1. http://negociosyemprendimiento.com/etica-de-la-empresa-por-adela-cortina-orts/
ETICA DE LA EMPRESA
En principio quisiera recordar a todos los presentes que la ética de la empresa nació en los años 70 del siglo XX, en Estados Unidos,
y se le da el nombre de Business Ethics.
En español la traducción que se le ha dado es Ética de la Empresa, porque nos parece que eso de ética de los negocios no es
suficiente; una empresa no es nada más un negocio, no se trata de hacer únicamente un negocio y olvidarse de lo demás, sino que la
palabra empresa es mucho más hermosa.
Al ser uno empresario o emprendedor, se está llamado a grandes empresas o tan siquiera a empresas de la vida cotidiana. El
empresario tiene que ser alguien que tenga imaginación, capacidad de liderazgo, que quiera llevar detrás a un grupo que crea en su
proyecto y que juntos quieran perseguir una meta; entonces, ya en la expresión nos pareció importante, a la hora de traducir, no
hablar puramente de negocio sino hablar de empresa y de ética de la empresa.
En Estados Unidos nació en los años 70 y después paulatinamente fue entrando en Europa y América Latina. Hoy en día hay una
gran cantidad de cátedras y publicaciones de ética de la empresa y una gran cantidad de grupos del mundo empresarial que están
trabajando desde perspectivas éticas.
Yo insisto en ética y no tanto en responsabilidad. Creo que el tema de responsabilidad social es central y que hoy día está tomando un
auge enorme y que hay que aprovecharlo, ya que es algo que puede transformar las empresas desde dentro, tal como lo que usted es
hacen.
Me gusta recordar que la responsabilidad social de la que luego hablaré, el triple balance económico y ambiental, tiene su entronque
no en el simple balance sino en una auténtica ética, y ética quiere decir carácter; la palabra viene de ethos. Todas las personas
nacimos con un temperamento que no elegimos. A lo largo de la vida vamos tomando distintas decisiones, y con ellas, vamos forjando
distintas predisposiciones.
Si nos acostumbramos a tomar decisiones justas, adquirimos la predisposición a actuar con justicia, si nos acostumbramos a tomar
decisiones prudentes, adquirimos la predisposición de actuar prudentemente, de tal manera que cuando uno ya ha adquirido una
predisposición en un sentido determinado, es muy difícil actuar en el sentido contrario. Cuando uno ya está acostumbrado a fumar es
muy difícil dejar de fumar, cuando uno
está acostumbrado a salir a la calle con un pie es muy difícil tomarla con el otro, cuando uno está acostumbrado a ser justo las
injusticias le duelen, cuando está acostumbrado a corromperse ya no lo nota, la verdad es que nacer con un determinado
temperamento y tener que ir forjando esas predisposiciones es inevitable, lo hacemos todos, todos nos vamos forjando unas
predisposiciones u otras, no tenemos más remedio que ir forjando esas predisposiciones.
A las predisposiciones para actuar bien se les llama virtudes y a las predisposiciones para actuar mal se les llama vicios.
Pero en general ¿qué son las virtudes? Son las predisposiciones para actuar con justicia, prudencia, honestidad, etc., y ¿qué son los
vicios? Pues lo contrario, la predisposición para actuar con injusticia, imprudencia, opacidad, deshonestidad, etc.
La palabra virtud no está muy bien vista en los últimos tiempos, parece que en algún tiempo decir que alguien era un dotado de
virtudes era un piropo y ahora más bien es un insulto, el símbolo de las virtudes no se lleva mucho, incluso en España se
acostumbraba nombrar a las hijas virtudes pero ahora a nadie se le ocurre porque parece ser contracorriente.
La palabra virtud, si ustedes lo recuerdan, en griego se decía arethe y quiere decir excelencia; las virtudes son excelencias,
el virtuoso es el excelente, en justicia, en prudencia, el que trabaja en este sentido y hasta tal punto que es excelente en eso.
