Queremos comenzar a dar forma a una historia del movimiento antipsiquiátrico que pueda contemplar las diferentes formas que ha adoptado según sus principales exponentes y según los diferentes contextos nacionales.
Propondremos una delimitación del movimiento antipsiquiátrico en el plano intelectual más general.
Cinco postulados básicos, al menos, están presentes en la mayor parte de los autores exponentes del movimiento, o bien en las obras escritas que se consideran formando parte del mismo:
a) Desde sus orígenes, la psiquiatría funciona como un mero dispositivo de control social
b) Las enfermedades mentales no son enfermedades propiamente dichas y hay que dudar no sólo acerca de su existencia sino de la mayoría de los procesos mentales o patológicos asociados a ellas.
c) Especialmente en la esquizofrenia, lo que la psiquiatría considera como patología o enfermedad mental en realidad es un conjunto de respuestas singulares mucho más cercanas a la salud de lo que aparentan.
d) Las denominadas enfermedades mentales son producto de una sociedad opresiva que tiende a marginar a aquellos que no logran adaptarse a ella.
e) El quinto postulado es más bien relativo a la dimensión terapéutica o de la praxis propiamente dicha y consiste en la postulación o realización de un conjunto de prácticas o dispositivos -rara vez regulares, ordenados o sistemáticos- fundamentados sobre un ideario de actitudes, creencias, representaciones y valores liberales, que en buena medida formaban parte de lo que podemos denominar, un “imaginario político de la liberación” propio de la época.
En este trabajo analizaremos los orígenes de la antipsiquiatría inglesa a través del caso del psiquiatra escocés Ronald David Laing. Nuestra periodización se inicia en 1960, el año en que Laing publica su primer libro, y culmina en 1970 año considerado bisagra en su vida y respecto de su producción escrita (Beveridge, 2011; Crossley, 2006)
Sobre los orígenes en el movimiento antipsiquiátrico- Ronald Laing y la antipsiquiatría inglesa (1960-1970)
1. El discurso antipsiquiátrico
• La década del 70 encuentra al psicoanálisis entre las herramientas
teóricas de la cultura de izquierda. «Antipsiquiatría» es quizás uno
de los significantes más representativos de dicha fusión.
• Trabajos como los de Carpintero & Vainer (2005) y Plotkin (2003)
han mostrado que las ideas de la antipsiquiatría ocuparon un lugar
apreciable dentro del bagaje teórico de los protagonistas de la
salud mental en los años 70’.
2. 1972
David Cooper, el llamado «padre» de la antipsiquiatría, decide
erradicarse en la Argentina.
Ya había pronunciado algunas conferencias apenas un par de años
atrás.
Octave y Maud Mannoni vienen a la Argentina, invitados por
Oscar Massotta, para dar una serie de conferencias.
Para ese entonces, las ideas de Maud Mannoni en su libro «El
psiquiatra, su loco y el psicoanálisis» habían comenzado a ser
leídas y comentadas por algunos sectores ligados a las ideas de
la ‘nueva izquierda’.
3. Nick Crossley Campo de contienda de la psiquiatría en
el siglo XX
a) Mental Hygiene Movement
b) Civil Rights Movement
c) Anti-Psychiatric Movement
d) Patients/Survivors/Mad Movement
e) Anti Anti-Psychiatric Movement
Sociólogo de la
Universidad de
Manchester.
Estudió los
movimientos sociales
críticos en la
psiquiatría
Recorte que propondremos para nuestro trabajo:
El caso de Ronald Laing formando parte del tercer movimiento social
en el período 1960-1970
4. Ronald Laing (1927 – 1989)
Según Crossley sería una empresa insólita estudiar el movimiento
antipsiquiátrico sin considerar los aportes de Ronald Laing. Para el autor, el
psiquiatra escocés fue el más influyente de todo el círculo de personajes
asociados al movimiento antipsiquiátrico en Inglaterra y en casi todo el mundo.
Tanto los miembros de la Philadelphia Association como del Instituto de
Estudios Fenomenológicos (de los cuales Laing fue co-fundador) formaron un
grupo primerizo de antipsiquiatras, pero fue Laing quien hizo conocidas las
ideas, las prácticas y el movimiento entero. Sus libros fueron best seller
alrededor del mundo y sus ideas se escucharon en canales de televisión y en
documentales. Era su cara la que aparecía en revistas populares y hasta stickers
para autos.
