Una vez más los abanquinos se tomarán de las manos, se mirarán a los ojos, sonreirán y plenos de vida soltarán sus melodías directamente a los corazones de sus amigos, amantes, esposas o maridos, y en este rito vital remozarán sus alientos, para que, lo que el porvenir les tiene asignado sea más llevadero y hasta quizá, -y porque no- próspero a su modo. Y como si desde siempre conocieran en el fondo de sus almas tienen la certeza, de que tal como les vaya en estos carnavales les irá el resto del año.
2. CIRO V. PALOMINO DONGO
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PRESENTACION
En este trabajo estoy presentando el material que he ido acopiando sobre
el carnaval abanquino con motivo de la segunda edición de mi libro:
“ABANCAY: Alegre y hospitalaria”, y lo hago con mucha alegría porque a lo
lejos y desde hace ya varios días, desde mi casa o mi trabajo, vengo escuchando
las melodiosas voces, guitarras, charangos, tinyas, quenas y cascabeles de las
hombres y mujeres abanquinos que se preparan para celebrar su querido
carnaval.
En estas fiestas celebrarán con gran alborozo y júbilo la renovación de la
vida y de las esperanzas de un pueblo que baila y canta para que queden atrás,
como si solo hubieran existido entre la bruma de los sueños, los pesares que
acompañan a sus días.
Una vez más los abanquinos se tomarán de las manos, se mirarán a los
ojos, sonreirán y plenos de vida soltarán sus melodías directamente a los
corazones de sus amigos, amantes, esposas o maridos, y en este rito vital
remozarán sus alientos, para que, lo que el porvenir les tiene asignado sea más
llevadero y hasta quizá, -y porque no- próspero a su modo. Y como si desde
siempre conocieran en el fondo de sus almas tienen la certeza, de que tal como
les vaya en estos carnavales les irá el resto del año.
Después vendrá la Semana Santa con sus místicas procesiones y dolor
ancestral, donde desde el fondo de sus cuitas, pedirán a sus dioses y santos para
que sumerjan sus almas en las profundas lagunas de la calma y la quietud, donde
lo mortal parece que se acaba, y desde donde ellos conocen, surgirá a la
superficie de sus corazones la promesa de la salvación y la vida eterna.
Bajo este hechizo popular y vivificador en abundancia, en este año en que
se cumple el 450 aniversario de la inauguración del puente colonial sobre el río
Pachachaca, tengo también en mi corazón la alegría de presentarles este pequeño
esfuerzo acompañado de las fotografías que hago.
“Para olvidar mis líos
me voy al puente antiguo,
a ver cómo el rio amigo
se lleva mis desvaríos”
Carnaval abanquino
Abancay, febrero del 2,014.
3. EL CARNAVAL ABANQUINO
3
Los carnavales: una fiesta del mundo occidental.
Un carnaval es una celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma
cristiana, con fecha variable (desde finales de enero hasta principios de marzo según el año), y que
combina algunos elementos como disfraces, desfiles, música y fiestas en la calle.
El origen de su celebración era un rito pagano que se realizaba en honor a Baco, el dios
griego del vino, las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del buey
Apis en Egipto. Algunos historiadores remontan su origen a Sumeria y Egipto, hace más de 5,000
años.
En esos festejos los romanos se entregaban a los designios de una deidad de la mitología
griega, llamado Momo que en el Perú conocemos como “El Ño Carnavalón. Dios de la burla, amo
de la sátira hiriente, del sarcasmo cruel y de la más despiadada ironía, Momo se convirtió en el
presunto "protector" de todos aquellos que se entregaban al jolgorio, al escándalo del vicio y a los
excesos, famoso por divertir a los dioses del Olimpo con sus críticas agudas y mímica grotesca. Más
tarde, en la Edad Media, ya era costumbre que en las llamadas "fiestas de la locura" la gente gastara
bromas en lugares públicos oculta detrás de un disfraz.
Esta fiesta conjuga el juego, la música, el canto y los desplazamientos coreográficos con
alegría y con un mensaje satírico, burlesco y romántico. Expresa un homenaje a la vida en su culto
al amor y a la fertilidad.
Así, con el correr de los tiempos los carnavales fueron incorporados al calendario cristiano y
concebidos como un período de excesos permitidos antes de la abstinencia de Cuaresma. Los
festejos duraban hasta tres días antes del Miércoles de Ceniza. Estas costumbres se difundieron
desde Roma hacia Europa y más tarde llegaron a América, de la mano de los conquistadores.
La fiesta de los carnavales en el Perú.
Los cronistas limeños, señalan que está fue una costumbre italiana traída al Perú en la época
colonial. En un inicio los carnavales eran festejados solo por familias aristocráticas, pero con el
correr de los años se masificó expresándose en los juegos con agua y el lanzarse objetos:
serpentinas y cascarones.
Sobre cómo se festejaban los carnavales en los barrios populares limeños, la revista
“Variedades” en su número 52, del 27 de febrero de 1909, nos refiere que: “No obstante las nuevas
conquistas que la industria va efectuando en todos los órdenes de la actividad humana, el juego del carnaval
ha revestido, en Lima, el mismo carácter de criollismo que tenía ahora cincuenta años. El promedio de los
habitantes de Lima, goza más, endilgándose sendos baldes de agua, que con los amanerados chisguetes y
las melifluas serpentinas de papel. En los barrios populosos es un verdadero laberinto el que se arma con
motivo de los clásicos días y muchas veces suelen acontecer desgracias lamentables”.
Por su parte, Carlos Prince1
en su obra “Lima antigua” cuenta que “Las fiestas del Carnaval
tienen tan grande aliciente para todas las clases sociales, que es casi imposible su desaparición. Ni la
autoridad de policía, que anualmente publica bandos tres días antes de Carnaval, prohibiendo que se arroje
agua de los balcones sobre los transeúntes y que se juegue en las calles, so pena de una multa, ha podido
extinguir esta bárbara costumbre que se pierde en lo atrasado de los tiempos”.
1
PRINCE, Carlos. Lima antigua. Imprenta del Universo. Lima. 1890.
4. CIRO V. PALOMINO DONGO
4
Con el ánimo de moderar estos excesos, durante la dictadura de Augusto B. Leguía, que
deseaba congraciarse con el pueblo, se organizaba un corso de carnaval que se iniciaba en el Paseo
Colón hacia el centro de Lima con carros alegóricos, y presidido por una reina. Por esos días no se
jugaba con agua sino con chisguetes de olor.
Este era un carnaval muy elitista, que culminaba en una fiesta con máscaras. Incluso dio pie
a que se promulgara la Ley Nº 6677, del 20 de enero de 1,930, que: “Disponiendo que el producto
de las licencias para usar disfraces durante los días del Carnaval, en las poblaciones de Lima y
Callao y ciudades vecinas, se destine a la Junta de Defensa de la Infancia”.
Corso del carnaval limeño
Pero como en los Barrios Altos y La Victoria, las mujeres, niños y hasta los ancianos eran
mojados y pintados de negro sin piedad; en la época de Manuel Prado fueron suprimidos los
feriados de lunes y martes de carnaval permitiéndose jugar solo los domingos, con lo que quedó
prácticamente liquidado el carnaval limeño, para que por los años 60’ y 70’ volvieran a la ciudad
Capital, como la fiesta de los provincianos, con huaynos y yunsa incluidos.
Desde los inicios de la época republicana, los carnavales estaban precedidos por la “fiesta de
comadres y compadres”, que aparecen en las acuarelas del pintor costumbrista Pancho Fierro. Tenía
lugar dos jueves. En el primero, las mujeres daban obsequios a sus amigos hombres y hacían una
jarana, y el jueves siguiente: “comadres”, los varones obsequiaban a las damas finos y caros regalos
y fiestas más grandes.
Jarana limeña (acuarela de Pancho Fierro)
La fiesta de los “compadres” y las “comadres” en Abancay.
Esta fiesta se trasladó a Abancay, probablemente a través de la élite que residía en las casas
de las haciendas, para más tarde trasladarse a la ciudad y luego a la campiña. Su base es la chanza
que el campesinado le ha hecho desde siempre, a la especial recomendación que hacen los
sacerdotes al impartir el sacramento del bautismo, cuando declara a los compadres como: “el
“segundo padre y segunda madre del ahijado”, de modo que para el burlón entender campechano,
el ministro de la iglesia declaraba públicamente al compadre y la comadre como el segundo esposo
o esposa de los padres del ahijado, y de ese modo surgió la genial burla popular de que: “Compadre
que no arrima a la comadre, es mal compadre” y viceversa; por eso es que principalmente el día
que correspondía a los varones, para sorpresa del compadre y su vecindario, colgaban de su puerta
5. EL CARNAVAL ABANQUINO
5
un muñeco de tamaño natural, mal trajeado, con orejas y narices descomunales y con cuernos en la
frente, al que además para mayor burla, lo embadurnaban con excremento de ganado.
Un buen y memorioso testimonio de esta fiesta de la segunda mitad del siglo pasado, nos ha
sido narrado con lujo de detalles por Lino Ballón durante su intervención en el Dialogo Taller:
“Nuestro carnaval abanquino” organizado por la Dirección Desconcentrada de Cultura de Abancay,
pero que desgraciadamente quedará solo en su memoria si no se escribe para trasmitirlo.
En los últimos tiempos, por Decreto Municipal, está costumbre se ha convertido en una muy
sui generis fiesta burocrática, que consiste en que una institución que ha asumido el compromiso de
ser el “carguyoc”, con el conocimiento y consentimiento de su jefe o director, la noche anterior a la
fiesta cuelgan de los techos, balcones o postes cercanos a la oficina esos muñecos burlones que
supuestamente representan al jefe de la misma y por extensión a todos los trabajadores con un cartel
que alude a las negligencias de esa dependencia, por ejemplo: "Camal de Salud de Abancay".
Al día siguiente, los empleados de la entidad “carguyoc”, previo rol de sus visitas, recorren
cada una de las entidades públicas y privadas, donde son recibidos por los anfitriones con chicha de
jora, cerveza y cambray. Luego de cantar, bailar y jugar con chisguetes de espuma, pica-pica y
serpentinas por espacio de más o menos una hora, los visitantes se despiden para seguir cantando y
bailando por las calles hasta llegar a la siguiente oficina, y así esta rutina continúa hasta que en
horas de la tarde, la comparsa itinerante, cumpla con toda su hoja ruta.
