El conflicto es inevitable en las organizaciones y puede tener beneficios si se maneja de manera segura. Desde una perspectiva política, el conflicto interno no es necesariamente un problema sino parte natural del proceso de competencia por recursos y poder. Sin embargo, si no se administra bien, el conflicto puede volverse destructivo y estimular luchas internas no productivas. El conflicto bien manejado puede fomentar la creatividad e innovación que hacen a la organización más efectiva y adaptable.