1. El Salvador
César Villalona, economista dominicano residente en El Salvador desde hace
23 años, dedicado a labores de investigación económica y social, habló con
Envío. Sus palabras desmontan la propaganda de la derecha sobre el “fracaso
económico” del gobierno del Presidente Mauricio Funes.
Elaine Freedman
A pocos meses de las elecciones presidenciales de marzo de 2014, todo tema
que llega a la palestra pública se convierte en tema de campaña electoral de
cualquiera de los partidos o de sus aliados. La situación económica del país
no podría ser la excepción. “El fracaso económico del gobierno del FMLN” es
un eje de la campaña de ARENA con la consigna “Recuperamos El Salvador.”
El economista César Villalona responde a las principales líneas de ataque
de ARENA, de los gremios empresariales y de los analistas políticos y
económicos que están en primera fila en la batalla de ideas de la derecha.
EL CRECIMIENTO Y LA FUGA DE CAPITALES
EF- Miguel Lacayo, Ministro de Economía bajo la administración de
Francisco Flores, afirma: “Mientras los países vecinos crecen a tasas que
son más del doble que la nuestra, reduciendo la pobreza de sus
habitantes, El Salvador se endeuda más que nunca y creció solo 1.6% en
el 2012”. ¿Es cierto?
CV- La economía salvadoreña es la que menos crece en Centroamérica desde
hace muchos años, mucho antes del gobierno de Mauricio Funes. Se debe a
que los grandes empresarios de este país, quienes tienen la mayor
responsabilidad económica porque manejan la mayor porción del ingreso
nacional, invierten buena parte de sus recursos fuera de El Salvador. Según la
ONG Global Financial Integrity, entre 2001-2010, la gran empresa salvadoreña
invirtió 8 mil 700 millones de dólares en el extranjero. Decir que la economía
salvadoreña no crece mucho es no descubrir nada nuevo. Es revolver una
realidad nacional que ya tiene 15 años de estar así.
El gobierno no tiene suficientes recursos para impulsar un sólido crecimiento de
la producción. Cuando gobernaba ARENA, el Estado tenía 13.5% del ingreso
nacional, hoy tiene 15.5%. Tiene un poco más, pero la carga tributaria sigue
siendo muy baja, una de las más bajas de Centroamérica. Para tener un
parámetro: el promedio en América Latina es de 25% del PIB. El gobierno de
Costa Rica cuenta con un 25%. Nicaragua con un 22%.
2. En segundo lugar, el PIB decreció 3.1% en 2009, el último año del gobierno de
ARENA y el primero de la gestión de Funes. Fue ése el peor año económico
desde 1983. Desde entonces, el PIB ha crecido a un promedio de 1.7% anual
entre 2010-2012. Este año se estima que puede crecer 2%, a pesar de que la
fuga de capitales ha continuado. La inversión extranjera también ha crecido un
poco. En 2012 llegó a poco más de 500 millones de dólares, cuando en 2009
apenas superó los 330 millones. La economía salvadoreña ha pasado de una
caída a un crecimiento pequeño.
Es un nivel de crecimiento menor que el de los otros países en Centroamérica,
pero levantar una economía que se desplomó no es poca cosa. Y eso ha
ocurrido durante el actual gobierno.
EF- ¿A qué se debe la fuga de capitales?
CV- La fuga de capitales comenzó a finales de la década de los años 90.
Sucedió que entre 1989, cuando ARENA asumió por primera vez el gobierno, y
1997, los grandes empresarios del país acumularon demasiada riqueza.
No podían invertirla toda en El Salvador porque si lo hacían generaban
sobreproducción, dadas las limitaciones del mercado interno. Los empresarios
se beneficiaron de un programa económico que ellos mismos iniciaron, bajo el
gobierno del millonario Alfredo Cristiani. Lo continuaron con los tres gobiernos
que le sucedieron, también de ARENA. Este programa debilitó al Estado y
fortaleció a la empresa privada. El programa tenía tres ejes. El
primero,privatización de empresas públicas: la banca, la empresa de telefonía,
las empresas distribuidoras de energía eléctrica, las pensiones, los ingenios
azucareros… El segundo, una reforma tributaria que consistió en quitarle
impuestos a los ricos y oligarcas y hacer pagar más al pueblo. Quitaron los
impuestos a la exportación de café, el impuesto a la exportación de azúcar, el
impuesto al patrimonio y bajaron el impuesto a la ganancia empresarial. Sólo la
supresión de los impuestos al café pusieron anualmente más de 100 millones
de dólares extra en manos de los oligarcas. Para el pueblo, establecieron el
IVA. Finalmente, eliminaron el control de precios de 230 productos, liberalizaron
las tasas de interés de los bancos y los precios de los insumos y redujeron
aranceles para facilitar al comercio importador.
