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        Primera edición en alemán,
        Segunda edición en alemán,
           (última revi~ada por el autor)
        Primera edición en español,
                                          1834-1836

                                               1874
                                               1943
           Décima reimpresión,                 2002




                                                                                                                                                                                               PROLOGO
                                                                                                                                                            T ódo el mundo conoce el poderío de Ronza en la Edad Antigua y en la Media;
                                                l.        '-l CY             l-ún..,'-e. J                -   1 ~-or1 a & o s '?g>ú.S           1   también en los tiempo= modernos s~ ha visto el renacimiento de su imperio mun-
                                                                                                                                                            dial. Después de la decadencia que experimentó en la primera mitad del si-
                                               -.-.       -ev~~'~o                         1'<.o..--=t-1        '-le'l<-i.co; --:re. e 1  q<--~>       glo XVI, ha podido constituirse otra vez en el centro culminante de la fe y del
                                                                                                                                                            .pensamie,Ho de las naciones románicas y ha llevado a cabo ostukis intentos, no
                                               rr··::r -~6                                                                                                   pocas veces afortunados, para dominar de nuevo al resto.
                                                                                                                                                                     Esta época, la de un poder espirituúl-temporal renovado, su rejuven_ecimie:11-
                                                                                                                                                             to y desarrollo internos, ~u progreso y decadencia, es la que pretP.ndo describir,
                                                                                                                                                             por lo menos a grandes rasgos.
                                                                                                                                                                     Empresa ésta que, si bien puede resultar fallida, ni siquiera podría haberse
                                                                                                                                                             intentado de no haber tenido ocasión de utilizar' unas fuentes desconocidas has-
                                                                                                                                                             ta_el_m.anwua... Mi obligación prlrnera será referirme a ella.>.                     ¡
        ,Jcf-;2637-33                                                                                                                                                En otra ocasión trabajé los documentos berlineses_ Pero Viena, pot ejem-
                                                                                                                                                             plo, es mucho más rica en esta clase de tesoros_
         Viñetas de I:.LvtRA GAzcóN                                                                                                                                  Además de su fundamental espíritu alemán, ·Viena presenta un elenumto
                                                                                                                                                             europeo: costumbres y lenguajes múltiples se dan cita en las clases altas y en las
                                                                                                                                                             bajas y ya Italia se anuncia con la nzayor viveza_ Las co!:xciones M_ docu~tos
          Se prohíbe !~ reproducción total o parcial de esta obra                                                                                            ofrecen tambié11. un carácter amplio_ Nos hablan de la polít;ca y de la posici6n
          -i::cluido d diseño tipográfico y de por'.ada-.                                                                                                    mundial del Estado, de sus vi.:jas relaciones wn España, Bélgica, Lombardía,
          sea cual fuere el medio, ~lectrór.ico o mecánico,                                                                                                  de las frecuentaciones vecinales }' eclesiá~ticas can Roma; todo ello de una ma-
          sin el consentim: ento por escrito del editor.
                                                                                                                                                              nera di[§cJ.q_ Siempre gustó esa ciudad del acarreo y la posesión. Y a sólo por esto
          Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx                                                                                                        las primitivas colecciones de la Kaiserlich-Kaniglichen Hofbibliothek poseen :m
          Conozca nuestro catá!ogo: www.fce.com.mx                                                                                                            gran valor. Más tarde se han enriquecido co ;; colecciones traídas de fuera. Se
                                                                                                                                                              compró e ;¡ Mód cna una colección de volú,zenes pareridos a nuestras hforma-
                                                                                                                                                              zioni, . procedent e de lu casa Ran.gune, y en Venecia los Íttapreciahles manus-
    1     D. R. © 1943,           FONDO De CULTU RA EcONÓMICA                                                                                                 critos dei Dogo Mwc·o Foscari ni; ~ncontramos entre ellos los planes t1el propie-
           ..; . R. 2 : ':: ::: , ~~ ... .. : :.:- . : 0 · ·:::1J RA Err.':r'¡¡'I.Jlr" <: 1. OF.   r   V                                                     tnrio 1,arn la ce> "tim::~c wn de su obra literaria. crónicas italianas .l:e las que no se
                                                                                                                                                                       ·
           D. R. © ! 997, Fvr.jüv DE CU LTIJRA EcONÓM ICA                                                                                                     !t alla huell a alguna en otra parte. 'l 'aml.n ell se ennqueczo aquelLa 'Ji iJtwteca cvn
           Carretera Picac ho--'.jusco 227: 14200 M•'x ic" , u . F.
                                                                                                                                                              u;w de nsa coleccion ele numu <r.ritos históri u-¡    .JOlíti<A» JliOCedemes <le los pape-
                                                                                                                                                               les del 1 cip:.- E11genio. que este excelente estadis ta había reanido con gran.
                                                                                                                                                                           1rín
           ISBN 968- 16-0909-3
                                                                                                                                                               verspicacia. Se hojea el catálogo con ávitin esperanza: ¡qué alegría, an te la •nse-


    .
    1
           lmprcso e n México                                                                                                                                  guridad que ofrece la mayrwía de las obrr¡s impresas de historia 11101!. ta, tropezar
                                                                                                                                                               cú ,z t.an.to testimonio in édito 1 ¡Todo un pon·enir de trabajo pa .. : el estudioso!
                                                                                                                                                                                                          7



                                                                                                                                  .;   .. :
                                                                                                                                       ; ~ ;
                                                                                                                                               '   .               3 008 r) ·t
                                                                                                                                                                        '- r    V.
8                                                           PflÓLOGO                                                                                                                              PRÓLOGO                                                           9
      Y, no obstante, unos pocos yasos más allá, Viena nos ofrece todavía sorpresas                                                                            resrmtes, trasiego de una visión directa, que parecían perdidas con la vida de los
      mayores. El archivo '· nperial contiene, C01'"' es fácil presumir, los documeato~                                                                        coetáneos, y fueron las que me dieroa la idea y el ánimo p{/Ta una exposición
      más importantes y fidedignos en lo que se refiere a la historia alemana en gene-                                                                         de largo alcance.
      ral, y también a la historia italiana. Después de varios avatares la mayor parte                                                                                 Para su corroboración y ampliación sólo en R01na, conw es natmal, podrían
      d_e los archivos venec.'unos ha vuelto n Venecia, pero una cantidad no insigai-                                                                          encontrarse los medios.
      f¡~a~te de docum~ntos venecianos se encuentra todavía en Viena: despachos                                                                                        ¿Era de esper{IT que se permitiera la libre entrada, para descubrir los se-
      ongmales o su copza; extractos de los mismos para el servicio político, conocidos                                                                        cretos del Papado, a 1m extranjero que, además, tenía religión diferente? Acaso
      con el nombre de "rubricarias"; relaciones, no 11ocas veces en ejemplar único, de                                                                        la presunción favorable no era tan infundada, pues ninguna investigacióu
      gran valor; registros oficiales de las autoridades; crónicas y diarios. Las noticias                                                                     puede sacar a flote algo peor de lo admitido ya sin base y que elmuíido consi-
      que _ofrecemo: sobre Gregario XIII y Sixto V proceden en su mayor parte del                                                                              dera, sin más, como verdadero. Siu embargo, no puedo alardear de que las
 _ arch1~~ de Vzena. Nunca ensalzaré bastante la liberalidad con que se me ha                                                                                  cosas sucedieran como yo esperaba. He tomado noticia de los tesoros del Vati-
---permltzcl7:r el- acc-eso- a- él.                                                                                                                            cano y tttilizado, para mis fines, toda 1ma serie de volúmenes, pero la libertad
            Sería ésta ocasión de agradecer en detalle las muchas ayudes que se me                                                                             que yo deseaba en nwdo alguno me fué concedida. Afortunadanrente,-s-e--'lne-
      han dispensado lo mismo en casa que fuera. Sin embargo, para hacerlo siento                                                                              abrieron otras colecciones que permitían una información, si 110 completa, por
    cierto reparo, no sé si con razón. Tendría que citar demasiados nombres y entre                                                                            lo menos auténtica y suficiente. En lc5 tiempos del apogeo de la aristocracia
     ellos algunos muy importantes: mi agradecimiento cobraría así cierto aire de                                                                              ---princ;ipalmente en el_ s1glo XVI~- en toda Europa las fam ilias de rango que
      vanagloria y un trabajo que tiene todos los motivos para presentarse con modes-                                                                          intervenían en los negocios públicos conservaron también una parte de la docu-
      tia se revestiría de una aureola que no le iría muy bien.                                                                                  _·            mentación. Acaso en ninguna parte al grado que en Roma .. Los familiares del
            Después de Viena mi intención se encaminú preferentemc;fte  a Venecia                                                                              Papa, que siempre dispasieron del poder, legaron a las casas principescas que
     -va Roma                                                                                                                        ' ;                       ellos fundaron una gran parte de los documentos públicos que cayeron en sus
     .      En Venecia las grandes familias tenían la costumbre, casi todas, 1 insta-                                                 he                       manas en el período 4-e su administración. Esto..formaba parte del haber de una
      lar junto a ia biblio,eca un gabinete dP- manuscritos. Es natural q?•e s~ refieran                                                                        familia. En los palacios que erigieron,           rorla general en las habitaciones de arri-
     con preferencia a cuestiones tocantes a la República: relatan la participación que                                                                         ba, había siempre unas salas reservadas para libros y manuscritos, que solían
     la casa ha tenido en los asuntos públicos y se ::~servaban como documentos                                                                                 ser llenadas dignamente como lo habían hecha los antepasados. Las cclecci;:mes
   ' familiares para instrucción de las nuevas generacion~s. De estas coleccfiones pri-                                                                         privadas, en este caso, son, en CÍ!!rto respecto, colecciones públicas, y el archivo
     1'aqas se cón~ervan todavía algunas, a las que me fué permitido el acceso. Mu-                                                                             del Estado se dispersa, sin extrañeza de n11die, en las casas de las diferentes
     chas más se perdieron en la catástrofe del año 1797 y a partir de entoizces. Si se                                                                         grandes familias que tuvieron intervención en los negocios. Así como el exce-
     ha conservado más de lo que era de presumir, se lo debemos a los bibliotecarios                                                                            dente del pat.rimonio públ.ico enriquerió a los linajes papales, J' la galería 1'ati-
     de San Marco, que en el naufragio generaL procuraron saivar todo lo que per-                                                                              cana, c:unque excelente por m selección de obras maestras, no puede compe!ir, sin
     mitían ias posibilidades del Insiituto. De hecho, esta biblioteca conserva 1.m                                                                             embargo, en riqueza e importancia histórica, con algunr.s galerías priw111as, como
     respetable tesoro de manuscri:os, i- prescindibles para la historia inter~·a J.e la
                                                                   m                                                                                            l.a Borghese y la Doria, así también lus n¿pnuscritos conservados en los palacios
     ciudad y del Estado y de importanciu, sin duda, para la historia europea. Pero
       1                                                                                                                                                        Barberini, Chigi, iltieri, Albaní, Cyrsini resultan de inestimal1le 11          alor para la
     no hay que cifrar de1nasiada:; esperanzas. Se ;;..ta de un haber ;elat.ivumente                                                                            ;,.istoria del ?apc.3c, !lel Fstado 1'!1pal y./¿ la Iglesia. Estab lec:.lc :: :: !::::e .:::"1w
     nuevo, surg~do accidentalmente de colecciones privadas, sin que domine ningún                                                                              el archivo público, es import.ante en cuanto a !a E,iad Media por m colección de
     plan de conpmto. Nn tiene comparación con las riquezas del m·c?!ivo 11úblico, tal                                                                          "vegestos"; segummente, 7!1Zil pa;;e de la historia de ese tiempo SP. escond¡¡ aq11í
     como está organ i:ado hoy en día. f:;, ocasión de una investigación acerca de la                                                                           para ser descub ierta, ¡1ero, en lo que a mí se me alcanza, creo que no aportara
    conjuraciór. del élño 1618 descril,; ya ei archivo veneciano y no es menester que                                                                           )!.rcm cosa para le época moderna. Es te archi vo, si no he sidc e11gniiado, res1! 1t a
    1ne_ rer'ta. Po~ lo que se refi ere a la 11art e romana tenÍ11 q11e a1JO)'C1111le so/;re                                                                    il! signifzc"nte mtte la riq ueza de las cvl!'cciones privadas. Como es de s1rponer,
    toao en las relaciones de los endmj!'!·lores que volvían de Homa. Pero rlcsealJa                                                                     • 1    cncln una de ellas abare(! en es1       Jeciéll el 1 ríodo fm que govem ó el Papa de la
                                                                                                                                                                                                                    Je
    poÚer uúi.i-_to lt.i J t ~iéh v , , ,, .) ... ~,~ : _ ....... :v, .._,., l"v . ' l " '" ,,. , e;: j :;:;:!·!_: ._~ · it r: ; 1. : .. 1.:_;::·· 15,          1 :mz ili n resvectira; vera co, llo /.os (nmilinres siguieron dese 111pciirmdo Hn 1      Jr;pel
    y este archlvO, a {:: : rza d: ::- ·:tos trc~ 1arl"', ha padec;rln r¡ I~ 'I1WS 1"!r,/i rln~ . P- rle                                        11             inlJJOrtnn. te, )' C01HO oc1 trr e tpt e t..:lllll (,j11 1era se tili pefia e n cun tiuu ur   y   L v lliJ H ~.-u o
                                                                                                                                                                                                                                                                           1




     juntar ct:arenta )' ocho relaciones acerca de Roma: la nuís antigua, de l aiio 1500;                                                                      ww colccciÓ11 ya i111 rinria y esa taren       110 res1 dtnba muy cli(ícil _-¡; !1oma, d01ui:

    dieciséis del s;gio xvr; veintinll eve del xvn - uua serie casi cowple!a, con su/o                                                                          ~. lznl;ia ori gimnlo 1 111 comercio literario ele 7111l111!SC rit o<, uingmro de los r. rcl!i-
    alg11n as intermpciones- ; ocho del XVT", muy instm ctivas. En la wayoría de                                                                               ·ros privados duja ele poseer noticias ¡Jrcc iosns fle ti em¡,os anterioreS y posteriores.
     los casos pude 1:tilizar el. original. Con <~ne n una gran crml idad rl c 111!/Ícins i 11 t ~-                                                             Lu II!IÍS ri ca ,/.; estas coleccio11es - a CO II SCC IWtt cia ele lzcrcn cias importn11t es tm1z :
10                                                     PRÓLOGO                                                                                                                               PIÓLOGO                                                                  11
 1 .,
  men ~n, este respec~ es la Barberiniana; la Corsiniana, d:!sde un principio, se                                                 sobre la historia universal. El poder papal no ha sido tan inmutable como se
  or~~mzo con el me7or criterio de amplitud y selección. Tuve la suert.e de poder                                                 pretende. Si pres cindimo~ de los principio:; que .:ondicionar. ~u existencia y a
  !ttthzar estas dos colecciones y otras de menor importancia, en ocasiones con                                                   los que no puede renunciar so pena de hundirse, ha sido removido interna ·
  absolu~a libertad. Pude cazar todo un botín insospechado de materiales seguros                                                  mente en no menor grado que otro poder cualquiera par los avatares que ha
  Y pertm:ntes. Cor_respondencia de las nunciaturas, con las instrucciones que les                                                sufrido la hunumidad europea. Lo mismo que han cambiado los aconteceres
  a?ompanan, relacwnes, descripciones vivas de varios Papas, tanto menos 1'reca-                                                  de la historia y una nación 11 otra ha ejercido el pr c ;~ominio y se ha movido la
  vtdas. ,cuanto que no se escribieron pensando en el público; descripciones                                                      vida toda, así también el poder papal, sus máximas, sus empeños, sus pretensio-
  tambzer~; ~e cardenales de nota, diarios oficiales y privados, ex¡1licaciones de                                                nes han ~xperimentado me tamorfosis esenciales y, sobre todo, su influencia ha
  ac.:ontectmtentos y circunstancias, vistobuenos, cousejos, informaciones sobre la                                               sido afectada par los m<~yores cambios. Si seg11imos siglos arriba la pauta ele tan-
  administración de las provincias, sobre ~u comercio e indust.ria, cuadros estadí~ti­                                            tos nD11'lbres ilustres, desde Pío I, en el n , hasta nuestros contemporáneos Pío VIl
  cos, pr_esupuesto! de gastos e _ingresos. E!!_ su mayor l'arte documentos desconoci-                                             y Pío VIII, recibimos de pronto la impresión de una continuidad ininterrum-
  cU:s, redactados por h011'lbres que poseían un conocimiento vivo del'"tenw-y-tan~                                              _pida. Pero no hay que dejarse engañar; en realidad, los Papas de las diferentes
  dtgnos de conftan:a que, si bien no dispensan del examen y la crítica analítica,                                                épocas se diferencian no mena> que la.> dinastías de :m reino. Para nosotros, que
  nos ganan como solo pueden hacerlo los testimonios de coetáneus bien enterados.                                                 nos hallamos al margen, la observación de estos cambios ofrece el máximo inte-
  ~~tre estos docm~P.ntos, el ~ ~tiguo, utilimdo por mí, se refiere a la conjura-                                                  rés. En ellos vemos una porción de la historia general, del total desarrollo uni-
 cwn de los Porcarz contra Ntcolás V; sobre el siglo xv cayeron en mis manos otros                                                 ••ersal. No súlo en los períodos de predominio indiscutible sino, y acaso de
  pocos; en el siglo xvr los testh1wnios se van haciendo más densos y numerosos                                                    manera más marcada, cum;do fuerzas contrarias actúan, -€omo en los tiempos
 a cada pc;so; a todo lo largo del XVII, época en la CJtal tan poco ¡;onocemos de                                                  que pretend~:. •warcar este libro, en esos siglos XVI y XVII, en que contemi!la'I"''Is
 segr!;o _sobr~ R_oma, nos acompaiüm informaciones tanto más preciad.us; pe:- el                                                   al Papado en peligro, pero recobrándose y hasta ganando poder durante algún
 contrano, dtsmmuyen en cantidad y en valor a partir del xvm. El Esbao -· la                                                       ti!lmpo, retrocediendo de nu ~ vo y bardeando una nueva decadencia, tiempos
 corte hab<an de-caído también de su rango. Pienso examinar con detalle fstos                                                      en que el espíritu de las naciones occidentales se ocupa de preferencir~ en cues-
 documentos _   romanos y venecianos con propósito de recoger todo lo que todavía                                                  tiones eclesiásticas y en que ese poder, abandonado y atacado por algunos, sos-
 me p~ezca mteresante j que en el curso de la presente historia he tenido inne-                                                    tenido y defendido con renovado · ardor por otros, se afirma indiscutiblemente
 cesana;nent~ qu~ sacrificar. Porque,__.cUida la .masa enorme del materiq}. que se                                                 con significación universal. Es:e es el punto de vista requerido por nuestra situa-
 presenta a ws OJOS en tantas hojas escritas o impresas, se le imponen al .relaw_ '                                                ción y en el que este libro trata de colocarse.
