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ESCENA PRIMERA

Un titiritero está terminando su representación de títeres y recibe los aplausos del público.
Mueve con sus hilos las marionetas de forma que saludan al público. Baja la intensidad de
las luces, foco que se centra en el titiritero. Cuelga las marionetas, limpia un poco el
carromato…

Titiritero                   ¡Muchos aplausos, muchos aplausos…! Pero pocas monedas al
                             sombrero. No se lo que vamos a poder comer mañana. Vosotras
                             sois de madera, pero yo soy de carne y hueso. Estoy cansado de
                             recorrer los caminos, de estar sólo, de malvivir… quizás debería
                             olvidarme de este oficio y buscarme una casita con un poco de
                             terreno… Es mejor que descanse un poco, mañana será otro día,
                             quizás me levante más optimista.

El titiritero desaparece por un lado del escenario y por el contrario aparece un hada.

Hada                         Maese Tiritero, necesita de vuestra ayuda. Sus obras arrancan los
                             aplausos del público pero no sus monedas. La causa, es que sus
                             historias son demasiado conocidas y no acaban de sorprenderles.
                             Seguro que vosotros títeres y marionetas, con un poco de mi ayuda,
                             podéis crear una gran historia

Se empieza a escuchar una música. El hada con su barita va dando vida a las marionetas.
Estas se van despertando poco a poco. Cuando llega al bufón, le da cuerda de la espalda,
como si fuera un muñeco mecánico Los soldados hacen el cambio de guardia. Las
princesas desaparecen por un lado. La reina desaparece por el otro.

El bufón roba una de las flores del jardín real y se la lleva a su escondite. Vuelve otra vez a
aparecer, mira por si le están viendo y va a coger otra de las flores, pero en ese momento
la guardia del palacio lo apresa y le arrastra a la torre del castillo.

Aparece una de las princesas con movimientos elegantes. Aparece la segunda y se besan.
Aparece la tercera y también besa a sus hermanas. Miran hacia un lado, miran hacia el otro
y miran hacia el frente… para ver si no está la reina. Se quitan el traje, van vestidas con
traje de fútbolistas. Comienzan a jugar a la pelota en el patio de armas de un castillo muy
torreado 1

Princesa Ajonjolí            ¿Habéis advertido, hermanas, cómo esta pelota bota y rebota?
                             Cuando la envío a una parte, se tuerce a la contraria.
Princesa Verdemar            ¡Parece que llevase dentro a un diablo enredador!

1
 Puede ser de diamante, de bronce o de niebla. Es un castillo de fantasía, como lo saben soñar los niños. Tiene grandes
muros cubiertos de hiedra, y todavía no ha sido restaurado por los arquitectos del Rey.
Princesa Pompón      ¡Parece haberse vuelto loca!

Princesa Verdemar    ¡Parece que esa bola llena de aire tuviera juicio!

Princesa Pompón      ¿Por qué lo dudas? ¿Porque está llena de aire? El aire, el humo y el
                     vacío son los elementos en los que viven más a gusto los sabios.

Princesa Ajonjolí    ¡Bien dice la Princesa Pompón! ¡Pensar en el Primer Ministro del
                     Rey nuestro padre! ¡Unos dicen que tiene la cabeza llena de humo!
                     ¡Otros, que de aire! ¡Y otros, que vacía!

Princesa Pompón      ¡Y, sin embargo, todas los periódicos hablan de sus discursos y
                     pregonan que es un sabio, Princesa Ajonjolí!
                     El Rey nuestro padre le confía el gobierno de sus Estados.

Princesa Verdemar    Pero ya sabéis lo que dice la Reina nuestra madre, cuando se
                     enfada con el Rey nuestro padre.
                     ¡Una casa no se gobierna como un reino! ¡Una casa requiere mucha
                     cabeza!
                      Y el Rey nuestro padre le da la razón.

Princesa Ajonjolí    Porque es un bragazas. Pero el Primer Ministro no se la da, y dice
                     que todas las mujeres, reinas o verduleras, no son capaces de
                     gobernar.

Princesa Verdemar    Vamos a terminar el partido.

