Este documento discute la importancia de promover la lectura entre los niños y propone actividades para hacerlo. Explica que la lectura debe fomentarse desde una edad temprana a través de la familia, la escuela y la biblioteca. También analiza las características y necesidades de los niños en diferentes franjas de edad para seleccionar lecturas adecuadas que les resulten atractivas.
Similaire à ¿Cómo animar a leer a los niños y no morir en el intento? Propuestas de actividades de promoción de la lectura en bibliotecas para niños (20)
¿Cómo animar a leer a los niños y no morir en el intento? Propuestas de actividades de promoción de la lectura en bibliotecas para niños
1. ¿Cómo animar a leer a los niños y no morir en el intento?
Propuestas de actividades de promoción de la lectura en
bibliotecas para niños
Cáceres, 18 de febrero de 2010
Antes de arrancar… Reflexiones en torno a la lectura
La lectura como fuente de disfrute, como método de descubrimiento, como
fórmula para comprender, como sistema de aprendizaje… Leer proporciona
sensaciones y momentos de placer que no son comparables a los que propician
otras experiencias. Constituye un medio de comunicación con los demás, y también
aproxima al lector al conocimiento, a través de los caminos que cada uno recorre en
función de sus gustos e intereses.
En la actualidad, la sociedad está condicionada por una cultura mediática que
la enfrenta continuamente a situaciones en las que resulta indispensable contar con
un manejo básico de las claves de la comunicación (oral, visual, escrita...) para
poder desenvolverse con soltura en múltiples ámbitos. Estas claves se ejercitan con
la lectura, que a raíz de esta situación ha asumido nuevas funciones y desarrollado
nuevas prácticas.
El hábito de la lectura ayuda al individuo a desarrollar algunas capacidades
imprescindibles para su progreso personal, profesional y social, tales como la
comprensión e interpretación correcta de una voz, una imagen o un texto, la
comunicación oral y escrita, las relaciones con los demás; en definitiva, la posibilidad
de conocerse mejor a sí mismo y entender el mundo que le rodea.
Por otro lado, frente a este carácter más utilitario de la lectura y a la supuesta
amenaza de otras fórmulas de comunicación y de ocio de mayor impacto o que
favorecen la satisfacción de lo inmediato, hay indicios alentadores que certifican su
progresiva revalorización social como opción de entretenimiento.
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2. Hoy en día, los argumentos que justifican el papel decisivo de la lectura -y por
tanto de su enseñanza- son muchos y de distinta índole; pero por encima de todos
ellos quizá se deba apelar al hecho de que en ella se apoyan los cimientos de la
educación, y en esta, a su vez, los valores y actitudes que definen a una sociedad
moderna en la que se promueve la igualdad de oportunidades y se fomenta la
convivencia democrática y solidaria.
Educar en la lectura, en una sociedad en la que la tecnología ha irrumpido con
fuerza, instaurando nuevos modos de comunicación y de transmisión de
conocimientos que llenan los espacios virtuales de una cantidad ingente de
información, es más difícil que antes pero también más importante y necesario.
Información no es sinónimo de conocimiento, y uno de los retos sociales de nuestro
tiempo es “reaprender” a leer, incorporando nuevos modos de lectura sin abandonar
los que hemos venido utilizando siempre.
El fomento de la lectura debe entenderse como un compromiso social, y
como tal debe ser asumido de forma conjunta por las instituciones e individuos que,
en mayor o menor medida, están involucrados en proyectos de promoción cultural o
acciones educativas, si bien su articulación debería realizarse de forma prioritaria
por aquellos que cuentan con mayores posibilidades de acometerlo:
− la familia, que tiene un papel y una responsabilidad irreemplazables en
el desarrollo de los hábitos lectores del niño, al que podrá contribuir
poniéndolo en contacto con buenas y variadas lecturas, próximas a su
mundo afectivo y a sus intereses; lecturas que le hagan pensar y que
respondan a sus inquietudes, con una variedad de estilos y contenidos
que favorezcan la evolución de sus gustos personales y le ayuden a
perfilar y recorrer su propio itinerario lector.
− la escuela, responsable de enseñar las destrezas de decodificación,
comprensión e interpretación necesarias para el desarrollo de los
hábitos lectores, de promover la lectura como actividad lúdica y
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3. formativa y de recomendar materiales de calidad adecuados a los
diferentes niveles lectores; y
− la biblioteca, que se ofrece como un espacio de ocio y lugar de
encuentro con la lectura en distintos formatos y soportes, y que dispone
de medios adecuados para formar a sus usuarios en una lectura crítica y
selectiva.
