1. SALAIDNO REY DEL ISLAM.
En junio de 1180, Saladino recibió a Nur al-Din Muhammad, emir ortúquida de
Keyfa en Geuk Su, regalándole a él y su hermano Abu Bakr regalos por valor
de 100.000 dinares de acuerdo a Imad al-Din. Trataba así de asentar una
alianza con dicha dinastía e impresionar a otros emires de Mesopotamia y
Anatolia. También se ofreció a mediar entre él y Kilij Arslan II, sultán selyúcida
del Rum, que reclamaba las tierras que dio como dote por su hija que se había
quejado por el trato recibido de su esposo. Nur al-Din le pidió ayuda a Saladino,
pero Arslan no le aceptó como mediador.[65]
Tras la reunión con Nur al-Din, el más poderoso de los señores selyúcidas,
Ikhtiyar al-Din al-Hasan, obtuvo la sumisión de Arslan, lo que forzó un acuerdo.
Saladino recibió poco después un mensaje de Arslan quejándose de más
abusos a su hija, enfureciéndose. La respuesta de Saladino fue amenazar con
atacar Malatya, a dos días de marcha, sin bajarse del caballo hasta entrar en la
ciudad. Asustados por el ultimátum, los turcos negociaron. Saladino sentía que
Arslan obraba bien al preocuparse por su hija, pero no podía abandonar a un
vasallo que le había pedido protección y traicionarle. El acuerdo final daba a la
mujer un año fuera del hogar de su marido y el compromiso de Saladino de
abandonar a Nur al-Din si éste incumplía el trato.[65]
Dejando a Farrukh-Shah al cargo de Siria, Saladino regresó a El Cairo a
comienzos de 1181. Según Abu-Shama, pretendía pasar el ayuno de Ramadán
en Egipto y luego realizar la peregrinación a La Meca (hajj). Por motivos
desconocidos cambió de opinión y se sabe que inspeccionó personalmente las
riberas del Nilo en junio. Se enfrentó a los beduinos, que fueron desposeídos
de dos tercios de sus tierras con las que recompensó a los campesinos de El
Fayum cuyas propiedades había confiscado. Los beduinos fueron acusados de
comerciar con los cruzados, su grano confiscado y forzados a asentarse más al
oeste. La flota egipcia también se enfrentó a los piratas beduinos en el Lago
Tanis.[66]
En el verano de 1181, el eunuco y administrador de Saladino Karakush dirigió
el arresto de Majd al-Din — antiguo lugarteniente del hermano de Saladino
Turan-Shah en Zabid (Yemen) — mientras entretenía a sus expensas a Imad
al-Din en El Cairo. Los cercanos a Saladino le acusaban de malversación de
los beneficios de Zabid, pero Saladino en persona dijo que no había pruebas.
Reconoció el error y liberó a Majd al-Din a cambio de una indemnización de
80.000 dinares y otras sumas a los hermanos de Saladino al-Adil y Taj al-Muluk
Bari. Se trata de uno de varios episodios en la controvertida marcha de Turan-
Shah de Yemen. Aunque los lugartenientes de éste continuaban enviándole
beneficios de la provincia, faltaba liderazgo y estallaban luchas entre los Izz al-
Din Uthman de Adén y Hittan de Zabid. Saladino escribió en una carta a al-Adil:
"Yemen es una casa del tesoro... lo conquistamos, pero hasta este día no
hemos tenido beneficios ni ventajas del mismo. Sólo ha habido innumerables
gastos, envíos de nuestras tropas... y expectativas que no fueron satisfechas al
final".