 forzosas limitaciones .                                                                                                                 C011'1ienw recordando la situación del poder papal a CI'J1nienzos del si-
        Un italiano, un romano o un católico seguramente abordarían el ..sunto                                                     glo XVI y en el curso de !os acontecimientos que llevaron a esta situación.
de otra m.anera. Su 1•encración o, acaso, tal como están las cosas en la actualidad                                          1
su o~io !eñirí~ la expo,sici?n, ~:;~ du"!a algu;¡,;;, d<? colores brillantes y, en rmu:ho;
pasa7es, podrta ,ser mas ctrcunstanctado, más eclesiástico, más local. Un protes-
 f(1nte. un aleman del Norte, mal podría competir con ellos. Mantiene una acti-
tud de indiferencia f;em e al poder papai y ttene 'fue re:runciar de antenumn
al cal.or que_ la simpat~a ~ el odio pudieran prestar al relato J' que servirían acaso
para tmprest?~ar al publt~. europeo. También en lo que se refiere a este o aquel
detalle eclestastzco o ca;zom co nos encontramos bastante distantes. Pero en com-
                                                                                                                             l
                                                                                                                             J
pensación, se nos ofrecen otros puntos de vista que, si no me equivoc;, pueden
preten_ er u n carácter lzistóricv más puro. ¿Qué es, ciertame;¡te, lo que e;; la
         d
ar.:tualzdad ¡n>ede prestar interés al poder papal? No relación ,,¡ ~una con nos-
ni•·· ·' ya Cf"'' nr: p¡erre ninguna irfluencia im¡wrtante; tam poco preoc1<pación
tle nuest.r:: parte, y.~ q1w_ los tiemp?s en que algo poaumzos t e 111 er ;1 1111 1 1;,u/o )'
                                                                                   ;,
nos sentmu:s s egu~o s.t Solo ¡mede •nt,resarnos su t!esanúl /. o /z.i , tórico y s11 accié n                                      no por eso :!IC hJ C~1111 b 1 JtiO 111 un .• i ll l lt.: e u . • 11¡ ,, .. . 1 ,~... 1~ :. .. . 1
                                                                                                                                                                                                                                       ., ' '"' r n lt ··~ ' " l!"'n rn m H· ha
                                                                                                                                   empezado :.:n.:: ~: uc va ép,..-• rl •·l P:JpJdo. :'<o he podid o !-:::o ind 1ca r por medi o de ra '>[:OS gene ra·
     .  1      Esto fué lo que escribí el afio de 18 ) 4, en un a é poc ~ en que rci u ;-~ba. o al menos parecía                   les el desarr ollo ¿e és ta . conscrvamlo sic;J: 1HC el punt o < v. s:J objl'Uu l¡ u ~ trat é U ~,.. u ..• u ~ ..: ncr d esd e
                                                                                                                                                                                                                        .k
~~~~~~ ~ r, la pa~ cutre Rom~ y Al c m ani ~. E l prólogo aquí lt'p rndu cido, e in d uso tal vez el libro
    11
                                                                                                                                   c.:l priPó pio, pe: o 11 1•.; J'.!: CC IÓ comcu ie u tc t 1iri gir mi at cn .:t0 n h:1 cia el actu:tl pontir icado en ese
<' ut on~~s~on tJCne,. la exprcstó~. del a~ IH cntc de esta époc:J. J ·,· r~>: ¡ c u ~ n to ha. cambiado toCo desde                mi smo sentido. Con ;u rr.: ~: J a C:!l to no h e podido rc:)L ~ir el títnlo origiml de b obra pr. r el q ue
'' '~ C tl c ntro ~~ P cpa rar, cua.c nta anos después de su :1 p:u• <.: 1Un pnmcr:1, 1 ;~. sexta cdJCJÓ n, rn c                   ést.J. se vin cuió a otra pu bli C""J cibn <1 uc se limit :1b:t a los sig:o: xv 1 y xvn, sino que cscogi un tít nlo
                     1 c¡uc la lucl1a, calmada entonces, h :1 esta llado ,le llll l'' 0 cu ll:l mas. Iluclg3 dec ir C]liC         m~s am pl io.




                 --·--- --   _______ ______     .                 .....,...._
LIBRO PiliMERO




                                  l. f:.POCAS DEL PAPADO
                                                    .,
                           1) El cristianismo en el Imperio romano
     Si contemplamos el ámbito del mundo antiguu en los primeros siglos nos encon-
     tramos con un gran número de pueblos independiente>. Viven a) borde del
     Mecliterráneo, allí ha'sta dende llegan las noticias del mar: diferenciado>, en
     límites angostos, formando .Estados- libres y muy particularizados. b . indepen-
     dencia de que g;;z:m no es sólo política, puc:; en todos elios se ha originado
     u.aa religión local; las ideas de Dios y de las cosas divinas tie!len fuerte sabor
     local; se _ reparten el mundo divinidades nacionales con los atributos más dispa-
     res; la ley a que obedecen los creyentes se halla unida iudisolublemente a la ky
     del Estado. Se puede decir que a esta .íntima unión del Estado y la religión, a
     esta libertad dl)ble, apenas limitada por leve:; obligaciones que dim~ nan del pa-
     re!ltesco de las estirpes, ~-.: ::::-esrorr~_! a p:!rte mayor en la formación de lu Anti-
.¡   güedad. Se hdlaba encerrada en límites estrechos ~ero, dentro de ellos, podía
 1   desenvolverse plenamente, abandonada a sus impulsos,_una existencia despreo-
_
    cqpada y juvenil.
           T odu esto canbió profundamente al surgir el poderío de Roma. T odas las
     autonomías que llenan el mundo se van doblegando y desaparecen una tras
     otra. De pronto ]a tierra se desnuda de pueblos libres.
            En otras épocas los Estadcs se derrumbar. porque se deja de creer en la
      religión, mas esta vez el sojuzgamieuto de los Estados es el que acarrea ia cleca·
     dencia de la religión. Fatalmente, a consecuencia del dominio político, conflu-
      F:~ : ~ :!o .- )o< rnli :;iones en Homa: pero ¿qué significación podían guardar una
 t
 1    "ez a rranca d ~s al suelo que les dió vid ar La aciuraciúu C:" I,;; ~..; ·.-e ~c:sc t~~ ~· ·n­
 1    tido en Egipto porque divi::iz:!I:Ja l ~s fuerLas nalu ra les ~a l como aparecían en la
 1    tierra, pero en Roma se couvirtió en un culto idolát ri co d<''prov isto de sen tido.
      Además, al entrar en contac to las diferentes mi t oln:~ i :l s, el test.!ltadv no pod í ~
                                                   l3
 1
14                                    INTRODUCCIÓN                                                                                        ÉPOCAS DEL PAPADO                                          15

  ser otro ~ue la l~cha y liquichciun mutua. No es posible imaginar un filósofo                            El espiritu político de las viejas religiones tantea en busca de una nueva
  que hubiera podido allanar sus contradicciones. Pero tampoco, en este caso inve-               forma. El conjunto de todas aquellas autonomías que poblaron el mundo, su
  rosímil, se habría dado satisfacci0n a i'· que el mundo necesitaba.                            riqueza total se había dado e. galardón a uno solo. !'lo h_:¡_~ia_qu~_~do_ má~ _                   _g!!_e
         Por mucho que sintamos la desaparición de tantos Estados libres, no pode-               ~~l.Q_ p~er, que no dependía sino de sí miS!IlQ y la religión reconocía este
  mos negar que de sus escombros surgió una nueva vida. Al ceder la libertad                     hecho al tributar al·emperador honores divinos. Se le levantaron templos, se le
  cayeron también los límites de las angostas nacionalidades. Las naciones habían                ofrecieron sacrificios, se juró t'n su nombre, se celebraron sus fiestas y sus esta-
  sido sojuzgadas, conquistadas, pero, a la vez, reunidas y fundidas. El ám·                     tuas ofrecían asilo. El culto rendido al genio del emperador fué acaso el único
  bito del Imperio coincidía con el supuesto perfil de la tierra, y sus habitantes               de carácter universal en todo el lmperio. 2 Todas las idolatrías coincidían en
  se sentían como una sola raza. El género humano empezó a darse cuenta de su                    esto, que era su apoyo.
  unidad.                                                                                                  Este culto del emperador y la doctrina de Cristo ofrecían cierta semejanza
         En este momento del mundo nace Jesucristo,                                              frente al conglomerado de las religiones locales; pero también se enfrentaban en
      -su-     vida transcurrió callao a-y esconolaa~uraoa enFermcrs;-c-onversaba- con           términos '!_nt2gónicos.
                                                                                                       - El empc~ador conceoía la- religión en el aspecto mundano, vinculada a b
  unes pescadores, que no siempre le enteildían, hablándoles en parábolas acerca
  de Dios. No tenía donde reclinar su cabeza. Pero desde el punto de vista secu-                 tierra y a sus bienes, que le habían sido donados, como dice Celso; todo lo que se
  l:u:, qt~_e_ es el nuestro, podemos decir que nada más inocente y poderoso, sublime            posee a él se debe. El cristianismo concibe la religión en la plenitud del espíritu
  y santo se ha dado en la tierra que su vida y su muerte; en cada palabra que sale              v en la verdad ultraterrena.
  de sus labios aletea el espíritu de Dios; palabras, como dice Pedro, de vida eter-             .         El emr~rador junta Estado y~; el cristianismo separa lo que es de
  na. El género humano no guarda en su memoria nada aue ni de lejos se le                        Dios de lo que es del Césa1.
  pueda wmpara.:.                                                       ' '          '                     Cuando se sacrifica en honor del cmperado.:, se confiesa la servirlumbre
;        Puede ser verdad que los cultos nacioitales albergar'ln un eiemento religioso           más profunda. Aquelia unión de religión y Estado, que en otros tiempos h2bía
  efectivo, pero lo cierto es que, por entonces, se había perdido pe! completó; no               representado la independencia, significaba ahoTa el rem;;te de la servidumbre.
  conservaban ya sentido alguno y, así, el Hijo del Ho.nbre, el Hijo de Dios se                  Fué un acto de liberación que el cristi~nismo prohibiera a SPS fieles sacrificar
  presentaba frente a ellos como la relación eterna y universal de Dios con el ·JTlun-           en honor del César.
  do y de los hombres con Dios.                                                                            El culto del emperador llegaba tan sólo ;; los confines del Imperio, supues-
         Crist2 había nacido de un p.ycl>l9 que se había distinguido como nirig••no              tos confines de la tierra; el cristian;smo e5taba destimdo a abarcar de verdad la
  por el rigor exclusivista de su ley ritual, pero al que cupo el méritQ incomparable            tierra, todo el género humano.
  de haber mantenido enérgicamente desde un principio el monoteísmo: Cl::ro                                La nueva fe trataba de despertar en todas las naciones aquella primitiva
  que no dejaba de ser una religión nacional, pero en este momentc. recibe c;.aa                 conciencia religiosa que se supone ha precedido a las diferentes idolatrías, de
  si~?i[;.:.a ... ;f)l¡ muy uistir.ta. CTistn ~r?ba con la ley dándole QJmplirnientp; e!         evocar, por lo menos, una conciencia pura, no enturbiada por ninguna relación
  HIJO del Hombre se presenta también como señor del sábadc; Dios descubre                        con el Estru;kl, y se enfrei"'!Ó as! con este poder universal que, no contento con ,. ·
  el contenido ete!nc de unas formas que un entendimiento tosco no había ::oro-                   l!Lkrrenal. quería también someter lo divin~. De este modo el hombre se convir-
  prendido bien. lJe ese pueblo, que hasta entonces ~e había apartado de los                      tió en ''n eiementc espiritual, haciéndose de nuevo independiente, libre y per-
  .:lemás por una insuperable limitación de creencias y de costumbres, surge, con                 somlmente insojuzgable; d mundQ.._r_~U?ió n~v~ ida_ y fué fecundado para
   t~da la f_uerza de la verdad, una fe que llama a todos y a todos acoge. Se al).un:.           nuevas creaciones.
  cia el D10s de todos, el Ql!~. como dice Pablo a los atenienses, ha hecho de_u!la                        F,ra..k.9p9sic:ión de lo terr~n_q_ y lo espjritual, de la scrvi_         d11mbre y la liber-
   mism;LSJL      ngre .a. todas_la~ gel)t!?. que pueblan k...ti~rr~. Cumo hemos dichc-, los     tad, de un morir paulatino y de un vivo reiuvenecimiento.
   tiempus ~staban_maduros para tan sublime enseñanza: existía ur. género humano                           No es lugar aquí para que describamos h larg~ lucha de estos rrincipius.
   que podta rectbirla. Conw un...@}'O de ]u ~ dice Eusehj_g.2_ i)t,~mil}Q__toda la ti c::ra_.    T odos los .elementos _vivos 2el_Imperio romano ~ ueron arrastrados PQ! l1 _                   Jl>.ICva
   F.n poco tiempo se cxnande flesde el Eufrates hasta el Océano Atlántico, por el                cor•;"nte, e mp~¡; Jdos c0n la esencia cristian a y ll cv~ d os pQ.r el g@.I} .c:.!!..ll!ÍIJO del
   Rm y por el Danubio, has ta los co nbnes del imperio.                                          .. ;· ' ·:•" ? -cr - f <Cil, r1 i ·r ~C:- A< tomo . se ex ti n ~"IÍÓ el error de los ídolos.3 El paga-
    .     Aun::¡uc c~a :ma doctrin a inocen te y bondadosa, es natu1al que en~ontrara             ni'lnO se le figura com0 u:~ a ciudad conqui s •Jd ~ cuyos muros ~e han c! ~s plo-
   1-uerte resJst_encta en los cultos existentes, apegados :: las costurr.bres y neces icl~ ­
                                                                                                        !! Eckhcl. Dc:trina n umum r.1 octerum, P. n, vol. •tm, p. 456; cita un p~saje de Tertuliano
   dcs de la _vtda, a tod0s los viejos recuerdos, y que ahora trataban de adaptarse              . ..poi., c. 25 ) dd cual pa r"c" d cé ·" :.rsc que la •·cncracióu del C ésar fu é, a ;cccs, muy viva.
   a la constltuctón del Imperio.                                                                     '1   )..óyo; El,; ,;,v   llUXÚQlO   BaB úl.av xal xa<u "IovÁ1avoü   ~al rrQo;   tEkAT]va,;:   Cl~ry·
                                                                                                 SvHomi C pp ., cd. P;-¡rís, u, 540.
      1 1Ii.>t.
           '      cccls., n , 3.
16                                  INTRODUCCIÓN                                                                                                                         ÉPOCAS DEL PAPADO                                                                  17
   m~do , cuyos merc~dos, teatros y edificios públicos son presa de las llámas y cuyo,                         representa, acaso, ..d.-ªf9.!H~cimi_~;_fi.!Q____m_ay_o~__ ay_9re_s S_ü!!?_ecu_ C::ills !l_c_)o~
                                                                                                                                                                        lll_                e_!l_
' defensores acaban J" sucumbir. Sobre los escombros se yerguen todavía unos                                   tll:m.pJ;J_.s_c_j:;tian.as. El peder espiritual y el temporal pueden encontrarse muy
   pocos viejos y unos niños.                                                                                  juntos y hasta constituirse en estrecha comunidad, pero su coinr idcncia total
 •       Pronto desaparecen tamb; én estas figuras postreras y comienza una trans-                             sólo excepcionalmente y por breve tiempo puede darse. Las ~c.1aciones mutuas
   forma ción sin ejemplo.                                                                                     entre estos dos poderes constituyen uno de los factores más importantes de toda
          En las catacumbas surge el culto de los mártires. En los mismos emplaza-                             la histori a.
   mientos en que fueron adorados los dioses olímpicos, con las mismas columnas                                       Pero este estamento sacro tenía que copiar en su constitución la del lmpe-¡              ·
   qu e sostuvieron SLb templos, se levantan los santuarios en hcnor de aquellos que                           río. En correspondencia con la jerarquía de la administración civil, se constituyó
   habían ultrajado a los ídolos y habían sido castigados con la muerte. El culto.                             la de los obispos, metropolitanos y patriarcas. No pasó mucho tiempo sin que
   que tuvo sus principios en los yermos y en las prisiones, conquistó el mundo. A                             los obi ~pos romanos se arrogar@__@.sup~macía. Es una suposición inocente pen·
   veces nos ascmbra que el edificio mundano de los paganos, la basílica, se haya                              sar que han gozado de un primado indtscutible en los primeros siglos o eJ'
   convertido en el luga r del culto cristiano. Acnntc.cimiento que-encieH-a algo muy                          cualesquiera.. otros, si es que_pensamos en_unJeconc.ómi<:nto univer~al d~ Este
   significativo. El ábside de la basílica contenía un augusteo, 4 donde se guardaban                          a Oeste. Pero es cierto que ganaron muy pronto un prestigio que les hizo desta-
   las imágenes de los Césares que habían recibido honores divinos. En su lugar,                               carse sobre las demás potestades eclesiásticas. Muchas circunstancias favorecieron
   como podemos verlo todavía hoy, se colocó la imagen de Cristo y de los af>ÓSto~                        1
                                                                                                          ¡
                                                                                                               el hech o. Si por toda:; partes la importancia de la capital de provincia reper-
   les_; donde estuvo el emperador del mundo, con atributos de Dios, se encuentra                         l.   cute en la autoridad del obispo de la misma, en mucho mayor grado habría
    ahora el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios. Las divinidades locales se disipan                         ¡'   de ser éste el caso en la capital de todo el Imperio, cuyo obispo llevaba su nom-
   y desaparecen. En todos los caminos, en las _    abruptas alturas, en les puertos y                         bre.5 Roma er:1 una de las sedes apostólicas más veneradas; en ell a había corrido
   gargantas, en las techumbres de las casas, er. el mosaico de los suelos se con-                             la sangre de la mayoría de los mártires; durante las perse:::uciones, los obispos de
    templa la cruz. Victoria dc::isiva y completa. Como en las monedas qe Constan·                              Roma se !1abían conducido con especial bravura y, a menudo, se :.ucedieron
   tino vemos el~ con el monograma de Cristo sobre ei dragón derribad~                                          en el puesto, en la persecución y en la muerte. Por otra parte, los emperadores
   sobre la ~anía derrotada se levanta el no. nbre venerado de Cristo._                                        consideraron ccaveniente favorecer la formación de una gran autoridad patriar-
          También en este aspecto se nos ofrece la ilimitada significación dellmpgio_                           cal. En una ley que ha sido decisiva para el dominio ejercido por el cristianismo,
    ro;n::no. En los siglos rie su apogeo quebran;;í la independencia de las nacicnes                           Teodosio el Grande ordena a todos los puebios que de él dependen se sJmetan
    y aniquiló aquel sentimiento de suficiencia que la particl.ilaridad significaba.                            a la fe que San Pedro predicó a los romanos.6 Valentiniano Ill prohibió & los
    Pero en sus últimos tiempos ha visto ~alir de su regazo la verdadera religign, la                           obispos de la Galia y de otras provincias que se apanaran de ]::::; costumbres
    expresión más pura de una conciencia común, que excede con holgura los lími·                               seguidas sin el consentimiento del obispo de la Ciudad Santa. Bajo los auspicios
   tes de su Imperio, la conciencia de la wmur.idad en un solo Dios verdadero.                                  del César surgió ;::sí el poder del obispo de Roma. Pero esta circunstancia polí-
    Podemos decir que, en virtud de este ac0ntecimiento, el Imperio justificó S:J                               tica significó, a la vez, un limitación ~a ese poder. Si no hubiera habido más
    propia necesidad. El género humano se había P-ercatado de sí mismo :<' había                                que un solo emperador, el p.rimado univ~rsal podría naberse mautenido. Peio la
    encontrado su unidad en la reli g~                                                                          división del Imperio lo hizo imposible. Mal podían los emperadores de Oriente,
          Esta religtón recibió rtel Imperio romano su forma externa.                                           tan celosos de su:; derechos eclesiásticos, favorecer h Pxpansión del poder del
          Los sacerdccios paganos tenían carácter de oficios civiles; en el judaísmo                            patriarca de Occidente dentro del ámbito de sus dominios. También en est€:
     incumbía a una tribu la m;sión espiritual. El cristianismo se diferencia porque                            caso la constitución cie la Iglesia correspondió a la del lmperio.
