Este documento discute diferentes criterios para definir la normalidad en la sexualidad humana, incluyendo criterios estadísticos, biológicos, morales, legales, sociales y clínicos. Examina cómo cada criterio puede llevar a conclusiones diferentes sobre qué comportamientos sexuales son normales, y concluye que la definición de normalidad depende de factores culturales e individuales.
1. Criterios de normalidad en sexualidad
Con frecuencia las personas se preguntan:
¿Soy normal?
¿Es normal la masturbación?
¿Es normal la homosexualidad?
¿Es normal el sexo oral?
Cada una de estas inquietudes apunta a una de las serias
preocupaciones de gran cantidad de gente en nuestra sociedad:
¿qué constituye el comportamiento sexual normal? Resulta
imposible contestar directamente esta pregunta. Para hacerlo,
debemos basarnos en un criterio, es decir, tomar un referente
de normalidad y de allí establecer qué es normal y qué es
anormal. En otras palabras, si eres normal o no, depende de
cómo definas la normalidad.
2. La normalidad según el diccionario
Definir “lo normal” por la vía de sus antónimos supondría que el
comportamiento sexual que no es normal debería ser nombrado como
anormal. Sin embargo, en el uso común se utilizan términos con una
connotación claramente peyorativa, punitiva y moralista: “pervertido”,
“desviado”, “degenerado”, nombres descriptivos usados en recintos
cerrados y salas de conferencias en referencia a lo no-normal. Además,
una persona o un acto es “pervertido” fuera de algo, “desviado” de algo,
y “degenerado” desde algo –y ese algo debe ser aquello que es normal.
Desde otra perspectiva se afirma que el comportamiento sexual normal
es aquel considerado “correcto” o “aceptable”, y el comportamiento
sexual anormal es aquel “incorrecto” o “inaceptable”. La consiguiente
pregunta lógica es: ¿qué es considerado correcto o incorrecto de
acuerdo a quién?
Por cada definición de normal en los diccionarios contemporáneos, hay
cientos de moralistas, legisladores, religiosos, doctores, políticos,
artistas y personas sin mayores estudios que están deseosos de
enseñarnos qué es lo correcto y lo incorrecto y, por ende, qué es lo
normal y lo anormal. Aún así, debemos tener presente que todos
nosotros hemos formado nuestro propio juicio tácito acerca de lo
correcto y lo incorrecto, de lo normal y lo anormal del comportamiento
humano.
3. Criterios de normalidad:
adoptando un punto de referencia
para definir “lo normal”
La normalidad en sexualidad ha sido juzgada empleando algunos de los siguientes
criterios:
a) el criterio estadístico,
b) el criterio biológico o filogenético,
c) el criterio moral tradicional,
d) el criterio legal,
e) el criterio social,
f) el criterio clínico o de salud mental.
El problema es que todos ellos dependen, en última instancia, de las idiosincrasias de los
diversos grupos culturales humanos, amén de que algunos de estos criterios sean
inadecuados y hasta erróneos.
Para definir una conducta sexual como normal o anormal, debemos adoptar un criterio
de referencia, es decir, un punto desde el cual podamos realizar una comparación entre lo
normal y lo no-normal.
Existen por lo menos seis criterios que han sido y son ampliamente utilizados para
definir la normalidad de un comportamiento sexual: a) el criterio estadístico, b) el
criterio biológico o filogenético, c) el criterio moral tradicional, d) el criterio legal, e) el
criterio social, f) el criterio clínico o de salud mental. A continuación analizaremos cada
uno de ellos.
4. La normalidad según el criterio
estadístico
El concepto estadístico es aquel que usamos frecuentemente
en la vida diaria sin que nos demos cuenta. Cuando
decimos, por ejemplo, “mi hermano tiene una estatura
normal”, o cuando nos referimos a la “altura anormal” de un
jugador de basketball, nuestro patrón de comparación es la
altura general de la población, y desde el mismo
comparamos el resto.
Desde el punto de vista estadístico, entonces, ¿cómo nos
comportamos sexualmente? Podría decirse que con una
frecuencia del 50% es suficiente para caracterizar cualquier
tipo de conducta sexual como normal. Establecido este
límite, si la mitad o más de la población realiza un tipo
particular de actividad sexual, diremos que tal actividad es
estadísticamente normal
5. qué sucede con otras conductas sexuales? Si se considera la
masturbación, el 85% de las mujeres se masturban, y cerca del
97% de los hombres lo hacen. Por lo tanto, de acuerdo al criterio
establecido del 50% o más, la masturbación es una práctica
estadísticamente normal.
