Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
Tema 5. El arte románico
1. Tema 6. El arte románico: características generales.
Arquitectura en el Camino de Santiago.
Escultura Monumental.
2. Tema 6. El arte románico: características generales.
Pintura Mural.
3. El arte románico: circunstancias históricas.
Primer estilo internacional de la E. Media.
El terror del año mil: el inicio de una era de
calamidades.
4. El arte románico: circunstancias históricas
Importancia de las peregrinaciones.
El influjo de los monasterios.
El feudalismo
8. Partes del templo
ÁBSIDE: es la parte de la iglesia situada en la
cabecera. Generalmente tiene planta
semicircular pero puede ser también
poligonal. Suele estar cubierto por algún tipo
de bóveda que, en época románica, es de
horno o cascarón.
CRUCERO: Espacio en que se cruzan la nave
mayor o longitudinal de un templo con la
transversal o transepto.
NAVE: cada una de las “calles” de que está
compuesto el espacio interno del templo.
CLAUSTRO: Galería o pasillo cubierto con
una arcada o columnata que rodea el patio
principal de una catedral o monasterio.
P UERTA PRINCIPAL: Generalmente se halla a
los pies de la iglesia, y suele presentar
imponentes portadas decoradas con esculturas
de finalidad adoctrinadora.
26. Elementos sustentados: Cubiertas
• Cubiertas abovedadas,
para cubrir amplios
espacios
• De piedra, para evitar
incendios
• Varios tipos de bóveda:
Cubierta de medio
cañón
- medio cañón.
- de arista.
- Cúpula sobre trompas .
- Cúpula sobre pechinas.
.
Arco fajón
Arco formero
27.
28. Elementos sustentantes
• Pilar compuesto:
recibe la prolongación de
los arcos fajones de la nave central y lateral, y también
el desdoblamiento de los arco formeros.
• Columna:
•
cuando las cubiertas son menos
pesadas, como las galerías de los claustros, o las
iglesias sin bóvedas.
Muro: de gran grosor y resistencia
• Arcos de medio punto: característicos
de esta época, los podemos encontrar
de dos tipos:
– Fajones. Perpendiculares a la dirección de la
nave, sirven para dividir en tramos la bóveda
de medio punto.
– Formeros: En paralelo a la dirección de la
nave, sirve para dividir el espacio interior en
naves.
72. San Martín de Frómista.
Frómista está situada en el Camino de Santiago. La iglesia de San Martín formaba
parte de un monasterio benedictino fundado por Doña Mayor de Castilla, viuda del
rey Sancho el Mayor de Navarra, y en 1118 se incorporó a la disciplina benedictina.
La construcción de la iglesia es de fecha insegura, en la segunda mitad del siglo XI.
Pero la que actualmente contemplamos obedece a una total reconstrucción de
comienzos del siglo XX, que pretendía devolverla a su estado original y que ha sido
muy cuestionada.
Es de planta basilical de tres naves, rematadas en ábsides semicirculares; con
transepto tan alto como la nave central, pero que no sobresale en planta.
Carece de tribuna, lo que explica la limitada altura del conjunto. Un rasgo peculiar es
que las tres naves (no solo la central) y el transepto se cubren mediante bóveda de
cañón con arcos fajones.
73. El espacio interior se manifiesta con claridad en los volúmenes exteriores. Por su
verticalidad, destacan el cimborrio octogonal sobre el crucero y las dos torres
cilíndricas de la fachada occidental, más propias del románico del norte de Europa que
del español.
Asimismo, el exterior resulta macizo, con sólidos muros y escasos vanos, todos con
arcos de medio punto y arquivoltas, o abocinados.
Es interesante la decoración escultórica, que se distribuye sin caer en el exceso por
todo el edificio. En los capiteles, exteriores e interiores, y en los canecillos, bajo el
tejado en todo el perímetro exterior, se representan los más diversos motivos
(geométricos, vegetales, animales, figuras humanas, etc.). A ellos se añaden las
molduras con forma de ajedrezado, en los arcos y a diferentes alturas del muro, tanto
dentro como fuera del edificio.
74. Arquitectura en el Camino de Santiago
San Martín de Frómista
Sacrificio de Isaac. Jaca
78. Arquitectura en el Camino de Santiago
Catedral de SANTIAGO DE COMPOSTELA.
79. Arquitectura en el Camino de Santiago
Catedral de SANTIAGO DE COMPOSTELA.
