  • 18. - Los ladrones debieron haber ido por las alcantarillas hasta este lugar para refugiarse y esperar a que los policías dieran el caso por perdido. Nosotros creíamos que habían montado en el helicóptero, pero eso no fue así. Al final los niños y niñas recuperaron el dinero y su calabaza se expuso en el museo durante mucho tiempo. Esta historia de halloween se recordaría durante muchos años por los niños del colegio Marina Escobar. Carlos Olmedo. La casa tenebrosa Un día por la tarde, un grupo de amigos compuesto por: Lucas, Adrián, Hernán y Mario quedaron con las bicis, como todos los fines de semana. Después de una hora de andar en bici, Adrián, que iba el primero dirigiendo el grupo, se despistó y se confundió de camino; pero como nadie se dio cuenta siguieron. Mario dijo a sus amigos que tendrían que haber finalizado la ruta. Daniel que tenía una vista de águila vio un cartel que ponía: “Peligro”; pero pasaron de largo. De repente Lucas se tropezó con una piedra y se cayó. Sus amigos pararon a socorrerle. Cuando Lucas se puso de pie anocheció y Hernán propuso parar porque de noche es muy peligroso. Se sentaron debajo de de un árbol, en el que estaba apoyado un búho negro y con los ojos bizcos. Adrián fue a dar una vuelta para ver si encontraba algo y gritó diciendo:
  • 19. - ¡Socorro, auxilio! Sus compañeros salieron corriendo en busca de los gritos de Adrian; pero no le encontraron. Daniel vio una alcantarilla y dijo que a lo mejor se había caído por ese agujero. Bajaron de uno en uno y Lucas aterrorizado dijo: - ¡Aquí huele a muerto y a sangre! Siguieron en dirección a la corriente, cuando Mario se tropezó con un esqueleto. Daniel y Lucas, que eran los más miedosos, propusieron darse la vuelta y quedarse junto al árbol hasta que amaneciera; pero Hernán se lo impidió: - ¡Chicos no podemos retroceder, nuestro amigo puede correr peligro! Recorrieron 500 metros y se encontraron con el final. Mario tocó la pared para descansar, y por suerte descubrió una puerta misteriosa. Mario intento abrirla; pero no pudo, así que lo intento Daniel. - ¡Aaaah, aaaaah! ¡Tengo una araña en mi cabeza! -gritó Daniel. Los amigos le calmaron y atravesaron la puerta llena de polvo y telarañas. Encontraron enseguida la salida, pero aparecieron en una casa terriblemente tenebrosa. Las paredes estaban agujereadas con manchas negras. La puerta principal tenía un cristal roto, por el que entró un murciélago negro con las alas rojas apoyándose en la escalera de madera. Los niños estaban aterrorizados, porque el murciélago presagiaba mala suerte. Hernán escuchó unos gritos que procedían de la planta de arriba. Hernán fue el primero en dirigirse a la escalera, pero cuando apoyó un pie se rompió una tabla y aparecieron miles de ratones. Daniel que tenía fobia a los ratones casi se desmaya. Subieron de uno en uno, por temor a que se derrumbara. Todos juntos, siguieron por el pasillo y vieron todo destrozado.
  • 20. - ¡Qué miedo! -susurró Mario. Intentaron abrir la puerta desde donde se escuchaban los gritos, la empujaron con toda su fuerza y ésta salió despedida. - ¡Socorro, ayudadme! -Volvieron a escucharse los gritos. Todos, sigilosamente, se dirigieron al armario y encontraron a Adrián temeroso y sangriento atado de pies y manos. - ¡Gracias amigos, estaba seguro de que podría contar con vosotros! -dijo emocionado Adrián. - ¿Quién te ha llevado hasta aquí? -le preguntaron con mucha intriga. - Una persona similar a un vampiro, quien me empujó, dándome con una piedra y dejándome inconsciente -replicó Adrián. Adrián, que conocía mejor la casa, propuso salir velozmente tirándose desde la ventana al árbol quemado. Justo empezaba a amanecer y corrieron a la velocidad de la luz para alejarse de esa maldita casa. El grupo de amigos, se dirigió hacia la carretera, donde un anciano que les vio muy asustados les recogió y les llevó a sus casas. Los niños les contaron lo que había sucedido a sus madres, pero ellas les dijeron que todo había sido un mal sueño. Mario Fernández.
