Este documento discute la propuesta de dotar al Himno Nacional de España de una letra. Argumenta que esto podría fracasar si no se crea primero un sentido más profundo de identidad nacional entre los ciudadanos españoles, dado que actualmente existe confusión sobre la identidad debido a las autonomías. También sugiere que sería mejor mantener el himno sin letra hasta que exista un verdadero consenso y sentimiento a favor de una letra entre el pueblo español.
“Del Ejército de la Victoria al Ejército de la paz”
ELEMENTOS PARA EL DEBATE SOBRE UNA LETRA PARA EL HIMNO NACIONAL
1. Protocolo y comunicación
ELEMENTOS PARA EL DEBATE SOBRE UNA LETRA PARA EL HIMNO
NACIONAL
Hallar un canto que identifique a todos parece complicado, sin antes
recuperar otras señas hoy difuminadas de la identidad nacional
Si el himno no responde al anhelo del pueblo que ha de cantarlo, será
una mera imposición o una propuesta de estética musical
Algo tan serio como un canto que nos identifique a todos tiene que
responder a una necesidad más profunda que la de no ser menos que
los demás, cuando en las canchas deportivas se atacan las notas de
otros himnos nacionales
Puede resultar otro fracaso si no se crea el clima necesario para activar
la conciencia nacional en todos los ciudadanos y se convoca,
especialmente a los jóvenes, a sentirse identificados con un concepto
de España que no quede limitado al entusiasmo por sus selecciones
deportivas
Fernando Ramos
Profesor titular de Derecho de la Información
Universidad de Vigo
Siendo como es extraordinariamente encomiable la propuesta del
presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, de dotar de
letra al Himno Nacional de España, el abordar este asunto con seriedad
y alcance para evitar un repetido fiasco, como ya ocurrió en el pasado,
merece dos reflexiones esenciales de cierto calado: la ya referida a la
experiencia anterior para poner letra a la música, y la propia evolución
de la realidad histórica del Reino de España hasta nuestros días. Y habrá
que añadir una tercera, de fondo, por mucho respeto y simpatía que
nos merezca la propuesta: Algo tan serio como un canto que nos
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2. identifique a todos tiene que responder a una necesidad más profunda
que la de no ser menos que los demás, cuando en las canchas
deportivas se atacan las notas de otros himnos nacionales que, en este
caso, sí lo son por poseer el rango distintivo de los mismos, el canto de
una letra.
Aún estando de acuerdo totalmente con que España, como cualquier
otra nación de su entorno cultural, debería disponer de un Himno
Nacional que cantemos todos, el proceso deseable para lograrlo
parece precisar antes de determinadas rectificaciones de errores
cometidos en el proceso de traspaso de competencias como
consecuencia de la construcción del llamado Estado de las Autonomías
a lo largo de los últimos treinta años, y que no tienen por qué ser
irreversibles, aunque ya se intentó sin éxito que no lo fueran, con
respecto a las Humanidades en general. No podemos obviar que, como
consecuencia de aquel proceso, los escolares de las 17 comunidades
autónomas no estudian ni la misma geografía ni la misma historia, ni son
educados en el mismo enfoque del devenir de la nación español,
cuando no cosas peores.
Lamentablemente, ese sentimiento nacional está confundido o
interferido por otros sentimientos, roles e identidades, supuestas o no, no
siempre científicamente sostenibles, cosa que no ocurre en la centralista
Francia o la federal Alemania. Dicho claramente: ¿pueden ser
convocados todos los españoles a cantar conjuntamente un himno,
una letra, un canto que nos convoque a todos, si previamente no
recuperamos otros elementos esenciales de nuestra realidad y
conciencia nacionales, de nuestra comunidad histórica, con rigor y
visión de conjunto?
Basta con comprobar las reacciones que la propuesta del Comité
Olímpico despertaron en algunas comunidades autónomas, donde por
cierto, crece desafíos y sentimientos centrífugos precisamente en el
ámbito deportivo, para excluirse de una única representación del
deporte español en sus distintas variedades en el concierto
internacional. ¿Atajaremos este fenómeno con la letra de un himno
solamente?
Así pues, dotar de una letra al Himno Nacional, por muy sabios que sean
sus autores, puede resultar otro fracaso si previamente no crea el clima
necesario para activar la conciencia nacional en todos los ciudadanos
y se convoca, especialmente a los jóvenes a sentirse identificados con
un concepto de España que no quede limitado al entusiasmo que
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3. puede provocar en algunos aficionados la presencia de los clubes
deportivos españoles en las competiciones internacionales.
