1. ¿Qué son los Transgénicos?
Los transgénicos son organismos genéticamente modificados creados en laboratorios de Bio‐Tecnología, cuyas
características se han alterado mediante la inserción de genes de otras especies, por ejemplo, se le añaden genes
propios de peces a una variedad de soya para así otorgarle características nuevas que no son propias del organismo,
fundamentalmente hechos para ser resistentes a herbicidas que la misma empresa produce y resistentes al ataque de
plagas de insectos.
¿Riesgos de los Cultivos Transgénicos?
Diversos estudios internacionales comprobaron que la siembra de cultivos transgénicos daña de forma irreversible el
patrimonio agroecológico de un territorio. Un caso lo da la liberación al medio ambiente de polen proveniente de
cultivos modificados genéticamente, la que es una de las vías clásicas de contaminación en el maíz, ya que el viento es la
vía de polinización de esta planta.
¡Transgénicos en Chile!
En Chile la siembra de transgénicos ha sido bajo cuerda y sin protocolos de bioseguridad, lo que implica un grave riesgo
de contaminación biológica de los cultivos y malezas cercanas a la siembra. La demanda de las organizaciones de
agricultores es porque el gobierno mantiene en secreto los lugares precisos donde se localizan estos cultivos, afectando
los intereses de agricultores orgánicos y convencionales, trabajadores expuestos, comunidades vecinas y consumidores.
¡Movimientos anti Transgénicos!
El 2008, la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI) hizo un catastro en algunas regiones
detectando la presencia de transgénicos de maíz en las regiones de Rancagua y Arica. Ese mismo año el Instituto de
Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, determinó que maíces transgénicos
provenientes de semilleros contaminaron siembras de maíz convencional en Chile, según el muestreo realizado en la
Región de O’Higgins. Se analizaron muestras provenientes de 30 predios contiguos a semilleros de OGM, de los cuales
cuatro dieron resultados positivos para contaminación transgénica, en las comunas de Placilla, Santa Cruz y
Chimbarongo.
¡El Gobierno Niega Información!
Se ha pedido información al Ministerio de Agricultura acerca de donde están los cultivos y los semilleros y no han
obtenido respuesta. “Acá está en juego el derecho a la información de los cultivadores y las personas que viven
alrededor de estas plantaciones porque no saben a los que están expuestos. Parece que dicha información es un secreto
de Estado”.
¡Nuestros Ministros!
Desde 1992 que en Chile se ha permitido la internación de material transgénico y la única normativa específica en Chile
respecto a transgénicos se encuentra en una Resolución del Servicio Agrícola y Ganadero sobre Normas y Regulación de
Liberación de Transgénicos. Según dicho decreto, sólo se autoriza en Chile la entrada de semillas transgénicas para
multiplicación con fines de exportación, o sea, no se permite liberación de transgénicos para consumo, grave
desconocimiento de los peligros que conlleva la plantación de Organismos Genéticos Modificados, que en el caso del
maíz, solo necesita ser plantado, para producir contaminación a los predios aledaños, y terminan de igual manera en los
platos de los consumidores..
Una Comisión Asesora de Liberación de Transgénicos (CALT), dependiente del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), fija las
cláusulas de bioseguridad para los cultivos transgénicos en el país. Claro que es a puertas cerradas, ya que no está
2. abierta a la participación de organizaciones ciudadanas. Además, el país se ha vendido para afuera y en la conciencia de
los chilenos como “‘potencia agroalimentaria”, imaginario que se sostiene en el cultivo de salmón, fruta, vino y semillas,
marketing que provoca sospechas sobre las implicancias y daños futuros al ecosistema y el material genético de muchas
especies presentes en el país.
El ex ministro de Agricultura de Bachelet ya hizo su aporte al cultivo de transgénicos. Álvaro Rojas, ministro del ramo
hasta fines del año 2007, en marzo de ese año recibió entusiasta al vicepresidente de Monsanto, y anunció el interés
tanto de dicha trasnacional alimentaria como del gobierno de establecer 25.000 hectáreas de soya transgénica en Chile.