Otros espacios, como por ejemplo las librerías, deben ser también parte activa
en este proceso; al fin y al cabo, son el mejor escaparate de la edición más reciente
además de ofrecer orientación y recomendaciones.
De los cuatro intermediarios señalados, corresponde a la escuela el papel
principal en la promoción de la lectura. No es una asignación de responsabilidad
gratuita, sino fundada en el potencial que, por encima de los otros, tienen los
docentes para poder asumirla, dándole la imprescindible continuidad, verificando los
progresos y corrigiendo los desajustes. El ejercicio de esta responsabilidad deberá
apoyarse, además, en la cooperación con los otros espacios.
Tal y como se ha comentado, la lectura ha sufrido, está sufriendo, cambios
importantes que están íntimamente relacionados con la revolución tecnológica. El
auge de los medios audiovisuales y la irrupción de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación han favorecido un cierto cambio de modelo cultural,
ya que hemos pasado de la supremacía de una cultura alfabética, textual e impresa
a la de otra que se construye mediante imágenes audiovisuales. Este cambio implica
ciertas modificaciones en el uso del lenguaje y, sobre todo, en las capacidades de
razonamiento, lo que podemos comprobar en los hábitos lectores de los más
jóvenes, así como en sus habilidades para la lectura comprensiva.
La alfabetización es algo más que saber leer y escribir hoy, en el siglo de las
nuevas tecnologías, estamos obligados a facilitar el acceso de los ciudadanos al
mundo globalizado de la información, pero también a prepararlos para manejarse,
libre y críticamente, en él; y esto no es posible sin competencia lectora. La lectura no
es solo reconocer unos sonidos, unas sílabas o unas palabras dentro de un texto;
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4. las palabras pueden significar cosas muy diferentes, que sólo un lector competente
sabrá interpretar en cada momento.
Al fin y al cabo, leer es una actividad cognitiva y comprensiva enormemente
compleja, en la que intervienen el pensamiento y la memoria; y leer siempre debe
ser una opción personal, a la que se acude en libertad; que exige esfuerzo,
concentración y silencio; y que no hay que abandonar si queremos que arraigue
para ir desarrollando, paulatinamente, intereses lectores que nos eduquen el gusto y
el placer de leer hasta convertir la lectura en un hábito cotidiano, buscado, deseado
y en una auténtica necesidad vital.
Este debería ser nuestro fundamental objetivo: hacer nuevos lectores que no
solo dominen la técnica de la lectura sino que “sientan” y “disfruten” con ella.
Debemos plantear la lectura como un derecho. Facilitar el acceso libre y pleno del
ciudadano a los libros es, a su vez, garantía para que la sociedad progrese, sin
lectura es difícil que exista un pensamiento crítico y divergente.
El lector no nace, se hace; pero el no lector también: nos hacemos lectores o
no lectores con el paso del tiempo, a lo largo de un proceso formativo en el que
interviene el desarrollo de la personalidad y en el que vivimos experiencias lectoras
motivadoras y desmotivadotas, casi siempre, en tres únicos contextos: el familiar, el
escolar y el bibliotecario, y en relación con distintos tipos de mediadores, desde los
padres hasta los bibliotecarios, pasando por la figura del docente.
En la promoción de la lectura, sobre todo cuando los destinatarios son niños o
jóvenes, es muy importante esta figura del mediador, en tanto en cuanto es,
muchas veces, el primer receptor de la obra, quien facilitará ideas y caminos para
realizar las lecturas, también para elegirlas, porque el destinatario de la misma es
todavía un ser en desarrollo, con poca experiencia de contacto consciente con los
textos literarios, así como con una limitada competencia enciclopédica.
Aunque la decisión final en la elección de un libro la debe tener siempre el
lector, es oportuna una intervención mediadora que, con conocimiento de causa,
aporte soluciones ante las dudas y facilite, en lo posible, la selección de la lectura
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5. adecuada. Como afirmada Genviève Patte en su estudio ¡Dejadles leer! Los niños y
las bibliotecas: “Seleccionar no quiere decir restringir, sino todo lo contrario.
Seleccionar significa valorar”.