Si esto no era suficiente, la reconstrucción del país con el fin de la guerra
implicó la entrada de 1 mil 500 millones de dólares en concepto de donaciones.
Este dinero llegó al Banco Central de Reserva en dólares y el BCR entregaba
colones al gobierno para financiar la reconstrucción. La cantidad de dólares
aumentó en la economía y permitió que el tipo de cambio se estableciera en
3. $8.70. Esto benefició a los importadores, que compraron dólares e importaron
arroz, fríjol y maíz y fueron desplazando a los pequeños productores, obligados
a emigrar fuera del país. Comenzaron a aumentar las remesas, que
fortalecieron a la banca privada y a los grandes importadores,
que eran los mismos banqueros.
De esta forma la cúpula empresarial se llenó de plata e inundó el país de
productos. En 1992-1995 fue el boom de la postguerra y el PIB creció en un
promedio de 7%. Pero en 1996 ellos se dan cuenta que les viene un problema.
Sus ganancias eran tan enormes que ya no podían seguir invirtiendo mucho en
el país porque la capacidad de consumo interno era muy limitada, debido a la
concentración de la riqueza y del ingreso y a los bajos niveles de compra de la
mayoría de la población. Si invertían mucho en El Salvador se iba a generar un
proceso de sobreproducción, cosa que sucedió en 1999 cuando se produjo una
inflación negativa.
El mercado no daba para más. Entonces comenzaron a sacar una parte
importante de sus capitales hacia el exterior, sobre todo hacia Centroamérica.
Se instalaron en Guatemala, Honduras y Nicaragua. La familia Poma montó un
Metrocentro en cada país de Centroamérica, también empresas importadores
de vehículos. La familia Simán creó almacenes en varios países de la región.
Todos los bancos se instalaron en los países vecinos y aparecieron nuevos
hoteles en toda la región. Esto fue antes de la dolarización.
La mayoría de sus capitales la siguen invirtiendo en El Salvador y el sobrante
va para Centroamérica. Hasta en Colombia y Miami tienen inversiones Con la
dolarización fue aún más fácil sacar capitales del país porque ya no hacía falta
comprar dólares con colones.
En El Salvador no se dinamiza la economía porque para ello habría que crear
un mayor mercado interno y esto solo puede hacerse distribuyendo más
justamente la riqueza y el ingreso. Con el gobierno de Funes el índice Gini ha
mejorado un poco. Ha avanzado de 48 a 42. Pero sigue estando muy por
encima de la media. La distribución de la riqueza está mejor en Costa Rica, en
Nicaragua, hasta en Honduras.
Para redistribuir el ingreso los empresarios tendrían que pagar mejores salarios
y más impuestos. Más impuestos permiten a los gobiernos invertir en
programas sociales y en programas de apoyo al agro que dinamizan los
mercados y ponen más dinero en manos de las mayorías populares.
Obviamente, los aumentos salariales son la medida más directa para lograrlo.
4. En Honduras, la carga tributaria es igualmente baja, pero los salarios
aumentaron mucho durante el gobierno de Zelaya y se aplicaron medidas que
levantaron la producción campesina y mejoraron el ingreso en el campo.
Pero a los empresarios salvadoreños les sale más rentable que el 34% de los
hogares sigan en la pobreza, pues ellos invierten para que consuma la
población no pobre y el resto de capitales lo fugan al exterior. Vale mencionar
que la inversión que hacen en otros países va a nutrir el PIB de esos países, no
el de El Salvador. Y después se extrañan de que las otras economías crezcan
más...
