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1
Me lleva…
y me deja
Aventuras teológicas, espirituales y
pastorales
de un cura a bordo de un R19
Padre Fabián Castro
Contenido
Antes que nada… unas
palabras
Lo que uno nunca quiere
escribir
Realizar la verdad en el amor
Navidad en el claustro
La cotidianeidad conventual
El monte Tabor
La vuelta al pago
Trámite municipal
Quién dijo que la Iglesia está
muerta
Argentina eliminada del
mundial
Murió el pulpo Paul
Hoy bauticé a Cristo
El que no llora, no mama
Campamento Scouts Juan
Pablo II 2011
Retazos de una experiencia
Todo es posible para el que
confía
Semana intensa
Campamento de invierno de
Juveniles de la ACA
En familia
Locro carismático
De yuyos y otros remedios
caseros
Noche de pecado
Cita con Dios en La Milagrosa
2011
Caravana vocacional al
Seminario
Campamento de verano 2012
El regreso a la querencia
Armando los bolsos de nuevo
Casi instalado y en marcha
River Campeón de la B
Sexo gratis
Campamento de invierno
2012
Rumbo a España
Camino Parroquial de Nueva
Evangelización
Mi auto dijo basta
Fiesta Patronal Pompeya
2012
Terminando las dos
Convivencias con Pedro en
España
Cosas de la Providencia
Corazón de águila
Recomenzando las
actividades
Primera Experiencia de
Kerygma y Vida
Retiro de Dedicados La Paz
2013
Auto en venta
Estamos de paso… nomás
Encuentro General de
Servidores 2013
Chiche nuevo
2
Antes que nada… unas palabras
Hace un tiempo alguien vino a mi parroquia para conocerme porque
leía mis escritos en el blog. Y, también quería conocer mi Renault 19, al
cual tantos escritos le había dedicado. Me sorprendieron las dos cosas.
Sobre todo lo referente al auto… que tantas alegrías y dolores de cabeza
me trajo. Como estaba en proceso de venderlo, me hice el propósito de
reunir mis aventuras en un libro digital. Y aquí estamos.
¿Cómo comenzó esta historia? Yo era un feliz poseedor de un
Volkswagen 1500. Pero había que hacerle varios arreglos grandes. Para
eso estaba ahorrando. Varios conocidos me taladraban la cabeza para que
invirtiera el dinero en algo más nuevo. A mí no me convencía la sugerencia
porque con mi autito podía entrar en cualquier barrio… dejarlo
estacionado… y salir con todo sin riesgo de robos.
El martes 23 de junio una de mis hermanas me llama porque mi
mamá se había agravado. Terminé las clases y salí. Era una noche de
esas en las cuales a las 21.00 hs. se sentía la helada. Tenía que hacer 80
km. hasta Hasenkamp. En eso el auto se me comienza a quedar… me
desespero porque quería llegar sin tardar a ver a mi mamá. Estaba
funcionando a gas… lo pasé a nafta y anduvo lo más bien: era el frío, nada
más. Pero eso me hizo tomar la decisión de cambiarlo.
Por eso comienza el libro con lo que ocurriera tres días después, el
paso a la Casa del Padre de mi mami. Hecho el duelo, muñido de mis
ahorros y de un préstamo que me hiciera un sacerdote amigo (y que me
pidió que no le dijera a nadie el asunto), salí en la búsqueda de un nuevo
vehículo. Fue un amor a primera vista. Llevé un mecánico para que lo
viera… me dijo que todo andaba “normal”.
Lo compré un 16 de julio. Ya hacer la transferencia fue el primer
caos… los papeles no estaban del todo bien. A las dos semanas…
calentaba demasiado así que le tuve que arreglar tapa de motor, junta de
aros, radiador y bomba de agua… a los meses le hice el motor… y una
infinidad de arreglos que ya ni me acuerdo y que no están contados en los
escritos.
Al año me taladraban la cabeza para que lo vendiera. Yo lo arreglaba
y me volvía a encariñar… hasta que debía sacar nuevamente plata de mi
bolsillo. No miento si digo que lo pague más de dos veces: la compra y
luego todos los arreglos que le hice. Quién lo compre se sacará la lotería:
está bastante entero y el motor 20.000 km..
Un día en el Face alguien dejó un comentario a uno de los tantos
artículos que había compartido. Allí me decía que dejara de quejarme por
las cosas (auto), que eso no era de buen cura. Yo le respondí: “no me
3
quejo… me río”. Es que tomé con humor lo que me pasaba… era eso o
amargarme todos los días.
El título del libro hace referencia a la experiencia de salir de mi casa
y no saber si regresaba en auto o en grúa. Y el subtítulo habla de
aventuras. Es una palabra que me gusta mucho como la usa el Cardenal
Newman el cual dice que la fe es una aventura (a partir de “venture”, en
inglés) porque nos impulsa a un futuro pleno, el Cielo. Este auto me sacó
algunas malas palabras… no lo voy a negar. Pero también me hizo hacer
experiencias de encuentro con Dios (espirituales); reflexión sobre la
realidad desde la mirada divina (teología) y me condujo a muchas
actividades al servicio del hermano en la Iglesia (pastoral).
La primera intención fue solamente compartirles solamente los
artículos del blog que hablaban sobre alguna peripecia del auto. Pero
luego le sumé otros a los cuales me había llevado el auto. Y luego otros a
los cuales había ido en otro auto o en avión. Y luego otras treas pastorales
que había realizado en la sede parroquial, es decir… sin mover el auto. Y
luego, como muchos eran en tono de broma, incluí algunos artículos de
humor o irónicos… Cuando me di cuenta ya eran 45 las entradas. Pensé
sacar varias… pero luego las dejé como están. Total... es libro digital… no
se imprime.
La segunda intención del libro es compartirles la vida de un cura
común y corriente, uno de los tantos que pueblan las parroquias de todos
los lugares del mundo. Muchos no saben que nosotros, además de rezar,
también tenemos familia y amigos. Es que somos personas normales que
se han consagrado al Señor… pero seguimos siendo personas: con
nuestras grandezas y miserias, con momentos de gozo y otros de
frustración o desolación; con nuestras locuras y también con alguito de
sabiduría que nos da la Palabra. Si encuentran detrás de tantas palabras a
alguien semejante al cura de la parroquia en la cual viven, entonces ya me
doy por satisfecho. Si me encuentran muy distinto… señal de que no
conocen bien a su párroco.
Si alguien quiere hacer un comentario o un aporte, lo invito a dejarlo
en mi blog. El título de cada artículo enlaza a su correspondiente página. Y,
más abajo le dejo la dirección general del sitio.
Este libro no es gratis: rece una oración por mí.
P. Fabián Castro
Arquidiócesis de Paraná / Argentina
elcura@padrefabian.com.ar / http://padrefabian.com.ar
4
Lo que uno nunca quiere escribir
Estas son las cosas de las cuales uno nunca quisiera escribir. Y si lo
hago, no es para dar una noticia sino para compartir un testimonio.
El viernes 26 de junio, a las 20.20 hs., Ana Felipa Dittler de
Castro (la Pety, para sus conocidos) nos dejaba para esperarnos en la
habitación que Jesús ya le tenía preparada.
Mi mamá hace dos años y medio que padecía cáncer. Se había
operado y luego tenía sesiones de quimioterapia (primero semanal y luego
quincenal). Hacía veinte días que había sido desahuciada. La cuidamos en
casa. Allí le volví a dar la unción de los enfermos. Luego, el último
domingo, la internamos en el hospital de Hasenkamp. Allí se fue apagando
de a poco. Se quejaba del dolor pero nunca de su suerte.
El último día que estuvo consciente, el jueves, ya casi no hablaba.
Sólo le sonreía al que se acercaba a saludarla. En un momento, cuando
estábamos sus tres hijos alrededor de la cama, haciendo un esfuerzo nos
dice: “los quiero mucho”. Con mis hermanas le respondimos que nosotros
también la queríamos. Entonces levantando los ojos al cielo dijo: “Gracias
Señor por la familia que me diste”. Fueron las últimas palabras que le
escuché decir. Al ratito salí y entró mi padre a la habitación. Entonces, lo
toma de la mano y le dice: “te quiero mucho”. Mi papá le respondió que él
también la quería. A eso de las siete y media de la tarde entró en coma.
Estábamos mi papá y una tía. Así que llamé a mis hermanas y a sus
hermanos que vinieron enseguida. La doctora nos dijo que dependía de la
fuerza de su corazón. Pasamos toda la noche en vela.
Durante la jornada del viernes dormimos de a rato todos. Por la
tardecita estábamos otra tía, mi papá y yo. Notamos que la respiración era
cada vez más tranquila, así que llamamos al doctor de guardia. Nos charló
un ratito. Yo entendí que el fin se acercaba. Estaba con el celular en la
mano pensando si le mandaba o no un mensaje a mis hermanas (con la
falsa alarma del día anterior no quería armar otro revuelo). En eso me
manda un mensaje mi hermana del medio, Marcela. (Cosas de la
Providencia: se le había caído su celular al inodoro cuando había ido al
baño unas tres horas antes. Lo sacó, lo desarmó y lo dejó secar al sol. Lo
había armado su marido en ese momento y me mandaba un mensaje para
probar su funcionaba) Le contesto que la respiración de mami era débil.
Ella le avisa a Rosana (mi hermana menor) y a los cinco minutos están las
dos.
Cómo tenía el ritual de los sacramentos a mano, comencé a hacer la
recomendación del alma a Dios. Son una serie de lecturas bíblicas con las
cuales se acompañan al enfermo en sus últimos momentos. Mientras
5
rezábamos el salmo 104 falleció. En ese mismo instante llegaba uno de
sus hermanos desde Buenos Aires.
Desde entonces tenemos un dolor sereno. Dolor, que se expresó
también en llantos, porque nuestra humanidad quisiera seguir
compartiendo cara a cara con ella. Pero con la serenidad de quienes
creemos en la resurrección de la carne y la vida eterna: no todo terminó, al
contrario, para ella comenzó la plenitud.
La foto de arriba es de unos tallarines que me hizo. Es mi comida
favorita: siempre que iba a casa tenía que amasármelos. Lo que sigue, es
la parte final del salmo 104 con el cual ella entró a la Casa del Padre. Era
uno de mis salmos favoritos. Ahora lo es más.
Todos esperan de ti que les des la comida a su tiempo:
se la das, y ellos la recogen;
abres tu mano, y quedan saciados.
Si escondes tu rostro, se espantan;
si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo.
Si envías tu aliento, son creados,
y renuevas la superficie de la tierra.
6
¡Gloria al Señor para siempre,
alégrese el Señor por sus obras!
El mira, y la tierra se estremece;
toca las montañas, y echan humo.
Cantaré al Señor toda mi vida;
mientras yo exista, celebraré a mi Dios:
que mi canto le sea agradable,
y yo me alegraré en el Señor.
Que los pecadores desaparezcan de la tierra
y los malvados ya no existan más.
¡
Bendice al Señor, alma mía! ¡Aleluya!
Si este mundo es lindo, siendo obra del Dios bello, ¡qué hermoso
debe ser estar con El!
7
Realizar la verdad en el amor
Hace dieciséis años tenía la cabeza y la vida bastante ocupadas. Era
mi último año de Seminario. Ya era diácono. Tenía un apostolado de fin de
semana en una parroquia y daba clases de teología los martes en lo luego
sería una facultad universitaria. Cursaba las últimas materias y, de yapa,
rendía libre las últimas materias pedagógicas que me permitirían ser
profesor.
En medio de todo esto, como todo clásico seminarista, buscaba
alguna frase que me sirviera como lema sacerdotal. Este lema es el
horizonte que uno se pone por delante para encarar su vida de
consagrado. Tenía ya todas las de ganar una cita de la primera carta a los
corintios: “a fin de que Dios sea todo en todos” (15,28). Pero un sábado,
meditando el oficio de lectura de la liturgia de las horas, me topé con la
carta a los efesios: “realizar la verdad en el amor” (4,15). Y la adopté
como lema.
El eje es la verdad. No me refería al producto de nuestras pobres
elucubraciones intelectuales. Por el contrario, identificaba este término con
Aquél que se proclamó como la Verdad, así, con mayúsculas. Lo
verdadero estaba muy claro. Es una persona que nos había salido al
encuentro encarnándose en una naturaleza humana. En El reside la
plenitud de la Verdad porque es la Palabra (Logos) que dio fundamento y
consistencia a toda la creación. Lo nuestro es abrirnos entre penumbras a
la verdad presente en la naturaleza o recibir la luz de la revelación.
Lo que me proponía, en el lema que me daba San Pablo era vivir esa
verdad en el amor. En el Amor al fundamento de toda realidad y en el amor
concreto, sacerdotal, a quienes me salían al encuentro en lo cotidiano. Hay
quienes suponen que la verdad se puede realizar por la violencia o la
supresión del prójimo. Esta puede ser una solución a muchos problemas.
Pero es una solución ficticia que no es (ni por cerca) la solución cristiana y,
por eso, no es plenamente humana. En todo acto de violencia a un
semejante existe un dejo de la irracionalidad inhumana. Frente a algunos
que, en mi Iglesia local de entonces (y de ahora también), pretendían el
camino de la agresión frente a la cultura y los no creyentes o no
practicantes, proponerme realizar la verdad en el amor era (y es) entrar en
el camino del anuncio y del dialogo.
Benedicto XVI nos ha regalado una nueva carta encíclica social. En
ella invierte los términos de la Carta a los Efesios. El camino de todo
cristiano es el de la caridad (amor). Esta es la vía de toda cuestión
personal y social. Pero invita a vivir esa caridad desde la verdad. Cuando
la verdad no es el norte fijado, entonces la caridad se vuelve en un mero
8
sentimentalismo, vacío de todo contenido. Así, cualquier cosa es amor: se
banaliza todo y se reivindican (hasta) cuestiones antinaturales en nombre
de un sentimiento enloquecido por la falta de finalidad.
Hablar del amor (caridad) y de la verdad es darle peso a la cuestión
social. En la caridad puesta en obras se juega la verdad sobre el hombre y
sobre Dios. Por eso detrás de toda cuestión social hay un trasfondo
profundamente moral: no todo es lo mismo, no todo dignifica al hombre, los
medios para lograr un fin no son negociables…
Benedicto XVI lo explica mucho mejor que yo en la introducción a la
Caritas in veritate. Y, para los que se animen, si quieren meditar sobre el
amor como ágape y eros, entonces lean su primer encíclica: Deus Caritas
est. No tienen desperdicio y, de paso, vemos la coherencia interna de
ambos documentos.
9
Navidad en el claustro
Esta es una navidad muy distinta para mí. Muy lejos de mi familia
(todos los 24 los pasé con ellos, a pesar de las distancias), pero con otra
familia espiritual que me ha hecho sentir muy a gusto.
La navidad en el Monasterio está siendo una experiencia muy
interesante. Muy espiritual y (por eso) muy humana. En estos momentos
estoy regresando a mi habitación, luego de celebrar las Primeras Vísperas
(a las 18.15) y el Oficio de Lectura (19.30) con la comunidad. La Misa fue
con mucha gente, a las 21.oo. Para finalizar tuvimos una cena en la cual
compartimos con los monjes comida fría y bebida a gusto del comensal (en
mi caso, cerveza).
Comenzaba la celebración con el canto del himno de las primeras
vísperas de la Navidad. Lo grabé con mi cámara de fotos y lo subí a
Youtube para compartirlo con ustedes. La calidad del sonido y las
imágenes no son las mejores, pero se pueden disfrutar.
Para que gocen de la letra, se las transcribo:
Naciste del Padre sin principio,
antes que la luz resplandeciera;
del seno sin mancha de María
surges como luz en las tinieblas.
Los pobres acuden a adorarte
solos, ellos velan en la noche,
sintiendo admirados en tu llanto
la voz del Pastor de los Pastores.
Adán ya no oculta su vergüenza,
Dios ha visitado nuestra pena;
desnudo el Señor se hizo hombre
riega con sus lágrimas la tierra.
El mundo se alegra en este día,
gozan los patriarcas, los profetas;
la flor ha nacido de la rama,
flor que ha perfumado nuestra iglesia.
Los ángeles cantan hoy tu gloria,
Padre que enviaste a Jesucristo;
unimos con ellos nuestras voces:
oye, bondadoso, nuestros himnos.
Mañana seguirán las celebraciones litúrgicas con la Oración de la
Mañana a las 8.30 y la Misa de Navidad a las 10.00.- Espero que pasen
todos una feliz y santa Navidad.
10
La cotidianeidad conventual
Amenacé varias veces con esta entrada, pero se me fue pasando el
tiempo y no lo hice. Así que les cuento como es la rutina diaria en el
Convento (por lo menos, para mí).
Para los Monjes, el día comienza a las cinco en que se levantan.
Luego tienen la Oración de la Madrugada (a las 5.30) y la Lectio Divina
personal hasta 8.00.
Yo me levanto a las 6.45. Me preparo unos mates y leo la Biblia o
algún libro de espiritualidad (es la Lectio Divina). A las 8.00 se celebra la
Misa, incluida en ella la Oración de la mañana (Misa con Laudes, para los
entendidos).
Luego hay un trabajo personal hasta cerca del mediodía (cada uno
regula el tiempo que le dedica y lo puede continuar a la tarde si así lo
desea). A mí me toca limpiar el comedor, el refectorio (lugar donde los
monjes hacen el recreo), las dos salas de biblioteca y cortar las ramitas de
los cítricos que estén infectadas por el bicho Taladro.
A las 12.15 está la oración del mediodía y luego el almuerzo. Se
come en silencio escuchando a un lector temas de espiritualidad, o de
historia (han leído la vida de Atahualpa Yupanqui, así que me enteré
bastantes cosas de este poeta argentino) o de noticias eclesiales. Hemos
seguido de cerca todo lo que ha pasado con Haití. Se termina con la
lectura de la Regla Monástica y se pasa a lavar los platos. Un pequeño
recreo y otra actividad cuasi-sagrada en el monasterio: la siesta.
La tarde la aprovecho en la lectura de temas espirituales o de
pastoral. Al comienzo estaba preparando mi ingreso a los estudios de la
Teología Pastoral, pero como se ha caído toda posibilidad de beca he
renunciado a la posibilidad (previa charla virtual con mi obispo) y trato de
leer cosas referidas a la vida parroquial.
A las 19.00 se reza la oración de la Tarde y luego la cena. ¡Sí!!! A las
19.30 hs., con el sol pegándonos en la cara cenamos… (Raúl Molaro, el
sacerdote que vive conmigo en la parroquia, se debe estar riendo: él
siempre quiere cenar temprano y yo le doy vueltas de tal manera que no
sea antes de las 21… eso sí… que no se ilusione… cuando vuelva no
cambio mis horarios parroquiales… jeje).
Luego de la cena, los monjes suelen tener alguna reunión de
comunidad y hacer allí la oración de la noche. Yo suelo salir a caminar un
poco y subo a mi celda (así se llama la habitación) a trabajar en el blog,
escuchar música (con auriculares para no molestar) o leer. Suelo
11
acostarme a las 12.00 (costumbres parroquiales que son difíciles de
extirpar).
Los domingos los horarios son parecidos, salvo que se hace la Misa
a las 10.00 con la presencia de la gente de los alrededores. Los lunes la
Misa es a las 19.00 junto con la oración de la tarde (Misa con vísperas).
Las cosas aquí son tan
rutinarias que los primeros
días me causaba gracia que a
eso de las 17.00 veía pasar
una liebre debajo de mi
ventana (a veces eran dos).
Esa es la amiga descocada a la
que me referí anteriormente.
Cruza un alambrado… come
unos pastitos… y se dirige
rápidamente hacia unos
cipreses dentro de los cuales se
pierde de mi vista. La foto se la
saqué con mi cámara. No es tan
buena porque es una cámara bastante casera. Pero se la puede ver
bastante bien.
12
El monte Tabor
La Iglesia ha recordado hoy el episodio de la Transfiguración del
Señor en el Monte Tabor. Los que fueron a Misa hoy, y escucharon la
homilía, tendrán muy presente todos los signos con los cuales el
evangelista rememora el hecho al escribirlo.
El Tabor habla de las delicias de un encuentro con el Señor. La
fascinación y el temor invaden a los apóstoles. Pero ese temor no los hace
huir, sino que Pedro le dice a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí!
Hagamos tres carpas…”. La tentación de Pedro es hacer perdurar ese
momento de cielo en el tiempo. De hecho, pasan ese día allí, pero luego
parten.
Este tiempo de
vida cuasi-monacal ha
sido para mí como un
permanecer en el
Tabor. Un tiempo de
gracia. Y la gracia trae
consolaciones y
pruebas. La
tentación podría ser
quedarme
indefinidamente por estos
pagos. Pero, por un lado,
no tengo vocación
monástica. Es muy lindo
compartir con los
monjes, pero esa cotidianeidad monacal de las que les hablé (y que es
bastante más light que la de los monjes) en el último tiempo se me ha
hecho pesada. En la distinción clásica de vida contemplativa y vida activa
a mí, sin lugar a dudas, me han llamado para la activa.
Me voy admirando a los monjes. A su entrega sincera y alegre al
Señor. A su estilo de vida silencioso y profundo (y lo del silencio es verdad,
todavía no me acostumbro a cruzarme con alguno en el pasillo y
saludarnos solamente levantando la mano…). A la fraternidad reflejada en
actitudes sencillas y cotidianas. En este tiempo he aprendido a admirarlos
y quererlos.
En ellos, y en otros hermanos sacerdotes o laicos con los cuales
hemos compartido el espacio, he aprendido a escuchar a Dios. Un Dios
que no termina de hacer mi voluntad y se empecina en que haga la suya.
Un Dios que se manifiesta como el todo, el sabio, el paciente, el
13
misericordioso. Un Dios que camina conmigo siempre… y me habla… y
me cuida.
Hoy por la mañana, cuando hacía la lectio del evangelio, pensaba en
este mi Tabor. Luego leí el versículo siguiente, que no estaba en la Palabra
proclamada en la Misa de hoy. Decía: “Al día siguiente, cuando bajaron
de la montaña, una multitud vino a su encuentro” (9,37). Y me sonreía.
Porque habla de este lunes mío, en el cual tendré que bajar del Tabor.
Pero no solo. En primer lugar, acompañado de Jesús. En segundo lugar,
con Pedro, Santiago y Juan, es decir en el nosotros que es la Iglesia. Y,
por último, al encuentro de la multitud: mi parroquia, mi familia, mis
amigos… el gran nosotros en el cual vivo cada día. Y me sonreía también
pensando cómo será ese paso del silencio monacal a las palabras de las
“chicas” de la parroquia, del área joven de la ACA (de cuya reunión
participaré a la noche por primera vez… este año), de la gente de las
escuelas y colegios parroquiales, del Padre Raúl Molaro (que ya no va
hacer vida de ermitaño en la parroquia)… En esas voces quiero
“perderme”, porque perderme en ese nosotros, cuando lo hacemos desde
y con Dios, es encontrarse en plenitud.
Mañana presidiré la Eucaristía por primera vez en el año. Desde que
llegué aquí solamente he concelebrado: todos los días y en silencio (como
es la costumbre monacal). Será la Misa de los Lunes en la que oro por las
intenciones de la parroquia y la de aquellos que me lo piden a través de
este blog. Hoy celebré en acción de gracias por este tiempo de Tabor que
he vivido. Mañana también será en acción de gracias, por ese nosotros
eclesial al que quiero tratar de ser fiel “hasta que la muerte nos separe”.
14
La vuelta al pago
El regreso a la vida “activa” está costando un poquito. Adaptarse en
el paso del silencio a las voces de la multitud es tarea de esta semana. Por
lo menos me lo propuse así.
El viaje de regreso fue un poco más accidentado de lo previsto. No
bien salí del Monasterio, a unos 8 kilómetros, reventé una de las cubiertas
traseras del auto. Cuando intento arreglarla… se me rompió la llave cruz
para aflojar las tuercas del neumático. Llamé al seguro para la asistencia
técnica… dos horas de demora. Lo cancelé y fui a pedir auxilia a unos
vecinos, que me ayudaron con el cambio de cubierta.
Entré al poblado más cercano. Resulta que la otra cubierta trasera
estaba en mal estado también. Así que tuve que comprar dos nuevas.
Terminado el trámite, estaba saliendo a las 11 hs, casi desde el
Monasterio, cuando yo tenía previsto llegar a esa hora a Rosario
(prácticamente mitad de
camino). Así que viajé con
todo el calor y el sol de
frente. A las 17.30 hs.
llegué a destino: la
Parroquia Virgen de la
Medalla Milagrosa de
Paraná.
