SlideShare une entreprise Scribd logo
1  sur  9
PASAJEROS Luis Tamargo.
El pitido del tren se ahogó en la llanura. No fue hasta pasar el túnel cuando se dio cuenta de la llamada perdida que parpadeaba en su aparato móvil, por eso no lo oyó antes. Salió del compartimento para hablar con más confianza. – Bien, Jorge, bueno… Atendedle hasta el final, ha de morir de viejo, nada de disparos, ¿entendiste? Bueno, me mantendrás informado, ¿eh? …Sí, sí, llegaré para el fin de semana, ¿vale? Vale.
Los granjeros de hoy en día si quieren subsistir deben  competir con las nuevas armas que marcan la pauta, las labores del rancho tienen que apoyarse en una gestión acorde al mercado actual. Su viaje de negocios posibilitaría que los esfuerzos dedicados a su ganado y a los sembrados no fueran al traste y siguieran progresando. Para él habían quedado atrás las meras tareas agrícolas, si bien necesarias, aunque añoraba los viejos tiempos en que el patrón había de saber no sólo realizarlas, sino supervisarlas, compartiendo el sudor con sus asalariados. A su padre se lo escuchó en incontables ocasiones, mientras empacaba la hierba o reunía el ganado en el abrevadero, pero a él le habían tocado otros modos de trabajar el rancho heredado del abuelo. En el campo, tradición y modernidad disputaban una curiosa convivencia donde resultaba difícil establecer los márgenes…
Y ahí estaba él, de viaje hacia la gran ciudad para hacer posible la vida en el rancho. Le tenía preocupado desde hacía varias semanas la enfermedad del caballo del abuelo, ya muy viejo; ahora agonizaba. La llamada del capataz le ponía al día sobre su estado. En vida le había escuchado las batallas y aventuras que corcel y jinete atravesaron en leal compañía, su abuelo lo contaba con afecto y dejaba escapar un cierto tono agradecido al recordar lo que nunca podría volver a repetir.  Poco antes de morir, el abuelo le pidió aquel particular deseo que ahora él se preocupaba por cumplir… Al fiel alazán no debería faltarle de nada, ni siquiera el día de su muerte. Nunca comprendió aquella demostración de amor consistente en rematar de un tiro al caballo herido, así que se lo hizo prometer al muchacho, aquel caballo moriría de viejo, como él. Ahora que el muchacho había crecido ya sabía lo que había de  hacer, había preparado la fosa en la ladera alta del monte;  allí donde la vista abarcaba las largas praderas que descendían al paso del río, hasta la cordillera rocosa que dejaba asomar las primeras nieves en sus cumbres… Nada más que hacer, tan sólo esperar, así que se cubrió la cara con el sombrero dispuesto a descansar el resto del trayecto.
Enfrente, una pareja de ejecutivos se acomodaba al vaivén del vagón sin mediar palabra entre ellos. Uno junto al otro, viajaban en incómodo mutismo. El más serio se atusaba la corbata de continuo con nervioso gesto, impaciente por finalizar el viaje, ansioso por abandonar la compañía de aquel jefe lo antes posible. El gerente, algo más joven, le había entregado en mano un expediente disciplinario, cuatro horas antes de la charla y posterior cena de celebración que previamente el veterano delegado había organizado con un grupo de los clientes más selectos. La reunión y la cena transcurrieron en un ambiente cordial y de cumplida corrección:  el delegado con el puñal clavado en la espalda, los clientes atentos y preocupados en la mesa por corresponder al delegado ante su superior y, ajeno a todo, el jefe perdido