Durante mucho tiempo se discutió sobre si las organizaciones empresariales o si sólo las personas tienen o no carácter. Todas las
personas ser forjan un carácter de uno u otro tipo, pero las organizaciones tienen también un carácter: se lo forjan, se puede decir que
tienen una identidad, conciencia, toman decisiones desde unos valores.
Hay empresas que son más virtuosas que otras, más excelentes que otras, yo creo que las organizaciones se forjan un carácter.
Las personas que nos acercamos a una empresa percibimos cuál es el carácter de sus productos, cuál el de sus trabajadores, cuál el
de sus líderes, así que percibimos desde donde se están tomando las decisiones y desde qué sentido.
Realmente entiendo que la ética de la empresa trata del carácter de las empresas, de cómo las empresas se tienen que forjar un
carácter y en que sentido se lo tienen que forjar.
Naturalmente el carácter es un trabajo de medio y largo plazo, por eso la empresa no es un negocio de un día. El carácter de la
empresa se forja en el medio y largo plazo, es necesario repetir actos, ser creativos, forjar esa solidez de la identidad de los valores de
la empresa que inspira confianza en la gente que la conoce.
Para forjarse el carácter se necesita compenetración entre la gente de la empresa, conocimiento de los valores que nos interesan,
hacia donde vamos a ir… ¿y si nos interesa un código?, ¿por qué nos damos ese código?, ¿por qué queremos ese código?
En tiempos como los nuestros el cortoplacismo es una característica, el tener que tomar decisiones a corto plazo, cuando la solidez y
el carácter se forjan en el medio y largo plazo que es en tiempo humano.
Los clásicos decían, que como nos tenemos que forjar un carácter, pues lo inteligente es forjarnos un buen carácter, es de estúpidos
forjarse un mal carácter, porque si de cualquier forma nos lo hemos de forjar, más vale que sea un buen carácter.
Un buen carácter sería fundamentalmente forjado en la prudencia y la justicia. La prudencia, como saben, es una excelente virtud para
tratar de captar cuál es le termino medio, cuál es la jugada oportuna, pero por sí sola no es suficiente si no es en el marco de la
justicia, porque alguien puede buscar prudentemente lo que le conviene pero no tener en cuenta el marco de la justicia con la que se
toman las decisiones. Es importante forjarse un carácter prudente y justo, y si eso ocurre en las personas, también en las
organizaciones.
La ética de la empresa debería tratar sobre cómo ir forjando en el día a día un carácter prudente y justo que ayude a tomar decisiones
prudentes y justas en los ámbitos de la empresa.
Si nos forjamos un buen carácter estaremos, como decía Ortega y Gassette, “altos de moral”. La palabra moral es muy bonita y en
ocasiones ha sido muy desprestigiada. Ortega decía que a él no le interesaba utilizarla en el par moral-inmoral, sino como estar alto
de moral o desmoralizado.
Importa estar altos de moral, nadie quiere estar bajo de moral o desmoralizado, porque cuando te encuentras bajo de moral o
desmoralizado, no tiene ganas ni siquiera de vivir, de ser proactivo o de tomar decisiones. El alto de moral se anticipa al futuro, es
proactivo, lo crea, intenta ganarle la mano, porque tiene la moral alta.
Es importante forjarse un carácter justo y prudente y no estar desmoralizado, y si esto es importante en las personas, también lo es en
las organizaciones empresariales, por una parte porque una empresa que está alta de moral y con un buen carácter tiene muchas
mas probabilidades de ser viable. No digo que tenga garantía porque nadie garantiza nada, pero hay que aumentar las probabilidades.
2. Y si la empresa tiene un buen carácter y además está alta de moral es mucho más probable que aumente su competitividad y que sea
viable, que es a fin de cuentas la tarea de la empresa a mediano y largo plazo.
Yo entiendo que esa es la tarea de una ética de la empresa que intenta esa forja de carácter, es decir, que la empresa esté alta de
moral.