LA INVERSIÓN EXTRANJERA
EF- Dice Salvador Samayoa, ex-dirigente del FMLN y funcionario de alto
nivel en el gobierno de Francisco Flores: “De acuerdo con la CEPAL, El
Salvador es el país que menos inversión extranjera directa ha recibido en
la región. Según el Foro Económico Mundial, El Salvador ha retrocedido
diez puestos en el último año en competitividad. Según el Banco Mundial,
El Salvador retrocedió dos posiciones en el índice de facilidad para hacer
negocios, y según la Heritage Foundation, de tendencia
ultraconservadora, El Salvador retrocedió 12 posiciones en el índice de
libertad económica. Cualquiera puede discutir estos indicadores, pero no
pueden estar todos equivocados. El clima, evidentemente, no ha sido
bueno, y el gobierno, tanto como los partidos que lo sustentan, ha tenido
una importante cuota de responsabilidad”. ¿Qué responde?
CV- Desde 2006, El Salvador es el país centroamericano que menos inversión
extranjera recibe. Hasta entonces, Guatemala, Honduras y Costa Rica ya
superaban a El Salvador. Según la CEPAL, en ese año Nicaragua también lo
superó. Esto sucede, a pesar de las promesas de que la dolarización y los
Tratados de Libre Comercio firmados con Estados Unidos, Chile y México
atraerían a una mayor inversión extranjera. No ha sido así.
Durante el actual gobierno, la inversión extranjera no ha caído. En 2009, el
último año en que gobernó ARENA, la inversión extranjera fue menor a 100
millones de dólares. Comenzó a aumentar significativamente en 2011 llegando
a 382 millones y en 2012 alcanzó 525 millones. ¿Es menor que los demás
países centroamericanos? Sí, pero lo es desde antes del actual gobierno. Y en
los últimos dos años ha crecido.
Hay que decir que los empresarios extranjeros no invierten mucho en
producción para el consumo nacional porque también generarían una
5. sobreproducción. Principalmente, han comprado empresas ya existentes. 1998
fue un año pico de inversión extranjera con la compra de la telefonía, de la
distribución eléctrica y de una parte de las pensiones. El segundo pico lo
tuvimos en 2007-2008, cuando los empresarios vendieron sus bancos y sus
empresas de seguros y de pensiones.
LA COMPETITIVIDAD
El índice de competitividad es un término que debe ser eliminado de los
diccionarios económicos. No tiene sentido. ¿La economía de Estados Unidos
es competitiva? Yo diría que no. Si fuera competitiva no tendrían que otorgar
tantos subsidios. Y el agro es subsidiado en Estados Unidos. Si los granjeros
no recibieran esos subsidios no podrían producir, a pesar de ser un país
altamente tecnificado y con mucha mano de obra calificada. Igual sucede en
Japón o en Corea del Sur. En Europa los subsidios a la producción son aún
más altos.
Etiquetar a una economía como competitiva o no es un análisis perverso. ¿Por
qué no quitan los subsidios a los productores de maíz en Estados Unidos y así
veríamos si son más productivos que los agricultores salvadoreños? Esa
competitividad no está comprobada. Ése es un índice que los organismos
internacionales usan para decir qué países van bien y qué países van mal. Y,
generalmente, igual que en el tema de la droga, los países calificados como de
alto riesgo son aquellos donde gobierna la izquierda o fuerzas progresistas.
Yo me pregunto qué solvencia moral tiene un organismo financiero
internacional para decir qué países tienen mayor o menor riesgo. Estos
organismos estaban pintando maravillas sobre la economía mundial cuando
estaba por desplomarse con las crisis en Estados Unidos y Europa. Terminaron
de aplicar la política de ajuste, vino la crisis y luego el Banco Mundial pidió
perdón por los errores cometidos. Tienen economistas que ganan 50 mil
dólares al mes y todo lo que calculaban salió al revés.
El tema del clima de negocios le gusta mucho a los empresarios salvadoreños.
Ellos dicen que aquí es muy complicado montar un negocio porque hay muchos
trámites. Pero omiten otros elementos que favorecen aquí sus negocios. Aquí
hay 26 leyes que les permiten no pagar impuestos: los eluden con la ley de
turismo, la de zonas francas, la de semillas... Los gobiernos de ARENA bajaron
los aranceles de tal forma que casi no hay trabas para la importación. Eso se
agudizó con la dolarización. No hay trabas para que un banco decidaa qué tasa
de interés quiere prestar. No la hay para que un negocio ponga los precios que
quiera. El Salvador debe ser el país de la región con menos trabas para hacer
6. negocios.