    constituye el sacerdocio una clase especial, formada de miembros qu e in ~resan
    en ella libremente, co>:s~grados por b imposicién de manos, apartados de todos
                                                                                                                                                           2) El Papado se alía con el reino franco
     ios afanes de! mundo para entregarse a los negocios espiritu aks y di vi ncs. L~
     Iglesia se desenvolvió al principio en formas republic::mas qu ~ van dcsapmecicr.·                        Ap<?nas tuvo lugar este gra11 cambie, apenas sembrada la reli gión cristiana y
    do a medida ,¡ue la nueva fe va dominando. El clero se destacará cada vez mús                              esta bl ecida la Iglesia, ocurren nuevos acontecimientcs universales: ..:: ~~~~;~~
     trente a ws l<IJ Cos.                                                                                     l v Jll ihfl-· 1.... ::! ...~ .:r ~1 .. ~ c : ..1 ~ : : ::.. ~: :- :~ : po vc;: : ij y cC:-::jui ~ : '· . :~ ·. . . :::! : -:.: . . . . -~ - ~· . . ,,
       ~cg ún 11H..: pJu.::ce, esto GCüL!:'ié ;-¡o sin cier~:1 ncc~s! dad interna. Lí1        llcg8rl;¡        in,-a¿:¿o y ~ -e n cido por sus vecinos.
  del cristianiSJT-O vino a liberar ILrrJigif>Il_ ck lQL elementos políticos. Esto
                                                                                                                      5 C:tli:tuboni. E.xcrc it :~tioncs ad :mn:1Tcs c cdc ~:i:¡s fi cos R1ronii, p. 260.
  implica el establecimiento frente al Estado de una clase s&cerdotal separ:-t·                                       6 C w lcx T/1 c0dos., X'1, 1. 2: Cu JJ Ctos pn pu lus q uo.'i' ck JII CiJ/ i;¡c Jl 0~ lr:~ c rcg it lcmpcr:trnc nt um ,
  da, con una ce:---.titución propia. ~P-ª--r--ª-ción de 1-ª--.I_glesia y_ LE tado, qu e                        in f:ll i  -rii !I IIIIIS rcligio nc n :ts:1ri. c¡u:tm di'illnlll Pctrnm Apos tol111n f• atlidissc Hnm;111is rcligio 1.1 Sq uc
                                                                                                                Jnm c :dJ i ¡J ~;n i11 'i' irP LJil dcci:Jr:l t. T:1mhil·n Pl:ln ck mcnr io n:1 d J·:di clo de Valent iniano r:n: Gcschichtc
      4 Tomé este u:1to de E. Q. Visconti: Musco Pin-C icmcntino, vn, p. 100 (cd. de 1807)-                     dcr   d H !~ d i c: h - k·irc/d ic h c¡,   ( : ~.:s c Ji s c!• :J!t srcrf:J s~¡¡u g . r, 6 -1 ~-




                     --------                                                     -.. . ,,.
18
                                                         INTRODUCCIÓN
                                                                                                                                                            ÉPOCAS DEL PAPADO
              En el cataclismo general también el cristianismo resultó conmovido. En los
                                                                                                                       dos_y _yisigodo_?_~ Mu~hos mil.agros, no~ del VieJne por medio de una perra; San
        grandes peligros los romanes se acordaban todavía de los misterios etruscos y                                                                .          dice la le enda, favorecieron a Clodoveo:
                                                                                                                       San M~rtín le señalo el cammo a trav s .d
        los atenienses pensaban que Aquiles y Minerva podrían salvarlos; los cartagine-
                                                                                                                                                                         r una columna de fuego. No es
        ses ::npetraban al genio celeste; pero se trataba de perturbaciones pasajeras. El
                                                                                                                       ; lilario le precedía e¡-. su marcha asu7¡ o aas representan las ayudas que los
                                                                                                                       demasiado atrevido suponer que e_stas eye~ f cuando aquéllos "anhelaban"
        edificio de la Iglesia se mantiene firme mientras el Imperio se derrumba en las
        provincias occidentales.
                                                                                                                       ;.,dígenas prestaban a un companeTro en a e,
             Pero, como es natural, también la Iglesia conoció momentos de angustia                                     •         .         d' Gregorio de ours.                                ·    ól'
       y se vió ante una situación totalmente nueva. Una                        ~~cÜÍ!_! pag~!!_a_~-~P!?Q!:.~~~e       su victona, como Ice sus comien:os con . XI't os tan grandes, este sentu cat ICO
                                                                                                                                                         .          é
                             r_~es                                   ma~: or
                                                                                                                             Así fortalecido en
                                                                                                                       fué reforzado por otra circunstanCia ~special.
       Bretaña; los       .!lrrianos cg_n.qyist'!_rQ!1Ja parte c!el Occide11te; en Italia,
       y ante las puertas de Roma, los .kmgo~ru:rismos, siempre vecinos
                                                                                                                                                                                         1 mercado de esclavos de
       peligrosos, f.unrhmn un podern~.                                                                                               G        · 1 G ande v16 una vez en e                                        l
                                                                                                                             El Papa 1 • regono e        r le llamaron 1 atenc1'ón y le hicieron pensar en a
                                                                                                                                                                           a
               _l'~1ie_n_tr-ª§
                       los         -&bis¡:¡.os_de_Ro~_acosados_por-p.aues, .se esforzaban_
                                                             todas_                                           ---y~~   Roma a los ang osa]Ones, que                 .                  ecían Jamás un Papa tom
                                                                                                                                                   r la naciÓn a que perten cristiana se promovi'ó en 16
                                          ~agacidad
                                                                                                                                                                                             .
       "D  verdad, con toda la                  y tenacidad que desde entonces les es pecu-                            conveniencia de evange ,Izar           d Con la doctrina                                     a
       liar- en conservar su señorío cuando menos en su demarcación, ocurre un
                                                                                                                       decisión de resultado mas fecun o.             R           1. <:anta Sede como no se encon-
                                                                                                                                        .              eracion por - ¡oma--v w ~ -                           R
       desastre todavía mayor. No sólo conquistadores, como los germanos, sino E!>SeÍ-                                 Bretaña germámca una ven              1 .         . . .:aron sus peregrinaciones a oma;
                                                                                                                       traba en parte alguna. Los ang osaJ~nes IDJCJn en las cosas divinas; el rey Offa
                                                     _E_ontrarü;__g¡_<ljf_a].!!!el!_t~                                               1 'ó
                      de~arralllillLRor_Ü.Jler:t~_y _Q..:ci_Q~l1~
      dcs_pQr__u_lliLfU-ª-.t:litig__y__QJgull_Q§J _                      al cristianismo. los
                                                                                                                       mandaban a os J vene s para que se mstruyera de lo; peregrinos; 1 gen te de
                                                                                                                                                         ""                   d                        a
                                                                                                                       introdujo el dinero de San !:'edro. para layuC~ d d Santa y poder ser recibida
      ára?es se                                  _          conquist?I! en sucesivos ataq¡,es
      e) Africa y en uno solo España, y ivfuza procla¡na su intención de marchar hasta                                                       n
                    travé~                                                             esta~~ai:te
                                                                                                                                      b                ara monr en a ·JU a                                       d
     Italia a         de los Pirineos y <le los Alpes, para plantar el                del pro-                         ranoo marcha a a •.:>ma P                                 · ta naci6n hubiera traspasa o
     feta en el Vaticano.                                                       j                                         "       1            del cielo Parece como SI es                         d       1 d'
                                                                                                                       mejor por os santos           . . . 1 . . " rstici6n gef!Tlánica e que os Jo-
                                                                                                                       a Roma y a los saNos cnstJanos • a v~~=d~~lu-ar ue de otro.
          La situación en que se encontró el crisdanismo occidental era tanto más
                                                                                                                       ses se hallan más cerca de un de.:rm                   ~ q los anglosajones conta~iaron .
                                                                                                                             A esto se añadi6 algo más II~portantle, pdues. ¡'os francos. El apóstoi de los
    peligros_g cuanto que en ese momento se agitaban furiosas las disputas de los
   ~das!iS)       El emperador de Constantinopb se había adherido a un p'llliQ__q                                                                     1 . ·a firme v os omm
    distiruo_que e!              Pap_a_d~oma;
                                  más de una ·:<::z trató de asesinarlo. Los longobar-
                                                                                                                       de esta manera de pensar a tien d 1{                     de su naci6n nor San Pedro Y sus
                                                                                                                       germanos fué un anglosaj6~. Llleno .e ervdoer su apostclado !someterse fielmente
   dos se percataron pronto de cuán favorable les era esta situación. sJ rey Aistulfo                                             B ·r · romeu6 a LOmienzo                                                 ·     La
   se apoderó de provincias que hasta entonces habían estado               al empera:  sometid~s                       sucesores, om ac1o P                                        cumpli6 con el mayor nQor.
                                                                                                                       a los mandatos de la Santa SedeÍ pro~~a ¡u~n extraordinatio sentido de obe-
   dor, se aproximé a Roma y exigió de la Ci!.!dad Eterna el p;-.go
   señal de sometimiento bajo terribles amenazas. 7                    f
                                                                           tributo en          ~ei                     Iglesia germánica fundada por é rec¡ J as 1 . eme~i:e mantenerse sometidos
                                                                                                                                       b.           • q~e prometer so emn                      .              .p
            ~o
          era posible enc!.!!ltrar ayuda alguna en !0do el mundo roniano contra los                                    diencia. Los o Ispcs teman               .
                                                                                                                       hasta el fin de sus días a la Iglesia :Cm b.'
                                                                                                                                                                      ana a San redro v a sus sucesores. ero
                                                                                                                                                                                  de la Ga!Ía habían estado maní-
  bngQ_bardos y mucho menos C
                                                                                                                       no s6ln co~ven~i6 a Jos ge~a~os.R~:a~ É:~~e>cio, que lleg6 a p~esidir ~~gunas
                                    Oiltra los árabes salvajes que "!n aquella época
  empezaban a dominar el Mediterráneo y :;~ristianismo con una
  g1L~n:a-ª-muerte.                                                                                                    festanuo Cierta mdependenLJa ~                            r también con sus Ideas e,,a por-
                                                                                                                       veces sus sínodos, encontró oca~I6n para ~ardca él los "r:tobispos galos recibieron
       Por fortuna, el cristianismo no se encerraba ya en los confines del mundo                                                      , d 1 T lesia franca· a partir e • • ·                           ¿- ' ¡         ,
                                                                                                                       ción occidental e a .g1 -nmetlmiento de es t''o anglosa]'ón se exten 10 ::s por ',
                                                                                                                                                            ... . '    .
 romano. Hacía tiempo que había traspasado las fronteras siguiendo su destino                                          el pa-io d e R om a . y . '-' ov•
                                                                                                                             -
                                                                                                                             1                   -                            u
 original. Por el Oeste había entrado en los pueblos germánicos y se Labía cons-
 tituído ya en medio de ellos un poder al c¡ we no tenía                         m~s
                                                                  qu e acudir el Papa                                  tod~ámbito del remo fra~co.                         .         1 centro de_tQdo_el _
                                                                                                                                                                                                         l)lundo oermá-
 para encon trar aliados dispuestos contra tod a -::b se de enemigos.                                                        _Ei_r-oder fra~~__b_g_qg _c~n~%~dnu~Q :-vi;;)a- ~;sa real, la dinastía m_~o:
                                                                                                                                                                              1
                                                                                                                       ni cn-occic!ental.__ nada le ~erJil "
         Ent~till!.QUQ!!__puebloL;::ermánicos,
                                             el franco, ya en su priwer levanta-
                                                                                                                                            En
                                                                                                                       ,-inoia s.; hundiera por los cnmen~s d s
                                                                                                                                                                             áq atrocec· su hlgar fué ocupado por otro
 miento en las provincias del Imperio romano, se había herho               Esta               G~~OJJCO_                    n- •                 d         ¡ tdno erosay ¿e fu erza terrible. M:entras los
                                                                                                                                                                          m            "'
'='0 nversióu l e había madurado para grandes progresos. Los hancos cncont~aron                                        linaje Je hombres. e vo un a 1 l                      d estaba a punto de c;:Qpv_crti_r ~e_ en ur.~
aliados naturales en los súbdiros católicos de sus enem1 arrianos, los
                                                         gos                                         burgu~-                                                             °
                                                                                                                                                             ,1<-- n _;, "            - ·
                                                                                                                       ot ros reinos ,~ esuJcr,onaban v e mun ,¡¡p~<tÍ~ . la de Pipino d e J-I en·sta' que
                                                                                                                                          d                                                                         1
                                                                                                                       Pro¡)Jedacl_ uc: '" e' l"'" " .! ' "• • .. ·· ·-, .- _      resentó la primera y dec1   s1va .r~_s;~-
                                                                                                                       ckspues _recwJU '-' n ombre dn ,.,rnlmgia, p
                                                                                                                        -       .    -• ., ·'
       7 1nastosi us BibiJOth ecarius:   Vit:~c   Pontificum; "lita Stcphani 11! ", cd. P:u is . p. S3. Frc-
 mc.ns ut
lli SJ SU:Jc   leo pcsliferas minas Rom:mis dirigcrc nnn dcsincL.1t, asscrcns omncs uno gla r!;
               sese subdercnt dJtJOni.                                                                iugulari,
                                                                                                                       tcncia .                       _, l     olución rPligios:l gue iba               te.niP.n~oJ_g~~·
                                                                                                     0
                                                                                                                         A lmuy te::·tiempo en con tramosa acvla e¡·m asna- en mU)' buenas relac iones con
                                                                                                                       Desde    -mismo ,-ra no f:worecJO                ·. '
20                                                INTRODUCCIÓN

   Roma, y Bonifacio trabaja bajo la protección de Carlos Marte] y Pipino el                                                       Pronto el curso de los acontecimientos conduciría a éxitos mayores.
   Breve.8                                                                                                                         En su propia ciudad, donde las facciones se combatían con furia, no podía
          Piénsese un momento en la posición del poder papal en el mundo. Por                                                el Papa sostenerse sin la protección de fuera, y Carlomagno volvió a la Ciudad
   u~ ~ad?, el Imperio de Oriente, en decadencia, .d&Uncapaz de defender el                                                  Santa con este fin. El viejo príncipe aparecía nimbado de gloriosas victorias. En
   cnstlamsmo contra el Islam y de asegurar su5 propios dominios italianos contra                                            largas guerras había sometido uno tras o!'" a todos sus vecinos y casi habla
  los longobardos y, sin embargo, con pretensiones de intervención soberana en los                                           llegado a agrupar a todas las naciones cristianas romano-germánicas; las había
  asuntos eclesiásticos. Por otro, las_na.ckm~s germánicas,Jle.P.SJs __d~da, pode-                                           conducido a la victoria contra el enemigo común; se había hecho dueño de
  rosas, vencedoras del Islam, sometidas a la autoridad de que tenían menester                                               todas las comarcas sometidas a los emperadores de Occidente en Italia, en la
  con toda la ~rescura de su entusiasmo juvenil y llenas de fervor generoso.                                                 Galia y en Germanía, y <.llipQnía de todo su poder. 10 Es cierto que estos paises
        . Gregono 11 ~e daba cuenta de lo que había ganado. "Todos los países de                                             se habían convertido desde entonces en un mundo diferente, pero ¿excluía
  Occidente -escnbe lleno de seguridarl al emperador iconoclasta León Isáu-                                                  ello la dignidad suprema? Pipino había recibido la diadema real porque a quien
  rico-- dirigen sus miradas a nuestra humildad y nos tienen por un Dios sobre                                               tiene el poder corresponde el honor. También esta vez el Papa se decidió en
  la tie~ra." Sus sucesores se iban percatañdo cada vez mn mayor claridad de la                                              favor del rey. Lleno de reconocimiento y necesitado dP una pcotección perm~­
 .n~~arta~se ?e un poder q~e no les ofrecía protección alguna y que                                                          nente, coronó a €ar!os -con- la-€orona-del lmP.erio de O~;.cidente ~n aquel día
  sólo, les 1mpoma obhgaGc:-: ~s: la suceswn del nombre y del Imperio de Roma no                                             de Navidad del año 800.                                                   -
  podm atarlos. Así, pues, volvían su mirada al lugar de donde únicamente podían                                                   Así tuvieron cumplimiento los acontecimientos iniciado~ con la invasión
  esperar alguna ayuda. Entablaron una alianza con los Señores de Occidente                                                  de los germanos en el Imperio romano.