Princesa Pompón      No se puede con esta pelota. Está de remate. ¡Mirad qué tumbos!

Princesa Ajonjolí    Tú eres quien está de remate. La has metido por la ventana del
                     torreón.

Princesa Verdemar    Voy a buscarla.

Princesa Ajonjolí    Está cerrada la puerta, Princesa Verdemar.

Princesa Verdemar    ¿Dónde está la llave. Princesa Ajonjolí?

Princesa Ajonjolí    La Reina la lleva colgada de la cintura.

Se oye la voz de un duende que canta

Duende               ¡Dame libertad, paloma real!
                     ¡Palomita que vuelas tan alto, sin miedo del gavilán!

Princesa Verdemar    ¿Quién canta en el torreón? ¡No conozco esa voz!

Princesa Ajonjolí    Un duende del bosque. Los soldados de la guardia lo cazaron, y hoy
                     se lo presentaron como regalo a nuestro padre el Rey.

Princesa Pompón      Yo nunca vi duendes, ni tampoco creí que los hubiese. Los
                     duendes, las brujas, los gnomos, las hechicerías, ya no son cosa de
                     nuestro tiempo, hermanas mías. Ese que los soldados han cazado
                     en el bosque no será duende.
Princesa Ajonjolí       Yo lo vi, y tiene de duende toda la apariencia, Princesa Pompón.

Princesa Pompón         ¡Mucho engañan los ojos, Princesa Ajonjolí!


El Duende asoma la cabeza entre dos almenas.

Duende                  Ábreme la puerta de mi cárcel, primogénita del Rey, Princesa
                        Pompón, y serás feliz en tu reinado. La gracia que me pidas, ésa te
                        daré.

Princesa Pompón         Devuélveme la pelota y te abriré la puerta.

Duende                  ¿Me lo juras?

Princesa Pompón         Mi palabra es de Reina.

Duende                  Ahí va la pelota.

Princesa Pompón         ¡Gracias!

Duende                  Dame libertad

Princesa Pompón         No puedo

Duende                  ¿Y tu palabra, Princesa Pompón?

Princesa Pompón         Mi palabra no es una llave.

Duende                  Ni tu palabra es de Reina.

Desaparece el duende haciendo una cabriola. Vuelve a oírse su canción

Princesa Pompón         Vamos a jugar, hermanas.

Princesa Verdemar       Yo salgo la primera.

Princesa Ajonjolí       Quien sale soy yo.

Princesa Pompón         Yo debo salir, que soy la primogénita.

Princesa Verdemar       En el juego de pelota eso no vale.

Princesa Ajonjolí       Lo echaremos a suerte. La que bote más alto la pelota, aquélla sale.

La bota y se la pasan de una mano a otro, torna plaza, le hace dar un bote tan alto, que casi
toca el pico de las torres. Vuelve a tierra la pelota, y en el rebote se entra por la ventana del
torreón.

Duende                  ¡Dame libertad, paloma real!
                        ¡Palomita que vuelas tan alto, sin miedo del gavilán!

Princesa Verdemar       Ya nos hemos quedado otra vez sin pelota. Has estado muy torpe.
Princesa Ajonjolí      El Duende nos la devolverá. ¡Señor Duende!... ¡Señor Duende!...

Aparece otra vez el duende entre las almenas, el duende saluda con una pirueta.

Duende                 ¡Señoras Princesas! ¡Servidor de ustedes!

Princesa Ajonjolí      Devuélveme la pelota.

Duende                 Con mil amores te devolvería la pelota, si tú me devolvieses la
                       libertad. ¿Me abrirás la puerta?

Princesa Ajonjolí      Te la abriré.

Duende                 ¿Me lo juras?

Princesa Ajonjolí      Palabra de Reina.

Duende                 ¡No! Palabra de Reina, no.

Princesa Ajonjolí      ¿Pues qué palabra quieres? Yo no puedo darte otra. Nací princesa
                       y me educaron para serlo.

Duende                 ¿Y no me podrías dar palabra de una mujer de bien?