A veces un país baja su nivel en algún índice pero no porque empeore, sino
porque otros mejoran. Hace poco El Salvador avanzó en los indicadores de
desarrollo humano que fija el PNUD, pero cayó del lugar 104 al 103 porque dos
países avanzaron relativamente más. Voceros de FUSADES (Fundación
Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social), de representantes de la
gran empresa privada, fueron a la televisión a poner el grito en el cielo porque
habíamos bajado un lugar, sin mencionar que el índice real del país mejoró.
Esto no es ni ético ni técnico, es una manipulación política.
EL DÉFICIT FISCAL
EF- Claudio de Rosa, economista y Director Municipal de ARENA en
Zacatecoluca, argumenta: “Los altos niveles de deuda y de gasto público
explican por qué el gobierno no ha logrado disminuir el déficit fiscal a un
nivel inferior al 2%, como lo trazaron en el Plan Quinquenal de Desarrollo
2010-2014, ni al 2.5% como se comprometió con el Fondo Monetario
Internacional. De hecho, el déficit fiscal del año pasado fue del 3.5%, y
para 2013 se estima entre 3.7% y 4%.
CV- En 2009 el déficit fiscal fue de 1 mil 142 millones de dólares y representó
un 5.7% del PIB. El índice que relaciona déficit con PIB es un indicador extraño
pero lo ocupo aquí porque es el indicador que más le gusta utilizar a la derecha
en este tema. En 2012 el déficit fue de 826 millones y representó el 3.4% del
PIB. La situación económica del gobierno ha mejorado respeto a cómo la dejó
ARENA.
Hay dos formas de financiar el déficit: endeudarse o vender activos. Si se
venden activos del Estado, se consigue dinero para financiar el déficit. Es como
cuando una familia vende una refrigeradora para tener dinero para pagar sus
deudas. Pero Funes no ha privatizado ninguna empresa. El gobierno se ha
endeudado para financiar el déficit. Como el déficit se ha reducido en estos tres
años, así también los préstamos que se necesitan para financiarlo. En esta
lógica, el gobierno anterior de ARENA se endeudó más que el actual.
LA DEUDA PÚBLICA
En la deuda de este gobierno influye mucho el pago de pensiones. Del déficit
actual, de 426 millones de dólares, más de 400 millones va para el pago de
pensiones. La privatización del sistema de pensiones que ARENA realizó en
1998 significó que el Instituto Nacional de Pensiones del Empleado Público
(INPEP) sigue desembolsando a jubiladas y jubilados, pero sin contar con
7. ningún cotizante nuevo desde hace trece años. En aquel momento, toda la
gente menor a 35 años tenía que pasarse al sistema privado. En el gobierno de
Saca, el INPEP entró en crisis por eso. Violando la Constitución -porque fue un
préstamo adquirido sin contar con la mayoría absoluta en la Asamblea-,
aprobaron un fideicomiso para que las AFP (Administradoras de Fondos de
Pensiones Privadas) prestaran el dinero al Ministerio de Hacienda a través del
Banco Multisectorial de Inversiones. Funes tuvo que aumentar el fideicomiso
porque el pago de las pensiones es un agujero cada vez mayor, pues más
gente del sistema público llega a edad de jubilarse. Esto será así hasta que ya
no haya jubilados vivos que cotizaron en el sistema público.
Pero hay otra verdad sobre la deuda que hay que tener muy clara. Este
gobierno heredó 103 préstamos que hay que pagar ahora. Y Funes se ha
ganado fama de buena paga porque ha pagado todo. Ha pagado
aproximadamente 3 mil millones de dólares entre amortizaciones e intereses de
préstamos. Y la mayor parte del dinero no va para pagar préstamos de este
gobierno. Los préstamos de 2009 y 2010 apenas se comienzan a pagar ahora.
