1. Lina María Espinosa Gómez
Patrimonio histórico y turismo
16 de junio de 2009
La sostenibilidad del patrimonio
En los últimos años, el turismo cultural ha experimentado un importante incremento
debido a la mejora de la calidad de vida, haciéndose asequible no sólo a una élite sino
a la mayoría de la población. Este aumento ha promovido, a gran escala, el desarrollo
económico, cultural y social de muchas regiones alrededor del mundo. Sin embargo,
uno de los principales retos que trae consigo este crecimiento es encontrar un modelo
de dinamización y gestión del patrimonio, cultural y natural, que usufructúe los
elementos del entorno territorial, pero que, al mismo tiempo, garantice su protección
y la mejora de la calidad de vida de la comunidad.
De acuerdo con el artículo Gestión creativa y desarrollo territorial del patrimonio
cultural y natural, uno de los modelos de gestión que responde a esta necesidad es el
de desarrollo sostenible. Este modelo, a pesar de ser incipiente, confronta las distintas
amenazas que ponen en peligro el patrimonio y sustenta los valores que éste aporta a
la sociedad contemporánea.
Uno de los grandes desafíos de este arquetipo es conseguir el equilibrio entre la
conservación y la explotación de los recursos culturales y naturales de una región,
respetando siempre al territorio y a la comunidad. No obstante, tal y como afirma el
artículo, el equilibrio es muy difícil de conseguir ya que los intereses son distintos y
supuestamente contradictorios:
Primero: ¿Cómo conservar y, al mismo tiempo, mejorar el entorno del patrimonio
cultural?
A simple vista estos dos intereses parecen oponerse, ya que al mejorar el entorno del
patrimonio se altera, de una u otra manera, su aspecto original. No obstante, es
importante reconocer que para evitar el deterioro del mismo es necesario restaurar su
entorno. De esta manera el territorio se mantendrá en uso y no correrá el riesgo de
pasar al olvido o de desaparecer. Se debe rehabilitar el patrimonio para que “las
futuras generaciones tengan acceso a los mismos recursos que ahora tenemos a
nuestra disposición” (Pág. 5). Eso, siempre y cuando, estas mejoras no modifiquen el
significado que el patrimonio representa para la comunidad local e internacional.
El auge del turismo cultural hace que los territorios, por motivos económicos, se vean
en la obligación de presentar ofertas que atraigan un gran número de visitantes. Por
este motivo, en muchas ocasiones, se ha visto que las mejoras del patrimonio van
creando “falsas culturas turísticas” que cambian completamente el significado de los
bienes y valores de una región. Un ejemplo de esto podría ser La Rambla de Barcelona,
que a pesar de su conservación, se ha convertido en una calle llena atracciones
turísticas, que no representan los valores culturales de la ciudad condal. Es
2. Lina María Espinosa Gómez
Patrimonio histórico y turismo
16 de junio de 2009
comprensible que la administración quiera acoger y complacer a los visitantes creando
un ambiente hospitalario, pero es importante que haya un equilibrio entre la
explotación de los recursos y la conservación de los valores culturales y sociales por los
que el territorio se caracteriza.
Segundo: Mantener las actividades económicas tradicionales y desarrollar un sector
turístico y comercial eficaz para que se convierta en uno de los refuerzos de la
economía local.
Desde este punto de vista, la dinamización y gestión de un territorio patrimonial debe
fomentar el desarrollo económico de la comunidad y sus habitantes. Es indiscutible
que el dinero producido por la mercantilización de un producto patrimonial debe de
ser empleado en fortificar la economía de la región. Sin embargo, en muchas
ocasiones, ese no es el caso y los beneficios económicos terminan beneficiando a una
persona en particular, en vez de que ser lucrativos para toda la comunidad. En el
sector cultural esto es muy habitual, ya que muchas de las empresas, ya sean privadas
o públicas, que gestionan el patrimonio se lucran a través de éste, mientras que la
economía del territorio se mantiene atrasada.
Por eso una de las claves principales del desarrollo sostenible es de asegurar que los
beneficios generados por la explotación del patrimonio reviertan en la mejora de la
calidad de vida de la comunidad. Una vez más, la ciudad de Barcelona sirve de ejemplo
para demostrar que el turismo cultural es responsable por vigorizar la economía local.
Barcelona es uno destinos turísticos por preferencia, el patrimonio cultural de la
ciudad representa un gran atractivo para los viajeros. Esta industria genera: grandes
flujos de dinero que son invertidos en la conservación del patrimonio y oportunidades
de trabajo que benefician a los habitantes de la ciudad. Este no es el caso de muchas
ciudades en países del tercer mundo, en las que este dinero beneficia solamente a
unos cuantos.
Tercero: El respeto y el soporte al bienestar social, cultural y económico de los
habitantes de la zona.
Esta última ambición se intercala un poco con la segunda, pero esta cubre otros
aspectos, no sólo a nivel económico, sino también a nivel social y cultural. Es decir que
para que los proyectos de desarrollo de patrimonio fomenten el desarrollo social y
cultural es necesario que los habitantes del territorio se sientan identificados con el
mismo. Cuando los habitantes de la zona se conciencian de la importancia de su
patrimonio se unen, por distintos motivos, para fomentar su conservación y
divulgación. Esa concienciación genera una reafirmación de las identidades locales y
regionales, promoviendo así, el reconocimiento de una identidad cultural y de sus
integrantes a un nivel más amplio que el local.
3. Lina María Espinosa Gómez
Patrimonio histórico y turismo
16 de junio de 2009
En muchos de los pueblos de Cataluña, los proyectos de dinamización del patrimonio
integran a los habitantes promoviendo y reafirmando los valores sociales, culturales y
su identidad local Por otra parte, en Barcelona, muchos residentes no se sienten
identificados con la imagen cultural proyectada y no quieren ser parte de esta imagen.
Muchos ni siquiera están al tanto de las actividades o acontecimientos que suceden en
el territorio. Por ejemplo, muchos ciudadanos no se sienten identificados con el perfil
cultural que se proyecta en La Rambla, ya que no es compatible con su identidad.
En definitiva, el modelo de gestión de desarrollo sostenible logra, aparentemente,
equilibrar la explotación y la conservación del patrimonio cultural y natural. Este
equilibrio no se consigue solamente mediante la aplicación de técnicas y programas,
sino que es un proceso que depende también de la vinculación de la sociedad. Esta
filosofía resulta difícil de implementar, pero una vez efectuada genera beneficios
económicos, sociales y culturales para el territorio patrimonial y sus habitantes.