Princesa Ajonjolí      Me estás faltando al respeto que se me debe como Princesa de
                       sangre. Mujer de bien se dice de una labradora, a una sirvienta, a
                       una dama de compañía. Pero nadie es tan insolente para atreverse
                       a decírselo a una Princesa.

Duende                 Princesa Ajonjolí, tendré entonces que conformarme con tu palabra
                       real. Ahí va la pelota.

Princesa Ajonjolí      Gracias.

Duende                 Cumple tu promesa.

Princesa Ajonjolí      Mañana la cumpliré. Yo no te dije que fuese ahora. Mañana veré a
                       un herrero y le encargaré una llave.

Duende                 Antes de esta noche vendrá el verdugo.

Princesa Ajonjolí      Si eres duende, procura salir por la chimenea. ¡Hermanas, vamos a
                       continuar el partido!

La Princesa Ajonjolí hace botar la pelota. El Duende guiña un ojo inflando las mejillas, y la
pelota salta a pegar en ellas, reventándoselas en una gran risa. La pelota vuelve a rebotar y
se mete en el torreón, el Duende la coge.

Duende                 Esta vez, Princesas mías, no tendréis la pelota sin abrirme la puerta
                       primero.

Princesas              ¡Devuélvenosla! ¡Devuélvenosla!

Duende                 Os devuelvo vuestras promesas reales, que os servirán mejor que la
                       pelota. ¡Son más verdaderas!
Princesa Verdemar     Duende, dame la pelota, y cumpliré como mujer de bien, como
                      dama y como Princesa.

Duende                No tienes la llave del torreón, Princesa Verdemar.

Princesa Verdemar     Mis hermanas y yo derribaremos la puerta.

Duende                ¿Con qué?

Princesa Verdemar     Con los hombros.

Duende                Es muy fuerte la puerta, y antes de derribarla os habría salido
                      joroba, Princesas mías. Y así, no estaríais nada hermosas.

Princesa Ajonjolí     Nuestro padre el Rey castigará tu insolencia.

Princesa Pompón       El verdugo cortará tu cabeza.

Princesa Verdemar     Me duele, que el engaño de mis hermanas te haga dudar de mi
                      palabra.

Duende                Princesa Verdemar, allí viene la Reina vuestra madre. Pídele la
                      llave, que lleva colgada de su cintura.

Princesa Verdemar     No me la daría.

Duende                Acércate a tu madre, y dile que te mire en la oreja derecha, porque
                      te duele. Y mientras ella mira, mete la mano y coge la llave.

Sale señora reina con su corona.

Reina                 ¡Que hacéis así vestidas! ¡No os tengo dicho que debéis vestir como
                      unas princesas! ¡Que vergüenza! ¡Vais a ser el hazmerreír de la
                      corte! ¡Así no vais a encontrar marido!

Princesas             ¡Si madre! No volverá a ocurrir.

Las princesas se visten rápidamente y hacen una reverencia a la Reina

Reina                 Vuestro padre está muy contento, los saldados de la guardia han
                      apresado al duende que robaba todas las flores del jardín real. Y es
                      tanta su alegría, que va a recompensar a todos los habitantes de
                      nuestro reino con una medalla que ha hecho grabar para
                      conmemorar este día.
                      También se ha acordado de vosotras, sus ojitos derechos. A ti
                      Princesa Pompón te regala su caballo. A ti Princesa Ajonjolí, su
                      manto de armiño. Y a ti Princesa Verdemar, su espada.

Princesa Verdemar     Madre, perdonar; podríais mirarme en este oído.

Reina                 ¿Qué tienes?

Princesa Verdemar     Una avispa se me ha entrado y me zumba dentro.
Reina                  No veo nada.

Princesa Verdemar      Dejadlo, madre, ya saldrá.

La Reina se agachaba para mirar en la oreja del príncipe. La princesa guiñando un ojo, le
hurta la llave. Se va la Reina. La princesa Verdemar abre la puerta del torreón y sale el
duende.

Duende                 Gracias, Princesa mía. Si alguna vez necesitas la ayuda de un
                       duende, no tienes más que llamarme. Toma este anillo. Cuando te
                       lo pongas me tendrás a tu lado.