El mediador debe, por tanto, poner al niño o joven en contacto con buenos y
variados materiales, próximos a su mundo afectivo y a sus intereses, y con
diferentes contenidos y estilos que le ayuden a desarrollar el gusto personal, y
acompañarlo en su recorrido como lector durante la infancia; crear y fomentar
hábitos lectores; orientar y favorecer la lectura voluntaria en todos los sentidos, entre
los que se incluye facilitar la selección de lecturas según la edad y los intereses de
sus destinatarios; y organizar, desarrollar y evaluar actividades de animación a la
lectura.
Puesta en marcha… Un recorrido por las diferentes franjas de edad
El período entre los tres y los seis años
es la edad ideal para introducir hábitos
relacionados con la lectura desde cualquiera
de los ámbitos que rodean al niño. Antes de
saber leer, los libros y sus historias pueden
facilitar el proceso de prelectura en el que se
encuentra. La narración oral y la lectura en
voz alta ofrecen los primeros contactos con el
lenguaje, desarrollan la atención y la capacidad de expresión, fomentan el interés
por la lectura e inician a los pequeños en la comprensión de secuencias narrativas y
temporales. Los libros ponen el mundo a su alcance de una forma simplificada.
Además, desde un primer momento, constituyen un medio excelente de
comunicación entre niños y adultos, y son un instrumento que refuerza las relaciones
afectivas de forma natural y espontánea.
Los seis años plantean un momento de cambio crítico en el que la afectividad
se desplaza a lugares externos al hogar. Tal vez la atenuación de los intensos lazos
amorosos con los padres sea un impulso que desarrolle la capacidad de adaptarse
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6. al medio e iniciar actividades de grupo. El inicio de la vida escolar dará lugar a
nuevos aprendizajes y al desarrollo de nuevas capacidades y destrezas. Poco a
poco los niños aprenderán a descifrar palabras escritas, a comprender pequeños
textos y a captar el significado de las palabras hasta adquirir la habilidad lectora. Es
sin duda una etapa crítica, aunque privilegiada, para dar pasos firmes en la práctica
de la lectura.
Entre los nueve y los doce años existen marcadas diferencias, pero podemos
apreciar algunos rasgos comunes: las primeras salidas del hogar, el hecho de no
necesitar una supervisión constante, y el despertar a la adolescencia. Es una etapa
en la que comienzan a desarrollarse las capacidades necesarias para afrontar la
realidad y en la que los niños refuerzan la confianza en sí mismos; por eso, valoran
la imagen que los adultos tienen de ellos. Son receptivos a los estímulos de los
demás, por lo que se encuentran en un momento educativo propicio. Desarrollan
estrechos lazos de amistad y son capaces de reflexionar sobre su propia actividad y
profundizar en conocimientos teóricos. Sus gustos e intereses varían y adquieren
cierta independencia, aunque a veces requieren los consejos de los adultos.
La pubertad es un periodo caracterizado por los
cambios. El preadolescente se prepara para nuevos
retos, que irán formando su personalidad y definiendo
sus diferencias como individuo. Sin embargo, la
necesidad de identificarse con un grupo, de sentirse
acompañado por jóvenes de su edad, les hace
compartir cosas en común. La lectura juega un papel
muy importante en estas edades. Pero es necesario
entenderla como un proceso que trasciende al texto
impreso, y trabajar con la diversidad de soportes que
forma parte de los hábitos cotidianos de los adolescentes, que les resultan
familiares, fácilmente manejables y atractivos. El acto de la lectura ha de ser, ante
todo, libre y no condicionado. Además de ofrecerles orientación, animarles a elegir
es una buena estrategia para cultivar su capacidad de selección y de análisis crítico.
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7. En el momento de la adolescencia entre los catorce y los dieciséis años,
algunas de las características mencionadas se verán intensificadas y, en la mayoría
de los casos, esta etapa “de crisis” o ruptura llegará a su cenit. El desarrollo de
nuevas habilidades llevará al joven a plantearse a sí mismo y al mundo que le rodea
de manera diferente y provocará la aparición de dilemas de tipo ético y moral. Los
mediadores deben crear situaciones donde estas habilidades se vean reforzadas y
desafiadas. La importancia de la lectura en esta etapa se confirma por la necesidad
que tienen de experimentar vivencias; los mundos literarios ficticios les sirven como
punto de comparación con el real. Es conveniente analizar qué otros soportes atraen
la atención de estos lectores; el mediador está obligado a pensar más allá del libro.