¿Qué sucede con la homosexualidad? Mientras que sólo el 33%
de los hombres y el 17% de las mujeres desarrollan una actividad
homosexual manifiesta, abierta, alrededor de la mitad de los
hombres han tenido alguna vez relaciones homosexuales –con o
sin penetración–, o han sido sexualmente excitados por otros
hombres. Para los hombres, entonces, la homosexualidad es
estadísticamente casi normal, mientras que para las mujeres no
lo es.
De esto, se deduce que algunos tipos de conductas sexuales
pueden aparecer como estadísticamente normales para una parte
de la población pero estadísticamente anormales para otros
sectores. Y así es. Por ejemplo, el sexo oral, la actividad buco-
genital, hoy resulta una práctica normal, realizada por más del
50% de la población general, pero no era así dos décadas atrás,
cuando resultaba ser una práctica estadísticamente anormal
entre los sectores con menos educación formal.
6. La normalidad según el criterio
biológico o filogenético
En relación con la definición filogenética de la normalidad sexual, el
comportamiento sexual natural de los mamíferos sería nuestro
probable comportamiento sexual. Entre los mamíferos distintos de la
variedad humana, la monogamia es el equivalente del estado marital y,
en este sentido, como mamíferos, somos claramente anormales y
antinaturales. La mayoría de los mamíferos no se comprometen con un
mismo compañero por un período largo de tiempo.
Por otro lado, masturbación, homosexualidad y actividad oral-genital
(sexo oral) son comunes en casi todas las especies de mamíferos:
incluso las relaciones sexuales entre mamíferos de diferentes especies y
entre mamíferos y objetos inanimados son más comunes de lo que
popularmente se cree. Entonces, por definición filogenética,
prácticamente nada de lo que los hombres hacen sexualmente deja de
ser parte de su naturaleza y herencia mamífera.
7. La normalidad sexual según los
criterios moral y legal
la pregunta de cuál es la conducta sexual normal tal como la definen los
códigos morales sexuales fue también la base de la Ley Eclesiástica, de la cual
derivan nuestras leyes relativas a lo sexual. Podríamos pensar, entonces, que
definiendo la conducta sexual normal como “lo que es legal” (normal), y “lo que
es ilegal” (anormal) podríamos descubrir las mismas restricciones y los mismos
permisos que se encuentran en el código moral. Pero no es así. La
masturbación es una excepción: no es contra la ley masturbarse, puesto que se
hace en privado. Pero mientras la masturbación es moralmente anormal, pero
simultáneamente legal y estadísticamente normal, el sexo oral aún se considera
una felonía en algunos países.
De allí deducimos que la cultura e idiosincrasia del lugar donde uno vive
determina la normalidad legal de una conducta sexual específica. Aquello que
tú puedes hacer legalmente en un país, en un estado o en una provincia, bien
podría ser ilegal en la región vecina. Con lo cual podría decirse que, desde el
punto de vista legal, las distinciones entre normal y anormal dependen de la
geografía. La mayoría de los países occidentales tienen leyes contra el sexo
extramatrimonial –contra la infidelidad marital– (adulterio). Por lo tanto, si te
preguntas cuáles son los comportamientos sexuales normales de acuerdo con la
ley, la respuesta será otra pregunta: ¿Dónde vives
8. La normalidad sexual según el
consenso social
¿Cuál es la conducta sexual normal de acuerdo a una
definición social? Es la conducta que no hiere o causa
daño a la sociedad o a sus miembros, mientras que un
comportamiento que provoca daño es anormal. A
través de una definición social, entonces, el sexo oral
sería completamente normal, mientras que cada
persona determina por sí mismo qué tipo de actividad
sexual desea para su vida. Abuso, violación, paidofilia,
y cualquier práctica que conlleve un daño para otro/s
serían definitivamente anormales
9. La normalidad según el criterio
clínico o de salud mental
El criterio sexológico de normalidad, fundamentado
en los criterios biológicos y de salud mental
consensuados científicamente, establece que una
conducta sexual, por muy extraña o repugnante que
parezca, sólo puede ser considerada inadecuada o
patológica si es intrínsicamente nociva para la
integridad somática o psíquica de quien la practica o
de otras personas