Princesa Pompón        Nuestro padre te hará castigar cuando sepa que has abierto la
                       puerta del torreón y dado libertad al Duende.

Princesa Ajonjolí      Vamonos a jugar a otra parte. No viéndonos aquí, nadie sospechará
                       de nosotras.

Princesa Pompón        ¿De nosotras dices, Princesa Ajonjolí? Tú y yo estamos libres de
                       toda culpa.

Princesa Ajonjolí      ¿Y si nos culpan a las tres?

Princesa Verdemar      Si culpan a las tres, yo me declararé como única delincuente.

La Reina acude llorando. Con el hipo que trae, la corona le baila en la cabeza.

Reina                  ¡Me han robado la llave! ¡Me han robado la llave! ¡Me han robado la
                       llave!¡Me han robado la llave!

Princesas              ¡Le han robado la llave!

Reina                  ¡Hay traidores en el palacio! ¡El duende ha escapado! ¡El Rey
                       vuestro padre está hecho una fiera!

La reina no cesa de hipar, haciendo bailar la corona, se va de escena. Se quedan a solas
las tres princesas.

Princesa Pompón        ¡Buen regalo me ha hecho mi padre! Una birria de caballo

Princesa Ajonjolí      ¡Pues a mi, su manto viejo y sudado en cien fiestas reales!

Princesa Verdemar      Yo estoy contenta con mi espada.

Princesa Pompón        ¡Como que está totalmente nueva y reluciente!

Princesa Ajonjolí      ¿Quieres cambiármela por el manto?

Princesa Verdemar      No, hermana mía.

Princesa Pompón        ¿A mi por el caballo?

Princesa Pompón        No.

Princesa Ajonjolí      ¿Por el manto y un sayo nuevo?
Princesa Verdemar     Me la dio mi padre, y no la cambio por nada del mundo.

Princesa Pompón       Tú no tienes derecho a ningún regalo del Rey. Cuando sepa que
                      has dado libertad al Duende te degollará con esa misma espada
                      que ahora no quieres cambiarme por el caballo.

La princesa Pompón arruga la frente y mira en torno con mirada irónica. La princesa Ajonjolí
hace lo mismo. Las dos cambian una mirada a hurto de su hermana y se van. La princesa
Verdemar queda sola y suspira contemplando el cielo.

Princesa Verdemar     Mis hermanas me delatarán y mi padre se comerá mi corazón crudo
                      y sin sal. Debí haber dejado que se llevasen la espada. Tendré que
                      huir de este palacio donde he nacido. Sólo siento no poder besar las
                      manos de mi madre y decirle adiós... ¡Y pedirle algunas monedas
                      para el viaje!