Primera etapa… Criterios de selección de lecturas
Toda selección debe tener muy en
cuenta al lector al que va destinada para
responder a sus intereses y necesidades,
adecuarse a sus niveles de competencia y
enriquecer sus capacidades y cualidades
como lector. En cada momento de la
evolución del niño, tanto intelectual como
afectiva y social, su relación con la lectura
adquiere matices diferentes. Para responder a esta evolución conviene conocer
cada una de las etapas que atraviesa, darle valor a cada una de ellas por sí misma y
tender puentes entre el lector y la lectura a través de una amplia y variada oferta que
tenga en cuenta sus capacidades, destrezas e intereses. Por ello, a la hora de
establecer criterios para la selección de lecturas hay que tener en cuenta, además
de lo expuesto anteriormente, las circunstancias que se exponen a continuación:
En las primeras edades
− descubren las palabras, van haciendo acopio de términos y conceptos y
van dominando la frase
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8. − del libro como objeto de juego inicial pasan poco a poco a valorar las
historias y textos
− necesitan la ayuda del adulto para mirar los libros hasta los tres años,
después los pueden manipular solos y van comprendiendo las
secuencias narrativas y temporales
− disfrutan con la observación de imágenes, con el reconocimiento de
objetos, denominarlos, resaltar sus diferencias de tamaño, color, etc.
− se muestran muy receptivos a las narraciones y lecturas en voz alta.
En estas edades son recomendables las historias que se desarrollan a partir de
situaciones cotidianas y predecibles, o de forma sorpresiva; en las que los
protagonistas suscitan simpatía y afecto, y no presentan ideas estereotipadas sobre
el entorno y las situaciones cotidianas de los niños; aquellas que facilitan el juego
con el lenguaje y combinan de forma armoniosa la ilustración y el texto. Conviene,
además, mostrarles una variedad de obras que les ponga en contacto con las
distintas técnicas y materiales que utilizan los ilustradores.
En cuanto a tipología y temáticas, son aconsejables los imaginarios y los
álbumes, el folklore (retahílas, canciones, adivinanzas…), los libros informativos, las
obras troqueladas, los cuentos populares y las narraciones centradas en temas de la
vida cotidiana.
De los seis a los ocho años
Se produce el aprendizaje formal de la lectoescritura y el dominio de los
aspectos mecánicos de la lectura. Su punto de vista está aún marcado fuertemente
por la subjetividad, el egocentrismo y la intuición. Conviene tener en cuenta que:
− muestran gran amplitud de intereses e inquietudes, entre los que está
leer y escribir
− presentan gran capacidad de asimilación
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9. − progresivamente se le va concediendo más importancia al contenido de
los libros, a los textos
− van adquiriendo más capacidad y destreza para acometer la lectura de
relatos y pequeñas novelas divididas en capítulos
− se amplía el espectro de temas y géneros.
Ofreceremos a los niños un abanico amplio y variado de temas, teniendo en
cuenta que para animar a leer es fundamental que las historias sean atractivas. En
esta etapa imaginativa, los cuentos maravillosos serán una fuente inagotable de
emoción, sorpresa y descubrimientos, y en muchos casos les ayudarán también a
superar sus miedos. Musicales y alegres les resultarán los libros con poemas y
canciones, que acompañarán a los niños en su tiempo de juego y en sus procesos
de aprendizaje. Aparece en los niños de esta edad el pensamiento realista, por lo
que también se hacen necesarias las historias que les hablen de la importancia de
los amigos, del sentimiento de pertenencia a un grupo. Sin olvidar las historias que
hablen de la identidad individual. Aparecido ya el concepto de moralidad, los cuentos
de humor les ayudarán a desdramatizar situaciones. Y resultan imprescindibles los
álbumes, ya que las ilustraciones que acompañan a los textos no sólo les ayudan a
desarrollar su imaginación, sino que les sirven para verificar su comprensión de lo
leído, y educan el gusto estético.
