Este ensayo fue hecho a partir del libro El Viejo y el Mar de Ernest Hemingway y trata de abordar las diferentes problemáticas que el libro presenta, además de resumir la obra e incluir una breve reseña del autor.
1. Derecho
Nombre:Álvarez Tutillo JeanCarlo Xavier Paralelo:361
Número de Lista: 5
“EL VIEJO Y EL MAR”
Ernest Hemingway.
ENSAYO
Un mar que se pinta de mil colores en un ocaso sin igual en aquel lugar paradisiaco. Las olas
azotando con vehemencia una playa llena de fuertes y agotados pescadores volviendo de sus
labores, peripecias en alta mar plagadas de descripciones exquisitas que atrapan al lector y un
viejo que no puede ser sin su mar y un mar que no puede dejar ir al viejo. Ernest Hemingway,
nacido en Oak Park, Illinois, Estados Unidos; pero un ciudadano del mundo. Viajero de
contrastes, de lugares no tan conocidos, donde reconocer a un extranjero era evidente. Países
cálidos y fríos estuvieron en su itinerario, tantas culturas, tantos rostros y lugares visitados;
pero en todos se pudo acoplar a sus costumbres, plasmando en sus libros la idiosincrasia de los
pueblos. Y “El viejo y el mar” no es la excepción, consigue cautivar con sus vivencias, haciendo
que la belleza del mar Caribe se humanice.
El siguiente ensayo tiene como propósito analizar el contenido del libro “El viejo y el mar”,
considerado una de las obras de ficción más destacadas del siglo XX, escrito por Ernest
Hemingway, nacido el 21 de julio de 1899 y fallecido el 2 de julio de 1961, durante su estancia
en Cuba,obra por el cual ganó un premio Pulitzer y un año después el Premio Nobel de
Literatura por su obra completa. Estudiando sus escenarios, personajes, contexto y
temporalidad, se deberá ir un poco más allá de lo que nos narra el autor y tratar de esbozar
para encontrar la esencia de la obra, lo que el autor nos desea transmitir.
Toda la historia se lleva a cabo en los mares que rodean a La Habana, Cuba; allá por los años
1951. El viejo, llamado Santiago, recuerda los tiempos de antaño, sus historias, sus vivencias y
todo aquello que rodeaba ese tiempo que podemos denominar la época de oro de cada uno.
Manolín, es el fiel espectador y oyente de todo aquello que el viejo dice y hace. Lo admira con
fuerte devoción, pero sin embargo, sus padres lo han obligado a dejar de frecuentar a Santiago
porque simplemente piensan que es una pérdida de tiempo. Él se ha aventurado en un
empleo, con un jefe que al parece tiene suerte y con quien recauda una cantidad considerable
de peces para poder subsistir. Es todo lo contrario a la situación del viejo, a quién al parecer, la
fuerza y la suerte, más no su sabiduría, lo han abandonado.
Resulta un poco dura leer aquellas líneas que muestran la deplorable situación del viejo.
Poquísima ropa, periódicos viejos, ollas y estómago vacíos, nada para cubrirse del frio y los
típicos achaques que traen consigo los años; han hecho mella en Santiago que ya no es el
mismo, el campeón de vencidas que fue en su época. Muchas veces, se puede llegar a pensar
que las reflexiones del viejo llegan a ser delirios seniles, pero si se lee con cuidado, no son más
que la fina sensibilidad y toque que tiene el autor para darle complejidad y profundidad a este
personaje. Su enraizada humanidad, la confianza en sí mismo y en los suyos, su amor a la
2. naturaleza, su capacidad para abstraerse en sus pensamientos y conocimientos son un claro
ejemplo.
Y sucede entonces que el viejo se hace a la mar, como todos los días, para probar suerte y
reivindicar su orgullo y posición. Siempre positivo y deseoso de sobrepasar sus viejas metas, el
viejo hace saltar a la vista el interrogante que toda persona con el paso de los años debe
encarar: cuestionarse así mismo sobre la calidad de lo que hago, de lo que soy y si me
quedarán aún metas por sobrepasar, acerca de la genialidad de lo que hago, de mi experticia
yacerca de la posibilidad de ser mejor de lo que soy o he sido.