entre ellos, más concentrado en poner término a su estratagema que en conocer los pormenores que afectaban al trabajo de su zona. El delegado podía barruntar las consecuencias del temporal que se avecinaba, se quedaría sin puesto de  trabajo, pero habría de luchar por sus derechos ante al juez. Tan embebido estaba en el problema que casi adivinó que aquella era su parada y, antes de que chirriasen los frenos, se incorporó del asiento. El jefe alardeó de nuevo de un corazón de hielo al despedirse… – ¡Que tengas un buen fin de semana!  El delegado no se volvió ni tendió la mano, solo le espetó un adiós.
Cerca de la ventanilla, la señora que se escondía tras unas gafas de sol, sacó otro cigarrillo que devoró con ansiedad, igual que los anteriores. Como si siguiera un metódico ritual, salía al pasillo cada vez que finalizaba un cigarro para volver a fumar otro. Tal vez fuese un modo de disimular dentro del compartimento, que no pensaran que fumaba sin parar… Entre pitillo y pitillo ahuecaba su cabello rubio con movimientos cortos de sus manos. Las gafas ocultaban unos ojos fatigados, tristes  de apenas dormir en demasiadas noches seguidas. Unos ojos a los que ya poco les importaba que el humo fuese dañino, pues había males peores. Aquellos ojos que espiaron ventanas y puerta del motel donde su marido se había hospedado, tras aquella repentina reunión que surgió de la nada.  Así que eso es lo que había ocurrido veces anteriores, en tantas ocasiones como urgencias de negocio, tantas como chicas de alterne, como clubs de carretera que jalonaban el regreso a casa… Hasta que no lo vio con sus propios ojos no había querido creerlo, pese a las advertencias y sospechas.
El mero hecho de seguirle y vigilarle certificaba el engaño, ya lo condenaba. Se tropezó en el pasillo con un tropel de gente que bajaba y subía cargada de maletas, luego volvió junto a la ventanilla para seguir observando la noche a través de sus gafas oscuras. No había hecho más que encender un nuevo cigarro cuando se incorporó brusca e interceptó el paso al interventor… – … ¡Daston Ville! ¡Señora, hace dos estaciones que lo hemos dejado atrás! ¿No escuchó el aviso…? La señora entró precipitadamente en el vagón, tropezó con el granjero, recogió su bolso y marchó como una exhalación. El joven iba a colocarse de nuevo el sombrero sobre el rostro y reanudar su sueño cuando volvió a sonar el teléfono que  colgaba del cinturón. Gracias a las prisas de aquella viajera esta vez sí lo oyó… – Vaya, Jorge, lo siento… Era de esperar. Ya sabes lo que has de hacer, sigue las indicaciones que os di al pie de la letra,   ¿eh? Sí, sobre la loma, sí, la zanja ya está hecha, sí… Llegaré el viernes. Hazlo bien, vale.
El granjero no pudo disimular un gesto de congoja, el caballo del abuelo había muerto de viejo, por fin descansaría bajo la mullida hierba de la loma, sobre las vastas praderas que primero cabalgó; el abuelo podía sentirse orgulloso. Sí, era curioso cómo su labor aquí resultaba imprescindible… Misterios de los nuevos tiempos que su heredada alma de granjero se limitaba a  asumir sin comprender. En el fondo, él pertenecía a aquel mundo y las prisas, protocolos y penurias de la vida urbana no casaban con su rústico carácter, quizás  por eso no le afectaban. Observó ahora los rostros sin interés que ocupaban el vagón, de verdad que tenía ganas de llegar al rancho… Se moría por subir a la loma alta y contemplar el valle a sus pies.
 