Y por lo tanto, o la letra del himno sale de un más profundo y no
contingente sentimiento o es mejor quedarnos como estamos: una
marcha granadera o Marcha Real que es nuestro Himno Nacional, sin
letra.
EL PESO DE LA HISTORIA
La situación de nuestros símbolos nacionales, escudo, bandera e himno,
no se puede desvincular de una realidad histórica que nos hizo llegar
tarde a los grandes procesos revolucionarios del siglo XIX, cuando no
salir malparados de los mismos. Ni siquiera para nuestros constituyentes
liberales estos fueron cuestiones prioritarias, empeñados en modernizar
el país acorde con más urgentes demandas.
Todavía hoy en día, entre los toques de ordenanza del Ejército Argentino
–conservador de tantas tradiciones españolas, como las cruces de
Borgoña en las banderas coronelas de sus regimientos históricos- suena
la Marcha Granadera en su versión original de pífanos y tambores,
como la escuchaba Carlos III. Aparece por primera vez en 1761 en el
quot;Libro de Ordenanza de los toques militares de la Infantería Españolaquot;. El Rey
Carlos III la declara Marcha de Honor el 3 de septiembre de 1770. Se tocaba
como saludo al comparecer las reales personas. Por ello comenzó a ser
llamada popularmente “Marcha Real”. Representaba, en todo caso, a los
reyes, dueños del Estado; pero no a la nación.
Parece difícil, hoy en día, que un verdadero Himno Nacional pueda surgir sin el
impulso o el sentimiento generalizado de los miembros de una comunidad de
dotarse del mismo. Las experiencias del pasado no son perfectamente
alentadoras si tenemos en cuenta los resultados.
En 1870 el General Prim convocó un concurso nacional para crear un Himno
Nacional. El jurado declaró el concurso desierto por considerar que ninguna
de las marchas presentadas superaba en calidad a la quot;Marcha Granaderaquot;, y
aconsejó que se mantuviera como estaba.
La Real Orden Circular de 27 de agosto de 1908 dispuso que las bandas
militares ejecutasen la denominada Marcha Real Española y la Llamada de
Infantes, ordenadas por el Músico Mayor del Real Cuerpo de Guardias
Alabarderos, maestro don Bartolomé Pérez Casas. Y así hemos ido tirando, con
un Himno Nacional que no era propiamente un himno, porque no era pieza
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4. coral para cantar en grupo, sino unos compases más o menos brillantes y
sonoros con los que nos fuimos identificando.
EL HIMNO DE RIEGO
Técnicamente –que no jurídicamente-, España no ha tenido otro Himno
Nacional propiamente hablando que el de Riego. Pero ni la letra ni la
música agradaron nunca ni a los propios republicanos; si bien es
evidente que este canto –que algunos investigadores creen inspirada,
dada la coincidencia de su composición sonora, con una copla del
Valle de Benasque- tuvo en su tiempo y durante la II República un
carácter reivindicativo y renovador frente a la marcha real de la
monarquía derrocada. De sus diversas versiones, alguna, muy popular,
era realmente chabacana.
Así, pues, primer Himno oficial de España fue el Himno de Riego, conforme
Decreto de 7 de abril de 1822: “Se tendrá por marcha nacional de ordenanza
la música militar del Himno de Riego que entonaba la columna volante del
Ejército de San Fernando, mandada por este caudillo”. Estuvo en vigor durante
el Trienio Liberal. Retornado Fernando VII, cantarlo o tocarlo era delito
severamente castigado. Se entonó durante las revoluciones de 1854 y 1868 y
fue proclamado Himno Nacional durante la II República.
Su letra original dice:
El mundo nunca vio más noble osadía
ni vio nunca un día tan noble valor
que aquel que inflamados nos vimos del fuego
excitar a Riego de Patria el amor.
Soldados, la patria nos llama a la lid.
Juremos por ella vencer o morir.
La trompa guerrera sus ecos da al viento,
horror al sediento ya ruge el cañón.
Ya Marte sañudo la audacia provoca
y el ingenio evoca de nuestra nación.
Soldados, la patria nos llama a la lid.
Juremos por ella vencer o morir.
El autor de esta letra fue Evaristo San Miguel, pero no gustaba demasiado a los
hombres de la II República. El 17 de abril de 1931, en el Ateneo de Madrid, se
presentó una composición, como posible himno de la República, de Antonio
Machado (letra) y Oscar Esplá (música). La interpretación de la Banda
Republicana (en que se había reconvertido la Banda de Alabarderos) no
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5. gustó a nadie, pese a los esfuerzos de la cantante de moda Laura Nieto.
Sonaba a música de opereta. Y siguió el Himno de Riego.