La celebración de la fiestas de los “compadres” y de las “comadres”, tal como se
pretende festejar ahora, es solo una burda representación, sin el alma de la verdadera costumbre
que vino del campo y de los barrios populares de la ciudad, a los que jamás regresó, y por eso
su celebración se ha reducido al paseo borrachón descrito, donde la burocracia bebe, canta y
baila a costas del erario público.
¿A qué compadre o comadre de qué bautismo festeja la burocracia abanquina? ¿A
quiénes representan los muñecos cornudos y con el pene al aire que se cuelga en las
inmediaciones de las entidades públicas?, indudablemente a sus propios autores, por qué en esta
fiesta nadie es comadre, ni compadre, ni existe el ahijado de nadie. Ya nuestro poeta universal
César Vallejo nos ha enseñado: “¡Todo arte y voz genial viene del pueblo y va hacia Él
de frente o transmitido por incesantes briznas por el humo rosado de amargas
contraseñas sin fortuna!” Esas briznas incesantes son las vibraciones del alma popular.
¡No se puede cambiar una costumbre popular por una “mala costumbre”, solo porque alguna
mala autoridad así lo dispone.
Ya que esta costumbre al parecer está arraigada, debe aclararse que se trata de una
comitiva de mensajeros que coincidiendo con la fiesta de los “compadres” y las “comadres”,
llegan anunciando a la población la próxima llegada de los carnavales. Solo así tendría sentido.
Fiesta de los compadres en la DRA-AP ( Foto: Ciro Palomino Dongo)
6. CIRO V. PALOMINO DONGO
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El pukllay
El carnaval europeo, aquí en los andes encontró su contraparte en el pukllay (del quechua
jugar), que aun es una tradición incaica muy extendida entre los antiguos peruanos. Hoy por hoy es
también la fiesta de algunas poblaciones de origen quechua de la Argentina, Bolivia y Ecuador. En
los tiempos incaicos se festejaba al final de las lluvias y por el tiempo de las cosechas. En tiempos
de la colonia se conectó con el carnaval europeo, asumiendo su calendario, pero sin dejar de ser un
juego donde participa toda la comunidad.
En Andahuaylas el pukllay, es una competencia de danza de las delegaciones llegadas de
distintas partes del territorio apurimeño, del Perú y Sudamérica donde se reúnen cientos de
bailarines dispuestos a obtener los mejores premios.
El pukllay ó carnaval de las parcialidades del distrito de Cabana de la provincia de Lucanas
de la región Ayacucho, es una fiesta que dura tres días con juegos y ceremonias rituales, con el
principal objeto de rendir homenaje a la naturaleza a través del arte, y donde los jóvenes varones y
mujeres de los barrios de arriba y abajo, se retan a los juegos del amor. Es el tiempo para conseguir
pareja.
En cambio en el distrito de Chipao de la misma provincia, el pukllay es una danza
costumbrista, que se celebra con un concurso dentro del programa local de las fiestas del carnaval.
El qarmenqa es una de las fiestas más tradicionales de los pueblos del distrito y provincia
de Churcampa del departamento de Huancavelica, que se celebra durante los meses de febrero y
marzo de todos los años en la época de los carnavales (qatun poqoy). Esta costumbre se inicia con
la fiesta de los compadres y las comadres, desde el lunes de carnaval y culminando el miércoles de
ceniza en honor a la Cruz de Atoqassa. Esta tradición se mantiene desde la época incaica.
Dentro de la celebración de la fiesta mayor del qarmenqa se celebra al pukllay, que es un
juego donde las parejas se arrojan pepas del nogal, tunas, aylumpo, y pantipapa para medir sus
fuerzas; acabado los proyectiles se azotan en las piernas y los pies con ortigas con el propósito de
hacer caer a la pareja al suelo. Finalmente la fiesta concluye en un juego (pukllay) de todos contra
todos con abundante agua y barro.
En Tarabuco, capital de la provincia Yamparáez del departamento de Chuquisaca – Bolivia,
sus gentes celebran el festival del pukllay en marzo de cada año. Los miembros de la comunidad
indígena local se reúnen para la misa, desfilan en sus coloridos trajes tradicionales y bailan y beben
mucha chicha en conmemoración a la batalla de Jumbate (12 de marzo de 1816), cuando los
valientes tarabuqueños a la cabeza de Carrillo, Calisaya y Miranda, con sencillas y rústicas armas
vencieron al ejército realista.
En La Rioja – Argentina, el pukllay es una fiesta que se celebra durante tres días y que
termina con la quema de un muñeco de aspecto humano de tamaño natural, vestido en forma
descuidada con ropa vieja y andrajosa, al que le pintan los rasgos faciales y le colocan un sombrero.
Este monigote representa a Pujllay, el espíritu festivo de la fiesta que nace, vive y muere por esos
días de carnaval. Leamos la hermosa leyenda de Chaya y Pujllay, que dio origen a esta fiesta:
“Esta es la historia de una hermosa jovencita llamada Chaya que se enamoró del
joven príncipe del ayllu llamado Pujllay. Pero este era un mujeriego y ella, al no ser
correspondida, decidió huir a llorar sus penas a las montañas, donde llegó tan alto
que se convirtió en una nube. Desde entonces sólo retorna, a mediados del verano
de la mano de la diosa Luna (Quilla) en forma de rocío y lluvia. Dicen que Pujllay
sintió remordimiento del destino de Chaya y partió a buscarla sin éxito. Después se
enteró de que volvería en febrero y partió de nuevo a buscarla, pero no la encontró.
7. EL CARNAVAL ABANQUINO
7
Así que regresó donde la gente festejaba la fiesta de la cosecha y miraban la
pena del siempre divertido y mujeriego Pukllay con muecas de risa. Pujllay
derrotado por no lograr dar con el paradero de Chaya, ahogó sus penas en
abundante chicha hasta encontrar la muerte. Así quedaron para la posteridad el
significado de sus nombres: Chaya, que en quechua significa “agua de rocío”, y
Pujllay, que se refiere a “jugar, alegrarse”.
Muñeco pujllay, La rioja – Argentina (Foto: Internet)
Y así podemos colectar una serie de noticias sobre la celebración del pukllay o pujllay en
todos los países que alguna vez formaron parte del Tahuantinsuyo incaico.
En todos estos pueblos la finalidad del pukllay o pujllay no ha variado mucho, sigue siendo
la temporada donde las comunidades andinas cantan, bailan y juegan, y donde los solteros de ambos
sexos muestran su orgullo o coquetería para atraer a la pareja.
Pukllay andahuaylino ( Foto: Internet)
La fiesta de los carnavales en Abancay.
En esta tierra de haciendas coloniales, esta fiesta se celebraba con gran derroche de pompa,
júbilo y dinero, primero dentro de los cerrados círculos sociales de los hacendados y sus invitados
que se reunían al más purísimo estilo aristocrático limeño en las casas-haciendas coloniales. No en
vano a nuestro Abancay desde los tiempos de la colonia se le conocía con el mote de “Lima chico”.
8. CIRO V. PALOMINO DONGO
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De allí y a su modo se extendió a los centros poblados que fueron el embrión de las ciudades
apurimeñas: Abancay, Andahuaylas, Chalhuanca, etc., pero especialmente al campo donde cobró un
colorido singular. Una emulación de esas refinadas fiestas, aun se reproducían en los años 60’ y 70’
en el Club “Unión” de la Plaza de Armas, con disfraces, máscaras, serpentina, pica-pica, mixtura,
chisguetes de éter, grandes orquestas, etc.
Este carnaval está prácticamente extinguido en la actualidad, pero el que salió al campo,
retornó a nuestras ciudades convertido en una expresión de masas, motivo de orgullo regional y
nuestra principal atracción cultural y turística.
El moderno carnaval abanquino que tiene su origen en su campiña, probablemente haya
evolucionado a partir del pukllay quechua, pero asumiendo algunos detalles de las fiestas que se
celebraban en las casas hacienda. Consideramos que a estos causales se sumó el hecho de que las
tierras agrarias de los valles de Abancay y Pachachaca fueron rápidamente convertidas en haciendas
cañaveleras por los conquistadores, donde además de los panes de azúcar se producía la chicha de
caña que nosotros llamamos cambray pero que en otras latitudes se le conoce como Guarapo; y,
donde se movía tanta cantidad de esta espiritual bebida, se estima que reinaba la alegría y con ella el
motivo y humor para este tipo de fiestas y otras celebraciones y diversiones populares.
Es verdad que las fiestas carnavalescas que hoy prosperan en Abancay han sido introducidas
durante los años 70’, década que coincide con la liquidación de las haciendas por el Proceso de
Reforma Agraria y con ello el final de una ideología que permaneció, y dominó el valle por más de
cuatro siglos. Desde su inicio, su planificación, programación y desarrollo está a cargo de la
Municipalidad Provincial y básicamente están referidas a estas actividades:
a) La elección y coronación de la Reina principal del carnaval. Este es un legado de las
festividades del carnaval de los tiempos de las haciendas y del cumplimiento de la
normatividad que desde el gobierno central se dictaba desde el tiempo de Augusto B.
Leguía, pero falta el baile de disfraces con una buena orquesta de fama nacional.
b) La celebración de la costumbre de día de “Los compadres” y de “Las comadres”, que ya
hemos reseñado líneas arriba.
c) La entrada de Ño Carnavalón, el paseo de carros alegóricos y desfile de comparsas.
También traído a este “Lima chico” como cumplimiento de disposiciones gubernamentales
de los años 30’ del siglo XX, cuando se dispuso que los carnavales se celebrarán de este
modo y a cargo de los gobiernos locales del país. Más adelante hacia 1936, se introdujo la
yunsa o “cortamontes”, como parte de sus celebraciones.
En buen castellano una comparsa es una agrupación carnavalesca que sale a la calle a
interpretar su música y baile. En Abancay las comparsas tienen dos partes bien diferenciadas: el
conjunto musical que es la que aporta la música y las letras de los “carnavales” que son unas
canciones muy alegres y bailables con letras que hacen sátira mordaz a las instituciones, las
personas, las personalidades o a los acontecimientos especiales de la vida (enamorarse, casarse, en
fin la vida misma), y el cuerpo de baile que desarrolla las coreografías preparadas por la comparsa,
pero que además canta.