En la etapa de los nueve a los once años
Se produce un cambio de posiciones del niño, en cuanto al punto de vista que
rige su percepción de las cosas; en ella gana objetividad, se abre a una mayor
socialización y se reconoce parte del mundo. Se ha de tener en cuenta que:
− tienen una nueva forma de procesar, comprender, organizar y razonar
− son capaces de dominar textos más extensos y crece su capacidad de
comprensión
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10. − se diversifican las formas de contar las historias, acercándose también a
la realidad del lector, a través de cartas o de diarios
− siguen mostrando una gama amplia de intereses y muestran aficiones
particulares
− refuerzan su socialización, les atrae el grupo, la amistad, el liderazgo
− refuerzan su mirada objetiva y son capaces de adoptar el punto de vista
del otro, y de imaginar situaciones no vividas
− aumentan los temas, el realismo toma más cuerpo y la fantasía se
transforma, lo mágico y lo real juega a entrelazarse.
Conviene conocer qué temas les interesan para evitar recomendarles algo que
no les resulte atractivo. Por el mismo motivo, debe evitarse criticar sus gustos
lectores, ya que se corre el riesgo de desmotivar seriamente al niño, hasta el punto
de que pierda interés por leer. Lo adecuado es sugerirle alternativas de mejor
calidad literaria, para que vaya complementando y enriqueciendo sus lecturas.
Los intereses lectores en este grupo de edad presentan gran diversidad: libros
de aventuras: detectives, pandillas y miedo; cuentos fantásticos y narraciones
mitológicas; relatos humorísticos; libros de poemas; historias de la vida real: familia,
escuela, conflictos personales y de grupo, etc. Es el
momento de elegir libros con argumentos más
complicados, que tengan tensión narrativa, pero
teniendo en cuenta que un exceso de dificultad o
densidad les puede hacer desistir. Se interesan ya por
temas más alejados de su entorno cotidiano, y los
libros de información cercanos a sus intereses
fomentan su curiosidad hacia temas de conocimiento.
En cuanto a los cómics, que les resultan muy
atrayentes, no debe caerse en el error de rechazarlos
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11. como si fueran una lectura menor. Son sencillamente un medio diferente, que utiliza
una técnica y un lenguaje propios y únicos.
Los adolescentes
Los adolescentes viven su vida un tanto de espaldas a las preocupaciones
“oficiales”, cuando no plenamente enfrentados a ellas. Respecto a su relación con la
lectura, dista mucho de ser ésta la afición más generalizada, pero, en muchos casos,
a tenor de las estadísticas, leen más que los adultos con los que conviven.
En cuanto a su capacitación como lectores, si acudimos al estudio PISA, que
desarrolla la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)
nos encontramos con que nuestros adolescentes pueden leer en la acepción técnica
del término, pero encuentran serias dificultades cuando se trata de utilizar la
comprensión de lo escrito como un instrumento para adquirir y mejorar
conocimientos y competencias en otros terrenos. Conviene tener en cuenta que:
− no hay un lector adolescente sino muchos tipos de lectores
− la oferta dispone de amplia variedad de géneros, desde el realismo
social a la psicoliteratura y de la fantasía épica a la ciencia ficción
− para el lector es importante identificarse con personajes y situaciones
− es preciso ir más allá de los estereotipos
− las obras han de ampliar su mundo, no limitarlo. La literatura no debe
limitarse a un papel formativo
− las propuestas literarias deben tener riesgo, que experimenten y amplíen
el paladar
− las lecturas les permiten desarrollar su capacidad crítica, escoger y
valorar sus lecturas
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12. − la diversidad de soportes enriquece las opciones de lectura y búsqueda
de información.
Los adolescentes de doce a catorce años tienen gustos propios y aficiones muy
definidas, por lo que es importante que el mediador los conozca para orientar
adecuadamente sus recomendaciones y acciones. Los temas por los que se
interesan son diversos: fantasía épica, magia, misterio, amor, novelas de viajes y
aventuras. La diversión es un factor importante, por lo que el humor ha de estar
presente en algunos de los títulos propuestos. En los materiales informativos buscan
respuesta a temas que son de su interés: sexualidad,
drogas, deportes, música. También es importante
mostrarles, a través de los libros, otras formas de vivir,
amar o sufrir. La visión de realidades diferentes educa
la tolerancia y el respeto hacia los demás. Y los
cómics siguen siendo, en esta etapa, una herramienta
poderosa de animación a la lectura. La música de
autor puede utilizarse como un acercamiento a la
poesía, género de difícil aceptación entre los jóvenes,
pero con la que se obtienen muy buenos resultados
una vez que se adentran en ella.
