Por Gonzalo de Castro y Mónica Robaina. Fotos: Federico Rubio. • Polémica sobre la última moda de los uruguayos • De la seguridad privada a la inseguridad pública. Cada vez más los uruguayos adquieren costosos perros de raza y los adiestran para atacar en caso de agresiones de extraños. UN símbolo de status y seguridad. Sin embargo, esta práctica puede convertirse en un peligro latente: al menos media docena de estas razas súbitamente se vuelven agresivas. Sólo en Montevideo se registraron 600 mordeduras anuales, 70% de las cuales pertenecen a perros con dueño, en su mayor parte perros de raza. El debate acerca de los perros de ataque ya se instaló en Europa: este año en España se verificaron tres muertes y un nutrido número de lesionados por ataques de perros. En el primer lugar de la lista negra se encuentra el Pitbull, perro de pelea que los ingleses tratan de desterrar; junto a esta raza, los Rottweiler, Cao de Fila (conocido como Fila brasileño) y el Dogo argentino. La sociedad uruguaya, asestada por una constante inseguridad pública, ha recurrido a los tradicionales animales de compañía para transformarlos en armas de defensa. A ello se suma la moda de nuevas razas que vienen a suplir a los tradicionales perros de guardia: Dobermann y Ovejero alemán. En el viejo continente los parlamentos comienzan a legislar sobre la necesidad de prohibir ciertas razas a partir de los ataques que se han verificado, en tanto para los especialistas, el peso de la ley debe caer en los dueños que los adiestran para matar: “la culpa no es del monstruo sino de Frankenstein”. Revista Posdata Nº 236. 09.04.1999. Montevideo- Uruguay