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VÍDEO DE HOY: 
Presencia de la Iglesia en la actual sociedad española. Lo religioso en el espacio 
Etiopía, 30 años después de la hambruna 
El país ha progresado y superado las crisis humanitarias. Hoy es uno de los preferidos por la
comunidad internacional, pero sufre una gran déficit en derechos humanos 
 FOTOGALERÍA Las caras del hambre 
David Smith Addis Abeba 6 NOV 2014 - 17:37 CET1 
Noviembre de 1984. Un niño camina por los alrededores de Addis Abeba, capital de Etiopía, es busca de sustento. / Michel Philippot 
Tras su llegada a Addis Abeba procedente de Washington, el millonario Mulugeta Tesfakiros, con aspecto de hombre sabio por su larga y poblada barba y su peinado al estilo de Einstein, se instaló en una moderna oficina con ventanas de cristal del suelo al techo y magníficas obras de arte. El magnate, que ha irrumpido en el negocio local del vino junto con el cantante Bob Geldof, reflexionaba de este modo sobre la nueva Etiopía: “La mayoría de la gente quiere tener ante todo seguridad. Después, comida y por último…. democracia”. 
A una hora en coche de la capital se encuentra la cárcel con sus torres de vigilancia cubiertas de chapas de hierro. Entre los reclusos hay seis blogueros y tres periodistas acusados de terrorismo. Mientras esperan de pie en el sombrío patio la visita diaria de sus familiares, explican que han sido víctimas de torturas. “Siento como si ya no conociera Etiopía”, dice uno de los presos. “Ahora es un país completamente diferente”. 
Son las dos caras que representan a la sociedad del segundo país más poblado de África. Una generación después de la catástrofe humanitaria que conmocionó al mundo, Etiopía se ha convertido en uno de los países favoritos de la comunidad internacional y en el azote de las organizaciones pro derechos humanos. A pesar de que en las conferencias de inversión se elogian los numerosos avances emprendidos y es mostrado como un país adelantado al que todo el continente africano debería imitar, organizaciones como Human Rights Watch lo describen como “uno de los lugares del mundo donde los medios de comunicación están sometidos a mayor censura”. 
El país ha experimentado tasas de crecimiento de dos dígitos en 10 años 
Estar en Etiopía es presenciar el milagro económico. El país ha experimentado tasas de crecimiento de dos dígitos en 10 años. El informe emitido por New World Wealth muestra que el número de millonarios ha aumentado más que en cualquier otro lugar del continente. Las calles de Addis Abeba vibran por el ruido ensordecedor que producen los martillos neumáticos en manos de los obreros, abundan las estructuras de hormigón de nuevos edificios y está en marcha un proyecto para la construcción de un monorraíl elevado. El Gobierno etíope afirma que van por buen camino para alcanzar la mayoría de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y para convertirse, en 2025, en un país de ingresos medios. 
Sin embargo, la expansión urbana ha comenzado a destruir los campos y a desarraigar a miles de agricultores que son detenidos y encarcelados por mostrarse poco partidarios de ella, según denuncian algunos comentaristas. De los 547 diputados que forman el Parlamento etíope, solo uno pertenece a un partido de la oposición. Los activistas y periodistas describen a Etiopía como un estado orwelliano donde miles de burócratas vigilan los movimientos de los ciudadanos, registran las conversaciones telefónicas y controlan los correos electrónicos de un modo que recuerda a la Stasi en el Berlín Oriental. Los pocos que se atreven a salir a la calle a protestar son aplastados con fuerza excesiva. Para Amnistía Internacional se trata de “un ataque contra los disidentes” en el periodo previo a las elecciones del próximo año. 
La expansión urbana ha comenzado a destruir los campos y a desarraigar a miles de agricultores 
El arquitecto de este modelo de desarrollo supuestamente chino en África oriental –o más bien “desarrollismo autoritario”–, fue el difunto primer ministro Meles Zenawi que en cierta ocasión apareció para hablar de su proyecto con el comentario: “No hay nada que vincule a la democracia con el
desarrollo”. Cuando Zenawi murió en 2012 tras permanecer 21 años en el poder, el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, le describió como un “inspirador para África”, y el ex primer ministro Tony Blair, cuya fotografía autografiada adorna el vestíbulo del hotel de cinco estrellas Sheraton Addis, manifestó su “profunda tristeza” por el fallecimiento. 
Uno de los beneficiarios del legado de Zenawi es Mulugeta Tesfakiros, propietario de la inmobiliaria Muller, creador de un imperio comercial compuesto por empresas de logística, transporte y fabricación de productos alimenticios y socio de Geldof en la elaboración de vinos, un negocio que el año pasado obtuvo unos beneficios de cinco millones de dólares. “Estamos intentando que Etiopía se convierta en un país productor de vino como Sudáfrica o el estado de California”, afirma. 
El Gobierno está aferrado a su conducta y convencido de la labor que está realizando 
Cada año, Etiopía importa además cerca de 10 millones de litros de vino para satisfacer a una creciente clase media, un concepto impensable para los que en 1984 presenciaron las imágenes impactantes de la hambruna que golpeaba al país y que motivaron al grupo benéfico Band Aid lanzar un disco con el fin de recaudar fondos para paliar el hambre. 
“La gente se sorprendería. Es muy difícil de creer”, asegura Tesfakiros. “En los últimos quince años se ha producido un crecimiento sorprendente. “La gente ya ha aceptado la cultura del trabajo y se está invirtiendo mucho. El mercado inmobiliario está en auge y seguirá así durante un tiempo”. 
Aplaude la labor que está realizando el Gobierno del primer ministro Hailemariam Desalegn para garantizar la paz, estimular a los empresarios nacionales y promover las inversiones de los países occidentales y de China e India. Pero cuando le pregunto si se está sacrificando la democracia en aras de los intereses económicos, Tesfakiros responde: “¿Qué es la democracia? La oposición necesita el apoyo de la clase media. Cuando tengamos una clase media, tendremos una democracia más fuerte. Pero hasta que eso ocurra, tenemos un Estado que se porta como una niñera. La democracia es una mera cuestión de educación y civilización. Aquí, el 85% de la población son agricultores que no saben leer ni escribir. Cuando haya una clase media, podrán entonces luchar por sus derechos”. 
Parece que Tesfakiros está dispuesto a aceptar que el progreso traiga consigo un recorte de las libertades individuales, incluyendo la grabación de sus llamadas telefónicas. “Si nos escuchan, y eso significa que el país es más seguro, no me importa. En Estados Unidos lo hacen. Y en Europa también se hace”. 
Las autoridades controlan el sistema de comunicaciones y tienen acceso ilimitado a los registros de llamadas de los usuarios de teléfonos 
Según explican los periodistas independientes, las conversaciones grabadas hace años se las reproducen cuando son interrogados. Human Rights Watch llevó a cabo este año una investigación que puso de manifiesto el intenso control que ejerce el Gobierno sobre el sistema de comunicaciones y el acceso prácticamente ilimitado a los registros de llamadas de los usuarios de teléfonos. La empresa de telecomunicaciones de China ZTE es el mayor proveedor de equipos de telecomunicaciones, aunque al parecer Etiopía utiliza también otro tipo de herramientas fabricadas por empresas inglesas, alemanas e italianas en sus respectivos países. 
Algunos informadores creen que el programa de espionaje es tan sofisticado que probablemente el Gobierno cuenta con la ayuda de países occidentales. A Etiopía se le considera un aliado estratégico y fiable en la región. Estados Unidos posee una base militar en el país y aporta medios militares para luchar contra la milicia radical islámica Al Shabab en la vecina Somalia. Los defensores acérrimos de esta ayuda señalan que Etiopía está libre de atentados terroristas al contrario que Kenia, que también está comprometida para combatir el terrorismo en Somalia. 
Los periodistas y blogueros detenidos en abril e inculpados por terrorismo en julio, están acusados de planificar atentados en Etiopía y de colaborar con Ginbot 7, una organización opositora con sede en Estados Unidos y calificada por las autoridades etíopes como grupo terrorista. Ellos niegan estos cargos y aseguran que han sido torturados. Durante nuestra visita a la cárcel situada en las afueras de Addis Abeba,
uno de ellos nos explicó que le habían encerrado en una habitación de veinte metros cuadrados con otros cien reclusos. 
“No son solo las bofetadas y los golpes que nos dan en los pies, es la forma en que nos despiertan por la noche en un cuarto cubierto de mierda en el que a duras penas se puede dormir”, explica uno de esos presos en medio de las conversaciones de sus compañeros con sus familiares. “Nos someten a una tortura física y mental. Para una persona como yo, acostumbrada a seguir por Internet los acontecimientos mundiales las veinticuatro horas del día, estar aquí significa además obligarme a no enterarme de nada. La única libertad que me permiten tener es pensar. Aunque a veces lo intentan, no pueden prohibirme pensar”. 
De los 547 diputados, solo uno pertenece a un partido de la oposición 
Poco a poco están perdiendo la esperanza de ser libres ya que se sienten atrapados entre los engranajes del sistema judicial. “Empezamos a sentir que esta es nuestra nueva vida. Por la experiencia que ya han pasado otros reclusos, sabemos que a partir de ahora esta es la vida que nos toca vivir. No vamos a conseguir ninguna libertad bajo fianza. Pero día tras día anhelamos salir de aquí. Y a pesar de que sabemos que somos inocentes, no nos queda otro remedio que aceptar esta situación. Solo nos queda reír o llorar. La verdad es que a veces tenemos ganas de llorar”. 
No son los únicos periodistas o activistas que están entre rejas. En junio, Andargachew Tsige, un británico de origen etíope y secretario general de Ginbot 7, fue detenido en el aeropuerto de Yemen y extraditado de forma ilegal a Etiopía, donde podría enfrentarse a la pena de muerte. Los partidos de la oposición, que boicotearon el Parlamento después de las últimas elecciones, denuncian que algunos de sus miembros han sido como mínimo encarcelados. 
El Congreso Federal de Oromo, que representa al mayor grupo étnico de Etiopía, está en contra del “plan maestro” que maneja el Gobierno para ampliar Addis Abeba, y asegura que 150.000 agricultores oromo se ven obligados a abandonar sus tierras sin ninguna indemnización. Algunos testigos afirman que durante las protestas que tuvieron lugar este año, la policía mató a al menos 17 manifestantes, incluidos niños y estudiantes, y que más de cien personas fueron detenidas sin presentar cargos contra ellos. 
Mientras millonarios como Tesfakiros se enriquecen gracias al boom inmobiliario, otros tienen puntos de vista diferentes. “Nosotros creemos que a esto no se le puede llamar ‘desarrollo’”, afirma Bekele Nega, secretario general del Congreso Federal que cuenta con más de 10.000 afiliados. “Es sencillamente una usurpación de las tierras de las tribus indígenas, que perderán su cultura y su identidad. El Gobierno dice que están expandiendo Addis Abeba, pero en realidad se están quitando de en medio a los que no apoyan al partido gobernante, al Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope” (EPRDF, por sus siglas en inglés). 
No comparte la percepción de los analistas occidentales cuando afirman que se está produciendo un cambio positivo en el país. “Los extranjeros ven todos estos edificios que se están construyendo y creen que en Etiopía se está creando desarrollo. Pero lo cierto es que no estamos disfrutando de ningún desarrollo. Aquí, la gente no tiene para comer tres veces al día. Algunas personas como Bob Geldof piensan que han ayudado a nuestro pueblo y, ¡por supuesto que lo han hecho! Pero no han profundizado en otros aspectos. El EPRDF ha utilizado el dinero que se recaudó entonces para construir el imperio que ahora controla. Alguien robó el dinero destinado a combatir el hambre. ¡Está más claro que el agua!”. 
Etiopía sigue siendo uno de los mayores receptores de ayuda oficial al desarrollo del Reino Unido, que transfiere cerca de 485 millones de dólares al año. Pero el dinero también llega de Estados Unidos. Bekele Nega considera que es un dinero malgastado. “Occidente se ha olvidado de nosotros, de nuestro pueblo. Estados Unidos está ayudando a dictadores pero a nosotros nos ignoran. ¿Por qué? Lo mismo sucede con Reino Unido, un país que defiende los valores democráticos. Dan el dinero de los contribuyentes para comprar armas y para que la policía pueda detener a la gente”. 
El Gobierno también está utilizando la ayuda que envían los donantes para espiar a sus ciudadanos e incluso para enfrentar unos contra otros a los miembros de una misma familia, denuncia Nega. “Se han
dado casos de familias que han denunciado a alguno de sus miembros a la policía. Ha podido ser un hermano a una hermana o a la madre”. 
Etiopía le ha dado la espalda al modelo de democracia liberal occidental, asegura Nega. “Nos guste o no, aquí se sigue el modelo de desarrollo chino. Occidente quiere que seamos demócratas y que construyamos una democracia. Pero a nuestros líderes no les interesa esa cuestión. Según ellos, lo único que necesitamos es comida. No comprenden que los pobres también queremos democracia. El hecho de que seamos pobres no significa que no seamos seres humanos. Pero no estamos de acuerdo con que nos quiten nuestras tierras y tampoco que nos torturen", afirma. 
"Como seres humanos, nos merecemos una democracia, derechos humanos y un estado de derecho. Mientras no lo tengamos, no pararemos hasta conseguirlo, aun a costa de nuestras propias vidas. Lo exigimos por el bien de nuestros hijos. Tal vez hoy, tal vez mañana, o cualquier día de estos me meterán en la cárcel. Pero entonces dejaré que mi pluma hable por mí. No podrán hacerme cambiar de idea. Espero que el mundo sepa la realidad que vivimos”. 
El dilema entre progreso económico y libertad política fue asimismo un asunto muy discutido y criticado en Ruanda durante el mandato de Paul Kagame. Pero Etiopía es mucho más grande. Y su Gobierno está aferrado a su conducta y convencido de la labor que está realizando. Cualquier indicio de duda puede ser interpretado como una debilidad. Un funcionario de alto nivel decía: “El derecho humano más básico es tener un plato que llevarse a la mesa. Eso ya lo tenemos. ¿Por qué hay que pensar que se están violando otros derechos humanos? Etiopía es un país seguro y es justamente lo que queremos. Haremos cualquier cosa para que sea así. Somos 90 millones de habitantes y hay que gobernar a todos”. 
© Guardian News & Media 2014 
Traducción de Virginia Solans 
Las imágenes que conmovieron al mundo 
La hambruna que azotaba Etiopía en 1984 entró en los ojos de Occidente a través de las imágenes que la cadena de televisión pública BBC emitió las primeras, tremendas imágenes de la catástrofe humanitaria que el país estaba viviendo. Los reportajes realizados por el periodista Michael Buerk despertaron la respuesta internacional cuyo principal escaparate fue el megaconcierto Live Aid. 
Benditos todos tus hijos que se han convertido en refugiados y no tienen casa 
Miércoles, 5 noviembre, 2014 
Nos ha visitado Gregorio III Patriarca de Antioquia, una de las primeras personas en denunciar la persecución religiosa en Siria, donde, desde el inicio del conflicto, han muerto ya más de 2.000 cristianos y cerca de medio millón han tenido que dejar sus hogares huyendo del terror. El religioso ha pedido apoyo internacional para terminar con un conflicto que amenaza a seis millones de niños. Recogemos la oración con la que Gregorio III nos invita a pedir el fin de la violencia en Siria y el regreso de los refugiados a sus hogares. Oración por la Paz en Siria y ayuda a los refugiados "Dios todo poderoso, llena de paz los corazones de los sirios, como en la época en la que Él convirtió a San Pablo en el camino de Damas, permitiendo que los que han huido de sus hogares puedan regresar de nuevo. Benditos todos tus hijos que se han convertido en refugiados y que no tienen casa. Ofrece tu misericordia con todos que permanecen exiliados sin abrigo y sin comida Bendice a todos aquellos que les ofrecen su ayuda; despierta la generosidad y la compasión en nuestros corazones, por Jesús, Cristo, nuestro Señor. Amén"
Su eminencia reverendísima Gregorio III Patriarca de Antioquia y de todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén. 
CÁRITAS ESPAÑOLA REFUERZA SU APOYO A LOS PAÍSES AFECTADOS POR ÉBOLA 
Cáritas. 6 de noviembre de 2014.- Cáritas Española ha respondido a la llamada de ayuda de emergencia lanzada por Cáritas Liberia, el país más afectado por la epidemia de ébola que continúa extendiéndose por África Occidental. Y lo ha hecho con el envío de una aportación económica de 50.000 euros para apoyar los programas sanitarios de control de la propagación del virus, acompañar a las personas enfermas y facilitar alimentos y artículos de primera necesidad a las personas más vulnerables. Esta aportación se suma a otra partida de 100.000 euros que se envió hace unos meses a las Cáritas de Sierra Leona y Guinea Conakry. 
El objetivo de Cáritas Española ante el flagelo que esta epidemia está suponiendo para esos países es acompañar a la Iglesia y a las Cáritas locales en su trabajo de contención del virus y de asistencia a las personas afectadas y a sus familias. Además, la red Cáritas quiere mantener vivos en la opinión pública los efectos de esta emergencia en África, donde más de 14.000 personas se han infectado por ébola y otras 5.000 han fallecido. De ahí la necesidad de sensibilizar a la comunidad cristiana y a la sociedad en su conjunto sobre la necesidad de mantener un compromiso activo y a largo plazo con estos países azotados por una epidemia que, allí, hace tiempo que pasó de ser una crisis sanitaria a humanitaria.
Reunión en Roma para coordinar estrategias 
Así lo han señalado los miembros de la red Cáritas Internationalis y los responsables de las congregaciones religiosas que trabajan en la región afectada que, junto a representantes diplomáticos de la Santa Sede, se reunieron en Roma el 4 de octubre pasado para intentar dar una respuesta coordinada de la Iglesia en la lucha contra el virus. En la reunión, a la que asistieron los directores de las Cáritas de Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry, se definieron también las prioridades que debe contemplar esa respuesta ante la emergencia provocada por el ébola. 
Dado que nos encontramos ante una situación de crisis humanitaria, una de estas prioridades es la distribución de asistencia básica a las personas que viven en las zonas afectadas por el virus, a las que tienen mayor riesgo de verse infectadas y a las más vulnerables. Otras acciones importantes son la reapertura de escuelas y de los centros hospitalarios dedicados a tratar otras enfermedades, además de mantener los programas de sensibilización a las comunidades sobre la enfermedad, sus vías de transmisión, su tratamiento y los protocolos a seguir en el cuidado de los enfermos. 
Según la OMS, los países afectados actualmente por el virus son Guinea Conakry, Liberia, Malí, Sierra Leona, Nigeria y Senegal, además de España y Estados Unidos. 
Pero como sucede en la gran mayoría de las emergencias humanitarias, la enfermedad ha tenido un impacto mucho mayor en las naciones más pobres y vulnerables, como Guinea Conakry (1.667 casos), Liberia (6.535) y Sierra Leona (5.338). La precariedad de los sistemas sanitarios de estos países les impide dar una respuesta adecuada a la epidemia, a lo que se añade la gran movilidad de población existente entre ellos, lo que dificulta de forma notable el control de la enfermedad. 
El negro no es un solo color, sino muchos colores diferentes 
06/11/2014 
"Para los africanos en general, y estos somalíes de Etiopía en particular, las fronteras no tienen mucho sentido" Christopher Hartley Sartorius, misionero de Toledo en Ogadén, la tierra disputada entre Etiopía y Somalia. 
Desde su casa hasta las orillas del río Shebelle hay la suficiente distancia como para que los cocodrilos que infestan sus aguas no sean más que una exótica
advertencia de que está en África. Lejos han quedado los tiempos en que el misionero español Christopher Hartley pusiera patas arriba un país entero al denunciar las prácticas esclavistas de la industria azucarera dominicana, aunque su corazón siga compartiendo los problemas diarios de todos aquellos trabajadores haitianos exprimidos como la dulce caña del país caribeño. 
El P. Christopher vive en Gode, la ciudad más importante del territorio de Ogadén, la Etiopía somalí, un terreno de Etiopía habitado por somalíes y por cuya disputa incluso se desencadenó una guerra entre los países vecinos. Fue entre 1977 y 1978, y como en casi cualquier conflicto del mundo en aquellos años de Guerra Fría, participaron EEUU, la Unión Soviética y los satélites de ambas potencias. 
Los americanos siempre han visto en Etiopía un aliado –un muro de contención formado por población mayoritariamente cristiana ortodoxa ante el empuje islámico, apoyado entonces por los países del Telón de Acero y representado, por Eritrea y Somalia, sobre todo. 
Siempre con los negros 
Su misión en Gode le supone al sacerdote vivir a unos setecientos del sacerdote más cercano. 
La vida del padre Christopher lleva mucho tiempo ligada a los negros –“No les llames de color; tú tienes más colores que ellos”, advierte–, aunque su dedicación a ellos no radica en su negritud, sino en su pobreza. Para él, desde que en tiempos de seminarista conociese a la Beata Teresa de Calcuta, los pobres siempre han sido prioritarios como destinatarios de la predicación del Evangelio. Las palabras son las de ese tesoro tan desconocido para tantos católicos, oculto en un cajón etiquetado como Doctrina Social de la Iglesia. Visitar al preso y vestir al desnudo no son bonitos adornos de nuestra doctrina. Dar de comer al hambriento y enterrar a los muertos forma parte de su día a día. Enseñar al que no sabe, una necesidad al toparse con una asamblea que no sabía ni santiguarse cuando iba a celebrar una Misa. 
Así, entre negros de diferentes partes, ha crecido como misionero este sacerdote que pertenece a la diócesis de Toledo, ordenado por Juan Pablo II en los tiempos del cardenal Marcelo González Martín, que le dejó volar tan lejos. Fue en República Dominicana, de donde se marchó en 2006 amenazado de muerte, añorado de por vida, donde aún hoy sus feligreses miran al horizonte desde los paupérrimos bateyes con la esperanza de ver su todoterreno negro desafiando a la injusticia de ser tratado como un perro, por el absurdo de ser haitiano, y negro. 
Tras dejar República Dominicana en 2006, dio con sus huesos en esta esquina de Etiopía, en una extensión de terreno equiparable a la mitad de España en la que se intuye que viven unos ocho millones de personas, la mayoría de ellos son nómadas dedicados al pastoreo.
El hombre progresó pasando del Paleolítico al Neolítico en el momento en el que los cazadores se convirtieron en agricultores. Ese episodio de la Prehistoria, yo lo estoy viendo con mis ojos en Etiopía”. Se refiere así al intento del Gobierno, con la ayuda de numerosas instituciones, incluida la Iglesia, de implantar un sistema de vida sedentario para estos pueblos, lo cual abriría las posibilidades de progreso a una cantidad inmensa de personas que vive moviéndose de un lado a otro de la frontera oriental de Etiopía con Somalia, con no más utensilios y enseres de los que puede cargar la espalda de un camello. 
“Este tipo de vida me ha enseñado mucho. Los pastores nómadas tienen lo indispensable para vivir, lo prescindible no te sirve de nada cuando vives toda tu vida subido en una caravana que migra desde un río a otro de África”, reconoce el P. Christopher Hartley Sartorius. 
