1. DOMINGO II - Tiempo Ordinario El primer signo de Jesús
La primera semana de la vida pública de Jesús
«Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo. A él me refería, cuando dije: Después
de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo
no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera
manifestado a Israel».
Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en
forma de paloma y permanecer sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me
envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre el que veas descender el
Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo".
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios» (Jn 1,29-34).
El IV Evangelio presenta una serie de relatos que transcurren durante la
primera semana de la vida pública de Jesús. Esta secuencia constituye un
«Prólogo narrativo», que desarrolla en varias escenas lo que desarrolló el
«PRÓLOGO teológico» con el que se inició el Evangelio. Allí se decía:
«Y la Palabra se hizo carne, y puso su tienda entre nosotros, y hemos contemplado su gloria»
(Jn 1,14).
En el Prólogo narrativo también se describe en un relato la manifestación gloriosa del Hijo:
«En Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él
sus discípulos» (Jn 2,11).
2. DOMINGO II - Tiempo Ordinario El primer signo de Jesús
Los signos de Jesús
Los signos de IV Evangelio son acciones milagrosas que el espectador tiene
que saber leer de modo simbólico. Así, en cada prodigio la narración va
mostrando quién es Jesús.
Más allá de la realidad del milagro obrado por Jesús, los signos tienen la
función de evocar otra realidad, diferente de la captada a simple vista por los
testigos. A menudo ellos quedan impresionados por el poder manifestado y,
sobre todo, por la utilidad inmediata del beneficio concedido.
Jesús parte de allí, y desarrolla a través de diálogos y discusiones el nivel más
profundo de comprensión del signo, ligado no a lo inmediato, que es perecedero,
sino a lo que permanece para siempre y da Vida eterna. Los signos están
destinados a suscitar la fe de los que lo contemplan:
«Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no
están escritas en este libro. Estas han sido escritas para que creáis que Jesús
es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre»
(20,30-31).
Los signos van manifestando a Jesús 1. La conversión del agua en vino (2,1-11).
de una manera progresiva. 2. La curación del hijo del funcionario (4,46-54).
3. La curación del paralítico en la piscina (5,1-18).
Juan va pasando de relatos de milagros
4. La multiplicación del pan (6,1-15).
breves y de carácter sinóptico a relatos
5. La caminata sobre el mar (6,16-21).
que serán prolongados mediante los
6. La curación del ciego de nacimiento (9,6-7).
diálogos de revelación.
7. La resurrección de Lázaro (11,17-26)
3. DOMINGO II - Tiempo Ordinario El primer signo de Jesús
El primer signo de Jesús
«Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de
Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como
faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino».
Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha
llegado todavía».
Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga».
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los
judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes:
«Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde.
«Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete».
Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como
ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el
agua, llamó al esposo y les dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y
cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio,
has guardado el buen vino hasta este momento».
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea.
Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él. Después de esto,
descendió a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, y
permanecieron allí unos pocos días» (Jn 2,1-12).
Dentro del carácter progresivo de los signos, el primero se refiere a un favor que no implica directamente
una necesidad vital (se puede vivir sin vino…)
El último signo tiene que ver con la vida y la muerte (la resurrección de Lázaro).
4. DOMINGO II - Tiempo Ordinario El primer signo de Jesús
Multiplicación y transformación
Aunque en el IV Evangelio los milagros de Jesús son narrados como signos, no
dejan de ser prodigios que que mejoran las condiciones de vida. En ellos
podemos encontrar las etapas características de los milagros, tal como son
relatados también en los otros Evangelios:
se expone la necesidad. Prodigios de dádiva
Milagro: satisfacción de la necesidad
reacción final: confirmación del hecho milagroso -
aclamación - referencia al taumaturgo
Difieren en sus efectos:
algo distinto (vino en lugar de agua)
mayor cantidad de lo mismo (pan)
Bodas de Caná Multiplicación panes
necesidad de otros (no discípulos) invitados gente que lo sigue
diálogo sobre la necesidad Madre de Jesús Felipe
Se parte de lo poco disponible 6 tinajas vacías 5 panes 2 peces
Jesús manda algo tiene poco que ver con lo llenen las tinajas con siéntense
que le piden agua
no se indica la forma, sólo el efecto buen VINO MUCHO pan
declaración encargado gente satisfecha
5. DOMINGO II - Tiempo Ordinario El primer signo de Jesús
Rasgos joánicos
«Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de
Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos» (Jn 2,1-2).
