2. • Mucho más grave
que ese hurto de
dinero a los doce
años, fue el robo
del que me hice
culpable algún
tiempo después.
3. • Mi hermano solía
llevar como
pulsera un
brazalete de oro
macizo; fue un
juego para mí
sacarle un
pequeño trozo.
4. • Pero ese acto no
tardó en
causarme un
atroz pesar. Tome
la firme
resolución de no
robar nunca más.
5. • Decidí confesarle
todo a mi padre. No
me atrevía a hacerlo
a viva voz. Me
retenía el temor al
castigo, pues no
recuerdo que mi
padre nos haya
golpeado jamás,
6. • Pero temía la gran
pena que le iba a
ocasionar. Sentía que
de todos modos
debía correr el riesgo
y que solo una
confesión completa
podría lavar mi culpa
7. • Pero por fin resolví
escribir mi confesión
para entregársela a
mi padre y pedirle
perdón.
• La escribí en un
pedazo de papel y se
la entregue yo
mismo.
8. • No me limitaba a
confesarle mi falta, pues
también pedía un
castigo apropiado y
terminaba suplicándole
que no se castigara a sí
mismo para expiar mi
pecado.
9. • También puse por
escrito el
juramento de
nunca más robar.
Yo temblaba
cuando le tendí a
mi padre el papel
de mi confesión.
10. • El sufría de una
enfermedad y estaba en
cama. Le tendí el papel
y me senté a sus pies. Él
lo leyó sin perder una
sola línea y unas
lagrimas brotaron de
sus ojos, resbalando por
sus mejillas y mojando
el papel.
11. • Por un instante
cerro los ojos
para reflexionar;
luego desgarró
el papel. Se
había sentado
para leer, se
tendió de nuevo.
12. • Yo también
lloraba, podía ver
que mi padre estaba
sufriendo
atrozmente. Si yo
fuera pintor, aun hoy
sería fácil fijar esa
escena en un lienzo.
13. • Tan hondamente se
grabó en mi espíritu.
Esas perlas de dolor y
amor purificaron mi
corazón, lavándolo de
su pecado. Hay que
haber experimentado
un amor semejante
para conocer todo su
valor.
14. • En aquel momento sólo
percibí el amor de un
padre; pero hoy se que
era el mismo amor de
Dios y que su poder no
tiene límites. Esa suerte
de amor sublime no era
natural en mi padre.
15. • La confesión sincera y la
promesa de no volver a
cometer el pecado
nunca más , cuando se
hacen a quien tiene
derecho de
recibirlas, son la forma
más pura de
arrepentimiento.