Charla va, charla viene
con el Padre Raúl, luego
de bañarme
concelebramos la
Eucaristía (la primera que
presidía en 80 días).
Luego fui a la reunión del
Área Joven de la ACA, para saludarlos. Mi parroquia está en las afuera de
la ciudad y la Sede está en el centro. Cuando llego: la reunión estaba
suspendida. Así que regresé y cenamos juntos con el Padre Raúl. Ayer
visité las escuelas parroquiales y charlé con varios conocidos y hoy por la
mañana ordené un poco mi habitación.
La cuaresma está avanzando, los frutos están todavía verdes pero ya
pintones para la cosecha pascual. Mientras tanto, me voy poniendo al día
en mis tareas. Con paciencia, porque la vida siguió marchando durante
estos dos meses y medio de ausencia mía.
15
Trámite municipal
Hoy por la mañana fui a renovar el carnet de conducir. Es la última
visa por un año que me queda antes de la renovación total. Aproveché que
estaba lloviendo, con la esperanza de que hubiera poca gente. Y mi
esperanza no fue defraudada: al entrar comprobé que no era poca sino
poquísima la presencia de “humanos renovantes” del plástico que nos
permite conducir un auto.
Me acerqué a retirar el número para hacer la cola del trámite. Tres
personas delante mío. Delante del primero… un escritorio vacío.
¡Sonámos! (pensé)… A los dos minutos una señora se acerca y, en tono
muy amable, nos dice que la lluvia ha mojado los equipos de computación
(sic)… que por eso no se puede hacer el trámite en el curso de la
mañana… que en el turno de la tarde atenderán… si para la lluvia.
Resultado: me fui a realizar otras diligencias aprovechando que
estaba en el centro de la ciudad.
Luego del mediodía paró la lluvia. A las 14.00 estaba entrando en la
oficina con la esperanza de que hubieran solucionado el desperfecto
informático. Me dieron el número 87 y me senté a esperar. Iban ya por el
83. Me llamaron, entregué los papeles y la copia del documento. Me
mandaron a pagar los $18 de la visación, en el mismo edificio. Luego a
sacarme la foto y la firma digital. Mientras estaba allí suena mi nombre: no
había entregado la
fotocopia del cambio de
domicilio en el Documento de
Identidad. Salí del edificio,
rumbo a una fotocopiadora
que está a cuatro metros de
la puerta principal. Volví.
Terminé de entregar todos los
papeles. Me senté a
esperar. Me llamaron.
Firmé un cuaderno y me
dieron el nuevo carnet.
Cuando salía miré la hora:
14.45 Quedé gratamente
sorprendido por la rapidez. La última vez los trámites de renovación me
llevaron más de dos horas y debía retirar el documento luego de
transcurridos cinco días del trámite. Debo felicitar sinceramente a la actual
gestión de gobierno.
16
Quién dijo que la Iglesia está muerta
Anochecer de un día agitado. Era el título de una canción de The
Beatles que aprendimos a cantar en la hora de inglés en el tercer año del
secundario. No me acuerdo de cómo era la letra… sólo recuerdo su título.
Y me vino a la memoria al sentarme para compartirles lo vivido en este fin
de semana.
Lo segundo que se me ocurrió es esta pregunta: “¿Quién dijo que la
Iglesia está muerta?” Es que uno escucha decir tantas cosas que
parecería que están a punto de escribir este epitafio: “Aquí yacen los
restos de lo que fuera alguna vez una comunidad fundada por un tal Jesús
de Nazareth que se conocía bajo el nombre de Iglesia Católica”. A esos les
tengo una mala noticia: la
Iglesia está viva, en el
silencio, en lo pequeño…
pero viva y fecundada por el
Santo Espíritu.
Este ha sido un fin
de semana atípico.
Normalmente mis sábados y
domingos están
compuestos de
confesiones, misas y
bautismos. Pero este ha
sido un regalo de cuatro
cosas distintas,
profundamente eclesiales cada una de ellas. Les cuento.
El sábado por la tarde, en la Capilla Santa María de los Ángeles,
hicimos un sínodo de comunidad. Con el método ver – juzgar – actuar
revisamos la vida y proyectamos la actividad pastoral. Treinta personas se
animaron a participar. Comenzamos el Ver, divididos en cinco grupos. Allí
cada uno contó algo lindo que recordara de la vida de la capilla. Luego se
eligió, en cada grupo, una de esas historias para contarlas en el plenario.
Para hacer memoria de lo malo, les repartí un papelito en blanco. Nos
pusimos en oración y, cada uno, marcaba en su papelito una cruz por
alguna cosa mala que hubiera hecho él y otra por algo malo que en la
comunidad se hubiera realizado. Al marcar la cruz cada uno le pedía, en
silencio, perdón a Dios. Al final recogimos los papelitos y, luego, los quemé
en la Misa mientras rezábamos el “Yo Confieso”.
En el Juzgar iluminé con el N° 43 de la Novo millennio ineunte sobre
las características de la espiritualidad de la comunión. Luego, en base a
17
Hch 2,42 recordamos los cuatro pilares de la comunidad cristiana y lo
actualicé a las distintas actividades y servicios que se hacen en la Capilla.
Terminé desde NMI 45 recordando aquello de “comunión y participación” y
“corresponsabilidad”.
A continuación, en el Actuar, se dividieron los grupos de nuevo para
proponer tres “tendencias” hacia dónde se debería encauzar la acción
pastoral de la comunidad. En la puesta en común se propuso, entro otras
cosas, lo que yo tenía pensado charlar con ellos: la creación de una junta
de pastoral y del consejo económico. Así, como para no perder tiempo, el
viernes tenemos la reunión de la junta pastoral (ampliada con la
participación de todos los que quieran) y el sábado la invitación a todos los
que deseen sumarse al Consejo de Asuntos Económicos. Terminamos la
jornada con la celebración de la Eucaristía que fue precisamente eso:
acción de gracias.
Alrededor de las siete y cuarto regresé a la parroquia. Estaban
invitados a cenar la gente del Coro de San Cayetano (de quienes fui
párroco hace unos tres años). Mi clásica paella no la querían ver ni de
cerca ni de lejos. Así que les preparé otro menú: “bifes rellenos con salsa
de hinojos al roquefort y una guarnición de papas a la boliviana”. Así que
hasta las nueve que llegaron (y una hora más) la pasé entre ollas y
sartenes.
Fueron llegando de a poco. Entre gaseosas, cervezas y fernet con
coca la espera y la cena se hizo muy amena. Algunos de ellos están en
escuelas corales de la ciudad (dos venían directamente de un concierto,
vestidos todo de negro). Otros tocan en grupos folclóricos que llegan hasta
el pre-Cosquín. A eso de las doce de la noche salió una guitarra y un
charango. Entre canción y canción yo rezaba para que ningún vecino nos
denuncie por ruidos molestos. A las una y media los tuve que recordar que
era ya tarde para que estuvieran lejos de sus casas… Fue un momento
muy agradable con gente de fe que hace cultura.
Lo más complicado de mi mañana fue dejar la cama. Pero una vez
logrado me fui con el auto a una escuela rural llamada “Las Delicias”, a
unos 40 km de Paraná (mi casa). Allí estaba culminando una “cacería” de
los Lobatos del grupo Scout. Llegué, me senté a confesar a los niños y
luego les celebré la Misa. Por supuesto que me quedé a comer los
choripanes que les sirvieron como almuerzo. Charlamos bastante con los
dirigentes de los distintos grupos que habían ido. A eso de las tres de la
tarde rumbié para mi casa.
Me saqué el buzo y me lavé la cabeza: el humo del asado me había
impregnado. Me puso un poco de desodorante para disimular un poco más
y marché hacia el centro de la ciudad. En el Colegio Cristo Redentor se
hacía la clausura del retiro Siembra de jóvenes mayores. Yo soy Asesor
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diocesano del área Joven de la Acción Católica. Así que los fui a
acompañar. Llegué, saludé, confesé mientras se celebraba la eucaristía y
luego escuché los testimonios que los jóvenes participantes daban. Este
Siembra tenía la particularidad que participaron de él 8 jóvenes de la
diócesis de Concordia. Realizaron la experiencia para hacerlo en su Iglesia
Local el año que viene (dicho sea de paso, Santa Fe y Santiago del Estero
hicieron ese mismo proceso de venir a aprender para hacerlos luego en
sus comunidades).
Ya ven… cuatro acontecimientos pequeños… pero llenos de la
acción del Espíritu Santo. Por eso me vuelvo a preguntar: ¿quién dijo que
la Iglesia está muerta? No hacemos mucho ruido, pero hay Vida de Jesús
en medio de nuestro mundo.
Cosa de no creer: no saqué ninguna foto en todo el fin de semana.
Por eso les ilustro esta entrada con este atardecer que captara (hace un
tiempo) en el lugar dónde se hace el Retiro Siembra.
19
Argentina eliminada del mundial
¿Cuál fue la verdadera causa de la derrota argentina?
He meditado esto toda la tarde, ente los bautismos, misas y
confesiones. He llegado a esta conclusión:
No fue culpa del técnico que no sabía cómo armar una selección
que juegue como equipo.
No fue culpa de jugar con una defensa con cuatro centrales y
ningún marcador lateral.
No fue culpa del arquero (aunque me hubiera gustado que estuviera
Carrizo).
No fue culpa de que jugara Messi (¿jugó?)
No fue culpa de la ausencia de Riquelme.
No fue culpa de que no seleccionaran a nadie de River (aquí me
quedan algunas dudas… )
No fue culpa de las vuvuzelas.
No. No. No.
Hay un solo culpable: el pulpo. Ese animalito desgraciado nos
discriminó: seguro que es argentofóbico.
Por eso hago un público pedido, digno de un destino de Cadena
Nacional: hay que buscar la manera de reventar al pulpo. Para eso he
meditado profundamente este plan de acción:
Primero, una operación de inteligencia para determinar su ubicación
precisa y la seguridad que lo rodea. La tecnología alemana es brava, pero
con reunir a Santo Biasatti, Chiche Gelblung y Mirtha Legrand tenemos el
éxito asegurado..
Segundo: una operación comando para secuestrarlo. ¿Cómo?
Luego de descartar la convocación de algún militar de la dictadura (están
viejos, juzgados o presos), se me ocurren varias maneras:
* Juntarlos a D’Elía y Moreno y traerlos a la fuerza. (Mientras Aníbal
Fernández los distrae con algún disparate)
* Reenviar a los Barras que nos devolvieron a Alemania. (Mientras
Messi hace una propaganda de Gillette, que es lo que mejor le sale)
* Encargarle la misión a Fort. (Mientras Tinelli hace pelear a dos
botineras)
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* Enviarlo a la Mona Giménez (No se… se me ocurre que una mona
es más hábil que un pulpo)
*… (Dejo abiertas las posibilidades, no soy tan soberbio de pensar
que me las se todas…)
Tercero: yo me encargo de hacerlo paella (esto no está sujeto a
discusión).
Estoy seguro que si eliminamos el pulpo, además eliminamos todos
nuestros problemas: 82% móvil para los jubilados; los superpoderes
siguen en mano del jefe de gabinete; Cobos va a decir “mi voto no es
negativo”; Lilita no se enojará con nadie más y le dará un besito de
reconciliación al Néstor; Cristina se va a animar a decir “disculpen, pero a
esta no me la sé”; la justicia hace justicia; Riquelme se queda en Boca por
cuatro años; la inseguridad se acaba… Si todo eso y mucho más estoy
seguro que ocurrirá cuando nos morfemos al pulpo.
Aunque me queda una duda: ¿y si nos dejamos de pavadas y
nos preocupamos del país? Digo… parece que eso del bicentenario está
recién comenzando.
Murió el pulpo Paul
La venganza fue consumada… por el lento e inexorable transcurrir
del tiempo que todo lo deteriora y por eso nos hace finitos e impotentes
ante ignoto poder de la muerte.
Estimados y estimadas, me alegro de compartirles la noticia del
fenecimiento de ese animalito argentofóbico conocido como pulpo Paul. Ha
sido la causa de nuestros males nacionales en una actitud claramente
destituyente, como lo afirmáramos en una denuncia al respecto. Su muerte
nos ha dejado a medio organizar la operación comando ya informada.
Fuentes altamente confidenciales están afirmando vía Twitter que es
el auténtico autor intelectual del asesinato del joven militante Mariano
Ferreyra. Parece que su muerte podría ser un suicidio provocado por
“elementos endógenos” con el fin de que no delate a sus conexiones
locales.
Jaja… esto es un chiste. Lo que no es chiste es que se murió este
pulpito angloalemán. Me sorprendió que tuviera su propia página en
Wikipedia. Este mundo da para todo. Hasta para este post
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Hoy bauticé a Cristo
A través del agua bautismal di la vida de Cristo a Cristo. No es un
juego de palabras. Es lo que acabo de hacer hace un rato. Fue en la
Capilla Santa María de los Ángeles. Lástima que no tengo ninguna foto
propia para compartirles.
La Cristo que se configuró con Cristo es una preciosa beba que
lleva por nombre Rubí Maira. Es
hija de dos gitanos, que hoy
también celebran con una gran
fiesta a la Virgen María en su
Inmaculada Concepción.
Fue una ceremonia
bastante movidita. La bebé se
alimentó durante casi toda la
celebración: suspendió la
lactancia la mamá solamente
durante el bautizo y cuando le
bendije los oídos y los labios.
Esto es algo que debería
aprender todas las mujeres.
Cuando el bebe llora de nada
vale zamarrearlo o pasárselo
entre la madre y la madrina. En
esos casos hay que hacer como
dice el dicho: a lo hecho, pecho.
El papá alternaba entre el
rito y tomar la filmadora, porque el camarógrafo apuntaba más al piso que
a los participantes. Un grupito de seis chicos iban y venían por el frente,
atentos a todos los gestos que se hacían. Una se cayó y lloró un ratito
hasta que fue alzada por el papá, que la consoló. Era la hermanita de
Rubí: Cristo consolaba a Cristo que lloraba…
Más allá de todos estos percances, propios de cualquier bautismo en
el cual participa la familia, me queda algo lindo para recordar: hoy bauticé
a Cristo.
(Creo que no hace falta aclarar que el apellido de la bebé era
Cristo…)
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El que no llora, no mama
Uno llega a ese momento y sabe lo que tiene que hacer. Miro el
contenido del carrito y descarto la cola de la caja rápida. Entonces un
rápido golpe de vista a las colas y la inspección de los contenidos más o
menos abundantes del resto de los clientes. Una elección, siempre en
medio de las dudas. Y a permanecer estoico, esperando el lento avance de
la propia fila, contemplando como avanza a pasos agigantados la de al
lado y descubriendo que me faltaron comprar varias cosas, pero no tengo
ganas de dejar la cola para ir a buscarla (sobre todo, no tengo ganas de
comenzar este proceso que es el que más odio de las compra en el
supermercado: las colas de caja).
En ese momento, un grito
infantil me saca de la
contemplación cuasi mística y
cuasi metafísica en la cual
me encuentro. Era un
matrimonio que conozco un
poco de hace mucho tiempo
atrás. La madre, con su hija
de unos 11 años terminando
de comprar algo de ropa. El
padre, con un niño de un año
en brazos haciendo la espera
en la cola del cajero, a unos
escasos cinco metros de la mía. El gritito era de su tercer hijo. O segundo
porque tenía entre tres y cuatro años. Estaba sobre el changuito. No sé
qué había pasado, pero el padre, haciendo gala de su fuerza, lo toma de
los botones de su campera y, con mucha destreza, lo levanta por el aire y
lo pone muy despacio en el piso. El niño comienza a protestar. Llegan la
madre y la hermanita. Mi cola se pone en movimiento, así que le dejo de
prestar atención.
Al ratito escucho que el niño decía algo y el padre solo musitaba:
“No”. Suave, pero firme. No tan suave, el niño insistía. Trato de no mirar
mucho porque sé que es el momento más incómodo de un padre en el
mercado. Al poco tiempo veo que la discusión sigue igual, pero el niño ya
está subido en el carrito, puesto allí seguramente por el papá para que no
le arme tanto escándalo. Ya no miro tanto, pero escucho los berrinches del
niño y los no, suaves pero firmes del padre. Cuando desvío la mirada
observo que la madre observa con gesto de preocupación y el padre se
acerca a la góndola que está cerca del changuito y toma una golosina. No
miro más, pero entiendo todo: el niño se ha calmado, con toda seguridad,
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porque consiguió lo que estaba necesitando. Mi turno en la caja me saca
de todo esto y me hace abrir mi billetera para ingresar a otro mundo: el de
las deudas a saldar.
Al niño solo le bastó un poco de protesta escandalosa para conseguir
lo que estaba necesitando. Al padre le faltó decisión para hacer primar el
orden y educar a su hijo en la distinción de lo necesario frente a lo
meramente caprichoso (o, diríamos, propio de una cultura del consumo
desenfrenada). Esa fue mi reflexión en su momento
Pero, más allá de la moraleja de la anécdota, el hecho me volvió hoy
a la memoria con todo lo que está pasando en Buenos Aires (capital y
ahora conurbano). Para quien me lo reproche, sepa de antemano que yo
sé también que el problema social es muchísimo más complejo en su
resolución que el problema de la educación uno o unos hijos. Lo cual no
deja de impresionarme la manera “análoga” entre el relato del padre y su
hijo protestón con el de las tomas de tierras (fiscales y privadas) que se
están haciendo.
Partamos de las diferencias. El niño protestaba por una golosina que
no necesitaba, más allá de su capricho del momento. La toma de tierras no
hablan de caprichos sino de necesidades básicas insatisfechas: la de una
vivienda digna (más allá de los chantas que se aprovechan de la ocasión).
Cuando las cifras oficiales nos dicen que la pobreza y la indigencia
disminuyen en un país que no solo crece a altas tasas (de la mano de la
soja) sino que tiene como modelo el “crecimiento con inclusión social”,
entonces nos estalla en la cara un problema que vuelve a poner de
manifiesto que la frazada es corta: abriga a los acomodados y destapa a
los pobres. Aquí los pies destapados se traducen como hacinamiento en
villas (incluso con alquileres desorbitados por una miserable habitación
donde amontonan su existencia más de cinco personas, con suerte). Esta
es la gran diferencia: el pobre que hace la usurpación no es igual a niño
que protesta por una golosina.
Ahora una semejanza. El niño sabe que si protesta en un contexto de
exposición pública conseguirá lo que desea, salvo que sus padres se
pongan muy firmes y se aguanten las miradas de los que los rodean. El
asentamiento de Villa Soldatti es el “gran ejemplo a imitar” (y que ya se
está imitando): si se quiere conseguir algo hay que tomarlo y luego
negociar. Es la política de los hechos consumados como principio de
solución a los problemas. Bueno, esto no es tan nuevo. Simplemente es
nuevo que el gobierno nacional salga salpicado por el tema. Antes era
problema “de los otros”.
La cuestión es mucho más compleja de lo que estas pobres líneas
pueden abarcar. Hay necesidades básicas insatisfechas (o, para usar las
palabras de moda: derechos humanos violados) en muchísima más gente
24
de la que se quiere reconocer. Las protestas no son destituyentes aunque
están siendo fogoneadas por punteros políticos (ojo, incluso oficialistas K).
¿Cómo se solucionan? No con parches como son los planes sociales o las
promesas de viviendas estatales o créditos hipotecarios para adquirirlas.
Hay una palabra que se dejó de usar hace mucho, mucho, pero mucho
tiempo. Y es la clave de esta cuestión: justicia social. ¿Se dan cuenta que
los peronistas, que hicieron un culto de ella y son gobierno en toda esta
década, dejaron de usarla? Bueno, no es necesario usar el concepto
porque estamos en medio de un modelo de “crecimiento con inclusión
social” (ironía, aclaro para los lectores literalistas).
Como no hay una cultura de la justicia social entonces, como el niño
en el supermercado, hay que hacer berrinche para lograr algo que,
ciertamente, no calma las necesidades básicas insatisfechas pero… me
entretiene un rato. Ya lo decía Discepolo en su Cambalache: “El que no
llora no mama y el que no afana es un gil”. Claro que el describía a la
década infame: escribió el tango en 1934. Después vendría el Peronismo y
la realidad social de los “cabecitas negras” cambiaría de raíz…
Esto tiene final abierto.
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Campamento Scouts Juan Pablo II 2011
La cosa no pintaba bien de entrada. El día de partida era el miércoles
5 de enero. Pero el martes 4, por la tarde noche, pasó una cola de tornado
por la zona cercana a la Aldea Protestante. Y la lluvia intensa hizo que
estuviera intransitable el camino de tierra por el cual se accede al campo
que nos prestan. A eso de las 11.30 de la noche, el inefable Pajarito (Jefe
del grupo) había intentado ingresar y, por mensaje de texto, nos daba la
infausta noticia: salimos el 6 de enero, desde el mismo lugar y a la misma
hora.
Y ese día allí estuvimos todos. Como el abrir un inmenso regalo de
reyes, comenzaba la aventura del campamento de verano 2011 del Grupo
Scouts Juan Pablo II. Terminando así sus actividades formativas del año
pasado y comenzando a celebrar el año en que cumplirá sus primeros 10
años de vida.
Yo llegué con mi
autito cargado con
todo lo necesario para
pasar unos días
“cómodos” y
divertidos. Los varones
más grandes ya
habían partido con un
camión y una
camioneta llevando las
“cacharpas”. El resto
del grupo, previa
formación e invocación al
“Gran Jefe” se
aprontaba a salir en
colectivo. Subió conmigo Silvia, mamá cocinera, y partimos. Salida de
Paraná; ruta 12 de asfalto; acceso a la Aldea Protestante de un mejorado
asfáltico bastante deteriorado; broza; camino sinuoso de tierra; tranquera;
campo traviesa… montecito y arroyo que será nuestro campamento por
cuatro días.
Los Roberts y Caminantes ya estaban… peleando por armar el
carpón que le servirá a los lobatos para algunas de sus actividades… Dos
dirigentes también peleaban para armar la carpa estructural más chica
para que los cocineros (de la manada y los dirigentes) hagan sus
“actividades”… (caños numerados… en una esquina se juntaron cuatro
números distintos… un fracaso matemático pero un éxito de
construcción… con todo, permaneció impoluto toda la acampada).
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Al rato cae toda la tropa y comienzan las actividades del día. Lo
primero de cada una de las patrullas es encontrar un buen lugar y armar
allí su rincón. No les voy a contar en detalle todo lo que se hizo en los
cuatro días. Lo cotidiano era despertarse; desayunar, ir a formación para el
izamiento de la bandera, actividades por patrullas, almuerzo, actividades
por la tarde, playa, merienda, formación y arrío de la bandera, cena,
actividades nocturnas. Como se les acortó un día, los dirigentes se vieron
en figurillas para adecuar todo lo que tenían programado. A todo esto le
sumamos el Gran Juego el viernes y el Fogón el sábado (este con la
presencia de algunos papás y viejos dirigentes del grupo).
La foto que ilustra esta entrada es de un pase de un integrante de los
Caminantes hacia los Roberts. Se hizo una ceremonia muy emotiva y
cargada de significatividad que implicaba el cruce de un arroyo en un bote
(goma) con un leño encendido de un fogón al otro.
En las actividades se ve reflejado todo el trabajo de un año de los
dirigentes y de los mismos niños y jóvenes. Cada patrulla prepara sus
cosas y hace su propio menú. Luego también se cocinan y comen… eso.
Toda la jornada está salpicada por elementos propios, juegos y cantos, que
expresan la mística scouts.
De mi parte, armé mi carpita en un pequeño rincón. Mis tareas fueron
celebrarles la Misa el jueves y el domingo, confesar, charlar con los
dirigentes y con los chicos, hacer una oración y algunas palabras en las
formaciones y… estar. Yo ya conocía a los Scouts por mis tareas de
apostolado durante el Seminario. Había compartido campamentos con dos
grupos distintos. Pero es la primera vez que estoy en una parroquia que
tiene un grupo y, por eso, fue el primer campamento scouts que compartí
como sacerdote. De campamentos… varios con: Jornadas de Vida
Cristiana, Acción Católica, Legión de María, Grupos Misioneros, alumnos
de colegios secundarios, grupos de catequesis de confirmación. Pero de
los “inventores” de los campamentos… el primero. Para ellos fue una
experiencia similar: era la primera vez que un sacerdote los acompañaba
durante todo el campamento (por eso no sabían a veces que “hacer” con el
cura).