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Escena Primera

  • 1. ESCENA PRIMERA Un titiritero está terminando su representación de títeres y recibe los aplausos del público. Mueve con sus hilos las marionetas de forma que saludan al público. Baja la intensidad de las luces, foco que se centra en el titiritero. Cuelga las marionetas, limpia un poco el carromato… Titiritero ¡Muchos aplausos, muchos aplausos…! Pero pocas monedas al sombrero. No se lo que vamos a poder comer mañana. Vosotras sois de madera, pero yo soy de carne y hueso. Estoy cansado de recorrer los caminos, de estar sólo, de malvivir… quizás debería olvidarme de este oficio y buscarme una casita con un poco de terreno… Es mejor que descanse un poco, mañana será otro día, quizás me levante más optimista. El titiritero desaparece por un lado del escenario y por el contrario aparece un hada. Hada Maese Tiritero, necesita de vuestra ayuda. Sus obras arrancan los aplausos del público pero no sus monedas. La causa, es que sus historias son demasiado conocidas y no acaban de sorprenderles. Seguro que vosotros títeres y marionetas, con un poco de mi ayuda, podéis crear una gran historia Se empieza a escuchar una música. El hada con su barita va dando vida a las marionetas. Estas se van despertando poco a poco. Cuando llega al bufón, le da cuerda de la espalda, como si fuera un muñeco mecánico Los soldados hacen el cambio de guardia. Las princesas desaparecen por un lado. La reina desaparece por el otro. El bufón roba una de las flores del jardín real y se la lleva a su escondite. Vuelve otra vez a aparecer, mira por si le están viendo y va a coger otra de las flores, pero en ese momento la guardia del palacio lo apresa y le arrastra a la torre del castillo. Aparece una de las princesas con movimientos elegantes. Aparece la segunda y se besan. Aparece la tercera y también besa a sus hermanas. Miran hacia un lado, miran hacia el otro y miran hacia el frente… para ver si no está la reina. Se quitan el traje, van vestidas con traje de fútbolistas. Comienzan a jugar a la pelota en el patio de armas de un castillo muy torreado 1 Princesa Ajonjolí ¿Habéis advertido, hermanas, cómo esta pelota bota y rebota? Cuando la envío a una parte, se tuerce a la contraria. Princesa Verdemar ¡Parece que llevase dentro a un diablo enredador! 1 Puede ser de diamante, de bronce o de niebla. Es un castillo de fantasía, como lo saben soñar los niños. Tiene grandes muros cubiertos de hiedra, y todavía no ha sido restaurado por los arquitectos del Rey.
  • 2. Princesa Pompón ¡Parece haberse vuelto loca! Princesa Verdemar ¡Parece que esa bola llena de aire tuviera juicio! Princesa Pompón ¿Por qué lo dudas? ¿Porque está llena de aire? El aire, el humo y el vacío son los elementos en los que viven más a gusto los sabios. Princesa Ajonjolí ¡Bien dice la Princesa Pompón! ¡Pensar en el Primer Ministro del Rey nuestro padre! ¡Unos dicen que tiene la cabeza llena de humo! ¡Otros, que de aire! ¡Y otros, que vacía! Princesa Pompón ¡Y, sin embargo, todas los periódicos hablan de sus discursos y pregonan que es un sabio, Princesa Ajonjolí! El Rey nuestro padre le confía el gobierno de sus Estados. Princesa Verdemar Pero ya sabéis lo que dice la Reina nuestra madre, cuando se enfada con el Rey nuestro padre. ¡Una casa no se gobierna como un reino! ¡Una casa requiere mucha cabeza! Y el Rey nuestro padre le da la razón. Princesa Ajonjolí Porque es un bragazas. Pero el Primer Ministro no se la da, y dice que todas las mujeres, reinas o verduleras, no son capaces de gobernar. Princesa Verdemar Vamos a terminar el partido. Princesa Pompón No se puede con esta pelota. Está de remate. ¡Mirad qué tumbos! Princesa Ajonjolí Tú eres quien está de remate. La has metido por la ventana del torreón. Princesa Verdemar Voy a buscarla. Princesa Ajonjolí Está cerrada la puerta, Princesa Verdemar. Princesa Verdemar ¿Dónde está la llave. Princesa Ajonjolí? Princesa Ajonjolí La Reina la lleva colgada de la cintura. Se oye la voz de un duende que canta Duende ¡Dame libertad, paloma real! ¡Palomita que vuelas tan alto, sin miedo del gavilán! Princesa Verdemar ¿Quién canta en el torreón? ¡No conozco esa voz! Princesa Ajonjolí Un duende del bosque. Los soldados de la guardia lo cazaron, y hoy se lo presentaron como regalo a nuestro padre el Rey. Princesa Pompón Yo nunca vi duendes, ni tampoco creí que los hubiese. Los duendes, las brujas, los gnomos, las hechicerías, ya no son cosa de nuestro tiempo, hermanas mías. Ese que los soldados han cazado en el bosque no será duende.
