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Requerimientos terapéuticos para el control de la hipertensión
intracraneal en pacientes con TCE grave                               sometidos a
craniectomía descompresiva.



Angel J. Lacerda Gallardo*,Julio A. Díaz Agramonte**,Gilberto Miranda
Rodríguez**, Sandro Pérez Leal**,Juan Imbert Palmero**,Daysi Abreu Pérez***,
Daiyan Martín Chaviano****.


*Jefe de servicio de Neurocirugía, Especialista de 2do grado en Neurocirugía,
Profesor Auxiliar, Investigador Auxiliar, Diplomado en Cuidados Intensivos del
Adulto, Aspirante a Doctor en Ciencias Médicas.
**Especialista de 1er grado en Neurocirugía, Profesor Instructor.
***Especialista de 1er grado en Pediatría. Diplomada en Cuidados Intensivos
Pediátricos. Profesora Asistente.
****Estudiante de 5to año de la carrera de Medicina. Alumno ayudante de
Neurocirugía.




Resumen:
Introducción:     La    hipertensión   intracraneal    (HIC)   está     estrechamente
relacionada     con    un   mal   pronóstico   en     los   pacientes    con   trauma
craneoencefálico grave (T.C.E grave). Las vertientes terapéuticas para su
control han sido divididas en medidas de primer y segundo niveles, pero el nivel
de evidencia médica sobre el que se sustentan, está fundamentado en estudios
clase II y clase III, por lo que representan criterios de expertos y se
recomiendan como opción. Método: Se realizó un estudio explicativo,
cuasiexperimental, controlado, no aleatorizado de pacientes con TCE grave
ingresados entre enero del 2003 y diciembre del 2006 en nuestra institución,
los cuales fueron divididos en 2 grupos en dependencia de las imágenes de
TAC al ingreso y el tratamiento utilizado, para evaluar los requerimientos
terapéuticos para el control de la presión intracraneal (PIC) luego de adoptada
la conducta terapéutica. En un grupo se usó la craniectomía descompresiva
(C.D) y en el otro el tratamiento médico convencional. Resultados: Se les
realizó C.D a 45 pacientes y 21 recibieron tratamiento convencional. El 71.11%
de los operados controló la PIC sin necesidad de otra medida, en los no
operados solo el 14.29% alcanzaron este estado. Predominaron las
complicaciones extraneurológicas y los craniectomizados presentaron HIC en
el 26.67%, mientras que la hidrocefalia se presentó en el 11.11%. La
mortalidad fue del 20% en los craniectomizados y del 33.33% en los que
recibieron tratamiento convencional. Conclusiones: La C.D es un método
quirúrgico eficaz para el control de la PIC y reduce la necesidad de otras
medidas asociadas.
                                      Rev Chil Neurocirug 31:35-41,2008


PALABRAS       CLAVE:        Trauma   Craneal,   Craniectomía   descompresiva,
Hipertensión intracraneal.


Abstract:
Introduction: Severe head injury is one of the major causes of death in young
peoples in the world and the level of evidence related with the treatment is even
unclear. Method: We have carried out a controlled, no randomized trial in all
patients admitted in our intensive care unit with severe head injury between
January, 2003 and December, 2006. The aim of the investigation was to study
the effect of decompressive craniectomy (D.C) on other therapies used to
reduce ICP. Patients were included in two groups related with initial CT scan
images and the treatment, in one of them D.C was used as primary therapy to
reduce ICP, in the other group current first and second thier therapies were
used. Results: D.C was performed in 45 patients and 21 received conventional
therapies. 71.11% in D.C group keep ICP under 20 mmHg without other
associated therapies, we observed an increase of ICP in 26.67% and
hydrocephalus was present in 11.11% of cases. The outcome was measured by
Glasgow Outcome Scale (GOS) showing a reduction of mortality of 13.33%% in
D.C group. Conclusion: Decompressive craniectomy is a useful tool in
achieving a significant reduction of ICP without other associated therapies in
patients with severe head injury.
KEY    WORDS:        Head   injury,    Decompressive    craniectomy,   Intracranial
hypertension.