Colonialismo 
El hecho de vivir a caballo entre dos fronteras, algo que para un occidental podría suponer un verdadero impedimento, no es ni siquiera algo contemplado entre las preocupaciones de estos hombres caminantes de llanuras y desiertos. “Para los africanos en general, y estos somalíes de Etiopía en particular, las fronteras no tienen mucho sentido”. Explica así el P. Christopher la realidad de una etnia milenaria que hace siglo y medio vio dividida por unos extranjeros la tierra en la que sus ancestros habían hecho siempre su vida. “El colonialismo trajo cosas muy positivas a África, lo que no fue tan bien fue el modo de implantarlo”, señala. Para un africano, “lo que importan son los clanes, no tanto las naciones, y en la mentalidad occidental de los que dibujaron con un lápiz sobre un mapa las fronteras africanas, no se contemplaba este concepto”, explica. 
Algunas de las partes positivas de este colonialismo se encuentran en la implantación de las universidades. “En Etiopía no ha habido una universidad hasta que en 1950, el emperador etíope Haile Selassie I se trajo a Etiopía a cuatro misioneros canadienses para que pusieran un poco de orden en esto”. Se refiere, sobre todo, al P. Lucien Matte, jesuita del país norteamericano, titulado en varias materias como Ciencias Naturales o Educación, que con un equipo de trabajo extranjero no solo fundó la Universidad de Adís Abeba, sino que organizó todo el sistema educativo etíope, inexistente hasta la fecha. 
Las herencias negativas de este colonialismo: “Divisiones entre pueblos y personas que ya tenían su manera de organizarse y de arreglar sus asuntos, con una mentalidad de clanes y territorios. No era la panacea de los sistemas democráticos, pero tenían su propio método para arreglar sus asuntos, dándole un lugar de decisión a la ancianidad. Así, los hombres más mayores eran los que formaban el consejo del pueblo”.
En ocasiones, la división originada entre estos pueblos por los colonos europeos fue “una división territorial que no tuvo en cuenta a la población, juntando a clanes diferentes dentro de la misma frontera y separando a los mismos por una alambrada que no había estado ahí en los últimos tres mil años”. Sin embargo, en otras ocasiones el misionero no ignora “que esas divisiones fueron hechas adrede para debilitar a grupos étnicos fuertes a los que no se respetó su lugar de vida, y se les echó fuera. Lamentablemente esto ha originado hambrunas, desplazados, sufrimientos y guerras en las que, el que mas sufre es el más vulnerable”. 
Ahí, con los más pobres de entre los pobres, “Con los niños, los ancianos, las mujeres que tienen que sacar adelante a una prole en ausencia de un marido. Es con ellos donde mi vocación misionera crece y tiene sentido. 
“Cuando celebro la Eucaristía a diario, estoy yo solo, y a la hora de dar la paz, miro por la ventana y se la doy a Etiopía entera. Y ya de paso, también a Somalia. Total, como está tan cerca...” Esta ausencia de comunidad no supone ningún problema para un hombre que explica su vocación aplicando más la figura del pescador que la del pastor. 
“Ovejas no tengo, así que pescador, que antes que la de pastor, fue la primera misión señalada a los apóstoles por el Señor, según los evangelios”. Un sacerdote que en la Eucaristía, hace viva “la presencia de Cristo en un lugar en el que no ha estado nunca”. ¿Entre negros y musulmanes? “Sí, entre musulmanes, y también entre negros, pero, cuidado con esa palabra, porque el negro no es un solo color, sino un montón de ellos. Como en todo ser humano, la riqueza que te puede dar cada hombre es inmensa, y a mí me pasa con ellos. Han sido negros de diferentes colores los que más me han enseñado en situaciones en las que mis saberes de teología de poco o nada me servían”. 
El conflicto 
La población en esta zona de Etiopía no se siente etíope sino somalí. “Hablan idioma somalí, creen en Alá y en su profeta Mahoma, como la mayoría de los somalíes, y tiene el color de piel de un tono diferente al de los etíopes, un pueblo, por cierto, mayoritariamente cristiano, aunque los católicos son la minoría”. 
La verdad es que la frontera natural aquí siempre la marcó el río Shebelle, en territorio etíope. Todo lo que hay de su ribera oriental hasta la frontera legal, tiene más de Somalia que de Etiopía. Aquí, pasan cada mañana un sinfín de ejemplos de la variedad humana en cuanto a creencias, ocupaciones, educación y tonos de negro. “Vivo en un enclave en el que el comercio es la actividad principal, ya sea por el pastoreo o por el tráfico de armas. El comercio es el hábitat natural del musulmán, y aquí al mar hay diez veces menos distancia que a la capital por tierra. Por tanto, es mucho más
barato, y menos peligroso, traerte un saco de cemento desde Pakistán en barco que desde la capital en un camión”. 
Aquí uno se da cuenta de que el corazón del hombre solo lo conoce Dios, desde aquí la lectura del Evangelio adquiere un sentido diferente. Los católicos en esta minoría somos muy conscientes de serlo, y es una responsabilidad”. 
Cuenta este sacerdote aquella anécdota en la que, en la construcción de un colegio, sus obreros –musulmanes y negros– hicieron lo que él no menos de diez veces les había dicho que no debían hacer. Fuera de sus casillas y rojo de ira detuvo todos sus improperios cuando un buen amigo le recordó que él era el único cristiano al que aquellos trabajadores habían visto en su vida, y que si les trataba mal, sería la imagen que se llevarían no solo de él, sino de la cristiandad entera. “Ya tienen una imagen de nosotros muy pobre. Ellos ven por televisión nuestras películas y programas y saben de la inmoralidad en que vivimos los cristianos europeos. Si encima yo les trato a voces…” De modo que aprendí una lección, intento pensar, antes de gritar a alguien, que soy cristiano. La gente que no comparte nuestra fe nos vería de otra manera si tratáramos de vivir esto”. 
Una de las cosas más bonitas que confiesa el P. Christopher es haber descubierto el valor de una amistad construida con no cristianos. “Cuando veo que un musulmán local me ayuda a mí, un cristiano blanco y extranjero, me pregunto: ‘¿Qué tenemos este ser humano y yo en común?’ No es el color de la piel, ni el idioma, ni la educación, ni el clan o la familia. Tampoco la fe. ¿Qué nos une entonces? Que somos amigos. Cuando el jefe de una tribu me ha ofrecido ayuda diciendo que este cura blanco es su amigo, yo he aprendido el valor trascendente del respeto. El saber que no pienso como tú, que no creo en lo que tú crees, pero respeto esa diferencia y, yendo un paso más allá, que te quiero”. Autor: Jesús García Sánchez-Colomer 
El verdadero cristiano no tiene miedo de ensuciarse las manos con los pecadores 
2014-11-06 Radio Vaticana 
El verdadero cristiano no tiene miedo de ensuciarse las manos con los pecadores, de arriesgar también su fama, porque tiene el corazón de Dios que quiere que nadie se pierda: lo dijo el Papa Francisco en la misa matutina en la casa de Santa Marta. Al centro de la homilía del Papa Francisco las dos parábolas de la oveja perdida y de la moneda perdida. Los fariseos y los escribas se escandalizaron porque Jesús “acoge a los pecadores y come con ellos”. “Era un verdadero escándalo en aquel tiempo, para esta gente”, observa Francisco, que exclama: “imaginemos si en aquel tiempo hubieran existido los periódicos”. “Pero Jesús ha venido para esto: para ir a buscar a aquellos que se habían alejado del Señor”. Estas dos parábolas - explica - “nos hacen ver cómo es el corazón del Señor”. Dios no se detiene, Dios no va hasta un cierto punto, Dios va hasta el final, al límite, siempre va al límite; no se detiene a mitad del camino de la salvación, como si dijera: “he hecho todo, el
problema es de ellos”. Él va siempre, sale, sale al campo”. Los fariseos y los escribas en cambio, se detienen a mitad del camino. A ellos les importaba que el balance de las ganancias y de las perdidas fuera más o menos favorable y con esto, estaban tranquilos. “Sí, es verdad, he perdido tres monedas, he perdido diez ovejas, pero he ganado tanto. Esto no entra en la mente de Dios, Dios no es un negociante, Dios es Padre y va a salvar hasta el final, hasta el límite”. Y “el amor de Dios es esto”. Pero “es triste el pastor a mitad de camino”, afirma el Papa. “Es triste el pastor que abre la puerta de la Iglesia y se queda allí a esperar. Es triste el cristiano que no siente dentro, en su corazón, la necesidad de ir a contar a los demás que el Señor es bueno. ¡Pero cuánta perversión hay en el corazón de aquellos que se creen justos, como estos escribas, estos fariseos! Ellos no quieren ensuciarse las manos con los pecadores. Recordemos aquello, lo que pensaban: ‘si éste fuera profeta, sabría que ésta es una pecadora’. El desprecio. Usaban a la gente y luego la despreciaban”. “Ser un pastor a mitad de camino - afirma el Papa Francisco - es una derrota. Un pastor debe tener el corazón de Dios, ir hasta el límite” porque no quiere que nadie se pierda: “El verdadero pastor, el verdadero cristiano tiene este celo dentro: que nadie se pierda. Y por esto no tienen miedo de ensuciarse las manos. No tienen miedo. Va a donde debe ir. Arriesga su vida, arriesga su fama, se arriesga a perder su comodidad, su estatus, también a perder en la carrera eclesiástica, pero es buen pastor. También los cristianos deben ser así. Es tan fácil condenar a los otros, como hacían estos - los publicanos, los pecadores - es tan fácil, pero no es cristiano, no es de hijos de Dios. El Hijo de Dios va al límite, da la vida, como la dio Jesús por los otros. No puede estar tranquilo, cuidando de sí mismo: su comodidad, su fama, su tranquilidad. Recuerden esto: ¡pastores a mitad de camino no, jamás! ¡Cristianos a mitad de camino, jamás! Es lo que ha hecho Jesús". “El buen pastor, el buen cristiano – concluye el Papa – sale, está siempre en salida: está en salida de sí mismo, está en salida hacia Dios, en la oración, en la adoración; está en salida hacia los otros para llevar el mensaje de salvación.” “Estos escribas, fariseos, no lo sabían, no sabían qué era cargar sobre las espaldas la oveja, con aquella ternura, y llevarla de nuevo con las otras a su lugar. Esta gente no sabe qué es la alegría. El cristiano y el pastor a mitad de camino quizás conoce la diversión, la tranquilidad, una cierta paz, ¿pero la alegría? ¿Aquella alegría que hay en el Paraíso, aquella alegría que viene de Dios, aquella alegría que viene precisamente del corazón de padre que va a salvar? ‘He escuchado el lamento de los israelitas y salgo al campo’ ¡Esto es tan bello! No tener miedo de que se hable mal de nosotros por ir a encontrarnos con hermanos y hermanas que están alejados del Señor. Pidamos esta gracia para cada uno de nosotros y por nuestra Madre, la Santa Iglesia”. (MCM - RV) 
El Papa: Dios dona con gratuidad, no a los católicos “pero no demasiado” 
2014-11-06 Radio Vaticana 
(RV).- En la ley del Reino de Dios el contracambio no sirve, porque Él dona con gratuidad. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa de Santa Marta. El Pontífice advirtió que a veces, por egoísmo o ganas de poder rechazamos la fiesta a la cual el Señor nos invita gratuitamente. A veces, advirtió, nos confiamos de Dios “pero no demasiado”. Un hombre dio una gran fiesta, pero los invitados pusieron excusas para no ir. El Papa ha desarrollado su
homilía partiendo de la parábola narrada por Jesús en el pasaje de Evangelio de hoy. Una parábola, dijo, que nos hace pensar porqué “a todos nos gusta ir a una fiesta, nos gusta ser invitados”. Pero en este banquete “había algo” que a los tres invitados “que son un ejemplo de tantos, no les gustaba”. Uno dice que debe ver su campo, tiene ganas de verlo para sentirse “un poco potente”, “la vanidad, el orgullo, el poder, y prefiere más bien aquello que quedarse sentado como uno entre tantos”. Otro ha comprado cinco bueyes, por lo tanto está concentrado en los negocios y no quiere “perder tiempo” con otra gente. El último, finalmente, se excusa diciendo que es casado y no quiere llevar a la esposa a la fiesta. “No – dijo el Papa – quería el afecto para sí mismo: el egoísmo”. “Al final – prosiguió el Pontífice – los tres tienen una preferencia por sí mismos, no por compartir una fiesta: no sabe qué es una fiesta”. Siempre, hay un interés, está lo que Jesús ha explicado como “el contracambio”. "Si la invitación hubiera sido, por ejemplo: 'Vengan, que tengo dos o tres amigos negociantes que vienen de otro país, podemos hacer algo juntos', seguramente nadie se habría excusado. Pero lo que los asustaba a ellos era la gratuidad. Ser uno como los otros, allí. Precisamente el egoísmo, estar al centro de todo. Es tan difícil escuchar la voz de Jesús, la voz de Dios, cuando uno gira alrededor de sí mismo: no tiene horizonte, porque el horizonte es él mismo. Y detrás de esto hay otra cosa, más profunda: está el miedo de la gratuidad. Tenemos miedo de la gratuidad de Dios. Es tan grande que nos da miedo”. Esto, dijo el Papa, sucede “porque las experiencias de la vida, tantas veces nos han hecho sufrir” como sucede a los discípulos de Emaús que se alejan de Jerusalén, o a Tomás, que quiere tocar para creer. “Cuando la oferta es tanta” – agregó retomando un proverbio popular – “hasta el Santo sospecha”, porque “la gratuidad es demasiada”. “Y cuando Dios nos ofrece un banquete así” – afirmó – pensamos que “es mejor no meterse”: “Estamos más seguros en nuestros pecados, en nuestros límites, pero estamos en nuestra casa; ¿salir de nuestra casa para ir a la invitación de Dios, a la casa de Dios, con los otros? No. Tengo miedo. Y todos nosotros cristianos tenemos este miedo: escondido, adentro…pero no demasiado. Católicos, pero no demasiado. Confiados en el Señor, pero no demasiado. Esto 'pero no demasiado' marca nuestra vida, nos hace pequeños, ¿no? Nos empequeñece". Una cosa que nos hace pensar - agregó - es que, cuando el siervo le refirió todo esto a su dueño, el dueño se irritó porque había sido despreciado. Y manda a llamar a todos los pobres, los lisiados por las plazas y las vías de la ciudad. El Señor pidió al siervo que obligue a las personas a entrar a la fiesta. “Tantas veces – comentó el Santo Padre – el Señor debe hacer con nosotros lo mismo: con las pruebas, tantas pruebas”: “Oblígalos, que aquí será la fiesta. La gratuidad. Obligar a aquel corazón, a aquella alma a creer que es gratuidad de Dios, que el don de Dios es gratis, que la salvación no se compra: es un gran regalo, que el amor de Dios…es el amor más grande! Ésta es la gratuidad. Y nosotros tenemos un poco de miedo y por esto pensamos que la santidad se hace con nuestras cosas y a la larga, nos volvemos un poco pelagianos ¡eh! La santidad, la salvación es gratuita”. Jesús - ha evidenciado - “ha pagado la fiesta, con su humillación hasta la muerte, muerte de Cruz. Y ésta es la gran gratuidad”. Cuando nosotros miramos el Crucifijo, - dijo el Papa - pensamos que ésta es la entrada a la fiesta”: “Sí, Señor, soy pecador, tengo tantas cosas, pero te miro y voy a la fiesta del Padre. Me confío. No quedaré desilusionado, porque Tú has pagado todo”. Hoy – concluyó – “la iglesia nos pide que no tengamos miedo de la gratuidad de Dios”. Solamente, “nosotros debemos abrir el corazón, de parte nuestra hacer todo lo que podemos, pero la gran fiesta la hará Él”. (MCM - RV) 
''Cuántas cosas podemos aprender unos de otros'', dice el Papa a los miembros de la Alianza Evangélica Mundial
Ciudad del Vaticano, 6 noviembre 2014 (VIS).-Francisco recibió esta mañana en audiencia a una delegación de la Alianza Evangélica Mundial (WEA, en inglés), una red de iglesias evangélicas en 128 naciones, con sede en Nueva York (Estados Unidos) que han formado una alianza con más de 100 organizaciones internacionales para dar voz a 600 millones de cristianos evangélicos en todo el mundo. 
Comenzando su discurso a la Alianza el Papa subrayó que el Bautismo es un don divino inestimable que tenemos en común y gracias al cual no vivimos sólo en la realidad terrenal sino en la potencia del Espíritu. Después pasó a recordar que desde el principio hubo divisiones entre los cristianos, y que por desgracia todavía hoy sigue habiendo rivalidades y conflictos entre nuestras comunidades. ''Dicha situación -observó- debilita nuestra capacidad de cumplir con el mandato del Señor de predicar el Evangelio a todas las naciones. La realidad de nuestras divisiones afea la belleza de la única túnica de Cristo, pero no destruye por completo la unidad profunda que genera la gracia de todos los bautizados. La eficacia del anuncio cristiano, indudablemente, sería mayor si los cristianos superasen sus divisiones y pudieran celebrar los sacramentos juntos, difundir juntos la Palabra de Dios y dar testimonio de caridad''. 
El Obispo de Roma manifestó también su alegría porque en muchos países del mundo, los católicos y los evangélicos han establecido relaciones de hermandad y cooperación, reconociendo que los esfuerzos conjuntos del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Teológica de la Alianza Evangélica Mundial ''han abierto nuevas perspectivas, aclarando malentendidos y mostrando formas de superar los prejuicios''. ''Espero -recalcó- que estas consultas inspiren ulteriormente nuestro testimonio común y nuestros esfuerzos evangelizadores. Si realmente creemos en la libre y generosa acción del Espíritu, ¡cuántas cosas podemos aprender unos de otros! No se trata sólo de recibir información sobre los demás para conocerlos mejor, sino de recoger lo que el Espíritu ha sembrado en ellos como un don también para nosotros. También espero que el documento "Testimonio cristiano en un mundo multirreligioso. Recomendaciones de conducta'' se convierta en fuente de inspiración para el anuncio del Evangelio en contextos multirreligiosos''. 
''Tengo confianza en que el Espíritu Santo, que suscita en la Iglesia, con su poderoso aliento, el coraje de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización, marque el comienzo de una nueva etapa en las relaciones entre católicos y evangélicos. Una etapa que permita realizar más plenamente la voluntad del Señor de llevar el evangelio hasta los confines de la tierra.. Os aseguro mis oraciones por esta causa y también os pido que recéis por mí y mi ministerio'', concluyó Francisco. 
Cristianos quemados; Tauran, que intervenga la comunidad internacional,
Cristianos paquistaníes 
El cardenal presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso habló con la Radio Vaticana sobre el bárbaro asesinato en Paquistán: «¿Podemos permanecer tan pasivos frente a crímenes declarados legítimos por la religión?» 
andrea tornielli Ciudad del vaticano «Estoy impresionado frente a un acto de tal barbarie…». El cardenal Jean-Louis Tauran, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, intervino ante los micrófonos de la Radio Vaticana para condenar el asesinato de dos jóvenes esposos cristianos, padres de cuatro hijos, que fueron quemados vivos en Paquistán por una multitud enloquecida tras haber sido acusados de blasfemia por un líder religioso musulmán. «Estoy impresionado, no hay palabras, obviamente, frente a un acto de tal barbarie -dijo. Lo que es más grave es que se invocó la religión específicamente. Ahora bien, una religión no puede justificar crímenes de este tipo. Existe esta ley sobre la blasfemia, que representa un problema: ¿no debería intervenir la comunidad internacional? Por una parte, hay, ciertamente, convicciones religiosas que deben ser respetadas, pero es necesario también salvaguardar un mínimo de humanidad, de solidaridad. Creo, por lo tanto, que el diálogo debe imponerse, pero , desgraciadamente, nunca se insiste lo suficiente. Entre más delicada sea la situación, más debe imponerse el diálogo». Ante la pregunta sobre una posible intervención de la ONU, el purpurado dijo: «Yo me pregunto: ¿podemos permanecer tan pasivos frente a crímenes declarados legítimos por la religión?». Después observó que «desde 1990, año en el que fue introducida la Ley sobre la blasfemia, ha habido alrededor de 60 ejecuciones. Y esto no afecta solo a los cristianos; se han visto afectadas también otras minorías, como abogados, quienes se oponen al régimen, que han sido asesinados de manera brutal. Estamos aquí frente a un gran problema». La periodista Hélène Destombes, de Radio Vaticana, recordó que muchos cristianos se encuentran actualmente en el brazo de la muerte en Paquistán. Citó el caso de Asia Bibi, pero también hay muchos otros. «Sí -respondió Tauran-, pero en el punto en el que nos encontramos ahora no se puede intervenir en los asuntos internos de un estado, pero por lo menos debemos ayudar a los responsables de la política a encontrar soluciones dignas del hombre y de la civilización». El cardenal también dijo que considera que la Iglesia local «es muy valiente»: la Comisión Justicia y Paz de Paquistán ha, efectivamente, reaccionado ante este drama, denunciando una falta de voluntad por parte de la política y afirmando que esta situación hace todavía más vulnerables a las minorías.
Francisco: “conmovedor” encuentro con Estela de Carlotto y su nieto recuperado 
(©Afp) 
(©Afp) Bergoglio con Estela Carlotto 
El Papa recibió en audiencia privada a la presidente de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, junto con el nieto que tardó 36 años en recuperar 
Andrés Beltramo Álvarez Roma Un encuentro “especial y emotivo”, como lo calificó la embajada de Argentina en Italia. Unos 30 minutos duró la audiencia privada que concedió, la tarde de este miércoles, el Papa Francisco la presidente de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, junto con su nieto recuperado, Ignacio Guido Montoya Carlotto y otros miembros de su familia. La reunión parece ser el punto final a un pasado de distancia y críticas de la activista por los derechos humanos contra Jorge Mario Bergoglio. Poco antes de las 17:00 horas los 18 integrantes de la “comitiva Carlotto” llegaron hasta la Plaza del Hongo, ubicada en la parte posterior del complejo Aula Pablo VI. Se acomodaron en un salón común, el mismo donde el pontífice ha recibido a los reyes de España o a la reina de Inglaterra. Allí mismo saludó primero a Estela y su nieto. Luego tocó el turno al resto de la familia, entre los cuales destacaron los hijos Remo, Claudia y Guido. En el recuerdo estuvo Laura, la madre biológica de Ignacio Guido, asesinada inmediatamente después del parto mientras permanecía secuestrada por fuerzas militares durante la última dictadura militar argentina (1976-1982). Luego de 36 años de lucha, la presidente de las Abuelas recuperó a su nieto a inicios de agosto último, luego que él supo su condición de adoptado y se sometió a un análisis del ADN. Este día los familiares ofrecieron al Papa algunos regalos, entre los cuales un poncho, tradicional prenda argentina usada especialmente en el campo, un disco compacto con música de Ignacio Guido, que es compositor, además de un pañuelo de las Abuelas de Plaza de Mayo. Tambén le obsequiaron una escultura que representa los valores de la verdad, la justicia y la memoria así como varias cartas enviadas por habitantes de la ciudad argentina de Olavarría, donde el nieto reside. Francisco ya había recibido a Carlotto en abril de 2013 durante una audiencia pública en la Plaza de San
Pedro y en esa ocasión la abuela había pedido ayuda al Papa para una mayor colaboración de la Iglesia en la búsqueda de los hijos de desaparecidos. Ya en esa ocasión había mostrado un notable cambio de actitud con respecto a declaraciones realizadas por ella misma en los días inmediatamente posteriores a la elección del Papa argentino. En declaraciones advirtió que Bergoglio pertenece y representa “a la Iglesia que oscureció al país”. Aseguró que los integrantes de la jerarquía eclesiástica fueron “partícipes, cómplices y ocultadores”, los cuales “no dieron ni un paso para colaborar con la verdad, la memoria y la justicia”. “Uno razona que nunca habló ni se nos acercó a las Abuelas para ayudarnos. Ha ayudado en otros temas, muy lacerantes, pero no el nuestro”, añadió refiriéndose a Francisco. Aún así, pocas semanas después ella viajó a Roma y saludó al líder católico. Entonces ya se notaba un cambio en el discurso. De hecho su solicitud de una mayor colaboración repercutió directamente en Argentina donde el presidente de la Conferencia Episcopal, José María Arancedo, hace unos días grabó un spot televisivo junto a Carlotto en el cual pidió la colaboración de todos para dar con el paradero de los nietos aún no recuperados. El arzobispo de Santa Fe pidió “a las personas que tienen información sobre el lugar en el cual estuvieron los niños secuestrados, o tengan conocimiento de los lugares de sepultura clandestina, de reconocer la obligación moral que tienen de comunicarlo a las autoridades competentes”. “Esperamos que esta campaña sensibilice a los fieles y a aquellos que saben algo para que los digan porque si bien existe mucho miedo, hubo un crimen aberrante y aunque exista quien dice que los nietos que buscamos están bien, no se puede aceptar que una persona haya sido robada”, apuntó. 