Para ello me parece que hay dos principios centrales dentro de esta concesión de la ética, en una sociedad pluralista como la de hoy:
“el fin en sí mismo” (Kant) y el principio del que habla la “ética dialógica”.
El principio de “el fin en sí mismo” dice que toda persona es un fin en sí mismo y no puede tratársele como medio solamente: quiere
decir que todos nos tratamos como medios, eso es inevitable. El comprador trata al empresario como un medio y el empresario trata al
cliente como un medio. El profesor trata a los alumnos como medio y todos nos servimos unos de otros. Lo que no podemos hacer es
considerarnos unos a otros sólo como medios, sino que hemos de darnos cuenta a la vez, de que cada uno de nosotros es fin en sí
mismo, es decir, que cada uno de nosotros tiene un valor absoluto.
Me preguntaba un académico que si hay algún valor absoluto. En la línea de Kant valor absoluto quiere decir lo contrario que valor
relativo… valor relativo quiere decir que algo tiene valor para… valor absoluto quiere decir que algo vale en sí mismo, no vale para
otra cosa, es en sí mismo valioso. En la persona quiere decir que no vale para otras cosas, sino que es absolutamente valiosa
en la medida que vale en sí misma, y por eso el principio supremo de la ética moderna es el principio de la no instrumentalización.
El fin de la actividad económica, el de la actividad empresarial, así como el fin de la actividad sanitaria o el de la actividad universitaria
son las personas, y tienen que estar al servicio de las personas que son fines en sí mismos y no medios. Lo bueno de este principio
de la ética es que es el mismo de la ética cívica y como ustedes se habrán dado cuenta, es un principio que está totalmente de
acuerdo con la ética cristiana que señala que las personas son sagradas porque están hechas a imagen y semejanza de Dios.
Dicho en la afirmación religiosa o en la secular de la filosofía, el valor absoluto de la persona es el mismo. Creo que es bueno que
haya coincidencia en ese principio que es un principio supremo tanto de la ética cristiana como de la cívica.
El diálogo dice que toda persona es un interlocutor válido que hay que tener en cuenta cuando se trata de cuestiones que la a fectan.
Es el principio de la ética del diálogo que hoy en día tiene una enorme aplicación en el mundo empresarial. Es desde el punto de vista
ético la base de la concepción de la empresa como un conjunto de stakeholders, un grupo de afectados por la actividad empresarial
que tienen que ser tomados en cuenta cuando se toman decisiones que les afectan.
En ese sentido la empresa no es un negocio de usar y tirar sino que es un conjunto de accionistas, trabajadores, clientes,
proveedores, comunidad local, etcétera.
¿Dónde se insertará la responsabilidad social de las empresas? Me parece que el hueco es clarísimo. El tema de la responsabil idad
social tiene una larga tradición e historia, pero en los últimos tiempos ha habido dos posturas que me parecen las más debatidas:
La de Milton Friedman que señala que la responsabilidad social consiste en crear valor para los accionistas. Ellos son los propietarios
de la empresa y la empresa es su instrumento. La visión de Friedman es que las empresas tienen que actuar honestamente; si cada
empresa crea valor al accionista, entonces todas crecerán para dentro y para afuera.
La segunda visión engloba la de Friedman pero la mejora, es la que considera que la responsabilidad social consiste en el
compromiso que adquieren voluntariamente las empresas de hacer un balance integral, social y económico, porque se comprometen
con todos los afectados por la empresa. Dentro de ese compromiso se trata de contemplar no sólo el beneficio de los accionistas sino
evidentemente el de todos los demás.
Si se piensa bien, lo que se está queriendo decir es que las empresas funcionarán mejor si se tienen en cuenta los intereses de todos
los afectados por ella. El beneficio del accionista va a aumentar si se toma en cuenta a los demás; una empresa que es prudente se
da cuenta que si hay una buena relación entre los afectados por la empresa, se asegura mucho más su viabilidad y el aumento del
beneficio para el accionista.
