Los piratas, hackers y crackers , tres grandes grupos de individuos que actúan del lado oscuro de la computación, son considerados como criminales de alta tecnología aunque sus actividades son diferentes, ya que existen piratas que delinquen por “ignorancia”. Sin embargo, para llegar a convertirse en hacker o cracker se debe tener un alto grado de conocimiento de las diferentes maneras de accesar los sistemas, así como para descifrar claves y códigos. La práctica de los hackers implica un reto intelectual, ya que su intención es introducirse en determinados sistemas descifrando códigos y claves sin destruir o alterar la información que se encuentra en ellos. Por el contrario, los crackers son aquellas personas que se infiltran en los sistemas y la información para alterarlos o destruirlos.
Cualquiera de estas prácticas perjudica a terceros y sus derechos a la privacidad, ya que viola el principio de “no hacer a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. La existencia de estos personajes y su habilidad para introducirse en diversos sistemas es una preocupación constante para las compañias que de alguna manera están relacionadas con Internet, pues de no contar con excelentes murallas de fuego ( firewalls ) y algoritmos de encriptación de datos, la información corporativa se encuentra a merced de hackers y crackers . Por lo tanto, ha surgido un reto para los administradores de información: contar con mecanismos de protección en contra de individuos que se dedican a cometer delitos tecnológicos.