HABLAR DE JESÚS HOY 
AUTOR/ES: Instituto Superior de Pastoral (ISP) 
En este libro se recogen las cinco ponencias de la Lectura creyente celebradas en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid durante el año académico 2013-2014. 
Obviamente la persona de Jesús de Nazaret sigue suscitando el interés de mucha gente, sea creyente como no creyente. Estos últimos, los no creyentes, encuentran en ese personaje histórico una fuente de sentido para sus vidas. Ven en Jesús un modelo excelente de ser humano, el prototipo y arquetipo del ser humano. Resuena aquí el Jesús de la teología liberal, y el Jesús de la Ilustración. Por eso, se resisten a aceptar que Jesús de Nazaret sea propiedad de los creyentes, que quede atrapado en los dogmas del credo cristiano. Piden que se les «devuelva a Jesús». Piensan legítimamente que Jesús no es propiedad de las Iglesias cristianas. Lo consideran «patrimonio de la humanidad». 
CREAR CULTURA DE INTERIORIDAD. EN EL AULA, EN LA PASTORAL Y EN LA VIDA DIARIA 
AUTOR/ES: Carmen Jalón Oliveras
Este libro va dirigido a todas aquellas personas que estén interesadas en el crecimiento personal y la transformación social. A todas aquellas que crean que para lograrlo, lo ideal es empezar por uno mismo, en clave procesual, como camino más que con intervenciones puntuales. Propongo un camino de consciencia y apertura a lo nuevo, de redescubrimiento de la fuerza de lo que es pequeño; de compromiso por la igualdad, la paz y la justicia social; de apertura a la trascendencia; y de compasión, acogida y reconocimiento, de la dignidad humana y divina de todo ser humano, especialmente de los más frágiles y desfavorecidos. 
Por ello, comparto estrategias y vivencias experimentadas, herramientas breves y sencillas, para poder empezar por uno mismo en medio de nuestro ritmo acelerado. Y de este modo, transmitirlo desde lo que se ha vivido personalmente a otros, y en diferentes ámbitos de la realidad: en las familias, en la pastoral de adultos, jóvenes o niños; en los movimientos juveniles cristianos; en las comunidades religiosas o en las parroquias. Y especialmente en la escuela con los alumnos y el profesorado, para los que presento los dos itinerarios de inmersión y unificación, para la educación del mundo interior de forma sencilla, también en todas las asignaturas. Son ámbitos en los que ya se ha experimentado este trabajo. 
Más que monos y máquinas: la mente humana se resiste a la reducción 
La conciencia y la libertad están más allá del determinismo físico 
El último asidero que nos quedaba, nuestra inteligencia, ha caído destrozado bajo el rodillo de la evidencia que las máquinas inteligentes han traído a nuestros días. Por otra parte, de repente, en apenas un instante históricamente hablando, la ciencia nos ha revelado que no somos más que primates, algo más evolucionados que gorilas y chimpancés, con los que compartimos el 99% de nuestro código genético. En este contexto, la ciencia parece incapaz de desvelar la esencia misma de lo que somos, al menos, sin cuestionarse algunos de sus postulados más básicos. Por Juan Pedro Núñez Partido. 
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Imagen: chrisharvey. Fuente: PhotoXpress. 
El último asidero que nos quedaba, nuestra inteligencia, ha caído destrozado bajo el rodillo de la evidencia que las máquinas inteligentes han traído a nuestros días; siendo apenas borradores, meros ensayos en el albor de una nueva ciencia, estos torpes prototipos de las más complejas, sofisticadas y versátiles que habrán de venir mañana, ya “nos han ganado la partida” [1].
Tareas complejas, solución de problemas, toma de decisiones, búsqueda de alternativas creativas, pueden resolverse y ejecutarse a través de los intrincados algoritmos de computación sobre los que se fundamenta la actividad de estos dispositivos de Inteligencia Artificial (IA). Esas mismas máquinas son las que nos permiten escanear nuestro cerebro, mapearlo neurona a neurona, poder contemplar su actividad en vivo y en directo como jamás antes habíamos imaginado. El misterio parece que está a punto de resolverse, la respuesta antes tan deseada está al alcance de la mano, aunque nunca termina de llegar, no sólo se aleja claramente de lo que una vez soñamos, sino que siempre permanece un metro más allá. Introducción Por eso ha estallado una vorágine sin parangón, para unos se trata simplemente de anticipar la teoría o el modelo definitivo que arroje la última luz que ilumine el camino de los datos. Pero para otros se trata de una “cruzada” a favor de la ciencia y en contra de la religión, del concepto judeocristiano del ser humano, o viceversa. Parece que estamos ante una disyuntiva de opciones mutuamente excluyentes, o bien nuestra naturaleza se reduce a un mero y sofisticado mecanismo biológico, o bien la ciencia es incapaz de desvelar la esencia misma de lo que somos, al menos, sin cuestionarse algunos de sus postulados más básicos. Esta encrucijada ha llevado a determinados sectores y representantes de la religión y de la ciencia ha trasladar su campo de batalla de los confines del universo al interior de nuestro cerebro, a la naturaleza misma de nuestra mente, radicalizando sus posturas, en un aparente y ridículo “todo o nada” [2]. Pero probablemente esta disyuntiva haya sido artificialmente engordada y haya llevado, paradójicamente, a quien dice buscar la verdad a negar las evidencias científicas, y a quien dice hacer ciencia a cerrar en falso complejos debates enunciando “dogmas de fe” como si fueran conclusiones incuestionablemente avaladas por infinidad de datos. Nos enfrentamos al problema de conocimiento más complejo y difícil de todos los que podamos plantearnos dentro del marco de la ciencia. Por eso la prisa y la necesidad urgente de certezas están fuera de lugar. Al menos, tal y como nosotros lo entendemos, apenas nos compete colocar adecuadamente las primeras piezas de este complejo puzle cuyas gigantescas dimensiones, sólo recientemente, hemos empezado a vislumbrar. Las respuestas que buscamos, ahora inciertas y desconocidas, irán desvelándose con el tiempo. Debemos pues acostumbrarnos a deambular y mantenernos en la duda, para así poder abrirnos y contemplar con la mayor amplitud posible cualquier alternativa. La propuesta que nosotros vamos a desarrollar parte de que nuestro cerebro es básicamente un sofisticado sistema bio-mecánico de computación, pues eso es lo que claramente señalan la mayoría de los datos. Si bien, haremos de “abogados del diablo” poniendo encima de la mesa y ordenando todo aquel conocimiento sobre la mente que abre la posibilidad de que, al menos parcialmente, ésta opere de forma no mecánica. La idea es aprovechar la comparación con monos y máquinas para profundizar en la comprensión de cómo funciona nuestra mente y ahondar en su dimensión más importante, la calidad consciente- inconsciente de sus contenidos y procesos. Sin entender las claves de la distribución del trabajo entre ambos modos de proceder, o si se prefiere, de la interacción entre consciencia e inconsciente, es imposible entender u ordenar coherentemente los datos de los que disponemos y por tanto, la naturaleza de nuestro psiquismo. Y dicha tarea no es sencilla porque tanto la psicología como el resto de las ciencias de la mente han tratado históricamente este aspecto del psiquismo de forma caótica, parcial y confusa. Lo que a día de hoy posibilita planteamientos e interpretaciones muy dispares ante los resultados que la investigación pone en nuestras manos. Cuestión de cantidad y calidad A modo de introducción, sin pretender hacer un exhaustivo análisis pormenorizado de las características que compartimos o no con monos y máquinas, diremos que las diferencias fundamentales que a día de hoy podemos establecer entre los seres humanos y otros primates son de carácter cuantitativo, mientras que respecto a los sistemas de inteligencia artificial son de carácter cualitativo. Con respecto a los monos parece obvio que ése 99% de código genético compartido, junto con el resto de
evidencias paleontológicas, es una realidad demasiado contundente como para tratar de escudriñar sombras que protejan nuestro ego. Es verdad que nuestro desarrollo emocional, intelectual y social, en algunos aspectos, se aleja tanto del de estas especies que casi parece razonable buscar ese “algo más” que permita una diferenciación más “digna” para la especie humana, pero como veremos no es estrictamente necesario. La mente de nuestros ancestros evolutivos contiene los mismos elementos constituyentes que conforman la nuestra, especialmente, la dimensión consciente-inconsciente, la única diferencia es que la nuestra tiene mayor capacidad. No es tan raro que “meras” diferencias cuantitativas pueden mejorar drásticamente el rendimiento y la funcionalidad de cualquier sistema u organismo, tanto en potencia como en versatilidad, hasta tal punto que cueste reconocerlos como similares. Imaginemos un tablero de damas de dimensiones 3 x 3 y en el que cada contrincante maneja dos únicas piezas, una dama normal y otra doble. Es evidente que comparado con el clásico tablero de 8 x 8 y 24 piezas (o incluso con la versión del tablero de 10 x 10 y 40 fichas) la complejidad del juego y las posibles jugadas que se van a poder desarrollar en uno y otro llevarían a cualquiera a considerar que ambos juegos son casi “cualitativamente” distintos. En el primero no hay jugada alternativa posible, ni reto alguno, el segundo es un apasionante juego de estrategia con miles de variaciones. Y si nos fijamos, ambos tienen la misma estructura y poseen cualitativamente los mismos elementos [3], sólo se diferencian en la cantidad en la que estos están presentes. Pues bien, la mente de los primates no humanos equivale al tablero pequeño y la nuestra al grande, iguales en todo menos en sus dimensiones y, como consecuencia, en la complejidad y versatilidad de sus posibilidades [4]. Curiosamente, es este mismo argumento el que esgrimen aquellos que consideran que las máquinas inteligentes de hoy son la prueba irrefutable de que nuestro cerebro no es más que un sistema mecánico de computación. Desde este punto de vista, las diferencias actuales en el nivel de complejidad funcional con la mente humana son meramente cuantitativas y serán subsanadas por las máquinas del futuro a medida que aumente su potencia de computación y se vayan desarrollando los distintos programas que ejecuten y coordinen las tareas aun pendientes de simular. En cuanto a la experiencia consciente de la que carecen estos dispositivos, se asume como funcionalmente irrelevante y como un mero resultado que sobrevendrá cuando se alcance el nivel de complejidad correspondiente. Nosotros entendemos que “a priori”, la segunda parte de esta afirmación es una posibilidad que no puede descartarse, pero que no deja de ser un argumento meramente especulativo. Al observar el desarrollo del sistema nervioso a través la escala evolutiva, se hace evidente que cada vez se ha ido haciendo más complejo y que, en un momento dado de dicho proceso, surgió la consciencia (aunque no necesariamente como consecuencia exclusiva del mismo). Por tanto, que algo así pudiera ocurrir con el proceso de sofisticación de los sistemas artificiales de computación, no es algo desdeñable, pero tampoco necesariamente cierto [5]. En cambio, es más que problemática la afirmación de que la consciencia es funcionalmente irrelevante ya que nosotros entendemos que ésta desempeña un papel crucial en nuestro psiquismo. La ausencia de actividad consciente en las máquinas es la razón por la que señalamos como cualitativa la diferencia entre ellas y nosotros, y puesto que consideramos que su papel consiste en diseñar respuestas no mecánicas es por lo que, entre otras razones, creemos que no es legítimo dar por cerrado el debate en torno al mecanicismo mental. 
Las claves del debate Como ya hemos hecho en otras ocasiones [6] empezaremos por definir los dos conceptos más importantes y a la vez escurridizos, necesarios para poder abordar este debate sobre la esencia última de lo que nos caracteriza como seres humanos y que son los conceptos de consciencia y libertad. Consciencia sería el continuo fluir de contenidos y actividades mentales de los que tenemos una vivencia subjetiva directa, por lo que podríamos dar cuenta de ellos en un momento dado. Conciencia y libertad
Y la libertad sería el proceso de decisión que se realiza mediante especulación consciente y cuyo resultado no está determinado. Según esta definición, la libertad como concepto desborda los límites de la ciencia. Cualquier fenómeno para poder ser estudiado científicamente debe poder ser medido, es decir, comportarse regularmente cuando se dan las condiciones que lo provocan. Y, por definición, las decisiones conscientes no responderían a ley alguna, ni siquiera al azar, sólo al criterio caprichoso, circunstancial y arbitrario de cada individuo en cada momento. La ciencia no contempla dicha posibilidad, por eso, con independencia de los datos sobre nuestro funcionamiento psíquico, el planteamiento mecanicista sobre la mente se convierte en la única opción conceptualmente admisible. La mera posibilidad de que esto no fuera así genera una alarma tal que cercena una visión de conjunto un poco más amplia, en el que las decisiones conscientes ocupen el lugar que les corresponde que, obviamente, no es el que culturalmente le otorgamos durante siglos, pero tampoco el absurdo epifenómeno en el que las convierte el mecanicismo. Pero si “rodeamos” este escollo teórico y avanzamos siguiendo la estela del conocimiento sobre la actividad psíquica consciente que vamos acumulando, veremos que existen razones para cuestionar la versión mecanicista de nosotros mismos y, por tanto, poder reabrir un debate cerrado antes de tiempo. Ahora bien, cualquier argumento a favor de la libertad no puede cimentarse sobre la sensación de que “hacemos lo que nos da la gana” puesto que es falsa, ya que no elegimos tener o dejar de tener las “ganas” concretas de lo que sea, y porque sabemos que son muchos los condicionantes que sin estar presentes en consciencia afectan nuestras decisiones y comportamientos. Tampoco sirve la “certeza” con la que vivimos tener el control de nuestra conducta, pues bien pudiera ser una mera ilusión equivalente a la de ver el sol moverse, o estar convencidos de la veracidad de un falso recuerdo, o del realismo de un sueño o una alucinación. De hecho, es lo endeble de estos argumentos por lo que la ciencia dictó sentencia al respecto hace mucho tiempo, dando un rápido carpetazo a un asunto demasiado complejo. Aunque tal vez no sea necesario, no está de más subrayar que, según ambas definiciones, el modo inconsciente de funcionamiento de nuestra mente lo conforman el conjunto de contenidos y actividades de los que no tenemos una experiencia subjetiva directa y, por tanto, no podemos dar cuenta de ellos mientras permanecen en dicho formato. Además todo proceso inconsciente, por definición, sería mecánico. Dicho de otra forma, la libertad no puede atribuirse al modo de trabajo de nuestra mente que no experimentamos/conocemos, ni controlamos. Como la mayoría de nuestra actividad psíquica es inconsciente y no dejamos de avanzar en el conocimiento de las leyes y principios que la regulan, es fácil entender por qué es poco cuestionable que básicamente seamos un mecanismo biológico de computación. Y puesto que carecemos de experiencia directa de cómo nos generamos los contenidos conscientes, ya sean las percepciones, las sensaciones físicas, las emociones…, también queda claro por qué predomina la idea de que dichos contenidos no son más que un mero resultado de la actividad inconsciente. Actividad consciente y determinación De hecho, sabemos que la actividad consciente surge de la acción coordinada de distintos dispositivos inconscientes [7], lo que a su vez implica que: 1) Los modos de procesar consciente e inconsciente de la mente están estrechamente vinculados y configuran una unidad de trabajo perfectamente armonizada, algo que además se hace evidente en cualquier proceso de percepción, atención, memoria, aprendizaje, emociones, pensamiento…., lo que se aleja de los modelos de la mente que explican su funcionamiento como el resultado de conflictos o tensiones entre ambas forma de procesamiento [8] . 2) Es imposible encontrar actividad psíquica exclusivamente consciente ya que ésta nunca se ejecuta en el vacío, aislada y de forma independiente a la actividad inconsciente. Y esta última tampoco puede “eliminarse de la ecuación” en un laboratorio, ya que un cerebro si actividad inconsciente es un cerebro
muerto. Así pues, el único planteamiento científicamente válido (y posible) para esclarecer el papel de la consciencia, consiste en identificar las diferencias entre la actividad mental que cursa con o sin ella, de forma que quede clara la capacidad de ésta para causar o alterar nuestros procesos psicológicos y/o conductas. 3) En la medida que dichas diferencias puedan establecerse, seguiría siendo necesario explicar cómo las características del procesamiento consciente son precisamente las que permiten una computación abierta y no determinada necesariamente por reglas preestablecidas. Ya que el hecho de que la consciencia tenga capacidad causal sólo abre la posibilidad de la libertad, pero no la “demuestra” ya que la actividad consciente podría estar determinada por leyes y principios más o menos sofisticados. En todo caso, si finalmente hubiera margen para plantear racionalmente que la actividad consciente no está al 100% determinada, conviene no olvidar que: 1) Se refiere sólo de una parte pequeña de nuestra actividad psíquica [9]. Es decir, básicamente seguiríamos siendo un sofisticado mecanismo biológico de computación, y el principio de causalidad en el que se basa la ciencia sólo se vería mínimamente cuestionado, puesto que, de todo el universo, las decisiones conscientes serían su única excepción, al ser la causa primera de ciertos procesos o conductas, sin estar a su vez necesariamente determinadas por ninguna ley física, biológica, o computacional. 2) En la medida que la libertad depende de la actividad consciente, los animales con consciencia la ejercerán proporcionalmente a la magnitud y complejidad de la computación que pudieran desempeñar a este nivel. Puesto que dicha capacidad es muy reducida comparada con la nuestra, su margen de libertad es muy estrecho. Aun así, parece evidente que los primates superiores, así como otros vertebrados, diseñan estrategias de acción y eligen entre distintas alternativas según su capacidad de manipulación interna de la realidad. Si bien, es presumible que tengan muy reducida su capacidad para entender y prever las consecuencias de sus acciones, especialmente, a medio y largo plazo, así como el número de datos y alternativas que son capaces de manejar en cada situación, o la capacidad para percibirse así mismos como agentes responsables de sus actos. 3) En cuanto a las máquinas inteligentes, al carecer de consciencia carecen de dicha posibilidad y, por eso mismo, es la posible irrelevancia de la consciencia el principal argumento para reducir al ser humano a un mecanismo biológico. En cuanto a la simulación que realizan de muchas funciones ligadas a nuestra actividad consciente, sólo demuestra que hemos sabido implementar en la máquina ciertas rutinas de razonamiento o toma de decisión, pero no la capacidad en sí misma [10]. La consciencia como problema: Teorías Siendo la consciencia la principal fuente de todo nuestro conocimiento es, paradójica o precisamente, el objeto de estudio más escurridizo y difícil al que nos hemos enfrentado. Son dos los tipos de dificultades que tenemos que afrontar, por un lado, estarían los problemas relacionados con su naturaleza y por otro, los relativos a su relevancia causal. Y ambos tipos de dificultades se entrecruzan generando un artificioso y complejo entramado de diferentes planteamientos. El primer escollo es que desconocemos la naturaleza última de la experiencia consciente. Casi nadie duda de que la consciencia depende y surge inequívocamente de nuestra actividad cerebral, pero de ahí al monismo fisicalista/neurológico hay un salto más complicado de dar de lo que parece a simple vista, ya que no se pueden identificar como la misma cosa dos fenómenos cuyas características son completamente distintas [11]. Y esto es precisamente lo que ocurre cuando comparamos la actividad neurológica y las experiencias subjetivas que emanan de ella. Los colores, los olores, el dolor o el placer etc. son realidades que sólo existen en nuestra mente consciente y no se parecen en nada a la actividad neurológica que subyace a las mismas. Tal es así que si bien podemos medir directamente y con rigor la actividad neurológica, es imposible a día de hoy plantearnos una medida directa y ni mucho menos rigurosa de nuestras experiencias subjetivas. La alternativa clásica a este dilema es el dualismo, es decir, considerar que experiencias conscientes y actividad neurológica son dos realidades completamente distintas e independientes. El problema es que este planteamiento genera más dificultades que las que resuelve, de hecho cierra por principio un acercamiento científico al problema al sacar de este mundo (el de lo físico) aquello que experimentamos a diario fruto de la actividad de nuestro cerebro [12].