Quisiera destacar dos cosas que me impactaron bonitamente. La
primera es ver en acción concreta (aunque ya la conocía) toda la
metodología de trabajo formativo que tiene este movimiento. Desde los
más pequeños, atendidos a todo momento por sus dirigentes, hasta los
jóvenes más grandes que tienen muchísimo espacio propio y menos
presencia de los dirigentes. Muy interesante la propuesta de educación en
la libertad responsable que posee esta dinámica.
Lo segundo, es el nivel humano de entrega que tienen los dirigentes.
Los jóvenes solteros que disponen de su tiempo. Los novios que dejan a la
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media naranja durante esos días. Los casados “autorizados” por sus
parejas. Sobre todo, quisiera destacar a tres matrimonios de dirigentes que
vinieron con sus niños y se instalaron. No solo hicieron todo lo que les
correspondía como dirigentes, sino que se dieron el tiempo para ser papás
y esposos/esposas. Una de ellas con su “princesa” de tres años
correteando y haciendo sociales con todos y con una panza de siete
meses a cuesta. La otra, con su bebé de meses, se trajo a sus otros dos
hijos y al marido (ex scouts que cocina de maravilla). La tercera pareja se
vino desde Concordia (donde él es policía) directamente al campamento
con su niña de un año que ya da sus primeros pasos y habla en un idioma
que, estimo, debe estar emparentado con el de los Elfos. Claro que el
sábado a la madrugada salieron los tres de rompe y raje porque la lluvia
volvió a asolar el campamento. Pero al mediodía, con el sol volvieron (eso
sí… ¡bañados!… que envidia).
Habría muchas cosas para contar y muchas fotos para mostrar. Pero
esto creo que basta como muestra para que se enteren de la manera
como el Señor los bendijo a ellos durante estos días. Y a mí muchísimo
más que a ellos.
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Retazos de una experiencia
Hoy estoy tratando de descansar de mis vacaciones. O del final
agitado que tuvieron. Como les conté en la entrada anterior, fueron cinco
días en la casa de mi papá y ocho días en el Chaco.
Cuando todos le huyen del calor, el Señor me llevó a una semana
muy intensa de calor atmosférico, pero muy refrescante por el calor
humano que viví. A mediados de enero me contactaron porque no
encontraban asesor para una Convivencia con Pablo que se llevaría a
cabo en Resistencia, Chaco (norte de la Argentina). Pedí unos días para
contestar porque su final coincidía con el primer sábado de mi regreso a la
Parroquia. El Señor, que no se achica para solucionarnos los problemas,
hizo que consiguiera enseguida el reemplazo.
Debo confesarles que me
asustaba el calor que hace en la
zona, ya que me afecta en la
presión sanguínea, no me dan
ganas de hacer nada y me pone
de muy mal carácter (bueno… el
frío también… jaja). Por eso
localicé, vía google, la casa de
retiros y me alegré al ver que la
foto de unas de las habitaciones
tenía aire acondicionado.
(Después me enteré que tenían
ese aparato el comedor, la capilla, la sala de enseñanzas y… una sola
habitación… que se la dieron al sacerdote asesor… puff… menos mal o
me asaba).
Con todos estos “inconvenientes” solucionados, di mi sí. Partí al
mediodía del sábado 22 desde mi pueblo, Hasenkamp.
Antes de salir, a media mañana, por sacar el auto del sol lo arrimo a
mi casa. Resultado: no calculé la distancia y choqué una columna.
Escuché un ruido, vi a mi papá que asomaba, vi un a marquita en la parte
superior de la columna y le pregunté: “¿La rompí?” La respuesta fue: “No.
Lo que rompiste fue el vidrio del faro del auto.” No sabía si alegrarme o
llorar (lo había cambiado hace dos meses y me había costado 110 pesos).
Junté los pedazos, los pegué con cemento de contacto y aseguré todo con
cinta adhesiva transparente… Mal comienzo… ¿o buen comienzo?
Tenía que hacer 550 kilómetros. Los primeros 15o con gas. Luego
debía pasarme a nafta porque no había estaciones de servicio que lo
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vendieran. Cuando hago este cambio en la ruta… el auto se para. El
contexto era este: sol de enero que partía la tierra, plena siesta, en medio
de la ruta, auto parado al costado del camino… Le recé a la Virgen.
Arranqué y marchó unos dos kilómetros y se quedaba sin fuerza. Parar,
arrancar, marchar, parar… así como cincuenta kilómetros. Al cruzar una
ciudad (Esquina) hice algo automático: apagué y prendí el motor sin
detenerme. Fue la solución: agarraba fuerza de nuevo y seguía. Así hice
300 kilómetros: iba a 110, cuando se me comenzaba a quedar el motor y
llegaba a 100 lo apagaba y prendía y seguía la marcha. Por lo menos no
me aburrí.
Cuando llegué a Corrientes paré a cargar combustible a la entrada
de la ciudad. Lleno el tanque y pregunto por los sanitarios. Me dicen dónde
están y estaciono cerca del Minishop: vereda alta… la toqué con el
paragolpe de plástico que tiene mi auto… saltó un remache (menos mal) y
quedó colgando. La canción dice “lo atamo con alambre, lo atamo”. Pero
no tenía alambre. Si un precinto plástico: no quedó ni bien ni prolijo ni
seguro… pero así llegué al retiro y así volví a la parroquia.
A la noche dormí en una casa de retiros de Corrientes, dónde
comenzaba una Convivencia con el Espíritu Santo. Un buen baño y un
buen sueño me dispusieron para comenzar en Resistencia (distante a
unos 25 km) mi Convivencia con Pablo.
Toda la experiencia fue muy linda. Participaron 44 conviventes con
edades que iban de los 17 a los 70 años. En el equipo de servidores
éramos 8 y el equipo auxiliar (cocina y compras) 6.
Se vivieron momentos muy profundos de encuentro con el Señor. Y
cuando Dios pasa, nuestro corazón y nuestra vida queda al desnudo. Pero
Dios no es un juez que condena sino un Padre misericordioso que nos da
fuerza para comenzar de nuevo, sanar nuestras heridas y crecer en su
intimidad. Creo que es un buen resumen de lo que vivimos. Si alguien
quiere saber más… haga la experiencia: está formalmente invitado.
El sábado 29 salí de Resistencia a las 17.00 Gracias a Dios el auto
no falló más de cuatro o cinco veces. Pero como conocía la manera de
solucionarlo, no fue un problema (¿será que deberé cambiarlo?). Llegué a
la parroquia a las 0.30 del día 30. La verdad, medio dormido en algunos
tramos, prendía el aire acondicionado y me tiraba aire frío para
despejarme. Ni el sueño ni el cansancio fueron fuertes, lo cual no hizo
necesario ninguna detención más allá de la carga de combustibles.
Ahora estoy retomando las actividades en la parroquia. Ya estoy
descansado del viaje y con el corazón muy lleno de Dios.
30
Todo es posible para el que confía
Era el cuarto de los seis días de retiro. Me había pasado varias
siestas confesando y charlando con los conviventes. Pero ese día el sueño
me había vencido: le saqué várices a la cama (como solemos decir por
aquí cuando dormimos bien). Me levanté y fui a la sala donde
preparábamos todo con el equipo. No había nadie porque ya estaban en
los trabajos por grupos que tocaba en ese momento.
Al pasar por un pasillo, lo vi al otro sacerdote que había ido para
ayudar a confesar, ya que la lista de “esperantes” era mucha y yo no
llegaría a atender a todos (lo cual sucedió así). Cuando llegué a la sala, se
larga un diluvio. Literalmente. Yo tenía mi mate, me acerqué a la ventana y
me puse a contemplar el aguacero. Y me senté. Y me quedé… me
quedé… me quedé. Me entró la fiaca y me tomé esa hora sin confesar o
charlar con nadie.
Al rato cae ella.
Me reservo su
nombre. Unos treinta
años, más o menos.
Casada. Era una de las
centralizadoras de la
Convivencia, es decir,
una de las que
administraba el dinero y
compraba todo lo que se
iba necesitando en el
transcurso de los
días. Un verdadero
amor de persona,
muy dulce y de muy
lindo trato. Se acercó y tomamos algunos mates.
Me contó que ese día no podría compartir la Misa de la tarde con
nosotros, como había hecho las anteriores jornadas. Tenía que hacer algo
en ese momento. Pero igualmente vino para ver si necesitábamos alguna
cosa y hacer una visita al Santísimo. En realidad, más que visita, venía
interesada en pedirle algo: se le había terminado el dinero dos días antes
de que terminara el retiro… Le venía a pedir al Señor que arregle las cosas
a su manera.
Después de escucharla, me puse en consejero de administración de
empresas. Le dije que había que armar algún presupuesto mínimo antes
de comenzar y, allí, calcular los gastos en base a las posibles entradas.
31
Que si ella no sabía cómo, seguro que en la Comunidad habría alguien
con conocimientos contables suficientes para ayudarla a hacerlo. Con toda
certeza, más de uno se ofrecería a darle una mano en eso. Entonces me
dijo, toda tierna:
- Padre, yo soy Contadora.
Y me contó como en su vida la Providencia siempre la había
ayudado. Mamá soltera (hoy casada), con muy, muy, muy poquito había
criado a su hija y terminado sus estudios. Hoy tenía dos trabajos, pero a
veces la plata no le alcanzaba para algunas cosas. El marido la retaba
porque ella siempre decía que había que confiar, que de algún lado se
solucionaría todo. Y así era nomás.
Después de charlar conmigo, se fue a rezarle a Jesús Eucaristía.
No sé si faltó o sobró dinero. Pero el último día tuvimos de postre
¡helado! Sí. Todo es posible para el que confía.
32
Semana intensa
Y con acontecimientos vividos muy lindos. Se los cuento brevemente.
El martes partíamos con Damián y Pablo rumbo al centro de la
provincia de Buenos Aires. El destino era el Monasterio de las hermanas
Trapenses que se encuentra cerca de Hinojos (a unos 20 km. de
Olavarría). La misión primera era traer de nuevo al Monasterio Benedictino
Nuestra Señora del Paraná a la Hermana Andrea. La misión segunda…
pasear y disfrutar muchísimo de los tres días. Las dos misiones fueron
cumplidas con sumo éxito. Con los consabidos problemas de mi auto, que
no arrancaba cuando paraba en las estaciones de GNC y se le salió la
correa del motor el miércoles a la tardecita, lo cual nos retrasó cuatro
horas la partida de
regreso al día siguiente.
Pero eso sería motivo de otro
artículo (cuando lo
cuento muchos me dicen que
lo venda de una vez por
todas pero… me ha
hecho pasar tantas
cosas que no me
resigno… y le sigo
invirtiendo plata… y me
sigue dejando de a pié…
pero sigo llegando a
dónde quiero…). La foto es
de los viajeros en la
visita que hicimos al
Monasterio Trapense
masculino en Azul, a una
hora de viaje de dónde
parábamos (Pablo, yo, la
hermana y Damián).
El viernes tuve
mesa de exámenes en el
Seminario por la mañana y
por la tarde traté de
descansar a la siesta. Terminamos la jornada con una reunión de pastoral
en la Capilla Nuestra Señora de los Ángeles preparando la fiesta patronal.
33
El sábado partimos con el Grupo Scout Juan Pablo II rumbo a su
campamento de invierno. Era en Villa Libertador General San Martín (más
conocida como Puiggari) donde ocupamos el predio del grupo scout local.
Yo me volví al mediodía porque tenía por la tarde dos misas y luego un
casamiento. El domingo por la mañana celebré otra Misa en una capilla y
volví a la acampada. Allí confesé a dirigentes y scouts y luego celebramos
la Misa, al aire libre. Contra todos los pronósticos previos nos hicieron tres
días con un sol agradable, sin viento y una temperatura maravillosamente
templada para los antecedentes invernales que tuvimos las semanas
anteriores. A la tarde
fuimos de caminata
hacia las
instalaciones que el
Sanatorio Adventista
tiene en la zona para
el tratamiento
antistress de algunas
personas. Un lugar
en verdad precioso y
que nos cedieron de
manera totalmente
gratuita para que
tengamos un tiempo
de juegos. La foto es
de todo el grupo en
ese lugar. Volvimos a la acampada y merendaron. Luego se arrió la
bandera y se fueron a sus rincones donde preparó cada grupo su cena.
Los más chiquitos (lobatos) traen cocineros que le preparan el alimento
(para ellos y los dirigentes). Pero cada patrulla (de la unidad, los
caminantes y los rovers) se cocinan ellos… solos. Yo me dediqué a pasear
entre las carpas y me divertía viendo como lo hacían. Estoy seguro que en
sus casas con frecuencia se quejan de la comida pero en el campamento
la que se preparan es un verdadero manjar de dioses. Luego terminaron
de preparar sus actividades para el fogón, pero yo me retiré sigilosamente
hacia la parroquia. Estaba cansado y tenía que manejar unos cincuenta
kilómetros de regreso. La intención era volver hoy a compartir el resto del
campamento… pero me dolí todo el cuerpo y me venció el cansancio
(¿será que me estoy poniéndo viejo?). En estos momentos tienen que
estar terminando de preparar todo para el regreso a sus casas. Como en el
verano, vuelvo a quedar admirado y agradecido por la entrega alegre y
servicial de los dirigentes (incluidos la mamá y el papá cocinero que
acompañaron todo el campamento).
34
Campamento de invierno Juveniles de la ACA
Otro fin de semana muy intenso. Esta vez fue acompañar el
campamento de la sección juveniles de la Acción Católica. Hace unos años
soy el asesor del Área Joven de la Arquidiócesis, así que estuve presente
en diversos momentos.
La cita fue en la Escuela Agrotécnica Las Delicias, a unos 25 km de
Paraná. Comenzamos el viernes por la tarde con el peor de los escenarios:
lluvia. Así que ni siquiera sacaron las carpas: todos a las aulas que nos
prestaron (estoy seguro que más de uno feliz por no dormir bajo techo de
lona). Yo me quedé hasta la
hora de la cena y luego
volví a la parroquia.
El sábado a media
mañana me llamaron
porque se les hizo
imposible a los cocineros ir
(por cuestiones laborales
de último momento). Les di
una mano preparando un
rico guiso de arroz…
bueno… supongo que
rico porque yo por mi
diabetes no pruebo el
arroz.
Hoy domingo tuve tareas más sacerdotales. Llegué al mediodía
(luego de celebrar la Misa en la Parroquia) para darles una charla sobre la
participación en la vida social. La tenía que dar un laico pero le surgieron
problemas el viernes y no pudo ir. Así que el sábado por la tarde me
avisaron y dediqué mis vísperas dominicales a prepararla. Eso hizo que no
me amargara viendo la eliminación de la Argentina (recién me enteré a las
23.30 cuando bajé a cenar). Luego confesé a varios jóvenes y celebré la
Eucaristía en la ermita dedicada a Nuestra Señora de la Siembra, en un
lugar del predio de la escuela. La foto es de ese momento.
Al comienzo de la Misa dije que debíamos dar gracias por varios
motivos. Primero, por el encuentro en sí. Segundo por la lluvia del viernes
y el sol radiante del sábado y el domingo: totalmente inesperado, una
verdadera bendición. Lo tercero, porque varias de las cosas preparadas
fracasaron (dije dos en el comentario pero hubo otras más) pero eso ni
quitó el buen clima ni se dejó de hacer todo lo programado: con actores
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distintos pero con tanta profundidad como hubiera ocurrido si hubieran
estado los “originales”.
Destaco de manera especial el acompañamiento de los delegados
parroquiales a sus militantes. Algunos, incluso, se turnaron entre ellos para
poder estar. También es de destacar la presencia de los dirigentes del Área
Diocesana: con mayor o menor tiempo de permanencia casi todos
estuvieron, algunos haciendo malabares con sus trabajos u ocupaciones
académicas. A todos ellos que el Señor (que siempre sabe lo que hace
nuestra mano derecha y la izquierda) les recompense con abundancia su
dedicación desinteresada en aras del bien común.
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En familia
Voy a pasar estos dos días. Dentro de un rato parto para Hasenkamp
para bautizar a mi sobrino Luciano Salvador. Esta es su foto.
Mañana jueves iremos con cinco sobrinos a pescar a la costa del río
Paraná. Todavía no hemos decidido el lugar, pero posiblemente sea en
Puerto Brugo. Espero que sea algo más que mojar la carnada… Esta foto
es de mi sobrino mayor (Pablo, mañana no va) con el pescado más grande
que logró sacar.
Espero que tengamos esta vez mayor suerte. O mayor habilidad. También
espero no pescarme una gripe con el frío que está anunciado.
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Locro carismático
Noche de sábado con el grupo de oración de la parroquia. Un
espectacular locro. Estos fuimos los comensales (yo estoy sacando la
foto… también comí…):
El locro estaba bárbaro. Yo estoy acostumbrado a comerlo en base a maíz.
Pero este fue de trigo.
La cocinera fue Mari. Un diez.
Y la noche se nos hizo corta en un ameno encuentro de amigos. No
hablamos en lenguas pero si hubo mucha charla y muchas más risas.
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De yuyos y otros remedios caseros
N- Se enteró Padre que Fulana tiene infectado el dedo.
F- Si, hoy me llamó y me dijo que no venía a Misa. Está tomando los
antibióticos en grandes dosis que le recetó el doctor. Yo le dije que lo
hiciera… pero que ponga el dedo en salmuera.
N- Ja. Yo le recomendé lo que usaba mi marido: ponerlo en remojo
en un té de malva. Yo la uso para todo.
M- Para mí lo mejor que hay es el té de salvia. Ayer me dolía el
estómago y me hice uno. Lo tomé al mediodía y a la tarde… hoy no me
duele nada.
F- Para mí lo mejor que hay es el té de marcela.
M- ¿Y para qué sirve?
F- Para todo. Bueno… no sé si para todo… pero a mí me gusta.
N- ¿Dónde se consigue?
F- Yo lo junto del costado de la ruta cuando vengo de mi casa.
M- Mi hermano tiene una planta grande de salvia. Yo junto los gajos
en el verano y lo dejo
secar a la sombra.
Después lo muelo y lo
pongo en un frasco. Me
dura todo el año.
N- Yo tengo una
planta de malva en mi
casa.
F- Bueno, vamos a
celebrar la Misa y
pidamos por la salud de
Fulana… y por nosotros
que confiamos tanto en
los remedios caseros…
N- M- Jaja.
¿Será verdad que cada uno de nosotros tiene un remedio casero que
solemos sacar cuando no queremos ir al médico? Ya les dije que el mío,
para el “estómago”, es la marcela.
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Noche de pecado
Lunes de feriado largo. Paula se inspira y manda un mensaje de
texto: “¿Porqué no dejamos hoy la reunión del área y nos reunimos a
comer en la casa de Armando? Invitemos a nuestros esposos y novias”.
Yo le respondo inmediatamente:
“si quieren, les cocino un guiso de
lentejas”. Consulta de por medio, nos
responde que estamos convocados a
las 20.00 en calle Mitre.
En la imagen estamos casi
todos. Ya habían partido Walter y
Marisa con su bebé. La foto la sacó
Mary (la del gorrito simpático). El
Área Joven Arquidiocesana de la
Acción Católica casi en pleno (para
los que no entiendan del tema, les
cuento que son los responsables de
animar la marcha de los grupos
parroquiales en la Arquidiócesis de
Paraná) y con los últimos estertores de
su existencia: serán renovados a
mediados de septiembre en la
Asamblea Estatutaria. Algunos de ellos
seguirán en el Área. Otros en otras
áreas de trabajo. Otros nuevos se
incorporarán.
Ahh… ¿porqué noche de pecado? A la
siesta (de un feriado) salí a comprar
los elementos necesarios para la cena
en un Súper a la vuelta de la
Parroquia. O, por lo menos, lo que
consiguiera y lo que pudiera
reemplazarlos. A la entrada del
comercio, en esas ofertas que suelen
mostrar para que nos entusiasmemos antes de llegar a las góndolas
específicas, me encontré con una promoción de vino. Necesitaba una
botella para cocinar.
En la foto pueden leer el nombre del vino. En realidad, fue una noche
de medio pecado: meda botella fue al guiso y la otra media la consumimos
entre varios de los presentes. Así que fue un pecadillo… no más.
40
Cita con Dios en La Milagrosa 2011
Fue un fin de semana muy bendecido. No hay manera más certera
de describirlo.
Gracias al servicio que nos prestaron desde Convivencias con Dios,
pudimos hacer un retiro abierto en nuestra Parroquia. Participó gente de la
sede, Virgen de la Medalla Milagrosa, y de las capillas Santa María de los
Ángeles y Nuestra Señora de Fátima.
Comenzó el
viernes por la noche, de 20
a 22 hs. Fue una
hermosa experiencia de
encuentro amoroso con
Dios Padre, que nos
plenifica con su
misericordia.
El sábado, de 16 a 20
hs., la cita fue para
descubrir al Señor Jesús. Al
final, en una adoración
Eucarística, hablar de la
comunión con el Hijo no fue una expresión vana: su Presencia inundó
plenificando la vida concreta de los presentes.
Hoy domingo, de 10 a 18 hs., la cita fue con la persona del Espíritu
Santo. El Espíritu que nos envía Jesús Resucitado, que nos habita y nos
transforma en Iglesia. Finalizamos con la Eucaristía: bendecidos para
derramar bendiciones en nuestros ambientes.
Mil gracias a la gente de Convivencias con Dios que pusieron un
equipo para animarnos la jornada. Había gente de Paraná, Crespo y
Conscripto Bernardi.
En la foto están los participantes (salvo Mario y Luis que estaban
atendiendo a una enferma).
(De paso, les cuento que lo que humanamente mejor fue realizado
fue la paella litoraleña que este cura les cocinó como almuerzo dominical.
Bueno… parece que mi “humildad” sigue intacta).
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Caravana vocacional al Seminario
La tradicional peregrinación del Seminario a las Parroquias este año
estuvo a punto de suspenderse. Por motivos ajenos a la organización
misma (elecciones primarias y fiesta de los disfraces). El Rector del
Seminario, Padre Mario Haller, nos propuso a los sacerdotes del Decanato
Paraná 2 hacer algo frente a este tema. La respuesta nuestra fue
organizar, para el día de hoy, una Caravana Vocacional que pasara por las
sedes de nuestras siete parroquias y llegara al Seminario. El motivo, el de
siempre: rezar por las vocaciones sacerdotales.
La animación de la Marcha la hizo nuestro Decano, el Padre Rolando
Camino desde FM Corazón. Lo acompañó en el estudio Fabiana Minatta. A
partir de las 15 hs. Se comenzó a hilvanar la marcha. Nuestra parroquia
era la anteúltima. Allí nos habíamos juntado 16 vehículos para sumarnos a
la marcha (una convocatoria interesante, dado el contexto). En uno
subimos la imagen de nuestra patrona, la Virgen de la Medalla Milagrosa.
En el mío yo había puesto los altoparlantes con la radio sintonizada.
Llegamos al Seminario a eso de las 16.10 hs. Había ya llegado un
colectivo de Feliciano (distante 270 km) y una peregrinación a pié que
había partido de una de las parroquias que hace 47 años comenzaran esta
marcha: San Francisco de Borja. El Padre Prudencio Percara, uno de los
dos sacerdotes iniciadores, había venido especialmente para participar. El
otro, Orlando Bottegal (popularmente conocido como Pochocho), nos
miraba desde el cielo.
Participamos de una Misa presidida por nuestro Arzobispo, Mons.
Juan Alberto Puiggari.
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En esta foto aparece un grupo de los peregrinos que salimos en auto
desde la parroquia:
Aquí otra de un grupo de la Capilla Santa María de los Ángeles, una de
nuestras capillas. Ellos salieron a pie desde su comunidad. El pañuelo que
tienen es porque son del grupo Jesús Misericordioso.
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Estaba anunciada lluvia, pero amaneció un día soleado. Precioso. Al
comenzar la Misa… se nubló y un viento frío nos calaba los huesos. El
solcito… apenas se dejaba ver:
Pero fue un día muy cálido por la gracia que se desparramaba en
nuestros corazones.
Luego de la Misa, algunos partieron. Otros se quedaron haciendo
“sociales”. Otros se reunieron en rondas de mates. Otros fueron a la
Capilla del Seminario Mayor y escucharon un concierto de música barroca
americana del Coro Carmina Gaudii de la Universidad Católica Argentina
subsede Paraná. Yo… luego de muchos “sociales” recién pude llegar
cuando había pasado la mitad del concierto. En verdad… un bellísimo
broche de oro. Voy a tratar de conseguir algún video para compartírselos
porque hacen una música que en verdad hacer vibrar el alma.
