El documento resume cómo tres escritoras usaron la literatura para lidiar con el dolor causado por la pérdida de un ser querido. Gabriela Mistral plasmó su dolor por la muerte de un antiguo amor en su obra "Sonetos de la muerte". Isabel Allende escribió la novela "Paula" como una carta a su hija mientras esta se encontraba en coma. Finalmente, la muerte del compañero de Rosa Montero la inspiró a escribir la novela "La ridícula idea de no volver a verte" sobre cómo convert
2. Gabriela Mistral
El suicidio de Romelio Ureta, un antiguo amor, que pensaba
olvidado, desencadenó en Gabriela Mistral un dolor que
plasmó en 13 sonetos, conocido como Sonetos de la
muerte, los cuales fueron incluidos en su obra Desolación
(1922). Como lo señaló Pablo Neruda, «Estos poemas son una
afirmación
de
la
vida.
Imprecación, llamamiento, amor, venganza y alegría son las
llamas que iluminan los sonetos».
Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
( Soneto i)
3. Isabel Allende
Casi a finales de 1991 cuando Isabel Allende presentaba su
obra El plan infinito, su agente literario le comunica que su
hija Paula había ingresado al hospital. Paula se mantiene en
coma durante casi un año e Isabel, para sobrellevar ese
dolor decide escribirle una carta donde le va contando la
historia de su familia, estos manuscritos se convierten en
una conmovedora novela que refleja
el dolor, la
desesperación, el duelo y la resignación ante la muerte.
«Me hace bien escribir, a pesar de que a veces me cuesta
hacerlo porque cada palabra es como una quemadura. Estas
páginas son un viaje irrevocable por un largo túnel al cual no le
veo salida, pero sé que debe haberla; imposible volver
atrás, todo es cuestión de seguir avanzando paso a paso hasta
el final. Escribo buscando una señal, esperando que Paula
rompa su implacable silencio y me conteste sin voz en estas
hojas amarillas, o tal vez lo hago sólo para sobreponerme al
espanto y fijar las imágenes fugaces de la mala memoria».
Paula, Edit.Sudamericana, página 252
4. Rosa Montero
Su editora le mandó el diario que Marie Curie escribió tras la
muerte de Pierre Curie. Cuando lo leyó se sintió identificada,
ella misma lo dice en una entrevista : “Sentí que la vida de
Marie Curie era un espejo amplificador de todo lo que
estaba sintiendo en los últimos años, de la sustancia misma
de mis preocupaciones de ahora...”. El fallecimiento de su
compañero Pablo Lizcano junto con el diario
desencadenaron esta novela inolvidable La ridícula idea de
no volver a verte, la cual nos comparte qué hacer con el
dolor para que no nos destruya.
« (…) Cuando el sufrimiento nos quiebra el espinazo, el arte
consigue convertir ese feo y sucio daño en algo bello. Narro y
comparto una noche lacerante y al hacerlo arranco chispazos
de luz a la negrura.(…) Hay que hacer algo con todo eso para
que no nos destruya, con ese fragor de desesperación, con el
inacabable desperdicio, con la furiosa pena de vivir cuando la
vida es cruel. Los humanos nos defendemos del dolor sin
sentido adornándolo con la sensatez de la belleza».
La ridícula idea de no volver a verte. Edit. Seix Barral. pág 101.