2. El diastrofismo es el conjunto de muchos procesos y fenómenos geológicos de deformación, alteración y dislocación de la
corteza terrestre por efecto de las fuerzas internas. Es una palabra derivada del griego y que significa "torsión".
Por oposición al catastrofismo, el diastrofismo explica las deformaciones terrestres por fenómenos de curvatura y de
plegamiento extremadamente lentos. En ciertos casos se trata de epirogénesis: el levantamiento o el hundimiento de la
corteza abarca extensiones muy grandes; el radio de curvatura de las deformaciones se hace entonces muy grandes y los
declives tienen escasa pendiente. En otros casos, las deformaciones son mucho más importantes, aunque netamente
localizadas. Se trata entonces de orogénesis, proceso que ha dado lugar a la formación de grandes cordilleras. En la
epirogénesis el fenómeno fundamental es el ascenso o descenso de grandes superficies; en la orogénesis, el plegamiento o
fractura.
La causa principal por la que se produce el diastrofismo es la existencia de corrientes conectivas de magma en la
astenosfera, las que determinan el desplazamiento de las placas tectónicas. El diastrofismo comprende tanto los procesos
responsables de la fusión de las rocas y la formación de los magmas como los que participan en la consolidación y
cristalización de los minerales en dichos magmas, para constituir las rocas magmáticas.
3. Fenómeno que consiste en la salida desde el interior de la Tierra hacia el exterior de rocas fundidas o magma,
acompañada de emisión a la atmósfera de gases. El estudio de estos fenómenos y de las estructuras, depósitos y formas que
crea es el objeto de la vulcanología.
El magma y los gases rompen las zonas más débiles de la corteza externa de la Tierra o litosfera para llegar a la superficie.
Estas debilidades se encuentran sobre todo a lo largo de los límites entre placas tectónicas, que es donde se concentra la
mayor parte del vulcanismo. Cuando el magma y los gases alcanzan la superficie a través de las chimeneas o fisuras de la
corteza, forman estructuras geológicas llamadas volcanes, de los que hay varios tipos.
Volcanes activos: Son aquellos que pueden entrar en actividad eruptiva. La mayoría de los
volcanes ocasionalmente entran en actividad y permanecen en reposo la mayor parte del
tiempo. Solamente unos pocos están en erupción continua. El período de actividad eruptiva
puede durar desde una hora hasta varios años. Este ha sido el caso del volcán de Pacaya, o el
Irazú. No se ha descubierto aún un método seguro para predecir las erupciones.
Volcanes durmientes: Son aquellos que mantienen ciertos signos de actividad como lo son las
aguas termales y han entrado en actividad esporádicamente. Dentro de esta categoría suelen
incluirse las fumarolas y los volcanes con largos períodos de inactividad entre erupción. Un
volcán se considera durmiente si hace siglos no ha hecho una erupción.
4. Estudio de los sismos que ocurren en algún lugar en específico. Un lugar puede tener alta o baja sismicidad, lo que tiene
relación con la frecuencia con que ocurren sismos en ese lugar. Un estudio de sismicidad es aquel que muestra un mapa
con los epicentros y el número de sismos que ocurren en algún período. La sismicidad tiene ciertas leyes. Una de las más
usadas es la ley de Charles Francis Richter que relaciona el número de sismos con la magnitud.
Viene de la palabra sismo Se denomina sismo, seísmo o terremoto a las sacudidas o movimientos bruscos del terreno
generalmente producidos por disturbios tectónicos o volcánicos. En algunas regiones de América se utiliza la palabra
temblor para indicar movimientos sísmicos menores y terremoto para los de mayor intensidad. En ocasiones se utiliza
maremoto para denominar los sismos que ocurren en el mar. La ciencia que se encarga del estudio de los sismos, sus
fuentes y de cómo se propagan las ondas sísmicas a través de la Tierra recibe el nombre de sismología. Las zonas de mayor
sismicidad se relacionan con los límites de las placas tectónicas.
La deformación de los materiales rocosos produce distintos
tipos de ondas sísmicas. Un deslizamiento súbito a lo largo de
una falla, por ejemplo, produce ondas primarias, longitudinales
o de compresión (ondas P) y secundarias, denominadas
transversales o de cizalla (ondas S). Los trenes de ondas P, de
compresión, establecidos por un empuje (o tiro) en la dirección
de propagación de la onda, causan sacudidas de atrás hacia
adelante en las formaciones de superficie. La velocidad de
propagación de las ondas P depende de la densidad de las rocas.
En la propagación de las ondas de cizalla, las partículas se
mueven en dirección perpendicular a la dirección de
propagación. Las ondas P y las ondas S se transmiten por el
interior de la Tierra; las ondas P viajan a velocidades mayores
que las ondas S.