La autora habla con su hija en diferentes etapas de su vida, desde que la siente moverse en el útero hasta que su hija se convierte en una mujer adulta. La autora le habla a su hija para consolarla, enseñarle, apoyarla y mantener una relación cercana a lo largo de su desarrollo.
14. Cuando, con mimo y esmero, la preparo para su Primera Comunión .
15. Cuando me pide que le ayude con sus tareas o le aclare alguna dificultad.
16. Cuando, sin apenas darnos cuenta, se ha hecho una adolescente, se ha vuelto más reservada, más suya. Como si acumulase fuerzas, un poco desorientada.
17. Cuando trato de comprenderla, porque sé que la espera una etapa difícil, en la que debe forjar su propia personalidad.
18. Le hablo con paciencia, aunque rehúye las conversaciones prolongadas y las intimidades.
19. Aprovecho todas las ocasiones, aunque sean cortas, para darle ánimo e infundirle confianza en sí misma
20. Procuro que vea en mí la madre que la quiere, que está siempre dispuesta a escucharla, a apoyarla, a indicarle el camino, si se equivoca, y... a perdonarla.
21. Cuando, pasados los años, ambas conservamos tanta complicidad y mutua adoración.
22. Ya es mayor de edad. Somos dos adultos, madre e hija, nos queremos y respetamos. Nos miramos y ambas sentimos que nos debemos mucho una a otra.
23. Sobre todo, ahora sigo hablando DE ELLA con Dios y con la Virgen María para que la ayuden y protejan en su vida SEGUIRÉ HABLANDO CON ELLA SIEMPRE
24. Hoy es lunes, 5 de diciembre de 2011 Ahora son las 15:21 h. FIN J. Jiménez