En sus últimas versiones los desfiles de comparsas abanquinas, ha puesto en escena a más de
1,500 personas, de las cuales las dos terceras partes fueron los empleados públicos y la tercera
parte, las abaceras de los mercados locales y el personal de algunas instituciones privadas, entidades
financieras, instituciones de educación privadas, entre otras.
También existe el Concurso de Comparsas, Festival de timpus o pucheros, Concurso de
Carnaval Campesino, Concurso de Carnaval Regional y hasta un concurso infantil, pero estos son
eventos de carácter estrictamente concursal y comercial.
9. EL CARNAVAL ABANQUINO
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Comparsa abanquina (Foto: Ciro Palomino Dongo)
Hacia 1938, el Dr. Aurelio Miro Quesada Sosa,2
en el libro de sus viajes al interior del Perú,
denominado “Costa, Sierra y Montaña”,3
nos brindó con amplia y generosa maestría sus
impresiones acerca del paisaje de la campiña, la dulzura y picardía de la letra de sus canciones y
acerca de la alegría de los abanquinos por el tiempo de carnavales de finales de los años 30’ del
siglo pasado, a través de estas cálidas y evocadoras palabras:
“En busca del paisaje más amable discurro luego por las rutas del campo.
Dejando las calles empedradas, voy hacia las huertas protegidas por pircas, o los
pastizales en que pace el ganado. Algunas veces me cruzo con autos vocingleros o
con arrogantes caballos de paso. Otras veces son indígenas, que bajo la sombra
de los sauces y los "patis" oscuros, se detienen para gustar, entre un denso
perfume de eucaliptos, la triple frescura del maíz: hervido en el mote, molido en la
mazamorra y tostado y sonoro en la "cancha". Por otro lado, magueyes de altas
varas, cañaverales de lindo color verde o dorado, molles, tunas, naranjos, cultivos
de panllevar, cafetales. Más lejos, chiquillas que lavan ropa en las acequias o en el
rio, o que se bañan con gracioso impudor, totalmente desnudas. Así quedarán más
frescas, para volver luego a la ciudad con el vaivén alegre de sus cuerpos
trigueños.
No podrán, sin embargo, usar sus antiguos vestidos pintorescos, porque la
indumentaria en la actualidad es muy sencilla. Los hombres calzan "ojotas" o
sandalias, hechas ahora con trozos de llantas de automóvil, y visten, por lo común,
pantalón y chaqueta de tela ligera; seguramente, entre otras razones, por el clima,
ya que en un valle cálido como este el poncho resulta muy pesado. Las mujeres
conservan más rezagos del traje antiguo, pero con elementos propios. Veo
manteletas o llicllas, distintas en todo de las del Cuzco y semejantes a las de
Ayacucho; aunque todavía más estrechas y cortas, según se me dice para lucir la
fina cintura, en cuya delgadez se cifra tanto orgullo. El vestido, por lo demás, lo
2
Nacido un 15 de Mayo de 1907 y muerto el 26 de Septiembre de 1998.en Lima. Catedrático y Decano de la Facultad de Letras y
luego Rector. Desarrollo una amplia labor entre el periodismo y la literatura. Especialista en la vida y obra del Inca Garcilaso de la
Vega. Es autor de una amplia producción de artículos, conferencias, opúsculos y otros escritos. Dirigió el Diario “El Comercio”
desde 1980 hasta 1998. Fue Director de la Academia Peruana de la Lengua, Presidente de la Academia Nacional de Historia y
Presidente de la Sociedad Geográfica de Lima.
3
MIRO QUESADA SOSA, Aurelio. COSTA, SIERRA Y MONTAÑA. Segunda Edición aumentada. Editorial Cultura Antártida.
Lima. 1947. Págs. 302-305.
10. CIRO V. PALOMINO DONGO
10
componen una falda amplia y ceñida a la cintura y una blusa con adornos y encajes
que hacen recordar algo a la moda de comienzos del siglo XX. Por lo general, se
cubren con un sombrero de paja de ala ancha, que vela con una sombra suave la
expresión blanda y sosegada del apacible rostro de las indígenas de aquí.
Algunos de estos rostros han despertado los elogios y han puesto su gracia
en las canciones en que es tan pródigo el repertorio musical de Apurímac. Como
en todas las zonas del Perú donde la fusión racial es acentuada, aquí también la
afición por los cantos es intensa y no se detiene en las capas populares sino llega a
impregnar los más diversos elementos sociales. Casi no hay en Abancay quien no
sepa tocar algún instrumento o no conserve en la memoria alguna letra de arraigo
local. Palabras sencillas, sin preocupaciones literarias, que se acompañan con los
varios instrumentos de cuerda: guitarras, bandurrias o "charangos", o que en los
días de carnaval entonan las "pandillas" al son de las quenas y las "tinyas".
Expresadas en castellano o en el mestizado quechua de Apurímac, hablan de ríos
y de cerros, de vuelos de aves o de lluvias tenaces.
A veces los celos se insinúan, o el amante se inquieta porque ha visto pasar
un forastero que ─como en el "huayno" conocido─ llega sonando sus "ojotas" o
mascando su Coca:
cocachampas achum achum,
usutachampas challan, challan.
Otras veces, en cambio, la vibración sentimental se cambia por una alegre
nota irónica:
Atatau, atatau
casado vidacca,
tetehuan, cobrehuan
hallin remachascca.
Añañau, añañau
soltero vidary,
ccorehuan ccolccehuan
sumacc casquillasca.
Lo que traducido más o menos libremente viene a decir:
Qué fea, qué fea
la vida del casado,
bien remachado
con plomo y con cobre.
Qué linda, qué linda
la vida del soltero,
hermosa y adornada
con oro y con plata.
Es tan solo una burla del momento, porque más impresiona a los espíritus la
letra del "huayno" emocionado que habla de un dolorido corazón que siente las
angustias de un amor sin fortuna:
Al cielo pido la muerte,
11. EL CARNAVAL ABANQUINO
11
pero no llega.
Quiero ese sueño
sin despertar, para olvidarte.
Guardo todavía en el oído algunos ecos de estos cantos, cuando se me lleva
a presenciar el espectáculo de la puesta del Sol desde la gruesa torre, con sonora
campana, que se eleva en la hacienda Patibamba. Por la firme escalera de cal y
canto subo a la parte alta. Allí veo los juegos de rojos y naranjas, las nubes que
cambian su vivo tono blanco por velos transparentes, cada vez más lejanos y más
pálidos: violetas, verdes, azules, rosas, perla. Lentamente, va cayendo la noche.
Por los caminos de la hacienda, cercados por "pircas" y bardales, avanzan, entre
nubes de polvo, las ovejas, o resuena el trote agitado de las mulas que vienen a
gozar, desde quién sabe qué campos cercanos, del sabroso reparo de la "inverna".
Por su parte Guillermo Viladegut,4
nos ofrece una colorida pintura de los carnavales
abanquinos de la segunda mitad del siglo XX, en la siguiente pintoresca nota:
“Todos los pueblos tienen una fiesta grande que los hace notables y con
este motivo se congregan cientos de visitantes. Abancay, hace muchos años, tenía
el Carnaval como una de las fiestas más esperadas y también la mejor celebrada
después del día de Mamacha Rosario y de las Fiestas Patrias. Y de esta emoción
surgió en el pueblo la conocida y popular música del carnaval abanquino, que
también por extensión se llama carnaval apurimeño, en cuyo fondo acomodan los
artistas y cantores sus letras para individualizar de acuerdo a su medio, de donde
resulta un contrapunto de canciones que aluden a personas, caracteres,
costumbres, etc.
El carnaval abanquino duraba toda una semana. Se iniciaba el día sábado
con la entrada del Ño Carnavalón; las primeras alegres comparsas se paseaban al
son de las flautas, de los charangos, bandurrias y guitarras cantando el
«Chayraqmi, chayraqmi / chayaikamuskani / parachawan, wayrachawan /
contraschaskukuspa»; lindas tinyas, a manera de tambores, cubiertas por un lado
con fino pergamino de piel de carnero, y por el otro con delgada membrana
peritoneal de chancho que con dos o tres cuerdas de crin de caballo, resonaban
como un enjambre de abejas. Alegres mestizas con sus caras pintadas de blanco y
rojo y con sus finos pies de taruca, zapateaban en el suelo recién regado por el
cielo después del anuncio de San Pedro con su wakaqara arrastrada por él mismo.
Al día siguiente, domingo de carnaval, se organizan pandillas de
«pasianderos», de la juventud y de viejos carnavaleros que iban y venían por las
diferentes calles de Wanupata hasta Miscabamba portando los implementos de
juegos: harina, picapica, cascarones, agua de florida, serpentinas, evocando las
canciones en los idiomas español y en runasimi: «Verde romerito morado floreces/
amor traicionero nunca permanece/. Tratas conmigo/ tratas con otro/ porque no
tratas/ solo conmigo/. /Aquí viene la comparsa/ /la comparsa abanquina/ /Desde
Maukakalle me mandaron flores/ en una canastita llena de amores/.../Apurimaq
mayu río caudaloso/ en tus aguas turbias/ /casi la vida pierdo/ ...Patibamballay
patipa ruruchan/ /ciertoponechus parischaykusun/...
Se organizan excursiones familiares al campo portando todos los
implementos de juego y los menesteres para preparar el almuerzo «timpu», una
especie de sancochado, en las huertas de José Soria, Catalina Hoyos, Dionisio
4
VILADEGUT FERRUFINO, Guillermo. Alma y rostro de Abancay. Imprenta IRAL E.I.R.L. Abancay. 1997 Págs. 121 y 122.
12. CIRO V. PALOMINO DONGO
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Camacho, mentados por sus duraznos, yendo hacia Qolqaki, la de Azurín hacia
Maukakalle, de los Bedia hacia Sawanay; y así las principales familias abanquinas
salían al campo, a Tamburco, Aymas y otros lugares; este almuerzo da motivo para
que casi al terminar el ágape se iniciara un juego de verdadero carnaval,
empleándose todos los residuos del banquete y por consiguiente, la pulcra mesa
de momentos antes se convertía en un campo de juego y batalla.
