Los lípidos se degradan a través de la β-oxidación en la mitocondria para producir acetil-CoA. El acetil-CoA ingresa al ciclo de Krebs donde se oxida completamente a CO2 y H2O, liberando electrones de alta energía que se utilizan para formar ATP a través de la fosforilación oxidativa. La degradación completa de los lípidos genera una cantidad de energía proporcional al número de carbonos en la molécula y de acetil-CoA producidos.