2. Huyendo de Jerusalén -allí se les perseguía-, llegaron hasta aquí algunos discípulos que anunciaban a Jesús tanto a los judíos como a los paganos. Por su palabra y por el testimonio de su vida, nace una comunidad cristiana muy viva. Antioquía, capital de Siria, es muy importante para nosotros: en ella se comenzó a llamar “cristianos” a los seguidores de Jesús. ¿Que cómo fue?
3. Un antioqueño pagano convertido fue Lucas. Hombre culto -hablaba y escribía muy bien el griego-, se interesó mucho por conocer a Jesús. Por eso, quiso saber de buena fuente cuanto pudo acerca de El y recogió muchos datos de lo que los Apóstoles y otros que conocieron a Jesús decían acerca de Él. No es raro, pues, que se diga de él que fue el primer historiador cristiano.
4. Pero Lucas no era un simple acompañante; compartía la tarea de evangelizar y apuntaba -de nuevo el historiador- las alegrías y dificultades que encontraba en su trabajo misionero. Sobre Jesús aprendió también mucho de labios de Pablo. Lo conoció en aquella comunidad y, más adelante, le acompañó en sus correrías por tierras del Imperio Romano anunciando a Jesús.
5. Lucas, además, era médico. Lo dice Pablo en la carta a los cristianos de Colosas desde la cárcel de Roma. ¿Y no acompañaría a Pablo en sus viajes por causa de su salud? Porque parece que necesitaba algún cuidado que otro. Y leyendo su Evangelio, se le ve el plumero: además de no criticar a sus colegas, diagnostica y describe las enfermedades con mucha precisión.
6. Pero nada les paraba en su anhelo de dar a conocer a Jesús y su mensaje en el mundo entero y de que, al calor del anuncio, brotaran por doquier nuevas comunidades cristianas: Filipos, Corinto, Efeso... Hay quien dice que hasta llegó a España. Por lo menos, las intenciones no les faltaron. Lucas, sobre todo, fue al lado de Pablo -y para seguirle hacían falta muchas agallas- misionero. ¡Qué viajes, en qué condiciones y qué peligros y persecuciones tuvieron que sufrir!
7. Y con todo lo que iba sabiendo acerca de Jesús, de las peripecias que vivieron los Apóstoles y los discípulos en los primeros años de vida de la Iglesia, de lo que él mismo experimentó, aprendió y conversó en sus viajes con Pablo y de cuanto reflexionó en sus ratos de oración, escribió y dejó para que todos la leyéramos una obra preciosa en dos tomos: el Evangelio -el tercero de los cuatro que conocemos- y los Hechos de los Apóstoles.
8. Con Jesús -nos dice en el Evangelio- la tan esperada salvación ha llegado ya. El es el único Salvador. Y lo es, sobre todo, porque perdona. La palabra y la realidad del perdón recorren todo el evangelio de San Lucas. ¿Os acordáis, por ejemplo, de la parábola del “ hijo pródigo”? Y un aspecto muy importante que recalca: la salvación no es exclusiva para unos pocos, como pensaban los judíos, sino para todos. Lucas, pagano, lo había experimentado en su propia vida.
9. En los Hechos de los Apóstoles narra cómo esa salvación se extiende poco a poco por el mundo porque Pedro, Santiago, Felipe..., ¡todos ellos!, con la fuerza del Espíritu Santo, dieron testimonio de Jesús “en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo”. ¡Qué bueno sería, agradecidos al Señor por Lucas, comprometernos a leer su obra! Seguro que, si lo hacemos, conoceremos mejor a Jesús y seremos mejores misioneros.
10. Texto e imágenes Revista Gesto, Nº 94 Power Point htpp://escuelajaire20.blogspot.com