Contenu connexe

Tendances

05 salida 09_03_2013
05 salida 09_03_201305 salida 09_03_2013
05 salida 09_03_2013chouffe
 
Las desventuras del matapacos
Las desventuras del matapacosLas desventuras del matapacos
Las desventuras del matapacosJorge Blood
 
El parcero rumbeador
El parcero rumbeadorEl parcero rumbeador
El parcero rumbeadorisarespo01
 
BéCquer Un Lance Pesado
BéCquer   Un Lance PesadoBéCquer   Un Lance Pesado
BéCquer Un Lance PesadoPalau Lax
 
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins CollblancJuglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc@profejaran
 
Te deseo lo suficiente
Te deseo lo suficienteTe deseo lo suficiente
Te deseo lo suficienteHebert
 
Suficienteparavivir[1].
Suficienteparavivir[1].Suficienteparavivir[1].
Suficienteparavivir[1].mardeamor
 

Tendances (18)

LA CARAVANA
LA CARAVANALA CARAVANA
LA CARAVANA
 
La Buenaventura
La BuenaventuraLa Buenaventura
La Buenaventura
 
05 salida 09_03_2013
05 salida 09_03_201305 salida 09_03_2013
05 salida 09_03_2013
 
Las desventuras del matapacos
Las desventuras del matapacosLas desventuras del matapacos
Las desventuras del matapacos
 
El parcero rumbeador
El parcero rumbeadorEl parcero rumbeador
El parcero rumbeador
 
Emelina
EmelinaEmelina
Emelina
 
BéCquer Un Lance Pesado
BéCquer   Un Lance PesadoBéCquer   Un Lance Pesado
BéCquer Un Lance Pesado
 
Del andariego y sus decires
Del andariego y sus deciresDel andariego y sus decires
Del andariego y sus decires
 
Extracto de Destino de cazadora
Extracto de Destino de cazadoraExtracto de Destino de cazadora
Extracto de Destino de cazadora
 
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins CollblancJuglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
 
Refranes populares paisas
Refranes populares paisasRefranes populares paisas
Refranes populares paisas
 
La mosca delicada
La mosca delicadaLa mosca delicada
La mosca delicada
 
La mosca delicada
La mosca delicadaLa mosca delicada
La mosca delicada
 
Amarca. Doncella de Icod
Amarca. Doncella de IcodAmarca. Doncella de Icod
Amarca. Doncella de Icod
 
Te deseo lo suficiente
Te deseo lo suficienteTe deseo lo suficiente
Te deseo lo suficiente
 
Suficiente Para Vivir
Suficiente Para VivirSuficiente Para Vivir
Suficiente Para Vivir
 
Suficienteparavivir[1].
Suficienteparavivir[1].Suficienteparavivir[1].
Suficienteparavivir[1].
 
Lo suficiente
Lo suficienteLo suficiente
Lo suficiente
 

En vedette (14)

O homem foi criado para viver mais de 100 anos
O homem foi criado para viver mais de 100 anosO homem foi criado para viver mais de 100 anos
O homem foi criado para viver mais de 100 anos
 
Apresentacao do negocio_hinode
Apresentacao do negocio_hinodeApresentacao do negocio_hinode
Apresentacao do negocio_hinode
 
La Vida Es Dura
La Vida Es DuraLa Vida Es Dura
La Vida Es Dura
 
Omnilife1
Omnilife1Omnilife1
Omnilife1
 
Marketing Básico
Marketing BásicoMarketing Básico
Marketing Básico
 
Ação Omnilife ES - Distribuidor Independente
Ação   Omnilife ES - Distribuidor IndependenteAção   Omnilife ES - Distribuidor Independente
Ação Omnilife ES - Distribuidor Independente
 
Sistema renal omnilife es - distribuidor independente
Sistema renal   omnilife es - distribuidor independenteSistema renal   omnilife es - distribuidor independente
Sistema renal omnilife es - distribuidor independente
 
Omnilife Brasil
Omnilife BrasilOmnilife Brasil
Omnilife Brasil
 
UPC Unhas Pele e Cabelos - Omnilife ES - Distribuidor Independente
UPC   Unhas Pele e Cabelos - Omnilife ES - Distribuidor IndependenteUPC   Unhas Pele e Cabelos - Omnilife ES - Distribuidor Independente
UPC Unhas Pele e Cabelos - Omnilife ES - Distribuidor Independente
 
Apresentação oficial Omnilife 2015
Apresentação oficial Omnilife 2015Apresentação oficial Omnilife 2015
Apresentação oficial Omnilife 2015
 