Introducción:
La hipertensión intracraneal (HIC) está estrechamente relacionada con un mal
pronóstico en los pacientes con trauma craneoencefálico grave (T.C.E grave)
(1-7), por lo que las guías actuales de manejo propuestas por la Brain Trauma
Foundation (B.T.F) y el Consorcio Europeo sobre Daño Cerebral (C.E.D.C),
recomiendan     su    monitorización    continua   y   en   dependencia   de   su
comportamiento ofrecen el tratamiento (8-10).
Las vertientes terapéuticas para los que presentan cifras elevadas de la
presión intracraneal (PIC), han sido divididas en medidas de primer y segundo
niveles(8-10), las cuales son aplicadas de forma escalonada, aditiva y no
excluyente, hasta lograr su control. Cuando los valores son normales por un
período de 24 horas, se comienza la retirada de cada una en sentido inverso
al aplicado, hasta mantener solo las de sostén general de todo paciente
politraumatizado.
La craniectomía descompresiva (C.D), es un procedimiento quirúrgico que ha
sido utilizado en el manejo de tumores cerebrales, en la encefalopatía del
síndrome de Reye, en enfermedades cerebrovasculares isquemicas y
hemorrágicas, procesos infecciosos del sistema nervioso central, así como en
el T.C.E grave con hipertensión intracraneal incontrolable, como medida de
segundo nivel de tratamiento (11-28).
El nivel de evidencia médica sobre el que se sustentan estas medidas de
primer y segundo niveles de tratamiento; incluida la C.D, está fundamentado en
estudios clase II y clase III, por lo que son consideradas por la comunidad
médica internacional como un consenso de expertos, lo que implica que su
recomendación basada en la certeza terapéutica es una opción de
tratamiento(8-10,29).
El objetivo fundamental del presente estudio fue, conocer el efecto ejercido por
el empleo de la C.D, sobre la necesidad de utilización de otras medidas para el
control de la PIC, en un grupo de pacientes con TCE grave.
Método:
Se   realizó   un   estudio   explicativo,   cuasiexperimental,   controlado,   no
aleatorizado, de todos los enfermos admitidos en la unidad de cuidados
intensivos del hospital general docente “Roberto Rodríguez” de Morón, en la
provincia de Ciego de Ávila en Cuba, con diagnóstico de TCE grave (ECG de
8 puntos o menor), en el período comprendido entre enero del 2003 y
diciembre del 2006.
Se conformaron dos grupos, en dependencia de los resultados de las
imágenes de tomografía axial computarizada (TAC) adquiridas al ingreso y al
tratamiento recibido. En el grupo I (de estudio), se incluyeron los casos con
imágenes que ilustraban desviación de las estructuras de la línea media
superior a 5 mm , así como aquellos que mostraban ausencia de las cisternas
de la base y ventrículos laterales comprimidos o en hendidura, a los que se
les realizó C.D unilateral o bilateral respectivamente. En el grupo II (control),
se incluyeron aquellos enfermos que mostraban una TAC inicial normal o con
desviación de las estructuras de la línea media inferior a 5 mm , los que
recibieron tratamiento convencional. Fueron considerados como criterios de
inclusión: 1- Escala de coma de Glasgow entre 4-8 puntos, 2- Edad superior a
los 15 años y 3- Tiempo de evolución post-traumática inferior a 12 horas. Se
excluyeron: 1- Glasgow en 3 puntos, 2- Menores de 15 años, 3- Tiempo de
evolución superior a 12 horas y 4- Los que recibieron tratamiento
convencional y requirieron C.D tardía.
El estado clínico al ingreso fue evaluado de acuerdo a la escala de coma de
Glasgow (ECG)(30) y los pacientes se clasificaron en tres subgrupos luego de
las maniobras de resucitación. ECG 1: incluyó a todos aquellos con puntaje en
8, ECG 2: al que se asignaron los enfermos con 7 y 6 puntos y ECG 3: en el
que se estudiaron los casos con 5 y 4. A todos se les realizó monitorización
continua de la PIC, por medio de la colocación de un catéter en el ventrículo
lateral del lado más afectado determinado por la clínica o TAC, cuando no fue
posible realizar la ventriculostomía, el catéter se colocó intraparenquimatoso y
se exteriorizó por tunelización subcutánea epicraneal para disminuir el riesgo
de sepsis. Los pacientes fueron divididos en tres grupos de acuerdo a los
valores de PIC. Grupo I: menor 20 mmHg, Grupo II: 20-25 mmHg y Grupo III:
Mayor de 25 mmHg. Se trataron los que tuvieron cifras superiores a 20
mmHg, con la excepción de los que presentaron lesiones ocupantes de
espacio intracerebral (LOE), localizadas en el uncus del lóbulo temporal o en
la región frontal basal, en los cuales las conductas terapéuticas fueron
evaluadas personalizadamente, una vez que los valores de la PIC alcanzaron
los 15 mmHg.
El protocolo de manejo médico aplicado a los pacientes fue el siguiente. En
los   que   mostraron   valores   inferiores   a   20   mmHg,   mantuvimos   la
monitorización durante 24 horas cuando se les retiró el catéter, continuando
con las medidas de soporte general hasta su recuperación. Si las cifras se
encontraban por encima de 20 mmHg durante 15 minutos, se ofreció
analgesia con duralgina por vía endovenosa a dosis de 600-1200 mg cada 4-6
horas y como alternativa, la morfina a una dosis de carga entre 4-6 mg o en
infusión a dosis de 2 mg/ hora si el diagnóstico correspondía a un TCE puro y
a dosis de 0.04-0.08 mg/kg/h en los politraumatizados. La sedación se realizó
predominantemente con benzodiazepinas de vida media corta como el
midazolan, a dosis de 0.1 mg/kg/h. Si con esta medida no se obtenía el
control, se procedió al drenaje de LCR a través de la ventriculostomía. Se
realizaron extracciones seriadas en no más de cuatro ocasiones en una hora,
con un máximo de cinco mililitros cada vez.
Si no se logró el control por este medio, determinamos el patrón circulatorio
cerebral. Los que mostraron el isquemico, recibieron bolos de manitol al 20%
a una dosis de 0.25-1g/kg/4h. En los que mostraban uno hiperhémico se
utilizó la hiperventilación moderada, con el objetivo de alcanzar valores de
PaC02 hasta 30-35 mmHg. Si se mantenían las cifras elevadas de PIC, se
procedió a la relajación neuromuscular con metilbromuro de pancuronio, a
dosis de ataque entre 50-100 µg/kg continuando con 10-20 µg/kg, cada vez
que fuera necesario durante el mantenimiento de la terapia.
A los casos en los que no se obtuvo el control, se les aplicaron las medidas de
segundo nivel (figura 2). En el grupo I, los que mostraron en la TAC evolutiva
persistencia de la desviación de la línea media superior a 5 mm, con una C.D
inferior a los 12 cms, insuficiente para proveer el espacio necesario para la
reacomodación cerebral, fueron sometidos a una reintervención para
incrementar sus diámetros.
La información fue obtenida de los expedientes clínicos al momento de la
admisión y durante la estadía hospitalaria, mientras que los datos fueron
vertidos en un cuestionario confeccionado para el estudio, en el que se
consideraron    variables   sociodemográficas       como   edad,   sexo,   raza,
antecedentes     patológicos    personales      y    familiares,   antecedentes
neuroquirúrgicos, procedencia, mes del año en que ocurrió el accidente o
traumatismo, así como el día de la semana. Se contemplaron además
variables relacionadas con el evento traumático como fueron, el tiempo
transcurrido desde el traumatismo hasta la atención en el centro de
neurotrauma, transportación sanitaria utilizada, medidas terapéuticas pre
hospitalarias, características de las imágenes de TAC al ingreso y evolutivas,
comportamiento de la PIC, PPC, resultados del cálculo de variables
relacionadas con la relación presión-volumen, comportamiento de la
hemodinamia cerebral y las complicaciones. Los resultados fueron evaluados
de acuerdo a la escala de resultados de Glasgow (ERG)(31), al momento del
egreso y a los 6 meses de evolución.
Para el análisis estadístico se creó una base de datos con el sistema SPSS en
su versión 11.5, utilizando la prueba de chi cuadrado para el estudio de
significación en variables independientes, considerando significativos los
resultados con valores de p 0.05.
Para la evaluación del efecto o relación entre variables seleccionadas, se
utilizó la prueba de correlación bivariada de Pearson con rangos que fluctúan
entre -1 y 1. Los valores inferiores a 0 indican la existencia de correlación
inversa, mientras que aquellos por encima de 0 se refieren a correlación
positiva directa. Se consideraron significativos los valores con p 0.05 y
altamente significativos aquellos con p 0.01, para un intervalo de confianza
del 95% y el 99% respectivamente.
Para conocer el efecto de la C.D utilizamos la tabla de contingencia, con la
asociación de la prueba de chi cuadrado de Pearson para determinar la
existencia de diferencias en la respuesta entre los grupos, considerando como
significativos los valores con p 0.05.
Resultados:
El comportamiento de la PIC en ambos grupos lo encontramos en el gráfico 1.
En el grupo I; 33 pacientes (73.33%), mostraron cifras por debajo de 20 mmHg
lo que fue significativo(p 0.000). En el grupo II; solo ocho(38.10%), presentaron
estos valores y nueve(42.86%), mostraron cifras entre 20-25 mmHg. La prueba
de chi cuadrado para este grupo no mostró significación.
El gráfico 2 expone la necesidad de otras medidas para el control de la PIC,
sobresaliendo que en el grupo I; 32 casos (71.11%), no necesitaron otro
método luego de realizada la C.D. La prueba de chi cuadrado ofreció
significación(p 0.000). En el grupo II; 18(85.71%), requirieron alguna medida
para el control de la PIC, resultando el drenaje de LCR asociado al uso de
manitol el más usado, 7(33.33%). En este grupo solo 3(14.29%), exhibieron
cifras inferiores a 20 mmHg sin terapia medicamentosa.
La prueba de Pearson en el grupo I, demostró correlación altamente
significativa entre el uso de drenaje de LCR y los fallecidos(p 0.003), así
como significación entre la utilización de drenaje de LCR, asociado a manitol,
relajación muscular e hiperventilación, con los fallecidos (p 0.050). El control
de la PIC sin tratamiento, exhibió una correlación inversa altamente
significativa con los fallecidos(p 0.000), así como significativa con las
secuelas moderadas (p 0.044). Esta prueba para el grupo II, no mostró
significación estadística para ninguna de las medidas terapéuticas utilizadas.
El gráfico 3 ilustra las complicaciones predominando las extraneurológicas,
entre ellas la sepsis respiratoria, 55 casos(83.33%), seguido de las
alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico y ácido-básico, 48 pacientes
(72.72%). En el grupo I la prueba de chi cuadrado tuvo significación
estadística para la sepsis respiratoria, alteraciones hidroelectrolíticas y ácido-
básicas, así como para el shock(p 0.000). En el grupo II, existió significación
para la HIC, alteraciones hidroelectrolíticas y sepsis respiratoria(p 0.000). La
prueba de correlación de Pearson no mostró significación en relación con los
resultados en ninguno de los grupos .
Los resultados aparecen en el gráfico 4. Sobresale en el Grupo I que, 36(80%)
sobrevivieron(p 0.000), de ellos 27(75%), con resultados satisfactorios,
predominando las secuelas moderadas, mientras que nueve(20%) fallecieron.
En el grupo II, 14(66.67%) sobrevivieron, cinco(35.71%), con resultados
satisfactorios y siete(33.33%) fallecieron. La mortalidad general alcanzó el
24.24%.


