El documento ofrece consejos para candidatos en entrevistas de trabajo. Sugiere que los candidatos estudien al entrevistador para comprender sus requerimientos explícitos y tácitos, y que ayuden al entrevistador brindando hechos y ejemplos concretos que den certeza sobre sus capacidades para el puesto. También recomienda que los candidatos se muestren seguros pero naturales, hagan preguntas para convertir la entrevista en una conversación fluida, y estén atentos a posibles contactos posteriores ya que el pro
1. CANDIDATOS EMPÁTICOS
El objetivo de todo postulante a un puesto de trabajo es conseguir una entrevista.
En dicha situación es razonable pensar que el candidato se pregunte qué estará
pensando el entrevistador, qué impresión le estaré causando; en definitiva, qué
pasa por su cabeza y cómo me estará evaluando.
Para empezar, no por el hecho de adoptar el papel de entrevistador a dicha persona
hay que concederle de entrada, y sin más, que es competente para desarrollar
dicho papel. De hecho, en numerosas ocasiones dirigen la entrevista personas que
no están preparadas para entrevistar.
Requerimientos explícitos y tácitos
Por otra parte, los entrevistadores principales que están al frente de un proceso se
encuentran ocupados en resolver su principal dilema: ¿darán con el candidato
idóneo? Muchas veces el arte del entrevistador consiste en recibir candidatos y
candidatos y candidatos… en espera de encontrar el que conviene a sus propósitos;
cuya expresión más formal se encuentra en la lista de requerimientos. Pero,
también, hay que saber que hay dos tipos de requerimientos: los explícitos, que
suelen ser los más objetivos y de alguna manera medibles; y los tácitos, más
evanescentes, un tanto intangibles o presumibles, difícilmente mensurables.
Pero aún, entre las exigencias tácitas, las hay de dos clases: las anteriores, que
son reconocibles y verbalizables; y puede haberlas irreconocibles, que están
escondidas o en el inconsciente, y que se ligan con la intuición mediante
impresiones de aceptación o rechazo de determinadas personalidades que se tiene
en frente.
Un rasgo del entrevistador profesional es que sus tácitos suelen ser, en su mayoría,
reconocibles. Un entrevistador profesional tiene que conocerse muy bien a sí mismo
y saber discriminar entre lo suyo -que es de él y no debe proyectar en el otro-, y lo
ajeno, que se manifiesta mediante indicios verificables.
Dar certidumbre
Todo entrevistador busca estar seguro para tomar una decisión, ya sea para
seleccionar una terna o para contratar un candidato; luego los entrevistadores en
los procesos de selección tienen que luchar contra la incertidumbre. Y no hay mejor
manera que buscar la certeza, cuestión realmente difícil cuando no hay apoyo para
ello. De ahí, que la mejor estrategia para un candidato sea ayudar al entrevistador
aportándole realidades.