Ya en alta mar, ahí en el lugar exacto donde la experiencia le dice que hay más peces, coloca
tus instrumentos de pesca listos para realizar su cometido. Un gran pez muerde el anzuelo, el
viejo sabe que es grande por la fuerza que ejerce sobre el bote, de hecho, es capaz de
arrastrarlo contra corriente, pero el viejo aun no ha visto al pez, no sabe que tipo es, si en
realidad es tan grande como parece y la fuerza que tiene. El pez se convertirá en una difícil
empresa, arrastrando al viejo metros y metros mar adentro; lacerando su espalda, cortado sus
manos y quitándole el sueño. Cuando al fin este se muestra, el viejo entiende que todo aquel
sacrificio ha valido la pena, es un hermoso pez espada más grande incluso que el bote donde
se encuentra. Seguirá luchando hasta que el pez se rinda, pide perdón a este al momento de
matarle y al fin lo tiene bajo su poder.
Aquella lucha entre naturaleza y hombre proviene desde tiempos inmemoriales. Santiago
representa a un ser muy humano al pedirle perdón al pez antes y después de matarlo, pero no
es eso lo que pretende transmitir Hemingway con su obra. Aunque mucho se especula acerca
de la procedencia del viejo, esta podría ser imputada a las Canarias, ya que el autor da ciertas
pistas acerca de esto al incluir en los recuerdos costas de África llenas de leones y lobos
marinos. Entonces, el viejo es un emigrado a Cuba en su juventud y aquella lucha con el pez
proveniente de aguas caribeñas no es más que la lucha de Santiago por acoplarse a aquella
sociedad cubana tan diferente de la suya, que representada en su hazaña como pescador, lo
integran a la comunidad de pescadores. Entonces, Hemingway se encuentra a si mismo en el
viejo. Una Cuba en revolución es la que vive el autor en la época en la que escribe el libro.
Poder ambientarse a esos acontecimientos debió ser difícil para él. Mucho más al ser n amigo
cercano del protagonista de la revolución cubana, Fidel Castro.
Pero la historia está aun lejos de acabar, las dificultades que vendrán después de atrapado el
pez serán peores que las ya acontecidas. Esa sensación de tenerlo todo, aquello que necesitas
para reivindicarte, y perderlo luego a manos de los tiburones. Los tiburones son los encargados
de llevarse todo aquello conseguido por Santiago, destrozan al pez y poco a poco va perdiendo
partes, va perdiendo belleza y va perdiendo su forma. Pero el viejo no se queda inmóvil, él
lucha y lucha con tenacidad para no perder aquello que tiene, pero la escasez de fuerza, sus
heridas precedentes y la fatiga acumulada le pasan factura. Pero nada de esto lo vence, sin
arpón con el cual matar a los tiburones, el cual perdió en matar a los primeros, improvisa con
un cuchillo y el remo otra arma; cuando lo pierde, con el mazo defiende a su pez de unos
cuantos tiburones más. Sin embargo, es la noche, la oscura noche que le impide seguir
cuidando de su pez, ya que la falta de visibilidad imposibilita al viejo de seguir asestando
golpes a los tiburones que atacan al pez y ya no teniendo cómo más actuar, el viejo logra
3. descansar y esperar que los tiburones dejen por lo menos algún vestigio de lo que alguna vez
fue aquel majestuoso pez espada.
No es sólo el hecho de lidiar con los tiburones, sino lo lejano de la playa, lo que confabula para
que Santiago no logre lleva el pez entero a la orilla. Como el mismo dice, se dejó arrastrar
mucho mar adentro, su fijación en el pez evitó que analizara que tan lejos estaba y ahora le
sobrevienen muchas dificultades para llegar a tierra, aunque sea sin el pez, pero sano y salvo.
Puesto que, el viejo también ha arriesgado su vida al mantenerse tanto tiempo en alta mar, sin
beber la suficiente agua, sin alimentarse correctamente, sin dormir bien y además lastimado
su hombro y mano.