80. Arquitectura en el Camino de Santiago
Catedral de SANTIAGO DE COMPOSTELA
.
81. Arquitectura en el Camino de Santiago
Catedral de SANTIAGO DE COMPOSTELA.
82. Arquitectura en el Camino de Santiago
Catedral de SANTIAGO DE COMPOSTELA.
83. Arquitectura en el Camino de Santiago
Catedral de SANTIAGO DE COMPOSTELA.
84. Escultura y Pintura.
Características generales.
Adaptación de los personajes al marco arquitectónico,
aunque implique deformación.
Horror vacui, que obliga a rellenar hasta el mínimo espacio.
Ausencia de perspectiva.
Gran exprexividad de las figuras, que se convierten en
símbolos.
Orden jerárquico en los esquemas compositivos.
Simetría y geometrización.
85. Escultura y pintura románicas.
Destino: las iglesias
Función: Enseñar la doctrina cristiana a los analfabetos a base de
imágenes.
Características:
- No buscan la belleza ni el realismo, sino la EXPRESIVIDAD.
- Orden jerárquico en los esquemas compositivos.
- Figuras rígidas e impasibles.
-Imágenes con carácter eterno e intemporal.
- Simetría y geometrización.
Temática
- Escenas del Antiguo testamento
- Vida de Cristo.
- Leyendas de Santos
- Juicio final
87. Características de la escultura.
CARACTERÍSTICAS:
•No tiene vida independiente:
siempre está integrada en el
edificio. SE ADAPTAN AL MARCO
edificio
ARQUITECTÓNICO .
• Siempre subordinada al marco
arquitectónico:
arquitectónico
•Estatuas adosadas a columnas
•Figuras de las arquivoltas, en
disposición radial como las
dovelas
•Figuras de los capiteles:
también se adaptan a la forma
de pirámide invertida truncada.
88.
89.
90. Características de la escultura:
Figuras rígidas, duras,
inexpresivas,
desproporcionadas
Ocupan todo el espacio
disponible (Horror vacui)
Jerarquización: personajes
importantes más grandes que
los secundarios.
Deformación intencionada de
la realidad: para marcar un
distanciamiento entre el
mundo terrenal y el celestial.
94. La aparición de Jesús a los discípulos de Emaús. Santo Domingo de Silos.
Los discípulos de Emaús es uno de los bellísimos
relieves de los laterales interiores de los pilares del
claustro de Santo Domingo de Silos.
La escena se enmarca en un espacio geométrico
delimitado por el arco de medio punto que se
apoya en dos finas columnas, rematadas con
capiteles de inspiración corintia.
Las tres figuras aparecen constreñidas dentro del
marco arquitectónico, sobrepasándolas tanto por
los laterales como por la parte superior del arco.
Los personajes aparecen con el nimbo de
santidad, portando Cristo el nimbo crucífero.
Se emplea la perspectiva jerárquica, en la que se
representa a Jesús como peregrino, con una
bandolera con la enseña de la vieira.
Se representa el momento en que Cristo después
de acompañar a estos discípulos se va a despedir,
pero no quiere y eso se representa en la disposición
de sus píes.
95. La aparición de Jesús a los discípulos de Emaús. Santo Domingo de Silos.
Esa disposición anuncia el irse y no irse,
el querer pernoctar y cenar con los
discípulos, para partir el pan.
Este bajorrelieve sorprende por la
delicadeza de su talla, plana y de
perfecta ejecución.
Las figuras estilizadas y de
proporciones esbeltas. Los rostros
aparecen con una especial viveza, a lo
que
contribuyen
los
ojos
con
incrustaciones de azabache.
Los ropajes se ajustan al cuerpo gracias
a un suave modelado y muestran
incisiones superficiales, que producen en
los pliegues sutiles contrastes.
Esta imagen fue un logotipo de un año
Santo Jacobeo.
96. Los rostros aparecen con una especial viveza, a lo que contribuyen los ojos
con incrustaciones de azabache.
El artista utiliza la perspectiva jerárquica y el nimbo crucífero sobre la
cabeza de Cristo.
97. La duda de Santo Tomás. Machón de Santo Domingo de Silos. Año 1130
La duda de Santo Tomás es uno de los
bellísimos, relieves de los laterales interiores de
los pilares del claustro de Santo Domingo de Silos.
Muestra un original planteamiento compositivo:
Cristo no ocupa el centro de la composición sino
que está ligeramente desplazado hacia la
izquierda; pero sigue siendo el centro de la
atención, ya que la mayor parte de los apóstoles
miran hacia él.