Los jóvenes de la ciudad, los malqos, de aquella época: los Casas, los
Huerta, los Pinto, los Ocampo, los Fano, los Luna, los Fernández, etc. formaban
sus grupos de combate con sus canastas de globos de cascarones y los bolsillos
llenos de harina, que arrojaban a las ventanas de las alegres muchachas,
rematando al final con la toma de la casa de las Fano, quienes esperaban bien
preparadas desde días antes; por las noches, numerosas comparsas de los
aledaños, formaban pandillas que recorrían la ciudad, en aquellos tiempos su
número llegaba a los cincuenta conjuntos, dando a Abancay un aspecto único de
alegría y bohemia popular.”
Comparsa Abanquina (Foto: Ciro Palomino Dongo)
Por la década de los años 70’, se publicó en Lima una colección de 25 libros populares sobre
la geografía, folklore, historia, economía, personajes, cultura, plagados de interesantes fotografías
de todos los departamentos del Perú, que su Director, el escritor y periodista Pedro Felipe Cortázar
tituló “Documental del Perú”.5
De esta conocida publicación extraemos estas líneas para conocer el
carnaval abanquino de los aquellos años, leamos:
“UN PUEBLO QUE DANZA
En el incomprensible “papel arrugado” de su tierra, el hombre apurimeño
nativo, enclaustrado por cumbres y abismos, dominado por los verdes campos de
sus valles profundos y los azules intensos de sus cielos, danza.
5
DOCUMENTAL DEL PERU. Enciclopedia Nacional Básica. APURIMAC. Tomo XVIII. Lima. Octubre 1,985. Editorial Imprenta
DESA. Págs. 39, 40, 41 y 43.
13. EL CARNAVAL ABANQUINO
13
Danza, con loca alegría, en centenares de policromas fiestas. En lugar de
vivir agazapado en su honda miseria de siglos, se desfoga psíquicamente en la
expresión más humana: la danza.
Entre polvos y cascabeles, entre monteras de luces y máscaras
pintarrajeadas, las muchedumbres se trenzan en interminables danzas,
incansables, de horas, de días, de noches…. hasta caer exhaustas.
Sus cantos, sus danzas, en medio de su alegría, no son más que lamentos
de las tristezas de la vida cotidiana.
Su elemental lenguaje poético o sus anacrónicas contorsiones de figuras del
siglo XVI o XVII, nos hablan con sus tristes melodías, o con sus aires monótonos y
melancólicos o con su estallido de alegría de charangas, del hambre, de la soledad,
y de la inaudita miseria.
El cura de la colonia se "hizo de la vista gorda" o fomentó y asimiló ese
estado de ánimo para incorporado a las fiestas religiosas católicas y así los indios
celebraban la cosecha o la siembra de la Pachamama milenaria, con el mismo
calendario del Corpus o de la Natividad o de la Virgen de Cocharcas. y así han
continuado haciéndolo desde aquella lejana época sin que casi nada varíe con el
paso de los siglos, porque Apurímac -ya lo hemos dicho- es como un cofre hecho
por costumbres y abismos, en el que se ha detenido el tiempo.
El "Carnaval Abanquino” es la fiesta folklórica nacional más conocida entre
la gran masa popular de nuestro país. Y es quizá el resumen de todas las danzas y
cánticos de la región.
El Carnaval dura de cuatro a ocho días. En Abancay, los miércoles de
Ceniza las comparsas se dirigen a Tamburco, donde realizan la despedida con
nuevos bailes y algarabía.
Desde allí se despiden hasta el nuevo año regresando a sus respectivos
pueblos, con los caminos regados de borrachos, ahítos y embadurnados….unidos
dentro de su gran unidad inhóspita andina, en su solitaria "isla terrestre".
14. CIRO V. PALOMINO DONGO
14
Según la descripción de Mildred Merino de Zela, "La música del famoso
carnaval Abanquino, triunfal y contagiosa, es común a todos los grupos y clases
sociales. Con ella bailan la señora mestiza y los campesinos indígenas, entre
guitarras, quenas, tinyas y cascabeles".
"Durante el Carnaval se baila la música propia de la fiesta, en grupos que
recorren interminablemente las calles con el vestido "de centro" usual, jugando con
mozos, como el "Segollo" -desafío con látigos- el "Paki" -lucha con el puño cerrado
golpeado contra el antebrazo etc. diversas manifestaciones de la euforia unas con
regocijo y alegría y otras con fiero empaque (Abancay)".
El carnaval abanquino en “Los ríos profundos”.
José María Arguedas Altamirano, escritor y antropólogo, nacido el 18 de enero de 1911 en
la ciudad de Andahuaylas, publicó en el año 1958, “Los ríos profundos”, novela autobiográfica, por
cuyo mérito recibió el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1959. En ella
nos hace una descripción, imaginaria o real, del Abancay de los tiempos de las haciendas. Dentro de
su trama aparecen descritos magistralmente los hacendados, los maestros, estudiantes, los
gendarmes, las mujeres, los colonos, la policía, el vecindario abanquino y sus costumbres.
Esta novela ha sido considerada “la síntesis más perfecta del mundo andino y el
español….. su autor concibe toda su literatura alrededor de un proyecto: un país dividido entre
dos culturas (la andina, de origen quechua, y la urbana, de raíces europeas) que deben
integrarse en una relación armónica de carácter mestizo” y por ello es motivo de estudios
literarios, antropológicos y sociológicos, siendo en una de las obras peruanas más traducidas a nivel
mundial. Unos extractos de esta obra referidos al famoso carnaval abanquino, nos relata:
“Arrearon las mulas al trote. En el barrio de la Salinera, todas las calles
estaban llenas de gente. Hombres del pueblo formaban una especie de barrera
pasiva. No dejaban avanzar a los caballeros de corbata.
—Las mujeres te pueden degollar, señor —oí que les decían.
—¡Patibambapak! ¡Patibambapak! —gritaban las mujeres y arreaban las mulas.
Les abrieron campo.
Desde algunos balcones, en las calles del centro, insultaron a las cholas.
— ¡ Ladronas! ¡Descomulgadas!
No sólo las señoras, sino los pocos caballeros que vivían en esas casas
insultaban desde los balcones.
— ¡Prostitutas, cholas asquerosas!
Entonces, una de las mestizas empezó a cantar una danza de carnaval; el
grupo la coreó con la voz más alta.
Así, la tropa se convirtió en una comparsa que cruzaba a carrera las calles.
La voz del coro apagó todos los insultos y dio un ritmo especial, casi de ataque, a
los que marchábamos a Patibamba. Las muías tomaron el ritmo de la danza y
trotaron con más alegría. Enloquecidas de entusiasmo, las mujeres cantaban cada
vez más alto y más vivo:
Patibamballay ¡Oh árbol de pati
Patisachachay de Patibamba!
15. EL CARNAVAL ABANQUINO
15
sonk'oruruykik'a nadie sabía
k'orimantas kask'a que tu corazón era de oro,
sonk' ruruykik'a nadie sabía
k'ollk'emantas kask'a. que tu pecho era de plata.
K'ocha mayullay ¡Oh mi remanso,
k'ocha remanso mi remanso del río!
challwachallaykik'a nadie sabía
k'orimantas kask'a que tus peces eran de oro,
patuchallaykik'a nadie sabía
k'ollk'emantas kask'a. que tus patitos eran de plata.
Cerca de Huanupata muchos hombres y mujeres se sumaron a la comisión.
La gente salía de las casas para vernos pasar, corrían de las calles transversales
para mirarnos desde las esquinas.
Así llegamos a la carretera, al ancho camino polvoriento de la hacienda. Era
ya un pueblo el que iba tras de las muías, avanzando a paso de danza. Las
chicheras seguían cantando con el rostro sonriente.
(…..)
Yo hubiera querido cantar, entre lágrimas de sangre, aquel carnaval de
Patibamba con que avanzamos por el mismo camino, hacia la hacienda. La señora
me llevaba casi abrazándome, pero su ancho brazo con que me rodeaba el cuello y
que tocaba mi hombro, no lo apoyaba en mí. No sentía ningún peso, sólo el calor
de su piel. Yo iba callado. El mundo nunca fue más triste; calcinado, sin esperanza,
hundido en mis entrañas como un helado duelo. " ¡Dios mío! —iba diciendo—, ¡haz
que encuentre a mi padre en la puerta del Colegio! "
Abanquinas (Foto: Martín Chambi)
La yunsa del carnaval abanquino
El carnaval abanquino, reproduce la fiesta de la yunsa, mallqui o “cortamonte” que se
remonta a una costumbre instalada en los departamentos serranos del centro del país que cuentan
con ceja de selva, donde desde tiempos pioneros, sus colonizadores debían desboscar, es decir,
propiciar la deforestación y desbroce de un bosque natural, para la instalación de un campo de
cultivo, de pastos para la crianza de ganado, la instalación de un huerto de frutales o la construcción
de sus viviendas. Culminada esta ardua tarea e introducidos los cultivos, durante el mes de febrero o
16. CIRO V. PALOMINO DONGO
16
marzo que son cuando ven el fruto de sus esfuerzos, lo festejan con canciones, danzas y abundante
comida y chicha, representando en un festivo árbol todos los árboles que debieron talar.
Más adelante se llevó esta tradición chacarera, a un escenario poblano primero y en la
actualidad ya se encuentra instalada en todas nuestras ciudades apurimeñas. Viladegut6
nos refiere
que esta costumbre empezó a celebrarse en Abancay a partir del año 1,936:
“Por el año de 1936 se estableció en Abancay la «yunsa» de mucha
popularidad en los pueblos del centro, llamada también «cortamonte». Consiste en
plantar un gran árbol, cargado de adornos y regalos; luego, bailando, cantando y
cortando a golpe de hacha alrededor del árbol se tumbaba el mismo, momento
cuando todos los espectadores tienen que recoger al quitarse los regalos y adornos
del árbol caído. Después los participantes se disponen a pasear por las calles de la
ciudad haciendo gala de sus disfraces de campesinas y campesinos y evocando
las canciones de carnavales.”
Sobre los afanes de la yunsa abanquina de la segunda mitad del siglo XX, Viladegut7
nos
relata:
“La Yunsa
(….)