Becado en la Clínica Tavistock de Londres en 1956, permanece allí hasta 1964. Desde 1958, pero oficialmente en 1960, comienza
a acercarse a una investigación cuyo tema principal era los procesos interaccionales en matrimonios y familias con sujetos
esquizofrénicos. A partir de entonces, este psiquiatra escocés comienza a formarse en psicoanálisis. El papel de Winnicott es clave
en esta formación (Beveridge, 2011; Mannoni, 1998). Resulta llamativo que la literatura sobre el tema ponga de relieve su legado
winnicottiano, en especial respecto de las psicosis. Por esos años, Winnicott ya pronunciaba que las psicosis constituyen una
reacción regresiva de un sujeto para escapar de una situación de colapso producida por los fracasos en las relaciones tempranas.
Y siguiendo esa línea, propondrá que los procedimientos terapéuticos deben posibilitar la puesta en escena de estas necesidades
tempranas insatisfechas que permanecieron congeladas.
5. Sobre los orígenes de la Anti-Psiquiatría
Podríamos situar el origen del movimiento antipsiquiátrico propiamente dicho a partir
del año 1967, puesto que por primera vez se menciona la palabra “antipsiquiatría”. En
este año se realiza un congreso llamado The Dialectics of Liberation. Este congreso fue
organizado principalmente por cuatro psiquiatras que formaban parte del Instituto de
Estudios Fenomenológicos, ellos eran Ronald Laing, David Cooper, Joseph Berke y
Leon Redler. Si bien la psiquiatría en sí no fue la temática principal del congreso, se
comenzó a concebir a la psiquiatría como un engranaje dentro del conjunto más
amplio de mecanismos de control y represión social. Allí, David Cooper, se proclama
“antipsiquiatra”, y ese mismo año se publica en la editorial Tavistock su libro más
conocido Psychiatry and Anti-Psychiatry.
Para muchos, este momento es fundacional porque que tanto la producción de
Ronald Laing como la de David Cooper pasa a concebirse como formando parte de un
movimiento más o menos unitario: la antipsiquiatría (Crossley, 2006; Double, 2006).
7. Laing salta a escena en 1960 gracias a uno de sus libros más conocidos hasta el día de hoy, El Yo
Dividido. Dicho trabajo tenía como meta principal hacer comprensible tanto la locura como el
proceso de volverse loco, desde un enfoque filosófico existencial y fenomenológico. Según el autor,
toda la fenomenología de la existencia esquizoide se remontaría básicamente a dos cosas: por un
lado, una inexistencia parcial o completa de las seguridades derivadas de lo que él denomina
“Seguridad Ontológica Primaria”, y, por otro lado, un tipo de angustias y peligros que surgen de lo
que él llamará “Inseguridad Ontológica Primaria” así como los intentos encaminados a tratar dichas
angustias y peligros. El trabajo de clínica en que basó el libro fue su práctica en el Hospital Real de
Gartnavel, que habría estado consumado antes de 1956.
En 1961 publica su segundo libro El yo y los otros. Si bien permanecen muchas de las referencias al
existencialismo y a sus conceptualizaciones de su trabajo anterior, aquí Laing comienza un
proyecto más ambicioso: fundamentar dentro de un marco teórico existente una ciencia de las
personas que permita comprender los procesos de interacción que ocurren entre los seres
humanos en términos de la experiencia personal (Laing, 1961). La relación entre conducta y
experiencia, así como entre la conducta y la experiencia de los otros, será un tema recurrente a lo
largo de su obra, y son originales los aportes al respecto. Este libro es resultado de su nueva
investigación con sus colegas de la Tavistock Clinic. Los desarrollos de Gregory Bateson -a quien
conoce el año siguiente- y los de la Escuela de Palo Alto comienzan a hacerse presentes. Al mismo
tiempo, las referencias al existencialismo sartreano se hacen cada vez más fuertes.
8. En 1964 Laing publica Locura, cordura y familia con Aaron Esterson y Razón y
Violencia: una década de pensamiento sartreano con David Cooper.
El primer libro es esencialmente clínico y testimonial puesto que allí se
encuentra el material de su investigación con familias de esquizofrénicos.
En el prefacio del libro exponen explícitamente una serie de críticas al
concepto de esquizofrenia, remitiendo a los lectores interesados en
profundizar el tema hacia el trabajo de Thomas Szasz, The Myth of Mental
Illness, aparecido en 1961.