Por otra parte, entre los catorce y los dieciséis años hay lectores que tienen
gustos e intereses firmes y muy consolidados. Pueden estar abiertos a la
recomendación, pero nunca debemos insistir en que lean o disfruten de lo mismo
que otras generaciones disfrutaban a las mismas edades. Como ya hemos indicado,
se deben facilitar y combinar todo tipo de soportes lectores: libros, música, películas,
periódicos, revistas, documentales. El cómic es una herramienta clave en esta edad,
en la que ya se pueden explorar las particularidades de este formato que combina
dos mundos: literario y visual. En cuanto a los temas, el interés surgido en la etapa
anterior por asuntos controvertidos como la sexualidad o las drogas se amplía a
aspectos sociales como el racismo o la religión. Estar atentos a la actualidad y
detectar las temáticas “de moda” nos ayudará a conectar con sus intereses para
aconsejar lecturas de calidad que les resulten motivadoras. Las obras clásicas, de
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13. valor indudable, son en algunos casos difíciles de leer, o necesitan de un profundo
trabajo para conectar con la realidad del lector; no conviene abusar de las
recomendaciones de estos títulos, que a menudo necesitan enmarcarse dentro de
propuestas que hagan atractiva su lectura.
Un alto en el camino… El SOL y el PLEC, dos herramientas de asesoramiento
fundamentales
El 31 de mayo de 2002 se puso en marcha el Servicio de Orientación de
Lectura (SOL), una iniciativa de la Federación de Gremios de Editores de España,
desarrollada con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y con la colaboración de
la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, a
través
de
la
correspondiente
subvención
nominativa, que surge con el objetivo de
fomentar la lectura en todas las edades y dar
un servicio fácil y de calidad a quienes quieren
relacionarse con los libros y la lectura.
El Servicio de Orientación de Lectura es un recomendador de lecturas, un lugar
donde se acompaña y guía al visitante (niño o adulto), según sus preguntas e
intereses. El acceso a los contenidos puede realizarse por itinerarios adaptados a
los distintos tramos de edad: para lectores menores de 5 años acompañados; para
los de 6 a 8, 9 a 11, 12 a 14, 15 a 18 años, para familias, y para profesionales a
través del banco de recursos para el fomento de la lectura. Todos ellos disponen de
un escaparate con una selección de la oferta editorial elaborada por especialistas,
orientaciones, propuestas de actividades y sugerencias.
Desde principios de 2007, el profesorado de los centros escolares cuenta con
el apoyo del Proyecto de Lectura para Centros Escolares (PLEC), una
herramienta web de asesoramiento que pretende apoyar a todos los que consideran
la lectura prioritaria en el desarrollo del proyecto educativo. Se trata de un proyecto
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14. que busca la coherencia y la continuidad en las diferentes acciones de promoción de
la lectura llevadas a cabo a lo largo de toda la etapa escolar, desde los primeros
años de escolaridad hasta los últimos, haciendo hincapié en los aspectos que
caracterizan cada etapa. Desde los primeros pasos que se dan en la etapa infantil,
hasta la lectura crítica que se desarrolla en las edades superiores, pasando por la
adquisición de la comprensión lectora en Primaria, por ejemplo.
El
PLEC
se
documentales propias
nutre
de
aportaciones
elaboradas
de forma
íntegra por profesionales y especialistas del
ámbito de la educación, las bibliotecas escolares,
la literatura infantil y juvenil y áreas afines. El
PLEC también ofrece parte de las novedades publicadas para niños y jóvenes que
ingresan en el SOL y herramientas para su localización; así como información y
asesoramiento.
Ambas herramientas son de gran ayuda en la tarea de selección de materiales
de lectura para niños y jóvenes.
Segunda etapa… Pautas para el desarrollo de actividades
Los prelectores se desenvuelven en un entorno en el que abundan los
momentos afectivos y los espacios de juego. Por ello, para que desarrollen de una
forma natural el gusto por la lectura, conviene que los primeros encuentros con los
libros se realicen en clave lúdica.
En cuanto a las actividades a realizar a partir de los libros, son muy
recomendables la narración y la lectura en voz alta. Las estrategias para acercar la
lectura a los niños son muy diversas, pero con planteamientos sencillos se pueden
obtener magníficos resultados. Para contar o leer en voz alta sólo resulta
imprescindible la concurrencia de las siguientes circunstancias:
− disponibilidad en el adulto: ganas de contar o de leer,
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15. − tener a mano un buen libro,
− y que haya alguien dispuesto a escuchar. Esta es la condición más
importante y a la vez más sencilla, porque a los niños les encanta que
les cuenten historias.
