Un sustantivo es transformado en un verbo por unos duendes. Mientras come en una casa ajena, es encontrado por una bruja fea que le lanza una maldición a menos que se arrepienta de sus acciones. Después de pensarlo un día, se da cuenta que no puede hacer lo que quiere, por lo que la bruja aparece de nuevo, ya no tan fea, y levanta la maldición porque él aprendió la lección.