Discusión:
El empleo de la C.D de forma tardía, en pacientes con TCE grave e
hipertensión intracraneal asociada refractaria al mejor tratamiento médico, ha
resultado eficiente para el control de la PIC, obteniendo reducciones entre un
15-70% de sus valores con respecto a los iniciales (1,15,17,32). En nuestros
enfermos incluidos en el grupo I, la PIC promedio fue de 14 mmHg fluctuando
en un rango entre 11-21 mmHg. Resulta evidente como en el grupo I, un
número significativo de pacientes mantuvo cifras de PIC por debajo de 20
mmHg sin utilizar otra medida terapéutica, mientras en el grupo II, solo el
14.29% de los casos alcanzó este estado. Este resultado confirma la
efectividad de la C.D para lograr este objetivo.
Debemos señalar que al analizar el nivel de evidencia médica existente en el
manejo del T.C.E grave con HIC asociada, tanto las medidas de primer nivel
como las de segundo, están basadas en estudios clase II y clase III y escasos
clase I, pero con problemas en su diseño que dificultan la interpretación de
sus resultados. Ello provoca que su recomendación se sustente por la opinión
de expertos, por lo que el nivel de certeza terapéutica es el de una opción(5-
7). Esto implica que el tema se encuentra abierto a debate, en cuanto al
beneficio de cada una de las medidas recomendadas en la actualidad, para el
control de la PIC en los pacientes con TCE grave.
En nuestra serie las complicaciones se comportaron de forma uniforme en
ambos grupos; predominando las extraneurológicas, entre ellas la sépsis
respiratoria fue la más frecuente. La utilización de la C.D redujo el tiempo de
ventilación mecánica artificial en algunos pacientes pero no de forma
significativa, además no redujo el riesgo de sepsis respiratoria, lo que hace
suponer que su incidencia estuvo estrechamente relacionada con la
manipulación durante la intubación orotraqueal y el tiempo de ventilación
mecánica artificial, que fue prolongado en la mayoría de los casos. Los
disturbios hidroelectrolíticos fueron frecuentes en ambos grupos.
Entre las complicaciones relacionadas con los craniectomizados, encontramos
la sépsis de la herida quirúrgica (13.33%), resultando significativo que no se
reportaron colonizaciones bacterianas del sistema de ventriculostomía al
exterior (sepsis del sistema nervioso central), lo cual relacionamos con el
control inmediato de la PIC en un gran número de pacientes en este grupo,
facilitando la retirada definitiva o el cambio de los sistemas antes de los cinco
días de monitorización continua;     momento en el cual se ha reportado la
mayor incidencia de colonizaciones bacterianas(33-37). En todos los enfermos
se utilizó antibioticoterapia ajustada al mapa microbiológico de la UCI y la
manipulación del sistema fue asumida por neurocirujanos.
La hidrocefalia se encontró en 11.11% de los casos, similar a lo informado por
Aarabi(38),quién la encontró en un 10% y muy por debajo de la incidencia
informada por Miller y Kan, quienes la refieren en un (40%)(39,40). Tian y
colaboradores (41) no encontraron relación entre la C.D y el desarrollo de
hidrocefalia. El evento anatómico de la dilatación ventricular en estos
pacientes fue resuelto en todos nuestros casos, con la colocación de un
sistema definitivo de derivación ventrículo-peritoneal, pero no en todos los
casos obtuvimos solución para las alteraciones cognitivas o motoras
encontradas en algunos de ellos, lo que condujo al autor a sospechar que
muchos de los síntomas eran dependientes del daño orgánico sufrido por el
tejido cerebral durante el periodo postraumático y no a la propia
ventriculomegalia.
En este proceso participan además de los mecanismos fisiológicos
intracraneales, la pérdida de la resistencia a nivel de la pared ventricular
ejercida por el parénquima cerebral, propiciada por la C.D y la reacomodación
cerebral que produce, la cual puede originar fenómenos de hipotensión o
normotensión intracraneal y facilitar la ventriculomegalia (exvacuo), similares a
los que se presentan en la hidrocefalia normotensa y la ventriculomegalia de
larga data del adulto, fenómenos descritos con anterioridad por otros autores
(42,43)
La existencia de una C.D insuficiente (diámetro inferior a 12 cms), se relacionó
con cifras elevadas de PIC en el período postoperatorio, correlacionadas con
la persistencia del efecto de masa en las TAC evolutivas, lo que motivó la
planificación de una reintervención quirúrgica. Este hecho demostró que la
efectividad de la C.D se fundamenta en el diámetro del fragmento óseo
obtenido de la calota craneal, el cual debe ser lo suficientemente grande como
para ofrecer el espacio requerido para garantizar la reacomodación de las
estructuras intracraneales. La expansión dural complementa el procedimiento
y el cierre hermético unido al diámetro evita la hernia transcalvaria y el infarto
cerebral en los bordes de la craniectomía.
Como consecuencia de este análisis, el autor considera que el tratamiento
ofrecido a los enfermos debe responder a las características particulares de
cada grupo, en relación con su estado clínico e imagenológico, pués en la
comunidad médica mundial encargada del manejo de estos enfermos, todavía
no se ha determinado con claridad la superioridad de una medida sobre otra.
De acuerdo con nuestros resultados, parece evidente el beneficio de la C.D
para lograr el control inmediato de la PIC en un grupo específico de pacientes
con TCE grave, lo que implica que un gran número de ellos no necesiten de
otras medidas terapéuticas.