  • 21. La casa de la antigua escuela Había sido un día agotador. Yo estaba en casa preparando mi mochila para pasar un fin de semana en casa de los abuelos de Pilar. Pilar y sus padres me recogieron y, después de una hora de viaje, llegamos a la casa, que estaba situada a las afueras de un pueblo. Los padres de Pilar se acercaron al pueblo a comprar provisiones para el sábado y domingo, y nosotras nos quedamos solas en casa. Era una casa vieja y se escuchaban ruidos por todos los sitios. Sentimos miedo y nos metimos debajo de una cama. De pronto el suelo de madera crujió y se abrió, y caímos a un lugar increíble. Era una escuela antigua, donde los niños gritaban y corrían desesperados; nos agarraban de la ropa y decían: "ayúdame, tengo miedo, tengo mucho calor; sácame de aquí, por favor". Los profesores corrían por los pasillos pidiendo auxilio. De pronto, sobre nuestras cabezas alguien nos decía: "vamos, salid de ahí". Nos habíamos quedado dormidas debajo de la cama, y los padres de Pilar nos estaban llamando. Todo había sido un sueño. Pero lo más sorprendente fue cuando el padre de Pilar nos contó que esa casa había sido construida en el mismo lugar donde, hacía muchos años, una escuela se había quemado y todas las personas que estaban dentro habían muerto en el incendio. Celia María Maroto.
  • 22. La casa encantada Había una vez una niña llamada Juli que vivía en una casa muy vieja en un pueblo llamado Camporredondo. Sus padres se habían quedado sin trabajo. Un día que se estaba aburriendo, comenzó a leer un libro: “Los misterios de Hallowen”. De los muchos cuentos que había, hubo uno que llamó su atención. Se trataba de una historia sobre las rutas de Camporredondo y la casa encantada que está al final del pueblo. Juli se levantó y salió de casa dispuesta a vivir una gran aventura. Mientras subía por un estrecho sendero el día comenzó a nublarse hasta tal punto que parecía que se hacía de noche más deprisa de lo normal. Además comenzó a llover; pero siguió avanzando. Estaba dispuesta a encontrar esa casa tan misteriosa. El sendero se inclinaba y se hacía cada vez más y más estrecho. Entonces comenzó a divisar una gran casa. Era horrorosa, con una gran chimenea, muchas ventanas, algunas de ellas sin cristales, el tejado se había hundido en algunas zonas. Era como si aquella casa tuviera cien años. Realmente daba miedo. Juli se encontraba frente a la puerta y comprobó que estaba abierta. Entró muy despacio. Casi había anochecido y dentro todo estaba muy oscuro. Avanzó unos pasos y de pronto la puerta se cerró a su espalda. Estaba muerta de miedo, pero siguió adelante. Unas velas se encendieron como por arte de magia y fue entonces cuando descubrió a seis niños que estaban acurrucados debajo de una mesa.
  • 23. Eran Lucas, Hernán, Mario, Dani, Carlos y Adrián. Lucas era muy bueno jugando al fútbol; Hernán, el fuerte del grupo; Mario, el más gracioso; Carlos, el más veloz; Dani, el inteligente, y Adrián, el escalador. En la casa había muchos agujeros por donde caerse; pero Lucas llevaba una calabaza muy luminosa. Entonces, un vampiro salió de la nada, agarró a Dani y se lo llevó al techo donde estaba la bruja, que era la dueña de la casa y les dijo: - Si queréis a vuestro amigo, tendréis que matar al vampiro; pero si no lo lográis vuestro amigo morirá. Entonces Adri se subió por las columnas de la casa, obligando al vampiro a moverse. Lucas con la calabaza tiró un tiro con el pié y, con la puntería que tenía, le alcanzó en la cabeza, lo que le hizo caer; Hernán le dio un fuerte puñetazo; Carlos, de lo rápido que era, se le llevó por delante, y Juli acabó empujándole desde la ventana. La bruja liberó a Dani. Juli y todos sus amigos salieron de aquella casa y lo celebraron con una gran fiesta. Lucas de Nicolás. La mansión prisión Hace mucho tiempo, para ser exactos en 1893, sobre la colina de Walfork se edificó una mansión tan grande como un castillo: tres plantas, sótano, un inmenso jardín y una gran azotea desde la que se veía todo el horizonte. El señor Walt, propietario de la casa y alcalde de una ciudad vecina, era un hombre adinerado y sin escrúpulos.