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Campamento de verano 2012
Del grupo Scout Juan Pablo II. Les comparto algunas fotos. También
tengo filmado más de una hora de video, pero ya iré editando y subiendo
más adelante. Por ahora esto.
Primero, una instantánea de todo el grupo. Se la robé a Leo desde el
Face.
Esta también es robada y están todos los dirigentes que participaron,
menos la Meli que se tuvo que volver a Paraná la segunda noche por
problemas de salud.
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Meli es la que está de espaldas en esta foto. Destaco del resto una
característica muy linda de este grupo Scout: las actividades en familia.
Había cuatro matrimonios participando. Dos como dirigentes ambos y los
otros dos, uno dirigente y el otro cocinero. A causa de esto que tuvimos a
dos bebés y cuatro gurises menores de cinco años que nos alegraron la
jornada. Además nos acompañaron otras dos cocineras.
Las compras de mercadería la hacíamos en Río Ceballos, a unos
seis kilómetros del campamento.
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La comida fue muy buena y abundante. Y, como vemos en la fuente
de arroz, se comía también con muchas ganas.
Claro que algún lobato no comía. Pero había una dirigente que no
comía las arvejas. No doy nombre ni rostros, pero pueden notar que tiene
un anillo de matrimonio…
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La zona está de emergencia hídrica así que el “río” tenía no más de
medio metro de ancho. Eso sí, una cascada preciosa y una olla profunda
donde disfrutar los grandes. Para los más peques otra ollita más segura.
Mi auto siempre da la nota
en los viajes. De ida muy bien. Al
llegar, luego de descargar mis
bolsos en la habitación, una
mesa de piedra se obstinó en
ponerse delante de mi camino.
Mi auto no es de achicarse
frente a taan grande
atrevimiento así que la
destrozó. En la foto pueden ver la
chapa hundida y, al fondo, la
piedra en el piso. No pueden
ver el arreglo que le hice
luego… el sábado a la siesta
cuando salimos al dique de
paseo y yo tenía cada rueda
delantera apuntando a un lugar
distinto… Pero, más allá de
todo, me llevó y me trajo sin
ningún problema: se la banca a lo
grande.
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Esta es la cartelera. A la izquierda pueden ver la parrilla con las
actividades de cada día: todo estaba previsto… aunque algunas cosas no
se hicieron o modificaron (entre esas, las charlas que había preparado yo
el caluroso último día del año pasado…).
Los Caminantes hicieron una etapa de formación que se llama raid.
Salieron en parejas al mediodía y volvieron al día siguiente. Meditaron
sobre la vida y subsistieron a la intemperie. Los varones sin novedad. Las
dos parejas de chicas, una no llegó al descanso de la noche sino que paró
mucho antes del lugar señalado: como consecuencia cuatro dirigentes
recorriendo la montaña a los gritos durante dos horas hasta que las
localizaron. Las otras se levantaron tarde (dormilonas) y llegaron casi
cerca del mediodía: al verlas los cuatro dirigentes suspiraron tranquilos
porque se veían corriendo por la montaña de nuevo…
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La sierra que ven al fondo le dicen “de la cruz”. Allí celebramos Misa
con los Robert y los Caminantes el martes a la nochecita… luego de una
larga travesía que prometí no hacer nunca más.
Durante el camino leímos algunos pasajes bíblicos relacionados con
los montes y, al llegar, otros con los altares. En base a eso hicimos este
altar de doce piedras dónde celebramos la Eucaristía.
A los dirigentes de la manada se les ocurrió subir a celebrar la Misa
en el mismo lugar que los mayores. Yo intenté disuadirlo pensando en el
bien de los niños frente a tan gran esfuerzo. Pero esas mentes obcecadas
50
no se convencieron: rompí mi promesa de no volver a subir. En la foto
pueden ver, en primer plano una de las cruces. Resalté con una estrella el
lugar dónde acampábamos.
En esta foto resumo todos los juegos y enseñanzas compartidas
durante estos días.
En verdad, un gozo haber compartido estos días con el Grupo Juan
Pablo II. Fue el campamento de sus diez años de vida y la primera vez que
salen de la provincia. Creo que con un saldo muy positivo en crecimiento,
con sus errores y aciertos, pero con muchísimo espíritu scout.
51
El regreso a la querencia
De nuevo reintegrado a las tareas
pastorales. Luego de tres semanas muy
lindas… y de intensidad variada.
Comenzamos con cinco días en
familia. Por una parte ayudando al traslado
de mi sobrina que ya está estudiando aquí
en Paraná (¿estará estudiando?). Luego la
pesca en dos tandas con mis sobrinos. Esta
vez ellos sólo sacaron mojarritas y fui yo el
que encontró algo bueno al final del anzuelo:
una boga. La foto es la del héroe de la
jornada. No sé si era del tamaño correcto…
pero la preciada presa fue incautada por uno
de mis sobrinos y ahora descansa en el
freezer (¿descansará todavía?).
También fue de la partida de
pesca mi papá. Esta es la foto que le
sacó mi sobrino: él dice que estudia
periodismo y que promocionó sin
examen final el taller de imagen de tan
bueno que es para estas cosas… no
sé… ustedes opinen sobre la calidad
de la imagen. Humildemente, yo
solamente digo que le falta
“muchísimo” para sacar fotos tan
buenas como las mías
La siguiente semana
estuvo dedicada a asesorar la
Convivencia con Pedro que
se realizó en Venado
Tuerto (Provincia de Santa
Fe). Una experiencia llena
de Dios en el encuentro
con los hermanos que
quieren vivir en unión con
Él. Los rostros de la foto
sobran como comentario
para sintetizar lo vivido. Me
52
impresiona muchísimo este tipo de retiros por la seriedad espiritual que
tienen quienes lo llevan adelante como animadores: fruto de una intensa
vida espiritual y un deseo sincero de crecer en la santidad. Los he
realizado yo y también asesorado en distintos lugares del país: en todas
partes encontré la misma marca espiritual que les dejó su fundador, el
Padre Alberto Ibañez Padilla.
Cerramos las vacaciones en el Monasterio Nuestra Señora del
Paraná: oración, silencio, lectura… y algunos ratos para charlar o confesar
a las hermanas o con
las visitas. El jueves
por la tarde (hasta
bien entrada la noche)
ayudé en la dulcería.
Están en plena
temporada de higos y
las empeladas están
de vacaciones. Así
que las hermanas
están tapadas de
trabajo… si se acerca
algún conocido a
saludar termina
pinchando higos o
envasando los
cocidos. La verdad… para mí un gran placer esa tarde de trabajo (como
todo lo que vivo en ese lugar tan lleno de Dios).
Ahora volviendo al ruedo. De a poco comenzando a poner en marcha
las cosas de la parroquia luego de la modorra estival.
Con respecto al blog, como estoy trabajando en otro proyecto web
que podría ver la luz a principios de mayo, durante este tiempo seguí más
de cerca lo que ocurre en la Iglesia (sobre todo en el Vaticano). Algo que
casi nunca hacía porque para nuestra cultura sureña desde mediados de
diciembre a mediados de febrero todo está detenido. Por eso me he
sorprendido, gratamente, la cantidad de cosas que se generan en este
tiempo por esos lares norteños. Me propuse ir rescatando lo que se dijo en
ese tiempo. Aunque no entra dentro de las novedades eclesiales, para
nosotros será una buena manera de ir estando al tanto de lo que se dice
en una Iglesia que continúa marchando.
53
Armando los bolsos de nuevo
Traslado… es una palabrita que a esta altura de la vida uno no
quiere escuchar tantas veces seguidas. Sin embargo es una realidad que
se va a operar dentro de veinte días. Un nuevo destino pastoral me
espera. Me haré cargo de él el 23 de marzo. El 17 el nuevo Párroco de la
Medalla Milagrosa asumirá aquí sus funciones. Este fin de semana di estos
avisos a la comunidad. No puedo decir cuál es mi destino nuevo y quién
será el nuevo párroco de esta por pedido del obispo: él lo hará público
recién mañana lunes (es una lista con varios cambios que se hacen en
toda la arquidiócesis).
Aprovecho este espacio para comentar que no fue una propuesta del
Obispo sino un pedido mío.
Me siento a gusto con la
vida de las tres
comunidades que
componen la parroquia
(como en todas partes, con
sus bemoles, pero en
general muy a gusto). Es
más, este año venía de las
vacaciones con algunas
ideas para llevar adelante
una evangelización
kerygmática… pero… mi
problema aquí siempre
fueron las instituciones escolares.
La Parroquia tiene (es un decir…) cinco establecimientos escolares.
Antes de hacerme cargo me enteré de quién estaría al frente de la parte
legal y le dije a Mons. Maulión que habría roces. Le ofrecí que me cambie
para que no ocurriera nada. Pero el me confirmó como párroco y
(teóricamente) solucionó el problema. Dicho y hecho… a los dos meses
surgieron los problemas. Yo traía una historia en la pastoral de la
educación en la cual fui testigo de varias cosas que no me agradaron… así
que reaccioné mal. No voy a defenderme diciendo que soy inocente y el
problema es todo de los demás. Quienes conocen mi carácter saben
que que me implico y no suelo ser “manso” para hablar o actuar. Se fueron
sucediendo varias cosas… que me hacían amargar y, a la vez, abandonar
mis tareas en esos establecimientos (mala actitud de mi parte, lo
reconozco). En algunas fui responsable yo. Pero otras estaban en contra
de lo que debe ser el normal funcionamiento de una institución escolar
parroquial. Yo, en mi función de párroco, debía ser consultado (por lo
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menos) antes de que se nombraran docentes. Y, cuanto más, en lo
referente a los directivos. Pues bien, cambiaron todos los directores y
rectores y yo me enteraba cuando la decisión estaba tomada. Se comienza
la construcción del edificio nuevo de una escuela en una capilla y yo me
entero… por una entrevista televisiva a Maulión…
El año pasado hable con el nuevo arzobispo sobre el tema y le ofrecí
ser un fusible que salte para que las cosas se mejoren. Me dijo que él no
quiere que el sacerdote sea el fusible que salte (y creo en sus palabras) y
que el instruiría a las autoridades curiales para que se tenga en cuenta
cómo proceder en la relación con los párrocos.
Resumiendo: el martes 14 de febrero me llama la ex secretaria de la
Escuela José Gazzano para informarme que había sido nombrada como
directora. Allí dije basta y pedí una audiencia con el Arzobispo. No me
quejé de la situación sino que solamente le comenté lo que había pasado
(el también se estaba enterando allí que se había actuado en contra de
sus expresas indicaciones) y le dije que quería un traslado: o como
párroco o como vicario parroquial o como residente en cualquier lugar que
él considere. El estaba realizando en ese momento los cambios habituales
de destino de esta época del año así que me dijo que espere unos días
para que vea como solucionaba el tema.
El viernes me llamó y me dijo que sería el nuevo párroco de… en…
(jeje… todavía no es público, cuando lo sea actualizo esta noticia).
Estoy aliviado porque se “soluciona” un tema que me amargaba
(dicho sea de paso, no estoy en contra de las escuelas católicas, creo que
pueden hacer un bien inmenso y hay que potenciar las que están y
“propiciarlas” cuando se pueden crear). Estoy triste porque me alejo de
gente con la cual me sentía cómodo. Estoy expectante porque tengo que
conocer nueva gente y una realidad pastoral algo distinta.
Esta entrada del blog no es para hablar mal de las escuelas o de las
persona. Es más, si hay algún comentario desubicado no lo autorizaré.
Simplemente es para dar las explicaciones de mi partida a la gente de la
parroquia que no tendré oportunidad de aclarárselo personalmente. Y, de
paso, descargarme porque me cansé de ser el malo de la película. No soy
un ángel (y estoy convencido) pero tampoco un villano.
55
Casi instalado y en marcha
Los cambios cuestan cada vez más. Parece mentira, solamente
tengo que mover mis libros, la ropa, la computadora y tres muebles… pero
el cambio de ámbito se hace lento. Para peor, lo más complejo es
desembalar y volver a situar los recuerditos: pañuelos de grupos, fotos,
cuadros, suvenires… tantas cositas que voy colocando a lo largo de la
casa y me hacen acordar a tanta gente y situaciones por las cuales ha
transcurrido mi vida. Es mi historia en pequeños recuerdos.
Como este ha sido un tiempo de reubicarse en la nueva parroquia el
blog también se ha resentido. La semana pasada tenía intención de
recomenzarlo pero… una tormenta tiró abajo la antena que me provee de
internet y el resultado fue un ayuno de tecnología de varios días. Ahora ya
estamos casi en marcha, con situaciones urgentes que resolver y con
muchas cosas nuevas que conocer para continuar la tarea parroquial
dónde la dejó el párroco anterior. Y con esto también damos vía libre al
blog (espero).
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River Campeón de la B
En esta imagen el resumen de nuestra grandeza:
(Si hay alguna duda… este link es de los que tienen la B en el
escudo).
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Sexo gratis
Era lo que leíamos en un cartel en la ruta al ingreso de un pueblo del
sur de Santa Fe.
Regresábamos con Juan de la Convivencia con Pedro que habíamos
tenido en Venado Tuerto. Traíamos en el auto a una monja de clausura. La
animada charla se cortó cuando vimos el dichoso cartel, a una distancia de
unos 500 metros. Nuestros ojos se posaron para ver que decían…
Sobresalían las letras rojas. Cuando estuvimos a escasos metros sonó una
sonora carcajada en el auto. Este era:
Es de los mejores avisos que he visto en mi vida. Me lamenté en el
momento de no tener una cámara a mano para sacarle una foto. Pero hoy
me llegó en una cadena de correos: no es el que vimos en la ruta sino el
que está enfrente del local de venta. Se los comparto para que disfruten
del ingenio argentino.
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Campamento de invierno 2012
El Grupo Scout “Fogón del cielo” de la Parroquia Nuestra Señora
del Rosario de Pompeya tuvo su campamento anual de invierno. Fue este
fin de semana (del 7 al 9 de julio) en un campo cerca de la ciudad de
Paraná. Este es el video con algunas de sus actividades.
El párroco, es decir yo, los acompañó los tres días. Pero estaban
pronosticadas heladas… y esta vez no se equivocó el servicio
meteorológico. Así que este servidor se vino a dormir todas las noches en
la confortable y cálida cama parroquial. Para los campamentos con buenas
temperaturas prometo acompañarlos y quedarme a dormir… es ya está
viejito este cura para semejantes fríos.
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Rumbo a España
Que si… que no… al final la Providencia arregló los tantos y parto el
15 de octubre. Les cuento con más detalles.
En la Convivencia con Pedro que asesorara en Tucumán surgió la
posibilidad de ir como asesor o como servidor de dos Convivencias con
Pedro que se realizarían en Badajoz, España. Les manifesté que me
interesaba pero el problema era la cuestión económica: quienes participan
deben solventar su viaje y yo este año no tengo un peso partido por la
mitad. Me dijeron que si quería ir la Providencia se encargaría de lo
económico.
A los veinte días me avisan que ya estaba solucionado el tema del
pasaje, solamente faltaba mi sí definitivo. Les pregunté la fecha de partida
y de llegada para dar una confirmación. Cuando me dijeron que
partiríamos el 11 ó 12 de octubre… el problema ya era otro: el 13 de
octubre es la fiesta patronal religiosa de mi parroquia y el 14 el almuerzo
patronal. Para colmo… mi primera fiesta patronal en esta comunidad que
ya me ganó el corazón.
A principios de agosto me estaban pidiendo una definición. Por la
tarde, a eso de las 17.30 hs., estaba en mi habitación y me puse en
oración. Le pedí al Señor que me diera una Palabra para poder discernir
con claridad cuál era su voluntad. Invoqué al Espíritu Santo y tomé la Biblia
para ver que me decía. Cuando estoy por abrirla suena el timbre de la
casa. Dejo todo y voy a atender, preguntándome quién sería porque es
muy raro que a esa hora ande gente (el Templo está abierto pero la Misa
es a las 19.00 y la gente comienza a venir unos quince minutos antes). Era
un grupo de unos 10 gurises que venía a pedir agua bendita. Nos pusimos
a chichonear un ratito, les bendije el agua y se fueron. Yo, mientras subía
la escalera, ya sabía que esa era la Palabra que Dios me había enviado.
Cuando volví a mi habitación y abrí la Sagrada Escritura lo hice con la
certeza de que Dios ya había hablado. Confirmó este presentimiento que
la palabra que me dio no fue un texto bíblico sino un comentario
introductorio a los viajes de San Pablo. Por la noche, luego de la Misa, en
la reunión de Junta pastoral preparamos la Fiesta Patronal: fue una
reunión muy linda y participada. Esto terminó de confirmar la Palabra que
había recibido con el timbrazo de la tarde.
Al día siguiente llamé y comenté esta experiencia y les dije que Dios
me quería en la Fiesta Patronal y no en España. Agradecía la invitación y a
quienes financiaban el pasaje, pero sería en otra oportunidad. Todo esto lo
hice con una entrega de corazón a la voluntad de Dios que me dio mucha
paz en esta renuncia. Y me olvidé del tema.
60
A los veinte días me vuelven a llamar. Esta vez me dicen que sería
bueno que vaya, por lo menos a la segunda de las Convivencias porque
estaban necesitando reforzar el equipo. Yo les dije que mi problema no era
el ir sino solamente el no estar en la Fiesta Patronal. Conclusión: me
quedo a la Fiesta y parto al día siguiente a España.
A partir de ese momento comenzó una semana agitada. Un martes
pedí hablar con el Obispo para que me autorice, pero recién tenía tiempo
para una audiencia el miércoles de la semana entrante. Durante esa
semana hablé con las autoridades del Seminario y del Instituto Fons Vitae,
dónde doy clases, y en ambas partes se solucionó reubicando mis
horarios. Mi Vicario Parroquial no tenía inconveniente para quedarse solo
en la Parroquia… sólo faltaba la palabra definitiva del “jefe”.
Ese fin de semana fui a un Seminario de Presentación, para ingresar
a la Comunidad de Convivencia con Dios (¡muy bueno!) y al final los
hermanos me hicieron el envío a España. Les dije que rezaran y lo
hicieran, pero era bajo condición porque faltaba la palabra última y
definitiva que era la del Obispo. Lo hicieron igual y, cuando rezaban,
alguien hizo referencia a un envío como el de Pablo por parte de la
comunidad de Antioquía (¿les suena a algo que les comenté antes?).
El lunes me llamaron para decirme que había una promoción de
pasajes y necesitaban comprarlos ese día. Les dije que de mi parte no
había problemas… pero la reunión con el Obispo era el miércoles. Se
arriesgaron y lo compraron.
El miércoles, con unos nervios bárbaros (y, dicho sea de paso, una
gastritis que desde el lunes me estaba asolando) hablé con Mons.
Puiggari. No sólo me autorizó sino que me alentó a realizar esta tarea. Me
dijo que a él lo pone muy feliz cuando el clero sale de la Diócesis para
prestar tareas sacerdotales temporales en lugares necesitados de atención
espiritual (nuestro clero es numeroso y nos podemos dar este “lujo”). Me
comentó que en la Semana Santa tres sacerdotes nuestros ayudaron en
parroquias que no tenían atención: dos en Argentina y otra en Uruguay.
Luego de que me dio el sí le dije que ya tenía el pasaje… suspiré cuando
sonrió.
Todo esto me ha hecho crecer en la experiencia de la Providencia de
Dios: cuando él quiere algo tenemos que abandonarnos en sus manos y
dejar que las cosas sean como Él quiera. El se encarga de arreglar los
tantos. Y así yo me quedé con “el pan y las tortas”: estoy en mi primera
fiesta patronal pompeyana y, al día siguiente, parto a España. Espero que
mi tarea allí sea de provecho espiritual.
61
Camino Parroquial de Nueva Evangelización
Este domingo 30 de septiembre estuvimos de Asamblea Pastoral en
la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya de Paraná. Es la
primera vez que esta experiencia de comunión y participación se hace en
esta comunidad. Fue un paso previo a la fiesta patronal, el 13 de octubre,
en el cual se abrirá también en la parroquia el año de la fe y el jubileo de
los 50 años de vida de la capilla.
La foto es de esos comienzos de esta comunidad.
La Asamblea fue preparada desde la Junta Pastoral en los últimos
dos meses. Primero largamos una encuesta para que se opinara sobre la
realidad de la parroquia. Repartimos muchísimas y muy pocas volvieron.
Pero sirvieron para darnos una mirada muy ajustada de como estamos
viviendo nuestra fe y el servicio a la evangelización. Tabulamos la
respuesta y, a través de una presentación de powerpoint, la presentamos
para iniciar las actividades. Bueno, antes que eso comenzamos con un
canto al Espíritu Santo y una invocación de su presencia para que nos
iluminara: si El no está… vano es nuestro trabajo.
Luego pasamos a un momento del “juzgar”. Iluminamos con dos
temas. Uno lo dio el Padre Ignacio Patat: nos explicó lo que es una
parroquia a la luz del Documento de Aparecida. Luego fue mi turno y
presenté el proceso de la evangelización y, en ese contexto, el desafío de
la Nueva Evangelización cada vez más urgente que tenemos.
62
Con esto en la cabeza, nos dividimos en diez grupos que trabajaron
dos preguntas: “¿Qué aspectos del proceso de la evangelización se deben
acentuar en la parroquia en los próximos 10 años?” y “¿Cómo y en que
situaciones o espacios proponen acentuar la corresponsabilidad de los
laicos en la vida de la parroquia?”. Luego de casi una hora, de mate y
dialogo, se pusieron en común todas las propuestas y sugerencias. Cada
una de las comisiones de trabajo dejó sus conclusiones por escrito y serán
retomadas en la próxima reunión de pastoral para buscar la manera de
darle cauce operativo.
Al final les presenté, no como conclusión sino como un punto para
pensar juntos, un “Camino Parroquial de Nueva Evangelización”. Este es
un proceso de 5 años que ayude a la iniciación cristiana de los ya iniciados
(bautizados jóvenes o adultos que quieren crecer o reencontrar su fe) y
una organización anual de actividades que giren alrededor del cultivo de la
interioridad, la formación intelectual y la misión devocional. Si alguien
quiere chusmearlo (y dejar sus opiniones en los comentarios) puede
bajarlo en formato word desde este link. Es un esbozo que debe ser
enriquecido en sus fundamentos y explicitarlo en lo concerniente a la
presentación del kerigma y de los cuatro momentos de mistagogía (están
solamente los títulos).
La Asamblea fue muy reconfortante en el plano espiritual para todos
los que participamos. Encontrarnos como comunidad, mirarnos, compartir
nuestros anhelos y pensar juntos el futuro nos enriqueció. Yo quedé muy
feliz, tanto por la convocatoria (sinceramente, esperábamos menos gente)
como por el clima muy participativo que se dio. Es, en verdad, un
crecimiento de la corresponsabilidad de los laicos en la vida cotidiana de
su comunidad.
63
Mi auto dijo basta
Y su voz fue bastante clara. Ayer me pasó de todo. Les cuento. Hace
cerca de un mes tiene un ruido raro en la rueda. Ya sé que es el rulemán
de la parte trasera izquierda. Hay que llevarlo al mecánico… pero estoy
ahorrando los centavos que no tengo. Así que no ando a más de 40 km/h
en las zonas de circunvalaciones… por la ciudad muchísimo más lento. Ya
me había acostumbrado a llegar despacito y salir con más tiempo del
necesario.
Pero ayer… la cosa empeoró. Tuve Servicio Sacerdotal de Urgencia
y el auto durmió afuera, en el centro de la ciudad. Me desinflaron las dos
gomas del lado izquierdo, las que dan contra la vereda. Cuando salimos a
la mañana lo hicimos en medio de truenos y relámpagos. Al subir el auto
se larga la tormenta. No nos mojamos pero no me di cuenta de que el auto
estaba pesado, que es la sensación que uno tiene cuando las cubiertas
están bajas. Llevé a mi co-equiper a su casa y luego me fui a la mía.
Cuando estaba llegando el agua paró y se abrió el cielo. “Tormenta de
verano”, pensé… alegre porque no me mojaría al bajarme del auto.
Estacioné en el patio y allí quedó. A media mañana la Secretaria me hace
notar que las cubiertas estaban bajas pero supuse que era porque estaba
en el pasto… pensé que era sólo una sensación visual.