  c9n los príncipes francús, alianza que se . fué haci-~nclo más estrecha con eÍ                                                   El lugar de los emperadores romanos de Occidente lo ocuP.a ahora ug_FrÍn·
  tiemp0, aportó a ambas partes ventajas cc:1siderables y se desenvolvió pe t~I                                              cipe franco y ~erce todos los derechos corresP-ondientes. En la donación de los
  m~o que llegó a re·.·estir una significación_de primer orden e~ l~' historia                                               territorios al sucesor de San Pedro vemos la ejecución de un acto de suprema
  umversal.                                                                       ~'                                         autoridad por parte de Carlomagno. Su sobrino -Lotario nombra :: los jueces
         Cuando el joven Pipino, no satisfecho con la realidad del pode~ 1 onár-  k                                          y anula las confiscaciones llevadas a cabo por el Papa. El Papa, jefe supremo
  quico, quiso también poseer el título, sintió que le era menester un iefrendo'                                             Je la jerarquía eclesiástica en el Occidente romano, se ha convertido en un
 s_:.!_rPnor, y ~l Papa se l? o~reció. A cambio, el nuevo rey prometió defepder "la                                          miembro del Imperio franco. Se aparta del Oriente y poco a J?CCO cesa tie recibir
  t:ianta Ig!~s1a y la Ilepubhca de Dios" contra los longobardos. Pero a 1 su celo                                           ~:2miento. Hada tiempo que bs·emperadores griegos le habían arrebatado su
 no le b~sta_ba ~a ~era defensa. Muy pronto obligó a los longobardos a !         entregar                                    base patriarcal en Oriente.11 En cambio. las igle~ias de Occidente -sin excep-
  los terr:ton?~ Italianos arrebatados al _Imperio de Oriente; el                  Parece      <J?.xrc*.                     taar la longobarda, a la que se llevaron las instituciones de la franca- le
 que la JUStu?a recl~~aba_ ~ue los hub1_era _de~uelto a su dueño e emperador, y                                              prestaban una audiencia que nunca habia conocido. Al acoger en Roma las
 ~n e~te :entid? recibió P1p1~o alguna ~ndicación. La contestación suya fué que                                              escuelas de los frisones, sajones y franco~, con lo que la ciudad comenzó a ger-
   no Habla sahdo a combatir por el b1en de un hombre, sino movido CIOr su                                                   manizarse, entró en la combinación de elementos germánicos y románims que
 veneración a San_ Pedro, par? ganar así el perdón de sus pecados".o D~positó                                                ha constih•í.ln desde entonces el carácter del Occidente. Su poder echa raíces
 las llaves de las cmdades couqu:stadas sobre el altar de San Pedro. Este fué el                                             en un suelo virgen en los momentos más angustio,os, y cuando parecía abocado
 f:.:~damento de todo_ d.poder temP-Q::al de los Papas.                                                                      a la ruina se afirma por largo tiempo. La jerarquía creada dentro uel Imperio
        Con tan animosa colaboración se fué desenvolviendo la alianza. Carlo-                                                romano se vierte cr. ~ ~- :::::t-: ::~rmánica; aquí encu~ntra un campo infinito
 m~no. alivió J22r _ al PaRa de la vecindad de los prÍI)c_i_p~J. lO!!gQP.!l~ desde
                        fi?                                                                                                  para una actividad siempre creciente, en cuyo curso se Jesar:olla hasta la ple-
 l~rgo t1en:po fastidiOsa. _Él en per~ona dió muestras de la más profunda sumi-                                              nitud el núcleo de sn propia s:.~bstancia.
 SIÓ~: llego a Roma, sub16 de h!!10JOS los escalones de San Pedro, hasta liegar al                                                   10 As! <nticndo los Ann,les Lauresl~amenses: ad annum 801. Visum est et ipsi apostolico
 patiO donde !e aguardaba el Papa, ~ quien confirmó la dun uci ó~ de Pípíno. Por                                              Leoni -ut ipsum Carolum rcgem Francorum imperatorem nominare dcbuisscnt, qui ipsa m Romam
 su lado, el Papa se mostró el amigo más fiel; las relacíoues del ubispo de Roma                                             tcnebat. ubi ~emp..:r Cacs:n cs scdcic soliti crant, ct rdiquas sedes quas ip~: pcr ltaJiam scu GalJiam
                                                                                                                             nec non et C: . : rmania m te nebat (probablemente quería decir: ipsi ~.:nd>a nt): quia cleus omnípotens
 ~A:; 1">< ,;1-,i<;>n< ;t;¡]i~nos facilitaron a Ca rlom ~n.no el sometimiento de los lon-                                    h;lS omnes s;::dcs in potcstatcm cjus conccssit, ideo justum eis essc vidcbarur ut ipse cum dei
 gobardos v la adscripción de este rein o al st;; o.                                                                         :4ri.intorio-- ipsum nomen liabcrct.
                                                                                                                                     .l1 NiC"'.d..) i ~c.: ; ,,¡ ; ; ~ ;:~ <~. d ~ l.., '!"..<nl :.t;, <1 r1 ncder p<~.trinrc.1l de la Sed e Rom::m:t pcr Epirum
        8 Bonifacii Epistolae; " cp. 12, ~d D:miclcrn cpisc." Sine p:~trocinio prin cipis Francorn m ncc                     'Ct ercm E:-::-u mque not.:am afque Illyricum, .~Aa ccdo niall o, i'llcssrt iJ J m, ,<.:ii.Ji.uu, . .. .. :.: :.: :- = ;"·::: " ~ .....
                                                                                                                                                                                                                                                :
· populum re gere n ec prcs byteros vcl rlJa c~ n os, m o n:~c/r os v,.1 a ¡~ ~iflas d ci dcf::: r. (!ere possum ncc ipsos   Dac iamqu~ mecl!!"rr~nca rn. Jvfoesiam, D:ud.:niam, !"raevaJim, y de las pé rdidas del p:ttrimonio en
  paganorum ritus et sacrilcgia idolorum in Germanía sin e illins m:~ndal o ct ti more. . .                     ,            C a!abria y Sic'lía. Pagi (Critica in Annalcs Baronii, m , p. 216) pone junto a este escrito otro
       .9 An as.tas ius: .a~firm an s ct iam sub jur:m1 e: •. :o , CJIIOd pcr nnllius hominis favorcm .1 csc rcrtamini       de Adriano 1 dirigido a Carlowagnc ; de este último rc,ulta que tales p.érdidas. fu eron ocasionadas
  saq)lus dcdJ sset, nJSJ pro am a re Pcf 1i ct 'CJJi:l dclictoru111 .                                                      po r las h1 c~.l.1 de los ico nodast01o:.
22
                                                                                                        1                                                       ÉPOC:.: DEL PAPADO
                                          INTRODUCCIÓN

                                                                                                            los emperadores, fuera Enrique.JJI el más generoso con la Iglesia y, al mismo
        3) Relación con los emperadores germánicos. Formación independiente                                 tiempo, quic!: defend1era con mayor vigor el derecho de promover los obispos} 2
                                   de la jerarquía                                                          También se .::nía cuidado en que Jo~ donaciones no se sustrajeran al poder del
    Dejemos transcurrir varios siglos para detenernos en el punto a que nos con-                            Estado. Los bienes eclesiásticos no estaban exentos de los gravámenes públicos,
    ducen y, desde él, proyectar una mirada de conjunto.                                                    ni siquiera del deber de vasallaje. A menudo encontramos obispos que conducen
            El Imperio franco ha caído y el germánico surge poderosq.                                        a sus hombres' a la guerra. Y se puede comprender la ventaja que supon!a poder
             Nunca el nombre alemán ha tenido mayor valimiP.nto en Eurn~ue en                                nombrar obispos como el arzobispo de Bremen, quien ejercía la máxima auto-
    los siglos x y xr, bajo los emperadores sajones y los pámeros emperadores sáli-                          ridad espiritual en los reinos escandinavos y sobre las diversas estirpes de los
    cos. Vemos a Conrado II dirigirse desde las fronteras oíientales -donde el rey                          vendos.
 ~e J?olonia ha tenido que someté,sele y entreg::~!e una [;acción de su reino, y                                       Siendo el elemento eclesiástico tan importante en la organización del Im-
     dOilaeeiCIUque de     -Boheinia=ha-sidG"Gondenad~~sió_n- hacia el Oeste, para                           perio germánico, se comprende la importancia que habla de revestir la relación
     asegurarse la Borgoña frente a las pretensiones de los señores fra-                nceses. Los         que el e111perador mJntuviera con el jefe supremo, con el Papa de Roma.
     vence en los llanos Je Champagne; a través del San Bernardo acuden en su                                          Lo mismo que en el caso de los- emperadores-remanos y los SKe_?ores de
     auxilio sus vasallos italianos; se hace coronar en Ginebra y congrega su dieta                          Carlomagno, el Papa@ guardó estrecha relación con el emperador germánico.
     en Solothurn. En seguida le encontramos en la Italia meridional. "En la fron-                           No se puede dudar de su situación política subalterna. E~ verdad que antes de
      tera de su imperio -dice su cronista Wippo--, en Capua y Benevento, ha                                 que el Imperio cayera de manera definidv'l :!11 manos germánic::s, cuando
     resuelto las discusiones con su palabra." Enrique III reinó con no meno_• Fode_!.                       era gobernado por jefes débiles y vacilantes, los Papas ejercieron actos de su-
     Pronto lo encontramos -en el Escalda y ei Lys, vencedor de los condes Ae Flan-                          prema autoridad. Pero desde el memento f'n que los poderosos príncipes ger-
     des, y en Hungría, a la que obliga durante cierto tiempc a prestar!J pleito                             manos se arrogaron la dignidad imperial fueron de hecho, aunque no sin
      homenaje, más allá del Raab, hasta que le dan el alto los e],.mentos. El rey de                        tesistencia, tan señores del Papado como los <:arolingios. Ü!Ón el Grande prote-
      Dinamarca le visita en Merseburgo. Uno de los más poderosos señores de Fran-                           gió con mano de hierro al Papa que había elevado a la Sede 13 y sus hijo~ siguie-
    !cia, el conde de Tours, se le ofrece como vasallo, y las crónicas españolas                             ren su ejemplo. Como las facciones_ romanas se levantaron de nue::vo y se
    1 cuentan que exigió a Fernando 1 de Castilla, príncipe victorioso y lleno de po-                        apropiaron la dignidad papal, manejándola co::~o un inierés de fa.nilia, com- ·
    Ider, que le rindiese acatamiento como suFemo señor feudai de todos los reyes                            prándola y vendiéndola, se hizo necesaria un:: intervención superior. Es sabido ,
     cristianos.                                                                                             con qué energía la llevó a cabo EHrique 111. Su sínodo Je Sutri depuso a lo~
: ,_         Si preguntamos ahora qué fu~rza interior suster.ía .;stt poder expansivo                         Papas intrusos. Lueg6 de colocarse el anillo patriarcal en el dedo y haber reci-
      que pretendía la ~upremacía europea, nos encontramos con que encerraba un                               bido la c~rona im¡erial, señaló a su discreción quién había de ocupar la Sede.
      irnpcr!ante elemento religioso. También los germanos conquistaban mientras                              Se suced1eron cuatro Papas germanos, todos nombrados por él; al vacar la
      convertían. Cou la Iglesia, marchaban sus fronteras a través del Elba hacia el                          Sede, los delegados de Roma, así como los enviados de los O!J"OS obispados, se
      Oder y a lo largo del Danubio; los monjes y los sacerdotes precedieren al infl:1jo                      presentaban en la corte para recibir el nombramiento Jel sucesor.
      germano en Bohemia y en Hungria. Por esta !'IZÓh las autoridades eclesiásticas                                   E_n esta situación le cQnvenía al em-11era@r rnanteQt~L~Lpr~JigÍQ_ ~­
       disfrutaron de un gran poder. Los obispos y abades n'htnvieron en Germanía                             r ado_,_ Enr!que III famen:é las reform~s que emprendieron io~ Papas nombra-
       derechos condales y a veces ducales más allá de sus propios dominios, y no se                          dos por él, y el a:.:mento comiguiente de autoridad no provocó su recelo. El
       describen las posesiones eclesiásticas como radicadas en les condados sino que,                        hecho de que León IX, contrariando la voluntau del rey de Francia, cc!1vocara
       por el contrario, sonJmu;Qndadoilº-Lfl'-' ~ radicap_____m__ }Q~ obis¡;1ados. En la Italia
                                     __                                                                       a un sínoo:lo en Reims, nombrando y deponiendo obispos franceses y recibiendo
       alta casi todas las ciudades estaban some[idas a los vicecondados de ~:1s obis-
                                                                                                              la declaración solemne de que el Papa era e! único primado de la Iglesia ente-
       pcs. S--ªÍa un error creer qg~ !a~ m_gq_!jgad~u~-~! esiástir<!?__ han ganado con esto
       una auténti!;__i_llikpendencia. Como 1
                     a                           -ª-----Fromoción ¡>ara las dionidades eclesiás-
                                                                                                              ra. nu podía sino sa ti~fAce r al emperador mientTas .¡;1udiera disponeLd~der            t:
                                                                                                              sqg_c el Papado. Er3 congruente con la pretensión de prirnaL;J que trataba de
                                                                                                                     r
       ticas correspono1a ai rey - la, i",m,laci c:~:: :~! ~ ~ n "'. v i ~ r p] anillo v el cetro del
                                                                                                              o f i r rn ~ r en Europa. La •11ism2 relación que se aseguraba con respecto a los
       di gnatario falleciclu a la corte, que los volvía a ceder de nuevo- , era hasta una
       ventaja para los príncipes conceder atribuciones temporales al hombre de su                                  1:.: F:":n plos de esta scvcrida U se cncucntr::w en Planck : (.; csclu c. j¡ (<.: .:..:I . . :.. :s tJ ic ~ · : . · ~- ' : ! :'c h e!"'
       clccciún , ccn cuya fidelidad debían contar. A pesar de ia n~sis tencia de la                         C cscllscha! ts'(: rfassung, 111 , 40 7.
                                                                                                                    1: En Goldast, Constitutt. Imperiales, 1, p. 22 1, c:hC tramos un instru mento (jtlfltfl co u los
                                                                                                                                                                                       On
       noh b.J, Erui_qg~JJI colocó en la sede de Milán a un ]Jlebeyo. de cuya fidelidad                      Scl,._¡/u.·n de Dictrich  'O ll Nicm) seg ún l.l cual el derecho de Ca rlomagno a elegir su pro pio sucesor
        !'St~h~ seguro; la ob diencia que más tarde encontró en la Italia del Norte se                       ~· a nomh: J r en el futuro los P;1pas rom :mos "C tr;-~ spasa a Otón y a los ~ mpt.:raci orCs gc rm~11i cos.
        dcl,i6 en gran parte a esta manera de proceder. Así se explica que, entre todos                      r ..:ro sin du da algu n:l este_ in s t nll~'." " ; o es una invencl.Q_n.
24                                      INTRODUCCI6N                                                                                              ÉPOCAS DEL PAPADO                                                        25
 nórdicos a través del arzobispo de Bremen, podía asegurársela sobre las otras                          Jc querer de;ignar por sí mismo a los obispos , deió el nombramiento a caroo de
 potencias de la cristiandad a través del Papa.                                                          los cabildos, en los que la gran nobleza ger~ánfca ejercía el máximo influjo.
          Pero en esto se encerraba un ~ro.                                                              En una palabra: el Papa tenía a su lado los inte.resc;; de la aristocracia.
          La organización del estamento eclesiástico en los dominios germánicos y                           . Pero, a pesar de estos aliados de marca, ¡qué guerras más l~y_ san-
 germanizados se había convertido en algo muy diferente a la que presentaba                              gnentas costó a los Papas la co!l_quista _Q.~u_..!.ih~~~dl Desde Dinamarca hasta
 en los románicos. Se le había atribuído una gran parte del poder político; dispo-                       la Apulia, dice el salmo del Año Santo, desde la Carolinoia ha3ta Hunoría el
                                                                                                                 .                                                                o                           {J       '

 nía de poder principesco. Hemos visto que dependía del emperador, de la                                 Im~~no ha vuelto sus armas contra sus entrañas. La lucha entre el p.rincipio
 suprema autoridad secular, pero ¿qué podía ocurrir cuando esta autoridad caye-                          cspmtual y el temporal; que antes :;e entendieron tan bien, enzarzó a la cris-
 ra en manos débiles, si el jefe de la Iglesia, triplemente podewsO: por su                              tiandad en fatales altercados. Los Papas tuvieron que abandonar a menudo la
 dignidad,- objeto_de la veneración general, por la obediencia de los fieles y por                       Ciudad Eterna y contemplar cómo ocupaban la Sede los An..tip.a.p.as.
