2. 1. funciones básicas 2. equilibro, movimiento, auto-cuidado 4. memoria, control de audición y lenguaje 3. percepción visual 8. regulación cognitiva y emocional 9. planifica ejecución de movimientos 7. control de sensación: artística (der) y científica (izq) 6. área motora del lenguaje 10. movimientos complejos 5. área sensorial del lenguaje
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4. lingüística Capacidad de usar palabras de manera efectiva en forma oral o escrita. Habilidad de la sintáxis, la fonética, la semántica y los usos pragmáticos del lenguaje (la retórica, la mnemónica, la explicación y el matelenguaje). Se ve en escritores, poetas, periodistas, traductores y oradores. Está en las personas que les encanta redactar historias, leer, jugar con rimas, trabalenguas y en los que aprenden con facilidad otros idiomas.
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6. lógica - matemática Capacidad de resolver problemas de cálculo numérico, estadístico y de presupuestos. Utiliza pensamiento abstracto, la lógica y números para establecer relaciones entre datos y objetos. Se ve en matemáticos, científicos, investigadores, ingenieros, analistas de sistemas, contadores. Actividades de aula: razonar o deducir, uso de reglas matemáticas, lógicas, conceptuales, sistema de símbolos, mapas mentales, resolver problemas con experimentos.
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8. musical Capacidad de percibir, discriminar, transformar y expresar formas musicales. Sensibilidad al ritmo, al tono y al timbre. Está presente en músicos, compositores, directores de orquesta, críticos musicales y oyentes sensibles. Son personas que se sienten atraídos por los sonidos de la naturaleza y por todo tipo de melodías. Disfrutan siguiendo el compás con el pie, golpeando o sacudiendo algún objeto rítmicamente.
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10. manual kinésica Capacidad de usar el cuerpo para expresar ideas, sentimientos y transformar objetos. Habilidades de coordinación, equilibrio, flexibilidad, fuerza, velocidad y la percepción de medidas y volúmenes. Se manifiesta en atletas, bailarines, cirujanos, artesanos y personas hábiles en el uso de instrumentos. Son personas que se destacan en actividades deportivas, danza, expresión corporal y trabajos técnicos – manuales y de diseño.
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12. naturalista Capacidad de distinguir, clasificar y relacionarse con animales, plantas o elementos del medio ambiente, tanto urbano o rural. Incluye habilidades de observación, experimentación, reflexión y cuestionamiento de nuestro entorno. Gente de campo, botánicos, cazadores, ecologistas y paisajistas. Se da en personas que aman los animales, las plantas y que les gustan investigar el mundo natural y de la naturaleza humana.
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14. interpersonal Capacidad de entender e interactuar eficazmente con los demás. Incluye la sensibilidad a expresiones faciales, de la voz, gestos y posturas y la habilidad para responder. Presente en actores, políticos, buenos profesores y vendedores. La tienen personas que disfrutan trabajando en equipo, que entienden sus compañeros y que son convincentes en sus negociaciones con pares y mayores.
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16. intrapersonal Capacidad de construir una percepción precisa respecto de sí mismo y de organizar y dirigir su propia vida. Incluye la autocomprensión, la autoestima y la autodisciplina. Se encuentra en ministros, psicólogos, profesores, actores, filósofos y teólogos. Son personas reflexivas, de razonamiento acertado que suelen ser consejeros de sus pares.
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18. visual - espacial Capacidad de ubicación espacial, de decodificar información gráfica, de pensar en tres dimensiones, de percibir imágenes externas e internas, recrearlas, o transformarlas. Presente en pilotos, marinos, escultores, pintores y arquitectos. Son personas que estudian mejor con gráficos, esquemas, cuadros. Les gusta hacer mapas conceptuales y mentales, entienden los planos.
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Notas del editor
Psicóloga Irene Martínez Zarandona http://sepiensa.org.mx/contenidos/f_inteligen/intro_2.htm#granmenu Sinopsis Todos somos capaces en una u otra materia, tenemos diferentes aficiones y aptitudes y reaccionamos de diferente forma; en ese sentido la Teoría de las Inteligencias Múltiples, de Howard Gardner, ofrece una orientación a los padres para descubrir las capacidades de sus hijos y ayudarlos a tener un desarrollo más armónico y feliz. Presentación Dice Joan Manuel Serrat en una de sus canciones: “a menudo los hijos se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción”; y seguro que a partir de ahí los padres recibimos muchas más, cada vez que descubrimos un rasgo de inteligencia en nuestros hijos. Pero, ¿qué es la inteligencia? Por lo general los padres no nos hacemos la pregunta tan directamente, pero si pasamos mucho tiempo descubriendo los rasgos de genialidad de nuestros pequeños y comparándolos con sus primos, con los hijos de amigos y sus compañeritos de la escuela, también es frecuente que muchos queramos saber cuál es su “cociente intelectual”, como una forma de comprobar que si son los “más inteligentes” o para cerciorarnos y aceptar que no lo son tanto. Sea como sea y que se manifieste de mil maneras, parece algo natural que las personas tengamos como uno de los orgullos más preciados, los avances intelectuales de nuestros vástagos, quizás porque estamos asombrados ante el desarrollo normal de los niños, que no deja de maravillar incluso a los expertos o porque tenemos gran interés en hacer que nuestros pequeños desplieguen al