Por la tarde tenía dos horas de clase en el Fons Vitae, adelantando
la cursada por el viaje del que ya les conté. A eso de las 16.00 salí de la
casa sabiendo que tenía muchísimo tiempo disponible: normalmente en
quince minutos llego, unos cinco buscando un lugar para estacionar y otros
cinco minutos para ir a pié al Instituto. Vi de nuevo las cubiertas y… si…
me parecieron que estaban bajas. Así que saqué del auto un pequeño
compresor a batería que tengo en el baúl para estas emergencias. Puse a
inflar la delantera… ya mirando el reloj porque se me acortaban los
tiempos. Vi que se inflaba un poco así que pasé a la trasera, la cual se infló
más rápido. No sabía si la de adelante estaba inflada o no porque estaba
sobre el pasto. Así que puse en marcha el motor con la intención de darla
marcha atrás y ponerla sobre el cemento. ¡No entraba la marcha atrás! El
cambio solo lo impulsaba hacia adelante. Puse de nuevo el compresor y,
luego de dos minutos, lo saqué. Entonces escuché el delator silbido del
aire saliendo, en el mejor de los casos, de un pinchazo. Miré el reloj… ya
bastante preocupado. Llegaría unos minutillos tarde… con suerte.
Lo empujé y lo dejé mirando hacia el portón. Saqué la rueda de
auxilio. Traté de desajustar la rueda delantera con la llave que tiene la
manija del gato… ¡se rompió el cabezal! Busqué, lo que correspondía
hacer al comienzo, la cruceta y desajusté las cuatro ruedas. Cuando voy a
poner el gato para terminar de cambiarla… no entraba debajo del auto. Lo
64
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Me lleva... y me deja

  • 1. 1 Me lleva… y me deja Aventuras teológicas, espirituales y pastorales de un cura a bordo de un R19 Padre Fabián Castro
  • 2. Contenido Antes que nada… unas palabras Lo que uno nunca quiere escribir Realizar la verdad en el amor Navidad en el claustro La cotidianeidad conventual El monte Tabor La vuelta al pago Trámite municipal Quién dijo que la Iglesia está muerta Argentina eliminada del mundial Murió el pulpo Paul Hoy bauticé a Cristo El que no llora, no mama Campamento Scouts Juan Pablo II 2011 Retazos de una experiencia Todo es posible para el que confía Semana intensa Campamento de invierno de Juveniles de la ACA En familia Locro carismático De yuyos y otros remedios caseros Noche de pecado Cita con Dios en La Milagrosa 2011 Caravana vocacional al Seminario Campamento de verano 2012 El regreso a la querencia Armando los bolsos de nuevo Casi instalado y en marcha River Campeón de la B Sexo gratis Campamento de invierno 2012 Rumbo a España Camino Parroquial de Nueva Evangelización Mi auto dijo basta Fiesta Patronal Pompeya 2012 Terminando las dos Convivencias con Pedro en España Cosas de la Providencia Corazón de águila Recomenzando las actividades Primera Experiencia de Kerygma y Vida Retiro de Dedicados La Paz 2013 Auto en venta Estamos de paso… nomás Encuentro General de Servidores 2013 Chiche nuevo 2
  • 3. Antes que nada… unas palabras Hace un tiempo alguien vino a mi parroquia para conocerme porque leía mis escritos en el blog. Y, también quería conocer mi Renault 19, al cual tantos escritos le había dedicado. Me sorprendieron las dos cosas. Sobre todo lo referente al auto… que tantas alegrías y dolores de cabeza me trajo. Como estaba en proceso de venderlo, me hice el propósito de reunir mis aventuras en un libro digital. Y aquí estamos. ¿Cómo comenzó esta historia? Yo era un feliz poseedor de un Volkswagen 1500. Pero había que hacerle varios arreglos grandes. Para eso estaba ahorrando. Varios conocidos me taladraban la cabeza para que invirtiera el dinero en algo más nuevo. A mí no me convencía la sugerencia porque con mi autito podía entrar en cualquier barrio… dejarlo estacionado… y salir con todo sin riesgo de robos. El martes 23 de junio una de mis hermanas me llama porque mi mamá se había agravado. Terminé las clases y salí. Era una noche de esas en las cuales a las 21.00 hs. se sentía la helada. Tenía que hacer 80 km. hasta Hasenkamp. En eso el auto se me comienza a quedar… me desespero porque quería llegar sin tardar a ver a mi mamá. Estaba funcionando a gas… lo pasé a nafta y anduvo lo más bien: era el frío, nada más. Pero eso me hizo tomar la decisión de cambiarlo. Por eso comienza el libro con lo que ocurriera tres días después, el paso a la Casa del Padre de mi mami. Hecho el duelo, muñido de mis ahorros y de un préstamo que me hiciera un sacerdote amigo (y que me pidió que no le dijera a nadie el asunto), salí en la búsqueda de un nuevo vehículo. Fue un amor a primera vista. Llevé un mecánico para que lo viera… me dijo que todo andaba “normal”. Lo compré un 16 de julio. Ya hacer la transferencia fue el primer caos… los papeles no estaban del todo bien. A las dos semanas… calentaba demasiado así que le tuve que arreglar tapa de motor, junta de aros, radiador y bomba de agua… a los meses le hice el motor… y una infinidad de arreglos que ya ni me acuerdo y que no están contados en los escritos. Al año me taladraban la cabeza para que lo vendiera. Yo lo arreglaba y me volvía a encariñar… hasta que debía sacar nuevamente plata de mi bolsillo. No miento si digo que lo pague más de dos veces: la compra y luego todos los arreglos que le hice. Quién lo compre se sacará la lotería: está bastante entero y el motor 20.000 km.. Un día en el Face alguien dejó un comentario a uno de los tantos artículos que había compartido. Allí me decía que dejara de quejarme por las cosas (auto), que eso no era de buen cura. Yo le respondí: “no me 3
  • 4. quejo… me río”. Es que tomé con humor lo que me pasaba… era eso o amargarme todos los días. El título del libro hace referencia a la experiencia de salir de mi casa y no saber si regresaba en auto o en grúa. Y el subtítulo habla de aventuras. Es una palabra que me gusta mucho como la usa el Cardenal Newman el cual dice que la fe es una aventura (a partir de “venture”, en inglés) porque nos impulsa a un futuro pleno, el Cielo. Este auto me sacó algunas malas palabras… no lo voy a negar. Pero también me hizo hacer experiencias de encuentro con Dios (espirituales); reflexión sobre la realidad desde la mirada divina (teología) y me condujo a muchas actividades al servicio del hermano en la Iglesia (pastoral). La primera intención fue solamente compartirles solamente los artículos del blog que hablaban sobre alguna peripecia del auto. Pero luego le sumé otros a los cuales me había llevado el auto. Y luego otros a los cuales había ido en otro auto o en avión. Y luego otras treas pastorales que había realizado en la sede parroquial, es decir… sin mover el auto. Y luego, como muchos eran en tono de broma, incluí algunos artículos de humor o irónicos… Cuando me di cuenta ya eran 45 las entradas. Pensé sacar varias… pero luego las dejé como están. Total... es libro digital… no se imprime. La segunda intención del libro es compartirles la vida de un cura común y corriente, uno de los tantos que pueblan las parroquias de todos los lugares del mundo. Muchos no saben que nosotros, además de rezar, también tenemos familia y amigos. Es que somos personas normales que se han consagrado al Señor… pero seguimos siendo personas: con nuestras grandezas y miserias, con momentos de gozo y otros de frustración o desolación; con nuestras locuras y también con alguito de sabiduría que nos da la Palabra. Si encuentran detrás de tantas palabras a alguien semejante al cura de la parroquia en la cual viven, entonces ya me doy por satisfecho. Si me encuentran muy distinto… señal de que no conocen bien a su párroco. Si alguien quiere hacer un comentario o un aporte, lo invito a dejarlo en mi blog. El título de cada artículo enlaza a su correspondiente página. Y, más abajo le dejo la dirección general del sitio. Este libro no es gratis: rece una oración por mí. P. Fabián Castro Arquidiócesis de Paraná / Argentina elcura@padrefabian.com.ar / http://padrefabian.com.ar 4
  • 5. Lo que uno nunca quiere escribir Estas son las cosas de las cuales uno nunca quisiera escribir. Y si lo hago, no es para dar una noticia sino para compartir un testimonio. El viernes 26 de junio, a las 20.20 hs., Ana Felipa Dittler de Castro (la Pety, para sus conocidos) nos dejaba para esperarnos en la habitación que Jesús ya le tenía preparada. Mi mamá hace dos años y medio que padecía cáncer. Se había operado y luego tenía sesiones de quimioterapia (primero semanal y luego quincenal). Hacía veinte días que había sido desahuciada. La cuidamos en casa. Allí le volví a dar la unción de los enfermos. Luego, el último domingo, la internamos en el hospital de Hasenkamp. Allí se fue apagando de a poco. Se quejaba del dolor pero nunca de su suerte. El último día que estuvo consciente, el jueves, ya casi no hablaba. Sólo le sonreía al que se acercaba a saludarla. En un momento, cuando estábamos sus tres hijos alrededor de la cama, haciendo un esfuerzo nos dice: “los quiero mucho”. Con mis hermanas le respondimos que nosotros también la queríamos. Entonces levantando los ojos al cielo dijo: “Gracias Señor por la familia que me diste”. Fueron las últimas palabras que le escuché decir. Al ratito salí y entró mi padre a la habitación. Entonces, lo toma de la mano y le dice: “te quiero mucho”. Mi papá le respondió que él también la quería. A eso de las siete y media de la tarde entró en coma. Estábamos mi papá y una tía. Así que llamé a mis hermanas y a sus hermanos que vinieron enseguida. La doctora nos dijo que dependía de la fuerza de su corazón. Pasamos toda la noche en vela. Durante la jornada del viernes dormimos de a rato todos. Por la tardecita estábamos otra tía, mi papá y yo. Notamos que la respiración era cada vez más tranquila, así que llamamos al doctor de guardia. Nos charló un ratito. Yo entendí que el fin se acercaba. Estaba con el celular en la mano pensando si le mandaba o no un mensaje a mis hermanas (con la falsa alarma del día anterior no quería armar otro revuelo). En eso me manda un mensaje mi hermana del medio, Marcela. (Cosas de la Providencia: se le había caído su celular al inodoro cuando había ido al baño unas tres horas antes. Lo sacó, lo desarmó y lo dejó secar al sol. Lo había armado su marido en ese momento y me mandaba un mensaje para probar su funcionaba) Le contesto que la respiración de mami era débil. Ella le avisa a Rosana (mi hermana menor) y a los cinco minutos están las dos. Cómo tenía el ritual de los sacramentos a mano, comencé a hacer la recomendación del alma a Dios. Son una serie de lecturas bíblicas con las cuales se acompañan al enfermo en sus últimos momentos. Mientras 5
  • 6. rezábamos el salmo 104 falleció. En ese mismo instante llegaba uno de sus hermanos desde Buenos Aires. Desde entonces tenemos un dolor sereno. Dolor, que se expresó también en llantos, porque nuestra humanidad quisiera seguir compartiendo cara a cara con ella. Pero con la serenidad de quienes creemos en la resurrección de la carne y la vida eterna: no todo terminó, al contrario, para ella comenzó la plenitud. La foto de arriba es de unos tallarines que me hizo. Es mi comida favorita: siempre que iba a casa tenía que amasármelos. Lo que sigue, es la parte final del salmo 104 con el cual ella entró a la Casa del Padre. Era uno de mis salmos favoritos. Ahora lo es más. Todos esperan de ti que les des la comida a su tiempo: se la das, y ellos la recogen; abres tu mano, y quedan saciados. Si escondes tu rostro, se espantan; si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo. Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra. 6
  • 7. ¡Gloria al Señor para siempre, alégrese el Señor por sus obras! El mira, y la tierra se estremece; toca las montañas, y echan humo. Cantaré al Señor toda mi vida; mientras yo exista, celebraré a mi Dios: que mi canto le sea agradable, y yo me alegraré en el Señor. Que los pecadores desaparezcan de la tierra y los malvados ya no existan más. ¡ Bendice al Señor, alma mía! ¡Aleluya! Si este mundo es lindo, siendo obra del Dios bello, ¡qué hermoso debe ser estar con El! 7
  • 8. Realizar la verdad en el amor Hace dieciséis años tenía la cabeza y la vida bastante ocupadas. Era mi último año de Seminario. Ya era diácono. Tenía un apostolado de fin de semana en una parroquia y daba clases de teología los martes en lo luego sería una facultad universitaria. Cursaba las últimas materias y, de yapa, rendía libre las últimas materias pedagógicas que me permitirían ser profesor. En medio de todo esto, como todo clásico seminarista, buscaba alguna frase que me sirviera como lema sacerdotal. Este lema es el horizonte que uno se pone por delante para encarar su vida de consagrado. Tenía ya todas las de ganar una cita de la primera carta a los corintios: “a fin de que Dios sea todo en todos” (15,28). Pero un sábado, meditando el oficio de lectura de la liturgia de las horas, me topé con la carta a los efesios: “realizar la verdad en el amor” (4,15). Y la adopté como lema. El eje es la verdad. No me refería al producto de nuestras pobres elucubraciones intelectuales. Por el contrario, identificaba este término con Aquél que se proclamó como la Verdad, así, con mayúsculas. Lo verdadero estaba muy claro. Es una persona que nos había salido al encuentro encarnándose en una naturaleza humana. En El reside la plenitud de la Verdad porque es la Palabra (Logos) que dio fundamento y consistencia a toda la creación. Lo nuestro es abrirnos entre penumbras a la verdad presente en la naturaleza o recibir la luz de la revelación. Lo que me proponía, en el lema que me daba San Pablo era vivir esa verdad en el amor. En el Amor al fundamento de toda realidad y en el amor concreto, sacerdotal, a quienes me salían al encuentro en lo cotidiano. Hay quienes suponen que la verdad se puede realizar por la violencia o la supresión del prójimo. Esta puede ser una solución a muchos problemas. Pero es una solución ficticia que no es (ni por cerca) la solución cristiana y, por eso, no es plenamente humana. En todo acto de violencia a un semejante existe un dejo de la irracionalidad inhumana. Frente a algunos que, en mi Iglesia local de entonces (y de ahora también), pretendían el camino de la agresión frente a la cultura y los no creyentes o no practicantes, proponerme realizar la verdad en el amor era (y es) entrar en el camino del anuncio y del dialogo. Benedicto XVI nos ha regalado una nueva carta encíclica social. En ella invierte los términos de la Carta a los Efesios. El camino de todo cristiano es el de la caridad (amor). Esta es la vía de toda cuestión personal y social. Pero invita a vivir esa caridad desde la verdad. Cuando la verdad no es el norte fijado, entonces la caridad se vuelve en un mero 8
  • 9. sentimentalismo, vacío de todo contenido. Así, cualquier cosa es amor: se banaliza todo y se reivindican (hasta) cuestiones antinaturales en nombre de un sentimiento enloquecido por la falta de finalidad. Hablar del amor (caridad) y de la verdad es darle peso a la cuestión social. En la caridad puesta en obras se juega la verdad sobre el hombre y sobre Dios. Por eso detrás de toda cuestión social hay un trasfondo profundamente moral: no todo es lo mismo, no todo dignifica al hombre, los medios para lograr un fin no son negociables… Benedicto XVI lo explica mucho mejor que yo en la introducción a la Caritas in veritate. Y, para los que se animen, si quieren meditar sobre el amor como ágape y eros, entonces lean su primer encíclica: Deus Caritas est. No tienen desperdicio y, de paso, vemos la coherencia interna de ambos documentos. 9
  • 10. Navidad en el claustro Esta es una navidad muy distinta para mí. Muy lejos de mi familia (todos los 24 los pasé con ellos, a pesar de las distancias), pero con otra familia espiritual que me ha hecho sentir muy a gusto. La navidad en el Monasterio está siendo una experiencia muy interesante. Muy espiritual y (por eso) muy humana. En estos momentos estoy regresando a mi habitación, luego de celebrar las Primeras Vísperas (a las 18.15) y el Oficio de Lectura (19.30) con la comunidad. La Misa fue con mucha gente, a las 21.oo. Para finalizar tuvimos una cena en la cual compartimos con los monjes comida fría y bebida a gusto del comensal (en mi caso, cerveza). Comenzaba la celebración con el canto del himno de las primeras vísperas de la Navidad. Lo grabé con mi cámara de fotos y lo subí a Youtube para compartirlo con ustedes. La calidad del sonido y las imágenes no son las mejores, pero se pueden disfrutar. Para que gocen de la letra, se las transcribo: Naciste del Padre sin principio, antes que la luz resplandeciera; del seno sin mancha de María surges como luz en las tinieblas. Los pobres acuden a adorarte solos, ellos velan en la noche, sintiendo admirados en tu llanto la voz del Pastor de los Pastores. Adán ya no oculta su vergüenza, Dios ha visitado nuestra pena; desnudo el Señor se hizo hombre riega con sus lágrimas la tierra. El mundo se alegra en este día, gozan los patriarcas, los profetas; la flor ha nacido de la rama, flor que ha perfumado nuestra iglesia. Los ángeles cantan hoy tu gloria, Padre que enviaste a Jesucristo; unimos con ellos nuestras voces: oye, bondadoso, nuestros himnos. Mañana seguirán las celebraciones litúrgicas con la Oración de la Mañana a las 8.30 y la Misa de Navidad a las 10.00.- Espero que pasen todos una feliz y santa Navidad. 10
  • 11. La cotidianeidad conventual Amenacé varias veces con esta entrada, pero se me fue pasando el tiempo y no lo hice. Así que les cuento como es la rutina diaria en el Convento (por lo menos, para mí). Para los Monjes, el día comienza a las cinco en que se levantan. Luego tienen la Oración de la Madrugada (a las 5.30) y la Lectio Divina personal hasta 8.00. Yo me levanto a las 6.45. Me preparo unos mates y leo la Biblia o algún libro de espiritualidad (es la Lectio Divina). A las 8.00 se celebra la Misa, incluida en ella la Oración de la mañana (Misa con Laudes, para los entendidos). Luego hay un trabajo personal hasta cerca del mediodía (cada uno regula el tiempo que le dedica y lo puede continuar a la tarde si así lo desea). A mí me toca limpiar el comedor, el refectorio (lugar donde los monjes hacen el recreo), las dos salas de biblioteca y cortar las ramitas de los cítricos que estén infectadas por el bicho Taladro. A las 12.15 está la oración del mediodía y luego el almuerzo. Se come en silencio escuchando a un lector temas de espiritualidad, o de historia (han leído la vida de Atahualpa Yupanqui, así que me enteré bastantes cosas de este poeta argentino) o de noticias eclesiales. Hemos seguido de cerca todo lo que ha pasado con Haití. Se termina con la lectura de la Regla Monástica y se pasa a lavar los platos. Un pequeño recreo y otra actividad cuasi-sagrada en el monasterio: la siesta. La tarde la aprovecho en la lectura de temas espirituales o de pastoral. Al comienzo estaba preparando mi ingreso a los estudios de la Teología Pastoral, pero como se ha caído toda posibilidad de beca he renunciado a la posibilidad (previa charla virtual con mi obispo) y trato de leer cosas referidas a la vida parroquial. A las 19.00 se reza la oración de la Tarde y luego la cena. ¡Sí!!! A las 19.30 hs., con el sol pegándonos en la cara cenamos… (Raúl Molaro, el sacerdote que vive conmigo en la parroquia, se debe estar riendo: él siempre quiere cenar temprano y yo le doy vueltas de tal manera que no sea antes de las 21… eso sí… que no se ilusione… cuando vuelva no cambio mis horarios parroquiales… jeje). Luego de la cena, los monjes suelen tener alguna reunión de comunidad y hacer allí la oración de la noche. Yo suelo salir a caminar un poco y subo a mi celda (así se llama la habitación) a trabajar en el blog, escuchar música (con auriculares para no molestar) o leer. Suelo 11
  • 12. acostarme a las 12.00 (costumbres parroquiales que son difíciles de extirpar). Los domingos los horarios son parecidos, salvo que se hace la Misa a las 10.00 con la presencia de la gente de los alrededores. Los lunes la Misa es a las 19.00 junto con la oración de la tarde (Misa con vísperas). Las cosas aquí son tan rutinarias que los primeros días me causaba gracia que a eso de las 17.00 veía pasar una liebre debajo de mi ventana (a veces eran dos). Esa es la amiga descocada a la que me referí anteriormente. Cruza un alambrado… come unos pastitos… y se dirige rápidamente hacia unos cipreses dentro de los cuales se pierde de mi vista. La foto se la saqué con mi cámara. No es tan buena porque es una cámara bastante casera. Pero se la puede ver bastante bien. 12
  • 13. El monte Tabor La Iglesia ha recordado hoy el episodio de la Transfiguración del Señor en el Monte Tabor. Los que fueron a Misa hoy, y escucharon la homilía, tendrán muy presente todos los signos con los cuales el evangelista rememora el hecho al escribirlo. El Tabor habla de las delicias de un encuentro con el Señor. La fascinación y el temor invaden a los apóstoles. Pero ese temor no los hace huir, sino que Pedro le dice a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas…”. La tentación de Pedro es hacer perdurar ese momento de cielo en el tiempo. De hecho, pasan ese día allí, pero luego parten. Este tiempo de vida cuasi-monacal ha sido para mí como un permanecer en el Tabor. Un tiempo de gracia. Y la gracia trae consolaciones y pruebas. La tentación podría ser quedarme indefinidamente por estos pagos. Pero, por un lado, no tengo vocación monástica. Es muy lindo compartir con los monjes, pero esa cotidianeidad monacal de las que les hablé (y que es bastante más light que la de los monjes) en el último tiempo se me ha hecho pesada. En la distinción clásica de vida contemplativa y vida activa a mí, sin lugar a dudas, me han llamado para la activa. Me voy admirando a los monjes. A su entrega sincera y alegre al Señor. A su estilo de vida silencioso y profundo (y lo del silencio es verdad, todavía no me acostumbro a cruzarme con alguno en el pasillo y saludarnos solamente levantando la mano…). A la fraternidad reflejada en actitudes sencillas y cotidianas. En este tiempo he aprendido a admirarlos y quererlos. En ellos, y en otros hermanos sacerdotes o laicos con los cuales hemos compartido el espacio, he aprendido a escuchar a Dios. Un Dios que no termina de hacer mi voluntad y se empecina en que haga la suya. Un Dios que se manifiesta como el todo, el sabio, el paciente, el 13
  • 14. misericordioso. Un Dios que camina conmigo siempre… y me habla… y me cuida. Hoy por la mañana, cuando hacía la lectio del evangelio, pensaba en este mi Tabor. Luego leí el versículo siguiente, que no estaba en la Palabra proclamada en la Misa de hoy. Decía: “Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, una multitud vino a su encuentro” (9,37). Y me sonreía. Porque habla de este lunes mío, en el cual tendré que bajar del Tabor. Pero no solo. En primer lugar, acompañado de Jesús. En segundo lugar, con Pedro, Santiago y Juan, es decir en el nosotros que es la Iglesia. Y, por último, al encuentro de la multitud: mi parroquia, mi familia, mis amigos… el gran nosotros en el cual vivo cada día. Y me sonreía también pensando cómo será ese paso del silencio monacal a las palabras de las “chicas” de la parroquia, del área joven de la ACA (de cuya reunión participaré a la noche por primera vez… este año), de la gente de las escuelas y colegios parroquiales, del Padre Raúl Molaro (que ya no va hacer vida de ermitaño en la parroquia)… En esas voces quiero “perderme”, porque perderme en ese nosotros, cuando lo hacemos desde y con Dios, es encontrarse en plenitud. Mañana presidiré la Eucaristía por primera vez en el año. Desde que llegué aquí solamente he concelebrado: todos los días y en silencio (como es la costumbre monacal). Será la Misa de los Lunes en la que oro por las intenciones de la parroquia y la de aquellos que me lo piden a través de este blog. Hoy celebré en acción de gracias por este tiempo de Tabor que he vivido. Mañana también será en acción de gracias, por ese nosotros eclesial al que quiero tratar de ser fiel “hasta que la muerte nos separe”. 14