 su influencia sobre otros Estados, aprovechara el momento oportuno para                                       P~r fin consiguieron el triunfo. Después de muchos siglo; de sumisión y
 enfrentarse con el poder real?                                                                         otros más de lucna - indecisa;-se~lmbía-logrado~-de-~maner.a~efiníti.v~d.e:-__ _
          La situación se mostraba p.:c¡:icia en varios aspectos. El poder eclesiástico                 pendencia de la Santa Sede y su principio. De hecho los Papas gozaban de una
 albergaba en sí un principio propio, antagonista de ese gran influjo secular,                           posici0n magnífica. La clerecía estaba completamen•t:! en sus manos. Es digno
 principio que debía manifestarse en cuanto se sintiera con fuerzas suficientes.                        de notar que los Papas más enérgicos de este período fueron todos benedie-
 Según creo, había también una contradicción en el hecho de que el Papa, Gue                             tinos, al igual que Gregario VII. Al introducir el celibato convirtieron a todo
 ejercía el máximo poder espi~itual, tuviera que est::r sometido pof iodas partes                       el sacerdocio en una especie de orden monástica. El obispado universal que se ·
 al emperador. Otra cesa hubie~e ocurrido si Enrique 111 se hubiera decidido a                          arrogaban g'lardaba cierto parecido con el podt::r de un abaci cluniacense, que
 proclamarse cabeza de toda la cristiandad. Como no sucedió esto, es natural                           era la única autorid?d abacial en su orden. Y así estós P2pas pretendían ~er
 qne en un momento de confusión política el Papa se viera impeJido, por su                              únicos obisvos de la Iglesia. No sintieron escrúpulo alguno p~ra intervenir
 sumisión al emperador, de aparecer plenamente como el padre de todos los fieles,                       en la administración de todas las diócesis. 14 S:.ts legados fueron equiparados por
 como correspondía a su dignidad.                                                                  ·    ellos con los viejos procónsules romanos. Las pgtencias estatales iban dcca.y.endo ,
           En esta situ::::ión sube a la Silla de San Pedro Gre¡¡orio VII. ,Gregorio es                 mientras se constituía este orden qüe obedecía a una sola cabeza, que estaba ,
                                                                                        1
 un espíritu osado, tenaz y de largo alcance; sistemátiW,Podríamos decir, cono                         organizado apretadamente y ·se ~ por todos los países, poderoso por sus
 una construcción csrolástica; imperturbable en las consecuencias lÓgicas y m~1y                        riquezas territoriales y dominador de todos los aspectos de la vida. Ya a comien-
 diestro al mismo tiempo en eludir con la mejoi: apariencia contradicciones ver-                        zos del s!~lo XII el ~Gerohus pudo decir: "i..legarán las cosas al extremo
 daderas y fundadas. 'ió el camino qu~' llevaban las cosas, captó en el trajín de                      de que los ídolos de oro del Imperio se derrumbarán y todo reino mayor · se
'la vida cotidiana sus posibilidades hist6riras, y decidió emancipar al poder papal                     romperá en cuatro principados: entonces la Iglesia estará libre y no oprimida,
 de la tutela imperial. Una vez que se propuso este fin, echó mano sin contem-                          bajo la protección .-1 ,..) S~>mo Sa-:-fO'rdote coronado." 16 Poco faltó para que no se
  placiones de todos los n.edlos r.ecesalÍos. La resolución que inspiró a les concilios                 cumplier2 la profecía. Porque en realidad, ¿qnién era más p9deroso eu Ingiac
 de que <;¡; el futuro jamás ningu.m dignld:::d eclesiástica podría ser atribuída                       terra en el siglo xm, Enrique III o aquellos veinticuatro señores que tuvieron
  por una autoridad secular, tenía que chocar con ]a esencia misma de la consti-                        durante cierto_jj_e_!!1po el go:.,;,_.;,¡, "" ":.:: manos? ¿Y quién más poderoso en
  tución imperial, porque és ~a descansaba sobre la unión de la organización ecle-                      Castl!la, el re;r o los "altos homes"? No parecía neces:trio el poder de un g_m-
  siástica v la secula;: el vínculo lo representaba la investidura y significó tanto                    ¡_Jerador después que Fcdericc había otorgado a los vríncipes del Imperio los
  como una revoluci6r. que se arrebatara este derecho al emperador.                                     atnbutos eseTJciales de la soberanía territoriaL Se puede decir que sólo el ~ a
           Es claro que G;:egorio Vll :10 hubien: pensado en tal cosa de no haberse                     J isfrutaba de un poder amplísimo y unitario. Así ocurrió que la ind~p~n~_e_D.s: i a
 dado cuenta de h descomposición del Imperio germánico durautc la minoridad                             dd.]lliru:i.pio espirit"al se trasffiütÓ muy pronto en una nuel'a especie de ..silj2I.e-
  ..;" ;:::,., ; , ..:.: !V ;· ~ ~ 1 l ~v .1 rttom iP nto de los pueblos y príncipes germanos contra
                  1
                                                                                                        '1~... Llevabar. a ello el carácter temporal-espiritual que dominó la vida toda
  es ~ ::: emperador. F ncontró_ aliados gn._lq_:¡__gm.D.Q~.Lv as_au os_,_~f!~;,_" - . ::":; ;.::
                                                                                             -          v el c 'ITSO de les acontecimientos. Cuando países dúrante tanto tiempo perdidos,
  sentían_QprimidQLJ..>Cr la_2!!~ m ací a del poc! ~ r unperiili Y€'' " b~" ~1 : liberar<~               ·amo España, habían sido recobraciu::, U lu dL vu ..... ~: .. ,·. " , j' b:: :-:.: 8:--:s ~! ~v· ::; 1 n i ~ .nn
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  q!O_ él. En cierto sentido el mi sn!Q.l'~ R.'I era _ tLIJ.Q_Q~.los gr.;mcl.e~._vasp !ns_deLim­              J4 Un0 de Jos puntos pnncipalcs , acerca del cual qu iero cit:u tm pasaje de una cana d e
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   cipes no se opusier::tn cuando el Papa se libró del poder imperi nl. En la misma                     com par :~s t1.                                                                                            ·
   lucha ele las investiduras sus ven tajas ib::1 a la p:>r . El Papa estaba muy lejos                        15 Sch10cckh cila este paso jc en Kirc/Jengcsci!ÍciJ!c, Pl rL 27 , p. 11 7.




     _..;;._ -
             _    .                                 s-.- ~.,.

                                                                                                       -~    ---
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Del 18 brumario a waterloo
 
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  • 1. . 1 1 Primera edición en alemán, Segunda edición en alemán, (última revi~ada por el autor) Primera edición en español, 1834-1836 1874 1943 Décima reimpresión, 2002 PROLOGO T ódo el mundo conoce el poderío de Ronza en la Edad Antigua y en la Media; l. '-l CY l-ún..,'-e. J - 1 ~-or1 a & o s '?g>ú.S 1 también en los tiempo= modernos s~ ha visto el renacimiento de su imperio mun- dial. Después de la decadencia que experimentó en la primera mitad del si- -.-. -ev~~'~o 1'<.o..--=t-1 '-le'l<-i.co; --:re. e 1 q<--~> glo XVI, ha podido constituirse otra vez en el centro culminante de la fe y del .pensamie,Ho de las naciones románicas y ha llevado a cabo ostukis intentos, no rr··::r -~6 pocas veces afortunados, para dominar de nuevo al resto. Esta época, la de un poder espirituúl-temporal renovado, su rejuven_ecimie:11- to y desarrollo internos, ~u progreso y decadencia, es la que pretP.ndo describir, por lo menos a grandes rasgos. Empresa ésta que, si bien puede resultar fallida, ni siquiera podría haberse intentado de no haber tenido ocasión de utilizar' unas fuentes desconocidas has- ta_el_m.anwua... Mi obligación prlrnera será referirme a ella.>. ¡ ,Jcf-;2637-33 En otra ocasión trabajé los documentos berlineses_ Pero Viena, pot ejem- plo, es mucho más rica en esta clase de tesoros_ Viñetas de I:.LvtRA GAzcóN Además de su fundamental espíritu alemán, ·Viena presenta un elenumto europeo: costumbres y lenguajes múltiples se dan cita en las clases altas y en las bajas y ya Italia se anuncia con la nzayor viveza_ Las co!:xciones M_ docu~tos Se prohíbe !~ reproducción total o parcial de esta obra ofrecen tambié11. un carácter amplio_ Nos hablan de la polít;ca y de la posici6n -i::cluido d diseño tipográfico y de por'.ada-. mundial del Estado, de sus vi.:jas relaciones wn España, Bélgica, Lombardía, sea cual fuere el medio, ~lectrór.ico o mecánico, de las frecuentaciones vecinales }' eclesiá~ticas can Roma; todo ello de una ma- sin el consentim: ento por escrito del editor. nera di[§cJ.q_ Siempre gustó esa ciudad del acarreo y la posesión. Y a sólo por esto Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx las primitivas colecciones de la Kaiserlich-Kaniglichen Hofbibliothek poseen :m Conozca nuestro catá!ogo: www.fce.com.mx gran valor. Más tarde se han enriquecido co ;; colecciones traídas de fuera. Se compró e ;¡ Mód cna una colección de volú,zenes pareridos a nuestras hforma- zioni, . procedent e de lu casa Ran.gune, y en Venecia los Íttapreciahles manus- 1 D. R. © 1943, FONDO De CULTU RA EcONÓMICA critos dei Dogo Mwc·o Foscari ni; ~ncontramos entre ellos los planes t1el propie- ..; . R. 2 : ':: ::: , ~~ ... .. : :.:- . : 0 · ·:::1J RA Err.':r'¡¡'I.Jlr" <: 1. OF. r V tnrio 1,arn la ce> "tim::~c wn de su obra literaria. crónicas italianas .l:e las que no se · D. R. © ! 997, Fvr.jüv DE CU LTIJRA EcONÓM ICA !t alla huell a alguna en otra parte. 'l 'aml.n ell se ennqueczo aquelLa 'Ji iJtwteca cvn Carretera Picac ho--'.jusco 227: 14200 M•'x ic" , u . F. u;w de nsa coleccion ele numu <r.ritos históri u-¡ .JOlíti<A» JliOCedemes <le los pape- les del 1 cip:.- E11genio. que este excelente estadis ta había reanido con gran. 1rín ISBN 968- 16-0909-3 verspicacia. Se hojea el catálogo con ávitin esperanza: ¡qué alegría, an te la •nse- . 1 lmprcso e n México guridad que ofrece la mayrwía de las obrr¡s impresas de historia 11101!. ta, tropezar cú ,z t.an.to testimonio in édito 1 ¡Todo un pon·enir de trabajo pa .. : el estudioso! 7 .; .. : ; ~ ; ' . 3 008 r) ·t '- r V.
  • 2. 8 PflÓLOGO PRÓLOGO 9 Y, no obstante, unos pocos yasos más allá, Viena nos ofrece todavía sorpresas resrmtes, trasiego de una visión directa, que parecían perdidas con la vida de los mayores. El archivo '· nperial contiene, C01'"' es fácil presumir, los documeato~ coetáneos, y fueron las que me dieroa la idea y el ánimo p{/Ta una exposición más importantes y fidedignos en lo que se refiere a la historia alemana en gene- de largo alcance. ral, y también a la historia italiana. Después de varios avatares la mayor parte Para su corroboración y ampliación sólo en R01na, conw es natmal, podrían d_e los archivos venec.'unos ha vuelto n Venecia, pero una cantidad no insigai- encontrarse los medios. f¡~a~te de docum~ntos venecianos se encuentra todavía en Viena: despachos ¿Era de esper{IT que se permitiera la libre entrada, para descubrir los se- ongmales o su copza; extractos de los mismos para el servicio político, conocidos cretos del Papado, a 1m extranjero que, además, tenía religión diferente? Acaso con el nombre de "rubricarias"; relaciones, no 11ocas veces en ejemplar único, de la presunción favorable no era tan infundada, pues ninguna investigacióu gran valor; registros oficiales de las autoridades; crónicas y diarios. Las noticias puede sacar a flote algo peor de lo admitido ya sin base y que elmuíido consi- que _ofrecemo: sobre Gregario XIII y Sixto V proceden en su mayor parte del dera, sin más, como verdadero. Siu embargo, no puedo alardear de que las _ arch1~~ de Vzena. Nunca ensalzaré bastante la liberalidad con que se me ha cosas sucedieran como yo esperaba. He tomado noticia de los tesoros del Vati- ---permltzcl7:r el- acc-eso- a- él. cano y tttilizado, para mis fines, toda 1ma serie de volúmenes, pero la libertad Sería ésta ocasión de agradecer en detalle las muchas ayudes que se me que yo deseaba en nwdo alguno me fué concedida. Afortunadanrente,-s-e--'lne- han dispensado lo mismo en casa que fuera. Sin embargo, para hacerlo siento abrieron otras colecciones que permitían una información, si 110 completa, por cierto reparo, no sé si con razón. Tendría que citar demasiados nombres y entre lo menos auténtica y suficiente. En lc5 tiempos del apogeo de la aristocracia ellos algunos muy importantes: mi agradecimiento cobraría así cierto aire de ---princ;ipalmente en el_ s1glo XVI~- en toda Europa las fam ilias de rango que vanagloria y un trabajo que tiene todos los motivos para presentarse con modes- intervenían en los negocios públicos conservaron también una parte de la docu- tia se revestiría de una aureola que no le iría muy bien. _· mentación. Acaso en ninguna parte al grado que en Roma .. Los familiares del Después de Viena mi intención se encaminú preferentemc;fte a Venecia Papa, que siempre dispasieron del poder, legaron a las casas principescas que -va Roma ' ; ellos fundaron una gran parte de los documentos públicos que cayeron en sus . En Venecia las grandes familias tenían la costumbre, casi todas, 1 insta- he manas en el período 4-e su administración. Esto..formaba parte del haber de una lar junto a ia biblio,eca un gabinete dP- manuscritos. Es natural q?•e s~ refieran familia. En los palacios que erigieron, rorla general en las habitaciones de arri- con preferencia a cuestiones tocantes a la República: relatan la participación que ba, había siempre unas salas reservadas para libros y manuscritos, que solían la casa ha tenido en los asuntos públicos y se ::~servaban como documentos ser llenadas dignamente como lo habían hecha los antepasados. Las cclecci;:mes ' familiares para instrucción de las nuevas generacion~s. De estas coleccfiones pri- privadas, en este caso, son, en CÍ!!rto respecto, colecciones públicas, y el archivo 1'aqas se cón~ervan todavía algunas, a las que me fué permitido el acceso. Mu- del Estado se dispersa, sin extrañeza de n11die, en las casas de las diferentes chas más se perdieron en la catástrofe del año 1797 y a partir de entoizces. Si se grandes familias que tuvieron intervención en los negocios. Así como el exce- ha conservado más de lo que era de presumir, se lo debemos a los bibliotecarios dente del pat.rimonio públ.ico enriquerió a los linajes papales, J' la galería 1'ati- de San Marco, que en el naufragio generaL procuraron saivar todo lo que per- cana, c:unque excelente por m selección de obras maestras, no puede compe!ir, sin mitían ias posibilidades del Insiituto. De hecho, esta biblioteca conserva 1.m embargo, en riqueza e importancia histórica, con algunr.s galerías priw111as, como respetable tesoro de manuscri:os, i- prescindibles para la historia inter~·a J.e la m l.a Borghese y la Doria, así también lus n¿pnuscritos conservados en los palacios ciudad y del Estado y de importanciu, sin duda, para la historia europea. Pero 1 Barberini, Chigi, iltieri, Albaní, Cyrsini resultan de inestimal1le 11 alor para la no hay que cifrar de1nasiada:; esperanzas. Se ;;..ta de un haber ;elat.ivumente ;,.istoria del ?apc.3c, !lel Fstado 1'!1pal y./¿ la Iglesia. Estab lec:.lc :: :: !::::e .:::"1w nuevo, surg~do accidentalmente de colecciones privadas, sin que domine ningún el archivo público, es import.ante en cuanto a !a E,iad Media por m colección de plan de conpmto. Nn tiene comparación con las riquezas del m·c?!ivo 11úblico, tal "vegestos"; segummente, 7!1Zil pa;;e de la historia de ese tiempo SP. escond¡¡ aq11í como está organ i:ado hoy en día. f:;, ocasión de una investigación acerca de la para ser descub ierta, ¡1ero, en lo que a mí se me alcanza, creo que no aportara conjuraciór. del élño 1618 descril,; ya ei archivo veneciano y no es menester que )!.rcm cosa para le época moderna. Es te archi vo, si no he sidc e11gniiado, res1! 1t a 1ne_ rer'ta. Po~ lo que se refi ere a la 11art e romana tenÍ11 q11e a1JO)'C1111le so/;re il! signifzc"nte mtte la riq ueza de las cvl!'cciones privadas. Como es de s1rponer, toao en las relaciones de los endmj!'!·lores que volvían de Homa. Pero rlcsealJa • 1 cncln una de ellas abare(! en es1 Jeciéll el 1 ríodo fm que govem ó el Papa de la Je poÚer uúi.i-_to lt.i J t ~iéh v , , ,, .) ... ~,~ : _ ....... :v, .._,., l"v . ' l " '" ,,. , e;: j :;:;:!·!_: ._~ · it r: ; 1. : .. 1.:_;::·· 15, 1 :mz ili n resvectira; vera co, llo /.os (nmilinres siguieron dese 111pciirmdo Hn 1 Jr;pel y este archlvO, a {:: : rza d: ::- ·:tos trc~ 1arl"', ha padec;rln r¡ I~ 'I1WS 1"!r,/i rln~ . P- rle 11 inlJJOrtnn. te, )' C01HO oc1 trr e tpt e t..:lllll (,j11 1era se tili pefia e n cun tiuu ur y L v lliJ H ~.-u o 1 juntar ct:arenta )' ocho relaciones acerca de Roma: la nuís antigua, de l aiio 1500; ww colccciÓ11 ya i111 rinria y esa taren 110 res1 dtnba muy cli(ícil _-¡; !1oma, d01ui: dieciséis del s;gio xvr; veintinll eve del xvn - uua serie casi cowple!a, con su/o ~. lznl;ia ori gimnlo 1 111 comercio literario ele 7111l111!SC rit o<, uingmro de los r. rcl!i- alg11n as intermpciones- ; ocho del XVT", muy instm ctivas. En la wayoría de ·ros privados duja ele poseer noticias ¡Jrcc iosns fle ti em¡,os anterioreS y posteriores. los casos pude 1:tilizar el. original. Con <~ne n una gran crml idad rl c 111!/Ícins i 11 t ~- Lu II!IÍS ri ca ,/.; estas coleccio11es - a CO II SCC IWtt cia ele lzcrcn cias importn11t es tm1z :
