5. Decálogo de la Humildad 1. Elimina la soberbia, cultiva el espíritu positivo hacia los demás. 2. No permitir que tus actitudes o palabras ofendan a otros. 3. Estar en armonía es el mejor regalo; sonríe y mira a todos con cariño. 4. Cuida tu lenguaje. No hables para criticar, ni siquiera con el fin de agradar. 5. Haz de la humildad una clave de tu vida y el resultado será una buena autoestima.
6. 6. Reconoce la realidad y esfuérzate por ser mejor. 7. Elige a tus amistades por tus afinidades. 8. Resalta los aspectos positivos en los demás, minimiza sus debilidades. 9. No te sientas superior a nadie. 10. Aprecia otras virtudes para fortalecer la humildad: la modestia, la sobriedad, etc.
8. La llaneza de lo natural, de lo fácil, de lo comprensible, que puede llegar a todos sin oscuros obstáculos y es lo que caracteriza a la belleza. Lo sencillo es lo ingenuo, lo franco, lo sincero y afable; así como es sencilla la naturaleza, que se brinda sin condiciones. La sencillez la expresa el que elige el camino directo, sin vueltas, para evitar las malas interpretaciones que produce la ambigüedad de los atajos.
9.
10. Para ser auténtico hay que empezar por ser sencillo, no escabroso, dificultoso, arduo o peligroso, deseoso de mostrarse tal cual es, sin afectación ni ningún decorado, porque el hábito no hace al monje y el mejor atavío no nos puede decir nada de alguien, aunque esté lujosamente engalanado.