Después de las lecturas y narraciones, es aconsejable proponer actividades
que ayuden a fijar conceptos, consolidar estructuras narrativas y desarrollar la
expresión. Las alternativas son variadas; por ejemplo: actividades plásticas, debates
en grupo para hablar de las historias escuchadas, o dramatizaciones, que pueden
acompañarse con objetos que incrementen el interés y la diversión de los niños:
marionetas, tarjetas ilustradas, cuentos de diferente tamaño y otros elementos de
apoyo.
Las actividades dirigidas a los primeros lectores integran propuestas lúdicas,
atractivas y sencillas para que los niños descubran el placer de leer y, con él, el
placer de aprender, de conocer y comprender el mundo gracias a los libros, y
también de conocerse a sí mismos o de identificarse con los otros. Si el niño realiza
estos descubrimientos a través de los textos, de una manera natural pasará de un
libro a otro. Pero no debe olvidarse que son lectores poco autónomos, que se están
iniciando en la lectura. Por este motivo, la intervención del mediador sigue siendo
muy importante, no sólo como adiestrador en las reglas y habilidades necesarias
para decodificar y comprender los textos, sino también como inductor del hábito de
leer, a través de estrategias y propuestas que partan de la motivación y potencien el
interés de los niños hacia los libros.
Las estrategias serán en muchos casos similares a las empleadas en la etapa
previa. Deben seguir apoyándose en buena medida en actividades de narración y
lectura en voz alta, aunque basadas en historias más complejas (más personajes,
argumentos menos lineales, nuevos conceptos...) y realizadas de forma colectiva
(con reparto de roles: narrador, protagonistas...). Al mismo tiempo, integrarán –entre
otros- elementos y propuestas que pongan a los niños en contacto con los medios
tecnológicos y con sus particulares códigos de lectoescritura y comunicación. Por
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16. otro lado, ya en esta etapa, la lectura y las actividades relacionadas constituyen una
vía eficaz y estimulante para abordar algunos aprendizajes curriculares.
Ser lector no es tarea fácil y ayudar a ser lector tampoco. Con nueve-once años
se deja de practicar la lectura en voz alta de forma continuada, lo cual puede motivar
un sensible debilitamiento en el hábito de leer. Por esta razón, es importante que
desde la escuela se faciliten tiempos y espacios de lectura, complementando el
trabajo de la biblioteca y de la familia. Es necesario buscar momentos para hablar de
libros, propiciar encuentros agradables con los textos, descubrir juntos buenas
lecturas e invitar a los niños a expresarse.
Por el momento evolutivo en el que se encuentra este niño, es necesario que
perciba al autor como alguien cercano y tolerante que comparte con él sus ideas, en
una atmósfera de complicidad y juego. Por eso es adecuado explorar temáticas en
estrecha relación con los intereses, experiencias y competencias propias de la edad,
desde un planteamiento lúdico y práctico, que puede incorporar ciertos elementos de
misterio o plantear retos de investigación. Desde el humor, los lectores menos
afianzados pueden acercarse a una oferta literaria atractiva que presenta el mundo
bajo aspectos divertidos, contradictorios e insólitos. Un punto de vista a veces
ingenuo y otras veces irónico o perverso capta la atención del lector, que es capaz
de percibir el carácter lúdico de estas propuestas dentro del espacio de ficción de la
literatura.
Con los preadolescentes las propuestas de lectura tienen un objetivo claro:
compartir lecturas, intercambiar opiniones y proporcionarles la oportunidad de
expresarse, de comunicar sus temores y sus sueños, algo que muchas veces harán
mejor a través de alguna historia ajena, pero que por su argumento y sus personajes
les resulte cercana a la vez.
Las
actividades,
aunque
planteadas
de
forma
lúdica,
deben
estar
cuidadosamente diseñadas para cumplir estas premisas y mantener una estrecha
relación con el tema tratado. Es importante establecer un marco de diálogo con los
niños que facilite conocer y comprender las características del colectivo con el que
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17. se va trabajar. El teatro, en su versión de teatro leído, puede constituir una estrategia
motivadora, a través de la cual desarrollan sus aptitudes dramáticas, trabajan la
expresión oral y corporal, y se desinhiben y relacionan en grupo.