Manuel Azaña, presidente de la República, solía envidiar, en este sentido, el
ejemplo e la Francia republicana. En un viaje al país vecino de varios
prohombres del régimen quedaron impresionados por el “modelo francés”, en
las escuelas públicas, que iniciaban el día izando la bandera y cantando “La
Marsellesa”. Prometieron trasladar el modelo a España, pero no tuvieron
tiempo
Durante la Guerra Civil (1936-1939), el general Franco restableció la quot;Marcha
Granaderaquot; como Himno Nacional por Decreto del 27 de febrero de 1937,
pero fue necesaria la publicación en el BOE de un nuevo decreto fechado el
17 de julio de 1942 para que se le diese cumplimiento. Este decreto no incluye
ninguna partitura, por lo que se entiende que continuó vigente la versión del
Maestro Pérez Casas. En 1997 cuando el Estado adquirió los derechos de
explotación del Himno, que pertenecían a los herederos del maestro Pérez
Casas, mediante el Real Decreto 1543/1997, de 3 de octubre.
Y como el himno no se canta, se pudo hacer con él algo infrecuente: dos
versiones (según el caso, para abreviar el trámite: la corta y la larga). Incluido
en el proceso de regulación de los símbolos nacionales de la monarquía
constitucional, vino a correr suerte parecida a la del escudo de España, cuya
propuesta final definitiva, de llamativa pobreza, nada tiene que ver con las
reglas de nuestra histórica heráldica, como demuestran los estudios al respecto
sobre los símbolos de España del Centro de Estudios Políticos e
Constitucionales.
En la actualidad, el Himno Nacional, está regulado por el Real Decreto
1560/1997 de 10 de octubre, en el que se describen los compases musicales, se
establecen las dos versiones.
SERENIDAD NECESARIA
En cualquier caso, este asunto debe ser estudiado con la adecuada
prudencia. No deja de constituir una paradoja que mientras todas las
comunidades autónomas tienen himno propio con letra (aunque cabría
preguntarse si en algún caso convertir en tan preciado símbolo un canto de
taberna fue una buena idea), no lo tenga la nación española en su conjunto.
Entre los argumentos que se llegaron a manejar para apoyar la iniciativa del
Deporte española se encontró un apoyo tan curioso como la envidia que
sentían aficionados y jugadores españoles, cuando, enfrentados, por ejemplo
a Francia, tenían que escuchar cómo vibran los estadios con “La Marsellesa”,
en tanto nuestros connacionales coreaban la Marcha Real con un colectivo
“Chunda, Chunda….”. Claro que Francia hizo la Revolución francesa y
nosotros no.
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6. Tras la iniciativa del Comité Olímpico, no han sido excesivas, al menos las
manifestadas, las adhesiones para llevar adelante la propuesta. El primero fue
el PP, por boca de cuyo presidente se anunció la presentación de iniciativa en
el Congreso para que crear una comisión que ponga letra al himno nacional.
Se supo entonces que el anterior presidente, José María Aznar, había
encargado a un grupo de escritores y poetas, entre ellos él mismo, poner letra
al himno nacional, aunque no llegó a hacerse porque quot;no había posibilidad de
llegar a un consenso con la oposiciónquot;. También el ministro de Asuntos
Exteriores, Miguel Ángel Moratinos,, se mostró partidario de poner letra al
Himno Nacional quot;si hay consenso de todas las partesquot; y que, si es así, lo cantará
con quot;pasión y emoción” y dijo que cuando viaja fuera de España
representando quot;a los 44 millones de españoles, a la octava economía del
mundoquot; y suena el himno nacional quot;es algo muy íntimo, muy emotivo y muy
significativoquot; .
OLEADA DE ENTUSIASMO
A comienzos de julio de este año, la iniciativa del Comité Olímpico Español
(COE) de poner letra al himno nacional había encontrado una masiva
respuesta popular: unos 3.600 textos se habían recibido conjuntamente en el
diario deportivo Marca, el COE y la SGAE (Sociedad General de Autores y
Editores). El Consejo de Dirección de la SGAE, presidido por Eduardo Bautista,
formalizó el 5 de julio tres líneas de compromiso con el COE: Asesoramiento
técnico-jurídico, canalización hacia el alto organismo deportivo de las
propuestas de los autores y, por medio del Instituto Complutense de Ciencias
Musicales (ICCMU), estudio comparado de los himnos de los países de nuestro
entorno geográfico y sociológico. Algunos músicos destacados de la
comunidad sinfónica española han aventurado incluso la posibilidad de un
pequeño cambio en el arreglo musical, una introducción, para adaptar mejor
la melodía a la intervención de voces.