Quiero demostrar que la deuda actual no es mayor que la anterior. Para
analizar la deuda de un país se utilizan a nivel internacional 15 indicadores:
exportación versus servicio a la deuda, exportación versus intereses de la
deuda, reserva monetaria versus deuda, servicio a la deuda versus desembolso
de la deuda... Pero el FMI, el Banco Mundial y los economistas de derecha sólo
utilizan uno: la relación entre deuda pública y PIB. Te dicen: Cuando este
gobierno llegó la deuda representaba un 54% del PIB y ahora representa 60%.
Pero resulta que esa deuda no se paga con el PIB, sino con los ingresos
públicos. El Estado no es dueño de todo el PIB, el Estado es dueño del 15.5%
del PIB.
¿Cómo es esto? Digamos que yo soy asalariado de la industria y gano 1 mil
dólares al mes ¿Pero qué me toca del PIB? A través de mi salario me tocan 12
mil dólares al año. Yo tengo que calcular mi deuda en función de esos 12 mil,
no en función del PIB. Porque los que tienen en sus manos la mayoría del PIB,
los empresarios, no van a pagar mi deuda. Tampoco la pagará el gobierno ni
los otros asalariados del país, que captan parte del PIB. Lo mismo pasa con la
deuda del gobierno. No la pagan los empresarios, que se quedan con un 60%
del PIB. A mí me interesa saber si el gobierno puede pagar la deuda con sus
ingresos. Sigo con el ejemplo: si yo gano 12 mil dólares y tengo una deuda de 3
mil, quizás no es tan pesada. Pero si otra persona gana 6 mil y tiene una deuda
de 2 mil 500, le es más difícil pagarla.
8. También hay que aclarar que no es correcto hablar de la deuda del sector
público. El sector público comprende tres instituciones: el Gobierno Central, las
instituciones públicas como la CEL (Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río
Lempa) o ANDA (Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados) y
las instituciones públicas financieras, como el Banco Central de Reserva, el
Banco de Fomento Agropecuario, el Banco Hipotecario y el recién creado
Banco de Desarrollo de El Salvador (BANDESAL). Las instituciones públicas
son responsables de su deuda, no el gobierno central. La CEL paga su deuda
con sus ingresos y el BFA con sus ingresos.
Analicemos entonces la deuda del gobierno central. Cuando llegó Funes la
deuda era aproximadamente de 8 mil 800 millones de dólares. Hoy se acerca a
los 10 mil 600 millones. Pero si se comparan los ingresos del Estado con su
deuda, en 2009 se podía pagar un 29% de la deuda. Si se compara la deuda de
2012 en relación a los ingresos de ese año, se podía pagar el 31% de la deuda.
Por lo tanto, la deuda es menos pesada. Ése es el indicador que hay que usar.
Sucede que también en la mayoría de otros indicadores, también El Salvador
está en un lugar bastante aceptable y mejor que durante las gestiones
anteriores.
EL GASTO PÚBLICO
EF- Sin embargo, cuando los economistas de derecha hablan del déficit
fiscal, lo adjudican a una política de gastos corrientes y gastos sociales
irresponsable del gobierno de Funes.
CV- Pero esto no es real. Reitero que tenemos un gobierno que sólo cuenta con
un 15.5% del PIB, aproximadamente 3 mil 600 millones de dólares. Como es de
los gobiernos de América Latina que menos dinero tiene, también es de los que
menos gasta.
El déficit fiscal no se da porque el gobierno gaste mucho, sino porque al
gobierno le ingresa poco. Y esto, por tres razones principales. La primera, la
evasión fiscal. En el libro de Alexander Segovia “El camino del cambio en El
Salvador” se dice que la tasa de evasión de impuestos es de 33%. Antes de
entrar Funes era peor: 38%. Si lo calculamos al año 2012 estamos hablando de
1 mil 700 millones de dólares. Este monto sería suficiente para saldar el déficit y
más. Pero queda en las manos de los empresarios.
La segunda razón es la elusión fiscal, las 26 leyes que permiten no pagar
impuestos. Según una investigación de la Asamblea Legislativa, sobre este
punto que eufemísticamente llaman “gasto fiscal”, estas leyes evitaron la
9. entrada al presupuesto de 900 millones de dólares anuales durante 2001-2009.
El dato más reciente que dan es de 2011. Ese año, la elusión representó 1 mil
200 millones de dólares.