Plano de compensação
Plano de compensaçãoPlano de compensação
Plano de compensação
 
APRESENTAÇÃO OMNILIFE
APRESENTAÇÃO OMNILIFEAPRESENTAÇÃO OMNILIFE
APRESENTAÇÃO OMNILIFE
 
Sistema Endócrino Omnilife ES - Distribuidor Independente
Sistema Endócrino   Omnilife ES - Distribuidor IndependenteSistema Endócrino   Omnilife ES - Distribuidor Independente
Sistema Endócrino Omnilife ES - Distribuidor Independente
 
Catálogo Omnilife
Catálogo OmnilifeCatálogo Omnilife
Catálogo Omnilife
 

Similaire à PASAJEROS (20)

Dos años con leonardo (primeras páginas)
Dos años  con leonardo (primeras páginas)Dos años  con leonardo (primeras páginas)
Dos años con leonardo (primeras páginas)
 
La abducción
La abducciónLa abducción
La abducción
 
Pdf
PdfPdf
Pdf
 
Malot hector sin familia
Malot hector sin familiaMalot hector sin familia
Malot hector sin familia
 
CAMEL - PULP.pdf
CAMEL - PULP.pdfCAMEL - PULP.pdf
CAMEL - PULP.pdf
 
Cortázar julio la noche boca arriba
Cortázar julio la noche boca arribaCortázar julio la noche boca arriba
Cortázar julio la noche boca arriba
 
La circunstancia adecuada
La circunstancia adecuadaLa circunstancia adecuada
La circunstancia adecuada
 
Restos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive Barker
Restos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive BarkerRestos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive Barker
Restos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive Barker
 
Amor a primera vista
Amor a primera vistaAmor a primera vista
Amor a primera vista
 
FINAL DE COSTA
FINAL DE COSTAFINAL DE COSTA
FINAL DE COSTA
 
Comenzar a vivir descubrir el mundo
Comenzar a vivir descubrir el mundoComenzar a vivir descubrir el mundo
Comenzar a vivir descubrir el mundo
 
LaNocheBocaArriba.pdf
LaNocheBocaArriba.pdfLaNocheBocaArriba.pdf
LaNocheBocaArriba.pdf
 
DOCENTE
DOCENTEDOCENTE
DOCENTE
 
Antonio skarmeta telefonia celular
Antonio skarmeta   telefonia celularAntonio skarmeta   telefonia celular
Antonio skarmeta telefonia celular
 
La sombra dorada capítulo 1
La sombra dorada   capítulo 1La sombra dorada   capítulo 1
La sombra dorada capítulo 1
 
El primer beso
El primer besoEl primer beso
El primer beso
 
El primer beso
El primer besoEl primer beso
El primer beso
 
La noche boca arriba
La noche boca arribaLa noche boca arriba
La noche boca arriba
 
Afeitada y corte de pelo by ismael berroeta
Afeitada y corte de pelo by ismael berroetaAfeitada y corte de pelo by ismael berroeta
Afeitada y corte de pelo by ismael berroeta
 
Cuentos y relatos
Cuentos y relatosCuentos y relatos
Cuentos y relatos
 

Plus de leetamargo

MAR HUMANO, Lee web
MAR HUMANO, Lee webMAR HUMANO, Lee web
MAR HUMANO, Lee webleetamargo
 
PLAYA, Manuel Altolaguirre
PLAYA, Manuel AltolaguirrePLAYA, Manuel Altolaguirre
PLAYA, Manuel Altolaguirreleetamargo
 
MARINERO EN TIERRA2, Rafael Alberti
MARINERO EN TIERRA2, Rafael AlbertiMARINERO EN TIERRA2, Rafael Alberti
MARINERO EN TIERRA2, Rafael Albertileetamargo
 
MARINERO EN TIERRA1, Rafael Alberti
MARINERO EN TIERRA1, Rafael AlbertiMARINERO EN TIERRA1, Rafael Alberti
MARINERO EN TIERRA1, Rafael Albertileetamargo
 