  • 3. 10 PRÓLOGO PIÓLOGO 11 1 ., men ~n, este respec~ es la Barberiniana; la Corsiniana, d:!sde un principio, se sobre la historia universal. El poder papal no ha sido tan inmutable como se or~~mzo con el me7or criterio de amplitud y selección. Tuve la suert.e de poder pretende. Si pres cindimo~ de los principio:; que .:ondicionar. ~u existencia y a !ttthzar estas dos colecciones y otras de menor importancia, en ocasiones con los que no puede renunciar so pena de hundirse, ha sido removido interna · absolu~a libertad. Pude cazar todo un botín insospechado de materiales seguros mente en no menor grado que otro poder cualquiera par los avatares que ha Y pertm:ntes. Cor_respondencia de las nunciaturas, con las instrucciones que les sufrido la hunumidad europea. Lo mismo que han cambiado los aconteceres a?ompanan, relacwnes, descripciones vivas de varios Papas, tanto menos 1'reca- de la historia y una nación 11 otra ha ejercido el pr c ;~ominio y se ha movido la vtdas. ,cuanto que no se escribieron pensando en el público; descripciones vida toda, así también el poder papal, sus máximas, sus empeños, sus pretensio- tambzer~; ~e cardenales de nota, diarios oficiales y privados, ex¡1licaciones de nes han ~xperimentado me tamorfosis esenciales y, sobre todo, su influencia ha ac.:ontectmtentos y circunstancias, vistobuenos, cousejos, informaciones sobre la sido afectada par los m<~yores cambios. Si seg11imos siglos arriba la pauta ele tan- administración de las provincias, sobre ~u comercio e indust.ria, cuadros estadí~ti­ tos nD11'lbres ilustres, desde Pío I, en el n , hasta nuestros contemporáneos Pío VIl cos, pr_esupuesto! de gastos e _ingresos. E!!_ su mayor l'arte documentos desconoci- y Pío VIII, recibimos de pronto la impresión de una continuidad ininterrum- cU:s, redactados por h011'lbres que poseían un conocimiento vivo del'"tenw-y-tan~ _pida. Pero no hay que dejarse engañar; en realidad, los Papas de las diferentes dtgnos de conftan:a que, si bien no dispensan del examen y la crítica analítica, épocas se diferencian no mena> que la.> dinastías de :m reino. Para nosotros, que nos ganan como solo pueden hacerlo los testimonios de coetáneus bien enterados. nos hallamos al margen, la observación de estos cambios ofrece el máximo inte- ~~tre estos docm~P.ntos, el ~ ~tiguo, utilimdo por mí, se refiere a la conjura- rés. En ellos vemos una porción de la historia general, del total desarrollo uni- cwn de los Porcarz contra Ntcolás V; sobre el siglo xv cayeron en mis manos otros ••ersal. No súlo en los períodos de predominio indiscutible sino, y acaso de pocos; en el siglo xvr los testh1wnios se van haciendo más densos y numerosos manera más marcada, cum;do fuerzas contrarias actúan, -€omo en los tiempos a cada pc;so; a todo lo largo del XVII, época en la CJtal tan poco ¡;onocemos de que pretend~:. •warcar este libro, en esos siglos XVI y XVII, en que contemi!la'I"''Is segr!;o _sobr~ R_oma, nos acompaiüm informaciones tanto más preciad.us; pe:- el al Papado en peligro, pero recobrándose y hasta ganando poder durante algún contrano, dtsmmuyen en cantidad y en valor a partir del xvm. El Esbao -· la ti!lmpo, retrocediendo de nu ~ vo y bardeando una nueva decadencia, tiempos corte hab<an de-caído también de su rango. Pienso examinar con detalle fstos en que el espíritu de las naciones occidentales se ocupa de preferencir~ en cues- documentos _ romanos y venecianos con propósito de recoger todo lo que todavía tiones eclesiásticas y en que ese poder, abandonado y atacado por algunos, sos- me p~ezca mteresante j que en el curso de la presente historia he tenido inne- tenido y defendido con renovado · ardor por otros, se afirma indiscutiblemente cesana;nent~ qu~ sacrificar. Porque,__.cUida la .masa enorme del materiq}. que se con significación universal. Es:e es el punto de vista requerido por nuestra situa- presenta a ws OJOS en tantas hojas escritas o impresas, se le imponen al .relaw_ ' ción y en el que este libro trata de colocarse. forzosas limitaciones . C011'1ienw recordando la situación del poder papal a CI'J1nienzos del si- Un italiano, un romano o un católico seguramente abordarían el ..sunto glo XVI y en el curso de !os acontecimientos que llevaron a esta situación. de otra m.anera. Su 1•encración o, acaso, tal como están las cosas en la actualidad 1 su o~io !eñirí~ la expo,sici?n, ~:;~ du"!a algu;¡,;;, d<? colores brillantes y, en rmu:ho; pasa7es, podrta ,ser mas ctrcunstanctado, más eclesiástico, más local. Un protes- f(1nte. un aleman del Norte, mal podría competir con ellos. Mantiene una acti- tud de indiferencia f;em e al poder papai y ttene 'fue re:runciar de antenumn al cal.or que_ la simpat~a ~ el odio pudieran prestar al relato J' que servirían acaso para tmprest?~ar al publt~. europeo. También en lo que se refiere a este o aquel detalle eclestastzco o ca;zom co nos encontramos bastante distantes. Pero en com- l J pensación, se nos ofrecen otros puntos de vista que, si no me equivoc;, pueden preten_ er u n carácter lzistóricv más puro. ¿Qué es, ciertame;¡te, lo que e;; la d ar.:tualzdad ¡n>ede prestar interés al poder papal? No relación ,,¡ ~una con nos- ni•·· ·' ya Cf"'' nr: p¡erre ninguna irfluencia im¡wrtante; tam poco preoc1<pación tle nuest.r:: parte, y.~ q1w_ los tiemp?s en que algo poaumzos t e 111 er ;1 1111 1 1;,u/o )' ;, nos sentmu:s s egu~o s.t Solo ¡mede •nt,resarnos su t!esanúl /. o /z.i , tórico y s11 accié n no por eso :!IC hJ C~1111 b 1 JtiO 111 un .• i ll l lt.: e u . • 11¡ ,, .. . 1 ,~... 1~ :. .. . 1 ., ' '"' r n lt ··~ ' " l!"'n rn m H· ha empezado :.:n.:: ~: uc va ép,..-• rl •·l P:JpJdo. :'<o he podid o !-:::o ind 1ca r por medi o de ra '>[:OS gene ra· . 1 Esto fué lo que escribí el afio de 18 ) 4, en un a é poc ~ en que rci u ;-~ba. o al menos parecía les el desarr ollo ¿e és ta . conscrvamlo sic;J: 1HC el punt o < v. s:J objl'Uu l¡ u ~ trat é U ~,.. u ..• u ~ ..: ncr d esd e .k ~~~~~~ ~ r, la pa~ cutre Rom~ y Al c m ani ~. E l prólogo aquí lt'p rndu cido, e in d uso tal vez el libro 11 c.:l priPó pio, pe: o 11 1•.; J'.!: CC IÓ comcu ie u tc t 1iri gir mi at cn .:t0 n h:1 cia el actu:tl pontir icado en ese <' ut on~~s~on tJCne,. la exprcstó~. del a~ IH cntc de esta époc:J. J ·,· r~>: ¡ c u ~ n to ha. cambiado toCo desde mi smo sentido. Con ;u rr.: ~: J a C:!l to no h e podido rc:)L ~ir el títnlo origiml de b obra pr. r el q ue '' '~ C tl c ntro ~~ P cpa rar, cua.c nta anos después de su :1 p:u• <.: 1Un pnmcr:1, 1 ;~. sexta cdJCJÓ n, rn c ést.J. se vin cuió a otra pu bli C""J cibn <1 uc se limit :1b:t a los sig:o: xv 1 y xvn, sino que cscogi un tít nlo 1 c¡uc la lucl1a, calmada entonces, h :1 esta llado ,le llll l'' 0 cu ll:l mas. Iluclg3 dec ir C]liC m~s am pl io. --·--- -- _______ ______ . .....,...._
  • 4. LIBRO PiliMERO l. f:.POCAS DEL PAPADO ., 1) El cristianismo en el Imperio romano Si contemplamos el ámbito del mundo antiguu en los primeros siglos nos encon- tramos con un gran número de pueblos independiente>. Viven a) borde del Mecliterráneo, allí ha'sta dende llegan las noticias del mar: diferenciado>, en límites angostos, formando .Estados- libres y muy particularizados. b . indepen- dencia de que g;;z:m no es sólo política, puc:; en todos elios se ha originado u.aa religión local; las ideas de Dios y de las cosas divinas tie!len fuerte sabor local; se _ reparten el mundo divinidades nacionales con los atributos más dispa- res; la ley a que obedecen los creyentes se halla unida iudisolublemente a la ky del Estado. Se puede decir que a esta .íntima unión del Estado y la religión, a esta libertad dl)ble, apenas limitada por leve:; obligaciones que dim~ nan del pa- re!ltesco de las estirpes, ~-.: ::::-esrorr~_! a p:!rte mayor en la formación de lu Anti- .¡ güedad. Se hdlaba encerrada en límites estrechos ~ero, dentro de ellos, podía 1 desenvolverse plenamente, abandonada a sus impulsos,_una existencia despreo- _ cqpada y juvenil. T odu esto canbió profundamente al surgir el poderío de Roma. T odas las autonomías que llenan el mundo se van doblegando y desaparecen una tras otra. De pronto ]a tierra se desnuda de pueblos libres. En otras épocas los Estadcs se derrumbar. porque se deja de creer en la religión, mas esta vez el sojuzgamieuto de los Estados es el que acarrea ia cleca· dencia de la religión. Fatalmente, a consecuencia del dominio político, conflu- F:~ : ~ :!o .- )o< rnli :;iones en Homa: pero ¿qué significación podían guardar una t 1 "ez a rranca d ~s al suelo que les dió vid ar La aciuraciúu C:" I,;; ~..; ·.-e ~c:sc t~~ ~· ·n­ 1 tido en Egipto porque divi::iz:!I:Ja l ~s fuerLas nalu ra les ~a l como aparecían en la 1 tierra, pero en Roma se couvirtió en un culto idolát ri co d<''prov isto de sen tido. Además, al entrar en contac to las diferentes mi t oln:~ i :l s, el test.!ltadv no pod í ~ l3 1
  • 5. 14 INTRODUCCIÓN ÉPOCAS DEL PAPADO 15 ser otro ~ue la l~cha y liquichciun mutua. No es posible imaginar un filósofo El espiritu político de las viejas religiones tantea en busca de una nueva que hubiera podido allanar sus contradicciones. Pero tampoco, en este caso inve- forma. El conjunto de todas aquellas autonomías que poblaron el mundo, su rosímil, se habría dado satisfacci0n a i'· que el mundo necesitaba. riqueza total se había dado e. galardón a uno solo. !'lo h_:¡_~ia_qu~_~do_ má~ _ _g!!_e Por mucho que sintamos la desaparición de tantos Estados libres, no pode- ~~l.Q_ p~er, que no dependía sino de sí miS!IlQ y la religión reconocía este mos negar que de sus escombros surgió una nueva vida. Al ceder la libertad hecho al tributar al·emperador honores divinos. Se le levantaron templos, se le cayeron también los límites de las angostas nacionalidades. Las naciones habían ofrecieron sacrificios, se juró t'n su nombre, se celebraron sus fiestas y sus esta- sido sojuzgadas, conquistadas, pero, a la vez, reunidas y fundidas. El ám· tuas ofrecían asilo. El culto rendido al genio del emperador fué acaso el único bito del Imperio coincidía con el supuesto perfil de la tierra, y sus habitantes de carácter universal en todo el lmperio. 2 Todas las idolatrías coincidían en se sentían como una sola raza. El género humano empezó a darse cuenta de su esto, que era su apoyo. unidad. Este culto del emperador y la doctrina de Cristo ofrecían cierta semejanza En este momento del mundo nace Jesucristo, frente al conglomerado de las religiones locales; pero también se enfrentaban en -su- vida transcurrió callao a-y esconolaa~uraoa enFermcrs;-c-onversaba- con términos '!_nt2gónicos. - El empc~ador conceoía la- religión en el aspecto mundano, vinculada a b unes pescadores, que no siempre le enteildían, hablándoles en parábolas acerca de Dios. No tenía donde reclinar su cabeza. Pero desde el punto de vista secu- tierra y a sus bienes, que le habían sido donados, como dice Celso; todo lo que se l:u:, qt~_e_ es el nuestro, podemos decir que nada más inocente y poderoso, sublime posee a él se debe. El cristianismo concibe la religión en la plenitud del espíritu y santo se ha dado en la tierra que su vida y su muerte; en cada palabra que sale v en la verdad ultraterrena. de sus labios aletea el espíritu de Dios; palabras, como dice Pedro, de vida eter- . El emr~rador junta Estado y~; el cristianismo separa lo que es de na. El género humano no guarda en su memoria nada aue ni de lejos se le Dios de lo que es del Césa1. pueda wmpara.:. ' ' ' Cuando se sacrifica en honor del cmperado.:, se confiesa la servirlumbre ; Puede ser verdad que los cultos nacioitales albergar'ln un eiemento religioso más profunda. Aquelia unión de religión y Estado, que en otros tiempos h2bía efectivo, pero lo cierto es que, por entonces, se había perdido pe! completó; no representado la independencia, significaba ahoTa el rem;;te de la servidumbre. conservaban ya sentido alguno y, así, el Hijo del Ho.nbre, el Hijo de Dios se Fué un acto de liberación que el cristi~nismo prohibiera a SPS fieles sacrificar presentaba frente a ellos como la relación eterna y universal de Dios con el ·JTlun- en honor del César. do y de los hombres con Dios. El culto del emperador llegaba tan sólo ;; los confines del Imperio, supues- Crist2 había nacido de un p.ycl>l9 que se había distinguido como nirig••no tos confines de la tierra; el cristian;smo e5taba destimdo a abarcar de verdad la por el rigor exclusivista de su ley ritual, pero al que cupo el méritQ incomparable tierra, todo el género humano. de haber mantenido enérgicamente desde un principio el monoteísmo: Cl::ro La nueva fe trataba de despertar en todas las naciones aquella primitiva que no dejaba de ser una religión nacional, pero en este momentc. recibe c;.aa conciencia religiosa que se supone ha precedido a las diferentes idolatrías, de si~?i[;.:.a ... ;f)l¡ muy uistir.ta. CTistn ~r?ba con la ley dándole QJmplirnientp; e! evocar, por lo menos, una conciencia pura, no enturbiada por ninguna relación HIJO del Hombre se presenta también como señor del sábadc; Dios descubre con el Estru;kl, y se enfrei"'!Ó as! con este poder universal que, no contento con ,. · el contenido ete!nc de unas formas que un entendimiento tosco no había ::oro- l!Lkrrenal. quería también someter lo divin~. De este modo el hombre se convir- prendido bien. lJe ese pueblo, que hasta entonces ~e había apartado de los tió en ''n eiementc espiritual, haciéndose de nuevo independiente, libre y per- .:lemás por una insuperable limitación de creencias y de costumbres, surge, con somlmente insojuzgable; d mundQ.._r_~U?ió n~v~ ida_ y fué fecundado para t~da la f_uerza de la verdad, una fe que llama a todos y a todos acoge. Se al).un:. nuevas creaciones. cia el D10s de todos, el Ql!~. como dice Pablo a los atenienses, ha hecho de_u!la F,ra..k.9p9sic:ión de lo terr~n_q_ y lo espjritual, de la scrvi_ d11mbre y la liber- mism;LSJL ngre .a. todas_la~ gel)t!?. que pueblan k...ti~rr~. Cumo hemos dichc-, los tad, de un morir paulatino y de un vivo reiuvenecimiento. tiempus ~staban_maduros para tan sublime enseñanza: existía ur. género humano No es lugar aquí para que describamos h larg~ lucha de estos rrincipius. que podta rectbirla. Conw un...@}'O de ]u ~ dice Eusehj_g.2_ i)t,~mil}Q__toda la ti c::ra_. T odos los .elementos _vivos 2el_Imperio romano ~ ueron arrastrados PQ! l1 _ Jl>.ICva F.n poco tiempo se cxnande flesde el Eufrates hasta el Océano Atlántico, por el cor•;"nte, e mp~¡; Jdos c0n la esencia cristian a y ll cv~ d os pQ.r el g@.I} .c:.!!..ll!ÍIJO del Rm y por el Danubio, has ta los co nbnes del imperio. .. ;· ' ·:•" ? -cr - f <Cil, r1 i ·r ~C:- A< tomo . se ex ti n ~"IÍÓ el error de los ídolos.3 El paga- . Aun::¡uc c~a :ma doctrin a inocen te y bondadosa, es natu1al que en~ontrara ni'lnO se le figura com0 u:~ a ciudad conqui s •Jd ~ cuyos muros ~e han c! ~s plo- 1-uerte resJst_encta en los cultos existentes, apegados :: las costurr.bres y neces icl~ ­ !! Eckhcl. Dc:trina n umum r.1 octerum, P. n, vol. •tm, p. 456; cita un p~saje de Tertuliano dcs de la _vtda, a tod0s los viejos recuerdos, y que ahora trataban de adaptarse . ..poi., c. 25 ) dd cual pa r"c" d cé ·" :.rsc que la •·cncracióu del C ésar fu é, a ;cccs, muy viva. a la constltuctón del Imperio. '1 )..óyo; El,; ,;,v llUXÚQlO BaB úl.av xal xa<u "IovÁ1avoü ~al rrQo; tEkAT]va,;: Cl~ry· SvHomi C pp ., cd. P;-¡rís, u, 540. 1 1Ii.>t. ' cccls., n , 3.
