La villa de Jarandilla, en España, celebra una fiesta anual el 7 de diciembre llamada Los Escobazos, en la que los residentes y visitantes se reúnen alrededor de hogueras y se saludan agitando escobones encendidos, mientras acompañan a la Virgen de la Inmaculada Concepción en procesión con antorchas elevadas. La fiesta conmemora tradiciones pastoriles y la llegada de los cabreros a la villa para la festividad religiosa, y es una oportunidad para disfr
¿Te Interesa formarte como monitor astronómico StarLight?
Fiesta de los Escobazos en Jarandilla de la Vera
1.
2. En el centro de la Comarca de la Vera, en Cáceres, se encuentra la villa
de Jarandilla. Esta localidad sufre una mágica transformación la noche
del 7 de diciembre, fecha en la que se repite, año tras año, un ritual que
atrapa a todos los lugareños y visitantes: LOS ESCOBAZOS, fiesta
declarada de Interés Turístico Regional.
Son distintas las teorías que nos llegan del origen de esta fiesta:
pastores que utilizaban los escobones como antorchas para alumbrarse
en el camino de regreso; familiares que esperaban la llegada de los
cabreros a los pies de la hoguera; escobonazos que iban y venían en
señal de júbilo por el encuentro de los seres queridos… y todo ello,
debido a que acudían al pueblo para la festividad de la Inmaculada
Concepción. Lo cierto es que esa noche el fuego es el principal
protagonista, ya que previamente a la procesión, sirve para que niños,
jóvenes y mayores se “aticen” con los escobones encendidos
y
posteriormente son esos escobones los que se elevan para alumbrar el
estandarte de la Virgen a lo largo de todo su recorrido.
Son muchos los preparativos que rodean esta fecha: hacer los
escobones, las hogueras, buscar ropas viejas que no prendan, organizar
las casas y bodegas con los dulces y alimentos que se ofrecerán a sus
visitantes, rellenar las botas de vino, acompañar a los mayordomos en
la petición de la rosca, buscar “trastos” viejos para echar a la lumbre…
pero todo ello va acompañado de gran júbilo y emoción.
Este día, en cuanto empieza a anochecer, podemos ver grupos más o
menos numerosos que intercambian cánticos y vítores a la Virgen de la
Inmaculada Concepción. Grupos que únicamente son disueltos porque
alguno de los numerosos escobones encendidos, que se distribuyen por
todo el casco antiguo, pasan entre medias de ellos o les “dan” con el
escobón (escoberas secas unidas y ensartadas artesanalmente).
Posteriormente cesa la “batalla” y se puede disfrutar de la procesión y
de las numerosas e impresionantes hogueras, en lo que a altura y
laboriosidad se refiere, que arderán al paso de la Virgen.
Esta es sin duda una de esas fiestas para vivirla desde dentro, para
sumergirse de lleno y disfrutar del fuego, los cánticos, el vino, la música
y el calor de todos los que participan en esta tradición tan singular y
espectacular.
www.lunacandeleda.com
@lunacandeleda