  • 15. La vuelta al pago El regreso a la vida “activa” está costando un poquito. Adaptarse en el paso del silencio a las voces de la multitud es tarea de esta semana. Por lo menos me lo propuse así. El viaje de regreso fue un poco más accidentado de lo previsto. No bien salí del Monasterio, a unos 8 kilómetros, reventé una de las cubiertas traseras del auto. Cuando intento arreglarla… se me rompió la llave cruz para aflojar las tuercas del neumático. Llamé al seguro para la asistencia técnica… dos horas de demora. Lo cancelé y fui a pedir auxilia a unos vecinos, que me ayudaron con el cambio de cubierta. Entré al poblado más cercano. Resulta que la otra cubierta trasera estaba en mal estado también. Así que tuve que comprar dos nuevas. Terminado el trámite, estaba saliendo a las 11 hs, casi desde el Monasterio, cuando yo tenía previsto llegar a esa hora a Rosario (prácticamente mitad de camino). Así que viajé con todo el calor y el sol de frente. A las 17.30 hs. llegué a destino: la Parroquia Virgen de la Medalla Milagrosa de Paraná. Charla va, charla viene con el Padre Raúl, luego de bañarme concelebramos la Eucaristía (la primera que presidía en 80 días). Luego fui a la reunión del Área Joven de la ACA, para saludarlos. Mi parroquia está en las afuera de la ciudad y la Sede está en el centro. Cuando llego: la reunión estaba suspendida. Así que regresé y cenamos juntos con el Padre Raúl. Ayer visité las escuelas parroquiales y charlé con varios conocidos y hoy por la mañana ordené un poco mi habitación. La cuaresma está avanzando, los frutos están todavía verdes pero ya pintones para la cosecha pascual. Mientras tanto, me voy poniendo al día en mis tareas. Con paciencia, porque la vida siguió marchando durante estos dos meses y medio de ausencia mía. 15
  • 16. Trámite municipal Hoy por la mañana fui a renovar el carnet de conducir. Es la última visa por un año que me queda antes de la renovación total. Aproveché que estaba lloviendo, con la esperanza de que hubiera poca gente. Y mi esperanza no fue defraudada: al entrar comprobé que no era poca sino poquísima la presencia de “humanos renovantes” del plástico que nos permite conducir un auto. Me acerqué a retirar el número para hacer la cola del trámite. Tres personas delante mío. Delante del primero… un escritorio vacío. ¡Sonámos! (pensé)… A los dos minutos una señora se acerca y, en tono muy amable, nos dice que la lluvia ha mojado los equipos de computación (sic)… que por eso no se puede hacer el trámite en el curso de la mañana… que en el turno de la tarde atenderán… si para la lluvia. Resultado: me fui a realizar otras diligencias aprovechando que estaba en el centro de la ciudad. Luego del mediodía paró la lluvia. A las 14.00 estaba entrando en la oficina con la esperanza de que hubieran solucionado el desperfecto informático. Me dieron el número 87 y me senté a esperar. Iban ya por el 83. Me llamaron, entregué los papeles y la copia del documento. Me mandaron a pagar los $18 de la visación, en el mismo edificio. Luego a sacarme la foto y la firma digital. Mientras estaba allí suena mi nombre: no había entregado la fotocopia del cambio de domicilio en el Documento de Identidad. Salí del edificio, rumbo a una fotocopiadora que está a cuatro metros de la puerta principal. Volví. Terminé de entregar todos los papeles. Me senté a esperar. Me llamaron. Firmé un cuaderno y me dieron el nuevo carnet. Cuando salía miré la hora: 14.45 Quedé gratamente sorprendido por la rapidez. La última vez los trámites de renovación me llevaron más de dos horas y debía retirar el documento luego de transcurridos cinco días del trámite. Debo felicitar sinceramente a la actual gestión de gobierno. 16
  • 17. Quién dijo que la Iglesia está muerta Anochecer de un día agitado. Era el título de una canción de The Beatles que aprendimos a cantar en la hora de inglés en el tercer año del secundario. No me acuerdo de cómo era la letra… sólo recuerdo su título. Y me vino a la memoria al sentarme para compartirles lo vivido en este fin de semana. Lo segundo que se me ocurrió es esta pregunta: “¿Quién dijo que la Iglesia está muerta?” Es que uno escucha decir tantas cosas que parecería que están a punto de escribir este epitafio: “Aquí yacen los restos de lo que fuera alguna vez una comunidad fundada por un tal Jesús de Nazareth que se conocía bajo el nombre de Iglesia Católica”. A esos les tengo una mala noticia: la Iglesia está viva, en el silencio, en lo pequeño… pero viva y fecundada por el Santo Espíritu. Este ha sido un fin de semana atípico. Normalmente mis sábados y domingos están compuestos de confesiones, misas y bautismos. Pero este ha sido un regalo de cuatro cosas distintas, profundamente eclesiales cada una de ellas. Les cuento. El sábado por la tarde, en la Capilla Santa María de los Ángeles, hicimos un sínodo de comunidad. Con el método ver – juzgar – actuar revisamos la vida y proyectamos la actividad pastoral. Treinta personas se animaron a participar. Comenzamos el Ver, divididos en cinco grupos. Allí cada uno contó algo lindo que recordara de la vida de la capilla. Luego se eligió, en cada grupo, una de esas historias para contarlas en el plenario. Para hacer memoria de lo malo, les repartí un papelito en blanco. Nos pusimos en oración y, cada uno, marcaba en su papelito una cruz por alguna cosa mala que hubiera hecho él y otra por algo malo que en la comunidad se hubiera realizado. Al marcar la cruz cada uno le pedía, en silencio, perdón a Dios. Al final recogimos los papelitos y, luego, los quemé en la Misa mientras rezábamos el “Yo Confieso”. En el Juzgar iluminé con el N° 43 de la Novo millennio ineunte sobre las características de la espiritualidad de la comunión. Luego, en base a 17
  • 18. Hch 2,42 recordamos los cuatro pilares de la comunidad cristiana y lo actualicé a las distintas actividades y servicios que se hacen en la Capilla. Terminé desde NMI 45 recordando aquello de “comunión y participación” y “corresponsabilidad”. A continuación, en el Actuar, se dividieron los grupos de nuevo para proponer tres “tendencias” hacia dónde se debería encauzar la acción pastoral de la comunidad. En la puesta en común se propuso, entro otras cosas, lo que yo tenía pensado charlar con ellos: la creación de una junta de pastoral y del consejo económico. Así, como para no perder tiempo, el viernes tenemos la reunión de la junta pastoral (ampliada con la participación de todos los que quieran) y el sábado la invitación a todos los que deseen sumarse al Consejo de Asuntos Económicos. Terminamos la jornada con la celebración de la Eucaristía que fue precisamente eso: acción de gracias. Alrededor de las siete y cuarto regresé a la parroquia. Estaban invitados a cenar la gente del Coro de San Cayetano (de quienes fui párroco hace unos tres años). Mi clásica paella no la querían ver ni de cerca ni de lejos. Así que les preparé otro menú: “bifes rellenos con salsa de hinojos al roquefort y una guarnición de papas a la boliviana”. Así que hasta las nueve que llegaron (y una hora más) la pasé entre ollas y sartenes. Fueron llegando de a poco. Entre gaseosas, cervezas y fernet con coca la espera y la cena se hizo muy amena. Algunos de ellos están en escuelas corales de la ciudad (dos venían directamente de un concierto, vestidos todo de negro). Otros tocan en grupos folclóricos que llegan hasta el pre-Cosquín. A eso de las doce de la noche salió una guitarra y un charango. Entre canción y canción yo rezaba para que ningún vecino nos denuncie por ruidos molestos. A las una y media los tuve que recordar que era ya tarde para que estuvieran lejos de sus casas… Fue un momento muy agradable con gente de fe que hace cultura. Lo más complicado de mi mañana fue dejar la cama. Pero una vez logrado me fui con el auto a una escuela rural llamada “Las Delicias”, a unos 40 km de Paraná (mi casa). Allí estaba culminando una “cacería” de los Lobatos del grupo Scout. Llegué, me senté a confesar a los niños y luego les celebré la Misa. Por supuesto que me quedé a comer los choripanes que les sirvieron como almuerzo. Charlamos bastante con los dirigentes de los distintos grupos que habían ido. A eso de las tres de la tarde rumbié para mi casa. Me saqué el buzo y me lavé la cabeza: el humo del asado me había impregnado. Me puso un poco de desodorante para disimular un poco más y marché hacia el centro de la ciudad. En el Colegio Cristo Redentor se hacía la clausura del retiro Siembra de jóvenes mayores. Yo soy Asesor 18
  • 19. diocesano del área Joven de la Acción Católica. Así que los fui a acompañar. Llegué, saludé, confesé mientras se celebraba la eucaristía y luego escuché los testimonios que los jóvenes participantes daban. Este Siembra tenía la particularidad que participaron de él 8 jóvenes de la diócesis de Concordia. Realizaron la experiencia para hacerlo en su Iglesia Local el año que viene (dicho sea de paso, Santa Fe y Santiago del Estero hicieron ese mismo proceso de venir a aprender para hacerlos luego en sus comunidades). Ya ven… cuatro acontecimientos pequeños… pero llenos de la acción del Espíritu Santo. Por eso me vuelvo a preguntar: ¿quién dijo que la Iglesia está muerta? No hacemos mucho ruido, pero hay Vida de Jesús en medio de nuestro mundo. Cosa de no creer: no saqué ninguna foto en todo el fin de semana. Por eso les ilustro esta entrada con este atardecer que captara (hace un tiempo) en el lugar dónde se hace el Retiro Siembra. 19
  • 20. Argentina eliminada del mundial ¿Cuál fue la verdadera causa de la derrota argentina? He meditado esto toda la tarde, ente los bautismos, misas y confesiones. He llegado a esta conclusión: No fue culpa del técnico que no sabía cómo armar una selección que juegue como equipo. No fue culpa de jugar con una defensa con cuatro centrales y ningún marcador lateral. No fue culpa del arquero (aunque me hubiera gustado que estuviera Carrizo). No fue culpa de que jugara Messi (¿jugó?) No fue culpa de la ausencia de Riquelme. No fue culpa de que no seleccionaran a nadie de River (aquí me quedan algunas dudas… ) No fue culpa de las vuvuzelas. No. No. No. Hay un solo culpable: el pulpo. Ese animalito desgraciado nos discriminó: seguro que es argentofóbico. Por eso hago un público pedido, digno de un destino de Cadena Nacional: hay que buscar la manera de reventar al pulpo. Para eso he meditado profundamente este plan de acción: Primero, una operación de inteligencia para determinar su ubicación precisa y la seguridad que lo rodea. La tecnología alemana es brava, pero con reunir a Santo Biasatti, Chiche Gelblung y Mirtha Legrand tenemos el éxito asegurado.. Segundo: una operación comando para secuestrarlo. ¿Cómo? Luego de descartar la convocación de algún militar de la dictadura (están viejos, juzgados o presos), se me ocurren varias maneras: * Juntarlos a D’Elía y Moreno y traerlos a la fuerza. (Mientras Aníbal Fernández los distrae con algún disparate) * Reenviar a los Barras que nos devolvieron a Alemania. (Mientras Messi hace una propaganda de Gillette, que es lo que mejor le sale) * Encargarle la misión a Fort. (Mientras Tinelli hace pelear a dos botineras) 20
  • 21. * Enviarlo a la Mona Giménez (No se… se me ocurre que una mona es más hábil que un pulpo) *… (Dejo abiertas las posibilidades, no soy tan soberbio de pensar que me las se todas…) Tercero: yo me encargo de hacerlo paella (esto no está sujeto a discusión). Estoy seguro que si eliminamos el pulpo, además eliminamos todos nuestros problemas: 82% móvil para los jubilados; los superpoderes siguen en mano del jefe de gabinete; Cobos va a decir “mi voto no es negativo”; Lilita no se enojará con nadie más y le dará un besito de reconciliación al Néstor; Cristina se va a animar a decir “disculpen, pero a esta no me la sé”; la justicia hace justicia; Riquelme se queda en Boca por cuatro años; la inseguridad se acaba… Si todo eso y mucho más estoy seguro que ocurrirá cuando nos morfemos al pulpo. Aunque me queda una duda: ¿y si nos dejamos de pavadas y nos preocupamos del país? Digo… parece que eso del bicentenario está recién comenzando. Murió el pulpo Paul La venganza fue consumada… por el lento e inexorable transcurrir del tiempo que todo lo deteriora y por eso nos hace finitos e impotentes ante ignoto poder de la muerte. Estimados y estimadas, me alegro de compartirles la noticia del fenecimiento de ese animalito argentofóbico conocido como pulpo Paul. Ha sido la causa de nuestros males nacionales en una actitud claramente destituyente, como lo afirmáramos en una denuncia al respecto. Su muerte nos ha dejado a medio organizar la operación comando ya informada. Fuentes altamente confidenciales están afirmando vía Twitter que es el auténtico autor intelectual del asesinato del joven militante Mariano Ferreyra. Parece que su muerte podría ser un suicidio provocado por “elementos endógenos” con el fin de que no delate a sus conexiones locales. Jaja… esto es un chiste. Lo que no es chiste es que se murió este pulpito angloalemán. Me sorprendió que tuviera su propia página en Wikipedia. Este mundo da para todo. Hasta para este post 21
  • 22. Hoy bauticé a Cristo A través del agua bautismal di la vida de Cristo a Cristo. No es un juego de palabras. Es lo que acabo de hacer hace un rato. Fue en la Capilla Santa María de los Ángeles. Lástima que no tengo ninguna foto propia para compartirles. La Cristo que se configuró con Cristo es una preciosa beba que lleva por nombre Rubí Maira. Es hija de dos gitanos, que hoy también celebran con una gran fiesta a la Virgen María en su Inmaculada Concepción. Fue una ceremonia bastante movidita. La bebé se alimentó durante casi toda la celebración: suspendió la lactancia la mamá solamente durante el bautizo y cuando le bendije los oídos y los labios. Esto es algo que debería aprender todas las mujeres. Cuando el bebe llora de nada vale zamarrearlo o pasárselo entre la madre y la madrina. En esos casos hay que hacer como dice el dicho: a lo hecho, pecho. El papá alternaba entre el rito y tomar la filmadora, porque el camarógrafo apuntaba más al piso que a los participantes. Un grupito de seis chicos iban y venían por el frente, atentos a todos los gestos que se hacían. Una se cayó y lloró un ratito hasta que fue alzada por el papá, que la consoló. Era la hermanita de Rubí: Cristo consolaba a Cristo que lloraba… Más allá de todos estos percances, propios de cualquier bautismo en el cual participa la familia, me queda algo lindo para recordar: hoy bauticé a Cristo. (Creo que no hace falta aclarar que el apellido de la bebé era Cristo…) 22
  • 23. El que no llora, no mama Uno llega a ese momento y sabe lo que tiene que hacer. Miro el contenido del carrito y descarto la cola de la caja rápida. Entonces un rápido golpe de vista a las colas y la inspección de los contenidos más o menos abundantes del resto de los clientes. Una elección, siempre en medio de las dudas. Y a permanecer estoico, esperando el lento avance de la propia fila, contemplando como avanza a pasos agigantados la de al lado y descubriendo que me faltaron comprar varias cosas, pero no tengo ganas de dejar la cola para ir a buscarla (sobre todo, no tengo ganas de comenzar este proceso que es el que más odio de las compra en el supermercado: las colas de caja). En ese momento, un grito infantil me saca de la contemplación cuasi mística y cuasi metafísica en la cual me encuentro. Era un matrimonio que conozco un poco de hace mucho tiempo atrás. La madre, con su hija de unos 11 años terminando de comprar algo de ropa. El padre, con un niño de un año en brazos haciendo la espera en la cola del cajero, a unos escasos cinco metros de la mía. El gritito era de su tercer hijo. O segundo porque tenía entre tres y cuatro años. Estaba sobre el changuito. No sé qué había pasado, pero el padre, haciendo gala de su fuerza, lo toma de los botones de su campera y, con mucha destreza, lo levanta por el aire y lo pone muy despacio en el piso. El niño comienza a protestar. Llegan la madre y la hermanita. Mi cola se pone en movimiento, así que le dejo de prestar atención. Al ratito escucho que el niño decía algo y el padre solo musitaba: “No”. Suave, pero firme. No tan suave, el niño insistía. Trato de no mirar mucho porque sé que es el momento más incómodo de un padre en el mercado. Al poco tiempo veo que la discusión sigue igual, pero el niño ya está subido en el carrito, puesto allí seguramente por el papá para que no le arme tanto escándalo. Ya no miro tanto, pero escucho los berrinches del niño y los no, suaves pero firmes del padre. Cuando desvío la mirada observo que la madre observa con gesto de preocupación y el padre se acerca a la góndola que está cerca del changuito y toma una golosina. No miro más, pero entiendo todo: el niño se ha calmado, con toda seguridad, 23
  • 24. porque consiguió lo que estaba necesitando. Mi turno en la caja me saca de todo esto y me hace abrir mi billetera para ingresar a otro mundo: el de las deudas a saldar. Al niño solo le bastó un poco de protesta escandalosa para conseguir lo que estaba necesitando. Al padre le faltó decisión para hacer primar el orden y educar a su hijo en la distinción de lo necesario frente a lo meramente caprichoso (o, diríamos, propio de una cultura del consumo desenfrenada). Esa fue mi reflexión en su momento Pero, más allá de la moraleja de la anécdota, el hecho me volvió hoy a la memoria con todo lo que está pasando en Buenos Aires (capital y ahora conurbano). Para quien me lo reproche, sepa de antemano que yo sé también que el problema social es muchísimo más complejo en su resolución que el problema de la educación uno o unos hijos. Lo cual no deja de impresionarme la manera “análoga” entre el relato del padre y su hijo protestón con el de las tomas de tierras (fiscales y privadas) que se están haciendo. Partamos de las diferencias. El niño protestaba por una golosina que no necesitaba, más allá de su capricho del momento. La toma de tierras no hablan de caprichos sino de necesidades básicas insatisfechas: la de una vivienda digna (más allá de los chantas que se aprovechan de la ocasión). Cuando las cifras oficiales nos dicen que la pobreza y la indigencia disminuyen en un país que no solo crece a altas tasas (de la mano de la soja) sino que tiene como modelo el “crecimiento con inclusión social”, entonces nos estalla en la cara un problema que vuelve a poner de manifiesto que la frazada es corta: abriga a los acomodados y destapa a los pobres. Aquí los pies destapados se traducen como hacinamiento en villas (incluso con alquileres desorbitados por una miserable habitación donde amontonan su existencia más de cinco personas, con suerte). Esta es la gran diferencia: el pobre que hace la usurpación no es igual a niño que protesta por una golosina. Ahora una semejanza. El niño sabe que si protesta en un contexto de exposición pública conseguirá lo que desea, salvo que sus padres se pongan muy firmes y se aguanten las miradas de los que los rodean. El asentamiento de Villa Soldatti es el “gran ejemplo a imitar” (y que ya se está imitando): si se quiere conseguir algo hay que tomarlo y luego negociar. Es la política de los hechos consumados como principio de solución a los problemas. Bueno, esto no es tan nuevo. Simplemente es nuevo que el gobierno nacional salga salpicado por el tema. Antes era problema “de los otros”. La cuestión es mucho más compleja de lo que estas pobres líneas pueden abarcar. Hay necesidades básicas insatisfechas (o, para usar las palabras de moda: derechos humanos violados) en muchísima más gente 24
  • 25. de la que se quiere reconocer. Las protestas no son destituyentes aunque están siendo fogoneadas por punteros políticos (ojo, incluso oficialistas K). ¿Cómo se solucionan? No con parches como son los planes sociales o las promesas de viviendas estatales o créditos hipotecarios para adquirirlas. Hay una palabra que se dejó de usar hace mucho, mucho, pero mucho tiempo. Y es la clave de esta cuestión: justicia social. ¿Se dan cuenta que los peronistas, que hicieron un culto de ella y son gobierno en toda esta década, dejaron de usarla? Bueno, no es necesario usar el concepto porque estamos en medio de un modelo de “crecimiento con inclusión social” (ironía, aclaro para los lectores literalistas). Como no hay una cultura de la justicia social entonces, como el niño en el supermercado, hay que hacer berrinche para lograr algo que, ciertamente, no calma las necesidades básicas insatisfechas pero… me entretiene un rato. Ya lo decía Discepolo en su Cambalache: “El que no llora no mama y el que no afana es un gil”. Claro que el describía a la década infame: escribió el tango en 1934. Después vendría el Peronismo y la realidad social de los “cabecitas negras” cambiaría de raíz… Esto tiene final abierto. 25
  • 26. Campamento Scouts Juan Pablo II 2011 La cosa no pintaba bien de entrada. El día de partida era el miércoles 5 de enero. Pero el martes 4, por la tarde noche, pasó una cola de tornado por la zona cercana a la Aldea Protestante. Y la lluvia intensa hizo que estuviera intransitable el camino de tierra por el cual se accede al campo que nos prestan. A eso de las 11.30 de la noche, el inefable Pajarito (Jefe del grupo) había intentado ingresar y, por mensaje de texto, nos daba la infausta noticia: salimos el 6 de enero, desde el mismo lugar y a la misma hora. Y ese día allí estuvimos todos. Como el abrir un inmenso regalo de reyes, comenzaba la aventura del campamento de verano 2011 del Grupo Scouts Juan Pablo II. Terminando así sus actividades formativas del año pasado y comenzando a celebrar el año en que cumplirá sus primeros 10 años de vida. Yo llegué con mi autito cargado con todo lo necesario para pasar unos días “cómodos” y divertidos. Los varones más grandes ya habían partido con un camión y una camioneta llevando las “cacharpas”. El resto del grupo, previa formación e invocación al “Gran Jefe” se aprontaba a salir en colectivo. Subió conmigo Silvia, mamá cocinera, y partimos. Salida de Paraná; ruta 12 de asfalto; acceso a la Aldea Protestante de un mejorado asfáltico bastante deteriorado; broza; camino sinuoso de tierra; tranquera; campo traviesa… montecito y arroyo que será nuestro campamento por cuatro días. Los Roberts y Caminantes ya estaban… peleando por armar el carpón que le servirá a los lobatos para algunas de sus actividades… Dos dirigentes también peleaban para armar la carpa estructural más chica para que los cocineros (de la manada y los dirigentes) hagan sus “actividades”… (caños numerados… en una esquina se juntaron cuatro números distintos… un fracaso matemático pero un éxito de construcción… con todo, permaneció impoluto toda la acampada). 26
  • 27. Al rato cae toda la tropa y comienzan las actividades del día. Lo primero de cada una de las patrullas es encontrar un buen lugar y armar allí su rincón. No les voy a contar en detalle todo lo que se hizo en los cuatro días. Lo cotidiano era despertarse; desayunar, ir a formación para el izamiento de la bandera, actividades por patrullas, almuerzo, actividades por la tarde, playa, merienda, formación y arrío de la bandera, cena, actividades nocturnas. Como se les acortó un día, los dirigentes se vieron en figurillas para adecuar todo lo que tenían programado. A todo esto le sumamos el Gran Juego el viernes y el Fogón el sábado (este con la presencia de algunos papás y viejos dirigentes del grupo). La foto que ilustra esta entrada es de un pase de un integrante de los Caminantes hacia los Roberts. Se hizo una ceremonia muy emotiva y cargada de significatividad que implicaba el cruce de un arroyo en un bote (goma) con un leño encendido de un fogón al otro. En las actividades se ve reflejado todo el trabajo de un año de los dirigentes y de los mismos niños y jóvenes. Cada patrulla prepara sus cosas y hace su propio menú. Luego también se cocinan y comen… eso. Toda la jornada está salpicada por elementos propios, juegos y cantos, que expresan la mística scouts. De mi parte, armé mi carpita en un pequeño rincón. Mis tareas fueron celebrarles la Misa el jueves y el domingo, confesar, charlar con los dirigentes y con los chicos, hacer una oración y algunas palabras en las formaciones y… estar. Yo ya conocía a los Scouts por mis tareas de apostolado durante el Seminario. Había compartido campamentos con dos grupos distintos. Pero es la primera vez que estoy en una parroquia que tiene un grupo y, por eso, fue el primer campamento scouts que compartí como sacerdote. De campamentos… varios con: Jornadas de Vida Cristiana, Acción Católica, Legión de María, Grupos Misioneros, alumnos de colegios secundarios, grupos de catequesis de confirmación. Pero de los “inventores” de los campamentos… el primero. Para ellos fue una experiencia similar: era la primera vez que un sacerdote los acompañaba durante todo el campamento (por eso no sabían a veces que “hacer” con el cura). Quisiera destacar dos cosas que me impactaron bonitamente. La primera es ver en acción concreta (aunque ya la conocía) toda la metodología de trabajo formativo que tiene este movimiento. Desde los más pequeños, atendidos a todo momento por sus dirigentes, hasta los jóvenes más grandes que tienen muchísimo espacio propio y menos presencia de los dirigentes. Muy interesante la propuesta de educación en la libertad responsable que posee esta dinámica. Lo segundo, es el nivel humano de entrega que tienen los dirigentes. Los jóvenes solteros que disponen de su tiempo. Los novios que dejan a la 27