[67]
2. [editar] Conquista de Mesopotamia
El principal príncipe zénguida, Saif al-Din, murió en junio de ese año
sucediéndole su hermano Izz al-Din en Mosul.[68] El 4 de diciembre, el hijo de
Nur al-Din y cabeza teórica de la familia as-Salih moría tras haber hecho a sus
oficiales jurar lealtad a Izz al-Din, en un intento de crear un poder zénguida que
pudiera compensar a Saladino. Izz al-Din fue bienvenido en Alepo, pero las
expectativas de su gobierno como líder de la dinastía le sobrepasaron y cambió
Alepo por Sinjar a su hermano Imad al-Din Zangi. Saladino no prestó oposición
alguna en respeto a los tratados de paz con la familia.[69]
El 11 de mayo de 1182, Saladino con la mitad de su ejército y numerosos no
combatientes marchó de El Cairo a Siria. En la noche anterior a su marcha, se
sentó con el tutor de uno de sus hijos que citó un verso: "disfruta del perfume
de la planta de ojo de buey de Nechd, tras esta tarde no vendrá". Saladino vio
en ello un presagio malvado y nunca vio de nuevo Egipto.[68] Sabiendo que las
fuerzas cruzadas se congregaban para interceptarlo, cruzó el desierto de la
península del Sinaí hasta Eilat y el Golfo de Aqaba. Sin encontrar oposición,
saqueó la campiña de Montreal, mientras las fuerzas de Balduino vigilaban sin
intervenir.[70] Llegó a Damasco en junio para descubrir que Farrukh-Shah había
atacado Galilea, saqueando Daburiyya y tomando Habis Jaldek, fortaleza de
gran importancia. En julio, Saladino le encomendó atacar Kawkab al-Hawa,
donde libró la Batalla del Castillo Belvoir, que resultó en un empate. Más tarde,
en agosto, se lanzó un ataque terrestre y marítimo sobre Beirut para el que
construyó 30 galeras, que estaba a punto de fracasar cuando Saladino se retiró
para enfocar la ocasión que se planteaba en Mesopotamia.[71]
Kukbary, que gobernaba en Harrán invitó a Saladino a ocupar la región de
Yazira, en el norte de Mesopotamia. Saladino aceptó y dio por finalizada la
tregua con los zénguidas en septiembre de 1182. [72] Antes de su marcha a
Jazira habían estallado luchas intestinas entre los zénguidas, muchos de los
cuales no querían reconocer primacía alguna a Mosul.[73] Antes de cruzar el río
Éufrates Saladino sitió durante tres días Alepo, declarando así el final de la
tregua.[72]
Una vez alcanzada Bira, en la ribera de dicho río, se le unieron Kukbary y Nur
al-Din; sus fuerzas combinadas tomaron primero Edesa, luego Saruj y luego
Raqqa. Raqqa era una importante encrucijada de caminos defendida por Qutb
al-Din Inal, que había perdido Manjib frente a Saladino en 1176 y ante el
enorme ejército de Saladino, se rindió a cambio de conservar sus propiedades.
Saladino impresionó a los habitantes de la ciudad al publicar un decreto que
eliminaba varios impuestos y los tachaba de los registros porque "los más
miserables regentes son aquellos que están gordos mientras su gente está
delgada". De Raqqa se movió conquistando sucesivamente al-Fudain, al-
Husain, Maksim, Durain, Araban y Khabur, que le juraron lealtad.[74] Sus
conquistas siguieron por Karkesiya y Nusaybin.[72] Saladino tomó Nusyabin sin
encontrar resistencia. De tamaño mediano, no era muy importante, pero tenía
una posición estratégica entre Mardin y Mosul y estaba cerca de Amid
(Diyarbakır).[75]
3. En el medio de estas conquistas, Saladino fue informado de que los cruzados
saqueaban las aldeas de la comarca de Damasco. Su réplica fue "Dejadles...