El brazo derecho de Cristo, levantado para
mostrar sus llagas al incrédulo, rompe la
homogeneidad compositiva y reclama la atención
del observador.
El planteamiento sigue rigurosamente los
preceptos románicos: primero, todos los
personajes –excepto Jesús- quedan situados a la
misma altura gracias a la ingeniosa yuxtaposición,
en tres frisos superpuestos.
98. La duda de Santo Tomás. Machón de Santo Domingo de Silos. Año 1130
Segundo, se conforma un espacio geométrico
delimitado por el arco de medio punto que se apoya
en dos finas columnas, rematadas con capiteles de
inspiración corintia.
Tercero, los personajes se adaptan al marco
arquitectónico y la figura de Cristo es mayor, en
relación con la perspectiva jerárquica.
La acción que inicia Santo Tomás genera una
agitación espiritual en los apóstoles, reflejada en la
posición antinatural de sus piernas y la variada
gesticulación de sus manos.
Por encima del arco se representa la Jerusalén
Celeste, la Ciudad de Dios.
Este bajorrelieve sorprende por la delicadeza de su
talla, plana y de perfecta ejecución, de reminiscencias
mozárabes y bizantinas.
Las figuras estilizadas y de proporciones esbeltas,
presentan volúmenes redondeadas. Los ropajes se
ajustan al cuerpo gracias a un suave modelado y
muestran incisiones superficiales, que producen en los
pliegues sutiles contrastes.
100. Portada del Perdón, San Isidoro de León.
La iglesia de San Isidoro fue construida para albergar los restos del santo, su
nártex, decorado con frescos, fue convertido en cripta y panteón de los reyes
leoneses.
La planta de tres naves, culminan en ábsides semicirculares. De influencia jaquesa
en el alzado anterior y en la alternancia de pilares cruciformes con otros más
simples, y la influencia mozárabe en el uso de arcos polilobulados en los brazos del
crucero.
En el exterior destaca el taqueado jaqués y la extraordinaria decoración
escultórica de las portadas norte y sur, del Cordero y del Perdón.
La portada del Perdón, recuerda a la de Saint-Sernin de Toulouse.
De marcado carácter narrativo y pedagógico, plantea tres escenas del ciclo de la
vida de Cristo, dentro del tímpano: la Crucifixión, la Resurrección y la Ascensión.
109. Pórtico de la Gloria. Maestro Mateo.
El Pórtico de la Gloria se encuentra a los pies de la catedral de Santiago.
Fue realizado por el taller del afamado Maestro Mateo a finales del siglo XII y
por sus características se puede considerar como una obra maestra de la
transición del Románico al Gótico.
La escultura invade todo el pórtico, que consta de tres vanos con arco de
medio punto, en correspondencia con las naves de la iglesia. En el central,
más ancho, más alto y el único con tímpano, se concentran los mejores
relieves:
110. Pórtico de la Gloria. Maestro Mateo.
En el tímpano, la Visión apocalíptica de Cristo, con los cuatro evangelistas
(tetramorfos), ángeles con los atributos de la pasión (la columna, la cruz, la corona
de espinas, etc.) y una multitud de figuras en representación de los justos que
participan de la gloria de Dios.
En la gran arquivolta, los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, que tañen instrumentos musicales y parecen hablar entre ellos, dispuestos en sentido radial, como
es característico del Románico (en el Gótico están en la dirección del arco).
111. Pórtico de la Gloria. Maestro Mateo.
En la jambas, a la derecha del espectador, apóstoles, y a la izquierda,
profetas; unos y otros aparecen también en las jambas de las dos puertas
laterales, en sus lados respectivos.
En el parteluz, hacia el exterior, Santiago en posición sedente, sobre el árbol
de Jesé ; y por el interior, una figura arrodillada -según la tradición, un
autorretrato del Maestro Mateo-, conocido popularmente como «Santo dos
croques» por la costumbre de los peregrinos de golpearse la cabeza contra él.
112. Pórtico de la Gloria. Maestro Mateo.
El arco de la izquierda se refiere a los tiempos anteriores a Jesucristo, con
figuras y temas del Antiguo Testamento, y el de la derecha representa el
Juicio Final.
El conjunto, portante, permitiría una lectura cronológica de izquierda a
derecha: periodo anterior a la venida de Cristo (puerta izquierda), segunda
venida de Cristo en el fin de los tiempos (puerta central) y Juicio Final (puerta
derecha).