Como ustedes saben responsabilidad social no es lo mismo que filantropía, ésta se centra en el desinterés y la responsabilidad social
en el bien común. Lo que se busca en la empresa responsable no es que actúe desinteresadamente sino que busque el bien común,
de lo contrario es injusta e imprudente y miope por ser egoísta. La empresa responsable socialmente es prudente porque tiene en
cuenta tanto a los afectados como a los accionistas.
Finalmente, ¿es una cuestión de ética o cosmética? La empresa que solo quiera aparentar se delatará pronto porque los
consumidores no son tontos. Las organizaciones cívicas están dispuestas a denunciar casos de corrupción; los trabajadores que
están en una mala situación se sienten injustamente tratados y no rinden lo mismo, no es lo mismo ponerse un maquillaje que tomar
vitaminas y tomar deporte, esto es formarse un buen carácter, lo mismo pasa con las empresas, si se tiene un buen carácter esto será
atractivo para los demás, de ahí que recomiende la ética y no la cosmética.
Preguntas
1. Los que tienen carácter son las personas, las que tienen ética por ende son las personas que están constituyendo una
empresa, pues la finalidad de la empresa es satisfacer necesidades humanas a través de la obtención de beneficios pero
hay que ofrecer artículos que satisfagan las necesidades de las personas. La ética es de las personas o de las actividades
de las personas, la ética empresarial es de la actividad de las mismas, para desarrollar la actividad hay que pensar cuáles
son las metas, pero todo esto es de las personas y de la organización, por eso es importante recordar que el lado humano es
el que tiene que tener ética.
2. El mercado es un mecanismo de asignación de recursos, institución económica humana, de ahí que las planificaciones
centralizadas no funcionen, el motor debe ser el mercado, la economía moderna se basa en la oferta y la demanda. Las
instituciones políticas tienen la tarea que cumplir en las sociedades, tienen que cumplir por lo menos en satisfacer los
derechos humanos de primera y segunda generación de acuerdo a sus ciudadanos: libertad expresión, aceptación, reunión,
desplazamiento, derecho a ser defendidos, derecho a un ingreso básico, atención sanitaria, educación de calidad, derecho al
empleo, a la jubilación. Pero esto es lo mismo. La economía tiene que ser ética, pues tiene por meta crear riqueza y crear
una buena sociedad (dicho por el Premio Nóbel de Economía).
3. A través de la responsabilidad social se puede intentar cambiar el fenómeno de la globalización. Empresas y las
organizaciones cívicas, durante mucho tiempo se ha dado casi toda la responsabilidad a los políticos y al Estado, sin
embargo la globalización es económica, de ahí que las empresas y organizaciones si no se responsabilizan no habrá cambio
en la globalización, pero las organizaciones cívicas que son trasnacionales teniendo una responsabilidad mayor, no tanto
como la de sustituir al estado cuando en las empresas y la política no estén cumpliendo las tareas que deben de cumplir,
sino más bien denunciar el hecho del incumplimiento.
4. Los que reciben son los inversores porque ven a la empresa como un negocio, esto es poco inteligente, debería interesarse
por verlo como lo que es, algo más interesante, verla como un grupo humano, interesarse por ver el bien de la empresa e
involucrarse en la toma de decisiones. Cuando las cosas son muy cambiantes, decía Castell, y no sabemos a dónde vamos,
quiénes somos, qué queremos esto no nos da confianza y es posible que nos difuminemos muy rápido; las empresas que
tengan mayor confianza tendrán mayor viabilidad, por ello se deben interesar también por dejar de ser tan individualistas y
velar por los intereses de la empresa pues son suyos.