El ICCMU es un centro de investigación y promoción de la música adscrito a la
Universidad Complutense de Madrid mediante un convenio de ésta con la
SGAE, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM), del
Ministerio español de Cultura, y la Dirección General de Universidades e
Investigación de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Desde nuestro punto de vista, este entusiasmo respetable no nos debe hacer
perder el sentido de la medida de las cosas: el Himno Nacional ha de serlo de
la nación entera, no solamente de los aficionados al deporte o de los políticos.
Con la mejor intención, sin duda, una cuestión de esta naturaleza no puede
ser una frivolidad o un arranque patriótico de un momento, cuando los
deportistas españoles llevan racha de subir a los podios.
Dada la situación actual de la política española, las divergencias sobre el
modelo territorial, los problemas derivados del incumplimiento en algunas
6
7. comunidades de las disposiciones ordinarias y sentencias judiciales referidas a
los símbolos nacionales, y otra serie de factores conexos, fabricar
artificialmente una letra para el Himno Nacional, sin el respaldo social y político
de todos los españoles, aún cuando se hiciera a través del Parlamento, sobre
la propuesta o dictamen de los mejores expertos, es una cuestión que debe ser
muy meditada. Los errores del pasado nos deben hacer meditar.
DISTINTAS VERSIONES DE LETRA
Lo cierto es que al menos, el Himno Nacional llegó a tener o se intentó que
tuviera, tres modelos de letra. Ninguno de ellos cuajó, porque ninguno surgió
realmente del sentimiento nacional y del anhelo del pueblo. Es un riesgo que
puede repetirse.
En 1843 se intentó adaptar unos versos de Ventura de la Vega a los acordes
tradicionales:
Venid españoles
Al grito acudid.
Dios salve a la Reina,
Dios salve al país.
Durante el Reinado de Alfonso XIII, los versos de Eduardo Marquina tampoco
pasaron de un boceto:
Gloria, gloria, corona de la Patria,
soberana luz
que es oro en tu Pendón.
Vida, vida, futuro de la Patria,
que en tus ojos es
abierto corazón.
Púrpura y oro: bandera inmortal;
en tus colores, juntas, carne y alma están.
Púrpura y oro: querer y lograr;
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8. Tú eres, bandera, el signo del humano afán.
Gloria, gloria, corona de la Patria,
soberana luz
que es oro en tu Pendón.
Púrpura y oro: bandera inmortal;
en tus colores, juntas, carne y alma están.
Tras la guerra civil, en las escuelas del Régimen, además de el “Cara al Sol”, los
escolares entonaban con el brazo extendido y el saludo a la romana la letra
de José María Pemán, que, de todos modos, nunca fue oficial:
Viva España, alzad los brazos
hijos del pueblo español,
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria que supo seguir,
sobre el azul del mar, el caminar del sol.
¡Triunfa España! Los yunques y las ruedas
marchan al compás
del himno de la fe.
Juntos con ellos cantemos de pie
la vida nueva y fuerte de trabajo y paz.
Viva España, alzad los brazos
hijos del pueblo español,
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria que supo seguir,
sobre el azul del mar, el caminar del sol.
No todos los himnos tienen un pasado revolucionario, pero el pueblo los hizo
suyos
Los escolares portugueses aprenden a cantarlo en la escuela
No todos los himnos nacionales están necesariamente vinculados a un proceso
revolucionario, pero sí a un momento histórico determinado. Junto con la
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9. Internacional, seguramente el más hermoso de los himnos sea La Marsellesa,
que incluso ha sido adaptado por otros países como canto revolucionario, y
del que existe una curiosa versión en español que cantaba Marcos Redondo
durante la II República. Fue compuesto en 1792 por el capitán Claude Joseph
Rouget de Lisle, por encargo del alcalde de Estrasburgo con motivo de la
declaración de guerra contra Austria. Inicialmente se llamó Canto de guerra
para el ejército de Fronteras y se transformó en La Marsellesa porque soldados
de esta ciudad lo entonaron cuando entraron en París. Napoleón llegó a decir
de ella: «Esta música nos ahorrará muchos cañones”. El gran corso, que tenía
sentido nato de la propaganda fue el impulsor de su universal fama. Por cierto,
en la vorágine de la Revolución, su autor estuvo a punto de perder la cabeza.
