El documento discute los desafíos de las tecnologías de educación actuales. Señala que en lugar de enseñar valores democráticos, los modelos educativos existentes son coloniales y diseñados para devaluar la dimensión intelectual de los profesores y reemplazarla con procedimientos y técnicas. También impiden el pensamiento crítico e independiente al no permitir razonar sobre lo que se oculta detrás de las explicaciones, fijando esas explicaciones como las únicas posibles.