Desde varios días antes de carnavales se organizan grupos de familias de
20 o más personas, entre hombres y mujeres, primando a juventud,
comprometiéndose a tomar parte en el juego y a contribuir en los gastos Un día
antes del señalado para la fiesta que puede ser el domingo o miércoles de
carnaval, se lleva un árbol al sitió designado para realizar la reunión; árbol
frondoso, ato de ronco un poco grueso, generalmente el pacae. Se adorna al árbol
con serpentinas, globos inflados, botellitas de cognac, juguetes, paquetes de
dulces, panes, frutas; si el grupo es más entusiasta, se ponen otras cosas de más
valor y atracción, se planta el árbol en un hueco en medio de gran algarabía, y se le
complementa sus adornos con otras cosas más que están llegando en último
momento.
Para el momento de la fiesta, todos los participantes van con trajes
especiales de carnaval; las mujeres llegan ataviadas con sombrero de paja,
chamarra, lliqllita y su pollera de vivos colores de pana debe ir una banda de
músicos, una orquesta o una estudiantina Se cantan versos de carnaval: / Verde
tumbo/verde tumbo / a las mejores me las tumbo /. /Aunque nos critiquen/ poco nos
importa/por los carnavales / todo se soporta /.... Se baila y se da vueltas en torno al
árbol, por parejas; y, una pareja por turno tanto el hombre como la mujer dan dos,
tres y más hachazos al árbol, en medio de una alegría general, una y otra pareja
hacen lo mismo, hasta que por fin, después de tanto porfiar, se corta el árbol y cae
El público se abalanza sobre el árbol caído para coger alguno de los adornos en
medio de un gran barullo. Los participantes felicitan a la pareja que ha cortado el
árbol, y les desean éxitos para que al año entrante se encarguen de hace, similar o
mejor actuad, de hecho resulta con el cargo encima
La comparsa recorre algunas calles cantando y danzando carnavales. /El
anillo que me diste/oro puro me dijiste / tutallamanta qawaykuqtiyqa/de hojalata
había sido././Cielo abanquino / deja que me vaya / maypi kasqaipipas /
6
VILADEGUT FERRUFINO, Guillermo. Ob. Cit. Pág. 122.
7
VILADEGUT FERRUFINO, Guillermo. Ob. Cit. Págs. 125 y 126.
17. EL CARNAVAL ABANQUINO
17
yuyarimusqaykin / y se va a la casa que es del “carguyoc”para rematar y seguir
cantando y bailando:…../Tarukatapas, vikuñatapas / tropanmantas taqaqmi
kam/chaichus mana, taqaykimanchu / yanaykipa brasunmanta/, tengo derecho /
mayor derecho / para decirte, te quiero mucho/.”
Yunsa abanquina (Foto: Ciro Palomino Dongo)
El vestido de la mujer abanquina
El traje típico de la abanquina del campo que conocemos y que lucen todas las mujeres en
los carnavales, tiene su origen en las confecciones españolas, introducidas en nuestra tierra por
medio de los “repartos”, llamado también repartimiento, que consistía en la distribución compulsiva
que hacían los Corregidores de mercaderías de origen europeo o proveniente de otras subregiones
del virreinato, entre la población indígena y mestiza de su corregimiento.
Esta práctica legalizada en el año 1751, fue usual desde la segunda mitad del siglo XVII y
que al finalizar el mismo adquirió una importancia como medio fundamental para el
funcionamiento del régimen económico y social del virreinato. Por este “comercio” obligatorio los
Corregidores obligaban a los nativos a ingresar en el sector mercantil ofreciendo los excedentes de
su producción agropecuaria o su mano de obra en las haciendas, ya que así podían obtener el dinero
necesario para pagar las mercaderías repartidas a la fuerza y cumplir con sus tributos.
Manuel Espinavete López, en la “Descripción de la Provincia de Abancay”8
que hiciera en
su condición de Subdelegado del Partido de Abancay hacia de 1790, respecto de los repartimientos
nos señala lo siguiente:
“REPARTOS.
Por lo expresado hasta aquí en punto de Comercio se manifiesta que los
habitantes del Partido de Abancay consumen anualmente de once á doce mil
pesos en efectos para vestirse, cuya cantidad subirá en algunos años; veamos
ahora quanto repartían los Corregidores en cinco años, y á que precios.
Mil quinientas mulas a 36 pesos. 52.500.
Cincuenta mil varas de ropa Cuyo a 6 rs. 37.500
Ciento cincuenta quintales de fierro a 6
reales la libra 11.250
8
ESPINAVETE LOPEZ, Manuel. Descripción de la Provincia de Abancay. Mercurio Peruano XII, Nº 595-601. Biblioteca Nacional
del Perú. 1792. Lima.
18. CIRO V. PALOMINO DONGO
18
En Bretaña, Vayetas de Castilla, Medias
De hombre y mujer, de seda y lana,
Paños de primera y segunda, algunas Persianas 12.000
Dos mil cuchillos a seis reales 1.500
────────
114.750
Cumplidos los tres años repartían lo siguiente:
De la vuelta 114.750
Quinientas Mulas á 35 pesos. 17.500
Doce mil varas de ropa Cuyo a 6 rs. 9.000
Cincuenta quintales Fierro A 6 reales libra 3.750
─────────
145.000
En su libro “El imperio de lo efímero”, Gilles Lipovetsky explica que “la moda cambia sin
cesar, pero en ella no todo cambia”. Lipovetsky lo decía haciendo referencia a la prolongada vida de
los kimonos nipones. Pero en estos tiempos de modas descartables y a la carta, parece difícil
entender que la ropa de las cholas del siglo XXI tiene una evolución de más de trescientos años,
pues por ese entonces, por obra y gracias de estos funcionarios coloniales, las mujeres indígenas
comenzaron a abandonar sus atuendos tradicionales, para que comenzar a usar las ropas que por ese
entonces eran populares en la península ibérica, como polleras a los tobillos, y así con el paso del
tiempo, lo español se hizo cholo.
1. Las polleras, que es el nombre con que se conoce en España y la América española a una
variedad de faldas y vestidos que se caracterizan por sus elaborados adornos. Las polleras
están elaboradas de diferentes materiales como algodón o lana y suelen llevar coloridas
decoraciones en diferentes técnicas, comúnmente bordados y encajes con diseños florales.
Las polleras americanas derivan del vestido español del siglo XVI o XVII, que a su
vez se originaron de una forma más simple y sencilla que usaban las mujeres de los
substratos medios y bajos de la sociedad para sus faenas diarias o para ir a las celebraciones
de las regiones donde vivían.
A estos largos vestidos se le llaman pollera porque con ellos las mujeres solían arrear
a los pollos, recogerlos para que duerman o tomar los huevos de los gallineros. A la
actualidad se los usa como traje folclórico en muchos países latinoamericanos.
En el Perú, las polleras se ocupan sobre tres capas de faldas. Además la pollera
original antigua lleva una capa que va inmediatamente debajo de la pollera que se llamaba
fuste, luego una falda llamada centro de lana que va encima de un segundo fuste. Estos
fustes o faldas interiores suele variar de acuerdo a la región y a sus condiciones
climatológicas.
19. EL CARNAVAL ABANQUINO
19
2. La blusa.- Del francés: blouse, se refiere generalmente a la camisa utilizada por las mujeres.
Estas se confeccionan con tela de algodón o de seda y pueden o no incluir cuello o mangas y
tener detalles “femeninos” tales como colmenas o decoraciones bordadas. Las blusas tienen
botones invertidos a los de las camisas de los hombres, es decir, los botones están
normalmente en el lado izquierdo y los ojales en el derecho. Algunos sugieren que esta
costumbre fue introducida por tintoreros para que pudieran distinguir entre las camisas de
las mujeres y las de los hombres.
3. La manta.- En España fue conocida como manta o mantilla a la ropa suelta que usaban y
aun usa la gente de los pueblos para abrigarse, y en algunas provincias es considerada como
parte del traje y se lleva en todo tiempo.
En Abancay a esta prenda, algunos “expertos” le dan el nombre de rebozo, pero no es
un rebozo propiamente dicho, porque esta es una prenda femenina usada en México, donde
es una sola pieza de forma rectangular y que mide entre 1.5 m hasta 3 m de longitud, y
pueden estar hechos de algodón, lana, seda o articela. Además estos rebozos pueden ser
usados como bufandas o a manera de chales.
Las campesinas a menudo los usan para cargar a sus hijos o llevar productos al
mercado, es decir tienen la misma función que la “liccla”9
en el mundo andino.
4. Los botines.- La historia de la bota, es parte del proceso de civilización humana, pues esta
prenda elaborada con fines de protección data de 15,000 años a. C. Al comienzo de la
9
Lliclla es una manta tejida que llevan las mujeres en los Andes peruanos con múltiples usos. Suele ser muy colorida
con motivos, patrones, tamaños y colores que varían de acuerdo a la región, etnia o nación del artesano.
Se han encontrado llicllas Huaca Prieta (entre 4000 y 2500 años antes de Cristo) y tiene grandes hitos en las
culturas Paracas y Nazca. Los cronistas españoles hablan de la difusión de la lliclla en el incanato. Cieza de León es el
primero en mencionarla y la describe como "manta delgada que les cae (a las mujeres) por encima de los hombros".
20. CIRO V. PALOMINO DONGO
20
civilización esta prenda era utilizada tanto por hombres como por mujeres. Pero a partir del
siglo XIX, siglo de los grandes descubrimientos tecnológicos, y provocador de cambios, la
nueva actitud de la mujer dispuesta a salir de su casa para conocer el mundo, provoca la
aparición de las primeras botas femeninas, con modelos delicados y refinados, abotonados o
atados con lazos. Estas botas, de caña baja, se diferencian bastante de las botas masculinas.
Niña de la hacienda “Patibamba” con botines y botines abanquinos
Probablemente por esos años, a través de las mujeres de los hacendados hayan hecho
su aparición en el valle de Abancay, la cuales fueron copiadas para las mestizas por las
expertas manos de los zapateros y talabarteros que por generaciones los Agustinos formaron
en Mamara y San Antonio (Grau).
Sobre la vestimenta de los campesinos varones del siglo XX de Abancay, poco ya podemos
decir, solo nos queda remontarnos a las fotografías de la época, que desde luego casi todas
invariablemente nos señalan la condición de pobreza de estos. Veamos esta fotografía de comienzos
del siglo XX:
Hacienda “Patibamba” Abancay
21. EL CARNAVAL ABANQUINO
21
Yunsas: Del “cortamontes” al “plantamontes”.