La tercera razón es la estructura tributaria. En este país, quien sostiene al
gobierno es la población consumidora, a través del IVA, de aranceles, de
FOSALUD, de FOVIAL, etc. Lo sostiene también las asalariadas y asalariados a
través del impuesto sobre el salario. Conjuntamente, todo esto representa el
82% de los ingresos públicos. El impuesto sobre las ganancias empresariales
sólo le proporciona al gobierno el 18% de sus ingresos tributarios. Esto significa
que los empresarios, que captan el 60% del PIB, apenas contribuyen con el
18% de los ingresos tributarios del gobierno.
Y que el pueblo trabajador, que capta a través de sus salarios el 25% del PIB,
le aporta al gobierno el 82% de sus ingresos. En otras palabras, el pueblo no
tiene dinero pero sostiene el gobierno y los empresarios tienen mucho dinero y
no sostienen el gobierno.
EF- ¿A qué se debe la reducción
de la evasión fiscal en un 5%
que ha logrado este gobierno?
CV- En parte, se debe a una mejoría en los controles de la fiscalización. Por
ejemplo, en la aduana está operando un aparato de laser para revisar furgones,
lo que reduce las posibilidades del contrabando. El Ministerio de Hacienda
también ha sido un poco más agresivo en la persecución de evasores. Sigue
siendo una evasión alta si asumimos lo que dicen los organismos
internacionales de financiamiento: que es “aceptable” o “tolerable” un nivel de
evasión del 15-20%. Ninguna evasión fiscal debería ser “tolerable”, porque
significa millones de dólares que el pueblo paga y la empresa privada roba.
La tasa de 33% en El Salvador está bastante por encima de esos niveles. Y
todavía los evasores de impuestos se dan el gusto de decir que el gobierno
gasta mucho en programas de educación y salud. Esto merece una denuncia
pública porque ellos son los responsables de que el gobierno no tenga los
recursos necesarios para reducir sustancialmente la mortalidad infantil, la
desnutrición o el analfabetismo. Mucho se podría hacer con los 1 mil 700
millones de dólares que ellos evaden.
EF- Miguel Lacayo acusa a Funes: Prefiere engordar las filas de la
burocracia estatal, pero sin ofrecer mejoras en los servicios públicos, sin
10. buscar eficiencia en el gasto, más bien complicando y empeorando los
servicios. El gobierno del FMLN practica el clientelismo contratando a
más de 20 mil personas para el sector público y sube los gastos
salariales, pero en detrimento de la inversión en infraestructura”. ¿Qué
responde?
CV- Si el gobierno ha creado 20 mil empleos nuevos en el sector público es una
cantidad muy chiquita. Es normal que un gobierno que aumenta su presupuesto
en salud y educación contrate más personal. Si vas a reducir el analfabetismo,
se necesitan más escuelas, pero sobre todo se necesitan más maestros y
maestras. Este gobierno ha construido varios hospitales y clínicas y esto
requiere de más médicos, medicas, enfermeras y personal de servicio para
atenderlos. Esto es bueno. La gente necesita empleo.
El aumento salarial no se puede entender como clientelismo. El aumento es
justo porque en este país tenemos salarios mínimos muy bajos. En el campo no
sobrepasa los 110 dólares y en el sector público el mínimo es 300. El último
aumento del 4% (julio 2013) ha sido casi imperceptible y eso se debió a las
protestas de los empresarios. Y no de los pequeños y medianos empresarios,
sino de los grandes, que se opusieron a un aumento mayor. A los pequeños y
medianos empresarios les convenía la propuesta de un aumento del 14%
porque, aunque a ellos les aumentarían los costos, la medida hubiera puesto
más dinero en la calle y tener mayor consumo les beneficiaba. ¿A quién no le
conviene el aumento salarial y el aumento del consumo? A los
aproximadamente 1 mil 850 exportadores, porque no les afecta el incremento
del consumo nacional porque ellos venden en el exterior. Menos de 50
empresarios de este grupo se clasifican como “pequeños” o “medianos.” Los
salarios bajos son un factor generador de pobreza.