  • 28. media naranja durante esos días. Los casados “autorizados” por sus parejas. Sobre todo, quisiera destacar a tres matrimonios de dirigentes que vinieron con sus niños y se instalaron. No solo hicieron todo lo que les correspondía como dirigentes, sino que se dieron el tiempo para ser papás y esposos/esposas. Una de ellas con su “princesa” de tres años correteando y haciendo sociales con todos y con una panza de siete meses a cuesta. La otra, con su bebé de meses, se trajo a sus otros dos hijos y al marido (ex scouts que cocina de maravilla). La tercera pareja se vino desde Concordia (donde él es policía) directamente al campamento con su niña de un año que ya da sus primeros pasos y habla en un idioma que, estimo, debe estar emparentado con el de los Elfos. Claro que el sábado a la madrugada salieron los tres de rompe y raje porque la lluvia volvió a asolar el campamento. Pero al mediodía, con el sol volvieron (eso sí… ¡bañados!… que envidia). Habría muchas cosas para contar y muchas fotos para mostrar. Pero esto creo que basta como muestra para que se enteren de la manera como el Señor los bendijo a ellos durante estos días. Y a mí muchísimo más que a ellos. 28
  • 29. Retazos de una experiencia Hoy estoy tratando de descansar de mis vacaciones. O del final agitado que tuvieron. Como les conté en la entrada anterior, fueron cinco días en la casa de mi papá y ocho días en el Chaco. Cuando todos le huyen del calor, el Señor me llevó a una semana muy intensa de calor atmosférico, pero muy refrescante por el calor humano que viví. A mediados de enero me contactaron porque no encontraban asesor para una Convivencia con Pablo que se llevaría a cabo en Resistencia, Chaco (norte de la Argentina). Pedí unos días para contestar porque su final coincidía con el primer sábado de mi regreso a la Parroquia. El Señor, que no se achica para solucionarnos los problemas, hizo que consiguiera enseguida el reemplazo. Debo confesarles que me asustaba el calor que hace en la zona, ya que me afecta en la presión sanguínea, no me dan ganas de hacer nada y me pone de muy mal carácter (bueno… el frío también… jaja). Por eso localicé, vía google, la casa de retiros y me alegré al ver que la foto de unas de las habitaciones tenía aire acondicionado. (Después me enteré que tenían ese aparato el comedor, la capilla, la sala de enseñanzas y… una sola habitación… que se la dieron al sacerdote asesor… puff… menos mal o me asaba). Con todos estos “inconvenientes” solucionados, di mi sí. Partí al mediodía del sábado 22 desde mi pueblo, Hasenkamp. Antes de salir, a media mañana, por sacar el auto del sol lo arrimo a mi casa. Resultado: no calculé la distancia y choqué una columna. Escuché un ruido, vi a mi papá que asomaba, vi un a marquita en la parte superior de la columna y le pregunté: “¿La rompí?” La respuesta fue: “No. Lo que rompiste fue el vidrio del faro del auto.” No sabía si alegrarme o llorar (lo había cambiado hace dos meses y me había costado 110 pesos). Junté los pedazos, los pegué con cemento de contacto y aseguré todo con cinta adhesiva transparente… Mal comienzo… ¿o buen comienzo? Tenía que hacer 550 kilómetros. Los primeros 15o con gas. Luego debía pasarme a nafta porque no había estaciones de servicio que lo 29
  • 30. vendieran. Cuando hago este cambio en la ruta… el auto se para. El contexto era este: sol de enero que partía la tierra, plena siesta, en medio de la ruta, auto parado al costado del camino… Le recé a la Virgen. Arranqué y marchó unos dos kilómetros y se quedaba sin fuerza. Parar, arrancar, marchar, parar… así como cincuenta kilómetros. Al cruzar una ciudad (Esquina) hice algo automático: apagué y prendí el motor sin detenerme. Fue la solución: agarraba fuerza de nuevo y seguía. Así hice 300 kilómetros: iba a 110, cuando se me comenzaba a quedar el motor y llegaba a 100 lo apagaba y prendía y seguía la marcha. Por lo menos no me aburrí. Cuando llegué a Corrientes paré a cargar combustible a la entrada de la ciudad. Lleno el tanque y pregunto por los sanitarios. Me dicen dónde están y estaciono cerca del Minishop: vereda alta… la toqué con el paragolpe de plástico que tiene mi auto… saltó un remache (menos mal) y quedó colgando. La canción dice “lo atamo con alambre, lo atamo”. Pero no tenía alambre. Si un precinto plástico: no quedó ni bien ni prolijo ni seguro… pero así llegué al retiro y así volví a la parroquia. A la noche dormí en una casa de retiros de Corrientes, dónde comenzaba una Convivencia con el Espíritu Santo. Un buen baño y un buen sueño me dispusieron para comenzar en Resistencia (distante a unos 25 km) mi Convivencia con Pablo. Toda la experiencia fue muy linda. Participaron 44 conviventes con edades que iban de los 17 a los 70 años. En el equipo de servidores éramos 8 y el equipo auxiliar (cocina y compras) 6. Se vivieron momentos muy profundos de encuentro con el Señor. Y cuando Dios pasa, nuestro corazón y nuestra vida queda al desnudo. Pero Dios no es un juez que condena sino un Padre misericordioso que nos da fuerza para comenzar de nuevo, sanar nuestras heridas y crecer en su intimidad. Creo que es un buen resumen de lo que vivimos. Si alguien quiere saber más… haga la experiencia: está formalmente invitado. El sábado 29 salí de Resistencia a las 17.00 Gracias a Dios el auto no falló más de cuatro o cinco veces. Pero como conocía la manera de solucionarlo, no fue un problema (¿será que deberé cambiarlo?). Llegué a la parroquia a las 0.30 del día 30. La verdad, medio dormido en algunos tramos, prendía el aire acondicionado y me tiraba aire frío para despejarme. Ni el sueño ni el cansancio fueron fuertes, lo cual no hizo necesario ninguna detención más allá de la carga de combustibles. Ahora estoy retomando las actividades en la parroquia. Ya estoy descansado del viaje y con el corazón muy lleno de Dios. 30
  • 31. Todo es posible para el que confía Era el cuarto de los seis días de retiro. Me había pasado varias siestas confesando y charlando con los conviventes. Pero ese día el sueño me había vencido: le saqué várices a la cama (como solemos decir por aquí cuando dormimos bien). Me levanté y fui a la sala donde preparábamos todo con el equipo. No había nadie porque ya estaban en los trabajos por grupos que tocaba en ese momento. Al pasar por un pasillo, lo vi al otro sacerdote que había ido para ayudar a confesar, ya que la lista de “esperantes” era mucha y yo no llegaría a atender a todos (lo cual sucedió así). Cuando llegué a la sala, se larga un diluvio. Literalmente. Yo tenía mi mate, me acerqué a la ventana y me puse a contemplar el aguacero. Y me senté. Y me quedé… me quedé… me quedé. Me entró la fiaca y me tomé esa hora sin confesar o charlar con nadie. Al rato cae ella. Me reservo su nombre. Unos treinta años, más o menos. Casada. Era una de las centralizadoras de la Convivencia, es decir, una de las que administraba el dinero y compraba todo lo que se iba necesitando en el transcurso de los días. Un verdadero amor de persona, muy dulce y de muy lindo trato. Se acercó y tomamos algunos mates. Me contó que ese día no podría compartir la Misa de la tarde con nosotros, como había hecho las anteriores jornadas. Tenía que hacer algo en ese momento. Pero igualmente vino para ver si necesitábamos alguna cosa y hacer una visita al Santísimo. En realidad, más que visita, venía interesada en pedirle algo: se le había terminado el dinero dos días antes de que terminara el retiro… Le venía a pedir al Señor que arregle las cosas a su manera. Después de escucharla, me puse en consejero de administración de empresas. Le dije que había que armar algún presupuesto mínimo antes de comenzar y, allí, calcular los gastos en base a las posibles entradas. 31
  • 32. Que si ella no sabía cómo, seguro que en la Comunidad habría alguien con conocimientos contables suficientes para ayudarla a hacerlo. Con toda certeza, más de uno se ofrecería a darle una mano en eso. Entonces me dijo, toda tierna: - Padre, yo soy Contadora. Y me contó como en su vida la Providencia siempre la había ayudado. Mamá soltera (hoy casada), con muy, muy, muy poquito había criado a su hija y terminado sus estudios. Hoy tenía dos trabajos, pero a veces la plata no le alcanzaba para algunas cosas. El marido la retaba porque ella siempre decía que había que confiar, que de algún lado se solucionaría todo. Y así era nomás. Después de charlar conmigo, se fue a rezarle a Jesús Eucaristía. No sé si faltó o sobró dinero. Pero el último día tuvimos de postre ¡helado! Sí. Todo es posible para el que confía. 32
  • 33. Semana intensa Y con acontecimientos vividos muy lindos. Se los cuento brevemente. El martes partíamos con Damián y Pablo rumbo al centro de la provincia de Buenos Aires. El destino era el Monasterio de las hermanas Trapenses que se encuentra cerca de Hinojos (a unos 20 km. de Olavarría). La misión primera era traer de nuevo al Monasterio Benedictino Nuestra Señora del Paraná a la Hermana Andrea. La misión segunda… pasear y disfrutar muchísimo de los tres días. Las dos misiones fueron cumplidas con sumo éxito. Con los consabidos problemas de mi auto, que no arrancaba cuando paraba en las estaciones de GNC y se le salió la correa del motor el miércoles a la tardecita, lo cual nos retrasó cuatro horas la partida de regreso al día siguiente. Pero eso sería motivo de otro artículo (cuando lo cuento muchos me dicen que lo venda de una vez por todas pero… me ha hecho pasar tantas cosas que no me resigno… y le sigo invirtiendo plata… y me sigue dejando de a pié… pero sigo llegando a dónde quiero…). La foto es de los viajeros en la visita que hicimos al Monasterio Trapense masculino en Azul, a una hora de viaje de dónde parábamos (Pablo, yo, la hermana y Damián). El viernes tuve mesa de exámenes en el Seminario por la mañana y por la tarde traté de descansar a la siesta. Terminamos la jornada con una reunión de pastoral en la Capilla Nuestra Señora de los Ángeles preparando la fiesta patronal. 33
  • 34. El sábado partimos con el Grupo Scout Juan Pablo II rumbo a su campamento de invierno. Era en Villa Libertador General San Martín (más conocida como Puiggari) donde ocupamos el predio del grupo scout local. Yo me volví al mediodía porque tenía por la tarde dos misas y luego un casamiento. El domingo por la mañana celebré otra Misa en una capilla y volví a la acampada. Allí confesé a dirigentes y scouts y luego celebramos la Misa, al aire libre. Contra todos los pronósticos previos nos hicieron tres días con un sol agradable, sin viento y una temperatura maravillosamente templada para los antecedentes invernales que tuvimos las semanas anteriores. A la tarde fuimos de caminata hacia las instalaciones que el Sanatorio Adventista tiene en la zona para el tratamiento antistress de algunas personas. Un lugar en verdad precioso y que nos cedieron de manera totalmente gratuita para que tengamos un tiempo de juegos. La foto es de todo el grupo en ese lugar. Volvimos a la acampada y merendaron. Luego se arrió la bandera y se fueron a sus rincones donde preparó cada grupo su cena. Los más chiquitos (lobatos) traen cocineros que le preparan el alimento (para ellos y los dirigentes). Pero cada patrulla (de la unidad, los caminantes y los rovers) se cocinan ellos… solos. Yo me dediqué a pasear entre las carpas y me divertía viendo como lo hacían. Estoy seguro que en sus casas con frecuencia se quejan de la comida pero en el campamento la que se preparan es un verdadero manjar de dioses. Luego terminaron de preparar sus actividades para el fogón, pero yo me retiré sigilosamente hacia la parroquia. Estaba cansado y tenía que manejar unos cincuenta kilómetros de regreso. La intención era volver hoy a compartir el resto del campamento… pero me dolí todo el cuerpo y me venció el cansancio (¿será que me estoy poniéndo viejo?). En estos momentos tienen que estar terminando de preparar todo para el regreso a sus casas. Como en el verano, vuelvo a quedar admirado y agradecido por la entrega alegre y servicial de los dirigentes (incluidos la mamá y el papá cocinero que acompañaron todo el campamento). 34
  • 35. Campamento de invierno Juveniles de la ACA Otro fin de semana muy intenso. Esta vez fue acompañar el campamento de la sección juveniles de la Acción Católica. Hace unos años soy el asesor del Área Joven de la Arquidiócesis, así que estuve presente en diversos momentos. La cita fue en la Escuela Agrotécnica Las Delicias, a unos 25 km de Paraná. Comenzamos el viernes por la tarde con el peor de los escenarios: lluvia. Así que ni siquiera sacaron las carpas: todos a las aulas que nos prestaron (estoy seguro que más de uno feliz por no dormir bajo techo de lona). Yo me quedé hasta la hora de la cena y luego volví a la parroquia. El sábado a media mañana me llamaron porque se les hizo imposible a los cocineros ir (por cuestiones laborales de último momento). Les di una mano preparando un rico guiso de arroz… bueno… supongo que rico porque yo por mi diabetes no pruebo el arroz. Hoy domingo tuve tareas más sacerdotales. Llegué al mediodía (luego de celebrar la Misa en la Parroquia) para darles una charla sobre la participación en la vida social. La tenía que dar un laico pero le surgieron problemas el viernes y no pudo ir. Así que el sábado por la tarde me avisaron y dediqué mis vísperas dominicales a prepararla. Eso hizo que no me amargara viendo la eliminación de la Argentina (recién me enteré a las 23.30 cuando bajé a cenar). Luego confesé a varios jóvenes y celebré la Eucaristía en la ermita dedicada a Nuestra Señora de la Siembra, en un lugar del predio de la escuela. La foto es de ese momento. Al comienzo de la Misa dije que debíamos dar gracias por varios motivos. Primero, por el encuentro en sí. Segundo por la lluvia del viernes y el sol radiante del sábado y el domingo: totalmente inesperado, una verdadera bendición. Lo tercero, porque varias de las cosas preparadas fracasaron (dije dos en el comentario pero hubo otras más) pero eso ni quitó el buen clima ni se dejó de hacer todo lo programado: con actores 35
  • 36. distintos pero con tanta profundidad como hubiera ocurrido si hubieran estado los “originales”. Destaco de manera especial el acompañamiento de los delegados parroquiales a sus militantes. Algunos, incluso, se turnaron entre ellos para poder estar. También es de destacar la presencia de los dirigentes del Área Diocesana: con mayor o menor tiempo de permanencia casi todos estuvieron, algunos haciendo malabares con sus trabajos u ocupaciones académicas. A todos ellos que el Señor (que siempre sabe lo que hace nuestra mano derecha y la izquierda) les recompense con abundancia su dedicación desinteresada en aras del bien común. 36
  • 37. En familia Voy a pasar estos dos días. Dentro de un rato parto para Hasenkamp para bautizar a mi sobrino Luciano Salvador. Esta es su foto. Mañana jueves iremos con cinco sobrinos a pescar a la costa del río Paraná. Todavía no hemos decidido el lugar, pero posiblemente sea en Puerto Brugo. Espero que sea algo más que mojar la carnada… Esta foto es de mi sobrino mayor (Pablo, mañana no va) con el pescado más grande que logró sacar. Espero que tengamos esta vez mayor suerte. O mayor habilidad. También espero no pescarme una gripe con el frío que está anunciado. 37
  • 38. Locro carismático Noche de sábado con el grupo de oración de la parroquia. Un espectacular locro. Estos fuimos los comensales (yo estoy sacando la foto… también comí…): El locro estaba bárbaro. Yo estoy acostumbrado a comerlo en base a maíz. Pero este fue de trigo. La cocinera fue Mari. Un diez. Y la noche se nos hizo corta en un ameno encuentro de amigos. No hablamos en lenguas pero si hubo mucha charla y muchas más risas. 38
  • 39. De yuyos y otros remedios caseros N- Se enteró Padre que Fulana tiene infectado el dedo. F- Si, hoy me llamó y me dijo que no venía a Misa. Está tomando los antibióticos en grandes dosis que le recetó el doctor. Yo le dije que lo hiciera… pero que ponga el dedo en salmuera. N- Ja. Yo le recomendé lo que usaba mi marido: ponerlo en remojo en un té de malva. Yo la uso para todo. M- Para mí lo mejor que hay es el té de salvia. Ayer me dolía el estómago y me hice uno. Lo tomé al mediodía y a la tarde… hoy no me duele nada. F- Para mí lo mejor que hay es el té de marcela. M- ¿Y para qué sirve? F- Para todo. Bueno… no sé si para todo… pero a mí me gusta. N- ¿Dónde se consigue? F- Yo lo junto del costado de la ruta cuando vengo de mi casa. M- Mi hermano tiene una planta grande de salvia. Yo junto los gajos en el verano y lo dejo secar a la sombra. Después lo muelo y lo pongo en un frasco. Me dura todo el año. N- Yo tengo una planta de malva en mi casa. F- Bueno, vamos a celebrar la Misa y pidamos por la salud de Fulana… y por nosotros que confiamos tanto en los remedios caseros… N- M- Jaja. ¿Será verdad que cada uno de nosotros tiene un remedio casero que solemos sacar cuando no queremos ir al médico? Ya les dije que el mío, para el “estómago”, es la marcela. 39
  • 40. Noche de pecado Lunes de feriado largo. Paula se inspira y manda un mensaje de texto: “¿Porqué no dejamos hoy la reunión del área y nos reunimos a comer en la casa de Armando? Invitemos a nuestros esposos y novias”. Yo le respondo inmediatamente: “si quieren, les cocino un guiso de lentejas”. Consulta de por medio, nos responde que estamos convocados a las 20.00 en calle Mitre. En la imagen estamos casi todos. Ya habían partido Walter y Marisa con su bebé. La foto la sacó Mary (la del gorrito simpático). El Área Joven Arquidiocesana de la Acción Católica casi en pleno (para los que no entiendan del tema, les cuento que son los responsables de animar la marcha de los grupos parroquiales en la Arquidiócesis de Paraná) y con los últimos estertores de su existencia: serán renovados a mediados de septiembre en la Asamblea Estatutaria. Algunos de ellos seguirán en el Área. Otros en otras áreas de trabajo. Otros nuevos se incorporarán. Ahh… ¿porqué noche de pecado? A la siesta (de un feriado) salí a comprar los elementos necesarios para la cena en un Súper a la vuelta de la Parroquia. O, por lo menos, lo que consiguiera y lo que pudiera reemplazarlos. A la entrada del comercio, en esas ofertas que suelen mostrar para que nos entusiasmemos antes de llegar a las góndolas específicas, me encontré con una promoción de vino. Necesitaba una botella para cocinar. En la foto pueden leer el nombre del vino. En realidad, fue una noche de medio pecado: meda botella fue al guiso y la otra media la consumimos entre varios de los presentes. Así que fue un pecadillo… no más. 40
  • 41. Cita con Dios en La Milagrosa 2011 Fue un fin de semana muy bendecido. No hay manera más certera de describirlo. Gracias al servicio que nos prestaron desde Convivencias con Dios, pudimos hacer un retiro abierto en nuestra Parroquia. Participó gente de la sede, Virgen de la Medalla Milagrosa, y de las capillas Santa María de los Ángeles y Nuestra Señora de Fátima. Comenzó el viernes por la noche, de 20 a 22 hs. Fue una hermosa experiencia de encuentro amoroso con Dios Padre, que nos plenifica con su misericordia. El sábado, de 16 a 20 hs., la cita fue para descubrir al Señor Jesús. Al final, en una adoración Eucarística, hablar de la comunión con el Hijo no fue una expresión vana: su Presencia inundó plenificando la vida concreta de los presentes. Hoy domingo, de 10 a 18 hs., la cita fue con la persona del Espíritu Santo. El Espíritu que nos envía Jesús Resucitado, que nos habita y nos transforma en Iglesia. Finalizamos con la Eucaristía: bendecidos para derramar bendiciones en nuestros ambientes. Mil gracias a la gente de Convivencias con Dios que pusieron un equipo para animarnos la jornada. Había gente de Paraná, Crespo y Conscripto Bernardi. En la foto están los participantes (salvo Mario y Luis que estaban atendiendo a una enferma). (De paso, les cuento que lo que humanamente mejor fue realizado fue la paella litoraleña que este cura les cocinó como almuerzo dominical. Bueno… parece que mi “humildad” sigue intacta). 41
  • 42. Caravana vocacional al Seminario La tradicional peregrinación del Seminario a las Parroquias este año estuvo a punto de suspenderse. Por motivos ajenos a la organización misma (elecciones primarias y fiesta de los disfraces). El Rector del Seminario, Padre Mario Haller, nos propuso a los sacerdotes del Decanato Paraná 2 hacer algo frente a este tema. La respuesta nuestra fue organizar, para el día de hoy, una Caravana Vocacional que pasara por las sedes de nuestras siete parroquias y llegara al Seminario. El motivo, el de siempre: rezar por las vocaciones sacerdotales. La animación de la Marcha la hizo nuestro Decano, el Padre Rolando Camino desde FM Corazón. Lo acompañó en el estudio Fabiana Minatta. A partir de las 15 hs. Se comenzó a hilvanar la marcha. Nuestra parroquia era la anteúltima. Allí nos habíamos juntado 16 vehículos para sumarnos a la marcha (una convocatoria interesante, dado el contexto). En uno subimos la imagen de nuestra patrona, la Virgen de la Medalla Milagrosa. En el mío yo había puesto los altoparlantes con la radio sintonizada. Llegamos al Seminario a eso de las 16.10 hs. Había ya llegado un colectivo de Feliciano (distante 270 km) y una peregrinación a pié que había partido de una de las parroquias que hace 47 años comenzaran esta marcha: San Francisco de Borja. El Padre Prudencio Percara, uno de los dos sacerdotes iniciadores, había venido especialmente para participar. El otro, Orlando Bottegal (popularmente conocido como Pochocho), nos miraba desde el cielo. Participamos de una Misa presidida por nuestro Arzobispo, Mons. Juan Alberto Puiggari. 42
  • 43. En esta foto aparece un grupo de los peregrinos que salimos en auto desde la parroquia: Aquí otra de un grupo de la Capilla Santa María de los Ángeles, una de nuestras capillas. Ellos salieron a pie desde su comunidad. El pañuelo que tienen es porque son del grupo Jesús Misericordioso. 43
  • 44. Estaba anunciada lluvia, pero amaneció un día soleado. Precioso. Al comenzar la Misa… se nubló y un viento frío nos calaba los huesos. El solcito… apenas se dejaba ver: Pero fue un día muy cálido por la gracia que se desparramaba en nuestros corazones. Luego de la Misa, algunos partieron. Otros se quedaron haciendo “sociales”. Otros se reunieron en rondas de mates. Otros fueron a la Capilla del Seminario Mayor y escucharon un concierto de música barroca americana del Coro Carmina Gaudii de la Universidad Católica Argentina subsede Paraná. Yo… luego de muchos “sociales” recién pude llegar cuando había pasado la mitad del concierto. En verdad… un bellísimo broche de oro. Voy a tratar de conseguir algún video para compartírselos porque hacen una música que en verdad hacer vibrar el alma. 44
  • 45. Campamento de verano 2012 Del grupo Scout Juan Pablo II. Les comparto algunas fotos. También tengo filmado más de una hora de video, pero ya iré editando y subiendo más adelante. Por ahora esto. Primero, una instantánea de todo el grupo. Se la robé a Leo desde el Face. Esta también es robada y están todos los dirigentes que participaron, menos la Meli que se tuvo que volver a Paraná la segunda noche por problemas de salud. 45
  • 46. Meli es la que está de espaldas en esta foto. Destaco del resto una característica muy linda de este grupo Scout: las actividades en familia. Había cuatro matrimonios participando. Dos como dirigentes ambos y los otros dos, uno dirigente y el otro cocinero. A causa de esto que tuvimos a dos bebés y cuatro gurises menores de cinco años que nos alegraron la jornada. Además nos acompañaron otras dos cocineras. Las compras de mercadería la hacíamos en Río Ceballos, a unos seis kilómetros del campamento. 46