En el Parlamento en tanto existe un proyecto de ley –patrocinado por los senadores Alberto Espina (RN), Eduardo Frei
(DC), Fernando Flores (Chile Primero), Andrés Allamand (RN) y Juan Antonio Coloma (UDI)‐ que apoya la expansión de
estos cultivos transgénicos y no considera su etiquetado.
El gobierno del Presidente Piñera y los obtentores vegetales (nombre de fantasía de la transnacional semillera y
agroquímica Monsanto y otros) esperaban que el martes 5 de abril, el Senado terminara de aprobar la adscripción de
Chile al Convenio Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales (UPOV 91), sin embargo por amplia mayoría
de quince votos contra cuatro, y una abstención, los senadores acordaron escuchar primero la opinión de la ciudadanía.
Por tanto el proyecto (Boletín Nº 6426‐10) que estaba en segundo trámite constitucional luego de su aprobación por la
Cámara de Diputados en 2010, deberá ser analizado por la Comisión de Agricultura. Transversalmente los senadores
Ximena Rincón, Andrés Zaldívar, José García Ruminot, Hosaín Sabag, Guido Girardi, Antonio Horvath y Alejandro Navarro
plantearan dudas sobre sus consecuencias para los productores agrícolas nacionales.
La reacción parlamentaria es la respuesta a la movilización desarrollada por organizaciones sociales y ambientales ante
la reposición de la ley de transgénicos y su avance simultáneo con los proyectos de privatización de la semilla nativa y de
firma del convenio UPOV91. El Cabildo Ciudadano de Chillán Viejo (2 de abril), en que participaron más de 40
organizaciones locales, regionales y nacionales presididos por el alcalde de la comuna, Felipe Aylwin y por la Asociación
Gremial de Agricultores Orgánicos de Biobío, acordó solicitar al parlamento el rechazo de todas las leyes que pongan en
Peligro la semilla campesina, por la vía del otorgamiento de nuevos “derechos de obtentor” y la introducción de los
transgénicos. Los derechos de obtentor son una suerte de patente que ahora se pretende validar por 20 ó 25 años, para
Hacer dependientes a los campesinos y productores agrícolas de las corporaciones del negocio de la semilla transgénica
y los agro tóxicos.
Las demandas del Cabildo de Chillán Viejo al Senado, suscritas por organizaciones campesinas, productores orgánicos,
exportadores, consumidores y profesionales, están siendo dadas a conocer a todos los parlamentarios y fueron
entregadas directamente a Ximena Rincón y Alejandro Navarro frente a La Moneda, cuando la senadora depositaba allí
una carta dirigida al Presidente Piñera. Así confluyeron dos iniciativas ciudadanas anti transgénicos y en defensa de la
semilla campesina, desde el sur y centro del país. La senadora demandó el retiro del proyecto de transgénicos y el inicio
de un amplio debate respecto de todos los proyectos relacionados con el patrimonio genético por la vía de entregar el
control de la semilla y los alimentos, a empresas que sólo buscan aumentar sus ganancias.
En la sesión del Senado, la senadora Rincón mencionó que “el Gobierno le ha otorgado urgencia a varios proyectos
sobre obtentores vegetales y hemos concurrido junto al senador Navarro a La Moneda para pedirle al Gobierno que nos
dé tiempo para transparentar e informar a la ciudadanía sobre el alcance de estas iniciativas”.
¡Casos de Intoxicación en Chile!
Entre los fundamentos expuestos por las agrupaciones sociales se sostiene que saber la ubicación de dichos cultivos “es
especialmente necesario para quienes desarrollan en todo el país la agricultura orgánica, que se considera amenazada
por la posible contaminación genética de carácter horizontal proveniente de dichos cultivos, y también la exportación de
semillas provenientes de la agricultura convencional. Asimismo el alto consumo de herbicidas e insecticidas ligado a
estos cultivos afecta la biodiversidad, el desarrollo de la agricultura orgánica, de la apicultura y la salud de comunidades
3. vecinas, temporeras, pequeños propietarios y consumidores. Esto implica que las exportaciones de semillas, miel,
alimentos envasados, productos pecuarios y el conjunto de la producción agropecuaria orgánica quedan en riesgo de
contaminación”.