  • 24. Una noche de halloween, sin que nadie lo viera, bajó de su habitación y se encaminó hacia el cementerio de la localidad. Allí desenterró a un vecino suyo y se lo llevó hasta el sótano de la casa. Los restos del vecino eran huesos, dientes y algunas otras cosas. Como por arte de magia confeccionó un monstruo que lo llamó Frankenweenie. El monstruo tenía un estatura normal para una persona adulta. Su cabeza era ovalada, con solo cuatro pelos. Tenía un ojo bizco y el otro le faltaba; su nariz era chata, y tenía un enorme grano en la punta; los dientes finalizaban en pico, y el color de la piel era blanca, como que jamás hubiese visto el sol. En el cuerpo tenía un brazo desprendido del hombro y con un agujero en la palma de la mano; sus piernas eran delgadas y huesudas. Un tarde Frankenweenie salió del sótano con un puñal y una pala, cansado de que el señor Walt se riera de él, y, aprovechando que estaba distraído, le clavó en puñal en la espalda y le dio en la cabeza con la pala. Cuando le estaba enterrando en el jardín, pasó por allí el cartero que, al ver la escena, se asustó tanto que echó a correr y rápidamente buscó a los vecinos más cercanos y comenzó a gritar: “Hay un monstruo asesino en la colina”. La gente del pueblo quedó aterrorizada; pero con la idea de que les pudiera matar decidieron organizarse para acabar con el monstruo. Derribaron la puerta de la mansión con unos troncos de árboles, prendiendo fuego a la segunda planta y destrozaron todas las habitaciones, mas nunca encontraron al monstruo. Tras muchos días de búsqueda, los habitantes de la villa quedaron desilusionados, volviendo a sus casas, y poco a poco se fueron olvidándose de “La mansión prisión” que era así como la llamaban.
  • 25. Construyeron una muralla entre el pueblo y la mansión y, con el paso del tiempo, la maleza se apoderó de la casa. Frankenweenie, cada vez más viejo, solo y atormentado depositaba flores sobre la tumba del señor Walt. Una mañana en primavera descubrieron un cuerpo sobre la lápida del jardín de la mansión. Al lado había crecido una rosa que perduró tras muchos años. Pablo González. La ciudad encantada Hace mucho tiempo había una ciudad maravillosa en la que los niños y mayores jugaban y cantaban alegremente. Un día un señor llamado Rotbar les dijo que se marchasen y que no volvieran nunca más. Los habitantes no aceptaron ya que eran sus tierras. Rotbar se fue; pero les dijo que dentro de unos años volvería. Pasaron varios años y Rotbar regresó a la ciudad con la intención, esta vez, de quedarse con ella. Los habitantes le dijeron que se fuera; pero él, que venía con un camión, se los llevó a todos a un pueblo abandonado; menos a tres niños, llamados Marta, María y Jorge. Los niños estaban muy asustados; pero Jorge, que era muy aventurero, les dijo que tendrían que ir al pueblo abandonado para salvar a los ciudadanos. Marta y María aceptaron con la condición de que si pasaba algo, él tendría que reaccionar. Los niños se encaminaron hacia el pueblo y, cuando llegaron allí, se encontraron con unas tierras solitarias,
  • 26. llenas de cardos y flores secas. Por ellas corrían ratas malolientes perseguidas por gatos negros. Los niños al ver el pueblo se quedaron alucinados. Marta vio a Rotbar entrar dentro de una fábrica que estaba mal hecha. Ella les dijo a María y a Jorge, que ya sabía dónde estaba Rotbar. Fueron corriendo y entraron en la fábrica. Allí estaban todos los habitantes atados a unos troncos y con celo en la boca. María, Marta y Jorge les desataron y todos fueron corriendo a su ciudad a por unas armas para matar a Rotbar y acabar con él. Volvieron al pueblo abandonado y allí a golpes le mataron. Todos muy felices regresaron a su maravillosa ciudad y nunca más salieron de ella. Lucía Herrán. El fantasma de Escalante Sucedió el año pasado en Escalante, un pueblecillo de la costa de Cantabria. Un padre y su hijo afirmaron haber visto a un hombre de dos metros de alto, con un traje de fraile de la época medieval con ojos rojos, redondos y grandes como si fueran bombillas. "El fantasma del fraile de Escalante", que así lo llaman, se dirigió hacia ellos con movimientos lentos y robóticos... Unos dicen que fue una alucinación; otros, que era un montaje; pero quienes lo vieron aseguran que era un fantasma de verdad: el de un fraile que vivió en la época medieval en el monasterio de Escalante y que ahora vaga, perdido... Raúl.