Si, como parece lo más razonable, asumimos tanto que la consciencia es de naturaleza física, como que ésta no equivale al 100% a la actividad neuroquímica del cerebro aunque está estrechamente liga a ella, la única opción que nos queda es suponer que se trata de un estado de la materia distinto a cualquier otro de los conocidos a día de hoy, que emerge de la actividad neuronal (emergentismo). Aunque este planteamiento no resuelva satisfactoriamente nada, tampoco complica innecesariamente el problema de la consciencia, ni cierra en falso el debate en torno a ella. Simplemente asume, hasta sus últimas consecuencias, el hecho de que desconocemos la condición de la experiencia consciente. Además, es de sobra conocido como la materia al combinarse y reaccionar de distintos modos y maneras, genera nuevos compuestos y estados con propiedades completamente distintas a aquellos de los que surge, lo que explicaría las diferencias entre la actividad neurológica y nuestras experiencias subjetivas. Y ante el nuevo abanico de posibilidades que recientemente la física está abriendo sobre las distintas formas y estados de la materia, que la consciencia pudiera estar hecha de uno de ellos no parece muy descabellado. Según el “biologicismo radical”, una de las cuestiones que debería explicar el emergentismo sería cómo la consciencia puede causar alteraciones en los procesos neurológicos si ambos son de naturalezas tan distintas. El problema es que a día de hoy tampoco nadie puede explicar cómo de la actividad neurológica surgen nuestras experiencias subjetivas. En cualquier caso, sea como fuere dicho proceso, su inverso daría cuenta de cómo las experiencias subjetivas alteran los procesos neurológicos. A fin de cuentas, la naturaleza está llena de interacciones bidireccionales causa-efecto, así como de procesos de inversión de estados etc. El problema del homúnculo Otra de las dificultades teóricas por resolver es lo que se conoce como el problema del homúnculo. Si entendemos la consciencia como un enigmático ente independiente (lo que normalmente identificamos con nuestro “yo”) y le otorgamos la función de control de la mente, al final lo único que hemos hecho es agrandar el misterio, en vez de resolverlo. Cualquier pregunta sobre cómo funciona la mente se termina respondiendo, desde este planteamiento, atribuyéndole a dicho súper dispositivo enigmáticas cualidades sobre su capacidad para tomar decisiones y controlar el sistema. Básicamente es como si tuviéramos un hombrecillo en nuestro interior que es quien controla los mandos y al que no podemos acceder. Ahora bien, lo que propicia esta absurda e inviable propuesta teórica es, por un lado, una visión de la mente estructurada en dispositivos, especialmente cuando se separan consciente e inconsciente como si de cerebros distintos se tratara y, por otro, es el hecho de otorgarle a la consciencia el control total de nuestro psiquismo. Nosotros ya hemos dejado claro desde el principio que la actividad consciente no puede desligarse de la inconsciente y que su margen de maniobra es pequeño. Al entender que la mente es una unidad de trabajo altamente coordinada que toma decisiones, el problema del homúnculo se desvanece. Lo que quedaría por aclarar es si las decisiones a nivel consciente se toman de forma no mecánica. Ahora bien, queremos aprovechar para señalar que si finalmente estuviera determinada por complejos algoritmos de computación, nadie vería problema alguno en atribuirle un papel causal a la consciencia. Y, precisamente por eso, conviene diferenciar también desde el principio ambas cuestiones e ir abordándolas por poco a poco por separado. En cuanto a la experiencia consciente que identificamos con nuestro “yo”, veremos más adelante que no tiene nada de enigmática y que es una consecuencia inevitable y necesaria del desarrollo de nuestra consciencia. Otra cosa distinta son las implicaciones que tiene para nuestro funcionamiento psíquico y nuestra vida en general, el contar con dicha experiencia autorreferencial. Sombras del mecanismo El mayor problema de asumir que la consciencia no tiene función alguna, que no aporta nada a nuestro funcionamiento psíquico, es que contradice los principios de la evolución ya que no explica por qué se da como fenómeno psicológico en cada caso concreto [13], ni como característica de la actividad del sistema nervioso de muchas especies, teniendo en cuenta además el alto coste que su mantenimiento supone al cerebro.
Por otro lado, y como ya hemos señalado con anterioridad, para evitar una argumentación circular que atribuya constantemente la causalidad de todo proceso mental al omnipresente inconsciente, algo en lo que caen muchas veces los autores mecanicistas, el debate científico debe centrarse en identificar, si las hubiera, las diferencias en el funcionamiento psíquico fruto de la participación de la consciencia. Pues bien, esas diferencias existen. Por ejemplo, las investigaciones con estímulos subliminales permiten comparar procesos de percepción, memoria, aprendizaje etc. cuando el estímulo es o no percibido conscientemente, y ponen de manifiesto que cuando hay consciencia del estímulo las asociaciones con éste se establecen más rápidamente, son más flexibles e inestables que cuando no se da la experiencia consciente del mismo. Además, cuando se maneja información en consciencia, dicha actividad parece tener cierta prioridad porque inhibe el efecto que el procesamiento inconsciente tiene sobre la tarea cuando la consciencia está relajada [14]. Algo similar ocurre al considerar la actividad neuroquímica como la causa única del comportamiento del organismo ya que el debate queda cerrado por principio, pues tampoco podemos eliminar de la ecuación a las neuronas. Si bien, en este caso, a diferencia del anterior, no hay posibilidad de contrastación alternativa ya que desconocemos la naturaleza física de la consciencia y, por tanto, no podemos comparar su capacidad de impacto con la de la mera actividad neurológica. Un caso paradigmático de este tipo de error son los conocidos experimentos de Libet [15], en los que se identifica como la causa de una decisión (la de “mover un dedo”, por ejemplo) la actividad neurológica inconsciente que la precede. Es curioso comprobar que sistemáticamente en este tipo de experimentos no se miden los correlatos neurológicos de la actividad consciente (la cual está presente durante todo el experimento), para así poder descartar, como sería lógico, que ésta no es la causa del patrón neurológico que precede a la decisión. A fin de cuentas, toda decisión es un proceso y el ¡ahora! definitivo es sólo su final. Si como presuponemos, los modos de procesar consciente e inconsciente interactúan constantemente, no es descabellado plantear que el ir avanzando conscientemente hacia el momento final de la decisión, promueva que a nivel inconsciente se vayan activando los recursos necesarios para ejecutar la respuesta y que alcanzado cierto nivel (el rastro neurológico detectado) [16] se precipite la decisión final. Tampoco parece muy coherente dar a un sistema mecánico la orden de “actuar libremente”, ni dudar de nuestra capacidad para juzgar la relación causal entre nuestras decisiones y comportamiento cotidianos y, en cambio, dar por buenos los juicios sobre el momento exacto en el que tomamos la decisión de realizar un movimiento simple, por tanto automatizado, a la vez que tomamos dicha decisión e informamos al respecto. Teniendo en cuenta las limitaciones del procesamiento consciente, el desfase de alrededor de un segundo con el que se anticipa neurológicamente la decisión con respecto a la “autoevaluación que el sujeto hace del momento de la decisión”, no resulta tan significativo. 
Cerebro. Image: kittykatfish. Fuente: Flickr. 
El argumento de la doble causalidad Otra forma inapelable de reclamar la causalidad de lo neurológico es el argumento de la doble causalidad, que resta todo valor a la experiencia subjetiva. Se asume que son los cambios neurológicos asociados a, por ejemplo, la bajada de la temperatura corporal los que simultáneamente provocan que tengamos frío y nos abriguemos. Y si bien directamente es imposible contra argumentar nada, pues lo neurológico siempre está presente y, además, no cuestionamos su relación con la experiencia consciente, sí podemos defender que es la sensación de frío la que provoca la conducta de abrigarse independientemente de la bajada de la temperatura corporal, pues si cuando estamos expuestos a bajas temperaturas bebemos alcohol, la consecuente dilatación de los vasos sanguíneos provoca que sintamos calor y, por tanto, no nos abriguemos, aunque precisamente se haya acelerado la pérdida de calor corporal y baje más deprisa nuestra temperatura. Por eso, no resulta tan sencillo eludir la relevancia causal de las experiencias conscientes. En este mismo sentido, tenemos los efectos que sobre el tejido neurológico tiene la mera actividad consciente (plasticidad cerebral o neurofeedback). Efectos que no pueden atribuirse a los estímulos físicos
externos ya que en muchos casos no están presentes, como cuando se realizan ejercicios de cálculo mental o de imaginación. La actividad neuronal bien pudiera ser simplemente el vehículo necesario que posibilita la interacción entre el mundo exterior, el resto del cuerpo y la actividad consciente. Esta posibilidad daría cuenta perfectamente de todas las consecuencias que acarrea cualquier alteración de su estructura o actividad, sin necesidad de buscar complejas explicaciones para eludir la más que probable capacidad causal de la consciencia. El origen de la cultura Ni que decir tiene lo difícil que resulta explicar cómo surgen las normas culturales y sociales, o conceptos abstractos “irreales” como el de libertad, a través de los postulados neuro-mecanicistas [17]. El argumento más habitual es recurrir a la selección natural asumiendo que todas las normas implican una ventaja adaptativa [18]. El problema es que hay muchas normas que son contradictorias entre sí, y otras demasiado arbitrarias y cambiantes (modas, supersticiones, juegos, etc.) como para ser el resultado de procesos biológicos y/o reglas establecidas mediante regulares contingencias ambientales. Por tanto, estas reglas, las que más influyen en nuestro comportamiento cotidiano, parecen claramente ajenas a los principios de la física y la biología. En cualquier caso, tampoco determinan de forma irremediable nuestro comportamiento, nos la saltamos y cambiamos a capricho, tanto como nos las inventamos y nos ajustamos a ellas (véase la cantidad de ellas que promulga cualquier gobierno en un año, o las que inventan un grupo de chavales en media hora de recreo). En definitiva, la causalidad de la física conocida no tiene nada que ver con la “causalidad” que opera en consciencia. La primera tiene carácter de necesidad y depende de las propiedades de las cosas. Mientras que la segunda no tiene carácter de necesidad y depende de la información, de su uso, su mal uso, su desuso…, en definitiva, del intérprete. Lo mismo sucede a la hora de explicar cómo respondemos en situaciones desconocidas, impredecibles, o en las que nos falta información. Cualquier sistema mecánico necesita para poder aplicar el algoritmo de cómputo correspondiente, que todos los datos necesarios estén disponibles. Presuponer que en dichas situaciones las respuestas se dan al azar, no parece viable ya que el nivel de eficacia sería tan bajo que nuestra supervivencia sería casi imposible [19]. Si la decisión se tomara por cálculo probabilístico, la respuesta mejor ponderada, aunque fuera por una diferencia ínfima, se seleccionaría rápidamente. Pero seguiríamos sin poder explicar la aparición de respuestas creativas y novedosas, ya que las respuestas un poco más probables tenderían a perpetuarse [20]. Y tampoco podríamos explicar el fenómeno de la duda, cuya simulación en IA carece de sentido, pues implica retener la respuesta ya seleccionada, simplemente, para crear la ilusión de indecisión. Es interesante destacar que la cantidad y tipo de información no afecta por igual a un sistema mecánico que a un ser humano. Una persona duda más entre opciones parecidas cuanta más información tiene y menos cuanto menos tiene. En cambio, los sistemas de cómputo mecánicos precisan mejor sus respuestas si manejan toda la información y se bloquean cuando les falta. La razón fundamental es que nosotros dudamos porque no queremos sufrir las consecuencias negativas ni renunciar a disfrutar las positivas que cada alternativa conlleva, y ambas dimensiones son inaccesibles para un sistema carente de experiencias conscientes. Comprendiendo la mente Parece que la actividad consciente ha sido “diseñada” por la evolución, precisamente, para poder afrontar estas situaciones en las que desconocemos qué respuesta dar y, por tanto, tenemos que diseñarla ad hoc, así como evaluar, sin criterio claro, su eficacia sobre la marcha. De esta forma se convierte en el complemento perfecto al modo de procesamiento inconsciente. Cualquier sistema de computación carente de consciencia [21] limita su actuación a aquellas claves estimulares para las que tiene una respuesta específica de eficacia relativamente contrastada.
Es decir, responde en función del conglomerado de reglas, algoritmos y protocolos de actuación pre establecidos (con independencia de lo sofisticados que sean o de cómo los haya adquirido) y de las condiciones de aplicabilidad requeridas para cada uno de ellos. El modo de trabajo en formato inconsciente permite procesar a gran velocidad y simultáneamente infinidad de datos, lo que le convierte en el mecanismo óptimo cuando se sabe qué respuesta dar ante determinada señal, ya que permite ejecutar simultáneamente multitud de acciones. Para ello el sistema tiene que detectar y almacenar toda la información relativa a la regularidad de los acontecimientos, para que la eficacia de la respuesta esté suficientemente “garantizada” ya que la ejecución es tan rápida que no es viable la rectificación. Por esa razón, el aprendizaje exclusivamente inconsciente (con estímulos subliminales) tarda más en establecerse y en eliminarse. Por idéntica razón, sólo a través de la machacona repetición de acciones eficazmente ejecutadas, éstas se automatizan, es decir, pasan al control inconsciente. La actividad consciente es la forma de actuación alternativa cuando la información disponible no permite la aplicación de algoritmo alguno, es decir, la mayoría de las ocasiones, pues la realidad no resulta fácilmente predecible y apenas contamos con unos pocos datos para actuar en cada ocasión. Y la clave de dicha forma de trabajo reside en la especial calidad de los contenidos con los que trabaja. Los contenidos conscientes son el resultado del armonioso y coordinado trabajo de distintos dispositivos inconscientes que permiten reproducir internamente, en un código único (vivencias sensorial y afectivamente integradas), los aspectos más relevantes del mundo externo e interno, ajustadas a las necesidades del momento presente. Puesto que el objetivo último es poder manipularlos con coherencia (acto de pensar), su naturaleza como conglomerados de información multidimensional es lo que posibilita un amplísimo espectro de asociaciones y combinaciones posibles entre ellos, basadas en las características compartidas, muchas de las cuales sólo existen como experiencias subjetivas: color, dolor, placer, amor, tristeza… De ahí la versatilidad, falibilidad, flexibilidad y creatividad coherente de la actividad consciente. El espacio de trabajo que en cada momento definen los contenidos conscientes supone un “experimento” para la mente cuyo resultado desconoce de antemano, en la medida que cada combinación de elementos es distinta y además depende de los recursos mentales disponibles y del estado del organismo en dicho momento. Cuando “pensamos/especulamos” la mente está al límite de su capacidad de computación ya que varios de sus dispositivos inconscientes trabajan conjunta y coordinadamente para crear y mantener activados los contenidos conscientes mientras simultáneamente los manipula [22]. Es fácil entender, por tanto, que la actividad consciente vaya unida a la sensación de esfuerzo y de cansancio y sea mucho más precaria (procesamos muy pocos datos y lentamente, es decir, de forma secuencial). Pero todo ello le permite al sistema, por un lado, evaluar la importancia y la eficacia “global” de la respuesta que es, precisamente, lo que conviene cuando desconocemos qué respuesta es la más eficaz y qué aspecto de la realidad es relevante, o puede verse afectado. Y por otro lado, puesto que la probabilidad de error es muy alta, al ser más lento e ir paso a paso, es factible en gran medida corregir la respuesta sobre la marcha ante cualquier indicio de perjuicio. Como vemos, el conocimiento consciente posibilita asociaciones nuevas y originales basadas en criterios “cualitativos” independientes del criterio “cuantitativo” de repeticiones estables (conocimiento inconsciente) lo que diversifica exponencialmente nuestras posibilidades de respuesta. Además, cuando pensamos/imaginamos diversas estrategias de acción, “experimentamos” sin sufrirlas realmente las consecuencias a corto, medio o largo plazo de cada alternativa, lo que nos permite “valorar su eficacia” sin correr riesgos. Es tan valioso y “caro” este modo de proceder que para rentabilizarlo ha terminado ocupando el centro de nuestra actividad mental, incluso en situaciones conocidas ya que así podemos reaccionar antes y mejor a los imprevistos. Por eso, la consciencia “supervisa” toda respuesta motora y, presumiblemente, su grado de desarrollo en cada especie sea inversamente proporcional al número de respuestas innatas, pues es preferible poder diseñarlas, ajustarlas y corregirlas rápidamente a la particularidad de cada individuo, momento y situación. Decisiones conscientes
Que la mente toma decisiones es un hecho. Que la mayoría se producen a nivel inconsciente como resultado de la aplicación mecánica de algoritmos de computación, también. Si la consciencia procediera de igual forma, no sería un problema para la ciencia, pero si el resultado finalmente no estuviera necesariamente determinado por nada, es decir, si tuviéramos cierto margen de libertad, entonces todo se complica y más aún si se incluye en dicho proceso el “fantasma del yo”. Empezaremos por afrontar esto último. Ningún organismo o sistema de procesamiento de información tiene problema en diferenciar qué señales provienen del exterior y cuáles del interior, basta con tener unos límites bien establecidos y claramente identificadas las entradas externas de datos. En todo caso, si el sistema no fuera capaz de hacerlo, no sobreviviría/funcionaría ya que no podría responder eficazmente al medio. Lógicamente los organismos con consciencia no van a ser menos y deben mantener dicha diferenciación en la representación consciente que hacen de la realidad para evitar el caos [23]. Pues bien, el yo no sería más que la representación en consciencia de las señales internas más estables (señales del cuerpo [24], reacciones emocionales que se repiten, estrategias de pensamiento habituales, la percepción estable de que nuestras acciones generan consecuencias etc.). Estos elementos presentes en la mayoría de las situaciones configuran una sensación familiar de nosotros mismos que nos permite reconocernos como lo que somos: organismos estables, únicos y diferenciados del resto. Digamos que no tiene sentido “jugar la partida” con la realidad y no representar ni ubicar en el tablero al “rey” (yo), la pieza clave que determina el éxito o el fracaso. Como todo contenido consciente dicha sensación no es rígida, además de evolucionar a lo largo de la vida, también se matiza en cada situación con reacciones y modos de respuesta específicos o puramente creativos que en alguna medida nos “sorprenden” [25]. Como vemos, la sensación del yo no supone “una mente dentro de otra mente”, ni la existencia de fantasma alguno, no es más que la representación consciente de la parte más permanente de la realidad. Si bien tiene consecuencias radicales para nuestra existencia. El hecho de que el sistema puede reconocerse en todo momento nos permite proyectar y mantener nuestra acción a largo plazo, sin que “desaparezcamos” en la maraña de cambiantes circunstancias y el constantemente ajuste de metas que nos exige la realidad. De alguna manera, la sensación de yo funciona como un contrapunto a la extremada adaptabilidad a las circunstancias presentes del modo consciente. Cuando un objetivo (deseo) forma parte de la configuración del “yo”, es recuperable en cualquier momento. Además, constituye un criterio constante e “independiente de las circunstancias que nos permite reevaluar cualquier objetivo y estrategia a corto, medio y largo plazo, en función de lo que sabemos de nosotros mismos (intereses y competencias). En cuanto al proceso de decisión consciente, consiste en una vorágine de especulaciones y tanteos a través de la simulación interna de la impredecible realidad, representada con los conglomerados de contenidos conscientes que permiten evaluar multidimensionalmente los efectos de las distintas opciones según nuestra propia experiencia, teniendo como referente la constante y familiar sensación del yo, en una espiral sin límites claros porque carecemos de los conocimientos que permitirían determinar la respuesta correcta. De ahí que la decisión pueda ser revisada y cambiada constantemente, pues carece del carácter de necesidad. En alguna medida, se trata de un proceso de creación de reglas personales de actuación ajustadas a la particularidad de cada momento vital, lo que las hace poco estables y fiables en sí mismas, pero que con el tiempo posibilitan adquirir cierta sabiduría sobre nosotros mismos y nuestras circunstancias, así como que otros se beneficien de ellas ya que pueden ser fácilmente comunicadas. Son muchos los condicionantes y aspectos que influyen en este proceso, siendo especialmente destacables: la veracidad de los datos manejados (incluida la percepción de nuestras propias competencias), las emociones activadas en dicho momento o que lo hacen como resultado de los escenarios imaginados [26], y la capacidad consciente para tantear y configurar posibilidades más o menos complejas y originales (inteligencia y creatividad). El final del proceso puede sobrevenir por cansancio, urgencia, datos “claros”, presiones externas, etc. Aunque lo más frecuente es que sea cuando encontramos una opción cuyo balance de costes y beneficios
consideramos ventajosa según nuestros intereses y capacidades (para emprender las acciones necesarias y afrontar las consecuencias). ¿A nuestra imagen y semejanza? Llegados a este punto toca preguntarse hasta qué punto las máquinas inteligentes son como nosotros o podrían llegar a serlo. A este respecto resulta interesante señalar el paralelismo existente entre la I. A. simbólica y nuestro conocimiento/actividad consciente y la I.A. de redes conexionistas y nuestro “conocimiento”/actividad inconsciente. La IA simbólica sigue las instrucciones introducidas por el programador, es decir, el conocimiento que conscientemente éste maneja, de ahí que puedan ejercer cualquier función, desde el primer “ensayo” y al máximo nivel posible, de la que tengamos conocimiento preciso. Pero dichos dispositivos no comprenden los criterios que utilizan, los manejan a través de pautas pre establecidas (normalmente para ámbitos muy bien delimitados) y puesto que carecen de un sistema propio y suficientemente abierto y versátil de comparación y combinación de información, no detectan datos “extraños”, las excepciones que exigirían cambiar las reglas de razonamiento y los criterios de decisión, algo que nosotros ejecutamos constantemente sin problemas. La simulación por muy perfecta que sea, no dota a la máquina del sistema de conocimiento consciente. El mejor ejemplo que se nos ocurre para explicarlo [27] , es imaginar a un magnífico actor ciego que ha de representar a un personaje vidente. Mientras todo (mobiliario, movimientos y gesticulación del resto de actores) se ajuste perfectamente al guión preestablecido, nadie notará nada, pero al menor imprevisto (que algo no esté en su lugar u otro actor cambie mínimamente su comportamiento) la ceguera de nuestro protagonista quedará al descubierto. En el caso de las redes neuronales, el programador establece el objetivo, los criterios de éxito-fracaso y cómo establecer las conexiones entre las unidades de la red. Después suministra a la red una gran cantidad de datos para que ésta a través de las sucesiva reiteraciones detecte las claves relevantes y se auto ajuste para alcanzar el máximo grado de eficacia. Son muy útiles para resolver aquellas tareas que si bien ejecutamos, no tenemos acceso consciente a cómo lo hacemos. Pero desgraciadamente, al final es imposible conocer la estructura de “razonamiento” que utiliza la red, ya que no adopta forma proposicional alguna y, por tanto, si bien hemos reproducido nuestra actividad, seguimos sin saber cómo lo hacemos y si la máquina la ejecuta o no como nosotros. Y por otro lado, las redes neuronales no aprenden como nosotros, necesitan de mucha “experiencia” para diferenciar lo relevante de lo superfluo. Nuestra vida es demasiado corta para acumular los cientos de miles de datos que una red artificial necesita para ajustar su algoritmo, por eso la consciencia acelera los aprendizajes y decisiones en cualquier ámbito que interviene. Hasta qué punto el procesamiento consciente depende de su naturaleza biológica o física, sea la que sea ésta, es un debate a día de hoy irresoluble. Ciertamente, el día que conozcamos la naturaleza física de la consciencia estaremos en disposición de poder reproducirla artificialmente. Lo que sí nos parece evidente es que mientras las máquinas no tengan su propio sistema de adquisición de conocimiento tipo consciente, sólo podremos aspirar a simulaciones, sin lugar a dudas, cuasi perfectas [28], pero siempre bajo la amenaza de que el sistema se colapse ante la presencia de un imprevisto, pues carecen de la capacidad para interpretarlo e integrarlo por si mismas. Computacionalmente hablando, el lenguaje de la consciencia no es meramente formal o simbólico, es el lenguaje de los qualia, el de las experiencias subjetivas, el de los referentes altamente compatibles y autorreferenciales, el de los significados. Como ya hemos explicado, un sistema de computación meramente formal sólo puede acceder al “significado” de las cosas a través de las asociaciones entre elementos regularmente contingentes. Pero carece de criterio propio para acceder directamente al significado y para establecer asociaciones creativas basadas en la semejanza de características. Tal es la versatilidad de este sistema de conocimiento que nos permite hacer operaciones imposibles en un lenguaje formal. Podemos comparar y combinar elementos de naturaleza y escalas distintas. Digamos