  • 6. 16 INTRODUCCIÓN ÉPOCAS DEL PAPADO 17 m~do , cuyos merc~dos, teatros y edificios públicos son presa de las llámas y cuyo, representa, acaso, ..d.-ªf9.!H~cimi_~;_fi.!Q____m_ay_o~__ ay_9re_s S_ü!!?_ecu_ C::ills !l_c_)o~ lll_ e_!l_ ' defensores acaban J" sucumbir. Sobre los escombros se yerguen todavía unos tll:m.pJ;J_.s_c_j:;tian.as. El peder espiritual y el temporal pueden encontrarse muy pocos viejos y unos niños. juntos y hasta constituirse en estrecha comunidad, pero su coinr idcncia total • Pronto desaparecen tamb; én estas figuras postreras y comienza una trans- sólo excepcionalmente y por breve tiempo puede darse. Las ~c.1aciones mutuas forma ción sin ejemplo. entre estos dos poderes constituyen uno de los factores más importantes de toda En las catacumbas surge el culto de los mártires. En los mismos emplaza- la histori a. mientos en que fueron adorados los dioses olímpicos, con las mismas columnas Pero este estamento sacro tenía que copiar en su constitución la del lmpe-¡ · qu e sostuvieron SLb templos, se levantan los santuarios en hcnor de aquellos que río. En correspondencia con la jerarquía de la administración civil, se constituyó habían ultrajado a los ídolos y habían sido castigados con la muerte. El culto. la de los obispos, metropolitanos y patriarcas. No pasó mucho tiempo sin que que tuvo sus principios en los yermos y en las prisiones, conquistó el mundo. A los obi ~pos romanos se arrogar@__@.sup~macía. Es una suposición inocente pen· veces nos ascmbra que el edificio mundano de los paganos, la basílica, se haya sar que han gozado de un primado indtscutible en los primeros siglos o eJ' convertido en el luga r del culto cristiano. Acnntc.cimiento que-encieH-a algo muy cualesquiera.. otros, si es que_pensamos en_unJeconc.ómi<:nto univer~al d~ Este significativo. El ábside de la basílica contenía un augusteo, 4 donde se guardaban a Oeste. Pero es cierto que ganaron muy pronto un prestigio que les hizo desta- las imágenes de los Césares que habían recibido honores divinos. En su lugar, carse sobre las demás potestades eclesiásticas. Muchas circunstancias favorecieron como podemos verlo todavía hoy, se colocó la imagen de Cristo y de los af>ÓSto~ 1 ¡ el hech o. Si por toda:; partes la importancia de la capital de provincia reper- les_; donde estuvo el emperador del mundo, con atributos de Dios, se encuentra l. cute en la autoridad del obispo de la misma, en mucho mayor grado habría ahora el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios. Las divinidades locales se disipan ¡' de ser éste el caso en la capital de todo el Imperio, cuyo obispo llevaba su nom- y desaparecen. En todos los caminos, en las _ abruptas alturas, en les puertos y bre.5 Roma er:1 una de las sedes apostólicas más veneradas; en ell a había corrido gargantas, en las techumbres de las casas, er. el mosaico de los suelos se con- la sangre de la mayoría de los mártires; durante las perse:::uciones, los obispos de templa la cruz. Victoria dc::isiva y completa. Como en las monedas qe Constan· Roma se !1abían conducido con especial bravura y, a menudo, se :.ucedieron tino vemos el~ con el monograma de Cristo sobre ei dragón derribad~ en el puesto, en la persecución y en la muerte. Por otra parte, los emperadores sobre la ~anía derrotada se levanta el no. nbre venerado de Cristo._ consideraron ccaveniente favorecer la formación de una gran autoridad patriar- También en este aspecto se nos ofrece la ilimitada significación dellmpgio_ cal. En una ley que ha sido decisiva para el dominio ejercido por el cristianismo, ro;n::no. En los siglos rie su apogeo quebran;;í la independencia de las nacicnes Teodosio el Grande ordena a todos los puebios que de él dependen se sJmetan y aniquiló aquel sentimiento de suficiencia que la particl.ilaridad significaba. a la fe que San Pedro predicó a los romanos.6 Valentiniano Ill prohibió & los Pero en sus últimos tiempos ha visto ~alir de su regazo la verdadera religign, la obispos de la Galia y de otras provincias que se apanaran de ]::::; costumbres expresión más pura de una conciencia común, que excede con holgura los lími· seguidas sin el consentimiento del obispo de la Ciudad Santa. Bajo los auspicios tes de su Imperio, la conciencia de la wmur.idad en un solo Dios verdadero. del César surgió ;::sí el poder del obispo de Roma. Pero esta circunstancia polí- Podemos decir que, en virtud de este ac0ntecimiento, el Imperio justificó S:J tica significó, a la vez, un limitación ~a ese poder. Si no hubiera habido más propia necesidad. El género humano se había P-ercatado de sí mismo :<' había que un solo emperador, el p.rimado univ~rsal podría naberse mautenido. Peio la encontrado su unidad en la reli g~ división del Imperio lo hizo imposible. Mal podían los emperadores de Oriente, Esta religtón recibió rtel Imperio romano su forma externa. tan celosos de su:; derechos eclesiásticos, favorecer h Pxpansión del poder del Los sacerdccios paganos tenían carácter de oficios civiles; en el judaísmo patriarca de Occidente dentro del ámbito de sus dominios. También en est€: incumbía a una tribu la m;sión espiritual. El cristianismo se diferencia porque caso la constitución cie la Iglesia correspondió a la del lmperio. constituye el sacerdocio una clase especial, formada de miembros qu e in ~resan en ella libremente, co>:s~grados por b imposicién de manos, apartados de todos 2) El Papado se alía con el reino franco ios afanes de! mundo para entregarse a los negocios espiritu aks y di vi ncs. L~ Iglesia se desenvolvió al principio en formas republic::mas qu ~ van dcsapmecicr.· Ap<?nas tuvo lugar este gra11 cambie, apenas sembrada la reli gión cristiana y do a medida ,¡ue la nueva fe va dominando. El clero se destacará cada vez mús esta bl ecida la Iglesia, ocurren nuevos acontecimientcs universales: ..:: ~~~~;~~ trente a ws l<IJ Cos. l v Jll ihfl-· 1.... ::! ...~ .:r ~1 .. ~ c : ..1 ~ : : ::.. ~: :- :~ : po vc;: : ij y cC:-::jui ~ : '· . :~ ·. . . :::! : -:.: . . . . -~ - ~· . . ,, ~cg ún 11H..: pJu.::ce, esto GCüL!:'ié ;-¡o sin cier~:1 ncc~s! dad interna. Lí1 llcg8rl;¡ in,-a¿:¿o y ~ -e n cido por sus vecinos. del cristianiSJT-O vino a liberar ILrrJigif>Il_ ck lQL elementos políticos. Esto 5 C:tli:tuboni. E.xcrc it :~tioncs ad :mn:1Tcs c cdc ~:i:¡s fi cos R1ronii, p. 260. implica el establecimiento frente al Estado de una clase s&cerdotal separ:-t· 6 C w lcx T/1 c0dos., X'1, 1. 2: Cu JJ Ctos pn pu lus q uo.'i' ck JII CiJ/ i;¡c Jl 0~ lr:~ c rcg it lcmpcr:trnc nt um , da, con una ce:---.titución propia. ~P-ª--r--ª-ción de 1-ª--.I_glesia y_ LE tado, qu e in f:ll i -rii !I IIIIIS rcligio nc n :ts:1ri. c¡u:tm di'illnlll Pctrnm Apos tol111n f• atlidissc Hnm;111is rcligio 1.1 Sq uc Jnm c :dJ i ¡J ~;n i11 'i' irP LJil dcci:Jr:l t. T:1mhil·n Pl:ln ck mcnr io n:1 d J·:di clo de Valent iniano r:n: Gcschichtc 4 Tomé este u:1to de E. Q. Visconti: Musco Pin-C icmcntino, vn, p. 100 (cd. de 1807)- dcr d H !~ d i c: h - k·irc/d ic h c¡, ( : ~.:s c Ji s c!• :J!t srcrf:J s~¡¡u g . r, 6 -1 ~- -------- -.. . ,,.
  • 7. 18 INTRODUCCIÓN ÉPOCAS DEL PAPADO En el cataclismo general también el cristianismo resultó conmovido. En los dos_y _yisigodo_?_~ Mu~hos mil.agros, no~ del VieJne por medio de una perra; San grandes peligros los romanes se acordaban todavía de los misterios etruscos y . dice la le enda, favorecieron a Clodoveo: San M~rtín le señalo el cammo a trav s .d los atenienses pensaban que Aquiles y Minerva podrían salvarlos; los cartagine- r una columna de fuego. No es ses ::npetraban al genio celeste; pero se trataba de perturbaciones pasajeras. El ; lilario le precedía e¡-. su marcha asu7¡ o aas representan las ayudas que los demasiado atrevido suponer que e_stas eye~ f cuando aquéllos "anhelaban" edificio de la Iglesia se mantiene firme mientras el Imperio se derrumba en las provincias occidentales. ;.,dígenas prestaban a un companeTro en a e, Pero, como es natural, también la Iglesia conoció momentos de angustia • . d' Gregorio de ours. · ól' y se vió ante una situación totalmente nueva. Una ~~cÜÍ!_! pag~!!_a_~-~P!?Q!:.~~~e su victona, como Ice sus comien:os con . XI't os tan grandes, este sentu cat ICO . é r_~es ma~: or Así fortalecido en fué reforzado por otra circunstanCia ~special. Bretaña; los .!lrrianos cg_n.qyist'!_rQ!1Ja parte c!el Occide11te; en Italia, y ante las puertas de Roma, los .kmgo~ru:rismos, siempre vecinos 1 mercado de esclavos de peligrosos, f.unrhmn un podern~. G · 1 G ande v16 una vez en e l El Papa 1 • regono e r le llamaron 1 atenc1'ón y le hicieron pensar en a a _l'~1ie_n_tr-ª§ los -&bis¡:¡.os_de_Ro~_acosados_por-p.aues, .se esforzaban_ todas_ ---y~~ Roma a los ang osa]Ones, que . ecían Jamás un Papa tom r la naciÓn a que perten cristiana se promovi'ó en 16 ~agacidad . "D verdad, con toda la y tenacidad que desde entonces les es pecu- conveniencia de evange ,Izar d Con la doctrina a liar- en conservar su señorío cuando menos en su demarcación, ocurre un decisión de resultado mas fecun o. R 1. <:anta Sede como no se encon- . eracion por - ¡oma--v w ~ - R desastre todavía mayor. No sólo conquistadores, como los germanos, sino E!>SeÍ- Bretaña germámca una ven 1 . . . .:aron sus peregrinaciones a oma; traba en parte alguna. Los ang osaJ~nes IDJCJn en las cosas divinas; el rey Offa _E_ontrarü;__g¡_<ljf_a].!!!el!_t~ 1 'ó de~arralllillLRor_Ü.Jler:t~_y _Q..:ci_Q~l1~ dcs_pQr__u_lliLfU-ª-.t:litig__y__QJgull_Q§J _ al cristianismo. los mandaban a os J vene s para que se mstruyera de lo; peregrinos; 1 gen te de "" d a introdujo el dinero de San !:'edro. para layuC~ d d Santa y poder ser recibida ára?es se _ conquist?I! en sucesivos ataq¡,es e) Africa y en uno solo España, y ivfuza procla¡na su intención de marchar hasta n travé~ esta~~ai:te b ara monr en a ·JU a d Italia a de los Pirineos y <le los Alpes, para plantar el del pro- ranoo marcha a a •.:>ma P · ta naci6n hubiera traspasa o feta en el Vaticano. j " 1 del cielo Parece como SI es d 1 d' mejor por os santos . . . 1 . . " rstici6n gef!Tlánica e que os Jo- a Roma y a los saNos cnstJanos • a v~~=d~~lu-ar ue de otro. La situación en que se encontró el crisdanismo occidental era tanto más ses se hallan más cerca de un de.:rm ~ q los anglosajones conta~iaron . A esto se añadi6 algo más II~portantle, pdues. ¡'os francos. El apóstoi de los peligros_g cuanto que en ese momento se agitaban furiosas las disputas de los ~das!iS) El emperador de Constantinopb se había adherido a un p'llliQ__q 1 . ·a firme v os omm distiruo_que e! Pap_a_d~oma; más de una ·:<::z trató de asesinarlo. Los longobar- de esta manera de pensar a tien d 1{ de su naci6n nor San Pedro Y sus germanos fué un anglosaj6~. Llleno .e ervdoer su apostclado !someterse fielmente dos se percataron pronto de cuán favorable les era esta situación. sJ rey Aistulfo B ·r · romeu6 a LOmienzo · La se apoderó de provincias que hasta entonces habían estado al empera: sometid~s sucesores, om ac1o P cumpli6 con el mayor nQor. a los mandatos de la Santa SedeÍ pro~~a ¡u~n extraordinatio sentido de obe- dor, se aproximé a Roma y exigió de la Ci!.!dad Eterna el p;-.go señal de sometimiento bajo terribles amenazas. 7 f tributo en ~ei Iglesia germánica fundada por é rec¡ J as 1 . eme~i:e mantenerse sometidos b. • q~e prometer so emn . .p ~o era posible enc!.!!ltrar ayuda alguna en !0do el mundo roniano contra los diencia. Los o Ispcs teman . hasta el fin de sus días a la Iglesia :Cm b.' ana a San redro v a sus sucesores. ero de la Ga!Ía habían estado maní- bngQ_bardos y mucho menos C no s6ln co~ven~i6 a Jos ge~a~os.R~:a~ É:~~e>cio, que lleg6 a p~esidir ~~gunas Oiltra los árabes salvajes que "!n aquella época empezaban a dominar el Mediterráneo y :;~ristianismo con una g1L~n:a-ª-muerte. festanuo Cierta mdependenLJa ~ r también con sus Ideas e,,a por- veces sus sínodos, encontró oca~I6n para ~ardca él los "r:tobispos galos recibieron Por fortuna, el cristianismo no se encerraba ya en los confines del mundo , d 1 T lesia franca· a partir e • • · ¿- ' ¡ , ción occidental e a .g1 -nmetlmiento de es t''o anglosa]'ón se exten 10 ::s por ', ... . ' . romano. Hacía tiempo que había traspasado las fronteras siguiendo su destino el pa-io d e R om a . y . '-' ov• - 1 - u original. Por el Oeste había entrado en los pueblos germánicos y se Labía cons- tituído ya en medio de ellos un poder al c¡ we no tenía m~s qu e acudir el Papa tod~ámbito del remo fra~co. . 1 centro de_tQdo_el _ l)lundo oermá- para encon trar aliados dispuestos contra tod a -::b se de enemigos. _Ei_r-oder fra~~__b_g_qg _c~n~%~dnu~Q :-vi;;)a- ~;sa real, la dinastía m_~o: 1 ni cn-occic!ental.__ nada le ~erJil " Ent~till!.QUQ!!__puebloL;::ermánicos, el franco, ya en su priwer levanta- En ,-inoia s.; hundiera por los cnmen~s d s áq atrocec· su hlgar fué ocupado por otro miento en las provincias del Imperio romano, se había herho Esta G~~OJJCO_ n- • d ¡ tdno erosay ¿e fu erza terrible. M:entras los m "' '='0 nversióu l e había madurado para grandes progresos. Los hancos cncont~aron linaje Je hombres. e vo un a 1 l d estaba a punto de c;:Qpv_crti_r ~e_ en ur.~ aliados naturales en los súbdiros católicos de sus enem1 arrianos, los gos burgu~- ° ,1<-- n _;, " - · ot ros reinos ,~ esuJcr,onaban v e mun ,¡¡p~<tÍ~ . la de Pipino d e J-I en·sta' que d 1 Pro¡)Jedacl_ uc: '" e' l"'" " .! ' "• • .. ·· ·-, .- _ resentó la primera y dec1 s1va .r~_s;~- ckspues _recwJU '-' n ombre dn ,.,rnlmgia, p - . -• ., ·' 7 1nastosi us BibiJOth ecarius: Vit:~c Pontificum; "lita Stcphani 11! ", cd. P:u is . p. S3. Frc- mc.ns ut lli SJ SU:Jc leo pcsliferas minas Rom:mis dirigcrc nnn dcsincL.1t, asscrcns omncs uno gla r!; sese subdercnt dJtJOni. iugulari, tcncia . _, l olución rPligios:l gue iba te.niP.n~oJ_g~~· 0 A lmuy te::·tiempo en con tramosa acvla e¡·m asna- en mU)' buenas relac iones con Desde -mismo ,-ra no f:worecJO ·. '
  • 8. 20 INTRODUCCIÓN Roma, y Bonifacio trabaja bajo la protección de Carlos Marte] y Pipino el Pronto el curso de los acontecimientos conduciría a éxitos mayores. Breve.8 En su propia ciudad, donde las facciones se combatían con furia, no podía Piénsese un momento en la posición del poder papal en el mundo. Por el Papa sostenerse sin la protección de fuera, y Carlomagno volvió a la Ciudad u~ ~ad?, el Imperio de Oriente, en decadencia, .d&Uncapaz de defender el Santa con este fin. El viejo príncipe aparecía nimbado de gloriosas victorias. En cnstlamsmo contra el Islam y de asegurar su5 propios dominios italianos contra largas guerras había sometido uno tras o!'" a todos sus vecinos y casi habla los longobardos y, sin embargo, con pretensiones de intervención soberana en los llegado a agrupar a todas las naciones cristianas romano-germánicas; las había asuntos eclesiásticos. Por otro, las_na.ckm~s germánicas,Jle.P.SJs __d~da, pode- conducido a la victoria contra el enemigo común; se había hecho dueño de rosas, vencedoras del Islam, sometidas a la autoridad de que tenían menester todas las comarcas sometidas a los emperadores de Occidente en Italia, en la con toda la ~rescura de su entusiasmo juvenil y llenas de fervor generoso. Galia y en Germanía, y <.llipQnía de todo su poder. 10 Es cierto que estos paises . Gregono 11 ~e daba cuenta de lo que había ganado. "Todos los países de se habían convertido desde entonces en un mundo diferente, pero ¿excluía Occidente -escnbe lleno de seguridarl al emperador iconoclasta León Isáu- ello la dignidad suprema? Pipino había recibido la diadema real porque a quien rico-- dirigen sus miradas a nuestra humildad y nos tienen por un Dios sobre tiene el poder corresponde el honor. También esta vez el Papa se decidió en la tie~ra." Sus sucesores se iban percatañdo cada vez mn mayor claridad de la favor del rey. Lleno de reconocimiento y necesitado dP una pcotección perm~­ .n~~arta~se ?e un poder q~e no les ofrecía protección alguna y que nente, coronó a €ar!os -con- la-€orona-del lmP.erio de O~;.cidente ~n aquel día sólo, les 1mpoma obhgaGc:-: ~s: la suceswn del nombre y del Imperio de Roma no de Navidad del año 800. - podm atarlos. Así, pues, volvían su mirada al lugar de donde únicamente podían Así tuvieron cumplimiento los acontecimientos iniciado~ con la invasión esperar alguna ayuda. Entablaron una alianza con los Señores de Occidente de los germanos en el Imperio romano. c9n los príncipes francús, alianza que se . fué haci-~nclo más estrecha con eÍ El lugar de los emperadores romanos de Occidente lo ocuP.a ahora ug_FrÍn· tiemp0, aportó a ambas partes ventajas cc:1siderables y se desenvolvió pe t~I cipe franco y ~erce todos los derechos corresP-ondientes. En la donación de los m~o que llegó a re·.·estir una significación_de primer orden e~ l~' historia territorios al sucesor de San Pedro vemos la ejecución de un acto de suprema umversal. ~' autoridad por parte de Carlomagno. Su sobrino -Lotario nombra :: los jueces Cuando el joven Pipino, no satisfecho con la realidad del pode~ 1 onár- k y anula las confiscaciones llevadas a cabo por el Papa. El Papa, jefe supremo quico, quiso también poseer el título, sintió que le era menester un iefrendo' Je la jerarquía eclesiástica en el Occidente romano, se ha convertido en un s_:.!_rPnor, y ~l Papa se l? o~reció. A cambio, el nuevo rey prometió defepder "la miembro del Imperio franco. Se aparta del Oriente y poco a J?CCO cesa tie recibir t:ianta Ig!~s1a y la Ilepubhca de Dios" contra los longobardos. Pero a 1 su celo ~:2miento. Hada tiempo que bs·emperadores griegos le habían arrebatado su no le b~sta_ba ~a ~era defensa. Muy pronto obligó a los longobardos a ! entregar base patriarcal en Oriente.11 En cambio. las igle~ias de Occidente -sin excep- los terr:ton?~ Italianos arrebatados al _Imperio de Oriente; el Parece <J?.xrc*. taar la longobarda, a la que se llevaron las instituciones de la franca- le que la JUStu?a recl~~aba_ ~ue los hub1_era _de~uelto a su dueño e emperador, y prestaban una audiencia que nunca habia conocido. Al acoger en Roma las ~n e~te :entid? recibió P1p1~o alguna ~ndicación. La contestación suya fué que escuelas de los frisones, sajones y franco~, con lo que la ciudad comenzó a ger- no Habla sahdo a combatir por el b1en de un hombre, sino movido CIOr su manizarse, entró en la combinación de elementos germánicos y románims que veneración a San_ Pedro, par? ganar así el perdón de sus pecados".o D~positó ha constih•í.ln desde entonces el carácter del Occidente. Su poder echa raíces las llaves de las cmdades couqu:stadas sobre el altar de San Pedro. Este fué el en un suelo virgen en los momentos más angustio,os, y cuando parecía abocado f:.:~damento de todo_ d.poder temP-Q::al de los Papas. a la ruina se afirma por largo tiempo. La jerarquía creada dentro uel Imperio Con tan animosa colaboración se fué desenvolviendo la alianza. Carlo- romano se vierte cr. ~ ~- :::::t-: ::~rmánica; aquí encu~ntra un campo infinito m~no. alivió J22r _ al PaRa de la vecindad de los prÍI)c_i_p~J. lO!!gQP.!l~ desde fi? para una actividad siempre creciente, en cuyo curso se Jesar:olla hasta la ple- l~rgo t1en:po fastidiOsa. _Él en per~ona dió muestras de la más profunda sumi- nitud el núcleo de sn propia s:.~bstancia. SIÓ~: llego a Roma, sub16 de h!!10JOS los escalones de San Pedro, hasta liegar al 10 As! <nticndo los Ann,les Lauresl~amenses: ad annum 801. Visum est et ipsi apostolico patiO donde !e aguardaba el Papa, ~ quien confirmó la dun uci ó~ de Pípíno. Por Leoni -ut ipsum Carolum rcgem Francorum imperatorem nominare dcbuisscnt, qui ipsa m Romam su lado, el Papa se mostró el amigo más fiel; las relacíoues del ubispo de Roma tcnebat. ubi ~emp..:r Cacs:n cs scdcic soliti crant, ct rdiquas sedes quas ip~: pcr ltaJiam scu GalJiam nec non et C: . : rmania m te nebat (probablemente quería decir: ipsi ~.:nd>a nt): quia cleus omnípotens ~A:; 1">< ,;1-,i<;>n< ;t;¡]i~nos facilitaron a Ca rlom ~n.no el sometimiento de los lon- h;lS omnes s;::dcs in potcstatcm cjus conccssit, ideo justum eis essc vidcbarur ut ipse cum dei gobardos v la adscripción de este rein o al st;; o. :4ri.intorio-- ipsum nomen liabcrct. .l1 NiC"'.d..) i ~c.: ; ,,¡ ; ; ~ ;:~ <~. d ~ l.., '!"..<nl :.t;, <1 r1 ncder p<~.trinrc.1l de la Sed e Rom::m:t pcr Epirum 8 Bonifacii Epistolae; " cp. 12, ~d D:miclcrn cpisc." Sine p:~trocinio prin cipis Francorn m ncc 'Ct ercm E:-::-u mque not.:am afque Illyricum, .~Aa ccdo niall o, i'llcssrt iJ J m, ,<.:ii.Ji.uu, . .. .. :.: :.: :- = ;"·::: " ~ ..... : · populum re gere n ec prcs byteros vcl rlJa c~ n os, m o n:~c/r os v,.1 a ¡~ ~iflas d ci dcf::: r. (!ere possum ncc ipsos Dac iamqu~ mecl!!"rr~nca rn. Jvfoesiam, D:ud.:niam, !"raevaJim, y de las pé rdidas del p:ttrimonio en paganorum ritus et sacrilcgia idolorum in Germanía sin e illins m:~ndal o ct ti more. . . , C a!abria y Sic'lía. Pagi (Critica in Annalcs Baronii, m , p. 216) pone junto a este escrito otro .9 An as.tas ius: .a~firm an s ct iam sub jur:m1 e: •. :o , CJIIOd pcr nnllius hominis favorcm .1 csc rcrtamini de Adriano 1 dirigido a Carlowagnc ; de este último rc,ulta que tales p.érdidas. fu eron ocasionadas saq)lus dcdJ sset, nJSJ pro am a re Pcf 1i ct 'CJJi:l dclictoru111 . po r las h1 c~.l.1 de los ico nodast01o:.