113. Pórtico de la Gloria. Maestro Mateo.
Desde un punto de vista formal, el pórtico presenta una serie de características
que reflejan una nueva visión del arte más próxima al estilo gótico que al
románico, como son el tratamiento naturalista de las figuras -en particular los
apóstoles y profetas de las jambas-, con rasgos individualizados, recreación en los
detalles, y gestos y actitudes más humanas (obsérvese, por ejemplo, la sonrisa del
profeta Daniel).
Además, las estatuas-columnas de las jambas, más propias del Gótico que del
Románico, se han liberado casi por completo del marco arquitectónico.
114. LA PINTURA ROMÁNICA
• Se realiza especialmente en:
Muros interiores de las iglesias
- Tablas recubiertas con una
capa de yeso
- Miniaturas o iluminaciones:
en los libros
• Colores planos y uniformes
(azul y rojo)
• Figuras sin volumen
• Escenas sin profundidad
• Búsqueda de la expresividad
sobre el realismo.
120. Después de esto tuve una
visión. Vi una puerta en el
cielo; […] Y vi un trono en el
cielo y uno sentado en el
trono. El que estaba
sentado tenía el aspecto de
una piedra de jaspe y
sardónica. El trono estaba
rodeado de un arco iris,
parecido a la esmeralda.
Alrededor del trono había
veinticuatro tronos, sobre
los que estaban sentados
veinticuatro ancianos. […]
Delante del trono había
como un mar transparente,
como de cristal; en medio
del trono y alrededor,
cuatro
seres
vivientes
llenos de ojos por delante y
por detrás.
121. El primero era parecido a un
león, el seguido, a un toro;
el tercero tenía la cara
parecida a la de un hombre,
y el cuarto parecido a un
águila que vuela. […] Vi en
la mano derecha del que
está sentado en el trono un
libro escrito por las dos
caras, sellado con siete
sellos. […] Y el que estaba
sentado en el trono dijo:
Ahora hago nuevas todas
las cosas. Yo soy el alfa y la
omega, el principio y el fin.
Al que tenga sed yo le daré
gratuitamente de la fuente
del agua de la vida. Pero los
cobardes, los incrédulos, los
depravados,
homicidas,
lujuriosos,
hechiceros,
idólatras y todos los
mentirosos
tendrán
su
herencia en el estanque
ardiente de fuego y de
azufre: ésa es la segunda
muerte.
122.
123. Frescos de San Clemente de Taüll. S. XII.
Maestro de Taüll. Fueron fruto de una
creación única cuyo impacto provocó
innumerables que no lograrían superarla.
El trazo, el color y la plasmación de los
personajes, están al servicio de la
exageración y de los detalles más
significativos.
La línea, gruesa y enérgica, materializa las
formas y les infunde vida y expresión.
Con pocos trazos se reproducen los rasgos
esenciales: el rostro de Jesús se construye a
partir de unos ojos simplificados, un
entrecejo que se prolonga para definir la
nariz y una boca perfilada por dos rayas.
El conjunto queda enmarcado por una
cabellera y una barba simétricas. Pocas
líneas para expresar solemnidad y
severidad.
124. Frescos de San Clemente de Taüll.
El color, denso y puro, sin matices,
aplicado a grandes superficies, aplana
la composición.
Su gama es brillante, rojo, azul y
amarillo intensos y violento.
Las figuras son alargadas y
estilizadas. La frontalidad, la rigidez y el
hieratismo confieren a los personajes
un aire distante.
La perspectiva es inexistente,
excepto el libro que ostenta Cristo, y las
figuras se reparten en un plano único.
La figura sobrehumana de Jesús,
enmarcada por la mandorla y flanqueda
por el resto de figuras, distribuidas en
franjas paralelas y yuxtapuestas.
125. Frescos de San Clemente de Taüll.
El ábside, se distribuye en tres
registros: el primero, el cielo, se adapta a
la bóveda semiesférica a modo de
firmamento; el segundo con escenas de la
Virgen y santos, que remiten a la Iglesia; y
el tercero, generalmente referido a la
tierra que es apenas visible.
En el centro, aparece Cristo en Majestad
(Maiestas Domini) dentro de la mandorla
y de tamaño mucho mayor que las demás
figuras del ábside. Bendice con la mano
derecha y con la izquierda sostiene el
Libro de la Vida, en el que se lee “Ego sum
lux mundi”; las letras alfa y omega aluden
a que es el principio y el fin de todas las
cosas. Le rodean los cuatro evangelistas y
dos ángeles de rango superior (un serafín
y un querubín.