Aunque al parecer este tema, no debiera ser tratado a la hora de encarecer la belleza, gracia y
alegría de nuestros carnavales, resultaría hipócrita no tocarlo, tanto más cuando los abanquinos no
lo somos, y por eso nos resolvemos a tratarlo porque este asunto es delicado y porque nuestra
mentalidad de hombres de valía nos obliga a no excusarnos de ello.
Hay datos que debieran estremecer nuestra conciencia, por ejemplo, saber que: “un árbol
genera el oxígeno que consumen diez personas. Un automóvil, consume en una hora el mismo
oxígeno que 800 personas en un día. Un automóvil, consume a la hora, el oxígeno que 200
árboles generan en un día”. O este otro: “En 50 años, un árbol genera 31.000 dólares de oxígeno
y recicla agua por otros US$ 37.500. Además, controla la erosión del suelo, fertiliza y da refugio
a la fauna por valor de 125.000 dólares”.
Como hemos visto, nuestros carnavales están plagados de yunsas, que consiste básicamente
en tumbar un árbol grande, fuerte y sano de molle o capulí, trasladarlo al lugar donde se ha decido
realizar la fiesta y plantarlo artificialmente adornado de globos y serpentinas y cargado de regalos
baratos, plastiquería por lo general, globos y serpentinas, en torno al cual bailan y cantan los
invitados, al compas de los músicos y cantantes, propios o contratados que se alterna con una banda
de músicos de lugar, ataviados con trajes típicos, orlados con abundante serpentina alrededor de sus
cuellos, talco y/o harina en los rostros y bebiendo copiosamente la chicha y la cerveza ofrecida por
los anfitriones o que ellos mismos han acotado.
Haciendo turnos las parejas se acercan al árbol, quienes previo brindis (tinca) con la yunsa y
la pachamama, le dan un duro golpe de hacha en un bravío ademán de tumbarlo. Como
consecuencia de estos hachazos, en un determinado momento, el árbol cae causando gran algarabía
entre los participantes y el público que corre por lograr algún regalillo que pendía del árbol caído.
Después de esta turbamulta, la pareja que dio el golpe que propició la caída de la yunsa, queda
comprometida "carguyoc" para repararlo el año que viene con el compromiso que será un mejor
árbol, mayores regalos y adornos, y una más grande fiesta.
En Abancay, en tiempos de carnaval, se talan aproximadamente unos doscientos molles, los
mejores, los maduros de hasta veinte años de edad. ¿Quién repara la pérdida del oxigeno que
brindaban estos árboles?, desgraciadamente la respuesta es: nadie.
El desmedido parque automotor de Abancay, -donde al parecer al cabo de poco tiempo
habrá más carros de segundo uso que calles- está sometido a la fuerte pendiente de sus calles y por
ello quema más combustible y carburantes que se transforman en fuertes emisiones de monóxido de
carbono (C02), que en la actualidad son la causa de graves afecciones respiratorias, especialmente
en la población infantil, y sumado a esto, está el hecho de que sus escasas áreas verdes que no pasa
de diez hectáreas, y la estrechez provinciana de sus calles, no permiten albergar grandes pulmones
urbanos (parques, bulevares y centros recreativos), de modo que solo nos queda la campiña, que
poco a poco va desapareciendo, debido al veloz y caótico crecimiento urbano de la ciudad, a lo que
se suma la tala indiscriminada de las pocas reservas forestales que tenemos, y muchas veces como
en el caso que tratamos, solo por diversión.
La organización y realización de una yunsa, cuesta mucho dinero. Los gastos comienzan
desde la adquisición del árbol, que debido a su escasez, año a año van incrementando sus precios, el
costo de su traslado al lugar de la fiesta desde lugares cada vez más alejados, los adornos del árbol,
la adquisición o alquiler de los trajes típicos, el costo de los músicos, la chicha, la cerveza, la
comida y los otros gastos más, todo eso multiplicado por las más de 200 yunsas, nos resulta una
cantidad enorme. Lo triste de estos alegres carnavales es que luego de esta masacre ambiental, solo
ganan las compañías cerveceras y sus representantes, nadie más.
22. CIRO V. PALOMINO DONGO
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Corte de un árbol de capulí para la yunsa (Foto: Ciro Palomino Dongo)
Entonces, si gastamos tanto dinero para aniquilar divertidamente a un árbol vital para el
medio ambiente y nuestra salud, porqué no hacemos un igual o mejor despliegue de energías, para
reparar este enorme daño ecológico y ambiental, creando en el mes de noviembre por los días del
aniversario de la ciudad, la fiesta del “PLANTAMONTES”, donde cuadrillas de divertidos
muchachos y muchachas vestidos a la usanza abanquina recorran su campiña sembrando molles
(Schinus molle) y capulíes (Prunus serótina), previamente producidos en los viveros forestales del
Gobierno Regional de Apurímac, Agrorural o la Municipalidad de Abancay, y en los terrenos de los
campesinos que se hayan inscrito en un padrón de beneficiarios de esta siembra.
No hablemos de unos cuantos centenares de plantones, pensemos en cien mil árboles, y solo
así nos reconciliaremos con la víctima principal de nuestros carnavales: la naturaleza, el medio
ambiente, la pachamama y los sumacsachas, y una vez tranquilizadas nuestras conciencias y
reconciliados nuestros espíritus con la madre naturaleza, podremos llevar en paz y con la misma
alegría de siempre nuestro carnaval abanquino, incluso con sus yunsas; de lo contrario a medida que
vaya incrementándose la conciencia ecológica del país, especialmente en la juventud, más adelante
todos los abanquinos seremos vistos como los salvajes verdugos del medio ambiente.
Árbol de molle (Foto: Internet)
El carnaval abanquino tiene la obligación de renovarse
Ya suenan como muy viejas y hasta desconocidas para las nuevas generaciones, muchas de
las melodías del cancionero abanquino, y algunas que por ahí se asoman, incluso ya no son nuestras
sino un remedo que nos hicieron en otros lugares, pero que como grandes novedades llegan hasta
Abancay, y desgraciadamente los aceptamos y hasta de buena gana, porque no tenemos novedades
en el medio.
Esta carencia puede resolverse creando el CONCURSO ANUAL DEL CARNAVAL
ABANQUINO que muy bien podría llevarse a cabo a mediados de diciembre en el Coliseo
Municipal con la participación de todos los músicos de nuestro medio estimulados por un generoso
23. EL CARNAVAL ABANQUINO
23
incentivo económico para que su producción sea de lo mejor. Se podría incluso concursar algunos
géneros más como el huayno y la guaracha abanquina.
Músicos del carnaval abanquino (Fot: Ciro Palomino Dongo)
Resultando conocidos los ganadores y sus canciones se debieran grabar, diez o doce de los
mejores temas en un CD, que deberá ser lanzado como la música oficial de los carnavales que se
aproximan, sin perjuicio, claro está, de seguir alternando con nuestras joyas carnavaleras.
Tenemos nuevos y buenos músicos que esperan una oportunidad para llevar las melodías del
carnaval abanquino a los escenarios nacionales e internacionales, tal y como lo han hecho con su
acervo musical carnavalero los músicos cajamarquinos.
El timpu abanquino.
Del quechua Timpusqa (hervido, cosido) o timpuy = puchero vianda. s. Tinpu. || Fuente,
vasija de barro: ch'amillku. En sus orígenes, esta es un potaje campesino de Andalucía - España,
llamado puchero.
Según el Diccionario de la Lengua Española (DRAE), puchero que deriva de latín pultarĭus,
que es una vasija de barro o de otros materiales, con asiento pequeño, panza abultada, cuello ancho,
una sola asa junto a la boca. En Argentina, Colombia, Filipinas, Paraguay, Perú y Uruguay, son
denominados así por ser éste el recipiente donde se cuece este cocido. En República Dominicana y
en Puerto Rico es conocido como sancocho.
Timpu abanquino (Foto: Ciro Palomino Dongo)
24. CIRO V. PALOMINO DONGO
24
En la actualidad, el timpu o puchero abanquino que se degusta en los carnavales es conocido
como un plato típico abanquino, que consiste en un cocido de un conjunto de carne de ternera,
carnero, cerdo, gallina y tocino, en asociación de algunos vegetales, fundamentalmente, papa,
chuño, zanahorias, col, choclos, arroz, camotes, para complementar el sabor del guiso se le agregan
frutas de la estación como manzanas y peras. Algunas familias según su tradición le agregan otros
ingredientes como garbanzos, un buen trozo de charqui o lo preparan sobre una base de un caldo de
cabeza de carnero.
El carnaval abanquino: Patrimonio Cultural de la Nación
Según la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura – UNESCO, se consideró al patrimonio cultural, como la
herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con la que ésta vive en la actualidad y que
transmite a las generaciones presentes y futuras.
El día 16 de noviembre de 1972, la UNESCO aprobó la Convención sobre la Protección del
Patrimonio Mundial Cultural y Natural, cuyo objetivo es que cada uno de los Estados Partes de la
Convención asuman la obligación de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las
generaciones futuras el patrimonio cultural y natural situado en su territorio.
Como complemento de ese tratado, la UNESCO aprobó, el 17 de octubre del 2003, la
Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial", que lo definió como:
“Se entiende por patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones,
expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos,
artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los
grupos y, en algunos casos, los individuos reconozcan como parte integrante de su
patrimonio cultural.
(….)
Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en
generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función
de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un
sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto
de la diversidad cultural y la creatividad humana.”
Bajo el marco de esta Convención, el Estado Peruano, promulgó la Ley N° 28296, Ley
General del Patrimonio Cultural de la Nación, que en el artículo II de su Titulo Preliminar, definió
al Patrimonio Cultural de la Nación como:
“(..…) toda manifestación del quehacer humano -material o inmaterial- que por su
importancia, valor y significado paleontológico, arqueológico, arquitectónico,
histórico, artístico, militar, social, antropológico, tradicional, religioso, etnológico,
científico, tecnológico o intelectual, sea expresamente declarado como tal o sobre
el que exista la presunción legal de serlo. Dichos bienes tienen la condición de
propiedad pública o privada con las limitaciones que establece la presente Ley”.