Recibido: 07.03.08
Aceptado: 15.06.08


Correspondencia: Dr. Angel J. Lacerda Gallardo.
Ajlacerda@hgm.cav.sld.cu
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Gráfico 1.



                         Comportamiento de la PIC
                       33
                     73.33%
               35
               30
               25
               20             8         6    9         6    4
   No de Casos                39%
               15
                                     13.13%          13.13%19.05%   Operados
                                           42.86%
               10                                                   No Operados
                5
                0
                    < 20 mmHg       20-25 mmHg      >25 mmHg
                                       PIC
Gráfico 2.


                                            Medidas para controlar la PIC

                                                                                                                    32(71.11%)
                 35
                 30
                 25
                 20
   No de Casos
                 15
                                                                                         6(13.33%)
                            4(8.89%) 7(33.33%)
                                                                            4(19.05%)                           5
                                                                                                                                              Operados
                                              1 (2.22%)
                 10                2(9.52%)                          2(4.44%)
                                                                                                              23.80%                          No Operados
                      5
                                                                                                                                  3(14.29%)


                      0

                                 LCR                    l                                                 .
                          a je               Ma   ni to                n+   RM             n   t il a c              e d id
                                                                                                                              a
                 D   re n               en +                  n   +M a              e rv e                   na M
                                   Dr                  D re                  H ip                     i n gu
                                                                                                  N

Drenaje LCR = Drenaje de líquido cefalorraquídeo.
Dren+Manitol = Drenaje de LCR asociado a manitol.
Dren+Man+RM = Drenaje de LCR, asociado a manitol y relajación
muscular.
Hiperventilac = Hiperventilación.
Ninguna medida.
Gráfico 3.


                          Relación de los grupos con las complicaciones


       Hidrocefalia           5 11.11%

             Shock                6 28.57%
                                               14   31.11%


  Hid-Elec y Ac-Bas                                  18 85.71%
                                                                    30 66.67%
                                                                                       No operados
         Cran Insuf           5       11.11%
                                                                                       Operados
                                                    17    80.95%
    Sepsis General                                                           38      84.44%


      Sepsis Qgica                6    13.33%


               HTE                           13 61.90%
                                            12 26.67%

                      0      5         10      15        20   25   30   35      40




HTE = Hipertensión Intracraneal.
SEPQGIC = Sepsis de la herida quirúrgica.
SEPGEN = Sepsis Respiratoria.
CRANINS = Craniectomía descompresiva insuficiente.
ALTHEACB = Alteraciones hidroelectrolíticas y ácido-bases.
SHOCK = Shock hipovolémico.
HIDROCE = Hidrocefalia.
Gráfico 4.



                                        Resultados

                                                        21
                25                                   46.67%
                                                                      60%

                20                                              Satisfactorios
                      9
                                                                   23.81%
                     20%
                15                                              Satisfactorios
                                                 9
  No de Casos                 7
                                        7                             6
                10          33.33%
                                               42.86%
                                                                   13.33%         Operados
                                      15.56%
                                  2                            3
                                                                            2     No Operados
                5              4.44%
                                                             14.29%
                                                                          9.52%


                0
                     ERG1      ERG2         ERG3        ERG4       ERG5
                           Escala de Resultados de Glasgow


ERG: Escala de resultados de Glasgow.
ERG1 = Glasgow al egreso fallecidos.
ERG2 = En estado vegetativo persistente.
ERG3 = Con secuelas severas.
ERG4 = Con secuelas moderadas.
ERG5 = Con escasas secuelas o sin ellas.

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Requerimientos terapéuticos para el control HIC en pacientes con TCE grave sometidos a craniectomía