3. El individualismo posesivo es ética que da comienzo al capitalismo. Pienso que hay un desequilibrio entre el tipo de ética que
se fomenta y lo que se espera de las personas. Creo que la persona es valiosa por sí misma y no debe entrar en una
colectividad donde tomen decisiones por ella. El individualismo posesivo es la teoría que piensa que yo soy la dueña de mis
facultades y del producto de mis facultades sin deberle nada a la sociedad, por lo cual, lo que tenga es mío sin importar
cómo lo haya conseguido, por eso ha triunfado esta ética individualista. Por eso es muy difícil pedirle a la gente que muestre
algo de solidaridad, pues la solidaridad llega hasta donde yo vea que me pueda afectar negativamente, pues sólo se ve por
nosotros, nuestra familia y nuestros amigos, realmente es contradictorio porque si todo el tiempo se esta animando a la
gente que luche por lo suyo porque le corresponde, cómo se le pide que se espera que sea solidario.
La ética que debería estar en la base de la globalización debiera ser la del reconocimiento recíproco, en mi libro Alianza y
Contrato hablo de la doble tradición, la tradición del contrato social donde el individuo sella un contrato o pacto para entrar a
una empresa, política y hay que cumplir con ellos. Me parece estupendo y fenomenal que haya contratos políticos y
empresariales y que se cumplan, pero la relación con las demás personas no se ha firmado contrato e igualmente son
personas. Por eso pienso que no basta la parábola del contrato, sino la de la alianza y la del reconocimiento recíproco.
Cuando crea al hombre, Dios se da cuenta que hay algo malo, y es que el hombre no puede estar sólo, lo ve al momento de
observar a los animales en pareja, es ahí cuando hay reconocimiento de falla y crea a la mujer, Adán se reconoce como
persona cuando reconoce a Eva como semejante.
Cuando firmamos contratos es porque nos hemos reconocido como personas y porque hemos reconocido a otros como
personas, esto nos dice la parábola de la alianza, por ende la categoría básica es la de persona-persona. El reconocimiento
del otro interlocutor es básico.
Si se empieza a hacer el cálculo prudencial y se piensa que cada afectado es un interlocutor válido, la globalización tendría
un sesgo muy diferente, tenemos que dejar de pensar en el individualismo para poder esperar solidaridad a cambio.
5. Los cambios vienen desde distintos frentes, tenemos la fortuna que el tema de la ética empresarial está interesando al
mundo entero, por ello hay que tomárselo muy en serio y aprovecharlo, a mí me parece muy interesante que el Impacto
Global se tome en la UNESCO y que en cada uno de los lugares haya gente que intente trabajar en ello. Cuando uno
empieza a querer entrar al cambio hay que empezar por la pregunta ¿cómo hay que hacerlo?, entonces a fuerza de decirnos
que todo se hace así, como todos lo hacen y el que no lo siga se sale de la fila, se va rompiendo ese círculo vicioso
transformándose en círculo virtuoso.
6. La autonomía no esta mal, desde la perspectiva Kantiana quiere decir que yo tomo por buenas aquellas leyes que
universalizaría.
La tolerancia sería el respeto a otras opiniones distintas de la nuestra, siempre y cuando cumplan unos mínimos de justicia,
creo que hay que optar por el respeto porque la tolerancia es un tanto pasiva.
Que cada uno sea el criterio de lo bueno y de lo malo, creo que socialmente es bastante difícil de mantener porque vivimos
en sociedad y al final no tenemos mas que atenernos a normas establecidas por el grupo al que correspondemos. Si de lo
que se trata es de intentar transmitir valores, hay que empezar por la educación en la familia y en la escuela, ahí es donde se
transmiten los valores en principio, los medios de comunicación también los transmiten pero pueden quedar desactivados si
desde la familia y la escuela los atacan, es un problema que tiene que resolverse desde los núcleos de solidaridad primaria.
En una sociedad las familias y las asociaciones son un capital ético muy fuerte.
7. Los grandes cambios empiezan por los grupos pequeños que van demostrando que es posible hacer las cosas de otra
manera y la gente se va contagiando.
8. El tema de la vida laboral-familiar es uno de los puntos más fuertes de la responsabilidad social dentro de la empresa, porque
esa vida familiar es una parte sustantiva de ellos que tiene que ser articulada de alguna manera con el trabajo de tal modo
de la gente pueda atender su vida familiar y laboral.
