El Imperio Azteca gobernó el centro y sur de México desde su capital Tenochtitlán, una isla en el lago Texcoco. Los aztecas construyeron su imperio siguiendo la profecía de encontrar un águila atacando a una serpiente. A pesar de las dificultades del terreno, los aztecas transformaron la isla mediante la ingeniería de chinampas y se convirtieron en exitosos agricultores y guerreros, con religiones politeístas y rituales de sacrificio humano.