  • 1. Requerimientos terapéuticos para el control de la hipertensión intracraneal en pacientes con TCE grave sometidos a craniectomía descompresiva. Angel J. Lacerda Gallardo*,Julio A. Díaz Agramonte**,Gilberto Miranda Rodríguez**, Sandro Pérez Leal**,Juan Imbert Palmero**,Daysi Abreu Pérez***, Daiyan Martín Chaviano****. *Jefe de servicio de Neurocirugía, Especialista de 2do grado en Neurocirugía, Profesor Auxiliar, Investigador Auxiliar, Diplomado en Cuidados Intensivos del Adulto, Aspirante a Doctor en Ciencias Médicas. **Especialista de 1er grado en Neurocirugía, Profesor Instructor. ***Especialista de 1er grado en Pediatría. Diplomada en Cuidados Intensivos Pediátricos. Profesora Asistente. ****Estudiante de 5to año de la carrera de Medicina. Alumno ayudante de Neurocirugía. Resumen: Introducción: La hipertensión intracraneal (HIC) está estrechamente relacionada con un mal pronóstico en los pacientes con trauma craneoencefálico grave (T.C.E grave). Las vertientes terapéuticas para su control han sido divididas en medidas de primer y segundo niveles, pero el nivel de evidencia médica sobre el que se sustentan, está fundamentado en estudios clase II y clase III, por lo que representan criterios de expertos y se recomiendan como opción. Método: Se realizó un estudio explicativo, cuasiexperimental, controlado, no aleatorizado de pacientes con TCE grave ingresados entre enero del 2003 y diciembre del 2006 en nuestra institución, los cuales fueron divididos en 2 grupos en dependencia de las imágenes de TAC al ingreso y el tratamiento utilizado, para evaluar los requerimientos terapéuticos para el control de la presión intracraneal (PIC) luego de adoptada la conducta terapéutica. En un grupo se usó la craniectomía descompresiva
  • 2. (C.D) y en el otro el tratamiento médico convencional. Resultados: Se les realizó C.D a 45 pacientes y 21 recibieron tratamiento convencional. El 71.11% de los operados controló la PIC sin necesidad de otra medida, en los no operados solo el 14.29% alcanzaron este estado. Predominaron las complicaciones extraneurológicas y los craniectomizados presentaron HIC en el 26.67%, mientras que la hidrocefalia se presentó en el 11.11%. La mortalidad fue del 20% en los craniectomizados y del 33.33% en los que recibieron tratamiento convencional. Conclusiones: La C.D es un método quirúrgico eficaz para el control de la PIC y reduce la necesidad de otras medidas asociadas. Rev Chil Neurocirug 31:35-41,2008 PALABRAS CLAVE: Trauma Craneal, Craniectomía descompresiva, Hipertensión intracraneal. Abstract: Introduction: Severe head injury is one of the major causes of death in young peoples in the world and the level of evidence related with the treatment is even unclear. Method: We have carried out a controlled, no randomized trial in all patients admitted in our intensive care unit with severe head injury between January, 2003 and December, 2006. The aim of the investigation was to study the effect of decompressive craniectomy (D.C) on other therapies used to reduce ICP. Patients were included in two groups related with initial CT scan images and the treatment, in one of them D.C was used as primary therapy to reduce ICP, in the other group current first and second thier therapies were used. Results: D.C was performed in 45 patients and 21 received conventional therapies. 71.11% in D.C group keep ICP under 20 mmHg without other associated therapies, we observed an increase of ICP in 26.67% and hydrocephalus was present in 11.11% of cases. The outcome was measured by Glasgow Outcome Scale (GOS) showing a reduction of mortality of 13.33%% in D.C group. Conclusion: Decompressive craniectomy is a useful tool in achieving a significant reduction of ICP without other associated therapies in patients with severe head injury.
  • 3. KEY WORDS: Head injury, Decompressive craniectomy, Intracranial hypertension. Introducción: La hipertensión intracraneal (HIC) está estrechamente relacionada con un mal pronóstico en los pacientes con trauma craneoencefálico grave (T.C.E grave) (1-7), por lo que las guías actuales de manejo propuestas por la Brain Trauma Foundation (B.T.F) y el Consorcio Europeo sobre Daño Cerebral (C.E.D.C), recomiendan su monitorización continua y en dependencia de su comportamiento ofrecen el tratamiento (8-10). Las vertientes terapéuticas para los que presentan cifras elevadas de la presión intracraneal (PIC), han sido divididas en medidas de primer y segundo niveles(8-10), las cuales son aplicadas de forma escalonada, aditiva y no excluyente, hasta lograr su control. Cuando los valores son normales por un período de 24 horas, se comienza la retirada de cada una en sentido inverso al aplicado, hasta mantener solo las de sostén general de todo paciente politraumatizado. La craniectomía descompresiva (C.D), es un procedimiento quirúrgico que ha sido utilizado en el manejo de tumores cerebrales, en la encefalopatía del síndrome de Reye, en enfermedades cerebrovasculares isquemicas y hemorrágicas, procesos infecciosos del sistema nervioso central, así como en el T.C.E grave con hipertensión intracraneal incontrolable, como medida de segundo nivel de tratamiento (11-28). El nivel de evidencia médica sobre el que se sustentan estas medidas de primer y segundo niveles de tratamiento; incluida la C.D, está fundamentado en estudios clase II y clase III, por lo que son consideradas por la comunidad médica internacional como un consenso de expertos, lo que implica que su recomendación basada en la certeza terapéutica es una opción de tratamiento(8-10,29). El objetivo fundamental del presente estudio fue, conocer el efecto ejercido por el empleo de la C.D, sobre la necesidad de utilización de otras medidas para el control de la PIC, en un grupo de pacientes con TCE grave.