mientras destruyen aldeas estamos tomando ciudades, cuando volvamos
tendremos más fuerzas para luchar con ellos".[72] Mientras en Alepo, el emir
zénguida de la ciudad saqueaba ciudades fieles a Saladino como Balis, Manjib,
Saruj, Buza'a o al-Karzain. También destruyó su propia ciudadela en A'zaz para
evitar que los ayubís pudieran usarla contra él.[75]
[editar] Problemas en el mar Rojo
El 2 de marzo de 1182, en la tregua en su campaña siria, al-Adil escribió desde
Egipto una carta a Saladino informándole de que los cruzados habían atacado
"el corazón del islam". Reinaldo de Chatillon, un polémico y violento señor
fronterizo había enviado barcos desde el Golfo de Aqaba a saquear la costa del
Mar Rojo. No se trataba de un intento de conquista, sino de mera piratería.[76]
Imad al-Din escribe que el ataque alarmó a los musulmanes, que no estaban
acostumbrados a tales ataques en un mar que controlaban al completo e Ibn al-
Athir añade que los habitantes no tenían experiencia alguna con los cruzados,
ni como enemigos ni como mercaderes.[77]
Ibn Jubair fue informado de que dieciséis barcos musulmanes fueron
quemados por los cruzados, que capturaron un buque con peregrinos en Aidab.
También informó de que planeaban atacar Medina y llevarse el cuerpo del
profeta Mahoma. Al-Maqrizi escribe que querían llevárselo a territorio cristiano
para forzar a los musulmanes a peregrinar allí. Afortunadamente para Saladino,
al-Adil había llevado su flota desde Fustat y Alejandría al Mar Rojo bajo el
mando de un mercenario armenio llamado Lu'lu. Rompieron el bloqueo
cruzado, destruyendo la mayoría de sus barcos y persiguieron a los que
echaron el ancla y huyeron al desierto.[78] Los supervivientes, 170 en total,
fueron ejecutados siguiendo órdenes de Saladino en varias ciudades
musulmanas.[79]
[editar] Lucha por Mosul
A medida que Saladino se acercaba a Mosul, se enfrentó al problema de tomar
una gran ciudad y justificar la conquista.[80] Los zénguidas de Mosul apelaron a
an-Nasir, el califa abbasí de Bagdad cuyo visir les era favorable. An-Nasir envió
a Sheikh al-Shuyukh (una figura de alto rango) para mediar. Saladino llegó ante
los muros de la ciudad el 10 de noviembre de 1182. Izz al-Din no aceptó sus
términos que veía desproporcionados y Saladino en seguida puso sitio a la
ciudad, muy fortificada.[81]
Tras varias escaramuzas menores se llegó a un punto muerto, promovido por
el califa. Saladino trató de retirarse sin sufrir daños en su imagen y
manteniendo presión sobre Izz al-Din. Decidió atacar Sinjar, defendida por el
hermano de Izz al-Din, Sharaf al-Din. La ciudad cayó tras un sitio de 15 días el
30 de diciembre.[82] Las fuerzas ayubís perdieron el orden, saqueando la
ciudad. Saladino solo logró proteger al gobernador y sus oficiales enviándolos a
Mosul. Tras establecer una guarnición en la ciudad, esperó la llegada de una
coalición de Alepo, Mardin y Armenia.[83] Saladino los esperó con su ejército en
4. Harrán en febrero de 1183, pero ante su avance enviaron mensajeros a
Saladino solicitando la paz. Cada ejército regresó a sus ciudades y al-Fadil
escribió "Avanzaron como hombres, se desvanecieron como mujeres" en
referencia a las tropa de Izz al-Din.