DONDE NACEN LAS OLAS
DONDE NACEN LAS OLASDONDE NACEN LAS OLAS
DONDE NACEN LAS OLASleetamargo
 
OSCURO DESPERTAR
OSCURO DESPERTAROSCURO DESPERTAR
OSCURO DESPERTARleetamargo
 
NO TAN INOCENTE
NO TAN INOCENTENO TAN INOCENTE
NO TAN INOCENTEleetamargo
 
MEDIA DISTANCIA
MEDIA DISTANCIAMEDIA DISTANCIA
MEDIA DISTANCIAleetamargo
 
CUALQUIER ESQUINA
CUALQUIER ESQUINACUALQUIER ESQUINA
CUALQUIER ESQUINAleetamargo
 
OTRO CAPITULO DE EL MONTAÑES
OTRO CAPITULO DE EL MONTAÑESOTRO CAPITULO DE EL MONTAÑES
OTRO CAPITULO DE EL MONTAÑESleetamargo
 
MAS ALLA DEL BOSQUE
MAS ALLA DEL BOSQUEMAS ALLA DEL BOSQUE
MAS ALLA DEL BOSQUEleetamargo
 
LEYENDA DE TIERRA NEGRA
LEYENDA DE TIERRA NEGRALEYENDA DE TIERRA NEGRA
LEYENDA DE TIERRA NEGRAleetamargo
 
HORIZONTE DE ARENA
HORIZONTE DE ARENAHORIZONTE DE ARENA
HORIZONTE DE ARENAleetamargo
 

Plus de leetamargo (20)

MAR HUMANO, Lee web
MAR HUMANO, Lee webMAR HUMANO, Lee web
MAR HUMANO, Lee web
 
Mi Web Lee
Mi Web LeeMi Web Lee
Mi Web Lee
 
PLAYA, Manuel Altolaguirre
PLAYA, Manuel AltolaguirrePLAYA, Manuel Altolaguirre
PLAYA, Manuel Altolaguirre
 
MARINERO EN TIERRA2, Rafael Alberti
MARINERO EN TIERRA2, Rafael AlbertiMARINERO EN TIERRA2, Rafael Alberti
MARINERO EN TIERRA2, Rafael Alberti
 
MARINERO EN TIERRA1, Rafael Alberti
MARINERO EN TIERRA1, Rafael AlbertiMARINERO EN TIERRA1, Rafael Alberti
MARINERO EN TIERRA1, Rafael Alberti
 