Con los jóvenes las propuestas deben contribuir a desarrollar su espíritu crítico,
dotarles de diferentes perspectivas sobre la realidad, hacerles ver que la lectura, en
sus diferentes soportes, constituye un recurso siempre disponible para favorecer las
relaciones personales, el autoconocimiento, el desarrollo de competencias
lingüísticas, literarias e incluso ideológicas; y contribuir a que la identifiquen como un
entretenimiento, que forma parte de nuestro ocio cultural: nos hace sentir, reír, llorar,
viajar...
Un factor clave es el ambiente en que se desarrollen las actividades. Ha de
estar abierto a la discusión, a la evaluación de razonamientos y a la clarificación de
ideas, y permitir a los adolescentes expresarse libremente. Hay que animarles a
compartir lecturas y convertirlas en fuente de debate y comentario, promover el
diálogo y la capacidad de escucha.
Los ‘Derechos del Lector’ que describe Daniel Pennac establecen una serie de
premisas que se deberían tener en mente a la hora de trabajar con lectores
adolescentes:
1. Derecho a NO LEER
2. Derecho a SALTARNOS PÁGINAS
3. Derecho a NO TERMINAR UN LIBRO
4. Derecho a RELEER
5. Derecho a LEER CUALQUIER COSA
6. Derecho al BOVARISMO (E. T. T.)
7. Derecho a LEER EN CUALQUIER PARTE
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17
18. 8. Derecho a HOJEAR
18
9. Derecho a LEER EN VOZ ALTA
10. Derecho a CALLARNOS
Meta… Comentarios finales en torno al tema
La sociedad del conocimiento, ese paradigma en el que se asientan
aspectos esenciales de nuestro presente y sobre el que, de forma ineludible, debe
construirse el futuro de la humanidad, exige, pero a la vez debe garantizar, en primer
lugar, la competencia lectora de todos sus ciudadanos porque, hoy día, es más
necesario que nunca un ciudadano lector competente y crítico, que pueda acceder
de forma autónoma a distintos tipos de textos en diferentes formatos y discriminar la
abundante información que recibe cada día. Si la lectura fue, en el pasado, una
actividad minoritaria y discriminatoria, hoy debemos considerarla un bien al que debe
tener acceso todo el conjunto de la sociedad. La lectura es una de las mejores
expresiones de nuestras ansias de crecimiento, de transformación y de libertad, que
se escribe con “ele” de libro y de lectura, como proclama Antonio Basanta,
Vicepresidente ejecutivo y Director general de la Fundación Germán Sánchez
Ruipérez. La lectura, antes que un deber, debe ser un derecho universal del que es
justo que disfrutemos todos y todas en auténtica igualdad de oportunidades.
Elisa Yuste Tuero
Coordinadora del Área de Promoción de la Lectura
Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil
Fundación Germán Sánchez Ruipérez
www.elisayuste.com
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BIBLIOGRAFÍA
− Basanta, Antonio. Fomento de la lectura. En: Perspectivas de la edición en el
siglo XXI. Madrid, 2006. 14 p.
− Cerrillo, Pedro C. Nuevos tiempos, ¿nuevos lectores? En: Ocnos. Cuenca,
2005, nº 1, p. 19-33.
− Cerrillo, Pedro C. El papel del mediador en la formación lectora. En: Nuevas
hojas de lectura. Bogotá, 2005, nº 8, p. 14-24.
− Colomer, Teresa. La formación del lector literario. Madrid: Fundación Germán
Sánchez Ruipérez, 1998. 367 p. ISBN 84 89384 17 7
− Corchete, Teresa y Sara Iglesias. Lectura y familia. Salamanca: Fundación
Germán Sánchez Ruipérez, 2007. 55 p.
− Enseñanza y promoción de la lectura. [Valladolid]: Junta de Castilla y León,
Consejería de Educación, 2005. 32 p.
− Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Centro Internacional del Libro Infantil y
Juvenil (Salamanca). Guía de recursos para leer en la escuela. Más de 180
propuestas de lectura. Más de 50 ideas para desarrollar en la biblioteca
escolar y en el aula. Salamanca: Fundación Germán Sánchez Ruipérez,
Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil, 2006. 50 p.
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