1. De la Historia a la Política: La Experiencia de América Latina.(EL DISCURSO
POLÍTICO POR EL CONOCIMIENTO SOCIAL/RACIONALIDAD Y TOMA DE
DECISIONES/ EL DISCURSO POLÍTICO : SU SIGNIFICADO PARA EL
CONOCIMIENTO SOCIAL) Autor: Zemelman Hugo. Universidad de las
Naciones Unidas. Lugar: México D.F. Editorial: SIGLO XXI EDITORES. Año:
1982. P.P. 84 - 194
Escrito elaborado por Hugo Zemelman en el que realiza un análisis de la sociedad, a partir de la
revisión de la manera en que se construye la historia con la participación de unos actores
sociales, usualmente divididos entre clases dominantes y sectores populares, todos estos en
pugna desde tiempos de la conquista hasta nuestros días y que en buena medida sirven de punto
de partida para desentrañar los problemas de Latinoamérica en el siglo XXI.
La política se interpreta como un ejercicio de la racionalidad que plantea nociones de futuro y
sus implicaciones están dadas por los procesos de transformación que genera, es así que a partir
de la lectura del pasado se desentrañan las pugnas por el poder, confrontaciones históricas y
directrices en torno a ideas de desarrollo que complejizan los discursos políticos entre el saber
pero no querer o quizás querer pero no saber.
Entre los asuntos problemáticos que se tratan en el escrito está el concerniente a la Unidad,
preguntándose la manera para consolidar un genuino proyecto de nación, en el entendido que
existen distintos grupos sociales de orden heterogéneo, llámense criollos, mestizos, nativos o
extranjeros, poseen expectativas propias y objetivamente se espera que configuren la voluntad
social.
Sin embargo es poco fiable pensar la existencia de sociedades cohesionadas en buena medida
porque la clase dominante, representada por criollos, propietarios o agentes del capitalismo en el
último siglo, parece no conocer estrategia distinta a la represión para contener los múltiples
intereses que surgen de comunidades diversas, por lo que el fortalecimiento de la fuerza militar
ha desplazado en muchos periodos de la historia al diálogo o la concertación, toda vez que, las
forzadas cadenas de dependencia se consolidan en la medida que para el propietario o
capitalista, hacer cesiones y permitir beneficios pondría en peligro su viabilidad como tal, de
este modo, los proyectos nacionales quizás sin proponérselo, alentaron la rebelión popular con
miras a rescatar la voz de los múltiples actores sociales desconocidos por las oligarquías locales
y nacionales, establecidas en Latinoamérica a partir de la independencia.
Construir un proyecto de unidad nacional o de coalición se desprende entonces de “1una alianza
con otras fuerzas sociales, pero a la vez, la propia coalición se veía cuestionada en su control,
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Fragmento texto “De la Historia a la Política” Pág.: 127
2. lo que tenía que traducirse en un particular ejercicio del poder”, entonces se deduce que la
participación e inclusión el un proyecto de nación es garantía de su éxito o fracaso, eso si se
considera que los actores políticos estén realmente interesados en liderar un proyecto nacional,
y no en exclusivamente afianzar unos privilegios económicos, políticos y sociales derivados de
la imposición y uso de la fuerza.
Un segundo elemento que se trata desde el escrito de Zemelman tiene que ver con la idea de
horizonte histórico, descrito no como una realidad dada, sino como la suma de voluntades
sociales, en donde son los sujetos quienes determinan el curso de la historia y son por supuesto
influidos por el contexto, en ése análisis se resalta el hecho que los sujetos en la historia en el
ejercicio del poder, pasaron de pugnar por intereses estrictamente particulares para defender
unos intereses de grupo o de clase, en este punto, la llamada clase dominante con intereses que
le son propios ha pasado por procesos de renovación política en la forma, separación de la
metrópoli europea, concesión de libertades, fin de la esclavitud, reconocimiento de derechos
sociales (no de buena voluntad), pero entrando en contradicción en sí mismo, ya que asuntos
como la abolición de encomiendas o mitas no acabaron con la conservación del poder, antes
bien, se acomodaron a un sistema de producción que no suma voluntades sino que se inflige a
cualquier costo.
Ahora bien, vale la pena preguntarse ¿cómo es posible identificar el horizonte histórico
latinoamericano?, en medio de la complejo devenir de la región se puede dilucidar el
interrogante a partir del reconocimiento de los Proyectos Nacionales en la Historia, en estos hay
una constante, la alianza en principio solidaria entre el poder central y las regiones a manera de
gamonalismos, que a partir de acuerdos reforzados en el tiempo y en alianza con el Gran capital
extranjero, se propusieron defender sus intereses para así entonces esforzarse en la construcción
del modelo deseado de sociedad.
El Proyecto de nación evalúa la realidad presente y contempla alternativas para alcanzar los
objetivos trazados, si lo que se requería por ejemplo era la consolidación de la unidad, debían
resolverse asuntos como la superación de la marginalidad del indio, no en atención a la
valoración de su integralidad humana, sino en la perspectiva de asignarle un lugar dentro del
espectro económico metropolitano.
En ese orden de ideas, la construcción social responde a un conjunto de necesidades que no en
todos los casos se hacen explícitas o se ponen de manifiesto en un proyecto, pero que están
impulsadas por un intereses concretos. Es por ello que el reconocimiento del horizonte histórico
contempla la identificación de variables en el contexto, de ningún modo puede centrarse en un
asunto en particular, so pena de correr el riesgo de sesgar el análisis de los hechos, está
3. continuamente abierto a un cambio o reformulación de problemática en aras de las nuevas
circunstancias y en ésa medida, se atreve a realizar cuestionamientos críticos de conocimientos
fragmentados para abrirse a nuevos proyectos de transformación que emanen de los sujetos
sociales, que, como suma de voluntades se constituyan en la fuerza movilizadora de cambios
para una sociedad latinoamericana incluyente.
En tercera instancia se encuentra el pensamiento histórico que se apoya en la exploración y
cuestionamiento constantes, la elaboración de categorías y conceptos que enriquezcan el análisis
de los acontecimientos con el rigor necesarios. Un pensar que tiene como evidente el que la
historia no es un asunto finiquitado sino que la construyen, interpretan y transforman los
sujetos, asimismo toda reflexión de orden teórico obliga al reconocimiento del mencionado
horizonte histórico, esto es las particularidades y variables del contexto a estudiar que den
cuenta con el mayor acierto posible de una realidad y finalmente el pensar la realidad en función
de las posibilidades concretas que se deriven del análisis descrito ateniéndose a los hechos y no
limitarse a una elucubración teórica que aunque satisfactoria intelectualmente no permita extraer
una conclusión validable ni anticipar posibilidades de acción.
En resumen el complejo pero certero escrito de Zemelman nos invita a resaltar la importancia de
la consideración histórica rigurosa con sus elementos particulares tanto en el análisis de orden
político y social, como para entender que la historia se lee desde el presente en aras de
considerar las mejores alternativas de futuro, expresadas en proyectos, que asimismo se soporta
en una realidad dada pero también en voluntades sociales con intereses determinados que la
integran.
Reseña Elaborada por: Johan Fernando Alfonso
John Henado
Francisco Rugeles