Hay un dato interesante y terrible. En 2012, TACA, ahora AVIANCA, ganó 351
millones de dólares. Si se divide esa ganancia entre el salario mínimo anual en
el campo, que fue ese año 1 mil 260 dólares, las ganancias de AVIANCA son
iguales al salario anual de casi 280 mil campesinos. Lo que AVIANCA se ganó
en un año lo podría ganar un campesino salvadoreño en 280 mil años. ¿Cómo
pueden decir que un salario de 300 dólares al mes es clientelismo?
Es una barbaridad decir que los gastos en salarios públicos han ido en
detrimento de la infraestructura nacional. Es falso porque éste es el gobierno
que más obras públicas ha realizado. Se ha incrementado el presupuesto del
Ministerio de Obras Públicas en un 40%. Y, al contrario de lo ocurrido en los
gobiernos de Francisco Flores y Antonio Saca, se han hecho las obras. Se han
11. reparado cientos de cárcavas, se han terminado carreteras y se han hecho
otras, se han construido hospitales y escuelas.
LA POBREZA Y EL DESEMPLEO
EF- Pero Miguel Lacayo insiste: “Hoy hay más pobres, más desempleados
y menos optimismo hacia el futuro que cuando Funes y el FMLN tomaron
el timón del país.” Y Salvador Samayoa agrega: “El Presidente extravió
completamente los papeles desde el inicio de su mandato en relación con
su promesa principal: la fábrica de empleos. Y la gente lo ha resentido. En
el último estudio de opinión de JBS Market Research para “El Diario de
Hoy”, el 92% de los encuestados manifestó que la situación del empleo
está igual o peor. Es un dato abrumador. Y nada de trucos, o de
manipulación de cifras, como hacen otros cuando consolidan respuestas
en beneficio de su argumento. En este dato de “igual o peor” la gran
mayoría de la gente (68.5 %) piensa que la situación del empleo está
peor”. ¿Qué opina?
CV- La Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, que realiza anualmente
la Dirección General de Estadísticas y Censos del Ministerio de Economía
desde los años 70, reportó en 2008 una tasa de pobreza de 40% a nivel
nacional. En 2012 este dato bajó a 34%. Cuando entró Funes al gobierno, el
desempleo estaba calculado en 7.3%. En 2012 en 6.1%. Me refiero al
desempleo abierto. El subempleo no ha subido ni bajado, se mantiene a un 35-
40%. Aunque es un subempleo importante, la afirmación de Miguel Lacayo es
totalmente al revés.
Ciertamente, la mayoría de la gente sigue en una situación muy difícil. El 34%
de pobreza sigue siendo una cifra alta. A quien esté en la pobreza no le dice
nada el hecho de que la pobreza se haya reducido unos puntos, porque en lo
personal su situación no ha cambiado. Pero esto no quita que la situación del
país ha mejorado.
La promesa de campaña de Funes fue generar 100 mil empleos en cinco años.
Hasta ahora se han generado 89 mil nuevos empleos. Son datos del Instituto
Salvadoreño de Seguro Social. Hay 89 mil personas más inscritas en el ISSS
que las que había en junio del 2009. La mayoría de estas personas trabaja en
la empresa privada, una minoría en el sector público y una minoría aún más
pequeña en el sector cooperativo. Puede cumplirse aún la promesa de Funes
en estos últimos meses de su gobierno. Cuando el Presidente Flores firmó el
CAFTA también dijo que generaría 100 mil empleos nuevos. Y durante su
gobierno se generaron 25 mil empleos nuevos. Fueron unos 60 mil bajo la
12. administración de Antonio Saca.
Hay una medida importante que entró en vigencia en abril de 2013 que puede
impactar significativamente en la percepción de la gente: la Ley de
Medicamentos. El nuevo sistema de precios entró en vigor el 4 de abril y el
estudio de JBS al que se refiere Samayoa se hizo en la tercera semana de
abril. Probablemente, no tuvo impacto aún en la fecha de la encuesta. Se
calcula que con la Ley de Medicamentos la población tendrá un ahorro de 60
millones de dólares anuales. La ley establece que los precios de más de 7 mil
medicamentos no pueden superar en cinco veces el precio internacional de
referencia fijado por la Organización Mundial de Salud. Aunque los laboratorios
y droguerías buscan y rebuscan cómo evadir la ley y cómo poner a la población
en su contra, hasta ahora ésta es una de las medidas más importantes de este
gobierno.