9. La responsabilidad social es parte de la ética para tomar a la persona como un fin en sí mismo y como interlocutor válido, es
un tren que esta pasando y hay que tomarlo, no dejarlo ir, aprovechar la oportunidad y darle una buena estación. La ética se
debería explicar en todas las universidades donde haya empresariales y en todas las escuelas de negocios, desde el
principio, pues hay que enseñar los valores, virtudes y principios del empresario, y más bien se debería enseñar en todas las
carreras para que cada uno sepa que es lo que se requiere en su ámbito laboral.
Dra. Adela Cortina Orts, Catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundación ÉTNOR para la ética de los
negocios y las organizaciones.
4. http://www.oocities.org/filosofialiteratura/EticaDeLaEmpresa.htm
“ETICA” DE LA EMPRESA
Roxana Kreimer
El reaggiornamiento de la “ética de la empresa” – una suerte de “hierro de madera” originado en la década del `70 en Estados Unidos y remozado
por académicos neoliberales del `90- es una buena ocasión para reconsiderar el legado de Marx a ciento cincuenta años de la publicación del
Manifiesto Comunista. Si en el manifiesto Comunista, Marx y Engels, mucho antes que Foucault, analogaron las fábricas a los cuarteles militares, la
solicitud “ética” del neoliberalismo hoy se propone resignificar a la empresa como una institución “cultural” en la que el empresario y el asalariado
comparten valores y trabajan de manera armoniosa y creativa en un proyecto común. Si en el acta de nacimiento del movimiento obrero moderno
los conceptos de dominación, explotación, lucha económica y lucha política confluían en interpretación de la historia como lucha de clases, los
portavoces de la “ética de la empresa” afirman, por el contrario, que la historia ya no debe ser analizada en esos términos, sencillamente porque a
su entender las clases sociales han desaparecido.
Así como hubo que demostrar a los colonizadores españoles que los llamados “indios” eran seres humanos, la “ética de la empresa” se propone
demostrar al empresario –horizonte de esta cruzada filosófica- que su empleado es una persona que, como él, tiene derecho a ser creativo,
innovador, emprendedor y hasta saludable. El trabajador desfavorecido por el mercado aparece como amo y artífice de su propia desgracia y se le
aconseja que, como el “bienestar” no debe ser arriesgado en “emprendimientos heroicos”, recupere su autoestima transfigurando los fines de la
empresa en su propio “proyecto de vida”.
La autodenominada “ética de la empresa” nos suministra un ejemplo más de cómo, en palabras del Manifiesto Comunista, la moral predominante
del capitalismo es presentada como mero disfraz de los intereses de la burguesía. Amparado en la bibliografía etiquetada con la rúbrica “ética de la
empresa”, un rápido galope a través de la historia de la ética de la que no están ausentes Platón, Aristóteles ni el mismísimo Kant, opera como
punta de lanza de esta iniciativa que pretende amalgamar la virtud a la riqueza, dos esferas que buena parte de la historia del pensamiento
mantuvo separadas. El intento de unirlas no es nuevo y fue abordado en la modernidad toda vez que el teórico liberal quiso ponerse a resguardo
de las promesas incumplidas del utilitarismo, que auguró una ética que traería felicidad al mayor número posible de personas.
Si es cierto que los grandes hechos de la historia aparecen la primera vez como tragedia y la segunda como farsa, en este último registro habría
que inscribir a una segunda consideración del capital, ya no, como señaló Marx, en tanto relación social que genera iniquidad sino como nos
enseña la “ética de la empresa” en tanto, “capital simpatía”, “una mancomunión con los consumidores que los lleva a preferir una empresa y no
otra”.