Más adelante en su artículo VII, señala que “Los derechos de la Nación sobre los
bienes declarados Patrimonio Cultural de la Nación, son imprescriptibles”. Eso quiere decir
que ninguna, persona natural o jurídica, nacional o extranjera, puede llegar a ser dueño del
Patrimonio Cultural de la Nación por prescripción, es decir por el paso del tiempo.
25. EL CARNAVAL ABANQUINO
25
En el artículo 1° de esta Ley se califican estos bienes como materiales e inmateriales, que
por corresponder a la naturaleza del objeto del presente trabajo, nos corresponde resaltar qué son
estos bienes en el Perú, y para ilustrarnos este mismo dispositivo nos señala expresamente:
“2. BIENES INMATERIALES
Integran el Patrimonio Inmaterial de la Nación las creaciones de una comunidad
cultural fundadas en las tradiciones, expresadas por individuos de manera unitaria
o grupal, y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad,
como expresión de la identidad cultural y social, además de los valores transmitidos
oralmente, tales como los idiomas, lenguas y dialectos autóctonos, el saber y
conocimiento tradicional, ya sean artísticos, gastronómicos, medicinales,
tecnológicos, folclóricos o religiosos, los conocimientos colectivos de los pueblos y
otras expresiones o manifestaciones culturales que en conjunto conforman nuestra
diversidad cultural.”
Para conocer que es el Patrimonio Cultural inmaterial, nos remitiremos al artículo 4° de la
Resolución Ministerial N° 080-2011-MC, del 03 de marzo del 2011, que aprueba la Directiva N°
01-2011/MC, sobre LA “DECLARATORIA DE LAS MANIFESTACIONES DEL PATRIMONIO
CULTURAL INMATERIAL COMO PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN Y EL
OTORGAMIENTO DE RECONOCIMIENTOS”, la misma que nos enseña que:
“Se entiende por Patrimonio Cultural Inmaterial a los usos, las prácticas, las
representaciones, las expresiones, los conocimientos, las técnicas y los saberes -
así como los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales asociados con
ellos- que las comunidades, los grupos y los individuos, reconocen como parte de
su Patrimonio Cultural.
Este Patrimonio Cultural Inmaterial, transmitido de generación en
generación, es recreado permanentemente por las comunidades y grupos en
función de su medio, de su interacción con la naturaleza y de su historia y les
proporciona un sentimiento de identidad y de continuidad, contribuyendo así a
promover el respeto de la diversidad cultural y de la creatividad humana”.
Indudablemente se está refiriendo, entre otros, al CARNAVAL ABANQUINO.
¿Pero quiénes son los dueños de esta expresión cultural?, la misma Ley N° 28296, nos
señala expresamente en su artículo 2°, quién es su titular:
“Los bienes culturales inmateriales integrantes del Patrimonio Cultural de la
Nación, por su naturaleza, pertenecen a la Nación; ninguna persona natural o
jurídica puede arrogarse la propiedad de algún bien cultural inmaterial, siendo nula
toda declaración en tal sentido, haya sido o no declarado como tal por la autoridad
competente. Las comunidades que mantienen y conservan bienes culturales
inmateriales pertenecientes al Patrimonio Cultural Inmaterial, son los poseedores
directos de dicho Patrimonio…….El Estado y la sociedad tienen el deber de
proteger dicho Patrimonio.”
El artículo 86º del Reglamento de la Ley Nº 28296, aprobado por Decreto Supremo N° 011-
2006-ED, publicado el 1° de junio del 2006, señala hasta nueve manifestaciones del patrimonio
cultural inmaterial, sin que estas sean las únicas:
1. Lenguas y tradiciones orales.
2. Fiestas y celebraciones rituales.
3. Música y danzas.
26. CIRO V. PALOMINO DONGO
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4. Expresiones artísticas plásticas: arte y artesanías.
5. Costumbres y normativas tradicionales.
6. Formas de organización y de autoridades tradicionales
7. Prácticas y tecnologías productivas.
8. Conocimientos, saberes y prácticas como la medicina tradicional y la gastronomía, entre
otros.
9. Los espacios culturales de representación o realización de prácticas culturales.
Bajo estas normas legales, el Carnaval Abanquino fue declarado Patrimonio Cultural de la
Nación mediante Resolución Viceministerial Nº 262-2011-VMPCIC-MC,10
del 07 de marzo del
2,011, “….por su gran significación tradicional y contribución al fortalecimiento de la
identidad regional y nacional…” bajo los siguientes considerandos:
“Que, el Carnaval de Abancay es una fiesta muy significativa para la
población local por su larga trayectoria histórica, la cual se remonta a las
tradicionales fiestas prehispánicas de tributo y agradecimiento a la provisión de
agua en los meses de febrero y marzo, donde se rendía culto a siete riachuelos
que descienden del nevado Ampay hacia el valle de Abancay. A la vez, estos ritos
estaban asociados con los primeros productos del ciclo agrícola anual, los cuales
se ofrecían a los dioses tutelares en agradecimiento a la Pachamama, Madre
Tierra. Estos rituales se mantienen vigentes en las poblaciones campesinas de la
localidad;
Que, dichas expresiones se sincretizan con las festividades de origen
occidental del Carnaval, motivo de jolgorio y alegría que se fusiona con los
antedichos sentimientos de agradecimiento a la naturaleza por otorgar sus frutos a
la humanidad, expresados en las "tincas" o tributos a la Madre Tierra. Al mismo
tiempo, esta época del año se asocia con el establecimiento de parejas entre los
jóvenes para luego constituir alianzas matrimoniales;
Que, esta ocasión anual incluye una serie de manifestaciones locales y
regionales que contribuyen a preservar la esencia de la cultura tradicional de
Abancay, en sus diversas expresiones y manifestaciones, como la música y canto,
con textos que expresan la picardía e ingenio popular de sus practicantes; los
instrumentos musicales y la conformación de conjuntos instrumentales, así como la
coreografía y vestimentas, y la gastronomía regional;
Que, el Carnaval de Abancay es de origen tradicional popular y mantiene
arraigo y vigencia, gran capacidad de convocatoria de la población de todos los
sectores sociales y edades, y manifiesta gran simbolismo y valor ritual, en tanto
forma parte de ceremonias propiciatorias andinas que contienen gran significación
para sus practicantes contemporáneos;
Que, la citada fiesta constituye una variante original del carnaval andino,
cuya celebración otorga sentimientos de identidad regional y nacional,
sensibilización social y revaloración cultural;”
Luego de esta Declaración, sin que medie el conocimiento de la sociedad abanquina, y sin
asumir personería jurídica alguna, ha surgido un supuesto el Patronato del Carnaval, que pretende
ser el ente “tutor”, “rector”, “entidad normativa” del carnaval abanquino, llegando hasta el
extremo de haber redactado un Reglamento para nuestro carnaval, que según su artículo primero su
objetivo es: “El presente Reglamento constituye la parte normativa del reglamento del carnaval
10
Diario Oficial “EL PERUANO” del viernes 11 de marzo del 2011.
27. EL CARNAVAL ABANQUINO
27
abanquino cuyo objetivo central es la protección, conservación y visibilización de las fiestas del
carnaval abanquino como motor impulsor de su desarrollo cultural, social y económico”. ¿De
qué?
Este apócrifo documento, además de estar pesimamente redactado, no tiene ningún sentido,
porque el Carnaval Abanquino ha sido declarado como patrimonio cultural inmaterial de la nación
en la categoría de “costumbre”, por ser esta un muy peculiar modo tradicional de celebrar la fiesta
mundial de los carnavales en esta parte del país.
Ahora bien, solo cabe preguntarnos: ¿qué es una costumbre?, según el Diccionario de la
Real Academia Española (DREA): (Del lat. *cosuetumen, por consuetūdo, -ĭnis)….. “4. f. pl.
Conjunto de cualidades o inclinaciones y usos que forman el carácter distintivo de una nación o
persona”.
En este sentido una costumbre es un hábito o tendencia adquirido por la práctica frecuente
de un acto. También una costumbre es una forma de comportamiento particular que asume toda una
comunidad y que la distingue de otras comunidades; por ejemplo: sus danzas, sus fiestas, sus
comidas, su idioma o su artesanía, las mismas que se van transmitiendo de una generación a otra, ya
sea en forma de tradición oral o representativa. Con el tiempo, estas costumbres se convierten en
tradiciones.
Si esto es así, cómo puede una apócrifa entidad puede proteger o conservar una costumbre
social por medio de un Reglamento, cuando la obligación de conservarla es de toda la comunidad,
y toda ella no está sujeta a imperativos escritos, sino a tradiciones inmateriales.
Respecto de la palabra “visibilización”, utilizada en el referido Reglamento, se tienen que
esta viene de la palabra visibilizar, que según el mismo DRAE significa: “1. tr. Hacer visible
artificialmente lo que no puede verse a simple vista, como con los rayos X los cuerpos ocultos, o
con el microscopio los microbios”. De donde resulta esto, un absurdo, y tratándose de cuestiones
culturales, una supina ignorancia sobre el tema.
En el artículo segundo de este curioso Reglamento podemos leer que su finalidad es:
“Establecer y delimitar los principios rectores para una adecuada e impecable organización y
participación de la autoridad municipal de la provincia de Abancay, poderes públicos, entidades
privadas, comparsas, barrios, cultores del arte, académicos, sociedad civil y cuantos estén
involucrados en las fiestas del carnaval abanquino”. Aquí también nos encontramos con una
ampulosa redacción que no dice nada. Veamos, la palabra rector según el DRAE quiere decir: “Que
rige o gobierna”, pero cuáles son estos principios, es decir aquellos referidos a: “6. m. Norma o
idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta. U. m. en pl.” (DRAE).
Todo este alboroto conceptual está dirigido a señalar que la burocracia local, las empresas
privadas, los artistas, bailadores, músicos y lo más curioso “la sociedad civil”, que nada tiene que
ver con el desarrollo de una costumbre, participen “impecablemente”, en los carnavales
abanquinos. Lo que cabe preguntarnos es: ¿Cuál sería el pecado?
