El documento defiende la dignidad de la persona humana. Citando documentos de la Iglesia como la Constitución Pastoral "Gaudium Et Spes" y la encíclica "Evangelium Vitae" de Juan Pablo II, argumenta que una sociedad justa debe respetar la dignidad trascendente de cada persona y no instrumentalizarla para fines ajenos a su desarrollo. También hace un llamado a los católicos a participar activamente en la sociedad para defender los derechos a la vida y la dignidad de los más vulnerables, y propone eliminar las causas
2. Defensa de la dignidad de la
persona
Derechos humanos, libertad individual, dignidad de la persona, son
temas siempre presentes en los discursos de nuestros dirigentes
políticos y sociales, pero en el momento de plasmarlos en acciones
concretas: programas, proyectos, leyes ¿son tenidos en cuenta?.
Para clarificar el término dignidad de la persona leamos lo que la
respecto, nos dice la Constitución Pastoral “Gaudium Et Spes”
(sobre la Iglesia en el mundo de hoy -1965-)
3. “Una sociedad justa puede ser
realizada solamente en el respeto
de la dignidad trascendente de la
persona humana. Esta representa el
fin último de la sociedad, que está a
ella ordenada. En ningún caso la
persona puede ser
instrumentalizada para fines ajenos
a su mismo desarrollo….la persona
no puede estar finalizada a
proyectos de carácter económico,
social o político”.
4.
Los católicos debemos asumir la
responsabilidad que nos compete
como ciudadanos, y participar
activamente en la sociedad,
haciendo escuchar nuestra voz en
todas aquellas oportunidades en
que creemos que nuestra opinión
puede ser valiosa a la hora de
aportar ideas, argumentaciones,
información que contribuya a la
defensa del derecho a la vida y a la
dignidad de nuestros hermanos,
especialmente de aquellos que
menos tienen y menos pueden.
5.
En la Carta Encíclica “Evangelium Vitae” -1990- Juan Pablo II nos decía: “Nadie
puede abdicar jamás de su responsabilidad, sobre todo cuando se tiene un
mandato legislativo o ejecutivo, que llama responder ante Dios, ante la propia
conciencia y ante la sociedad entera de decisiones eventualmente contrarias al
verdadero bien común. Si bien las leyes no son el único instrumento para
defender la vida humana, sin embargo, desempeñan un papel muy importante y
a veces determinante en la promoción de una mentalidad y de unas
costumbres”.
6.
“La Iglesia sabe que, en el contexto de las democracias pluralistas, es
difícil realizar una eficaz defensa legal de la vida por la presencia de
fuertes corrientes culturales de diversa orientación. Sin embargo, movida
por la certeza de que la verdad moral encuentra un eco en la intimidad
de cada conciencia, anima a los políticos, comenzando por los cristianos,
a no resignarse, y adoptar aquellas decisiones que, teniendo en cuenta
las posibilidades concretas, lleven a establecer un orden justo en la
afirmación y promoción de la vida. Es necesario poner de manifiesto que
no basta con eliminar leyes inicuas. Hay que eliminar las causas que
favorecen los atentados contra la vida, asegurando sobre todo el apoyo
debido a la familia y la maternidad: la política familiar debe ser el eje y
motor de todas las políticas sociales. Por tanto, es necesario promover
iniciativas sociales y legislativas capaces de garantizar condiciones de
auténtica libertad en la decisión sobre paternidad y maternidad; además,
es necesario replantear las políticas laborales, urbanísticas, de vivienda y
de servicios para que puedan conciliar entre sí los horarios de trabajo y los
de la familia, y sea efectivamente posible la atención a los niños y a los
ancianos”.Sin dudas, en este documento encontramos una propuesta
concreta para eliminar las causas que favorecen las variadas formas de
atentados contra la vida y la familia.
7.
Si bien es un llamado especialmente a los que tienen mas responsabilidades,
por la función que desempeñan en la sociedad, no debe ser ajena a nuestro
compromiso ciudadano: ¿nos animamos a trabajar en esa dirección?
¿Participamos en la elaboración de propuestas para mejorar la situación de
tantas familias en las que el desempleo, la pobreza, la desnutrición, el
analfabetismo, las está destruyendo? ¿O preferimos la crítica, y el no te metas?
De nuestra coherencia entre fe y vida dependerá la respuesta.