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Causas de maloclusión (clasificación de angle)
1. Alteración de la relación normal de contacto entre
los dientes superiores e inferiores.
Se debe examinar la oclusión en ambos lados de la boca retrayendo las mejillas con un depresor
lingual mientras el paciente aprieta los dientes. Normalmente, cada una de las arcadas dentales está
constituida por una serie de dientes en contacto unos con otros, formando una curva muy suave; los
dientes anteriores superiores se superponen al tercio superior de los dientes anteriores inferiores. Las
cúspides vestibulares (externas) de los dientes posteriores superiores quedan por fuera de las cúspides
correspondientes de los dientes posteriores inferiores. A ambos lados de la boca, la cúspide anterior
del primer molar superior permanente encaja en el surco anterior del primer molar inferior. Dado
que la parte exterior de todos los dientes superiores suele quedar por fuera de los dientes inferiores,
los labios y las mejillas quedan separados del espacio interdental, de tal manera que los dientes no
pueden morderlos. Las superficies linguales (internas) de los dientes inferiores forman un arco más
cerrado que el de los dientes superiores, limitando el avance de la lengua y reduciendo el riesgo de
morder la misma. Todos los dientes superiores deben contactar con los dientes inferiores
correspondientes, para poder distribuir adecuadamente las intensas fuerzas de la masticación (que
pueden superar los 50 kg en la región molar). Si esas fuerzas actúan únicamente sobre algunos
dientes, es muy probable que dichos dientes se vayan aflojando con el tiempo.
La maloclusión se suele clasificar en tres tipos fundamentales (clasificación de Angle): de clase I, en
la que los molares superiores e inferiores ocluyen normalmente, pero los dientes anteriores están
apiñados o mal colocados; de clase II, en la que el maxilar y los molares inferiores están
excesivamente retruidos y la cara presenta un perfil convexo, y de clase III, en la que el maxilar y los
molares inferiores están protruidos en relación con los molares superiores. En la mordida cruzada, las
cúspides vestibulares de uno o más dientes inferiores quedan por fuera de las cúspides de los dientes
superiores correspondientes.
A menudo, la maloclusión se debe a una desproporción entre el tamaño de los maxilares y de los
dientes: es decir, el maxilar es muy pequeño o los dientes son demasiado grandes para poder alinearse
adecuadamente en dicho maxilar. La maloclusión se puede deber también a otras muchas causas,
como la pérdida de los dientes. Tras la pérdida de los dientes permanentes se observa un
desplazamiento de los dientes contiguos y una extrusión de los dientes oponentes, lo que puede
provocar una maloclusión, a menos que se coloque un puente o una dentadura parcial para impedir
esos movimientos. Cuando un niño pierde prematuramente algunos dientes caducos, aquellos que
ocupan una posición más distal en la arcada o los primeros molares permanentes suelen desplazarse
anteriormente, no dejando espacio suficiente para que puedan erupcionar otros dientes permanentes.
Se puede colocar una prótesis dental para impedir este desplazamiento y mantener el espacio. En la
disostosis cleidocraneal, los dientes caducos quedan retenidos durante mucho tiempo y muchos
dientes permanentes no llegan a erupcionar. La maloclusión que aparece tras un traumatismo facial
puede deberse a un desplazamiento dental o a una fractura mandibular.
2. Causas de maloclusión
Acromegalia
Anquilosis mandibular
Artritis reumatoide infantil
Ausencia congénita de un cóndilo mandibular
Causas y atrogénicas (p.ej. restauraciones y aparatos dentales mal ajustados, consolidación
incorrecta de fracturas maxilares, prótesis de Milwaukee)
Desproporción entre los maxilares y el tamaño de los dientes
Dientes supernumerarios o mal formados
Disostosis cleidocraneal
Displasia ectodérmica
Displasia fibrosa facial
Erupción tardía (p.ej. debido a hipotiroidismo o hipopituitarismo) o impactación de los
dientes permanentes.
Fractura mandibular
Paladar hendido o labio leporino
Parálisis facial
Perdidas de dientes permanentes sin sustitución por prótesis dentales.
Perdida prematura de dientes deciduos.
Protrusión lingual
Síndrome alcohólico fetal
Síndrome de Hurler
Succión del pulgar o los dedos después de los 4 años de edad.
Tumor maxilar (poco frecuente)
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