DONDE NACEN LAS OLAS
DONDE NACEN LAS OLASDONDE NACEN LAS OLAS
DONDE NACEN LAS OLAS
 
LA CASA ROSA
LA CASA ROSALA CASA ROSA
LA CASA ROSA
 
OSCURO DESPERTAR
OSCURO DESPERTAROSCURO DESPERTAR
OSCURO DESPERTAR
 
NO TAN INOCENTE
NO TAN INOCENTENO TAN INOCENTE
NO TAN INOCENTE
 
MEDIA DISTANCIA
MEDIA DISTANCIAMEDIA DISTANCIA
MEDIA DISTANCIA
 
CUALQUIER ESQUINA
CUALQUIER ESQUINACUALQUIER ESQUINA
CUALQUIER ESQUINA
 
EL REPORTAJE
EL REPORTAJEEL REPORTAJE
EL REPORTAJE
 
CAUTIVOS
CAUTIVOSCAUTIVOS
CAUTIVOS
 
LA MAGA
LA MAGALA MAGA
LA MAGA
 
OTRO CAPITULO DE EL MONTAÑES
OTRO CAPITULO DE EL MONTAÑESOTRO CAPITULO DE EL MONTAÑES
OTRO CAPITULO DE EL MONTAÑES
 
MAS ALLA DEL BOSQUE
MAS ALLA DEL BOSQUEMAS ALLA DEL BOSQUE
MAS ALLA DEL BOSQUE
 
LEYENDA DE TIERRA NEGRA
LEYENDA DE TIERRA NEGRALEYENDA DE TIERRA NEGRA
LEYENDA DE TIERRA NEGRA
 
ENTRE SOMBRAS
ENTRE SOMBRASENTRE SOMBRAS
ENTRE SOMBRAS
 
HORIZONTE DE ARENA
HORIZONTE DE ARENAHORIZONTE DE ARENA
HORIZONTE DE ARENA
 
EN EL TEMPLO
EN EL TEMPLOEN EL TEMPLO
EN EL TEMPLO
 

PASAJEROS

  • 2. El pitido del tren se ahogó en la llanura. No fue hasta pasar el túnel cuando se dio cuenta de la llamada perdida que parpadeaba en su aparato móvil, por eso no lo oyó antes. Salió del compartimento para hablar con más confianza. – Bien, Jorge, bueno… Atendedle hasta el final, ha de morir de viejo, nada de disparos, ¿entendiste? Bueno, me mantendrás informado, ¿eh? …Sí, sí, llegaré para el fin de semana, ¿vale? Vale.
  • 3. Los granjeros de hoy en día si quieren subsistir deben competir con las nuevas armas que marcan la pauta, las labores del rancho tienen que apoyarse en una gestión acorde al mercado actual. Su viaje de negocios posibilitaría que los esfuerzos dedicados a su ganado y a los sembrados no fueran al traste y siguieran progresando. Para él habían quedado atrás las meras tareas agrícolas, si bien necesarias, aunque añoraba los viejos tiempos en que el patrón había de saber no sólo realizarlas, sino supervisarlas, compartiendo el sudor con sus asalariados. A su padre se lo escuchó en incontables ocasiones, mientras empacaba la hierba o reunía el ganado en el abrevadero, pero a él le habían tocado otros modos de trabajar el rancho heredado del abuelo. En el campo, tradición y modernidad disputaban una curiosa convivencia donde resultaba difícil establecer los márgenes…
  • 4. Y ahí estaba él, de viaje hacia la gran ciudad para hacer posible la vida en el rancho. Le tenía preocupado desde hacía varias semanas la enfermedad del caballo del abuelo, ya muy viejo; ahora agonizaba. La llamada del capataz le ponía al día sobre su estado. En vida le había escuchado las batallas y aventuras que corcel y jinete atravesaron en leal compañía, su abuelo lo contaba con afecto y dejaba escapar un cierto tono agradecido al recordar lo que nunca podría volver a repetir. Poco antes de morir, el abuelo le pidió aquel particular deseo que ahora él se preocupaba por cumplir… Al fiel alazán no debería faltarle de nada, ni siquiera el día de su muerte. Nunca comprendió aquella demostración de amor consistente en rematar de un tiro al caballo herido, así que se lo hizo prometer al muchacho, aquel caballo moriría de viejo, como él. Ahora que el muchacho había crecido ya sabía lo que había de hacer, había preparado la fosa en la ladera alta del monte; allí donde la vista abarcaba las largas praderas que descendían al paso del río, hasta la cordillera rocosa que dejaba asomar las primeras nieves en sus cumbres… Nada más que hacer, tan sólo esperar, así que se cubrió la cara con el sombrero dispuesto a descansar el resto del trayecto.