  • 4. Método: Se realizó un estudio explicativo, cuasiexperimental, controlado, no aleatorizado, de todos los enfermos admitidos en la unidad de cuidados intensivos del hospital general docente “Roberto Rodríguez” de Morón, en la provincia de Ciego de Ávila en Cuba, con diagnóstico de TCE grave (ECG de 8 puntos o menor), en el período comprendido entre enero del 2003 y diciembre del 2006. Se conformaron dos grupos, en dependencia de los resultados de las imágenes de tomografía axial computarizada (TAC) adquiridas al ingreso y al tratamiento recibido. En el grupo I (de estudio), se incluyeron los casos con imágenes que ilustraban desviación de las estructuras de la línea media superior a 5 mm , así como aquellos que mostraban ausencia de las cisternas de la base y ventrículos laterales comprimidos o en hendidura, a los que se les realizó C.D unilateral o bilateral respectivamente. En el grupo II (control), se incluyeron aquellos enfermos que mostraban una TAC inicial normal o con desviación de las estructuras de la línea media inferior a 5 mm , los que recibieron tratamiento convencional. Fueron considerados como criterios de inclusión: 1- Escala de coma de Glasgow entre 4-8 puntos, 2- Edad superior a los 15 años y 3- Tiempo de evolución post-traumática inferior a 12 horas. Se excluyeron: 1- Glasgow en 3 puntos, 2- Menores de 15 años, 3- Tiempo de evolución superior a 12 horas y 4- Los que recibieron tratamiento convencional y requirieron C.D tardía. El estado clínico al ingreso fue evaluado de acuerdo a la escala de coma de Glasgow (ECG)(30) y los pacientes se clasificaron en tres subgrupos luego de las maniobras de resucitación. ECG 1: incluyó a todos aquellos con puntaje en 8, ECG 2: al que se asignaron los enfermos con 7 y 6 puntos y ECG 3: en el que se estudiaron los casos con 5 y 4. A todos se les realizó monitorización continua de la PIC, por medio de la colocación de un catéter en el ventrículo lateral del lado más afectado determinado por la clínica o TAC, cuando no fue posible realizar la ventriculostomía, el catéter se colocó intraparenquimatoso y se exteriorizó por tunelización subcutánea epicraneal para disminuir el riesgo de sepsis. Los pacientes fueron divididos en tres grupos de acuerdo a los valores de PIC. Grupo I: menor 20 mmHg, Grupo II: 20-25 mmHg y Grupo III: Mayor de 25 mmHg. Se trataron los que tuvieron cifras superiores a 20
  • 5. mmHg, con la excepción de los que presentaron lesiones ocupantes de espacio intracerebral (LOE), localizadas en el uncus del lóbulo temporal o en la región frontal basal, en los cuales las conductas terapéuticas fueron evaluadas personalizadamente, una vez que los valores de la PIC alcanzaron los 15 mmHg. El protocolo de manejo médico aplicado a los pacientes fue el siguiente. En los que mostraron valores inferiores a 20 mmHg, mantuvimos la monitorización durante 24 horas cuando se les retiró el catéter, continuando con las medidas de soporte general hasta su recuperación. Si las cifras se encontraban por encima de 20 mmHg durante 15 minutos, se ofreció analgesia con duralgina por vía endovenosa a dosis de 600-1200 mg cada 4-6 horas y como alternativa, la morfina a una dosis de carga entre 4-6 mg o en infusión a dosis de 2 mg/ hora si el diagnóstico correspondía a un TCE puro y a dosis de 0.04-0.08 mg/kg/h en los politraumatizados. La sedación se realizó predominantemente con benzodiazepinas de vida media corta como el midazolan, a dosis de 0.1 mg/kg/h. Si con esta medida no se obtenía el control, se procedió al drenaje de LCR a través de la ventriculostomía. Se realizaron extracciones seriadas en no más de cuatro ocasiones en una hora, con un máximo de cinco mililitros cada vez. Si no se logró el control por este medio, determinamos el patrón circulatorio cerebral. Los que mostraron el isquemico, recibieron bolos de manitol al 20% a una dosis de 0.25-1g/kg/4h. En los que mostraban uno hiperhémico se utilizó la hiperventilación moderada, con el objetivo de alcanzar valores de PaC02 hasta 30-35 mmHg. Si se mantenían las cifras elevadas de PIC, se procedió a la relajación neuromuscular con metilbromuro de pancuronio, a dosis de ataque entre 50-100 µg/kg continuando con 10-20 µg/kg, cada vez que fuera necesario durante el mantenimiento de la terapia. A los casos en los que no se obtuvo el control, se les aplicaron las medidas de segundo nivel (figura 2). En el grupo I, los que mostraron en la TAC evolutiva persistencia de la desviación de la línea media superior a 5 mm, con una C.D inferior a los 12 cms, insuficiente para proveer el espacio necesario para la reacomodación cerebral, fueron sometidos a una reintervención para incrementar sus diámetros.
  • 6. La información fue obtenida de los expedientes clínicos al momento de la admisión y durante la estadía hospitalaria, mientras que los datos fueron vertidos en un cuestionario confeccionado para el estudio, en el que se consideraron variables sociodemográficas como edad, sexo, raza, antecedentes patológicos personales y familiares, antecedentes neuroquirúrgicos, procedencia, mes del año en que ocurrió el accidente o traumatismo, así como el día de la semana. Se contemplaron además variables relacionadas con el evento traumático como fueron, el tiempo transcurrido desde el traumatismo hasta la atención en el centro de neurotrauma, transportación sanitaria utilizada, medidas terapéuticas pre hospitalarias, características de las imágenes de TAC al ingreso y evolutivas, comportamiento de la PIC, PPC, resultados del cálculo de variables relacionadas con la relación presión-volumen, comportamiento de la hemodinamia cerebral y las complicaciones. Los resultados fueron evaluados de acuerdo a la escala de resultados de Glasgow (ERG)(31), al momento del egreso y a los 6 meses de evolución. Para el análisis estadístico se creó una base de datos con el sistema SPSS en su versión 11.5, utilizando la prueba de chi cuadrado para el estudio de significación en variables independientes, considerando significativos los resultados con valores de p 0.05. Para la evaluación del efecto o relación entre variables seleccionadas, se utilizó la prueba de correlación bivariada de Pearson con rangos que fluctúan entre -1 y 1. Los valores inferiores a 0 indican la existencia de correlación inversa, mientras que aquellos por encima de 0 se refieren a correlación positiva directa. Se consideraron significativos los valores con p 0.05 y altamente significativos aquellos con p 0.01, para un intervalo de confianza del 95% y el 99% respectivamente. Para conocer el efecto de la C.D utilizamos la tabla de contingencia, con la asociación de la prueba de chi cuadrado de Pearson para determinar la existencia de diferencias en la respuesta entre los grupos, considerando como significativos los valores con p 0.05.