El TERCER DÍA en la tradición sinóptica se refiere a la Resurrección de
Jesús (Mt 16,21 - 17,23 - 20,19; Mt 27,64; Hech 10,40; cf. 1 Co 15,4). Se trata
de un eco de la profecía de Oseas:
«Dentro de dos días nos dará la vida, al tercer día nos hará resurgir y en su
presencia viviremos» (Os 6,2).
En este relato el TERCER DÍA parece más relacionada con la secuencia de
una primera semana de ministerio de Jesús:
1º DIA: el testimonio del Bautista (1,19)
2º DIA: «al día siguiente» el Bautista reconoce a Jesús (1,29)
3º DIA:«al día siguiente» el seguimiento de los primeros discípulos (1,35)
4º DIA: «al día siguiente» encuentro de Jesús con Felipe y Natanael (1,43)
7º DIA: «Al tercer día» se completaría la secuencia del llamado con la
conformación del grupo de los discípulos. Recién entonces comienzan los
signos mediante los cuales ellos creerán (2,1).
La mención de la MADRE de Jesús también es significativa, ya que nunca se menciona el nombre,
aunque Juan conoce y menciona otros nombres femeninos.
Este anonimato no sería casual, sino que podría estar señalando que «madre» es un título, y no sólo un
vínculo de parentesco. Sería semejante al caso del «Discípulo amado», igualmente anónimo.
6. DOMINGO II - Tiempo Ordinario El primer signo de Jesús
La Mujer creyente
«Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino».
Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tengo yo contigo? Mi hora no ha llegado
todavía» (Jn 2,3-4).
Ningún hijo en la Biblia llama así a su madre. Sin embargo esta expresión
distante no implicaría una falta de consideración. Porque en otros casos aquellas
a quien Jesús llama simplemente «MUJER» comparten con la Madre una actitud
de fe hacia Jesús:
«¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. Dice su
La madre
madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga» (2,4-5).
«Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en
Jerusalén adoraréis al Padre [...] La mujer, dejando su cántaro,
La
samaritana
corrió a la ciudad y dijo a la gente: «Venid a ver a un hombre que
me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?» (4,21.28-
29).
«Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? Ella respondió:
La adúltera «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y
en adelante no peques más» (Jn 8,10-11).
«Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? [...] Jesús le dice:
Magdalena «María». Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» - que
quiere decir: «Maestro» (20,15-16).
7. DOMINGO II - Tiempo Ordinario El primer signo de Jesús
Jesús, el Esposo
«El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen,
aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y les
dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se
trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este
momento» (Jn 2,9-10).
Que el signo tenga como marco un BANQUETE donde hay vino VINO nos sitúa
en los últimos días, descritos bajo la misma figura en la tradición profética:
«Hará YHWH Sebaot a todos los pueblos en este monte un convite de manjares
frescos, convite de buenos vinos... consumirá la Muerte definitivamente.
Enjugará el Señor YHWH las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio
de su pueblo de sobre toda la tierra, porque YHWH ha hablado (Is 25,6.8; cf. Am
9,13-14; Jer 31,1-14).
Al ser un banquete de BODAS, muestra un rol asignado a Jesús en otros textos:
«¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!» El encargado, que no sabía «Tú has guardado el
(Mt 25,6) de dónde venía el vino, dice vino bueno hasta
«El que tiene a la novia es el novio; pero el sin embargo al ESPOSO: ahora» (Jn 2,10).
amigo del novio, el que asiste y le oye, se
alegra mucho con la voz del novio» (Jn 3,29).
Es Jesús, el ESPOSO, quien trae el buen vino prometido por los profetas para el momento de la boda.