  • 3. Princesa Ajonjolí Yo lo vi, y tiene de duende toda la apariencia, Princesa Pompón. Princesa Pompón ¡Mucho engañan los ojos, Princesa Ajonjolí! El Duende asoma la cabeza entre dos almenas. Duende Ábreme la puerta de mi cárcel, primogénita del Rey, Princesa Pompón, y serás feliz en tu reinado. La gracia que me pidas, ésa te daré. Princesa Pompón Devuélveme la pelota y te abriré la puerta. Duende ¿Me lo juras? Princesa Pompón Mi palabra es de Reina. Duende Ahí va la pelota. Princesa Pompón ¡Gracias! Duende Dame libertad Princesa Pompón No puedo Duende ¿Y tu palabra, Princesa Pompón? Princesa Pompón Mi palabra no es una llave. Duende Ni tu palabra es de Reina. Desaparece el duende haciendo una cabriola. Vuelve a oírse su canción Princesa Pompón Vamos a jugar, hermanas. Princesa Verdemar Yo salgo la primera. Princesa Ajonjolí Quien sale soy yo. Princesa Pompón Yo debo salir, que soy la primogénita. Princesa Verdemar En el juego de pelota eso no vale. Princesa Ajonjolí Lo echaremos a suerte. La que bote más alto la pelota, aquélla sale. La bota y se la pasan de una mano a otro, torna plaza, le hace dar un bote tan alto, que casi toca el pico de las torres. Vuelve a tierra la pelota, y en el rebote se entra por la ventana del torreón. Duende ¡Dame libertad, paloma real! ¡Palomita que vuelas tan alto, sin miedo del gavilán! Princesa Verdemar Ya nos hemos quedado otra vez sin pelota. Has estado muy torpe.
  • 4. Princesa Ajonjolí El Duende nos la devolverá. ¡Señor Duende!... ¡Señor Duende!... Aparece otra vez el duende entre las almenas, el duende saluda con una pirueta. Duende ¡Señoras Princesas! ¡Servidor de ustedes! Princesa Ajonjolí Devuélveme la pelota. Duende Con mil amores te devolvería la pelota, si tú me devolvieses la libertad. ¿Me abrirás la puerta? Princesa Ajonjolí Te la abriré. Duende ¿Me lo juras? Princesa Ajonjolí Palabra de Reina. Duende ¡No! Palabra de Reina, no. Princesa Ajonjolí ¿Pues qué palabra quieres? Yo no puedo darte otra. Nací princesa y me educaron para serlo. Duende ¿Y no me podrías dar palabra de una mujer de bien? Princesa Ajonjolí Me estás faltando al respeto que se me debe como Princesa de sangre. Mujer de bien se dice de una labradora, a una sirvienta, a una dama de compañía. Pero nadie es tan insolente para atreverse a decírselo a una Princesa. Duende Princesa Ajonjolí, tendré entonces que conformarme con tu palabra real. Ahí va la pelota. Princesa Ajonjolí Gracias. Duende Cumple tu promesa. Princesa Ajonjolí Mañana la cumpliré. Yo no te dije que fuese ahora. Mañana veré a un herrero y le encargaré una llave. Duende Antes de esta noche vendrá el verdugo. Princesa Ajonjolí Si eres duende, procura salir por la chimenea. ¡Hermanas, vamos a continuar el partido! La Princesa Ajonjolí hace botar la pelota. El Duende guiña un ojo inflando las mejillas, y la pelota salta a pegar en ellas, reventándoselas en una gran risa. La pelota vuelve a rebotar y se mete en el torreón, el Duende la coge. Duende Esta vez, Princesas mías, no tendréis la pelota sin abrirme la puerta primero. Princesas ¡Devuélvenosla! ¡Devuélvenosla! Duende Os devuelvo vuestras promesas reales, que os servirán mejor que la pelota. ¡Son más verdaderas!
