4. Preservativamente, extendiéndose desde las manos a la vida para que con los amantes de un día no lleguemos a la caricia más intimsiva, se nos propone acorazarnos de aire el pulso, el tacto, la sangre y el alma. Un aire que nos puede ser un segundo aliento donde revivir...
5. Preservativamente, después de nuestra piel y el aire, una segunda piel se plastifica en desaire que, por lo menos, nos sabrá dar tiempo y con el tiempo el espacio en la vida para saber si las caricias han sido sanas o eran enfermizas desde un frente de hondas certezas o defensas de agonías...
6.
7. ¿Salud, pues, invulnerable a las manos librándonos de cualquiera de los males a mentiras para llegar siempre más allá de nuestros animales, de lo que se nos destinaría en caminos naturales para poder pensar que somos más almas y eternos que humanos?
8. Y si sentimos que una caricia podría y quiere acariciar la piel del alma... ¿Podemos desgarrar con desnudez la segunda piel, el aire y la incerteza?
9. ¡Pero la voz dejádnosla libre! ¡Desnuda!...¡Por favor!, No fuera que se nos tornase libertina cuando se sintiera sorda porque se supiera prohibida...
10. Y si la voz la queremos libre el oído, por supuesto, como siempre, sin ningún tipo de filtro.