El libro que escribe con Cooper tiene prólogo del propio Sartre y es un
intento de sistematizar su pensamiento. A pesar de que el filósofo francés
elogie sus intentos de comprender a los enfermos mentales en términos
existenciales, este libro casi no trabaja cuestiones relativas al campo de la
psiquiatría (Laing & Cooper, 1973)
9. Posiblemente sea a partir de su libro La política de la experiencia, aparecido en 1967, que
podamos situar su producción escrita en concordancia con los postulados que enunciamos
al comienzo del trabajo. En buena medida, su visión de la psiquiatría como aparato de
control social ya estaba presente desde los inicios (postulado a). Otro tanto se podría decir
de sus reservas a emplear conceptualizaciones psiquiátricas tradicionales para pensar la
esquizofrenia (postulado b)
Desde ahora, comienza a quedar más claro en su producción escrita que la esquizofrenia
es un tipo de respuesta saludable frente a una situación que repercute en la alienación
del individuo (postulado c). En Laing, este postulado se vincula con el de una sociedad que
es productora y reproductora de situaciones alienantes, ya sea en el plano microfamiliar,
como en un plano social más general (postulado d). En otras palabras, las personas
normales están alienadas de sí mismas, y los denominados enfermos mentales son
quienes reaccionan de una manera singular frente a determinadas situaciones alienantes,
reacción que puede inclusive pensarse como un proceso curativo a pesar de que nuestra
sociedad, mediante una serie de ceremoniales psiquiátricos, reduzca dicha reacción a
expresiones patológicas (Laing, 1977).
10. Respecto del postulado e, dos años antes de la
publicación de este libro, Laing había fundado
junto con otros colegas un centro comunitario
en 1964: Kingsley Hall. Más que centro
comunitario, podríamos decir que fue un tipo
de experimento social. Inspirado en
experiencias pioneras de Laing en el Hospital de
Gartnavel y de Cooper en el Hospital Shenley.
Fue el lugar donde se produjeron la mayoría de
las experiencias terapéuticas innovadoras de
estos psiquiatras.
Por cuestiones de extensión no analizaremos
este tema, que debería merecer un trabajo
aparte por el impacto mundial que las mismas
tuvieron (Crossley, 2006). Quizás baste decir
que la frase de Foucault “transferencia de
poder al enfermo para producir su propia
locura” refleja fielmente el espíritu que orientó
Kingsley Hall.
13. La década de 1970 nos encuentra con un Laing
que ha comenzado a cambiar no solo su estilo de
escritura sino sus derroteros intelectuales y
personales. Sus trabajos dejan de ser
sistemáticos, aunque se ve que algunas ideas
previas permanecen. Hemos decidimos dejar
esto para un trabajo posterior.
Para concluir esta exposición, citaremos en extenso
unas “conclusiones finales” sobre una conferencia
originalmente pronunciada en 1967, que por el
contraste en el lenguaje, parecen haber sido
íntegramente modificadas en 1971 con la
publicación de El Cuestionamiento de la Familia
(Politics of Family and other essays).
Creemos que este fragmento ilustra el espíritu de
las ideas de la mayoría de los exponentes de la
antipsiquiatría
14. “El concepto de esquizofrenia es un chaleco de fuerza que ahoga a
psiquiatras y pacientes. Deshaciéndonos de él podremos ver lo que
ocurre realmente. Se ha demostrado en el campo de la etología que
el estudio de los animales en cautiverio no puede ser aceptado sin
reservas como medio para conocer su comportamiento en su
ambiente natural. Nuestra civilización actual en su totalidad puede
ser una forma de cautiverio. Sin embargo, lo que psiquiatras y
psicólogos han estudiado para trazar el cuadro comúnmente
aceptado de la esquizofrenia son, casi sin excepción, seres humanos
sometidos a una doble o incluso triple cautividad. El hombre no
siempre necesita utilizar barrotes para construir jaulas. También las
ideas pueden ser jaulas. Los hospitales psiquiátricos abren hoy sus
puertas cada vez más, a medida que el con trol por medios químicos
se hace más efectivo. Las puertas de nuestra mente son las más
difíciles de abrir. Un negro, dijo Marx, tiene la piel oscura en toda
circunstancia, pero sólo en ciertas condiciones socioeconómicas será
esclavo. En toda circunstancia un hombre puede quedar atascado,
liberarse y verse obligado a volver la espalda y a retroceder un largo
trecho para encontrarse a sí mismo nuevamente. Sólo en ciertas
condiciones socioeconómicas sufrirá de esquizofrenia”.
(Laing, 1972: 76)