  • 5. Enfrente, una pareja de ejecutivos se acomodaba al vaivén del vagón sin mediar palabra entre ellos. Uno junto al otro, viajaban en incómodo mutismo. El más serio se atusaba la corbata de continuo con nervioso gesto, impaciente por finalizar el viaje, ansioso por abandonar la compañía de aquel jefe lo antes posible. El gerente, algo más joven, le había entregado en mano un expediente disciplinario, cuatro horas antes de la charla y posterior cena de celebración que previamente el veterano delegado había organizado con un grupo de los clientes más selectos. La reunión y la cena transcurrieron en un ambiente cordial y de cumplida corrección: el delegado con el puñal clavado en la espalda, los clientes atentos y preocupados en la mesa por corresponder al delegado ante su superior y, ajeno a todo, el jefe perdido entre ellos, más concentrado en poner término a su estratagema que en conocer los pormenores que afectaban al trabajo de su zona. El delegado podía barruntar las consecuencias del temporal que se avecinaba, se quedaría sin puesto de trabajo, pero habría de luchar por sus derechos ante al juez. Tan embebido estaba en el problema que casi adivinó que aquella era su parada y, antes de que chirriasen los frenos, se incorporó del asiento. El jefe alardeó de nuevo de un corazón de hielo al despedirse… – ¡Que tengas un buen fin de semana! El delegado no se volvió ni tendió la mano, solo le espetó un adiós.
  • 6. Cerca de la ventanilla, la señora que se escondía tras unas gafas de sol, sacó otro cigarrillo que devoró con ansiedad, igual que los anteriores. Como si siguiera un metódico ritual, salía al pasillo cada vez que finalizaba un cigarro para volver a fumar otro. Tal vez fuese un modo de disimular dentro del compartimento, que no pensaran que fumaba sin parar… Entre pitillo y pitillo ahuecaba su cabello rubio con movimientos cortos de sus manos. Las gafas ocultaban unos ojos fatigados, tristes de apenas dormir en demasiadas noches seguidas. Unos ojos a los que ya poco les importaba que el humo fuese dañino, pues había males peores. Aquellos ojos que espiaron ventanas y puerta del motel donde su marido se había hospedado, tras aquella repentina reunión que surgió de la nada. Así que eso es lo que había ocurrido veces anteriores, en tantas ocasiones como urgencias de negocio, tantas como chicas de alterne, como clubs de carretera que jalonaban el regreso a casa… Hasta que no lo vio con sus propios ojos no había querido creerlo, pese a las advertencias y sospechas.
  • 7. El mero hecho de seguirle y vigilarle certificaba el engaño, ya lo condenaba. Se tropezó en el pasillo con un tropel de gente que bajaba y subía cargada de maletas, luego volvió junto a la ventanilla para seguir observando la noche a través de sus gafas oscuras. No había hecho más que encender un nuevo cigarro cuando se incorporó brusca e interceptó el paso al interventor… – … ¡Daston Ville! ¡Señora, hace dos estaciones que lo hemos dejado atrás! ¿No escuchó el aviso…? La señora entró precipitadamente en el vagón, tropezó con el granjero, recogió su bolso y marchó como una exhalación. El joven iba a colocarse de nuevo el sombrero sobre el rostro y reanudar su sueño cuando volvió a sonar el teléfono que colgaba del cinturón. Gracias a las prisas de aquella viajera esta vez sí lo oyó… – Vaya, Jorge, lo siento… Era de esperar. Ya sabes lo que has de hacer, sigue las indicaciones que os di al pie de la letra, ¿eh? Sí, sobre la loma, sí, la zanja ya está hecha, sí… Llegaré el viernes. Hazlo bien, vale.
  • 8. El granjero no pudo disimular un gesto de congoja, el caballo del abuelo había muerto de viejo, por fin descansaría bajo la mullida hierba de la loma, sobre las vastas praderas que primero cabalgó; el abuelo podía sentirse orgulloso. Sí, era curioso cómo su labor aquí resultaba imprescindible… Misterios de los nuevos tiempos que su heredada alma de granjero se limitaba a asumir sin comprender. En el fondo, él pertenecía a aquel mundo y las prisas, protocolos y penurias de la vida urbana no casaban con su rústico carácter, quizás por eso no le afectaban. Observó ahora los rostros sin interés que ocupaban el vagón, de verdad que tenía ganas de llegar al rancho… Se moría por subir a la loma alta y contemplar el valle a sus pies.
  • 9.