  • 5. Princesa Verdemar Duende, dame la pelota, y cumpliré como mujer de bien, como dama y como Princesa. Duende No tienes la llave del torreón, Princesa Verdemar. Princesa Verdemar Mis hermanas y yo derribaremos la puerta. Duende ¿Con qué? Princesa Verdemar Con los hombros. Duende Es muy fuerte la puerta, y antes de derribarla os habría salido joroba, Princesas mías. Y así, no estaríais nada hermosas. Princesa Ajonjolí Nuestro padre el Rey castigará tu insolencia. Princesa Pompón El verdugo cortará tu cabeza. Princesa Verdemar Me duele, que el engaño de mis hermanas te haga dudar de mi palabra. Duende Princesa Verdemar, allí viene la Reina vuestra madre. Pídele la llave, que lleva colgada de su cintura. Princesa Verdemar No me la daría. Duende Acércate a tu madre, y dile que te mire en la oreja derecha, porque te duele. Y mientras ella mira, mete la mano y coge la llave. Sale señora reina con su corona. Reina ¡Que hacéis así vestidas! ¡No os tengo dicho que debéis vestir como unas princesas! ¡Que vergüenza! ¡Vais a ser el hazmerreír de la corte! ¡Así no vais a encontrar marido! Princesas ¡Si madre! No volverá a ocurrir. Las princesas se visten rápidamente y hacen una reverencia a la Reina Reina Vuestro padre está muy contento, los saldados de la guardia han apresado al duende que robaba todas las flores del jardín real. Y es tanta su alegría, que va a recompensar a todos los habitantes de nuestro reino con una medalla que ha hecho grabar para conmemorar este día. También se ha acordado de vosotras, sus ojitos derechos. A ti Princesa Pompón te regala su caballo. A ti Princesa Ajonjolí, su manto de armiño. Y a ti Princesa Verdemar, su espada. Princesa Verdemar Madre, perdonar; podríais mirarme en este oído. Reina ¿Qué tienes? Princesa Verdemar Una avispa se me ha entrado y me zumba dentro.
  • 6. Reina No veo nada. Princesa Verdemar Dejadlo, madre, ya saldrá. La Reina se agachaba para mirar en la oreja del príncipe. La princesa guiñando un ojo, le hurta la llave. Se va la Reina. La princesa Verdemar abre la puerta del torreón y sale el duende. Duende Gracias, Princesa mía. Si alguna vez necesitas la ayuda de un duende, no tienes más que llamarme. Toma este anillo. Cuando te lo pongas me tendrás a tu lado. Princesa Pompón Nuestro padre te hará castigar cuando sepa que has abierto la puerta del torreón y dado libertad al Duende. Princesa Ajonjolí Vamonos a jugar a otra parte. No viéndonos aquí, nadie sospechará de nosotras. Princesa Pompón ¿De nosotras dices, Princesa Ajonjolí? Tú y yo estamos libres de toda culpa. Princesa Ajonjolí ¿Y si nos culpan a las tres? Princesa Verdemar Si culpan a las tres, yo me declararé como única delincuente. La Reina acude llorando. Con el hipo que trae, la corona le baila en la cabeza. Reina ¡Me han robado la llave! ¡Me han robado la llave! ¡Me han robado la llave!¡Me han robado la llave! Princesas ¡Le han robado la llave! Reina ¡Hay traidores en el palacio! ¡El duende ha escapado! ¡El Rey vuestro padre está hecho una fiera! La reina no cesa de hipar, haciendo bailar la corona, se va de escena. Se quedan a solas las tres princesas. Princesa Pompón ¡Buen regalo me ha hecho mi padre! Una birria de caballo Princesa Ajonjolí ¡Pues a mi, su manto viejo y sudado en cien fiestas reales! Princesa Verdemar Yo estoy contenta con mi espada. Princesa Pompón ¡Como que está totalmente nueva y reluciente! Princesa Ajonjolí ¿Quieres cambiármela por el manto? Princesa Verdemar No, hermana mía. Princesa Pompón ¿A mi por el caballo? Princesa Pompón No. Princesa Ajonjolí ¿Por el manto y un sayo nuevo?
  • 7. Princesa Verdemar Me la dio mi padre, y no la cambio por nada del mundo. Princesa Pompón Tú no tienes derecho a ningún regalo del Rey. Cuando sepa que has dado libertad al Duende te degollará con esa misma espada que ahora no quieres cambiarme por el caballo. La princesa Pompón arruga la frente y mira en torno con mirada irónica. La princesa Ajonjolí hace lo mismo. Las dos cambian una mirada a hurto de su hermana y se van. La princesa Verdemar queda sola y suspira contemplando el cielo. Princesa Verdemar Mis hermanas me delatarán y mi padre se comerá mi corazón crudo y sin sal. Debí haber dejado que se llevasen la espada. Tendré que huir de este palacio donde he nacido. Sólo siento no poder besar las manos de mi madre y decirle adiós... ¡Y pedirle algunas monedas para el viaje!