  • 47. La comida fue muy buena y abundante. Y, como vemos en la fuente de arroz, se comía también con muchas ganas. Claro que algún lobato no comía. Pero había una dirigente que no comía las arvejas. No doy nombre ni rostros, pero pueden notar que tiene un anillo de matrimonio… 47
  • 48. La zona está de emergencia hídrica así que el “río” tenía no más de medio metro de ancho. Eso sí, una cascada preciosa y una olla profunda donde disfrutar los grandes. Para los más peques otra ollita más segura. Mi auto siempre da la nota en los viajes. De ida muy bien. Al llegar, luego de descargar mis bolsos en la habitación, una mesa de piedra se obstinó en ponerse delante de mi camino. Mi auto no es de achicarse frente a taan grande atrevimiento así que la destrozó. En la foto pueden ver la chapa hundida y, al fondo, la piedra en el piso. No pueden ver el arreglo que le hice luego… el sábado a la siesta cuando salimos al dique de paseo y yo tenía cada rueda delantera apuntando a un lugar distinto… Pero, más allá de todo, me llevó y me trajo sin ningún problema: se la banca a lo grande. 48
  • 49. Esta es la cartelera. A la izquierda pueden ver la parrilla con las actividades de cada día: todo estaba previsto… aunque algunas cosas no se hicieron o modificaron (entre esas, las charlas que había preparado yo el caluroso último día del año pasado…). Los Caminantes hicieron una etapa de formación que se llama raid. Salieron en parejas al mediodía y volvieron al día siguiente. Meditaron sobre la vida y subsistieron a la intemperie. Los varones sin novedad. Las dos parejas de chicas, una no llegó al descanso de la noche sino que paró mucho antes del lugar señalado: como consecuencia cuatro dirigentes recorriendo la montaña a los gritos durante dos horas hasta que las localizaron. Las otras se levantaron tarde (dormilonas) y llegaron casi cerca del mediodía: al verlas los cuatro dirigentes suspiraron tranquilos porque se veían corriendo por la montaña de nuevo… 49
  • 50. La sierra que ven al fondo le dicen “de la cruz”. Allí celebramos Misa con los Robert y los Caminantes el martes a la nochecita… luego de una larga travesía que prometí no hacer nunca más. Durante el camino leímos algunos pasajes bíblicos relacionados con los montes y, al llegar, otros con los altares. En base a eso hicimos este altar de doce piedras dónde celebramos la Eucaristía. A los dirigentes de la manada se les ocurrió subir a celebrar la Misa en el mismo lugar que los mayores. Yo intenté disuadirlo pensando en el bien de los niños frente a tan gran esfuerzo. Pero esas mentes obcecadas 50
  • 51. no se convencieron: rompí mi promesa de no volver a subir. En la foto pueden ver, en primer plano una de las cruces. Resalté con una estrella el lugar dónde acampábamos. En esta foto resumo todos los juegos y enseñanzas compartidas durante estos días. En verdad, un gozo haber compartido estos días con el Grupo Juan Pablo II. Fue el campamento de sus diez años de vida y la primera vez que salen de la provincia. Creo que con un saldo muy positivo en crecimiento, con sus errores y aciertos, pero con muchísimo espíritu scout. 51
  • 52. El regreso a la querencia De nuevo reintegrado a las tareas pastorales. Luego de tres semanas muy lindas… y de intensidad variada. Comenzamos con cinco días en familia. Por una parte ayudando al traslado de mi sobrina que ya está estudiando aquí en Paraná (¿estará estudiando?). Luego la pesca en dos tandas con mis sobrinos. Esta vez ellos sólo sacaron mojarritas y fui yo el que encontró algo bueno al final del anzuelo: una boga. La foto es la del héroe de la jornada. No sé si era del tamaño correcto… pero la preciada presa fue incautada por uno de mis sobrinos y ahora descansa en el freezer (¿descansará todavía?). También fue de la partida de pesca mi papá. Esta es la foto que le sacó mi sobrino: él dice que estudia periodismo y que promocionó sin examen final el taller de imagen de tan bueno que es para estas cosas… no sé… ustedes opinen sobre la calidad de la imagen. Humildemente, yo solamente digo que le falta “muchísimo” para sacar fotos tan buenas como las mías La siguiente semana estuvo dedicada a asesorar la Convivencia con Pedro que se realizó en Venado Tuerto (Provincia de Santa Fe). Una experiencia llena de Dios en el encuentro con los hermanos que quieren vivir en unión con Él. Los rostros de la foto sobran como comentario para sintetizar lo vivido. Me 52
  • 53. impresiona muchísimo este tipo de retiros por la seriedad espiritual que tienen quienes lo llevan adelante como animadores: fruto de una intensa vida espiritual y un deseo sincero de crecer en la santidad. Los he realizado yo y también asesorado en distintos lugares del país: en todas partes encontré la misma marca espiritual que les dejó su fundador, el Padre Alberto Ibañez Padilla. Cerramos las vacaciones en el Monasterio Nuestra Señora del Paraná: oración, silencio, lectura… y algunos ratos para charlar o confesar a las hermanas o con las visitas. El jueves por la tarde (hasta bien entrada la noche) ayudé en la dulcería. Están en plena temporada de higos y las empeladas están de vacaciones. Así que las hermanas están tapadas de trabajo… si se acerca algún conocido a saludar termina pinchando higos o envasando los cocidos. La verdad… para mí un gran placer esa tarde de trabajo (como todo lo que vivo en ese lugar tan lleno de Dios). Ahora volviendo al ruedo. De a poco comenzando a poner en marcha las cosas de la parroquia luego de la modorra estival. Con respecto al blog, como estoy trabajando en otro proyecto web que podría ver la luz a principios de mayo, durante este tiempo seguí más de cerca lo que ocurre en la Iglesia (sobre todo en el Vaticano). Algo que casi nunca hacía porque para nuestra cultura sureña desde mediados de diciembre a mediados de febrero todo está detenido. Por eso me he sorprendido, gratamente, la cantidad de cosas que se generan en este tiempo por esos lares norteños. Me propuse ir rescatando lo que se dijo en ese tiempo. Aunque no entra dentro de las novedades eclesiales, para nosotros será una buena manera de ir estando al tanto de lo que se dice en una Iglesia que continúa marchando. 53
  • 54. Armando los bolsos de nuevo Traslado… es una palabrita que a esta altura de la vida uno no quiere escuchar tantas veces seguidas. Sin embargo es una realidad que se va a operar dentro de veinte días. Un nuevo destino pastoral me espera. Me haré cargo de él el 23 de marzo. El 17 el nuevo Párroco de la Medalla Milagrosa asumirá aquí sus funciones. Este fin de semana di estos avisos a la comunidad. No puedo decir cuál es mi destino nuevo y quién será el nuevo párroco de esta por pedido del obispo: él lo hará público recién mañana lunes (es una lista con varios cambios que se hacen en toda la arquidiócesis). Aprovecho este espacio para comentar que no fue una propuesta del Obispo sino un pedido mío. Me siento a gusto con la vida de las tres comunidades que componen la parroquia (como en todas partes, con sus bemoles, pero en general muy a gusto). Es más, este año venía de las vacaciones con algunas ideas para llevar adelante una evangelización kerygmática… pero… mi problema aquí siempre fueron las instituciones escolares. La Parroquia tiene (es un decir…) cinco establecimientos escolares. Antes de hacerme cargo me enteré de quién estaría al frente de la parte legal y le dije a Mons. Maulión que habría roces. Le ofrecí que me cambie para que no ocurriera nada. Pero el me confirmó como párroco y (teóricamente) solucionó el problema. Dicho y hecho… a los dos meses surgieron los problemas. Yo traía una historia en la pastoral de la educación en la cual fui testigo de varias cosas que no me agradaron… así que reaccioné mal. No voy a defenderme diciendo que soy inocente y el problema es todo de los demás. Quienes conocen mi carácter saben que que me implico y no suelo ser “manso” para hablar o actuar. Se fueron sucediendo varias cosas… que me hacían amargar y, a la vez, abandonar mis tareas en esos establecimientos (mala actitud de mi parte, lo reconozco). En algunas fui responsable yo. Pero otras estaban en contra de lo que debe ser el normal funcionamiento de una institución escolar parroquial. Yo, en mi función de párroco, debía ser consultado (por lo 54
  • 55. menos) antes de que se nombraran docentes. Y, cuanto más, en lo referente a los directivos. Pues bien, cambiaron todos los directores y rectores y yo me enteraba cuando la decisión estaba tomada. Se comienza la construcción del edificio nuevo de una escuela en una capilla y yo me entero… por una entrevista televisiva a Maulión… El año pasado hable con el nuevo arzobispo sobre el tema y le ofrecí ser un fusible que salte para que las cosas se mejoren. Me dijo que él no quiere que el sacerdote sea el fusible que salte (y creo en sus palabras) y que el instruiría a las autoridades curiales para que se tenga en cuenta cómo proceder en la relación con los párrocos. Resumiendo: el martes 14 de febrero me llama la ex secretaria de la Escuela José Gazzano para informarme que había sido nombrada como directora. Allí dije basta y pedí una audiencia con el Arzobispo. No me quejé de la situación sino que solamente le comenté lo que había pasado (el también se estaba enterando allí que se había actuado en contra de sus expresas indicaciones) y le dije que quería un traslado: o como párroco o como vicario parroquial o como residente en cualquier lugar que él considere. El estaba realizando en ese momento los cambios habituales de destino de esta época del año así que me dijo que espere unos días para que vea como solucionaba el tema. El viernes me llamó y me dijo que sería el nuevo párroco de… en… (jeje… todavía no es público, cuando lo sea actualizo esta noticia). Estoy aliviado porque se “soluciona” un tema que me amargaba (dicho sea de paso, no estoy en contra de las escuelas católicas, creo que pueden hacer un bien inmenso y hay que potenciar las que están y “propiciarlas” cuando se pueden crear). Estoy triste porque me alejo de gente con la cual me sentía cómodo. Estoy expectante porque tengo que conocer nueva gente y una realidad pastoral algo distinta. Esta entrada del blog no es para hablar mal de las escuelas o de las persona. Es más, si hay algún comentario desubicado no lo autorizaré. Simplemente es para dar las explicaciones de mi partida a la gente de la parroquia que no tendré oportunidad de aclarárselo personalmente. Y, de paso, descargarme porque me cansé de ser el malo de la película. No soy un ángel (y estoy convencido) pero tampoco un villano. 55
  • 56. Casi instalado y en marcha Los cambios cuestan cada vez más. Parece mentira, solamente tengo que mover mis libros, la ropa, la computadora y tres muebles… pero el cambio de ámbito se hace lento. Para peor, lo más complejo es desembalar y volver a situar los recuerditos: pañuelos de grupos, fotos, cuadros, suvenires… tantas cositas que voy colocando a lo largo de la casa y me hacen acordar a tanta gente y situaciones por las cuales ha transcurrido mi vida. Es mi historia en pequeños recuerdos. Como este ha sido un tiempo de reubicarse en la nueva parroquia el blog también se ha resentido. La semana pasada tenía intención de recomenzarlo pero… una tormenta tiró abajo la antena que me provee de internet y el resultado fue un ayuno de tecnología de varios días. Ahora ya estamos casi en marcha, con situaciones urgentes que resolver y con muchas cosas nuevas que conocer para continuar la tarea parroquial dónde la dejó el párroco anterior. Y con esto también damos vía libre al blog (espero). 56
  • 57. River Campeón de la B En esta imagen el resumen de nuestra grandeza: (Si hay alguna duda… este link es de los que tienen la B en el escudo). 57
  • 58. Sexo gratis Era lo que leíamos en un cartel en la ruta al ingreso de un pueblo del sur de Santa Fe. Regresábamos con Juan de la Convivencia con Pedro que habíamos tenido en Venado Tuerto. Traíamos en el auto a una monja de clausura. La animada charla se cortó cuando vimos el dichoso cartel, a una distancia de unos 500 metros. Nuestros ojos se posaron para ver que decían… Sobresalían las letras rojas. Cuando estuvimos a escasos metros sonó una sonora carcajada en el auto. Este era: Es de los mejores avisos que he visto en mi vida. Me lamenté en el momento de no tener una cámara a mano para sacarle una foto. Pero hoy me llegó en una cadena de correos: no es el que vimos en la ruta sino el que está enfrente del local de venta. Se los comparto para que disfruten del ingenio argentino. 58
  • 59. Campamento de invierno 2012 El Grupo Scout “Fogón del cielo” de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya tuvo su campamento anual de invierno. Fue este fin de semana (del 7 al 9 de julio) en un campo cerca de la ciudad de Paraná. Este es el video con algunas de sus actividades. El párroco, es decir yo, los acompañó los tres días. Pero estaban pronosticadas heladas… y esta vez no se equivocó el servicio meteorológico. Así que este servidor se vino a dormir todas las noches en la confortable y cálida cama parroquial. Para los campamentos con buenas temperaturas prometo acompañarlos y quedarme a dormir… es ya está viejito este cura para semejantes fríos. 59
  • 60. Rumbo a España Que si… que no… al final la Providencia arregló los tantos y parto el 15 de octubre. Les cuento con más detalles. En la Convivencia con Pedro que asesorara en Tucumán surgió la posibilidad de ir como asesor o como servidor de dos Convivencias con Pedro que se realizarían en Badajoz, España. Les manifesté que me interesaba pero el problema era la cuestión económica: quienes participan deben solventar su viaje y yo este año no tengo un peso partido por la mitad. Me dijeron que si quería ir la Providencia se encargaría de lo económico. A los veinte días me avisan que ya estaba solucionado el tema del pasaje, solamente faltaba mi sí definitivo. Les pregunté la fecha de partida y de llegada para dar una confirmación. Cuando me dijeron que partiríamos el 11 ó 12 de octubre… el problema ya era otro: el 13 de octubre es la fiesta patronal religiosa de mi parroquia y el 14 el almuerzo patronal. Para colmo… mi primera fiesta patronal en esta comunidad que ya me ganó el corazón. A principios de agosto me estaban pidiendo una definición. Por la tarde, a eso de las 17.30 hs., estaba en mi habitación y me puse en oración. Le pedí al Señor que me diera una Palabra para poder discernir con claridad cuál era su voluntad. Invoqué al Espíritu Santo y tomé la Biblia para ver que me decía. Cuando estoy por abrirla suena el timbre de la casa. Dejo todo y voy a atender, preguntándome quién sería porque es muy raro que a esa hora ande gente (el Templo está abierto pero la Misa es a las 19.00 y la gente comienza a venir unos quince minutos antes). Era un grupo de unos 10 gurises que venía a pedir agua bendita. Nos pusimos a chichonear un ratito, les bendije el agua y se fueron. Yo, mientras subía la escalera, ya sabía que esa era la Palabra que Dios me había enviado. Cuando volví a mi habitación y abrí la Sagrada Escritura lo hice con la certeza de que Dios ya había hablado. Confirmó este presentimiento que la palabra que me dio no fue un texto bíblico sino un comentario introductorio a los viajes de San Pablo. Por la noche, luego de la Misa, en la reunión de Junta pastoral preparamos la Fiesta Patronal: fue una reunión muy linda y participada. Esto terminó de confirmar la Palabra que había recibido con el timbrazo de la tarde. Al día siguiente llamé y comenté esta experiencia y les dije que Dios me quería en la Fiesta Patronal y no en España. Agradecía la invitación y a quienes financiaban el pasaje, pero sería en otra oportunidad. Todo esto lo hice con una entrega de corazón a la voluntad de Dios que me dio mucha paz en esta renuncia. Y me olvidé del tema. 60
  • 61. A los veinte días me vuelven a llamar. Esta vez me dicen que sería bueno que vaya, por lo menos a la segunda de las Convivencias porque estaban necesitando reforzar el equipo. Yo les dije que mi problema no era el ir sino solamente el no estar en la Fiesta Patronal. Conclusión: me quedo a la Fiesta y parto al día siguiente a España. A partir de ese momento comenzó una semana agitada. Un martes pedí hablar con el Obispo para que me autorice, pero recién tenía tiempo para una audiencia el miércoles de la semana entrante. Durante esa semana hablé con las autoridades del Seminario y del Instituto Fons Vitae, dónde doy clases, y en ambas partes se solucionó reubicando mis horarios. Mi Vicario Parroquial no tenía inconveniente para quedarse solo en la Parroquia… sólo faltaba la palabra definitiva del “jefe”. Ese fin de semana fui a un Seminario de Presentación, para ingresar a la Comunidad de Convivencia con Dios (¡muy bueno!) y al final los hermanos me hicieron el envío a España. Les dije que rezaran y lo hicieran, pero era bajo condición porque faltaba la palabra última y definitiva que era la del Obispo. Lo hicieron igual y, cuando rezaban, alguien hizo referencia a un envío como el de Pablo por parte de la comunidad de Antioquía (¿les suena a algo que les comenté antes?). El lunes me llamaron para decirme que había una promoción de pasajes y necesitaban comprarlos ese día. Les dije que de mi parte no había problemas… pero la reunión con el Obispo era el miércoles. Se arriesgaron y lo compraron. El miércoles, con unos nervios bárbaros (y, dicho sea de paso, una gastritis que desde el lunes me estaba asolando) hablé con Mons. Puiggari. No sólo me autorizó sino que me alentó a realizar esta tarea. Me dijo que a él lo pone muy feliz cuando el clero sale de la Diócesis para prestar tareas sacerdotales temporales en lugares necesitados de atención espiritual (nuestro clero es numeroso y nos podemos dar este “lujo”). Me comentó que en la Semana Santa tres sacerdotes nuestros ayudaron en parroquias que no tenían atención: dos en Argentina y otra en Uruguay. Luego de que me dio el sí le dije que ya tenía el pasaje… suspiré cuando sonrió. Todo esto me ha hecho crecer en la experiencia de la Providencia de Dios: cuando él quiere algo tenemos que abandonarnos en sus manos y dejar que las cosas sean como Él quiera. El se encarga de arreglar los tantos. Y así yo me quedé con “el pan y las tortas”: estoy en mi primera fiesta patronal pompeyana y, al día siguiente, parto a España. Espero que mi tarea allí sea de provecho espiritual. 61
  • 62. Camino Parroquial de Nueva Evangelización Este domingo 30 de septiembre estuvimos de Asamblea Pastoral en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya de Paraná. Es la primera vez que esta experiencia de comunión y participación se hace en esta comunidad. Fue un paso previo a la fiesta patronal, el 13 de octubre, en el cual se abrirá también en la parroquia el año de la fe y el jubileo de los 50 años de vida de la capilla. La foto es de esos comienzos de esta comunidad. La Asamblea fue preparada desde la Junta Pastoral en los últimos dos meses. Primero largamos una encuesta para que se opinara sobre la realidad de la parroquia. Repartimos muchísimas y muy pocas volvieron. Pero sirvieron para darnos una mirada muy ajustada de como estamos viviendo nuestra fe y el servicio a la evangelización. Tabulamos la respuesta y, a través de una presentación de powerpoint, la presentamos para iniciar las actividades. Bueno, antes que eso comenzamos con un canto al Espíritu Santo y una invocación de su presencia para que nos iluminara: si El no está… vano es nuestro trabajo. Luego pasamos a un momento del “juzgar”. Iluminamos con dos temas. Uno lo dio el Padre Ignacio Patat: nos explicó lo que es una parroquia a la luz del Documento de Aparecida. Luego fue mi turno y presenté el proceso de la evangelización y, en ese contexto, el desafío de la Nueva Evangelización cada vez más urgente que tenemos. 62
  • 63. Con esto en la cabeza, nos dividimos en diez grupos que trabajaron dos preguntas: “¿Qué aspectos del proceso de la evangelización se deben acentuar en la parroquia en los próximos 10 años?” y “¿Cómo y en que situaciones o espacios proponen acentuar la corresponsabilidad de los laicos en la vida de la parroquia?”. Luego de casi una hora, de mate y dialogo, se pusieron en común todas las propuestas y sugerencias. Cada una de las comisiones de trabajo dejó sus conclusiones por escrito y serán retomadas en la próxima reunión de pastoral para buscar la manera de darle cauce operativo. Al final les presenté, no como conclusión sino como un punto para pensar juntos, un “Camino Parroquial de Nueva Evangelización”. Este es un proceso de 5 años que ayude a la iniciación cristiana de los ya iniciados (bautizados jóvenes o adultos que quieren crecer o reencontrar su fe) y una organización anual de actividades que giren alrededor del cultivo de la interioridad, la formación intelectual y la misión devocional. Si alguien quiere chusmearlo (y dejar sus opiniones en los comentarios) puede bajarlo en formato word desde este link. Es un esbozo que debe ser enriquecido en sus fundamentos y explicitarlo en lo concerniente a la presentación del kerigma y de los cuatro momentos de mistagogía (están solamente los títulos). La Asamblea fue muy reconfortante en el plano espiritual para todos los que participamos. Encontrarnos como comunidad, mirarnos, compartir nuestros anhelos y pensar juntos el futuro nos enriqueció. Yo quedé muy feliz, tanto por la convocatoria (sinceramente, esperábamos menos gente) como por el clima muy participativo que se dio. Es, en verdad, un crecimiento de la corresponsabilidad de los laicos en la vida cotidiana de su comunidad. 63
  • 64. Mi auto dijo basta Y su voz fue bastante clara. Ayer me pasó de todo. Les cuento. Hace cerca de un mes tiene un ruido raro en la rueda. Ya sé que es el rulemán de la parte trasera izquierda. Hay que llevarlo al mecánico… pero estoy ahorrando los centavos que no tengo. Así que no ando a más de 40 km/h en las zonas de circunvalaciones… por la ciudad muchísimo más lento. Ya me había acostumbrado a llegar despacito y salir con más tiempo del necesario. Pero ayer… la cosa empeoró. Tuve Servicio Sacerdotal de Urgencia y el auto durmió afuera, en el centro de la ciudad. Me desinflaron las dos gomas del lado izquierdo, las que dan contra la vereda. Cuando salimos a la mañana lo hicimos en medio de truenos y relámpagos. Al subir el auto se larga la tormenta. No nos mojamos pero no me di cuenta de que el auto estaba pesado, que es la sensación que uno tiene cuando las cubiertas están bajas. Llevé a mi co-equiper a su casa y luego me fui a la mía. Cuando estaba llegando el agua paró y se abrió el cielo. “Tormenta de verano”, pensé… alegre porque no me mojaría al bajarme del auto. Estacioné en el patio y allí quedó. A media mañana la Secretaria me hace notar que las cubiertas estaban bajas pero supuse que era porque estaba en el pasto… pensé que era sólo una sensación visual. Por la tarde tenía dos horas de clase en el Fons Vitae, adelantando la cursada por el viaje del que ya les conté. A eso de las 16.00 salí de la casa sabiendo que tenía muchísimo tiempo disponible: normalmente en quince minutos llego, unos cinco buscando un lugar para estacionar y otros cinco minutos para ir a pié al Instituto. Vi de nuevo las cubiertas y… si… me parecieron que estaban bajas. Así que saqué del auto un pequeño compresor a batería que tengo en el baúl para estas emergencias. Puse a inflar la delantera… ya mirando el reloj porque se me acortaban los tiempos. Vi que se inflaba un poco así que pasé a la trasera, la cual se infló más rápido. No sabía si la de adelante estaba inflada o no porque estaba sobre el pasto. Así que puse en marcha el motor con la intención de darla marcha atrás y ponerla sobre el cemento. ¡No entraba la marcha atrás! El cambio solo lo impulsaba hacia adelante. Puse de nuevo el compresor y, luego de dos minutos, lo saqué. Entonces escuché el delator silbido del aire saliendo, en el mejor de los casos, de un pinchazo. Miré el reloj… ya bastante preocupado. Llegaría unos minutillos tarde… con suerte. Lo empujé y lo dejé mirando hacia el portón. Saqué la rueda de auxilio. Traté de desajustar la rueda delantera con la llave que tiene la manija del gato… ¡se rompió el cabezal! Busqué, lo que correspondía hacer al comienzo, la cruceta y desajusté las cuatro ruedas. Cuando voy a poner el gato para terminar de cambiarla… no entraba debajo del auto. Lo 64