  • 9. 22 1 ÉPOC:.: DEL PAPADO INTRODUCCIÓN los emperadores, fuera Enrique.JJI el más generoso con la Iglesia y, al mismo 3) Relación con los emperadores germánicos. Formación independiente tiempo, quic!: defend1era con mayor vigor el derecho de promover los obispos} 2 de la jerarquía También se .::nía cuidado en que Jo~ donaciones no se sustrajeran al poder del Dejemos transcurrir varios siglos para detenernos en el punto a que nos con- Estado. Los bienes eclesiásticos no estaban exentos de los gravámenes públicos, ducen y, desde él, proyectar una mirada de conjunto. ni siquiera del deber de vasallaje. A menudo encontramos obispos que conducen El Imperio franco ha caído y el germánico surge poderosq. a sus hombres' a la guerra. Y se puede comprender la ventaja que supon!a poder Nunca el nombre alemán ha tenido mayor valimiP.nto en Eurn~ue en nombrar obispos como el arzobispo de Bremen, quien ejercía la máxima auto- los siglos x y xr, bajo los emperadores sajones y los pámeros emperadores sáli- ridad espiritual en los reinos escandinavos y sobre las diversas estirpes de los cos. Vemos a Conrado II dirigirse desde las fronteras oíientales -donde el rey vendos. ~e J?olonia ha tenido que someté,sele y entreg::~!e una [;acción de su reino, y Siendo el elemento eclesiástico tan importante en la organización del Im- dOilaeeiCIUque de -Boheinia=ha-sidG"Gondenad~~sió_n- hacia el Oeste, para perio germánico, se comprende la importancia que habla de revestir la relación asegurarse la Borgoña frente a las pretensiones de los señores fra- nceses. Los que el e111perador mJntuviera con el jefe supremo, con el Papa de Roma. vence en los llanos Je Champagne; a través del San Bernardo acuden en su Lo mismo que en el caso de los- emperadores-remanos y los SKe_?ores de auxilio sus vasallos italianos; se hace coronar en Ginebra y congrega su dieta Carlomagno, el Papa@ guardó estrecha relación con el emperador germánico. en Solothurn. En seguida le encontramos en la Italia meridional. "En la fron- No se puede dudar de su situación política subalterna. E~ verdad que antes de tera de su imperio -dice su cronista Wippo--, en Capua y Benevento, ha que el Imperio cayera de manera definidv'l :!11 manos germánic::s, cuando resuelto las discusiones con su palabra." Enrique III reinó con no meno_• Fode_!. era gobernado por jefes débiles y vacilantes, los Papas ejercieron actos de su- Pronto lo encontramos -en el Escalda y ei Lys, vencedor de los condes Ae Flan- prema autoridad. Pero desde el memento f'n que los poderosos príncipes ger- des, y en Hungría, a la que obliga durante cierto tiempc a prestar!J pleito manos se arrogaron la dignidad imperial fueron de hecho, aunque no sin homenaje, más allá del Raab, hasta que le dan el alto los e],.mentos. El rey de tesistencia, tan señores del Papado como los <:arolingios. Ü!Ón el Grande prote- Dinamarca le visita en Merseburgo. Uno de los más poderosos señores de Fran- gió con mano de hierro al Papa que había elevado a la Sede 13 y sus hijo~ siguie- !cia, el conde de Tours, se le ofrece como vasallo, y las crónicas españolas ren su ejemplo. Como las facciones_ romanas se levantaron de nue::vo y se 1 cuentan que exigió a Fernando 1 de Castilla, príncipe victorioso y lleno de po- apropiaron la dignidad papal, manejándola co::~o un inierés de fa.nilia, com- · Ider, que le rindiese acatamiento como suFemo señor feudai de todos los reyes prándola y vendiéndola, se hizo necesaria un:: intervención superior. Es sabido , cristianos. con qué energía la llevó a cabo EHrique 111. Su sínodo Je Sutri depuso a lo~ : ,_ Si preguntamos ahora qué fu~rza interior suster.ía .;stt poder expansivo Papas intrusos. Lueg6 de colocarse el anillo patriarcal en el dedo y haber reci- que pretendía la ~upremacía europea, nos encontramos con que encerraba un bido la c~rona im¡erial, señaló a su discreción quién había de ocupar la Sede. irnpcr!ante elemento religioso. También los germanos conquistaban mientras Se suced1eron cuatro Papas germanos, todos nombrados por él; al vacar la convertían. Cou la Iglesia, marchaban sus fronteras a través del Elba hacia el Sede, los delegados de Roma, así como los enviados de los O!J"OS obispados, se Oder y a lo largo del Danubio; los monjes y los sacerdotes precedieren al infl:1jo presentaban en la corte para recibir el nombramiento Jel sucesor. germano en Bohemia y en Hungria. Por esta !'IZÓh las autoridades eclesiásticas E_n esta situación le cQnvenía al em-11era@r rnanteQt~L~Lpr~JigÍQ_ ~­ disfrutaron de un gran poder. Los obispos y abades n'htnvieron en Germanía r ado_,_ Enr!que III famen:é las reform~s que emprendieron io~ Papas nombra- derechos condales y a veces ducales más allá de sus propios dominios, y no se dos por él, y el a:.:mento comiguiente de autoridad no provocó su recelo. El describen las posesiones eclesiásticas como radicadas en les condados sino que, hecho de que León IX, contrariando la voluntau del rey de Francia, cc!1vocara por el contrario, sonJmu;Qndadoilº-Lfl'-' ~ radicap_____m__ }Q~ obis¡;1ados. En la Italia __ a un sínoo:lo en Reims, nombrando y deponiendo obispos franceses y recibiendo alta casi todas las ciudades estaban some[idas a los vicecondados de ~:1s obis- la declaración solemne de que el Papa era e! único primado de la Iglesia ente- pcs. S--ªÍa un error creer qg~ !a~ m_gq_!jgad~u~-~! esiástir<!?__ han ganado con esto una auténti!;__i_llikpendencia. Como 1 a -ª-----Fromoción ¡>ara las dionidades eclesiás- ra. nu podía sino sa ti~fAce r al emperador mientTas .¡;1udiera disponeLd~der t: sqg_c el Papado. Er3 congruente con la pretensión de prirnaL;J que trataba de r ticas correspono1a ai rey - la, i",m,laci c:~:: :~! ~ ~ n "'. v i ~ r p] anillo v el cetro del o f i r rn ~ r en Europa. La •11ism2 relación que se aseguraba con respecto a los di gnatario falleciclu a la corte, que los volvía a ceder de nuevo- , era hasta una ventaja para los príncipes conceder atribuciones temporales al hombre de su 1:.: F:":n plos de esta scvcrida U se cncucntr::w en Planck : (.; csclu c. j¡ (<.: .:..:I . . :.. :s tJ ic ~ · : . · ~- ' : ! :'c h e!"' clccciún , ccn cuya fidelidad debían contar. A pesar de ia n~sis tencia de la C cscllscha! ts'(: rfassung, 111 , 40 7. 1: En Goldast, Constitutt. Imperiales, 1, p. 22 1, c:hC tramos un instru mento (jtlfltfl co u los On noh b.J, Erui_qg~JJI colocó en la sede de Milán a un ]Jlebeyo. de cuya fidelidad Scl,._¡/u.·n de Dictrich 'O ll Nicm) seg ún l.l cual el derecho de Ca rlomagno a elegir su pro pio sucesor !'St~h~ seguro; la ob diencia que más tarde encontró en la Italia del Norte se ~· a nomh: J r en el futuro los P;1pas rom :mos "C tr;-~ spasa a Otón y a los ~ mpt.:raci orCs gc rm~11i cos. dcl,i6 en gran parte a esta manera de proceder. Así se explica que, entre todos r ..:ro sin du da algu n:l este_ in s t nll~'." " ; o es una invencl.Q_n.
  • 10. 24 INTRODUCCI6N ÉPOCAS DEL PAPADO 25 nórdicos a través del arzobispo de Bremen, podía asegurársela sobre las otras Jc querer de;ignar por sí mismo a los obispos , deió el nombramiento a caroo de potencias de la cristiandad a través del Papa. los cabildos, en los que la gran nobleza ger~ánfca ejercía el máximo influjo. Pero en esto se encerraba un ~ro. En una palabra: el Papa tenía a su lado los inte.resc;; de la aristocracia. La organización del estamento eclesiástico en los dominios germánicos y . Pero, a pesar de estos aliados de marca, ¡qué guerras más l~y_ san- germanizados se había convertido en algo muy diferente a la que presentaba gnentas costó a los Papas la co!l_quista _Q.~u_..!.ih~~~dl Desde Dinamarca hasta en los románicos. Se le había atribuído una gran parte del poder político; dispo- la Apulia, dice el salmo del Año Santo, desde la Carolinoia ha3ta Hunoría el . o {J ' nía de poder principesco. Hemos visto que dependía del emperador, de la Im~~no ha vuelto sus armas contra sus entrañas. La lucha entre el p.rincipio suprema autoridad secular, pero ¿qué podía ocurrir cuando esta autoridad caye- cspmtual y el temporal; que antes :;e entendieron tan bien, enzarzó a la cris- ra en manos débiles, si el jefe de la Iglesia, triplemente podewsO: por su tiandad en fatales altercados. Los Papas tuvieron que abandonar a menudo la dignidad,- objeto_de la veneración general, por la obediencia de los fieles y por Ciudad Eterna y contemplar cómo ocupaban la Sede los An..tip.a.p.as. su influencia sobre otros Estados, aprovechara el momento oportuno para P~r fin consiguieron el triunfo. Después de muchos siglo; de sumisión y enfrentarse con el poder real? otros más de lucna - indecisa;-se~lmbía-logrado~-de-~maner.a~efiníti.v~d.e:-__ _ La situación se mostraba p.:c¡:icia en varios aspectos. El poder eclesiástico pendencia de la Santa Sede y su principio. De hecho los Papas gozaban de una albergaba en sí un principio propio, antagonista de ese gran influjo secular, posici0n magnífica. La clerecía estaba completamen•t:! en sus manos. Es digno principio que debía manifestarse en cuanto se sintiera con fuerzas suficientes. de notar que los Papas más enérgicos de este período fueron todos benedie- Según creo, había también una contradicción en el hecho de que el Papa, Gue tinos, al igual que Gregario VII. Al introducir el celibato convirtieron a todo ejercía el máximo poder espi~itual, tuviera que est::r sometido pof iodas partes el sacerdocio en una especie de orden monástica. El obispado universal que se · al emperador. Otra cesa hubie~e ocurrido si Enrique 111 se hubiera decidido a arrogaban g'lardaba cierto parecido con el podt::r de un abaci cluniacense, que proclamarse cabeza de toda la cristiandad. Como no sucedió esto, es natural era la única autorid?d abacial en su orden. Y así estós P2pas pretendían ~er qne en un momento de confusión política el Papa se viera impeJido, por su únicos obisvos de la Iglesia. No sintieron escrúpulo alguno p~ra intervenir sumisión al emperador, de aparecer plenamente como el padre de todos los fieles, en la administración de todas las diócesis. 14 S:.ts legados fueron equiparados por como correspondía a su dignidad. · ellos con los viejos procónsules romanos. Las pgtencias estatales iban dcca.y.endo , En esta situ::::ión sube a la Silla de San Pedro Gre¡¡orio VII. ,Gregorio es mientras se constituía este orden qüe obedecía a una sola cabeza, que estaba , 1 un espíritu osado, tenaz y de largo alcance; sistemátiW,Podríamos decir, cono organizado apretadamente y ·se ~ por todos los países, poderoso por sus una construcción csrolástica; imperturbable en las consecuencias lÓgicas y m~1y riquezas territoriales y dominador de todos los aspectos de la vida. Ya a comien- diestro al mismo tiempo en eludir con la mejoi: apariencia contradicciones ver- zos del s!~lo XII el ~Gerohus pudo decir: "i..legarán las cosas al extremo daderas y fundadas. 'ió el camino qu~' llevaban las cosas, captó en el trajín de de que los ídolos de oro del Imperio se derrumbarán y todo reino mayor · se 'la vida cotidiana sus posibilidades hist6riras, y decidió emancipar al poder papal romperá en cuatro principados: entonces la Iglesia estará libre y no oprimida, de la tutela imperial. Una vez que se propuso este fin, echó mano sin contem- bajo la protección .-1 ,..) S~>mo Sa-:-fO'rdote coronado." 16 Poco faltó para que no se placiones de todos los n.edlos r.ecesalÍos. La resolución que inspiró a les concilios cumplier2 la profecía. Porque en realidad, ¿qnién era más p9deroso eu Ingiac de que <;¡; el futuro jamás ningu.m dignld:::d eclesiástica podría ser atribuída terra en el siglo xm, Enrique III o aquellos veinticuatro señores que tuvieron por una autoridad secular, tenía que chocar con ]a esencia misma de la consti- durante cierto_jj_e_!!1po el go:.,;,_.;,¡, "" ":.:: manos? ¿Y quién más poderoso en tución imperial, porque és ~a descansaba sobre la unión de la organización ecle- Castl!la, el re;r o los "altos homes"? No parecía neces:trio el poder de un g_m- siástica v la secula;: el vínculo lo representaba la investidura y significó tanto ¡_Jerador después que Fcdericc había otorgado a los vríncipes del Imperio los como una revoluci6r. que se arrebatara este derecho al emperador. atnbutos eseTJciales de la soberanía territoriaL Se puede decir que sólo el ~ a Es claro que G;:egorio Vll :10 hubien: pensado en tal cosa de no haberse J isfrutaba de un poder amplísimo y unitario. Así ocurrió que la ind~p~n~_e_D.s: i a dado cuenta de h descomposición del Imperio germánico durautc la minoridad dd.]lliru:i.pio espirit"al se trasffiütÓ muy pronto en una nuel'a especie de ..silj2I.e- ..;" ;:::,., ; , ..:.: !V ;· ~ ~ 1 l ~v .1 rttom iP nto de los pueblos y príncipes germanos contra 1 '1~... Llevabar. a ello el carácter temporal-espiritual que dominó la vida toda es ~ ::: emperador. F ncontró_ aliados gn._lq_:¡__gm.D.Q~.Lv as_au os_,_~f!~;,_" - . ::":; ;.:: - v el c 'ITSO de les acontecimientos. Cuando países dúrante tanto tiempo perdidos, sentían_QprimidQLJ..>Cr la_2!!~ m ací a del poc! ~ r unperiili Y€'' " b~" ~1 : liberar<~ ·amo España, habían sido recobraciu::, U lu dL vu ..... ~: .. ,·. " , j' b:: :-:.: 8:--:s ~! ~v· ::; 1 n i ~ .nn cl q!O_ él. En cierto sentido el mi sn!Q.l'~ R.'I era _ tLIJ.Q_Q~.los gr.;mcl.e~._vasp !ns_deLim­ J4 Un0 de Jos puntos pnncipalcs , acerca del cual qu iero cit:u tm pasaje de una cana d e pr';iQ.:_Así se comprende que el Papa declarara n Alemania imperio electivo --el Enrique IV dirigida a Grega rio (l1ansi Concil, n. collcclio, xx. 47 ~ ). P. rc torcs $.1 ncta c ccclcss i:tc, ¡'oder de los príncipes crecía de este modo en gran manera - y que los prín- vi<lcl. ::rchiepiscopos, cpiscopos, prcshyt1:ros. sicut servas pcdibtiS tuis c:.k;¡sti. Co; ,¡o vc.: uws, el Papa tu vo en ~sto de su b do la opinión pública: !a qu orum co uculcafiom: tibi /av0rc m ab ore v11igi cipes no se opusier::tn cuando el Papa se libró del poder imperi nl. En la misma com par :~s t1. · lucha ele las investiduras sus ven tajas ib::1 a la p:>r . El Papa estaba muy lejos 15 Sch10cckh cila este paso jc en Kirc/Jengcsci!ÍciJ!c, Pl rL 27 , p. 11 7. _..;;._ - _ . s-.- ~.,. -~ ---