126. Frescos de San Clemente de Taüll.
A los pies de Cristo se disponen en friso
cinco apóstoles y la Virgen, tres a cada lado
de la ventana.
Desde un punto de vista formal, el
cuerpo de Cristo se somete a un armonioso
tratamiento geométrico: la cintura es un
eje central que divide la figura en dos
esquemas triangulares casi simétricos.
Igualmente se puede trazar un eje vertical
por el centro de la figura que también
dividiría en dos partes prácticamente
iguales.
La influencia italo-bizantina es apreciable
en la rica gama cromática de azules, verdes
y rojos, en la espiritualidad solemne de las
figuras y en el tratamiento del tema
(Pantocrátor bendiciendo).
140. Panteón Real de SAN ISIDORO DE LEÓN. Anunciación a los pastores.
Las pinturas del Panteón de San Isidoro cubren por completo sus seis bóvedas y
sus muros orientales y meridionales. Su datación es discutible, aunque lo más
probable es que se realizaran en el primer tercio del siglo XII.
El programa iconográfico gira en torno a la figura de Cristo, pero la distribución
espacial de las diferentes escenas plantea numerosos interrogantes. A grandes
rasgos, los temas representados se pueden agrupar en tres conjuntos: la
encarnación e infancia de Cristo, su pasión y muerte, y su glorificación. A cada uno
de ellos le corresponden dos bóvedas y un número variable de zonas murales.
Una de las mejores pinturas, es sin duda la de la bóveda de la Anunciación a los
Pastores. Los historiadores se debaten entre considerarla una obra de influencia
francesa o una manifestación de la tradición local de origen mozárabe.
141. Panteón Real de SAN ISIDORO DE LEÓN. Anunciación a los pastores.
Aunque la gama cromática dominante (ocres y tierras) nos sugieren una influencia
francesa, la de la miniatura mozárabe es también apreciable en la expresividad de las
figuras y el dinamismo de la composición.
Por otra parte, como es propio de la pintura románica, no existe profundidad
espacial, pero sorprenden, en cambio, los abundantes detalles paisajísticos (árboles
en flor) y anecdóticos (lucha de cabras, perro bebiendo leche de un cuenco), así como
la adaptación a la bóveda de arista del recinto.
146. La VERA CRUZ DE MADERUELO (Segovia).
En el muro de poniente del ábside de la Vera Cruz de Maderuelo (Segovia), hoy
en el Museo del Prado, sobre una entrada custodiada por dos lebreles, similares
a los de San Baudelio, pero aquí casi desaparecidos, se sitúa un luneto con dos
escenas del Génesis divididas por una especie de árbol que quizá pretende ser
una palmera, pues de su tronco surgen simbólicamente, ocho “espigas”. Este
árbol paradisiaco, plantado en el centro del Edén discrimina significativamente
los episodios que aparece a ambos lados: la creación de Adán de la mano de Dios
alzado a la vida y el Pecado Original de Adán y Eva que comen el fruto prohibido a
la vez que ocultan la vergüenza de su acción tapándose los genitales.
147. La VERA CRUZ DE MADERUELO (Segovia).
Se simultanean dos acontecimientos sucesivos. El árbol del inicio del hombre es
frondoso y pleno, los árboles de la condenación oscurecen y languidecen, uno de
ellos, el del conocimiento, se infesta de la presencia ominosa de la serpiente que
ofrece a Eva el mal.
Tenemos aquí las mejores desnudos de la pintura románica hispana y un ejemplo
de la falta de naturalismo anatómico que se deduce tanto de la repugnancia hacia el
cuerpo de los teólogos de la época, como de la intención del pintor por expresar un
concepto y no una realidad, de ahí la desorganicidad, la apariencia de collage y el
fondo blanco, plano, síntoma edénico.
148. La VERA CRUZ DE MADERUELO (Segovia).
Dibujo enérgico, la composición plana, apoyada en un fondo neutro y la
ingenuidad de la escena.
En la Vera Cruz vemos el “horror vacui”, el miedo al vacío, el deseo de cubrir
totalmente con frescos la totalidad del muro. Aquí el arte se encuentra liberado
de las miniaturas contemporáneas, mostrándose mucho más espontáneo.