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  • 1. VÍDEO DE HOY: Presencia de la Iglesia en la actual sociedad española. Lo religioso en el espacio Etiopía, 30 años después de la hambruna El país ha progresado y superado las crisis humanitarias. Hoy es uno de los preferidos por la
  • 2. comunidad internacional, pero sufre una gran déficit en derechos humanos  FOTOGALERÍA Las caras del hambre David Smith Addis Abeba 6 NOV 2014 - 17:37 CET1 Noviembre de 1984. Un niño camina por los alrededores de Addis Abeba, capital de Etiopía, es busca de sustento. / Michel Philippot Tras su llegada a Addis Abeba procedente de Washington, el millonario Mulugeta Tesfakiros, con aspecto de hombre sabio por su larga y poblada barba y su peinado al estilo de Einstein, se instaló en una moderna oficina con ventanas de cristal del suelo al techo y magníficas obras de arte. El magnate, que ha irrumpido en el negocio local del vino junto con el cantante Bob Geldof, reflexionaba de este modo sobre la nueva Etiopía: “La mayoría de la gente quiere tener ante todo seguridad. Después, comida y por último…. democracia”. A una hora en coche de la capital se encuentra la cárcel con sus torres de vigilancia cubiertas de chapas de hierro. Entre los reclusos hay seis blogueros y tres periodistas acusados de terrorismo. Mientras esperan de pie en el sombrío patio la visita diaria de sus familiares, explican que han sido víctimas de torturas. “Siento como si ya no conociera Etiopía”, dice uno de los presos. “Ahora es un país completamente diferente”. Son las dos caras que representan a la sociedad del segundo país más poblado de África. Una generación después de la catástrofe humanitaria que conmocionó al mundo, Etiopía se ha convertido en uno de los países favoritos de la comunidad internacional y en el azote de las organizaciones pro derechos humanos. A pesar de que en las conferencias de inversión se elogian los numerosos avances emprendidos y es mostrado como un país adelantado al que todo el continente africano debería imitar, organizaciones como Human Rights Watch lo describen como “uno de los lugares del mundo donde los medios de comunicación están sometidos a mayor censura”. El país ha experimentado tasas de crecimiento de dos dígitos en 10 años Estar en Etiopía es presenciar el milagro económico. El país ha experimentado tasas de crecimiento de dos dígitos en 10 años. El informe emitido por New World Wealth muestra que el número de millonarios ha aumentado más que en cualquier otro lugar del continente. Las calles de Addis Abeba vibran por el ruido ensordecedor que producen los martillos neumáticos en manos de los obreros, abundan las estructuras de hormigón de nuevos edificios y está en marcha un proyecto para la construcción de un monorraíl elevado. El Gobierno etíope afirma que van por buen camino para alcanzar la mayoría de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y para convertirse, en 2025, en un país de ingresos medios. Sin embargo, la expansión urbana ha comenzado a destruir los campos y a desarraigar a miles de agricultores que son detenidos y encarcelados por mostrarse poco partidarios de ella, según denuncian algunos comentaristas. De los 547 diputados que forman el Parlamento etíope, solo uno pertenece a un partido de la oposición. Los activistas y periodistas describen a Etiopía como un estado orwelliano donde miles de burócratas vigilan los movimientos de los ciudadanos, registran las conversaciones telefónicas y controlan los correos electrónicos de un modo que recuerda a la Stasi en el Berlín Oriental. Los pocos que se atreven a salir a la calle a protestar son aplastados con fuerza excesiva. Para Amnistía Internacional se trata de “un ataque contra los disidentes” en el periodo previo a las elecciones del próximo año. La expansión urbana ha comenzado a destruir los campos y a desarraigar a miles de agricultores El arquitecto de este modelo de desarrollo supuestamente chino en África oriental –o más bien “desarrollismo autoritario”–, fue el difunto primer ministro Meles Zenawi que en cierta ocasión apareció para hablar de su proyecto con el comentario: “No hay nada que vincule a la democracia con el
  • 3. desarrollo”. Cuando Zenawi murió en 2012 tras permanecer 21 años en el poder, el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, le describió como un “inspirador para África”, y el ex primer ministro Tony Blair, cuya fotografía autografiada adorna el vestíbulo del hotel de cinco estrellas Sheraton Addis, manifestó su “profunda tristeza” por el fallecimiento. Uno de los beneficiarios del legado de Zenawi es Mulugeta Tesfakiros, propietario de la inmobiliaria Muller, creador de un imperio comercial compuesto por empresas de logística, transporte y fabricación de productos alimenticios y socio de Geldof en la elaboración de vinos, un negocio que el año pasado obtuvo unos beneficios de cinco millones de dólares. “Estamos intentando que Etiopía se convierta en un país productor de vino como Sudáfrica o el estado de California”, afirma. El Gobierno está aferrado a su conducta y convencido de la labor que está realizando Cada año, Etiopía importa además cerca de 10 millones de litros de vino para satisfacer a una creciente clase media, un concepto impensable para los que en 1984 presenciaron las imágenes impactantes de la hambruna que golpeaba al país y que motivaron al grupo benéfico Band Aid lanzar un disco con el fin de recaudar fondos para paliar el hambre. “La gente se sorprendería. Es muy difícil de creer”, asegura Tesfakiros. “En los últimos quince años se ha producido un crecimiento sorprendente. “La gente ya ha aceptado la cultura del trabajo y se está invirtiendo mucho. El mercado inmobiliario está en auge y seguirá así durante un tiempo”. Aplaude la labor que está realizando el Gobierno del primer ministro Hailemariam Desalegn para garantizar la paz, estimular a los empresarios nacionales y promover las inversiones de los países occidentales y de China e India. Pero cuando le pregunto si se está sacrificando la democracia en aras de los intereses económicos, Tesfakiros responde: “¿Qué es la democracia? La oposición necesita el apoyo de la clase media. Cuando tengamos una clase media, tendremos una democracia más fuerte. Pero hasta que eso ocurra, tenemos un Estado que se porta como una niñera. La democracia es una mera cuestión de educación y civilización. Aquí, el 85% de la población son agricultores que no saben leer ni escribir. Cuando haya una clase media, podrán entonces luchar por sus derechos”. Parece que Tesfakiros está dispuesto a aceptar que el progreso traiga consigo un recorte de las libertades individuales, incluyendo la grabación de sus llamadas telefónicas. “Si nos escuchan, y eso significa que el país es más seguro, no me importa. En Estados Unidos lo hacen. Y en Europa también se hace”. Las autoridades controlan el sistema de comunicaciones y tienen acceso ilimitado a los registros de llamadas de los usuarios de teléfonos Según explican los periodistas independientes, las conversaciones grabadas hace años se las reproducen cuando son interrogados. Human Rights Watch llevó a cabo este año una investigación que puso de manifiesto el intenso control que ejerce el Gobierno sobre el sistema de comunicaciones y el acceso prácticamente ilimitado a los registros de llamadas de los usuarios de teléfonos. La empresa de telecomunicaciones de China ZTE es el mayor proveedor de equipos de telecomunicaciones, aunque al parecer Etiopía utiliza también otro tipo de herramientas fabricadas por empresas inglesas, alemanas e italianas en sus respectivos países. Algunos informadores creen que el programa de espionaje es tan sofisticado que probablemente el Gobierno cuenta con la ayuda de países occidentales. A Etiopía se le considera un aliado estratégico y fiable en la región. Estados Unidos posee una base militar en el país y aporta medios militares para luchar contra la milicia radical islámica Al Shabab en la vecina Somalia. Los defensores acérrimos de esta ayuda señalan que Etiopía está libre de atentados terroristas al contrario que Kenia, que también está comprometida para combatir el terrorismo en Somalia. Los periodistas y blogueros detenidos en abril e inculpados por terrorismo en julio, están acusados de planificar atentados en Etiopía y de colaborar con Ginbot 7, una organización opositora con sede en Estados Unidos y calificada por las autoridades etíopes como grupo terrorista. Ellos niegan estos cargos y aseguran que han sido torturados. Durante nuestra visita a la cárcel situada en las afueras de Addis Abeba,
  • 4. uno de ellos nos explicó que le habían encerrado en una habitación de veinte metros cuadrados con otros cien reclusos. “No son solo las bofetadas y los golpes que nos dan en los pies, es la forma en que nos despiertan por la noche en un cuarto cubierto de mierda en el que a duras penas se puede dormir”, explica uno de esos presos en medio de las conversaciones de sus compañeros con sus familiares. “Nos someten a una tortura física y mental. Para una persona como yo, acostumbrada a seguir por Internet los acontecimientos mundiales las veinticuatro horas del día, estar aquí significa además obligarme a no enterarme de nada. La única libertad que me permiten tener es pensar. Aunque a veces lo intentan, no pueden prohibirme pensar”. De los 547 diputados, solo uno pertenece a un partido de la oposición Poco a poco están perdiendo la esperanza de ser libres ya que se sienten atrapados entre los engranajes del sistema judicial. “Empezamos a sentir que esta es nuestra nueva vida. Por la experiencia que ya han pasado otros reclusos, sabemos que a partir de ahora esta es la vida que nos toca vivir. No vamos a conseguir ninguna libertad bajo fianza. Pero día tras día anhelamos salir de aquí. Y a pesar de que sabemos que somos inocentes, no nos queda otro remedio que aceptar esta situación. Solo nos queda reír o llorar. La verdad es que a veces tenemos ganas de llorar”. No son los únicos periodistas o activistas que están entre rejas. En junio, Andargachew Tsige, un británico de origen etíope y secretario general de Ginbot 7, fue detenido en el aeropuerto de Yemen y extraditado de forma ilegal a Etiopía, donde podría enfrentarse a la pena de muerte. Los partidos de la oposición, que boicotearon el Parlamento después de las últimas elecciones, denuncian que algunos de sus miembros han sido como mínimo encarcelados. El Congreso Federal de Oromo, que representa al mayor grupo étnico de Etiopía, está en contra del “plan maestro” que maneja el Gobierno para ampliar Addis Abeba, y asegura que 150.000 agricultores oromo se ven obligados a abandonar sus tierras sin ninguna indemnización. Algunos testigos afirman que durante las protestas que tuvieron lugar este año, la policía mató a al menos 17 manifestantes, incluidos niños y estudiantes, y que más de cien personas fueron detenidas sin presentar cargos contra ellos. Mientras millonarios como Tesfakiros se enriquecen gracias al boom inmobiliario, otros tienen puntos de vista diferentes. “Nosotros creemos que a esto no se le puede llamar ‘desarrollo’”, afirma Bekele Nega, secretario general del Congreso Federal que cuenta con más de 10.000 afiliados. “Es sencillamente una usurpación de las tierras de las tribus indígenas, que perderán su cultura y su identidad. El Gobierno dice que están expandiendo Addis Abeba, pero en realidad se están quitando de en medio a los que no apoyan al partido gobernante, al Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope” (EPRDF, por sus siglas en inglés). No comparte la percepción de los analistas occidentales cuando afirman que se está produciendo un cambio positivo en el país. “Los extranjeros ven todos estos edificios que se están construyendo y creen que en Etiopía se está creando desarrollo. Pero lo cierto es que no estamos disfrutando de ningún desarrollo. Aquí, la gente no tiene para comer tres veces al día. Algunas personas como Bob Geldof piensan que han ayudado a nuestro pueblo y, ¡por supuesto que lo han hecho! Pero no han profundizado en otros aspectos. El EPRDF ha utilizado el dinero que se recaudó entonces para construir el imperio que ahora controla. Alguien robó el dinero destinado a combatir el hambre. ¡Está más claro que el agua!”. Etiopía sigue siendo uno de los mayores receptores de ayuda oficial al desarrollo del Reino Unido, que transfiere cerca de 485 millones de dólares al año. Pero el dinero también llega de Estados Unidos. Bekele Nega considera que es un dinero malgastado. “Occidente se ha olvidado de nosotros, de nuestro pueblo. Estados Unidos está ayudando a dictadores pero a nosotros nos ignoran. ¿Por qué? Lo mismo sucede con Reino Unido, un país que defiende los valores democráticos. Dan el dinero de los contribuyentes para comprar armas y para que la policía pueda detener a la gente”. El Gobierno también está utilizando la ayuda que envían los donantes para espiar a sus ciudadanos e incluso para enfrentar unos contra otros a los miembros de una misma familia, denuncia Nega. “Se han
  • 5. dado casos de familias que han denunciado a alguno de sus miembros a la policía. Ha podido ser un hermano a una hermana o a la madre”. Etiopía le ha dado la espalda al modelo de democracia liberal occidental, asegura Nega. “Nos guste o no, aquí se sigue el modelo de desarrollo chino. Occidente quiere que seamos demócratas y que construyamos una democracia. Pero a nuestros líderes no les interesa esa cuestión. Según ellos, lo único que necesitamos es comida. No comprenden que los pobres también queremos democracia. El hecho de que seamos pobres no significa que no seamos seres humanos. Pero no estamos de acuerdo con que nos quiten nuestras tierras y tampoco que nos torturen", afirma. "Como seres humanos, nos merecemos una democracia, derechos humanos y un estado de derecho. Mientras no lo tengamos, no pararemos hasta conseguirlo, aun a costa de nuestras propias vidas. Lo exigimos por el bien de nuestros hijos. Tal vez hoy, tal vez mañana, o cualquier día de estos me meterán en la cárcel. Pero entonces dejaré que mi pluma hable por mí. No podrán hacerme cambiar de idea. Espero que el mundo sepa la realidad que vivimos”. El dilema entre progreso económico y libertad política fue asimismo un asunto muy discutido y criticado en Ruanda durante el mandato de Paul Kagame. Pero Etiopía es mucho más grande. Y su Gobierno está aferrado a su conducta y convencido de la labor que está realizando. Cualquier indicio de duda puede ser interpretado como una debilidad. Un funcionario de alto nivel decía: “El derecho humano más básico es tener un plato que llevarse a la mesa. Eso ya lo tenemos. ¿Por qué hay que pensar que se están violando otros derechos humanos? Etiopía es un país seguro y es justamente lo que queremos. Haremos cualquier cosa para que sea así. Somos 90 millones de habitantes y hay que gobernar a todos”. © Guardian News & Media 2014 Traducción de Virginia Solans Las imágenes que conmovieron al mundo La hambruna que azotaba Etiopía en 1984 entró en los ojos de Occidente a través de las imágenes que la cadena de televisión pública BBC emitió las primeras, tremendas imágenes de la catástrofe humanitaria que el país estaba viviendo. Los reportajes realizados por el periodista Michael Buerk despertaron la respuesta internacional cuyo principal escaparate fue el megaconcierto Live Aid. Benditos todos tus hijos que se han convertido en refugiados y no tienen casa Miércoles, 5 noviembre, 2014 Nos ha visitado Gregorio III Patriarca de Antioquia, una de las primeras personas en denunciar la persecución religiosa en Siria, donde, desde el inicio del conflicto, han muerto ya más de 2.000 cristianos y cerca de medio millón han tenido que dejar sus hogares huyendo del terror. El religioso ha pedido apoyo internacional para terminar con un conflicto que amenaza a seis millones de niños. Recogemos la oración con la que Gregorio III nos invita a pedir el fin de la violencia en Siria y el regreso de los refugiados a sus hogares. Oración por la Paz en Siria y ayuda a los refugiados "Dios todo poderoso, llena de paz los corazones de los sirios, como en la época en la que Él convirtió a San Pablo en el camino de Damas, permitiendo que los que han huido de sus hogares puedan regresar de nuevo. Benditos todos tus hijos que se han convertido en refugiados y que no tienen casa. Ofrece tu misericordia con todos que permanecen exiliados sin abrigo y sin comida Bendice a todos aquellos que les ofrecen su ayuda; despierta la generosidad y la compasión en nuestros corazones, por Jesús, Cristo, nuestro Señor. Amén"
  • 6. Su eminencia reverendísima Gregorio III Patriarca de Antioquia y de todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén. CÁRITAS ESPAÑOLA REFUERZA SU APOYO A LOS PAÍSES AFECTADOS POR ÉBOLA Cáritas. 6 de noviembre de 2014.- Cáritas Española ha respondido a la llamada de ayuda de emergencia lanzada por Cáritas Liberia, el país más afectado por la epidemia de ébola que continúa extendiéndose por África Occidental. Y lo ha hecho con el envío de una aportación económica de 50.000 euros para apoyar los programas sanitarios de control de la propagación del virus, acompañar a las personas enfermas y facilitar alimentos y artículos de primera necesidad a las personas más vulnerables. Esta aportación se suma a otra partida de 100.000 euros que se envió hace unos meses a las Cáritas de Sierra Leona y Guinea Conakry. El objetivo de Cáritas Española ante el flagelo que esta epidemia está suponiendo para esos países es acompañar a la Iglesia y a las Cáritas locales en su trabajo de contención del virus y de asistencia a las personas afectadas y a sus familias. Además, la red Cáritas quiere mantener vivos en la opinión pública los efectos de esta emergencia en África, donde más de 14.000 personas se han infectado por ébola y otras 5.000 han fallecido. De ahí la necesidad de sensibilizar a la comunidad cristiana y a la sociedad en su conjunto sobre la necesidad de mantener un compromiso activo y a largo plazo con estos países azotados por una epidemia que, allí, hace tiempo que pasó de ser una crisis sanitaria a humanitaria.
  • 7. Reunión en Roma para coordinar estrategias Así lo han señalado los miembros de la red Cáritas Internationalis y los responsables de las congregaciones religiosas que trabajan en la región afectada que, junto a representantes diplomáticos de la Santa Sede, se reunieron en Roma el 4 de octubre pasado para intentar dar una respuesta coordinada de la Iglesia en la lucha contra el virus. En la reunión, a la que asistieron los directores de las Cáritas de Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry, se definieron también las prioridades que debe contemplar esa respuesta ante la emergencia provocada por el ébola. Dado que nos encontramos ante una situación de crisis humanitaria, una de estas prioridades es la distribución de asistencia básica a las personas que viven en las zonas afectadas por el virus, a las que tienen mayor riesgo de verse infectadas y a las más vulnerables. Otras acciones importantes son la reapertura de escuelas y de los centros hospitalarios dedicados a tratar otras enfermedades, además de mantener los programas de sensibilización a las comunidades sobre la enfermedad, sus vías de transmisión, su tratamiento y los protocolos a seguir en el cuidado de los enfermos. Según la OMS, los países afectados actualmente por el virus son Guinea Conakry, Liberia, Malí, Sierra Leona, Nigeria y Senegal, además de España y Estados Unidos. Pero como sucede en la gran mayoría de las emergencias humanitarias, la enfermedad ha tenido un impacto mucho mayor en las naciones más pobres y vulnerables, como Guinea Conakry (1.667 casos), Liberia (6.535) y Sierra Leona (5.338). La precariedad de los sistemas sanitarios de estos países les impide dar una respuesta adecuada a la epidemia, a lo que se añade la gran movilidad de población existente entre ellos, lo que dificulta de forma notable el control de la enfermedad. El negro no es un solo color, sino muchos colores diferentes 06/11/2014 "Para los africanos en general, y estos somalíes de Etiopía en particular, las fronteras no tienen mucho sentido" Christopher Hartley Sartorius, misionero de Toledo en Ogadén, la tierra disputada entre Etiopía y Somalia. Desde su casa hasta las orillas del río Shebelle hay la suficiente distancia como para que los cocodrilos que infestan sus aguas no sean más que una exótica
  • 8. advertencia de que está en África. Lejos han quedado los tiempos en que el misionero español Christopher Hartley pusiera patas arriba un país entero al denunciar las prácticas esclavistas de la industria azucarera dominicana, aunque su corazón siga compartiendo los problemas diarios de todos aquellos trabajadores haitianos exprimidos como la dulce caña del país caribeño. El P. Christopher vive en Gode, la ciudad más importante del territorio de Ogadén, la Etiopía somalí, un terreno de Etiopía habitado por somalíes y por cuya disputa incluso se desencadenó una guerra entre los países vecinos. Fue entre 1977 y 1978, y como en casi cualquier conflicto del mundo en aquellos años de Guerra Fría, participaron EEUU, la Unión Soviética y los satélites de ambas potencias. Los americanos siempre han visto en Etiopía un aliado –un muro de contención formado por población mayoritariamente cristiana ortodoxa ante el empuje islámico, apoyado entonces por los países del Telón de Acero y representado, por Eritrea y Somalia, sobre todo. Siempre con los negros Su misión en Gode le supone al sacerdote vivir a unos setecientos del sacerdote más cercano. La vida del padre Christopher lleva mucho tiempo ligada a los negros –“No les llames de color; tú tienes más colores que ellos”, advierte–, aunque su dedicación a ellos no radica en su negritud, sino en su pobreza. Para él, desde que en tiempos de seminarista conociese a la Beata Teresa de Calcuta, los pobres siempre han sido prioritarios como destinatarios de la predicación del Evangelio. Las palabras son las de ese tesoro tan desconocido para tantos católicos, oculto en un cajón etiquetado como Doctrina Social de la Iglesia. Visitar al preso y vestir al desnudo no son bonitos adornos de nuestra doctrina. Dar de comer al hambriento y enterrar a los muertos forma parte de su día a día. Enseñar al que no sabe, una necesidad al toparse con una asamblea que no sabía ni santiguarse cuando iba a celebrar una Misa. Así, entre negros de diferentes partes, ha crecido como misionero este sacerdote que pertenece a la diócesis de Toledo, ordenado por Juan Pablo II en los tiempos del cardenal Marcelo González Martín, que le dejó volar tan lejos. Fue en República Dominicana, de donde se marchó en 2006 amenazado de muerte, añorado de por vida, donde aún hoy sus feligreses miran al horizonte desde los paupérrimos bateyes con la esperanza de ver su todoterreno negro desafiando a la injusticia de ser tratado como un perro, por el absurdo de ser haitiano, y negro. Tras dejar República Dominicana en 2006, dio con sus huesos en esta esquina de Etiopía, en una extensión de terreno equiparable a la mitad de España en la que se intuye que viven unos ocho millones de personas, la mayoría de ellos son nómadas dedicados al pastoreo.
