Este documento describe una construcción fotográfica titulada "Homo erectus en un paisaje enigmático" que combina tres fotografías modificadas digitalmente - un paisaje de Segovia, un hueso de ballena, y una escultura llamada "Homo erectus" - para crear un paisaje misterioso. El autor explica el simbolismo y significado detrás de cada elemento y cómo juntos crean una representación enigmática de la humanidad y su impacto en la Tierra.
2. 1. Se inicia el trabajo partiendo de una fotografía ori-
ginal tomada en un atardecer de un paisaje de
Segovia (España).
2. Empleando un programa informático de tratamiento
de la imagen, se comienza la ejecución de la obra
mejorando el enfoque y modificando el cromatismo
aplicando más azules.
3. 3. Para crear la parte rocosa y agreste del enigmático
paisaje, se emplea una instantánea original de un
hueso de ballena, captada en un museo situado en
Andenes (Noruega).
4. Se empieza mejorando el enfoque y eliminando el
fondo con uno de los procedimientos disponibles
en el programa, dejando libre solamente el hueso
de la ballena. Posteriormente se suaviza el contor-
no y se retoca alguna zona practicando clonacio-
nes a conveniencia.
4. 5. Se prosigue la creación de la construcción foto-
gráfica utilizando una fotografía de una escultura
propia denominada “Homo erectus”.
6. Del mismo modo que en la imagen 4, se mejora el
enfoque, se recorta la imagen y se suavizan los
bordes, ajustando después oportunamente el tono.
5. 7. Por último, montadas en capas las tres fotografías modificadas (la 2, la 4 y la 6), se efectúan los ajustes de-
seados de tamaño, tono, saturación, luminosidad, brillo y contraste, y se fusiona el paisaje y el hueso de ba-
llena para darle a la construcción el carácter enigmático pretendido.
6. TÍTULO: “Homo erectus en un paisaje enigmático”.
MEDIDAS: Variables.
FECHA DE REALIZACIÓN: Mayo de 2007.
FOTOGRAFÍAS EMPLEADAS: Tres tomadas por mí, proce-
dentes de: una de un paisaje, otra de hueso de ballena y otra
más de una escultura propia (“Homo erectus”).
TÉCNICA: Construcción fotográfica con recursos digitales.
COMENTARIO:
“Homo erectus” es una escultura propia realizada en No-
viembre de 2005, que muestra un zapato abierto femenino
con un tacón de punta desmedido, totalmente alógico, porque
se sale del plano de la base de la suela, y que está instalado
en el soporte de un globo terráqueo de uso escolar, sustitu-
yendo a la representación de la esfera terrestre. Su denomi-
nación se debe a que el zapato simboliza a la especie huma-
na (descendiente de ese homínido), pero el apelativo de
“erectus”, además, remite al estado de erección del tacón, ca-
si de priapismo, y representa el “falonarcisismo” de nuestra
especie, entendido como la actitud soberbia de la misma, ca-
paz no sólo de dominar la Tierra, sino de aniquilarla, por lo
que se presenta el zapato en el soporte de dicho globo su-
plantando a la propia Tierra. Esta escultura, enigmática de por
si, aparece integrada en un paisaje calificado de enigmático
por el sentido que he decidido darle, lo que explica su título:
“Homo erectus en un paisaje enigmático”. Existen siete ver-
siones de la obra.
Ese sentido misterioso está pretendido también por em-
pleo de un hueso de ballena, con el fin de crear la parte roco-
sa y agreste del mismo, como si de un acto de prestidigitación
se tratara, sustituyendo de manera sorpresiva y espectacular
una cosa por otra. Utilizo, además, un resto de este descomu-
nal mamífero por su conexión con la especie humana, con
“Homo erectus”, por su ligazón con nuestra cultura, ya que es
protagonista de diferentes tipos de relatos (en la mayoría como
monstruo marino que nos ataca -una muestra es el pasaje bíbli-
co que se refiere al profeta Jonás, que fue tragado por una ba-
llena, Moby-Dick, Pinocho, etc.-, pero en otras, más
“primitivas”, como animal sagrado), es el objetivo de un turismo
de avistamiento (iniciativa que me permitió hacer esta “captura”
fotográfica en un museo sensibilizado con esos cetáceos), y es
objeto de captura para fines comerciales (desde que se inicia-
ra, al parecer, en el siglo XI en el golfo de Vizcaya por pesca-
dores vascos, hasta la actualidad), motivo por el que también
es causa de acuerdos y desacuerdos entre los humanos (por
un lado con la firma proteccionista en 1946 de un acuerdo inter-
nacional, y con la creación dos años después del organismo:
Comisión Ballenera Internacional, y por el otro con el soborno
practicado de forma sistemática particularmente por Japón a
países miembros, para conseguir paralizar el propósito regula-
dor del C.B.I.). Quise usar precisamente un despojo del pobla-
dor más grande del Planeta, cosmopolita y gran migrador como
nosotros, para mostrar que se empequeñece sometiéndose a
nuestra codicia.
El cielo y la tierra participan de ese sabor enigmático que
introducen especialmente los dos componentes mencionados
(la escultura y el relieve rocoso), y efectúan su aportación como
ambientación escenográfica. El cielo con sus nubes rojizas,
siempre embriagadoramente misteriosas, anuncia un inminente
anochecer, un cambio de fase en el ciclo astronómico diario. La
tierra, en inevitable consonancia, va oscureciéndose progresi-
vamente desde la zona anterior, envolviendo parcialmente la
base de “Homo erectus”. Esta situación de ocultación solar
plantea ambiguamente, como enigma que es, sin resolver en
esencia, si el ocaso al que asistimos es el de nuestro planeta y
sus habitantes o si, como sería deseable, es el del carácter
“falonarcisista” de la especie humana.