Y es aquí en donde me doy cuenta que el viejo puede ser cualquiera de nosotros. ¿Cuántas
veces no nos obsesionamos por algo que queremos? Y es mucho más penoso cuando esa
obstinación por algo banal puede llegar a ser tan fuerte. En una sociedad que actualmente no
sabe de límites, donde muchos seres humanos por su individualismo, obsesión por la belleza,
inflexibilidad y prejuicios son capaces de poner el riesgo su propia vida y subsistencia; la obra
de Hemingway sigue siendo tan actual y trascendente si se aborda desde ese punto. Y aunque
el ego del viejo es moderado, nos demuestra hasta dónde somos capaces de llegar los seres
humanos con tal de recuperar viejas glorias persiguiendo grandes sueños, cosa que no es
juzgable, pero si es un tema que cobra cierto grado de dualidad cuando se pone en una
balanza lo que se persigue y lo que se pone en riesgo.
Cuando al fin puede visualizar la playa, del pez sólo ha quedado el esqueleto. No le queda más
que continuar su camino de regreso a casa con el esqueleto amarrado aún al bote. Cuando
llega a la playa, hay algunos turistas y otros pescadores que se preguntan sobre la naturaleza
de ese esqueleto amarrado al bote del viejo, pero este ha llegado y se ha retirado a su casa a
dormir. Sin decir nada, sin contar su historia, sin alardear de lo que ha hecho y sin esperanza
alguna de lograr algún reconocimiento por lo que ha hecho. Manolín, que desde hace ya días
estas preocupado por el viejo y por quién ya ha pedido ayuda pare emprender su búsqueda
por medio de los botes de los guardacostas y aeroplanos, va a encontrarse con el y lo
encuentra dormido, herido, vencido por el cansancio. Mientras en la playa los otros
pescadores cuidan el bote, miden el esqueleto y discuten entre ellos. El muchacho le ha traído
algo de beber al viejo quien al fin despierta para contarle un poco de lo que ha vivido, para
decirle que pueden hacer lo que quieran con el esqueleto, para decirle que puede conservar si
quiere la espada. El muchacho se da cuenta de sus heridas, como siempre tan presto a ayudar,
se ofrece a traerle comida, medicinas y los periódicos de los días en los cuales el viejo estuvo
ausente. El viejo necesita un poco de tiempo más para recuperarse, para recobrar fuerzas.
Manolín le pide se recupere pronto para que le enseñe todas las cosas que sabe, cosas que
sólo él sabe motivo de la experiencia que ha ido adquiriendo. De esta manera, el muchacho
ratifica y renueva su admiración por el viejo.Pero no sólo el viejo se ha ganado el respeto y
admiración del muchacho, sus colegas, los otros pescadores quienes ahora ven a Santiago
como un ejemplo, como un pescador arriesgado, decidido y experimentado.
El final de la obra, concluye con broche de oro este relato de la vida de Santiago. Es en este
final donde se puede entender la finalidad de contar aquellos hechos que han ido
transcurriendo. Imaginarse al muchacho velando los sueños del viejo, tal como se relata en la
4. obra, es una escena realmente enternecedora y única. Además de describir a un Santiago
cansado, casi devastado, pero recobrando en el ocaso de su vida, la admiración de sus colegas;
logrando así la aceptación de su comunidad siendo posiblemente lo que siempre aspiró o algo
que la vida se lo dio en recompensa por todo lo que le ha tocado sufrir.
El viejo y el mar es realmente una obra que cautiva desde el inicio hasta el final, atrapa al
lector al querer conocer el desenlace. Las ideas, divagaciones y pensamientos del viejo la
adornan en toda su extensión, dándole un ambiente de realismo. Un realismo atomizado de
metáforas, como cuando se compara al mar con una mujer. Te transporta a magníficos
parajes: el mar, el cielo, la playa, La Habana; haciendo sentir al lector la brisa, el resplandor del
sol, el poder de las olas; cada escena que el autor describe. Y aunque es una narración vaga en
simbolismo, la espléndida prosa de Hemingway revela su vitalidad y maestría estilística. Es una
historia marinera, ahíta de verdad, brillante como los escenarios que describe y, al mismo
tiempo, una parábola de los afanes humanos, del fracaso y de la grandeza en la forma de
padecer; una parábola de líneas un tanto severas e inspiradoras, vigorosas, que nos transmite
con el más simple de los estilos el efecto catártico y elevador de la antigua tragedia.