En lo que sí estamos de acuerdo, es que todos los concursos que se desarrollan con motivo
de la fiesta de los carnavales abanquinos y que tienen fines de lucro, deben estar reglamentados,
pues los concursantes deben conocer anticipadamente con qué criterios se está calificando su
participación, (vestuario, música, baile, coreografía, alegría, creatividad, etc.) y cuál es el puntaje
para cada uno de estos tópicos. Solo así los jueces, los concursantes y el público podrán disponer de
un instrumento para calificar y seleccionar y aplaudir a los ganadores.
A criterio del autor de este trabajo, el Patronato debería constituirse como una persona
jurídica de derecho privado sin fines de lucro, es decir una Asociación Civil, integrada por todas las
personas que desarrollan el Carnaval Abanquino, especialmente los miembros de las comparsas, los
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28
músicos, confeccionistas, agentes de turismo, representantes de los barrios donde tradicionalmente
se instala una yunsa, etc. No citamos a las instituciones públicas porque estas son personas jurídicas
de derecho público, y por tanto no requieren integrar la nueva personería que debe constituirse,
sobre los siguientes objetivos:
1. Apoyar el más amplio desarrollo de las actividades que se realizan dentro de las festividades
del Carnaval Abanquino y sus esfuerzos por elevar el nivel de su excelencia artística y la
preservación de sus tradiciones, así como promover el turismo regional, nacional e
internacional.
2. Ampliar y consolidar las relaciones del Patronato con el sector empresarial y con las otras
organizaciones de base social que planifican, organizan y realizan los carnavales en las
demás regiones del país y el extranjero.
3. Promover la construcción y equipamiento de la infraestructura física de la Academia
Regional del Carnaval Apurimeño, con sede en la ciudad de Abancay.
4. Formular y promover la aprobación por el Congreso de la República del Proyecto de Ley
que reconozca al Carnaval Abanquino como “La fiesta nacional del carnaval autóctono
del Perú”, tal y como se ha hecho con el carnaval cajamarquino mediante la Ley Nº 27667.
000ººº000
Finalmente, además de los bailes y sus peculiares desenvolvimientos, las canciones y
tonadas que se canturrea en nuestros carnavales contienen chanzas y descripciones burlonas de
personas, personalidades, lugares, costumbres e instituciones con el objeto de satirizarlos a fin de
que reaccionen de un modo más positivo o, simplemente, con el propósito de aborrecerlos y
condenarlos con un insulto burlón y grosero, aprovechando la licencia que nos ofrecen los
carnavales.
En otros tiempos se estilaba improvisar un sarcástico contrapunto entre los cantantes varones
y mujeres de una o varias comparsas donde se hacían mutuas burlas de género y/o de sus defectos,
pero hace tiempo esta modalidad se ha estancado, y en general la producción de nuevas canciones
con letras que reflejen los nuevos tiempos se ha detenido. Pero podremos salir de este impasse si los
abanquinos así lo queremos. Aquí una pequeña muestra:
1
Paloma porque vas al monte
sabiendo que soy cazador,
si un balazo te puedo meter
y a ti nomás te va a doler.
Porque no vienes a verme
si sabes que duermo solo,
y mi puerta está trancada
con solo un palo de escoba.
Para perder la vergüenza
quieres anillo primero,
será porque no conoces
el amor puro y sincero.
Quisiera mujer hermosa,
pero también hacendosa.
Mejor si es inteligente,
con un rabazo potente.
Temprano vas a la misa
queriendo llegar primero
29. EL CARNAVAL ABANQUINO
29
pero al voltear la esquina
me obsequias un mañanero.
2
Porque bailas en la disco
te crees el más pituco,
mientras chupando mi caña
duro le doy a tu hermana.
Andando con esa rubia
te crees el más bacán
sabiendo que a la pintada,
la cura este chaman.
Porque te vistes con terno
te crees un funcionario,
pero al llegar a tu casa
yo me meto en el armario.
Sabiéndote mercachifle
te alucinas millonario.
Sigue amasando fortuna
porque tu hija es mi tuna.
Porque juegas a los gallos
te sientes mejor que nunca.
En la cancha mueren plumas
en tu casa un ccalacunca.
3
Vistiendo faldas y blusas
te crees de condición,
pero mejor que una dama
es una pollera sin calzón
Cuando estas sanita y buena
todo el mundo te adora,
pero con un par de chelitas,
semejante jugadora.
Promesas habías hecho
para ser todo en mi vida
pero por lukachina
tu juramento se olvida.
Para creerte ejecutiva
te compraste celular,
aunque sabes Primitiva
que nadie te va a llamar.
Con aderezos y yambal
te serviste en bandeja,
pero después del banquete
te botaron por pendeja.
4
Para enamorar a una chola
te compraste camioneta.
Para salir con tu hermana,
me basta mi bicicleta.
Cuando estas sano y bueno,
pata derecho y sereno.
Pero de un solo cañazo,
aborrecido cabrazo.
Con sueldo y a fin de mes
te adoran todos los patas,
pero misio a medio mes
no hay cholas, ni garrapatas.
De viejo quieres panearte
con un cuerito de veinte,
pero debes resignarte
que un chibolo la reviente.
De la jora sale chicha
de la caña el cañazo
y de todo ese bagazo
semejante abanquinazo.
5
Cansado de andar vagando
te metiste a policía.
Ahora que estas patrullando:
siempre gorda la alcancía.
30. CIRO V. PALOMINO DONGO
30
Patrulla de carretera
quiero seguir mi destino.
Solo por un desatino
no perderé la cartera.
Delincuente he llegado
a esta cruel comisaría,
pero tras mucha sangría
inocente me han sacado.
Ratero esconde seguro
todo lo que me has robado,
porque si caen los tombos
seremos dos agraviados.
Si eres rico y tacaño,
policía todo el año.
Si eres pobre y sin valía
calabozo noche y día.
6
En un juicio de alimentos
perdí el sesenta por ciento,
para seguir manteniendo
a un chico y a un cachaciento.
En las puertas del Juzgado
he solicitado clemencia.
Después de haber aceitado
no hay todavía sentencia.
Con tu abogado de a veinte
y ese fiscal de cuarenta,
más ese juez de alimentos
me desplumaron quinientos.
Por tu amor que me ha matado
no quiero ir al Juzgado,
no ves que estoy muy tierno
para llegar al infierno.
Ese abogado me ha dicho
que era para un solo escrito.
Ahora que son cuatrocientos
ya habría pagado mi nicho.
7
No digas que te has chiflado
por lo rico que has gozado.
Nadie debe arrepentirse,
cuando puede repetirse.
Pecado dicen, pecado
cuando los misios les piden.
Cariño dicen, cariño,
cuando con plata las miden.
No creas que ando celoso
porque te afana un mocoso,
Toda chola traicionera
tiene floja la pollera.
No quieras amor de vieja
para salir del apuro.
Con exigente pendeja,
ni el diablo está seguro.
Anoche toque tu puerta
y no quisiste abrirme,
ahora que la tengo muerta
un favor quieres pedirme.
Nada malo has hecho
calmando a este arrecho.
Lo que sería grosero,
es que me vuelva un pajero.
8
Callado paso la vida
observando la movida.
Viendo con mucha pena,
que nada a las ratas frena.
Caballero quiero ser,
como todo hombre decente,
pero ante tanto delincuente
todo se echa a perder.
31. EL CARNAVAL ABANQUINO
31
Derecho, anda derecho,
aunque hayan jurado matarte.
Lo torcido está mal hecho
y nunca podrá dañarte.
Siempre por las mañanas
rézate un padrenuestro,
porque con tanto chiflado
debes andar preparado.
Para olvidar mis líos
me voy al puente antiguo
a ver como el río amigo
se lleva mis desvaríos.
9
De Sanjichu es mi amigo
mi hembrita de Talavera.
Aunque soy un calavera,
coquita jalan conmigo.
Apurimeño chambero
nunca serás el primero,
para ti solo la chamba
para los otros el dinero.
Hay idiotas que se creen
muy poderosos mineros,
no saben que esta primero,
la gente y no el dinero.
Dicen que eres muy machi
por eso andas fregando,
pero si un día te prendo
te hago chancakichachi.
Cuando me fui de tu pueblo
vinieron a despedirme
veinte cachudos felices
para saber si he de irme.
10
Finezas habías querido,
finezas te estaba dando.
Pero cuando más recibías
mucho más te repartías.
El hombre no es un tesoro,
el hombre es solo un toro.
Si quieres un tesorito,
mejor búscate un cabrito.
Tú no has querido entregarte
a este amor puro y sincero,
pero al que te da con cuero
has preferido obsequiarte.
Si quieres venir de noche,
de día debes de irte.
Si quieres venir seguido,
deja pues a tu marido.
Soñé que habías vuelto
diciendo que era tu dueño,
cuando acabó ese sueño
mis tripas se habían revuelto.
Porque soy de buen nombre
me regalaste el calzón,
sabiendo que tienes hombre
que te pise ese huevón.
11
En mi mesa estoy tomando,
mi cerveza estoy chupando.
Quien viene sin que lo llamen,
debe irse sin que lo boten.
Que rico quieres chupar
sin que te sude la frente.
Si quieres seguir gorreando,
callado, sigue mamando.
32. CIRO V. PALOMINO DONGO
32
No vayas a estar pensando
que chupo por decepción,
acuérdate que estaba chupando
mucho antes de tu traición.
Me vine a esta cantina
para llevarme a esa moza,
pero al saber que es mocosa:
no le dejare propina.
No creas que porque tomo,
soy un borracho perdido.
Perdido es el que teniendo,
vive rompiéndose el lomo.
Al contado estoy pagando.
todo lo que estoy chupando
Así evito que esta vieja,
se quiera hacer la pendeja.
12
Maldito, dices maldito,
por acabar tu inocencia,
pero ya estabas “challada”,
cuando acabó tu decencia.
Abanquina estaba buscando
para gozar de estas fiestas,
pero al terminar carnavales,
de Chuqui eran sus pañales.
Sacando todas las cuentas:
tú me debes, yo te debo.
Si quieres que yo te pague
entrégame el cuero primero.
Como todo ha terminado,
a devolver lo entregado.
Pero cómo voy a reponerte
lo que nunca me has confiado.
Como yo no te he traído,
bien sabes que puedes irte.
Y siempre te estarás yendo
porque salirte no quieres.
Anoche me he confesado
con el cura de Atumpata,
de penitencia me ha dado,
que vote a esa calata.
Comparsa abanquina (Foto: Ciro Palomino Dongo)