  • 9. El hombre progresó pasando del Paleolítico al Neolítico en el momento en el que los cazadores se convirtieron en agricultores. Ese episodio de la Prehistoria, yo lo estoy viendo con mis ojos en Etiopía”. Se refiere así al intento del Gobierno, con la ayuda de numerosas instituciones, incluida la Iglesia, de implantar un sistema de vida sedentario para estos pueblos, lo cual abriría las posibilidades de progreso a una cantidad inmensa de personas que vive moviéndose de un lado a otro de la frontera oriental de Etiopía con Somalia, con no más utensilios y enseres de los que puede cargar la espalda de un camello. “Este tipo de vida me ha enseñado mucho. Los pastores nómadas tienen lo indispensable para vivir, lo prescindible no te sirve de nada cuando vives toda tu vida subido en una caravana que migra desde un río a otro de África”, reconoce el P. Christopher Hartley Sartorius. Colonialismo El hecho de vivir a caballo entre dos fronteras, algo que para un occidental podría suponer un verdadero impedimento, no es ni siquiera algo contemplado entre las preocupaciones de estos hombres caminantes de llanuras y desiertos. “Para los africanos en general, y estos somalíes de Etiopía en particular, las fronteras no tienen mucho sentido”. Explica así el P. Christopher la realidad de una etnia milenaria que hace siglo y medio vio dividida por unos extranjeros la tierra en la que sus ancestros habían hecho siempre su vida. “El colonialismo trajo cosas muy positivas a África, lo que no fue tan bien fue el modo de implantarlo”, señala. Para un africano, “lo que importan son los clanes, no tanto las naciones, y en la mentalidad occidental de los que dibujaron con un lápiz sobre un mapa las fronteras africanas, no se contemplaba este concepto”, explica. Algunas de las partes positivas de este colonialismo se encuentran en la implantación de las universidades. “En Etiopía no ha habido una universidad hasta que en 1950, el emperador etíope Haile Selassie I se trajo a Etiopía a cuatro misioneros canadienses para que pusieran un poco de orden en esto”. Se refiere, sobre todo, al P. Lucien Matte, jesuita del país norteamericano, titulado en varias materias como Ciencias Naturales o Educación, que con un equipo de trabajo extranjero no solo fundó la Universidad de Adís Abeba, sino que organizó todo el sistema educativo etíope, inexistente hasta la fecha. Las herencias negativas de este colonialismo: “Divisiones entre pueblos y personas que ya tenían su manera de organizarse y de arreglar sus asuntos, con una mentalidad de clanes y territorios. No era la panacea de los sistemas democráticos, pero tenían su propio método para arreglar sus asuntos, dándole un lugar de decisión a la ancianidad. Así, los hombres más mayores eran los que formaban el consejo del pueblo”.
  • 10. En ocasiones, la división originada entre estos pueblos por los colonos europeos fue “una división territorial que no tuvo en cuenta a la población, juntando a clanes diferentes dentro de la misma frontera y separando a los mismos por una alambrada que no había estado ahí en los últimos tres mil años”. Sin embargo, en otras ocasiones el misionero no ignora “que esas divisiones fueron hechas adrede para debilitar a grupos étnicos fuertes a los que no se respetó su lugar de vida, y se les echó fuera. Lamentablemente esto ha originado hambrunas, desplazados, sufrimientos y guerras en las que, el que mas sufre es el más vulnerable”. Ahí, con los más pobres de entre los pobres, “Con los niños, los ancianos, las mujeres que tienen que sacar adelante a una prole en ausencia de un marido. Es con ellos donde mi vocación misionera crece y tiene sentido. “Cuando celebro la Eucaristía a diario, estoy yo solo, y a la hora de dar la paz, miro por la ventana y se la doy a Etiopía entera. Y ya de paso, también a Somalia. Total, como está tan cerca...” Esta ausencia de comunidad no supone ningún problema para un hombre que explica su vocación aplicando más la figura del pescador que la del pastor. “Ovejas no tengo, así que pescador, que antes que la de pastor, fue la primera misión señalada a los apóstoles por el Señor, según los evangelios”. Un sacerdote que en la Eucaristía, hace viva “la presencia de Cristo en un lugar en el que no ha estado nunca”. ¿Entre negros y musulmanes? “Sí, entre musulmanes, y también entre negros, pero, cuidado con esa palabra, porque el negro no es un solo color, sino un montón de ellos. Como en todo ser humano, la riqueza que te puede dar cada hombre es inmensa, y a mí me pasa con ellos. Han sido negros de diferentes colores los que más me han enseñado en situaciones en las que mis saberes de teología de poco o nada me servían”. El conflicto La población en esta zona de Etiopía no se siente etíope sino somalí. “Hablan idioma somalí, creen en Alá y en su profeta Mahoma, como la mayoría de los somalíes, y tiene el color de piel de un tono diferente al de los etíopes, un pueblo, por cierto, mayoritariamente cristiano, aunque los católicos son la minoría”. La verdad es que la frontera natural aquí siempre la marcó el río Shebelle, en territorio etíope. Todo lo que hay de su ribera oriental hasta la frontera legal, tiene más de Somalia que de Etiopía. Aquí, pasan cada mañana un sinfín de ejemplos de la variedad humana en cuanto a creencias, ocupaciones, educación y tonos de negro. “Vivo en un enclave en el que el comercio es la actividad principal, ya sea por el pastoreo o por el tráfico de armas. El comercio es el hábitat natural del musulmán, y aquí al mar hay diez veces menos distancia que a la capital por tierra. Por tanto, es mucho más
  • 11. barato, y menos peligroso, traerte un saco de cemento desde Pakistán en barco que desde la capital en un camión”. Aquí uno se da cuenta de que el corazón del hombre solo lo conoce Dios, desde aquí la lectura del Evangelio adquiere un sentido diferente. Los católicos en esta minoría somos muy conscientes de serlo, y es una responsabilidad”. Cuenta este sacerdote aquella anécdota en la que, en la construcción de un colegio, sus obreros –musulmanes y negros– hicieron lo que él no menos de diez veces les había dicho que no debían hacer. Fuera de sus casillas y rojo de ira detuvo todos sus improperios cuando un buen amigo le recordó que él era el único cristiano al que aquellos trabajadores habían visto en su vida, y que si les trataba mal, sería la imagen que se llevarían no solo de él, sino de la cristiandad entera. “Ya tienen una imagen de nosotros muy pobre. Ellos ven por televisión nuestras películas y programas y saben de la inmoralidad en que vivimos los cristianos europeos. Si encima yo les trato a voces…” De modo que aprendí una lección, intento pensar, antes de gritar a alguien, que soy cristiano. La gente que no comparte nuestra fe nos vería de otra manera si tratáramos de vivir esto”. Una de las cosas más bonitas que confiesa el P. Christopher es haber descubierto el valor de una amistad construida con no cristianos. “Cuando veo que un musulmán local me ayuda a mí, un cristiano blanco y extranjero, me pregunto: ‘¿Qué tenemos este ser humano y yo en común?’ No es el color de la piel, ni el idioma, ni la educación, ni el clan o la familia. Tampoco la fe. ¿Qué nos une entonces? Que somos amigos. Cuando el jefe de una tribu me ha ofrecido ayuda diciendo que este cura blanco es su amigo, yo he aprendido el valor trascendente del respeto. El saber que no pienso como tú, que no creo en lo que tú crees, pero respeto esa diferencia y, yendo un paso más allá, que te quiero”. Autor: Jesús García Sánchez-Colomer El verdadero cristiano no tiene miedo de ensuciarse las manos con los pecadores 2014-11-06 Radio Vaticana El verdadero cristiano no tiene miedo de ensuciarse las manos con los pecadores, de arriesgar también su fama, porque tiene el corazón de Dios que quiere que nadie se pierda: lo dijo el Papa Francisco en la misa matutina en la casa de Santa Marta. Al centro de la homilía del Papa Francisco las dos parábolas de la oveja perdida y de la moneda perdida. Los fariseos y los escribas se escandalizaron porque Jesús “acoge a los pecadores y come con ellos”. “Era un verdadero escándalo en aquel tiempo, para esta gente”, observa Francisco, que exclama: “imaginemos si en aquel tiempo hubieran existido los periódicos”. “Pero Jesús ha venido para esto: para ir a buscar a aquellos que se habían alejado del Señor”. Estas dos parábolas - explica - “nos hacen ver cómo es el corazón del Señor”. Dios no se detiene, Dios no va hasta un cierto punto, Dios va hasta el final, al límite, siempre va al límite; no se detiene a mitad del camino de la salvación, como si dijera: “he hecho todo, el
  • 12. problema es de ellos”. Él va siempre, sale, sale al campo”. Los fariseos y los escribas en cambio, se detienen a mitad del camino. A ellos les importaba que el balance de las ganancias y de las perdidas fuera más o menos favorable y con esto, estaban tranquilos. “Sí, es verdad, he perdido tres monedas, he perdido diez ovejas, pero he ganado tanto. Esto no entra en la mente de Dios, Dios no es un negociante, Dios es Padre y va a salvar hasta el final, hasta el límite”. Y “el amor de Dios es esto”. Pero “es triste el pastor a mitad de camino”, afirma el Papa. “Es triste el pastor que abre la puerta de la Iglesia y se queda allí a esperar. Es triste el cristiano que no siente dentro, en su corazón, la necesidad de ir a contar a los demás que el Señor es bueno. ¡Pero cuánta perversión hay en el corazón de aquellos que se creen justos, como estos escribas, estos fariseos! Ellos no quieren ensuciarse las manos con los pecadores. Recordemos aquello, lo que pensaban: ‘si éste fuera profeta, sabría que ésta es una pecadora’. El desprecio. Usaban a la gente y luego la despreciaban”. “Ser un pastor a mitad de camino - afirma el Papa Francisco - es una derrota. Un pastor debe tener el corazón de Dios, ir hasta el límite” porque no quiere que nadie se pierda: “El verdadero pastor, el verdadero cristiano tiene este celo dentro: que nadie se pierda. Y por esto no tienen miedo de ensuciarse las manos. No tienen miedo. Va a donde debe ir. Arriesga su vida, arriesga su fama, se arriesga a perder su comodidad, su estatus, también a perder en la carrera eclesiástica, pero es buen pastor. También los cristianos deben ser así. Es tan fácil condenar a los otros, como hacían estos - los publicanos, los pecadores - es tan fácil, pero no es cristiano, no es de hijos de Dios. El Hijo de Dios va al límite, da la vida, como la dio Jesús por los otros. No puede estar tranquilo, cuidando de sí mismo: su comodidad, su fama, su tranquilidad. Recuerden esto: ¡pastores a mitad de camino no, jamás! ¡Cristianos a mitad de camino, jamás! Es lo que ha hecho Jesús". “El buen pastor, el buen cristiano – concluye el Papa – sale, está siempre en salida: está en salida de sí mismo, está en salida hacia Dios, en la oración, en la adoración; está en salida hacia los otros para llevar el mensaje de salvación.” “Estos escribas, fariseos, no lo sabían, no sabían qué era cargar sobre las espaldas la oveja, con aquella ternura, y llevarla de nuevo con las otras a su lugar. Esta gente no sabe qué es la alegría. El cristiano y el pastor a mitad de camino quizás conoce la diversión, la tranquilidad, una cierta paz, ¿pero la alegría? ¿Aquella alegría que hay en el Paraíso, aquella alegría que viene de Dios, aquella alegría que viene precisamente del corazón de padre que va a salvar? ‘He escuchado el lamento de los israelitas y salgo al campo’ ¡Esto es tan bello! No tener miedo de que se hable mal de nosotros por ir a encontrarnos con hermanos y hermanas que están alejados del Señor. Pidamos esta gracia para cada uno de nosotros y por nuestra Madre, la Santa Iglesia”. (MCM - RV) El Papa: Dios dona con gratuidad, no a los católicos “pero no demasiado” 2014-11-06 Radio Vaticana (RV).- En la ley del Reino de Dios el contracambio no sirve, porque Él dona con gratuidad. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa de Santa Marta. El Pontífice advirtió que a veces, por egoísmo o ganas de poder rechazamos la fiesta a la cual el Señor nos invita gratuitamente. A veces, advirtió, nos confiamos de Dios “pero no demasiado”. Un hombre dio una gran fiesta, pero los invitados pusieron excusas para no ir. El Papa ha desarrollado su
  • 13. homilía partiendo de la parábola narrada por Jesús en el pasaje de Evangelio de hoy. Una parábola, dijo, que nos hace pensar porqué “a todos nos gusta ir a una fiesta, nos gusta ser invitados”. Pero en este banquete “había algo” que a los tres invitados “que son un ejemplo de tantos, no les gustaba”. Uno dice que debe ver su campo, tiene ganas de verlo para sentirse “un poco potente”, “la vanidad, el orgullo, el poder, y prefiere más bien aquello que quedarse sentado como uno entre tantos”. Otro ha comprado cinco bueyes, por lo tanto está concentrado en los negocios y no quiere “perder tiempo” con otra gente. El último, finalmente, se excusa diciendo que es casado y no quiere llevar a la esposa a la fiesta. “No – dijo el Papa – quería el afecto para sí mismo: el egoísmo”. “Al final – prosiguió el Pontífice – los tres tienen una preferencia por sí mismos, no por compartir una fiesta: no sabe qué es una fiesta”. Siempre, hay un interés, está lo que Jesús ha explicado como “el contracambio”. "Si la invitación hubiera sido, por ejemplo: 'Vengan, que tengo dos o tres amigos negociantes que vienen de otro país, podemos hacer algo juntos', seguramente nadie se habría excusado. Pero lo que los asustaba a ellos era la gratuidad. Ser uno como los otros, allí. Precisamente el egoísmo, estar al centro de todo. Es tan difícil escuchar la voz de Jesús, la voz de Dios, cuando uno gira alrededor de sí mismo: no tiene horizonte, porque el horizonte es él mismo. Y detrás de esto hay otra cosa, más profunda: está el miedo de la gratuidad. Tenemos miedo de la gratuidad de Dios. Es tan grande que nos da miedo”. Esto, dijo el Papa, sucede “porque las experiencias de la vida, tantas veces nos han hecho sufrir” como sucede a los discípulos de Emaús que se alejan de Jerusalén, o a Tomás, que quiere tocar para creer. “Cuando la oferta es tanta” – agregó retomando un proverbio popular – “hasta el Santo sospecha”, porque “la gratuidad es demasiada”. “Y cuando Dios nos ofrece un banquete así” – afirmó – pensamos que “es mejor no meterse”: “Estamos más seguros en nuestros pecados, en nuestros límites, pero estamos en nuestra casa; ¿salir de nuestra casa para ir a la invitación de Dios, a la casa de Dios, con los otros? No. Tengo miedo. Y todos nosotros cristianos tenemos este miedo: escondido, adentro…pero no demasiado. Católicos, pero no demasiado. Confiados en el Señor, pero no demasiado. Esto 'pero no demasiado' marca nuestra vida, nos hace pequeños, ¿no? Nos empequeñece". Una cosa que nos hace pensar - agregó - es que, cuando el siervo le refirió todo esto a su dueño, el dueño se irritó porque había sido despreciado. Y manda a llamar a todos los pobres, los lisiados por las plazas y las vías de la ciudad. El Señor pidió al siervo que obligue a las personas a entrar a la fiesta. “Tantas veces – comentó el Santo Padre – el Señor debe hacer con nosotros lo mismo: con las pruebas, tantas pruebas”: “Oblígalos, que aquí será la fiesta. La gratuidad. Obligar a aquel corazón, a aquella alma a creer que es gratuidad de Dios, que el don de Dios es gratis, que la salvación no se compra: es un gran regalo, que el amor de Dios…es el amor más grande! Ésta es la gratuidad. Y nosotros tenemos un poco de miedo y por esto pensamos que la santidad se hace con nuestras cosas y a la larga, nos volvemos un poco pelagianos ¡eh! La santidad, la salvación es gratuita”. Jesús - ha evidenciado - “ha pagado la fiesta, con su humillación hasta la muerte, muerte de Cruz. Y ésta es la gran gratuidad”. Cuando nosotros miramos el Crucifijo, - dijo el Papa - pensamos que ésta es la entrada a la fiesta”: “Sí, Señor, soy pecador, tengo tantas cosas, pero te miro y voy a la fiesta del Padre. Me confío. No quedaré desilusionado, porque Tú has pagado todo”. Hoy – concluyó – “la iglesia nos pide que no tengamos miedo de la gratuidad de Dios”. Solamente, “nosotros debemos abrir el corazón, de parte nuestra hacer todo lo que podemos, pero la gran fiesta la hará Él”. (MCM - RV) ''Cuántas cosas podemos aprender unos de otros'', dice el Papa a los miembros de la Alianza Evangélica Mundial
  • 14. Ciudad del Vaticano, 6 noviembre 2014 (VIS).-Francisco recibió esta mañana en audiencia a una delegación de la Alianza Evangélica Mundial (WEA, en inglés), una red de iglesias evangélicas en 128 naciones, con sede en Nueva York (Estados Unidos) que han formado una alianza con más de 100 organizaciones internacionales para dar voz a 600 millones de cristianos evangélicos en todo el mundo. Comenzando su discurso a la Alianza el Papa subrayó que el Bautismo es un don divino inestimable que tenemos en común y gracias al cual no vivimos sólo en la realidad terrenal sino en la potencia del Espíritu. Después pasó a recordar que desde el principio hubo divisiones entre los cristianos, y que por desgracia todavía hoy sigue habiendo rivalidades y conflictos entre nuestras comunidades. ''Dicha situación -observó- debilita nuestra capacidad de cumplir con el mandato del Señor de predicar el Evangelio a todas las naciones. La realidad de nuestras divisiones afea la belleza de la única túnica de Cristo, pero no destruye por completo la unidad profunda que genera la gracia de todos los bautizados. La eficacia del anuncio cristiano, indudablemente, sería mayor si los cristianos superasen sus divisiones y pudieran celebrar los sacramentos juntos, difundir juntos la Palabra de Dios y dar testimonio de caridad''. El Obispo de Roma manifestó también su alegría porque en muchos países del mundo, los católicos y los evangélicos han establecido relaciones de hermandad y cooperación, reconociendo que los esfuerzos conjuntos del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Teológica de la Alianza Evangélica Mundial ''han abierto nuevas perspectivas, aclarando malentendidos y mostrando formas de superar los prejuicios''. ''Espero -recalcó- que estas consultas inspiren ulteriormente nuestro testimonio común y nuestros esfuerzos evangelizadores. Si realmente creemos en la libre y generosa acción del Espíritu, ¡cuántas cosas podemos aprender unos de otros! No se trata sólo de recibir información sobre los demás para conocerlos mejor, sino de recoger lo que el Espíritu ha sembrado en ellos como un don también para nosotros. También espero que el documento "Testimonio cristiano en un mundo multirreligioso. Recomendaciones de conducta'' se convierta en fuente de inspiración para el anuncio del Evangelio en contextos multirreligiosos''. ''Tengo confianza en que el Espíritu Santo, que suscita en la Iglesia, con su poderoso aliento, el coraje de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización, marque el comienzo de una nueva etapa en las relaciones entre católicos y evangélicos. Una etapa que permita realizar más plenamente la voluntad del Señor de llevar el evangelio hasta los confines de la tierra.. Os aseguro mis oraciones por esta causa y también os pido que recéis por mí y mi ministerio'', concluyó Francisco. Cristianos quemados; Tauran, que intervenga la comunidad internacional,
  • 15. Cristianos paquistaníes El cardenal presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso habló con la Radio Vaticana sobre el bárbaro asesinato en Paquistán: «¿Podemos permanecer tan pasivos frente a crímenes declarados legítimos por la religión?» andrea tornielli Ciudad del vaticano «Estoy impresionado frente a un acto de tal barbarie…». El cardenal Jean-Louis Tauran, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, intervino ante los micrófonos de la Radio Vaticana para condenar el asesinato de dos jóvenes esposos cristianos, padres de cuatro hijos, que fueron quemados vivos en Paquistán por una multitud enloquecida tras haber sido acusados de blasfemia por un líder religioso musulmán. «Estoy impresionado, no hay palabras, obviamente, frente a un acto de tal barbarie -dijo. Lo que es más grave es que se invocó la religión específicamente. Ahora bien, una religión no puede justificar crímenes de este tipo. Existe esta ley sobre la blasfemia, que representa un problema: ¿no debería intervenir la comunidad internacional? Por una parte, hay, ciertamente, convicciones religiosas que deben ser respetadas, pero es necesario también salvaguardar un mínimo de humanidad, de solidaridad. Creo, por lo tanto, que el diálogo debe imponerse, pero , desgraciadamente, nunca se insiste lo suficiente. Entre más delicada sea la situación, más debe imponerse el diálogo». Ante la pregunta sobre una posible intervención de la ONU, el purpurado dijo: «Yo me pregunto: ¿podemos permanecer tan pasivos frente a crímenes declarados legítimos por la religión?». Después observó que «desde 1990, año en el que fue introducida la Ley sobre la blasfemia, ha habido alrededor de 60 ejecuciones. Y esto no afecta solo a los cristianos; se han visto afectadas también otras minorías, como abogados, quienes se oponen al régimen, que han sido asesinados de manera brutal. Estamos aquí frente a un gran problema». La periodista Hélène Destombes, de Radio Vaticana, recordó que muchos cristianos se encuentran actualmente en el brazo de la muerte en Paquistán. Citó el caso de Asia Bibi, pero también hay muchos otros. «Sí -respondió Tauran-, pero en el punto en el que nos encontramos ahora no se puede intervenir en los asuntos internos de un estado, pero por lo menos debemos ayudar a los responsables de la política a encontrar soluciones dignas del hombre y de la civilización». El cardenal también dijo que considera que la Iglesia local «es muy valiente»: la Comisión Justicia y Paz de Paquistán ha, efectivamente, reaccionado ante este drama, denunciando una falta de voluntad por parte de la política y afirmando que esta situación hace todavía más vulnerables a las minorías.