Desde el punto de vista de Saladino la guerra marchaba bien. Había logrado
conquistar amplios territorios, pero no había logrado el objetivo de tomar la
ciudad. Su ejército, sin embargo, se iba reduciendo; Taqi al-Din llevó a sus
hombres de vuelta a Hama mientras Nasir al-Din Muhammad y sus fuerzas se
marcharon. Esto animó a Izz al-Din y sus aliados que retomaron la ofensiva. La
coalición se reunió en Harzam, al norte de Harran. A comienzos de abril, sin
esperar a Nasir al-Din, Saladino y Taqi al-Din avanzaron contra ellos,
marchando al Este, a Ras al-Ein sin dificultades.[84] A finales de abril, tras tres
días de "verdadera lucha" según Saladino, los ayubís capturaron Amid
(Diyarbakır). Entregó la ciudad a Nur al-Din Muhammad con sus provisiones
(80.000 velas, una torre llena de flechas y 1.040.000 libros). A cambio de la
ciudad, este le juró obediencia y le prometió seguirle en sus campañas así
como restaurar la ciudad. La caída de Amid también convenció a Il-Ghazi de
Mardin de pasarse al lado de Saladino, debilitando más a Izz al-Din.[85]
Saladino intentó justificar ante el califa an-Nasir sus campañas contra Izz al-
Din y le solicitó justificación legal para ocupar Mosul. Saladino recordaba que
mientras él había devuelto Egipto y Yemen a la autoridad del califato abbasí,
los zénguidas de Mosul se apoyaban en los selyúcidas, rivales del califato y
solo acudían a an-Nasir cuando le necesitaban. También responsabilizaba a
Izz al-Din de evitar la yihad o "guerra santa" contra los cruzados, afirmando que
"no sólo no luchan ellos, sino que previenen que lo hagan los que pueden".
Justificó su conquista de Siria por la lucha contra los cristianos y la herejía
asesina. Prometió que si Mosul le era entregado, tomaría para el islam
Jerusalén, Constantinopla, Georgia y el Imperio almohade (que tampoco
reconocía al califa de Bagdad) hasta que "la palabra de Dios sea suprema y el
califato abbasí haya limpiado el mundo, convirtiendo iglesias en mezquitas".
Decía que esto ocurriría por la voluntad de Dios y que a cambio del apoyo del
califato le entregaría Tikrit, Daquq, Juzestán, Kish y Omán.[86]
[editar] Sumisión de Alepo
Saladino dirigió entonces su atención hacia Alepo. Envió a su hermano Taj al-
Mulk Buri a tomar Tell Khalid, a 130 km al norte de la ciudad. Aunque se llegó a
iniciar un asedio, el gobernador se rindió ante la llegada de Saladino el 17 de
mayo de 1183, sin lucha. Según Imad al-Din, tras esta toma marchó sobre Ain
Tab, que fue ocupado por sus ejércitos antes de dirigirse a Alepo. El 21 de
mayo acampaba frente a sus muros, al este de la Ciudadela de Alepo mientras
sus fuerzas rodeaban los arrabales de Banaquso al norte y Bab Janan el
Oeste. Sus tropas, que esperaban un éxito fácil, se aproximaron
temerariamente a las murallas.[87]
Zangi no ofreció una larga resistencia. Era poco popular y personalmente
ansiaba regresar a sus antiguos dominios en Mesopotamia. Se negoció un
acuerdo por el que entregaba Alepo a Saladino a cambio de volver a Sinjar
5. como vasallo y gobernador de Saladino. Su administración llegaría hasta
Nusaybin y Raqqa y debería prestar vasallaje y participar en el ejército de
Saladino. El 12 de junio de 1183 la ciudad fue formalmente entregada a los
ayubís.[88] La gente de Alepo, que desconocía de estos manejos, fue
sorprendida por el alzamiento del estandarte de Saladino en la ciudadela. Dos
emires, incluyendo al amigo personal de Saladino, Izz al-Din Jurduk, le dieron
la bienvenida y le ofrecieron su lealtad. Pese a sus promesas de no interferir en
el gobierno religioso de la ciudad, sustituyó a los jueces Hanafí. Saladino
permitió a Zangi partir con todas las provisiones de la ciudadela que pudiera
llevar y vender el resto, que Saladino compró.[89]