Y no es catastrofismo. Ya el 16 de enero del 2008, 13 temporeras(os) resultaron intoxicados por exposición al insecticida
Zero 5 EC, un piretroide de ANASAC que contiene 50 g del insecticida lambdacihalotrina. El hecho se registró en el
interior de un maizal transgénico contratado por Massai Agricultural Services, una exportadora de semillas híbridas y
transgénicas, cuya producción de maíz y soja proviene ‐entre otros‐ de semillas importadas de Monsanto y Syngenta. El
hecho ocurrió en el sector Bajo Lagunilla, en la Región del Maule. El episodio además demostró que, al contrario de lo
que afirman los promotores de los transgénicos, estos cultivos no disminuyen el uso de plaguicidas, especialmente de
herbicidas como es el caso de glifosato conocido comercialmente como Roundup. Estudios científicos independientes
han considerado el glifosato como extremadamente tóxico para la salud de las personas y muy dañino para el ambiente.
El Proyecto Express del Gobierno
El proyecto de Gobierno fue descrito como una vía rápida o express para la aprobación de los transgénicos en medio de
la desinformación ciudadana y sin garantías de protección a la biodiversidad, violando el derecho ciudadano a saber y
beneficiando solamente a las autoras/beneficiarias del proyecto, las transnacionales productoras de semillas
transgénicas (Monsanto/Semillas Sseminis, Syngenta y DuPont/Pioneer) y de plaguicidas que acompañan ese paquete
tecnológico. La iniciativa deja las decisiones sobre autorizaciones (artículo 27) en manos del Servicio Agrícola y Ganadero
SAG, un servicio sin competencia ni capacidad instalada para una tarea nacional de esa complejidad y trascendencia.
Incoherencias como el hecho de que la ley enuncie como objetivo (artículo 1) la regulación de los alimentos transgénicos
y en cambio sólo contenga un etiquetado voluntario sujeto a sanciones para los alimentos no transgénicos (artículo 17),
provocaron la hilaridad de la concurrencia. La ley implícitamente respalda el criterio de la “equivalencia sustancial” de
los alimentos transgénicos con los convencionales, una teoría añeja, sin respaldo científico, desechada en los países
europeos con que Chile comercia, donde el etiquetado de los transgénicos es obligatorio.
Los daños de los Transgénicos
Uno de muchos estudios internacionales como la Revista cientifica Journal of Biological Sciences sostiene con hechos
diversos casos donde se ha logrado asociar al uso de transgénicos a problemas con la salud:
‐Nuevas alergias: En Estados Unidos en el conocido caso del “Maíz Starlink”, del año 2000, se encontraron en la cadena
alimentaria trazas de un maíz transgénico no autorizado para consumo humano que provocó graves problemas de
reacciones alérgicas. Genera además resistencia a los antibióticos pueden transferir a las bacterias la resistencia a
determinados antibióticos que se utilizan para luchar contra enfermedades tanto humanas como animales. En este caso,
la Asociación de Médicos Británicos ha recomendó prohibir el uso de los genes en productos naturales.
‐Tóxicos en los alimentos. El cultivo de semillas transgénicas va de la mano del uso de productos químicos en la
agricultura, afectando tanto a los vegetales como la salud de la población que los consume.
‐Disminución en la capacidad de fertilidad. Según un estudio hecho por el gobierno austriaco, la fertilidad de los ratones
alimentados con papas modificadas genéticamente se vio seriamente dañada, con una descendencia menor que los
ratones alimentados con papas convencionales. A su vez, para la investigadora de la Universidad de Los Lagos, Sandra
Ríos otras de las consecuencias de la siembra de transgénicos es que Chile perderá su status de isla ecológica con
productos sanos, ya que no podrá garantizar cultivos libres de transgenia. “Significará la pérdida de credibilidad ante
mercados internacionales para exportar productos sanos y en caso contrario, convertirse en una potencia de
exportación de transgénicos”.