Il Canto degli Italiani (El canto de los italianos en italiano) es el himno nacional
de Italia. La letra fue escrita por Goffredo Mameli, y la música por Michele
Novaro. Es conocido popularmente como Fratelli d'Italia (Hermanos de Italia),
su primer verso. Durante el largo periodo fascista se cantaba junto a los himnos
propios del régimen, tan o más populares. Mussolini, al estilo de la época,
introdujo algunas variaciones en la forma de cantarlo al final. Muchos italianos
no tienen claro si las reformas y añadidos de Mussolino siguen vigentes, si bien
todas las variaciones del periodo fascista fueron suprimidas por la democracia.
El conocido himno británico Dios Salve al Rey tiene su origen en una canción
patriótica del siglo XVIII, peor no fue reconocida como himno oficial hasta el
siglo XIX. Se desconoce a sus autores, pero consta que se hizo tremendamente
popular, cuando sonó por primera vez, a modo de propina, en el Teatro Real,
luego de un concierto por iniciativa de su director, Drury Lane. Todas las
noches era interpretada y se convirtió en la música con que la orquesta
saludaba al rey cuando éste comparecía, primero en el propio teatro y más
tarde en cualquier local público, lo que curiosamente presenta cierta similitud
con el caso español.
El famoso himno de los Estados Unidos fue escrito por un abogado llamado
Francis Scout, quien además era poeta. La bandera llena de estrellas, difícil de
cantar cuando se coge en tonos altos, data de 1812. Se cuenta que se le
ocurrió a su autor, impresionado al ver tremolar la bandera tras un ataque
frustrado de los británicos al puerto de Baltimore. Es himno oficial desde 1931.
La letra del himno de Alemania se debe a la autoría de August Heinrich
Hoffmann von Fallersleben y se data en 1841. La música es anterior, debida al
talento de Joseph Haydn como parte de un cuarteto de cuerdas, quien la
escribe 1797. Es un himno mutilado debido al mal recuerdo que la aplicación
de sus estrofas clásicas (“Alemania por encima de todo”) dejó en quienes
padecieron las dos guerras mundiales. Se canta solamente la tercera estrofa,
salvo los neonazis y nacionalistas trasnochados.
Desde la toma del poder por los bolcheviques, hasta 1944, el himno de la
Unión Soviética fue La Internacional. El himno soviético fue aceptado
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10. oficialmente como himno de la Unión Soviética el 15 de marzo de 1944. La
música la compuso A. V. Aleksandrov (1883-1946). La letra fue escrita por
Sergey Vladimirovich Mikhalkov, escritor de historias para niños y padre del
famoso director y actor de cine, Nikita Mikhalkov. En 1977 se revisó la letra y fue
eliminada la referencia a Stalin. Después de la caída de la URSS, Rusia adoptó
un nuevo himno, sin letra, que nunca fue popular. A finales del 2000 la melodía
del himno soviético se adoptó como himno nacional ruso, y se escribió una
nueva letra.
El caso de Holanda es especialmente curioso, por la referencia a Felipe II en
una de las dos estrofas que se canta (la primera). La música es de Adriaan
Valerius, pero está inspirada en un canto popular, recopilado en 1625. Fue
canto de corsarios. A Mozart le gustó tanto la música que hizo su propia
versión. Con la primera sólo se canta la sexta estrofa. El himno comienza así:
“Guillermo soy de nombre, de Nassau, señor. A su patria no hay hombre más
fiel, con más fervor. Sin tacha, nada empaña de Orange mi blasón. Al rey
señor de España rendí yo siempre honor”…..
El himno de Portugal, himno republicano, por cierto fue escrito por Henrique
Lopes de Mendonça (letra) y Alfredo Keil (música) en 1910. Su letra es muy
hermosa y evoca las grandezas de los navegantes portugueses: Héroes del
mar, raza noble, nación valerosa e inmortal. Ahora es el momento de subir en
lo alto una vez más el esplendor de Portugal. Los portugueses lo aprenden a
cantar en la escuela.
LA REGULACIÓN DEL HIMNO NACIONAL
Real Decreto 1560/1997, de 10 de octubre, que regula el himno nacional (BOE
núm. 244, de 11 de octubre de 1997). Fe de erratas (BOE núm. 253, de 22 de
octubre de 1997)
Real Decreto 1543/1997, de 3 de octubre, sobre adquisición por el Estado de
los derechos de explotación de determinadas obras musicales y encomienda
de su administración al Ministerio de Educación y Cultura (BOE núm. 233, de 29
de septiembre de 1998)
Real Decreto 2027/1998, de 18 de septiembre, de aceptación de la cesión
gratuita efectuada por el maestro don Francisco Grau Vergara de los
derechos de explotación por la revisión y orquestación del Himno Nacional y
atribución de la administración de tales derechos al Ministerio de Educación y
Cultura (BOE núm. 233, de 29 septiembre de 1998).
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