A pesar de sus reticencias iniciales al intercambio, Saladino no tenía dudas de
que "Alepo era la llave de esas tierras" y que "esta ciudad es el ojo de Siria y su
ciudadela su pupila".[90] Para Saladino la captura de la ciudad marcaba el fin de
ocho años de espera desde que dijo a Farrukh-Shah "Solo tenemos que
ordeñar y Alepo será nuestra". Desde su nueva plaza fuerte, podía ahora
amenazar la costa cruzada por completo.[91]
Tras pasar una noche en la ciudadela de Alepo, Saladino marchó sobre Harim,
una fortaleza en las inmediaciones del Principado de Antioquía, en manos de
Surhak, un mameluco menor. Saladino le ofreció la ciudad de Bosra y
propiedades en Damasco a cambio de la fortaleza, pero Surhak exigió más,
siendo depuesto por su propia guarnición.[91] Fue entonces arrestado por el
delegado de Saladino, Taqi al-Din, bajo la acusación de planear ceder Harim a
Bohemundo III de Antioquía. Cuando Saladino recibió su rendición, procedió a
organizar la defensa de Harim frente a los cruzados. Informó a sus emires en
Yemen y Baalbek que iba a atacar Armenia, pero que antes debía solventar
detalles administrativos. Saladino acordó una tregua con Bohemundo a cambio
de rehenes musulmanes y cedió A'zaz a Alam ad-Din Suleiman y Alepo a Saif
al-Din al-Yazkuj, respectivamente un emir de Alepo que se había pasado a su
bando y un mameluco de Shirkuh que le salvó del intento de asesinato en
A'zaz.[92]
Contra los cruzados
El 29 de septiembre, Saladino cruzó el río Jordán para atacar Baisan, que
encontró vacía. El día siguiente saqueó y quemó la ciudad y se movió al Oeste.
Interceptó refuerzos cruzados procedentes de Kerak y Shaubak en el camino
hacia Nablús y tomó prisioneros. Mientras, la principal fuerza cruzada dirigida
por Guido de Lusignan dejó Séforis en dirección a Afula. Saladino envió 500
escaramuzadores para hostigarlos y marchó contra Ain Jalut. Cuando la fuerza
cruzada, la mayor producida por el reino sin ayuda externa pero todavía inferior
al ejército de Saladino, avanzó, los ayubís abandonaron Ain Jalut. Tras algunas
incursiones musulmanas, en Zir'in, Forbelet y Monte Tabor, los cruzados
todavía no se aventuraron a atacar el cuerpo principal del ejército enemigo, y
Saladino se retiró una vez que sus tropas comenzaron a desaprovisionarse.[92]
Los contraataques cruzados provocaron ulteriores asaltos de Saladino,
particularmente ante el hostigamiento de Reinaldo de Chatillon que continuaba
acosando las caravanas entre Siria y Egipto y fanfarroneando sobre nuevos
6. ataques a La Meca. Saladino sitiaría por dos veces su fortaleza del Kerak (sitio
del Kerak en 1183), base de Reinaldo en Transjordania, a lo que éste replicaría
saqueando caravanas de peregrinos en el hajj. Finalmente, la intervención del
pragmático Conde de Trípoli, Raimundo llevó a un acuerdo con una tregua por
cuatro años.
Tras el fracaso de sus sitios en el Kerak, Saladino devolvió momentáneamente
su interés a su proyecto mesopotámico, reanudando sus ataques contra Mosul.
Sin embargo Masud se había aliado ahora con el gobernante persa de
Azerbaiyán y Jibal, que en 1185 replicó con contraataques a través de los
Montes Zagros, haciendo titubear a Saladino. La defensa de Mosul,
esperanzada con la idea de apoyo, se enquistó. Saladino cayó enfermo y en
marzo de 1186 aceptó un tratado de paz con Mosul, que probablemente
reconocía la autonomía de Mosul a cambio del reconocimiento de las
conquistas de Saladino y de apoyo mutuo contra los cruzados.[93] Saladino se
movería en los días siguientes en la zona, aprovechando las posibilidades que
se presentaban para tomar posiciones contra los persas o los selyúcidas del
Sultanato de Rüm como Khilar y Mayafarekin[94] antes de retomar su lucha con
Jerusalén.