La escuela número 23 de Quebracho se encuentra al fondo de una calle y al borde de un barranco. A lo largo de los años, la escuela se ha convertido en más que paredes y techos, representando la historia, risas y lágrimas de generaciones de maestros, alumnos y la comunidad. La escuela es el centro de la comunidad y un lugar al que los pájaros siempre regresan cada año.