2. «Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne
con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra» (Génesis 9:11)
La Biblia menciona diversos pactos que
Dios hizo con hombres individuales, con
pueblos enteros o con toda la
humanidad.
De todos ellos, el pacto establecido en
Génesis 9:8-17 es el más universal de
todos. Incluye a Noé y sus hijos, a sus
descendientes y a «aves, animales y
toda bestia de la tierra».
Éste es un pacto unilateral. Dios se
compromete, pero no pide ninguna
contraprestación por parte del hombre.
Además, la señal del pacto –el arcoíris–
sigue visible en cualquier lugar del
planeta, como un recordatorio para
cada uno de sus habitantes.
3. «Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en
sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu
descendencia después de ti» (Génesis 17:7)
LAPARTEDEDIOS
• Bendición.
Génesis 12:3
• Personal
• Universal
• Heredad.
• Física.
Génesis 17:8
• Eterna.
Hebreos 11:10
LAPARTEDEABRAHAM
• Fe.
Génesis 15:6
• Obediencia.
Génesis 17:1
• Señal del pacto.
Génesis 17:11
4. Gálatas 3:6-18 explica que el pacto con
Abraham es una manifestación del pacto
eterno que Dios establece con la
humanidad por la sangre de Jesús
(Hebreos 13:20).
El centro del pacto es Cristo, la
«simiente» (v. 16).
Es universal, incluye a los
gentiles (v. 8).
Ha de ser aceptado por fe (v. 9).
«Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No
dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a
tu simiente, la cual es Cristo» (Gálatas 3:16)
Por último, el pacto implica un cambio de
vida. Una vida de obediencia a la voluntad
de Dios: «¿No ves que la fe actuó
juntamente con sus obras, y que la fe se
perfeccionó por las obras?» (Santiago 2:22).
5. LAPARTEDEDIOS
• Bendición.
• Personal.
Deuteronomio 4:6
• Universal. Isaías 2:3
• Heredad.
• Física.
Deuteronomio 27:3
• Eterna. Hebreos 12:22
LAPARTEDEISRAEL
• Fe.
Hebreos 4:2
• Obediencia.
Éxodo 24:3
• Señal del pacto.
Éxodo 31:13
«Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las
leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las
palabras que Jehová ha dicho» (Éxodo 24:3)
El pacto de Sinaí es el pacto eterno de Dios basado en la sangre de Jesús, que Israel
debía reconocer en cada sacrificio. Pero al faltarles la fe, invalidaron el pacto
(Hebreos 4:2).
6. «He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de Judá» (Jeremías 31:31)
Israel había fracasado en cumplir su
parte del pacto. Pero Dios había
sido siempre fiel (Jeremías 31:32).
Ahora, en medio de la apostasía
nacional, anunciaba por boca de
Jeremías un nuevo pacto. Éste era
«un mejor pacto, establecido sobre
mejores promesas» (Hebreos 8:6).
Sin embargo, sigue siendo el mismo
pacto eterno basado en la sangre
de Jesús.
Ahora, la Ley escrita en tablas de
piedra se interioriza en todo aquel
que, por fe, se acoge al pacto divino
y recibe el perdón de sus pecados
(Jeremías 31:34).
7. «De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama» (Lucas 22:20)
El pacto eterno se anunció en sombras y figuras
(antiguo pacto) y se ratificó en la muerte de Cristo
(nuevo pacto).
La Santa Cena es el vínculo que une ambos pactos:
1. La figura de la Pascua encuentra la realidad de
la Cruz (1ª de Corintios 11:24).
2. La liberación de Egipto encuentra la realidad en
la Segunda Venida (1ª de Corintios 11:26).
LAPARTEDE
DIOS
• Bendición.
1ª de Pedro 3:9
• Heredad.
2ª de Pedro 3:13
LAPARTEDEL
HOMBRE
• Fe.
Hebreos 11:6
• Obediencia.
1ª de Pedro 1:2
• Señal del pacto.
1ª de Corintios 11:24-25
8. «Bajo el nuevo pacto, las
condiciones por las que se puede
obtener la vida eterna son las
mismas que bajo el antiguo: una
obediencia perfecta… En el nuevo
y mejor pacto, Cristo ha satisfecho
la ley en lugar de los transgresores
de la ley, si ellos quieren recibirlo
por fe como un Salvador
personal... El poder está en el don
gratuito de Cristo, una promesa
apreciada únicamente por los que
se percatan de sus pecados y los
olvidan poniendo su alma
desvalida sobre Cristo»
E.G.W. (A fin de conocerle, 20 de octubre)