máximo todo su potencial. La inteligencia fue el principal interés de los estudiosos en el campo de la psicología moderna: Wundt funda el primer laboratorio de psicología en 1879, en Leipzig, Alemania, iniciando con una propuesta en la que se partía de la observación, la experimentación, la reflexión y descripción de la experiencia de los sujetos y sus capacidades cognitivas. Y por lejano y complicado que nos parezca, desde entonces las propuestas para definir y medir la inteligencia han proliferado, ya sea que provengan de la medicina, la psicología, la antropología o las ciencias de la educación, y cada una de ellas ha aportado diferentes explicaciones, a las características intelectuales del ser humano. Las definiciones van desde las muy científicas como “La inteligencia es la capacidad y aptitud de un organismo humano y subhumano para reaccionar, adaptándose, ante nuevas situaciones, partiendo de la experiencia pasada...”, a las más populares como la que mide la inteligencia por “el número de dedos de frente que tienes”, o hasta donde logras ver más allá de tus narices y pasando por algunas absurdas como, “que la inteligencia es lo que miden los tests de inteligencia”. Pero aquí no vamos a perdernos en definiciones, que a fin de cuentas no nos explican el origen ni el desarrollo y procesos de la inteligencia humana, sobre todo porque hasta el momento todas ellas han sido incompletas, puesto que algunos estudiosos resaltan los aspectos verbales, otros los numéricos, otros consideran las aptitudes de análisis y abstracción, etcétera, aunque la mayoría coincide en que la inteligencia es una facultad humana que nos ayuda a resolver los problemas y que no siempre es un seguro para la felicidad. Dejemos a los expertos que estudien y descubran cómo pensamos y aprendemos los humanos y mencionemos a un autor que de momento ha dado una salida a tanta especulación, ya sea científica o popular. Su nombre es Howard Gardner, e “inteligentemente” solucionó el problema de definir la inteligencia, proponiendo que no existe una inteligencia sino muchas, que todos poseemos capacidades similares pero que siempre somos más hábiles para unas cosas que para otras, y la llamó, Teoría de las Inteligencias Múltiples. Él junto con su grupo de colaboradores, dejaron atrás dos postulados que hasta 1983 no habían sido cuestionados: primero que la inteligencia humana es unitaria, única y por lo tanto es posible definirla y segundo que ésta es cuantificable. Así el autor con su propuesta establece que no hay una sola inteligencia sino muchas y ofrece criterios para observarlas y desarrollarlas, no para medirlas. Aunque de momento es tan sólo una teoría, está siendo ampliamente reconocida y es de gran utilidad para conocer nuestras capacidades y las de nuestros hijos, es necesario recalcar, que todos poseemos en alguna medida la totalidad de las inteligencias en diferente grado , pero tenemos más afinidad con las posibilidades de una u otra(s) de ellas. Con esto se empieza a despejar la tradicional idea de que los buenos en matemáticas son los más inteligentes, concepto que desgraciadamente aún priva en muchas de nuestras escuelas y familias. Cuando nuestro sistema educativo logre hacer de los procesos de enseñanza y de aprendizaje una práctica personalizada, será más común descubrir en cada niño cuáles son sus dotes personales, en qué campo del conocimiento se siente más a gusto, dónde puede realizar actividades con mayor facilidad y disfrute y permitirle el desarrollo de sus potencialidades. Éste es uno de los aspectos de la superación en la calidad de la educación: hacer de la experiencia educativa de los alumnos un fomento de todas las posibilidades del ser humano: tanto físicas como intelectuales, emocionales, artísticas y científicas, que los lleven a tener un amplio campo de intereses, pero que al mismo tiempo la educación logre hacerse más personal para lograr que cada niño desarrolle aquello que lo hace más feliz y apto para su vida laboral, social y personal. Una nota muy importante es que, durante la educación de niños y jóvenes, todas las inteligencias deben ser cultivadas en principio. Gardner dice que poseemos todo el espectro de inteligencias, pero conforme el chico vaya definiendo aptitudes que le son más afines, se le debe apoyar para que logre alcanzar aquellos conocimientos en los que se realice mejor como ser humano. Esta visión plural de las inteligencias, aunque sólo es una propuesta, también es muy útil para descubrir las áreas donde un niño tiene menos interés o posibilidades de desarrollo, sobre todo cuando alguno de ellos falle en cierta materia específica, en vez de recalcarle lo que no puede hacer, se le debe de apoyar con ejercicios y actividades específicas de esa área que se le dificulta, y tratar de compensarlo. Las inteligencias que se mencionan en el origen de esta teoría son: Esta teoría puede ser de gran estímulo para todos aquellos adultos que por no haber sido “buenos con los números”, han llegado a considerar que son menos inteligentes que otros, o para aquellos que tenemos a nuestro cargo la formación de niños y jóvenes, para poder observarlos con mayor detenimiento y sobre todo poder estimular en donde tienen dificultades y reforzar aquellas capacidades en las que son más hábiles. Por ello vale la pena adentrarse en el conocimiento de cada uno de estos tipos de inteligencias, tomarlos como una guía que permite conocernos mejor y descubrir las potencialidades humanas no sólo de aquellos que en su vida se dedicarán a cultivar e incluso laborar en un campo muy específico del quehacer social, como por ejemplo los músicos o los escritores, sino para apreciar la gama de posibilidades que tienen los diversos tipos de inteligencias y gozar con todas y cada una de sus manifestaciones.