Como si descubriera por primera vez la célebre metáfora de la mano invisible -aunque sin mencionar a la metáfora ni a su autor- la “ética de la
empresa” sostiene que quienes objetan sus propuestas en realidad no advierten que procurando el bienestar individual coadyuvamos al bienestar
general. ¡Gran descubrimiento! ¡El mercado es racional! Discípulos de Adam Smith que –sospechamos- no han leído o tal vez han olvidado a su
maestro pero que, sin embargo, prodigan a su memoria una honra sin par.
Cuando los argumentos de la “ética de la empresa” han agotado prácticamente su única afirmación proveniente del campo de la ética (la de la
responsabilidad civil por las mercancías fabricadas o por los servicios prestados a la comunidad), cuando se ha recomendado que la empresa
priorice la satisfacción de necesidades sociales por sobre la obtención de beneficios económicos (consejo que ganará la piadosa sonrisa del
alumno-empresario=)¡, se echa mano a una última sentencia que -se presume- resultará irrebatible a los oídos del gerente general . “la ética es
rentable”. Se silencia de este modo que por contraposición al capitalismo en general y a la empresa comercial en particular, que se basan en
valores cuantitativos, los conceptos éticos sobre “lo bueno y lo malo, lo humano y lo inhumano” son valores cualitativos irreductibles a la espera
de la rentabilidad y de la masificación de beneficios.
Como señalaron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, la ética de la empresa muestra que la explotación ya no aparece velada por ilusiones
políticas: se trata de “una explotación abierta, descarnada, brutal” una explotación que “reduce la dignidad personal a un simple valor de cambio”
y que muestra que nunca, como hoy, el capital había logrado ejercer un dominio tan absoluto –imponiendo sus regla, su ética y su política. No solo
al conjunto del planeta sino también al conjunto de los intereses humanos. Nunca antes el capital había logrado afirmar lisa y llanamente, con un
cinismo espeluznante que mueve a la consternación: “la ética es rentable”.
Si Marx evidenció una pormenorizada investigación sobre las condiciones específicas del trabajo alienado, la doctrina neoliberal presenta un
modelo de empresa abstracto según el cual necesariamente todo trabajo puede y debe abrazar la creatividad. Su desconocimiento de las
particularidades del campo laboral le impiden resolver, por ejemplo, de qué modo podría convertirse en “creativo” el trabajo en las minas (que
hasta hace pocos años ocasionaba un muerto por mes y un lesionado por día), o de qué modo podrían convertirse en creativos innumerables
trabajos vinculados a la esfera de la construcción (cuyos presupuestos incluyen el resarcimiento por muertos en accidentes) o, por citar un solo
ejemplo en el área de servicios, el trabajo de la empleada que recibe los reclamos en una central telefónica. La “ética de la empresa” tampoco
explica por qué el trabajador desearía necesariamente intercambiar un salario por sus tantas veces invocada “creatividad”. El discurso que
pretende tornar presentable al neoliberalismo victorioso resulta de este modo tan abstracto como la familia tipo del manual escolar de primer
grado cuya célebre frase, “mamá amasa la masa”, repetíamos con tan poca creatividad como a la que aún supone el trabajo en cualquier línea de
montaje fabril.
La herencia de Marx resulta de crucial importancia para el análisis de discursos “políticamente correctos” como el de la “ética de la empresa”: en el
Manifiesto Comunista se critica al reformismo que en lugar de propugnar la abolición de las relaciones burguesas de producción se contenta con
meros cambios administrativos que no perturban los vínculos ente el capital y el trabajo asalariado. La crítica se aplica con sorprendente eficacia a
la aspiración reformista de Adela Cortina, teórica de la “ética de la empresa” e inspiradora de sus filiales vernáculas. Aunque el Manifiesto
Comunista hoy resulte discutible por su elogio incondicional del desarrollo técnico de la burguesía, su legado es del todo vigente cuando en los
albores del siglo XXI la “escandalosa desigualdad en la distribución de la riqueza” a la aquí refirieron Marx y Engels ciento cincuenta años atrás, aún
nos sigue interpelando.