4. Desinformación, mal rotulado de etiquetas, contaminación ambiental, perjuicios para la salud, son algunos de los otros
efectos asociados a la producción y comercialización de transgénicos, que merece ser discutido y conocido por toda la
población antes de que uno o más de estos productos aterricen en su mesa.
La Gran Mentira
El Gobierno está pronto a enviar un proyecto de ley con miras a permitir los cultivos transgénicos para consumo interno.
Adicionalmente, en el Congreso, se tramita la ley de obtentores vegetales, que busca resguardar la propiedad intelectual
de las semillas genéticamente modificadas, entre otros. Tales iniciativas no sólo atentan contra la soberanía alimentaria,
sino que constituyen una verdadera sentencia de muerte para nuestro país, como ya ha ocurrido en Argentina o
Paraguay.
En Argentina, que reconvirtió gran parte de su agricultura para producir soya transgénica, la tasa de abortos
espontáneos experimentó un aumento del 400%. Tragedia aparte es el aumento exponencial de los niños nacidos con
malformaciones congénitas y daños neurológicos producto de la fumigación con el herbicida asociado a estos cultivos, el
Roundup Ready, elaborado en base a glifosato, tal como se muestra en la foto que acompaña a este texto (ver al final de
la columna). Adicionalmente, los científicos y médicos han dado la alerta sobre el daño que pueden producir estos
“alimentos” para el consumo de la población en el largo plazo, particularmente en niños y mujeres embarazadas.
Estudios independientes realizados con animales de laboratorio alimentados con productos transgénicos muestran,
entre los efectos negativos comprobados, riesgos de infertilidad, desregulación inmune, envejecimiento acelerado,
desregulación de genes asociados con síntesis de colesterol y regulación de insulina, cambios en el hígado, riñones, bazo
y sistema gastrointestinal, entre otros. En otras palabras, existe la experiencia empírica y la evidencia científica que
muestra el daño que ocasionan estos cultivos a la salud de la población, la agricultura y el medio ambiente; sin embargo,
el Gobierno pareciera desconocerlo por completo.
Por supuesto que nada de lo señalado más arriba aparece en los folletos promocionales de las empresas responsables
de estos productos. Tampoco se menciona nada de esto en los seminarios organizados por estas empresas, a los que
acuden regularmente el ministro de Agricultura, subsecretarios y multitud de funcionarios públicos; y también
parlamentarios. Para conocer la realidad, basta con cruzar la cordillera, conversar con los médicos rurales y revisar las
estadísticas oficiales; también revisar la información científica disponible y publicada por científicos independientes y al
servicio de la verdad, no de transnacionales. Así como hay abogados al servicio de narcotraficantes y médicos que
practican abortos, también hay científicos dispuestos a ocultar, enmascarar y segar la información, creando confusión y
dando la impresión de que la “ciencia” respalda toda esta aberración e irresponsabilidad sin límites.
La seguridad alimentaria de nuestro país está en peligro, así como la salud de nuestros hijos, empresas como las
Agroindustriales transnacionales, saben cómo lograr lo que se proponen, compran políticos, diputados, senadores,
gobiernos en todo el mundo. Se acercan sobre todo a países en vías de desarrollo, con la falsedad de que ayudaran a
levantar el agro, mienten en sus fundamentos, y cohesionados con los gobiernos de turno, se aprovechan de la
ignorancia de los pueblos, para hacerlos esclavos de su sistema comercial de patentes, envenenando sus suelos, el agua
y degradando las especies agrícolas nativas. Ya hay nombres de diputados y senadores, de izquierda, centro y derecha,
integrantes de Renovación Nacional, La Udi, Chile Primero y Democracia Cristiana, entre ellos un Ex presidente de la
Republica, que se auto define de Innovador y participe de círculos con nuevas miradas. ¿Qué creen ustedes como
ciudadanos que ocurre realmente, y que se ha gestado desde 1992 en nuestro país?