  • 16. Francisco: “conmovedor” encuentro con Estela de Carlotto y su nieto recuperado (©Afp) (©Afp) Bergoglio con Estela Carlotto El Papa recibió en audiencia privada a la presidente de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, junto con el nieto que tardó 36 años en recuperar Andrés Beltramo Álvarez Roma Un encuentro “especial y emotivo”, como lo calificó la embajada de Argentina en Italia. Unos 30 minutos duró la audiencia privada que concedió, la tarde de este miércoles, el Papa Francisco la presidente de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, junto con su nieto recuperado, Ignacio Guido Montoya Carlotto y otros miembros de su familia. La reunión parece ser el punto final a un pasado de distancia y críticas de la activista por los derechos humanos contra Jorge Mario Bergoglio. Poco antes de las 17:00 horas los 18 integrantes de la “comitiva Carlotto” llegaron hasta la Plaza del Hongo, ubicada en la parte posterior del complejo Aula Pablo VI. Se acomodaron en un salón común, el mismo donde el pontífice ha recibido a los reyes de España o a la reina de Inglaterra. Allí mismo saludó primero a Estela y su nieto. Luego tocó el turno al resto de la familia, entre los cuales destacaron los hijos Remo, Claudia y Guido. En el recuerdo estuvo Laura, la madre biológica de Ignacio Guido, asesinada inmediatamente después del parto mientras permanecía secuestrada por fuerzas militares durante la última dictadura militar argentina (1976-1982). Luego de 36 años de lucha, la presidente de las Abuelas recuperó a su nieto a inicios de agosto último, luego que él supo su condición de adoptado y se sometió a un análisis del ADN. Este día los familiares ofrecieron al Papa algunos regalos, entre los cuales un poncho, tradicional prenda argentina usada especialmente en el campo, un disco compacto con música de Ignacio Guido, que es compositor, además de un pañuelo de las Abuelas de Plaza de Mayo. Tambén le obsequiaron una escultura que representa los valores de la verdad, la justicia y la memoria así como varias cartas enviadas por habitantes de la ciudad argentina de Olavarría, donde el nieto reside. Francisco ya había recibido a Carlotto en abril de 2013 durante una audiencia pública en la Plaza de San
  • 17. Pedro y en esa ocasión la abuela había pedido ayuda al Papa para una mayor colaboración de la Iglesia en la búsqueda de los hijos de desaparecidos. Ya en esa ocasión había mostrado un notable cambio de actitud con respecto a declaraciones realizadas por ella misma en los días inmediatamente posteriores a la elección del Papa argentino. En declaraciones advirtió que Bergoglio pertenece y representa “a la Iglesia que oscureció al país”. Aseguró que los integrantes de la jerarquía eclesiástica fueron “partícipes, cómplices y ocultadores”, los cuales “no dieron ni un paso para colaborar con la verdad, la memoria y la justicia”. “Uno razona que nunca habló ni se nos acercó a las Abuelas para ayudarnos. Ha ayudado en otros temas, muy lacerantes, pero no el nuestro”, añadió refiriéndose a Francisco. Aún así, pocas semanas después ella viajó a Roma y saludó al líder católico. Entonces ya se notaba un cambio en el discurso. De hecho su solicitud de una mayor colaboración repercutió directamente en Argentina donde el presidente de la Conferencia Episcopal, José María Arancedo, hace unos días grabó un spot televisivo junto a Carlotto en el cual pidió la colaboración de todos para dar con el paradero de los nietos aún no recuperados. El arzobispo de Santa Fe pidió “a las personas que tienen información sobre el lugar en el cual estuvieron los niños secuestrados, o tengan conocimiento de los lugares de sepultura clandestina, de reconocer la obligación moral que tienen de comunicarlo a las autoridades competentes”. “Esperamos que esta campaña sensibilice a los fieles y a aquellos que saben algo para que los digan porque si bien existe mucho miedo, hubo un crimen aberrante y aunque exista quien dice que los nietos que buscamos están bien, no se puede aceptar que una persona haya sido robada”, apuntó. HABLAR DE JESÚS HOY AUTOR/ES: Instituto Superior de Pastoral (ISP) En este libro se recogen las cinco ponencias de la Lectura creyente celebradas en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid durante el año académico 2013-2014. Obviamente la persona de Jesús de Nazaret sigue suscitando el interés de mucha gente, sea creyente como no creyente. Estos últimos, los no creyentes, encuentran en ese personaje histórico una fuente de sentido para sus vidas. Ven en Jesús un modelo excelente de ser humano, el prototipo y arquetipo del ser humano. Resuena aquí el Jesús de la teología liberal, y el Jesús de la Ilustración. Por eso, se resisten a aceptar que Jesús de Nazaret sea propiedad de los creyentes, que quede atrapado en los dogmas del credo cristiano. Piden que se les «devuelva a Jesús». Piensan legítimamente que Jesús no es propiedad de las Iglesias cristianas. Lo consideran «patrimonio de la humanidad». CREAR CULTURA DE INTERIORIDAD. EN EL AULA, EN LA PASTORAL Y EN LA VIDA DIARIA AUTOR/ES: Carmen Jalón Oliveras
  • 18. Este libro va dirigido a todas aquellas personas que estén interesadas en el crecimiento personal y la transformación social. A todas aquellas que crean que para lograrlo, lo ideal es empezar por uno mismo, en clave procesual, como camino más que con intervenciones puntuales. Propongo un camino de consciencia y apertura a lo nuevo, de redescubrimiento de la fuerza de lo que es pequeño; de compromiso por la igualdad, la paz y la justicia social; de apertura a la trascendencia; y de compasión, acogida y reconocimiento, de la dignidad humana y divina de todo ser humano, especialmente de los más frágiles y desfavorecidos. Por ello, comparto estrategias y vivencias experimentadas, herramientas breves y sencillas, para poder empezar por uno mismo en medio de nuestro ritmo acelerado. Y de este modo, transmitirlo desde lo que se ha vivido personalmente a otros, y en diferentes ámbitos de la realidad: en las familias, en la pastoral de adultos, jóvenes o niños; en los movimientos juveniles cristianos; en las comunidades religiosas o en las parroquias. Y especialmente en la escuela con los alumnos y el profesorado, para los que presento los dos itinerarios de inmersión y unificación, para la educación del mundo interior de forma sencilla, también en todas las asignaturas. Son ámbitos en los que ya se ha experimentado este trabajo. Más que monos y máquinas: la mente humana se resiste a la reducción La conciencia y la libertad están más allá del determinismo físico El último asidero que nos quedaba, nuestra inteligencia, ha caído destrozado bajo el rodillo de la evidencia que las máquinas inteligentes han traído a nuestros días. Por otra parte, de repente, en apenas un instante históricamente hablando, la ciencia nos ha revelado que no somos más que primates, algo más evolucionados que gorilas y chimpancés, con los que compartimos el 99% de nuestro código genético. En este contexto, la ciencia parece incapaz de desvelar la esencia misma de lo que somos, al menos, sin cuestionarse algunos de sus postulados más básicos. Por Juan Pedro Núñez Partido. inShare14 Imagen: chrisharvey. Fuente: PhotoXpress. El último asidero que nos quedaba, nuestra inteligencia, ha caído destrozado bajo el rodillo de la evidencia que las máquinas inteligentes han traído a nuestros días; siendo apenas borradores, meros ensayos en el albor de una nueva ciencia, estos torpes prototipos de las más complejas, sofisticadas y versátiles que habrán de venir mañana, ya “nos han ganado la partida” [1].
  • 19. Tareas complejas, solución de problemas, toma de decisiones, búsqueda de alternativas creativas, pueden resolverse y ejecutarse a través de los intrincados algoritmos de computación sobre los que se fundamenta la actividad de estos dispositivos de Inteligencia Artificial (IA). Esas mismas máquinas son las que nos permiten escanear nuestro cerebro, mapearlo neurona a neurona, poder contemplar su actividad en vivo y en directo como jamás antes habíamos imaginado. El misterio parece que está a punto de resolverse, la respuesta antes tan deseada está al alcance de la mano, aunque nunca termina de llegar, no sólo se aleja claramente de lo que una vez soñamos, sino que siempre permanece un metro más allá. Introducción Por eso ha estallado una vorágine sin parangón, para unos se trata simplemente de anticipar la teoría o el modelo definitivo que arroje la última luz que ilumine el camino de los datos. Pero para otros se trata de una “cruzada” a favor de la ciencia y en contra de la religión, del concepto judeocristiano del ser humano, o viceversa. Parece que estamos ante una disyuntiva de opciones mutuamente excluyentes, o bien nuestra naturaleza se reduce a un mero y sofisticado mecanismo biológico, o bien la ciencia es incapaz de desvelar la esencia misma de lo que somos, al menos, sin cuestionarse algunos de sus postulados más básicos. Esta encrucijada ha llevado a determinados sectores y representantes de la religión y de la ciencia ha trasladar su campo de batalla de los confines del universo al interior de nuestro cerebro, a la naturaleza misma de nuestra mente, radicalizando sus posturas, en un aparente y ridículo “todo o nada” [2]. Pero probablemente esta disyuntiva haya sido artificialmente engordada y haya llevado, paradójicamente, a quien dice buscar la verdad a negar las evidencias científicas, y a quien dice hacer ciencia a cerrar en falso complejos debates enunciando “dogmas de fe” como si fueran conclusiones incuestionablemente avaladas por infinidad de datos. Nos enfrentamos al problema de conocimiento más complejo y difícil de todos los que podamos plantearnos dentro del marco de la ciencia. Por eso la prisa y la necesidad urgente de certezas están fuera de lugar. Al menos, tal y como nosotros lo entendemos, apenas nos compete colocar adecuadamente las primeras piezas de este complejo puzle cuyas gigantescas dimensiones, sólo recientemente, hemos empezado a vislumbrar. Las respuestas que buscamos, ahora inciertas y desconocidas, irán desvelándose con el tiempo. Debemos pues acostumbrarnos a deambular y mantenernos en la duda, para así poder abrirnos y contemplar con la mayor amplitud posible cualquier alternativa. La propuesta que nosotros vamos a desarrollar parte de que nuestro cerebro es básicamente un sofisticado sistema bio-mecánico de computación, pues eso es lo que claramente señalan la mayoría de los datos. Si bien, haremos de “abogados del diablo” poniendo encima de la mesa y ordenando todo aquel conocimiento sobre la mente que abre la posibilidad de que, al menos parcialmente, ésta opere de forma no mecánica. La idea es aprovechar la comparación con monos y máquinas para profundizar en la comprensión de cómo funciona nuestra mente y ahondar en su dimensión más importante, la calidad consciente- inconsciente de sus contenidos y procesos. Sin entender las claves de la distribución del trabajo entre ambos modos de proceder, o si se prefiere, de la interacción entre consciencia e inconsciente, es imposible entender u ordenar coherentemente los datos de los que disponemos y por tanto, la naturaleza de nuestro psiquismo. Y dicha tarea no es sencilla porque tanto la psicología como el resto de las ciencias de la mente han tratado históricamente este aspecto del psiquismo de forma caótica, parcial y confusa. Lo que a día de hoy posibilita planteamientos e interpretaciones muy dispares ante los resultados que la investigación pone en nuestras manos. Cuestión de cantidad y calidad A modo de introducción, sin pretender hacer un exhaustivo análisis pormenorizado de las características que compartimos o no con monos y máquinas, diremos que las diferencias fundamentales que a día de hoy podemos establecer entre los seres humanos y otros primates son de carácter cuantitativo, mientras que respecto a los sistemas de inteligencia artificial son de carácter cualitativo. Con respecto a los monos parece obvio que ése 99% de código genético compartido, junto con el resto de
  • 20. evidencias paleontológicas, es una realidad demasiado contundente como para tratar de escudriñar sombras que protejan nuestro ego. Es verdad que nuestro desarrollo emocional, intelectual y social, en algunos aspectos, se aleja tanto del de estas especies que casi parece razonable buscar ese “algo más” que permita una diferenciación más “digna” para la especie humana, pero como veremos no es estrictamente necesario. La mente de nuestros ancestros evolutivos contiene los mismos elementos constituyentes que conforman la nuestra, especialmente, la dimensión consciente-inconsciente, la única diferencia es que la nuestra tiene mayor capacidad. No es tan raro que “meras” diferencias cuantitativas pueden mejorar drásticamente el rendimiento y la funcionalidad de cualquier sistema u organismo, tanto en potencia como en versatilidad, hasta tal punto que cueste reconocerlos como similares. Imaginemos un tablero de damas de dimensiones 3 x 3 y en el que cada contrincante maneja dos únicas piezas, una dama normal y otra doble. Es evidente que comparado con el clásico tablero de 8 x 8 y 24 piezas (o incluso con la versión del tablero de 10 x 10 y 40 fichas) la complejidad del juego y las posibles jugadas que se van a poder desarrollar en uno y otro llevarían a cualquiera a considerar que ambos juegos son casi “cualitativamente” distintos. En el primero no hay jugada alternativa posible, ni reto alguno, el segundo es un apasionante juego de estrategia con miles de variaciones. Y si nos fijamos, ambos tienen la misma estructura y poseen cualitativamente los mismos elementos [3], sólo se diferencian en la cantidad en la que estos están presentes. Pues bien, la mente de los primates no humanos equivale al tablero pequeño y la nuestra al grande, iguales en todo menos en sus dimensiones y, como consecuencia, en la complejidad y versatilidad de sus posibilidades [4]. Curiosamente, es este mismo argumento el que esgrimen aquellos que consideran que las máquinas inteligentes de hoy son la prueba irrefutable de que nuestro cerebro no es más que un sistema mecánico de computación. Desde este punto de vista, las diferencias actuales en el nivel de complejidad funcional con la mente humana son meramente cuantitativas y serán subsanadas por las máquinas del futuro a medida que aumente su potencia de computación y se vayan desarrollando los distintos programas que ejecuten y coordinen las tareas aun pendientes de simular. En cuanto a la experiencia consciente de la que carecen estos dispositivos, se asume como funcionalmente irrelevante y como un mero resultado que sobrevendrá cuando se alcance el nivel de complejidad correspondiente. Nosotros entendemos que “a priori”, la segunda parte de esta afirmación es una posibilidad que no puede descartarse, pero que no deja de ser un argumento meramente especulativo. Al observar el desarrollo del sistema nervioso a través la escala evolutiva, se hace evidente que cada vez se ha ido haciendo más complejo y que, en un momento dado de dicho proceso, surgió la consciencia (aunque no necesariamente como consecuencia exclusiva del mismo). Por tanto, que algo así pudiera ocurrir con el proceso de sofisticación de los sistemas artificiales de computación, no es algo desdeñable, pero tampoco necesariamente cierto [5]. En cambio, es más que problemática la afirmación de que la consciencia es funcionalmente irrelevante ya que nosotros entendemos que ésta desempeña un papel crucial en nuestro psiquismo. La ausencia de actividad consciente en las máquinas es la razón por la que señalamos como cualitativa la diferencia entre ellas y nosotros, y puesto que consideramos que su papel consiste en diseñar respuestas no mecánicas es por lo que, entre otras razones, creemos que no es legítimo dar por cerrado el debate en torno al mecanicismo mental. Las claves del debate Como ya hemos hecho en otras ocasiones [6] empezaremos por definir los dos conceptos más importantes y a la vez escurridizos, necesarios para poder abordar este debate sobre la esencia última de lo que nos caracteriza como seres humanos y que son los conceptos de consciencia y libertad. Consciencia sería el continuo fluir de contenidos y actividades mentales de los que tenemos una vivencia subjetiva directa, por lo que podríamos dar cuenta de ellos en un momento dado. Conciencia y libertad
  • 21. Y la libertad sería el proceso de decisión que se realiza mediante especulación consciente y cuyo resultado no está determinado. Según esta definición, la libertad como concepto desborda los límites de la ciencia. Cualquier fenómeno para poder ser estudiado científicamente debe poder ser medido, es decir, comportarse regularmente cuando se dan las condiciones que lo provocan. Y, por definición, las decisiones conscientes no responderían a ley alguna, ni siquiera al azar, sólo al criterio caprichoso, circunstancial y arbitrario de cada individuo en cada momento. La ciencia no contempla dicha posibilidad, por eso, con independencia de los datos sobre nuestro funcionamiento psíquico, el planteamiento mecanicista sobre la mente se convierte en la única opción conceptualmente admisible. La mera posibilidad de que esto no fuera así genera una alarma tal que cercena una visión de conjunto un poco más amplia, en el que las decisiones conscientes ocupen el lugar que les corresponde que, obviamente, no es el que culturalmente le otorgamos durante siglos, pero tampoco el absurdo epifenómeno en el que las convierte el mecanicismo. Pero si “rodeamos” este escollo teórico y avanzamos siguiendo la estela del conocimiento sobre la actividad psíquica consciente que vamos acumulando, veremos que existen razones para cuestionar la versión mecanicista de nosotros mismos y, por tanto, poder reabrir un debate cerrado antes de tiempo. Ahora bien, cualquier argumento a favor de la libertad no puede cimentarse sobre la sensación de que “hacemos lo que nos da la gana” puesto que es falsa, ya que no elegimos tener o dejar de tener las “ganas” concretas de lo que sea, y porque sabemos que son muchos los condicionantes que sin estar presentes en consciencia afectan nuestras decisiones y comportamientos. Tampoco sirve la “certeza” con la que vivimos tener el control de nuestra conducta, pues bien pudiera ser una mera ilusión equivalente a la de ver el sol moverse, o estar convencidos de la veracidad de un falso recuerdo, o del realismo de un sueño o una alucinación. De hecho, es lo endeble de estos argumentos por lo que la ciencia dictó sentencia al respecto hace mucho tiempo, dando un rápido carpetazo a un asunto demasiado complejo. Aunque tal vez no sea necesario, no está de más subrayar que, según ambas definiciones, el modo inconsciente de funcionamiento de nuestra mente lo conforman el conjunto de contenidos y actividades de los que no tenemos una experiencia subjetiva directa y, por tanto, no podemos dar cuenta de ellos mientras permanecen en dicho formato. Además todo proceso inconsciente, por definición, sería mecánico. Dicho de otra forma, la libertad no puede atribuirse al modo de trabajo de nuestra mente que no experimentamos/conocemos, ni controlamos. Como la mayoría de nuestra actividad psíquica es inconsciente y no dejamos de avanzar en el conocimiento de las leyes y principios que la regulan, es fácil entender por qué es poco cuestionable que básicamente seamos un mecanismo biológico de computación. Y puesto que carecemos de experiencia directa de cómo nos generamos los contenidos conscientes, ya sean las percepciones, las sensaciones físicas, las emociones…, también queda claro por qué predomina la idea de que dichos contenidos no son más que un mero resultado de la actividad inconsciente. Actividad consciente y determinación De hecho, sabemos que la actividad consciente surge de la acción coordinada de distintos dispositivos inconscientes [7], lo que a su vez implica que: 1) Los modos de procesar consciente e inconsciente de la mente están estrechamente vinculados y configuran una unidad de trabajo perfectamente armonizada, algo que además se hace evidente en cualquier proceso de percepción, atención, memoria, aprendizaje, emociones, pensamiento…., lo que se aleja de los modelos de la mente que explican su funcionamiento como el resultado de conflictos o tensiones entre ambas forma de procesamiento [8] . 2) Es imposible encontrar actividad psíquica exclusivamente consciente ya que ésta nunca se ejecuta en el vacío, aislada y de forma independiente a la actividad inconsciente. Y esta última tampoco puede “eliminarse de la ecuación” en un laboratorio, ya que un cerebro si actividad inconsciente es un cerebro
  • 22. muerto. Así pues, el único planteamiento científicamente válido (y posible) para esclarecer el papel de la consciencia, consiste en identificar las diferencias entre la actividad mental que cursa con o sin ella, de forma que quede clara la capacidad de ésta para causar o alterar nuestros procesos psicológicos y/o conductas. 3) En la medida que dichas diferencias puedan establecerse, seguiría siendo necesario explicar cómo las características del procesamiento consciente son precisamente las que permiten una computación abierta y no determinada necesariamente por reglas preestablecidas. Ya que el hecho de que la consciencia tenga capacidad causal sólo abre la posibilidad de la libertad, pero no la “demuestra” ya que la actividad consciente podría estar determinada por leyes y principios más o menos sofisticados. En todo caso, si finalmente hubiera margen para plantear racionalmente que la actividad consciente no está al 100% determinada, conviene no olvidar que: 1) Se refiere sólo de una parte pequeña de nuestra actividad psíquica [9]. Es decir, básicamente seguiríamos siendo un sofisticado mecanismo biológico de computación, y el principio de causalidad en el que se basa la ciencia sólo se vería mínimamente cuestionado, puesto que, de todo el universo, las decisiones conscientes serían su única excepción, al ser la causa primera de ciertos procesos o conductas, sin estar a su vez necesariamente determinadas por ninguna ley física, biológica, o computacional. 2) En la medida que la libertad depende de la actividad consciente, los animales con consciencia la ejercerán proporcionalmente a la magnitud y complejidad de la computación que pudieran desempeñar a este nivel. Puesto que dicha capacidad es muy reducida comparada con la nuestra, su margen de libertad es muy estrecho. Aun así, parece evidente que los primates superiores, así como otros vertebrados, diseñan estrategias de acción y eligen entre distintas alternativas según su capacidad de manipulación interna de la realidad. Si bien, es presumible que tengan muy reducida su capacidad para entender y prever las consecuencias de sus acciones, especialmente, a medio y largo plazo, así como el número de datos y alternativas que son capaces de manejar en cada situación, o la capacidad para percibirse así mismos como agentes responsables de sus actos. 3) En cuanto a las máquinas inteligentes, al carecer de consciencia carecen de dicha posibilidad y, por eso mismo, es la posible irrelevancia de la consciencia el principal argumento para reducir al ser humano a un mecanismo biológico. En cuanto a la simulación que realizan de muchas funciones ligadas a nuestra actividad consciente, sólo demuestra que hemos sabido implementar en la máquina ciertas rutinas de razonamiento o toma de decisión, pero no la capacidad en sí misma [10]. La consciencia como problema: Teorías Siendo la consciencia la principal fuente de todo nuestro conocimiento es, paradójica o precisamente, el objeto de estudio más escurridizo y difícil al que nos hemos enfrentado. Son dos los tipos de dificultades que tenemos que afrontar, por un lado, estarían los problemas relacionados con su naturaleza y por otro, los relativos a su relevancia causal. Y ambos tipos de dificultades se entrecruzan generando un artificioso y complejo entramado de diferentes planteamientos. El primer escollo es que desconocemos la naturaleza última de la experiencia consciente. Casi nadie duda de que la consciencia depende y surge inequívocamente de nuestra actividad cerebral, pero de ahí al monismo fisicalista/neurológico hay un salto más complicado de dar de lo que parece a simple vista, ya que no se pueden identificar como la misma cosa dos fenómenos cuyas características son completamente distintas [11]. Y esto es precisamente lo que ocurre cuando comparamos la actividad neurológica y las experiencias subjetivas que emanan de ella. Los colores, los olores, el dolor o el placer etc. son realidades que sólo existen en nuestra mente consciente y no se parecen en nada a la actividad neurológica que subyace a las mismas. Tal es así que si bien podemos medir directamente y con rigor la actividad neurológica, es imposible a día de hoy plantearnos una medida directa y ni mucho menos rigurosa de nuestras experiencias subjetivas. La alternativa clásica a este dilema es el dualismo, es decir, considerar que experiencias conscientes y actividad neurológica son dos realidades completamente distintas e independientes. El problema es que este planteamiento genera más dificultades que las que resuelve, de hecho cierra por principio un acercamiento científico al problema al sacar de este mundo (el de lo físico) aquello que experimentamos a diario fruto de la actividad de nuestro cerebro [12].
