Después de la Segunda Guerra Mundial, la aviación comercial se desarrolló de forma independiente a la militar, con empresas creando modelos diseñados para el transporte de pasajeros como el Douglas DC-4 y el Lockheed Constellation, que realizaban rutas domésticas y de media distancia aunque necesitaban escalas para los vuelos transoceánicos, hasta que los motores más potentes a reacción permitieron vuelos sin escalas.