  • 7. Resultados: El comportamiento de la PIC en ambos grupos lo encontramos en el gráfico 1. En el grupo I; 33 pacientes (73.33%), mostraron cifras por debajo de 20 mmHg lo que fue significativo(p 0.000). En el grupo II; solo ocho(38.10%), presentaron estos valores y nueve(42.86%), mostraron cifras entre 20-25 mmHg. La prueba de chi cuadrado para este grupo no mostró significación. El gráfico 2 expone la necesidad de otras medidas para el control de la PIC, sobresaliendo que en el grupo I; 32 casos (71.11%), no necesitaron otro método luego de realizada la C.D. La prueba de chi cuadrado ofreció significación(p 0.000). En el grupo II; 18(85.71%), requirieron alguna medida para el control de la PIC, resultando el drenaje de LCR asociado al uso de manitol el más usado, 7(33.33%). En este grupo solo 3(14.29%), exhibieron cifras inferiores a 20 mmHg sin terapia medicamentosa. La prueba de Pearson en el grupo I, demostró correlación altamente significativa entre el uso de drenaje de LCR y los fallecidos(p 0.003), así como significación entre la utilización de drenaje de LCR, asociado a manitol, relajación muscular e hiperventilación, con los fallecidos (p 0.050). El control de la PIC sin tratamiento, exhibió una correlación inversa altamente significativa con los fallecidos(p 0.000), así como significativa con las secuelas moderadas (p 0.044). Esta prueba para el grupo II, no mostró significación estadística para ninguna de las medidas terapéuticas utilizadas. El gráfico 3 ilustra las complicaciones predominando las extraneurológicas, entre ellas la sepsis respiratoria, 55 casos(83.33%), seguido de las alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico y ácido-básico, 48 pacientes (72.72%). En el grupo I la prueba de chi cuadrado tuvo significación estadística para la sepsis respiratoria, alteraciones hidroelectrolíticas y ácido- básicas, así como para el shock(p 0.000). En el grupo II, existió significación para la HIC, alteraciones hidroelectrolíticas y sepsis respiratoria(p 0.000). La prueba de correlación de Pearson no mostró significación en relación con los resultados en ninguno de los grupos . Los resultados aparecen en el gráfico 4. Sobresale en el Grupo I que, 36(80%) sobrevivieron(p 0.000), de ellos 27(75%), con resultados satisfactorios, predominando las secuelas moderadas, mientras que nueve(20%) fallecieron. En el grupo II, 14(66.67%) sobrevivieron, cinco(35.71%), con resultados
  • 8. satisfactorios y siete(33.33%) fallecieron. La mortalidad general alcanzó el 24.24%. Discusión: El empleo de la C.D de forma tardía, en pacientes con TCE grave e hipertensión intracraneal asociada refractaria al mejor tratamiento médico, ha resultado eficiente para el control de la PIC, obteniendo reducciones entre un 15-70% de sus valores con respecto a los iniciales (1,15,17,32). En nuestros enfermos incluidos en el grupo I, la PIC promedio fue de 14 mmHg fluctuando en un rango entre 11-21 mmHg. Resulta evidente como en el grupo I, un número significativo de pacientes mantuvo cifras de PIC por debajo de 20 mmHg sin utilizar otra medida terapéutica, mientras en el grupo II, solo el 14.29% de los casos alcanzó este estado. Este resultado confirma la efectividad de la C.D para lograr este objetivo. Debemos señalar que al analizar el nivel de evidencia médica existente en el manejo del T.C.E grave con HIC asociada, tanto las medidas de primer nivel como las de segundo, están basadas en estudios clase II y clase III y escasos clase I, pero con problemas en su diseño que dificultan la interpretación de sus resultados. Ello provoca que su recomendación se sustente por la opinión de expertos, por lo que el nivel de certeza terapéutica es el de una opción(5- 7). Esto implica que el tema se encuentra abierto a debate, en cuanto al beneficio de cada una de las medidas recomendadas en la actualidad, para el control de la PIC en los pacientes con TCE grave. En nuestra serie las complicaciones se comportaron de forma uniforme en ambos grupos; predominando las extraneurológicas, entre ellas la sépsis respiratoria fue la más frecuente. La utilización de la C.D redujo el tiempo de ventilación mecánica artificial en algunos pacientes pero no de forma significativa, además no redujo el riesgo de sepsis respiratoria, lo que hace suponer que su incidencia estuvo estrechamente relacionada con la manipulación durante la intubación orotraqueal y el tiempo de ventilación mecánica artificial, que fue prolongado en la mayoría de los casos. Los disturbios hidroelectrolíticos fueron frecuentes en ambos grupos. Entre las complicaciones relacionadas con los craniectomizados, encontramos la sépsis de la herida quirúrgica (13.33%), resultando significativo que no se
  • 9. reportaron colonizaciones bacterianas del sistema de ventriculostomía al exterior (sepsis del sistema nervioso central), lo cual relacionamos con el control inmediato de la PIC en un gran número de pacientes en este grupo, facilitando la retirada definitiva o el cambio de los sistemas antes de los cinco días de monitorización continua; momento en el cual se ha reportado la mayor incidencia de colonizaciones bacterianas(33-37). En todos los enfermos se utilizó antibioticoterapia ajustada al mapa microbiológico de la UCI y la manipulación del sistema fue asumida por neurocirujanos. La hidrocefalia se encontró en 11.11% de los casos, similar a lo informado por Aarabi(38),quién la encontró en un 10% y muy por debajo de la incidencia informada por Miller y Kan, quienes la refieren en un (40%)(39,40). Tian y colaboradores (41) no encontraron relación entre la C.D y el desarrollo de hidrocefalia. El evento anatómico de la dilatación ventricular en estos pacientes fue resuelto en todos nuestros casos, con la colocación de un sistema definitivo de derivación ventrículo-peritoneal, pero no en todos los casos obtuvimos solución para las alteraciones cognitivas o motoras encontradas en algunos de ellos, lo que condujo al autor a sospechar que muchos de los síntomas eran dependientes del daño orgánico sufrido por el tejido cerebral durante el periodo postraumático y no a la propia ventriculomegalia. En este proceso participan además de los mecanismos fisiológicos intracraneales, la pérdida de la resistencia a nivel de la pared ventricular ejercida por el parénquima cerebral, propiciada por la C.D y la reacomodación cerebral que produce, la cual puede originar fenómenos de hipotensión o normotensión intracraneal y facilitar la ventriculomegalia (exvacuo), similares a los que se presentan en la hidrocefalia normotensa y la ventriculomegalia de larga data del adulto, fenómenos descritos con anterioridad por otros autores (42,43) La existencia de una C.D insuficiente (diámetro inferior a 12 cms), se relacionó con cifras elevadas de PIC en el período postoperatorio, correlacionadas con la persistencia del efecto de masa en las TAC evolutivas, lo que motivó la planificación de una reintervención quirúrgica. Este hecho demostró que la efectividad de la C.D se fundamenta en el diámetro del fragmento óseo obtenido de la calota craneal, el cual debe ser lo suficientemente grande como