  • 23. Si, como parece lo más razonable, asumimos tanto que la consciencia es de naturaleza física, como que ésta no equivale al 100% a la actividad neuroquímica del cerebro aunque está estrechamente liga a ella, la única opción que nos queda es suponer que se trata de un estado de la materia distinto a cualquier otro de los conocidos a día de hoy, que emerge de la actividad neuronal (emergentismo). Aunque este planteamiento no resuelva satisfactoriamente nada, tampoco complica innecesariamente el problema de la consciencia, ni cierra en falso el debate en torno a ella. Simplemente asume, hasta sus últimas consecuencias, el hecho de que desconocemos la condición de la experiencia consciente. Además, es de sobra conocido como la materia al combinarse y reaccionar de distintos modos y maneras, genera nuevos compuestos y estados con propiedades completamente distintas a aquellos de los que surge, lo que explicaría las diferencias entre la actividad neurológica y nuestras experiencias subjetivas. Y ante el nuevo abanico de posibilidades que recientemente la física está abriendo sobre las distintas formas y estados de la materia, que la consciencia pudiera estar hecha de uno de ellos no parece muy descabellado. Según el “biologicismo radical”, una de las cuestiones que debería explicar el emergentismo sería cómo la consciencia puede causar alteraciones en los procesos neurológicos si ambos son de naturalezas tan distintas. El problema es que a día de hoy tampoco nadie puede explicar cómo de la actividad neurológica surgen nuestras experiencias subjetivas. En cualquier caso, sea como fuere dicho proceso, su inverso daría cuenta de cómo las experiencias subjetivas alteran los procesos neurológicos. A fin de cuentas, la naturaleza está llena de interacciones bidireccionales causa-efecto, así como de procesos de inversión de estados etc. El problema del homúnculo Otra de las dificultades teóricas por resolver es lo que se conoce como el problema del homúnculo. Si entendemos la consciencia como un enigmático ente independiente (lo que normalmente identificamos con nuestro “yo”) y le otorgamos la función de control de la mente, al final lo único que hemos hecho es agrandar el misterio, en vez de resolverlo. Cualquier pregunta sobre cómo funciona la mente se termina respondiendo, desde este planteamiento, atribuyéndole a dicho súper dispositivo enigmáticas cualidades sobre su capacidad para tomar decisiones y controlar el sistema. Básicamente es como si tuviéramos un hombrecillo en nuestro interior que es quien controla los mandos y al que no podemos acceder. Ahora bien, lo que propicia esta absurda e inviable propuesta teórica es, por un lado, una visión de la mente estructurada en dispositivos, especialmente cuando se separan consciente e inconsciente como si de cerebros distintos se tratara y, por otro, es el hecho de otorgarle a la consciencia el control total de nuestro psiquismo. Nosotros ya hemos dejado claro desde el principio que la actividad consciente no puede desligarse de la inconsciente y que su margen de maniobra es pequeño. Al entender que la mente es una unidad de trabajo altamente coordinada que toma decisiones, el problema del homúnculo se desvanece. Lo que quedaría por aclarar es si las decisiones a nivel consciente se toman de forma no mecánica. Ahora bien, queremos aprovechar para señalar que si finalmente estuviera determinada por complejos algoritmos de computación, nadie vería problema alguno en atribuirle un papel causal a la consciencia. Y, precisamente por eso, conviene diferenciar también desde el principio ambas cuestiones e ir abordándolas por poco a poco por separado. En cuanto a la experiencia consciente que identificamos con nuestro “yo”, veremos más adelante que no tiene nada de enigmática y que es una consecuencia inevitable y necesaria del desarrollo de nuestra consciencia. Otra cosa distinta son las implicaciones que tiene para nuestro funcionamiento psíquico y nuestra vida en general, el contar con dicha experiencia autorreferencial. Sombras del mecanismo El mayor problema de asumir que la consciencia no tiene función alguna, que no aporta nada a nuestro funcionamiento psíquico, es que contradice los principios de la evolución ya que no explica por qué se da como fenómeno psicológico en cada caso concreto [13], ni como característica de la actividad del sistema nervioso de muchas especies, teniendo en cuenta además el alto coste que su mantenimiento supone al cerebro.
  • 24. Por otro lado, y como ya hemos señalado con anterioridad, para evitar una argumentación circular que atribuya constantemente la causalidad de todo proceso mental al omnipresente inconsciente, algo en lo que caen muchas veces los autores mecanicistas, el debate científico debe centrarse en identificar, si las hubiera, las diferencias en el funcionamiento psíquico fruto de la participación de la consciencia. Pues bien, esas diferencias existen. Por ejemplo, las investigaciones con estímulos subliminales permiten comparar procesos de percepción, memoria, aprendizaje etc. cuando el estímulo es o no percibido conscientemente, y ponen de manifiesto que cuando hay consciencia del estímulo las asociaciones con éste se establecen más rápidamente, son más flexibles e inestables que cuando no se da la experiencia consciente del mismo. Además, cuando se maneja información en consciencia, dicha actividad parece tener cierta prioridad porque inhibe el efecto que el procesamiento inconsciente tiene sobre la tarea cuando la consciencia está relajada [14]. Algo similar ocurre al considerar la actividad neuroquímica como la causa única del comportamiento del organismo ya que el debate queda cerrado por principio, pues tampoco podemos eliminar de la ecuación a las neuronas. Si bien, en este caso, a diferencia del anterior, no hay posibilidad de contrastación alternativa ya que desconocemos la naturaleza física de la consciencia y, por tanto, no podemos comparar su capacidad de impacto con la de la mera actividad neurológica. Un caso paradigmático de este tipo de error son los conocidos experimentos de Libet [15], en los que se identifica como la causa de una decisión (la de “mover un dedo”, por ejemplo) la actividad neurológica inconsciente que la precede. Es curioso comprobar que sistemáticamente en este tipo de experimentos no se miden los correlatos neurológicos de la actividad consciente (la cual está presente durante todo el experimento), para así poder descartar, como sería lógico, que ésta no es la causa del patrón neurológico que precede a la decisión. A fin de cuentas, toda decisión es un proceso y el ¡ahora! definitivo es sólo su final. Si como presuponemos, los modos de procesar consciente e inconsciente interactúan constantemente, no es descabellado plantear que el ir avanzando conscientemente hacia el momento final de la decisión, promueva que a nivel inconsciente se vayan activando los recursos necesarios para ejecutar la respuesta y que alcanzado cierto nivel (el rastro neurológico detectado) [16] se precipite la decisión final. Tampoco parece muy coherente dar a un sistema mecánico la orden de “actuar libremente”, ni dudar de nuestra capacidad para juzgar la relación causal entre nuestras decisiones y comportamiento cotidianos y, en cambio, dar por buenos los juicios sobre el momento exacto en el que tomamos la decisión de realizar un movimiento simple, por tanto automatizado, a la vez que tomamos dicha decisión e informamos al respecto. Teniendo en cuenta las limitaciones del procesamiento consciente, el desfase de alrededor de un segundo con el que se anticipa neurológicamente la decisión con respecto a la “autoevaluación que el sujeto hace del momento de la decisión”, no resulta tan significativo. Cerebro. Image: kittykatfish. Fuente: Flickr. El argumento de la doble causalidad Otra forma inapelable de reclamar la causalidad de lo neurológico es el argumento de la doble causalidad, que resta todo valor a la experiencia subjetiva. Se asume que son los cambios neurológicos asociados a, por ejemplo, la bajada de la temperatura corporal los que simultáneamente provocan que tengamos frío y nos abriguemos. Y si bien directamente es imposible contra argumentar nada, pues lo neurológico siempre está presente y, además, no cuestionamos su relación con la experiencia consciente, sí podemos defender que es la sensación de frío la que provoca la conducta de abrigarse independientemente de la bajada de la temperatura corporal, pues si cuando estamos expuestos a bajas temperaturas bebemos alcohol, la consecuente dilatación de los vasos sanguíneos provoca que sintamos calor y, por tanto, no nos abriguemos, aunque precisamente se haya acelerado la pérdida de calor corporal y baje más deprisa nuestra temperatura. Por eso, no resulta tan sencillo eludir la relevancia causal de las experiencias conscientes. En este mismo sentido, tenemos los efectos que sobre el tejido neurológico tiene la mera actividad consciente (plasticidad cerebral o neurofeedback). Efectos que no pueden atribuirse a los estímulos físicos
  • 25. externos ya que en muchos casos no están presentes, como cuando se realizan ejercicios de cálculo mental o de imaginación. La actividad neuronal bien pudiera ser simplemente el vehículo necesario que posibilita la interacción entre el mundo exterior, el resto del cuerpo y la actividad consciente. Esta posibilidad daría cuenta perfectamente de todas las consecuencias que acarrea cualquier alteración de su estructura o actividad, sin necesidad de buscar complejas explicaciones para eludir la más que probable capacidad causal de la consciencia. El origen de la cultura Ni que decir tiene lo difícil que resulta explicar cómo surgen las normas culturales y sociales, o conceptos abstractos “irreales” como el de libertad, a través de los postulados neuro-mecanicistas [17]. El argumento más habitual es recurrir a la selección natural asumiendo que todas las normas implican una ventaja adaptativa [18]. El problema es que hay muchas normas que son contradictorias entre sí, y otras demasiado arbitrarias y cambiantes (modas, supersticiones, juegos, etc.) como para ser el resultado de procesos biológicos y/o reglas establecidas mediante regulares contingencias ambientales. Por tanto, estas reglas, las que más influyen en nuestro comportamiento cotidiano, parecen claramente ajenas a los principios de la física y la biología. En cualquier caso, tampoco determinan de forma irremediable nuestro comportamiento, nos la saltamos y cambiamos a capricho, tanto como nos las inventamos y nos ajustamos a ellas (véase la cantidad de ellas que promulga cualquier gobierno en un año, o las que inventan un grupo de chavales en media hora de recreo). En definitiva, la causalidad de la física conocida no tiene nada que ver con la “causalidad” que opera en consciencia. La primera tiene carácter de necesidad y depende de las propiedades de las cosas. Mientras que la segunda no tiene carácter de necesidad y depende de la información, de su uso, su mal uso, su desuso…, en definitiva, del intérprete. Lo mismo sucede a la hora de explicar cómo respondemos en situaciones desconocidas, impredecibles, o en las que nos falta información. Cualquier sistema mecánico necesita para poder aplicar el algoritmo de cómputo correspondiente, que todos los datos necesarios estén disponibles. Presuponer que en dichas situaciones las respuestas se dan al azar, no parece viable ya que el nivel de eficacia sería tan bajo que nuestra supervivencia sería casi imposible [19]. Si la decisión se tomara por cálculo probabilístico, la respuesta mejor ponderada, aunque fuera por una diferencia ínfima, se seleccionaría rápidamente. Pero seguiríamos sin poder explicar la aparición de respuestas creativas y novedosas, ya que las respuestas un poco más probables tenderían a perpetuarse [20]. Y tampoco podríamos explicar el fenómeno de la duda, cuya simulación en IA carece de sentido, pues implica retener la respuesta ya seleccionada, simplemente, para crear la ilusión de indecisión. Es interesante destacar que la cantidad y tipo de información no afecta por igual a un sistema mecánico que a un ser humano. Una persona duda más entre opciones parecidas cuanta más información tiene y menos cuanto menos tiene. En cambio, los sistemas de cómputo mecánicos precisan mejor sus respuestas si manejan toda la información y se bloquean cuando les falta. La razón fundamental es que nosotros dudamos porque no queremos sufrir las consecuencias negativas ni renunciar a disfrutar las positivas que cada alternativa conlleva, y ambas dimensiones son inaccesibles para un sistema carente de experiencias conscientes. Comprendiendo la mente Parece que la actividad consciente ha sido “diseñada” por la evolución, precisamente, para poder afrontar estas situaciones en las que desconocemos qué respuesta dar y, por tanto, tenemos que diseñarla ad hoc, así como evaluar, sin criterio claro, su eficacia sobre la marcha. De esta forma se convierte en el complemento perfecto al modo de procesamiento inconsciente. Cualquier sistema de computación carente de consciencia [21] limita su actuación a aquellas claves estimulares para las que tiene una respuesta específica de eficacia relativamente contrastada.
  • 26. Es decir, responde en función del conglomerado de reglas, algoritmos y protocolos de actuación pre establecidos (con independencia de lo sofisticados que sean o de cómo los haya adquirido) y de las condiciones de aplicabilidad requeridas para cada uno de ellos. El modo de trabajo en formato inconsciente permite procesar a gran velocidad y simultáneamente infinidad de datos, lo que le convierte en el mecanismo óptimo cuando se sabe qué respuesta dar ante determinada señal, ya que permite ejecutar simultáneamente multitud de acciones. Para ello el sistema tiene que detectar y almacenar toda la información relativa a la regularidad de los acontecimientos, para que la eficacia de la respuesta esté suficientemente “garantizada” ya que la ejecución es tan rápida que no es viable la rectificación. Por esa razón, el aprendizaje exclusivamente inconsciente (con estímulos subliminales) tarda más en establecerse y en eliminarse. Por idéntica razón, sólo a través de la machacona repetición de acciones eficazmente ejecutadas, éstas se automatizan, es decir, pasan al control inconsciente. La actividad consciente es la forma de actuación alternativa cuando la información disponible no permite la aplicación de algoritmo alguno, es decir, la mayoría de las ocasiones, pues la realidad no resulta fácilmente predecible y apenas contamos con unos pocos datos para actuar en cada ocasión. Y la clave de dicha forma de trabajo reside en la especial calidad de los contenidos con los que trabaja. Los contenidos conscientes son el resultado del armonioso y coordinado trabajo de distintos dispositivos inconscientes que permiten reproducir internamente, en un código único (vivencias sensorial y afectivamente integradas), los aspectos más relevantes del mundo externo e interno, ajustadas a las necesidades del momento presente. Puesto que el objetivo último es poder manipularlos con coherencia (acto de pensar), su naturaleza como conglomerados de información multidimensional es lo que posibilita un amplísimo espectro de asociaciones y combinaciones posibles entre ellos, basadas en las características compartidas, muchas de las cuales sólo existen como experiencias subjetivas: color, dolor, placer, amor, tristeza… De ahí la versatilidad, falibilidad, flexibilidad y creatividad coherente de la actividad consciente. El espacio de trabajo que en cada momento definen los contenidos conscientes supone un “experimento” para la mente cuyo resultado desconoce de antemano, en la medida que cada combinación de elementos es distinta y además depende de los recursos mentales disponibles y del estado del organismo en dicho momento. Cuando “pensamos/especulamos” la mente está al límite de su capacidad de computación ya que varios de sus dispositivos inconscientes trabajan conjunta y coordinadamente para crear y mantener activados los contenidos conscientes mientras simultáneamente los manipula [22]. Es fácil entender, por tanto, que la actividad consciente vaya unida a la sensación de esfuerzo y de cansancio y sea mucho más precaria (procesamos muy pocos datos y lentamente, es decir, de forma secuencial). Pero todo ello le permite al sistema, por un lado, evaluar la importancia y la eficacia “global” de la respuesta que es, precisamente, lo que conviene cuando desconocemos qué respuesta es la más eficaz y qué aspecto de la realidad es relevante, o puede verse afectado. Y por otro lado, puesto que la probabilidad de error es muy alta, al ser más lento e ir paso a paso, es factible en gran medida corregir la respuesta sobre la marcha ante cualquier indicio de perjuicio. Como vemos, el conocimiento consciente posibilita asociaciones nuevas y originales basadas en criterios “cualitativos” independientes del criterio “cuantitativo” de repeticiones estables (conocimiento inconsciente) lo que diversifica exponencialmente nuestras posibilidades de respuesta. Además, cuando pensamos/imaginamos diversas estrategias de acción, “experimentamos” sin sufrirlas realmente las consecuencias a corto, medio o largo plazo de cada alternativa, lo que nos permite “valorar su eficacia” sin correr riesgos. Es tan valioso y “caro” este modo de proceder que para rentabilizarlo ha terminado ocupando el centro de nuestra actividad mental, incluso en situaciones conocidas ya que así podemos reaccionar antes y mejor a los imprevistos. Por eso, la consciencia “supervisa” toda respuesta motora y, presumiblemente, su grado de desarrollo en cada especie sea inversamente proporcional al número de respuestas innatas, pues es preferible poder diseñarlas, ajustarlas y corregirlas rápidamente a la particularidad de cada individuo, momento y situación. Decisiones conscientes
  • 27. Que la mente toma decisiones es un hecho. Que la mayoría se producen a nivel inconsciente como resultado de la aplicación mecánica de algoritmos de computación, también. Si la consciencia procediera de igual forma, no sería un problema para la ciencia, pero si el resultado finalmente no estuviera necesariamente determinado por nada, es decir, si tuviéramos cierto margen de libertad, entonces todo se complica y más aún si se incluye en dicho proceso el “fantasma del yo”. Empezaremos por afrontar esto último. Ningún organismo o sistema de procesamiento de información tiene problema en diferenciar qué señales provienen del exterior y cuáles del interior, basta con tener unos límites bien establecidos y claramente identificadas las entradas externas de datos. En todo caso, si el sistema no fuera capaz de hacerlo, no sobreviviría/funcionaría ya que no podría responder eficazmente al medio. Lógicamente los organismos con consciencia no van a ser menos y deben mantener dicha diferenciación en la representación consciente que hacen de la realidad para evitar el caos [23]. Pues bien, el yo no sería más que la representación en consciencia de las señales internas más estables (señales del cuerpo [24], reacciones emocionales que se repiten, estrategias de pensamiento habituales, la percepción estable de que nuestras acciones generan consecuencias etc.). Estos elementos presentes en la mayoría de las situaciones configuran una sensación familiar de nosotros mismos que nos permite reconocernos como lo que somos: organismos estables, únicos y diferenciados del resto. Digamos que no tiene sentido “jugar la partida” con la realidad y no representar ni ubicar en el tablero al “rey” (yo), la pieza clave que determina el éxito o el fracaso. Como todo contenido consciente dicha sensación no es rígida, además de evolucionar a lo largo de la vida, también se matiza en cada situación con reacciones y modos de respuesta específicos o puramente creativos que en alguna medida nos “sorprenden” [25]. Como vemos, la sensación del yo no supone “una mente dentro de otra mente”, ni la existencia de fantasma alguno, no es más que la representación consciente de la parte más permanente de la realidad. Si bien tiene consecuencias radicales para nuestra existencia. El hecho de que el sistema puede reconocerse en todo momento nos permite proyectar y mantener nuestra acción a largo plazo, sin que “desaparezcamos” en la maraña de cambiantes circunstancias y el constantemente ajuste de metas que nos exige la realidad. De alguna manera, la sensación de yo funciona como un contrapunto a la extremada adaptabilidad a las circunstancias presentes del modo consciente. Cuando un objetivo (deseo) forma parte de la configuración del “yo”, es recuperable en cualquier momento. Además, constituye un criterio constante e “independiente de las circunstancias que nos permite reevaluar cualquier objetivo y estrategia a corto, medio y largo plazo, en función de lo que sabemos de nosotros mismos (intereses y competencias). En cuanto al proceso de decisión consciente, consiste en una vorágine de especulaciones y tanteos a través de la simulación interna de la impredecible realidad, representada con los conglomerados de contenidos conscientes que permiten evaluar multidimensionalmente los efectos de las distintas opciones según nuestra propia experiencia, teniendo como referente la constante y familiar sensación del yo, en una espiral sin límites claros porque carecemos de los conocimientos que permitirían determinar la respuesta correcta. De ahí que la decisión pueda ser revisada y cambiada constantemente, pues carece del carácter de necesidad. En alguna medida, se trata de un proceso de creación de reglas personales de actuación ajustadas a la particularidad de cada momento vital, lo que las hace poco estables y fiables en sí mismas, pero que con el tiempo posibilitan adquirir cierta sabiduría sobre nosotros mismos y nuestras circunstancias, así como que otros se beneficien de ellas ya que pueden ser fácilmente comunicadas. Son muchos los condicionantes y aspectos que influyen en este proceso, siendo especialmente destacables: la veracidad de los datos manejados (incluida la percepción de nuestras propias competencias), las emociones activadas en dicho momento o que lo hacen como resultado de los escenarios imaginados [26], y la capacidad consciente para tantear y configurar posibilidades más o menos complejas y originales (inteligencia y creatividad). El final del proceso puede sobrevenir por cansancio, urgencia, datos “claros”, presiones externas, etc. Aunque lo más frecuente es que sea cuando encontramos una opción cuyo balance de costes y beneficios
  • 28. consideramos ventajosa según nuestros intereses y capacidades (para emprender las acciones necesarias y afrontar las consecuencias). ¿A nuestra imagen y semejanza? Llegados a este punto toca preguntarse hasta qué punto las máquinas inteligentes son como nosotros o podrían llegar a serlo. A este respecto resulta interesante señalar el paralelismo existente entre la I. A. simbólica y nuestro conocimiento/actividad consciente y la I.A. de redes conexionistas y nuestro “conocimiento”/actividad inconsciente. La IA simbólica sigue las instrucciones introducidas por el programador, es decir, el conocimiento que conscientemente éste maneja, de ahí que puedan ejercer cualquier función, desde el primer “ensayo” y al máximo nivel posible, de la que tengamos conocimiento preciso. Pero dichos dispositivos no comprenden los criterios que utilizan, los manejan a través de pautas pre establecidas (normalmente para ámbitos muy bien delimitados) y puesto que carecen de un sistema propio y suficientemente abierto y versátil de comparación y combinación de información, no detectan datos “extraños”, las excepciones que exigirían cambiar las reglas de razonamiento y los criterios de decisión, algo que nosotros ejecutamos constantemente sin problemas. La simulación por muy perfecta que sea, no dota a la máquina del sistema de conocimiento consciente. El mejor ejemplo que se nos ocurre para explicarlo [27] , es imaginar a un magnífico actor ciego que ha de representar a un personaje vidente. Mientras todo (mobiliario, movimientos y gesticulación del resto de actores) se ajuste perfectamente al guión preestablecido, nadie notará nada, pero al menor imprevisto (que algo no esté en su lugar u otro actor cambie mínimamente su comportamiento) la ceguera de nuestro protagonista quedará al descubierto. En el caso de las redes neuronales, el programador establece el objetivo, los criterios de éxito-fracaso y cómo establecer las conexiones entre las unidades de la red. Después suministra a la red una gran cantidad de datos para que ésta a través de las sucesiva reiteraciones detecte las claves relevantes y se auto ajuste para alcanzar el máximo grado de eficacia. Son muy útiles para resolver aquellas tareas que si bien ejecutamos, no tenemos acceso consciente a cómo lo hacemos. Pero desgraciadamente, al final es imposible conocer la estructura de “razonamiento” que utiliza la red, ya que no adopta forma proposicional alguna y, por tanto, si bien hemos reproducido nuestra actividad, seguimos sin saber cómo lo hacemos y si la máquina la ejecuta o no como nosotros. Y por otro lado, las redes neuronales no aprenden como nosotros, necesitan de mucha “experiencia” para diferenciar lo relevante de lo superfluo. Nuestra vida es demasiado corta para acumular los cientos de miles de datos que una red artificial necesita para ajustar su algoritmo, por eso la consciencia acelera los aprendizajes y decisiones en cualquier ámbito que interviene. Hasta qué punto el procesamiento consciente depende de su naturaleza biológica o física, sea la que sea ésta, es un debate a día de hoy irresoluble. Ciertamente, el día que conozcamos la naturaleza física de la consciencia estaremos en disposición de poder reproducirla artificialmente. Lo que sí nos parece evidente es que mientras las máquinas no tengan su propio sistema de adquisición de conocimiento tipo consciente, sólo podremos aspirar a simulaciones, sin lugar a dudas, cuasi perfectas [28], pero siempre bajo la amenaza de que el sistema se colapse ante la presencia de un imprevisto, pues carecen de la capacidad para interpretarlo e integrarlo por si mismas. Computacionalmente hablando, el lenguaje de la consciencia no es meramente formal o simbólico, es el lenguaje de los qualia, el de las experiencias subjetivas, el de los referentes altamente compatibles y autorreferenciales, el de los significados. Como ya hemos explicado, un sistema de computación meramente formal sólo puede acceder al “significado” de las cosas a través de las asociaciones entre elementos regularmente contingentes. Pero carece de criterio propio para acceder directamente al significado y para establecer asociaciones creativas basadas en la semejanza de características. Tal es la versatilidad de este sistema de conocimiento que nos permite hacer operaciones imposibles en un lenguaje formal. Podemos comparar y combinar elementos de naturaleza y escalas distintas. Digamos