LOS SUBSIDIOS
EF- ”En lugar de asignar suficiente presupuesto a la reparación de
escuelas, compra de insumos hospitalarios y medicinas, reparación de
calles y hospitales, el gobierno prefiere malgastar los recursos públicos
subsidiando a muchos que no lo necesitan. El gobierno del FMLN gastó
470 millones de dólares en subsidios en 2012 (energía eléctrica, gas, agua
y transporte público), pero un porcentaje muy alto de estos subsidios
favorece a la población de mayores ingresos. La mitad del subsidio de
energía eléctrica y la cuarta parte del subsidio de agua lo recibe el 20% de
la población con mayor poder adquisitivo. El 40% de los salvadoreños, los
de menores ingresos, recibe solo el 12% del subsidio de energía. A los
propietarios del transporte público les dieron 64 millones de dólares sin
exigirles nada a cambio, sin que paguen las multas ni respeten las más
elementales reglas de tránsito, y sin que se les exija un trato digno a la
población”. Así lo ve el ex-ministro de Economía, Miguel Lacayo. ¿Qué le
responde?
CV- Para comenzar, esos cuatro subsidios fueron aprobados durante los
gobiernos de ARENA. Si fuera verdad que benefician a los ricos, es porque así
fueron diseñados y esta opinión es una manipulación del ex-ministro, que
participó en algunos diseños.
De todas formas, estos subsidios no hay que contraponerlos a los otros gastos
públicos hechos por el gobierno. No tiene sentido decir “en lugar de la
reparación de escuelas, la compra de insumos hospitalarios...” porque este
gobierno ha aumentado los presupuestos sociales y el de obras públicas. En el
13. caso del Ministerio de Salud, la inversión ha aumentado. Durante el último
gobierno de ARENA, el Ministerio logró cubrir aproximadamente el 60% de los
medicamentos en los hospitales del sector público. Ahora se cubre un 80%. A
nivel mundial, el 80% es un índice muy bueno. En ningún país se cubre el
100%. Esto se ha logrado a pesar de que hay más demanda desde que el
gobierno eliminó la “cuota voluntaria”, que sin su voluntad pagaban los
usuarios. Los subsidios no se pagan a costo de sacrificar los presupuestos
sociales.
¿Por qué el gobierno no ha quitado los subsidios? Porque esto representaría
costos significativos para ese 34% de la población que se mantiene en la
pobreza. Los sectores medios también perciben cierto ahorro con los subsidios
y eso es importante. Las capas medias se quejan de que no han tenido
beneficios de este gobierno y es cierto en la medida en que Funes ha dirigido
sus políticas hacia la población más marginada, sobre todo en el área rural.
Criticar lo que se ha hecho me parece insano, perverso.
¿Se podrían corregir los subsidios para beneficiar un poco más a los de abajo y
menos a los del medio? Sí, se podría. Pero eso no va a influir de manera
significativa en el problema financiero del gobierno. El BID acaba de publicar un
estudio donde recomiendan al gobierno una mayor focalización de los subsidios
para ahorrar 45-60 millones de dólares al año. En un país donde el déficit fiscal
es de 826 millones de dólares ese ahorro no representa mucho dinero.
Recordemos que hay una evasión fiscal de 1,700 millones de dólares. Yo
dejaría este subsidio donde está, combatiría la evasión y así eliminaría el déficit
sin necesidad de ningún préstamo.
LA ECONOMÍA ES POLITICA
Hasta aquí la entrevista con César Villalona. Los economistas de El Salvador
son alfiles estratégicos en el tablero de ajedrez en que se enfrentan derecha e
izquierda en vísperas de las elecciones. Hay unos diez economistas que
escriben todos los días en los diarios del país, que aparecen en las entrevistas
televisadas y en los programas de radio. Hacen política. Instituciones como
FUSADES, que habla como “tanque de pensamiento” y la ANEP, que habla
como gremio empresarial, hablan a diario de economía haciendo política.
Permanentemente están trabajando para crear opinión pública en contra del
gobierno del FMLN. Son el sostén ideológico de la oposición de derecha. Pero
también hablan otros economistas. Como Villalona. Aclaran, explican,
cuestionan, enseñan.
EDUCADORA POPULAR. CORRESPONSAL DE ENVÍO EN EL SALVADOR.