  • 10. para ofrecer el espacio requerido para garantizar la reacomodación de las estructuras intracraneales. La expansión dural complementa el procedimiento y el cierre hermético unido al diámetro evita la hernia transcalvaria y el infarto cerebral en los bordes de la craniectomía. Como consecuencia de este análisis, el autor considera que el tratamiento ofrecido a los enfermos debe responder a las características particulares de cada grupo, en relación con su estado clínico e imagenológico, pués en la comunidad médica mundial encargada del manejo de estos enfermos, todavía no se ha determinado con claridad la superioridad de una medida sobre otra. De acuerdo con nuestros resultados, parece evidente el beneficio de la C.D para lograr el control inmediato de la PIC en un grupo específico de pacientes con TCE grave, lo que implica que un gran número de ellos no necesiten de otras medidas terapéuticas. Recibido: 07.03.08 Aceptado: 15.06.08 Correspondencia: Dr. Angel J. Lacerda Gallardo. Ajlacerda@hgm.cav.sld.cu
  • 11. Referencias bibliográficas: 1. Becker DP, Miller JD, Ward JD. The outcome from severe head injury with early diagnosis and intensive treatment. J neurosurg 1977; 47:491- 502. 2. Marshall LF, Smith RW, Shapiro HM. The outcome with aggressive treatment in severe head injuries.1. The significance of intracranial pressure monitoring. J neurosurg 1979; 50:20-5. 3. Miller JD, Butterword JF, Gudeman SK. Further experience in the management of severe head injury. J neurosurg 1981; 54:289-99. 4. Sahuquillo J, Biestro A, Mena MP, Amorós S, Lung M, Poca MA, et al. Medidas de primer nivel en el tratamiento de la hipertensión intracraneal en el paciente con un traumatismo craneoencefálico grave. Propuesta y justificación de un protocolo. Neurocirugía 2002; 13: 78-100. 5. Bullock R, Chesnut RM, Clifton G. Guidelines for the management of severe head injury, The Brain Trauma Foundation, Inc.,1995. 6. Bullock RM, Chesnut RM, Clifton G. Management and prognosis in severe traumatic brain injury. Part 1: Guidelines for the management of severe traumatic brain injury. Part 2: Early indicators of prognosis in severe traumatic brain injury. J Neurotrauma 2000;17:451-627. 7. Chesnut RM. Surgical treatment of pediatric intracranial hypertension. Pediatr Crit Care Med 2003;4(3) (Suppl.):56-59. 8. Sahuquillo J, Biestro A, Mena MP, Amorós S, Lung M, Poca MA, et al. Medidas de primer nivel en el tratamiento de la hipertensión intracraneal en el paciente con un traumatismo craneoencefálico grave. Propuesta y justificación de un protocolo. Neurocirugía 2002; 13: 78-100. 9. Bullock R, Chesnut RM, Clifton G. Guidelines for the management of severe head injury, The Brain Trauma Foundation, Inc.,1995. 10. Bullock RM, Chesnut RM, Clifton G. Management and prognosis in severe traumatic brain injury. Part 1: Guidelines for the management of severe traumatic brain injury. Part 2: Early indicators of prognosis in severe traumatic brain injury. J Neurotrauma 2000;17:451-627. 11. Aussman JI, Rogers C Sharp HL. Decompressive craniectomy for the encephalopaty of Reyes syndrom. Surg neurol 1976; 6: 97-9.
  • 12. 12. Doerfler A, Forsting M, Reith W, Staff C, Heiland S, Schabittz W et al. Decompressive craniectomy in a rat model of malignant cerebral hemispheric stroke: experimental support for an aggressive therapeutic approach. J neurosurg 1996; 85: 853-59. 13. Kakuk I, Major O, Gubucz I, Nyary I, Nagy Z. New methods of intensive therapy in stroke: hemicraniectomy in patients with complete middle cerebral artery infarction and treatment of intracerebral and intraventricular hemorrhage with urokinase. Ideggyogy Sz 2002; 55: 118-27. 14. Doerfler,A., Engelhorn,T., and Forsting,M. "Decompressive craniectomy for early therapy and secondary prevention of cerebral infarction (letter)." Stroke 2001 ;32: 813-814. 15. Smith ER, Carter BS, Ogilvy CS. Proposed use of prophylactic decompressive craniectomy in poor grade aneurysmal subarachnoid hemorrhage patients presenting with associated large sylvian hematomas. Neurosurgery 2002;51:117-24. 16. Gower DJ, Lee KS, McWhorter JM. Role of subtemporal decompression in severe close head injury. Neurosurgery 1988; 23: 417-22. 17. Strege RJ, Lang EW, Stark AM, Scheffner H, Fritsch MJ,Barth H et al. Cerebral edema leading to decompressive craniectomy: an assesment of the preceding clinical and neuromonitoring trends. Neurol Res 2003;25:510-15. 18. Alexander E. Management of severe traumatic brain injury by decompressive craniectomy. Neurosurgery 2001;48: 704. 19. Pérez Salcedo C. Hemicraniectomía descompresiva en el trauma craneal severo. Trauma 2005; 8(1): 14-18. 20. Kleis-Welch Guerra W, Gaab MR, Dietz H, Muller JU, Piek J,Fritsch MJ. Surgical decompression for traumatic brain swelling: indications and results. J neurosurg 1999;90: 187-96. 21. Polin RS, Shaffrey ME, Bogaev CA. Decompressive bifrontal craniectomy in the treatment of severe refractory post traumatic cerebral edema. Neurosurgery 1997;41: 84-94. 22. Agrawal D, Hussain N. Decompressive craniectomy in cerebral toxoplasmosis. Eur J Clin Microbiol Infect Dis 2005; 24: 772-3.
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  • 15. Gráfico 1. Comportamiento de la PIC 33 73.33% 35 30 25 20 8 6 9 6 4 No de Casos 39% 15 13.13% 13.13%19.05% Operados 42.86% 10 No Operados 5 0 < 20 mmHg 20-25 mmHg >25 mmHg PIC
  • 16. Gráfico 2. Medidas para controlar la PIC 32(71.11%) 35 30 25 20 No de Casos 15 6(13.33%) 4(8.89%) 7(33.33%) 4(19.05%) 5 Operados 1 (2.22%) 10 2(9.52%) 2(4.44%) 23.80% No Operados 5 3(14.29%) 0 LCR l . a je Ma ni to n+ RM n t il a c e d id a D re n en + n +M a e rv e na M Dr D re H ip i n gu N Drenaje LCR = Drenaje de líquido cefalorraquídeo. Dren+Manitol = Drenaje de LCR asociado a manitol. Dren+Man+RM = Drenaje de LCR, asociado a manitol y relajación muscular. Hiperventilac = Hiperventilación. Ninguna medida.
  • 17. Gráfico 3. Relación de los grupos con las complicaciones Hidrocefalia 5 11.11% Shock 6 28.57% 14 31.11% Hid-Elec y Ac-Bas 18 85.71% 30 66.67% No operados Cran Insuf 5 11.11% Operados 17 80.95% Sepsis General 38 84.44% Sepsis Qgica 6 13.33% HTE 13 61.90% 12 26.67% 0 5 10 15 20 25 30 35 40 HTE = Hipertensión Intracraneal. SEPQGIC = Sepsis de la herida quirúrgica. SEPGEN = Sepsis Respiratoria. CRANINS = Craniectomía descompresiva insuficiente. ALTHEACB = Alteraciones hidroelectrolíticas y ácido-bases. SHOCK = Shock hipovolémico. HIDROCE = Hidrocefalia.
  • 18. Gráfico 4. Resultados 21 25 46.67% 60% 20 Satisfactorios 9 23.81% 20% 15 Satisfactorios 9 No de Casos 7 7 6 10 33.33% 42.86% 13.33% Operados 15.56% 2 3 2 No Operados 5 4.44% 14.29% 9.52% 0 ERG1 ERG2 ERG3 ERG4 ERG5 Escala de Resultados de Glasgow ERG: Escala de resultados de Glasgow. ERG1 = Glasgow al egreso fallecidos. ERG2 = En estado vegetativo persistente. ERG3 = Con secuelas severas. ERG4 = Con secuelas moderadas. ERG5 = Con escasas secuelas o sin ellas.